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Melifluo de una M A R I P O S A por Gisselle

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Segunda etapa: «avgó»

 

 

Su ánimo decayó un poco el resto de la semana, Young Bae lo notó, pero no es como si no supiera el porqué, el pequeño Seung Hyun también estaba sufriendo una especie de confusión, estaba raro pero aún no se atrevía a contarles a sus amigos.

 

Así que un viernes Taeyang y Choi decidieron tener una plática con el menor. Llegaron a la hora del almuerzo, poco antes de que Lee lograra escapar de ellos, lo detuvieron en la entrada y le hicieron volver a sentarse en su oficina, después cerraron la puerta con seguro y ellos también tomaron asiento.

 

—Comienza a hablar Seung Ri—fue Choi quien rompió el silencio, Seung Ri tembló levemente por el tono que su primo había usado con él.

 

—No sé de qué hablan—respondió.

 

—Vamos Seung, que no somos tontos, llevas más de un mes evitándonos, desapareces siempre después del almuerzo y no volvemos a saber de ti hasta el día siguiente, ya ni siquiera nos buscas para salir, ¿Qué está sucediendo contigo? —Taeyang lo miró, la preocupación se notaba en sus ojos, miró a Top y él también parecía así. No lo había notado pero el mayor tenía grandes ojeras bajo sus ojos. Suspiró.

 

— ¿Quieren que sea sincero con ustedes?, la verdad es que ni yo mismo se lo que me está pasando, verán, conocí a este chico…y…es como si…

 

—Seunghyunie, ¿estas saliendo con este chico? —Ri posó su mirada en la ventana.

 

¿Estaba saliendo con Ji Yong?, pero si fuera así…

 

—No lo sé, Ji Yong, él es…especial, no es común, ¿saben? Desde que lo conocí aquel día no he podido dejar de pensar en él, y lo único que hago todos los días es conducir por horas hasta ese lugar, para encontrarlo y pasar la noche entre sus brazos, ¿es esto normal?—Top lo miró, comprendiendo sus palabras.

 

—Seung Ri, ¿él es el chico con el que te perdiste aquel día? —Y ahí iba Taeyang, Lee supo hacía donde se dirigía la conversación a partir de ahí.

 

—Sí, es él.

 

—Ese día, ¿te llevó a su casa?

 

—Ajá

 

— ¿F-fueron en su coche?

 

—No, caminamos.

 

—Entonces vive cerca

 

—Así es.

 

— ¡Seung Hyun! ¡¿Sabes acaso lo que dirá tu madre si se entera?! —se levantó de la silla y caminó por la oficina, luego se detuvo y puso las manos en el escritorio, lo miró—. ¿Estás seguro de esto Seung?

 

—Tae, ¿y si te dijera que lo amo y que no podría vivir sin él? —él también se levantó y fue hasta la ventana, admirando la vista desde ahí—. Tae ¿Qué puedo hacer si incluso enfrentaría a mis padres con tal que seguir a su lado?, ¿Qué puedo hacer si lo amo tanto que estaría dispuesto a dejarlo todo por él?,  dime Tae, ¿Qué hago si estoy dispuesto a dar la vida por él?

 

La mirada de Seung Ri estaba inundándose, Young Bae lo miró compasivo y Seung Hyun lo miró con una sonrisa. Él lo entendía, perfectamente.

 

 

 

 

 

Después de conversar con sus amigos pasó una semana sin volver a aquel bar, luego no soportó más, logró escabullirse de ahí, fue hasta su auto y condujo las siguientes horas, hasta llegar al final de la ciudad. Donde el letrero parpadeaba, invitándolo una vez más a entrar. Frecuentaba el lugar todos los días, pero aun así las luces le seguían cegando y no terminaba por acostumbrarse al olor de ese lugar, ni de ver las parejas teniendo sexo sin vergüenza alguna.

 

Logró llegar hasta la barra después de cruzar la marea de gente moviéndose en la pista.

 

— ¡Hey, Mino! —el chico tras la barra le sonrió, se despidió del otro barman con el cual platicaba y fue hasta él.

 

— ¡Seung! Pensé que ya no vendrías por aquí—le sirvió un Whiskey en las rocas, él no lo dudó y lo tragó rápidamente.

 

—El trabajo no me permitía venir—rodeó el lugar con los ojos, Mino se rio tras él.

 

—Está allá—le señaló la esquina con más gente, le sonrió a Mino y caminó hasta ahí. Mino le devolvió la sonrisa de siempre.

 

Llegó hasta la esquina, las personas estaban en círculo, al parecer había una especie de espectáculo en medio, logró escabullirse hasta el centro y lo vio. Ji Yong arriba de una mesa, bailando y dejándose tocar por todos. El cabello ahora lo llevaba rosa y sus ropas ese día eran bastante atrevidas, con la camisa transparente y la falda llegando a la mitad del muslo Seung Ri pensó que Ji Yong sí que era bastante descarado.

 

Se paró frente a él y en cuanto el otro lo vio le sonrió y se dejó caer en sus brazos, lo cargó hasta salir de en medio y después lo dejó caer.

 

—Creí que te habías olvidado de mi —le hizo un puchero. Lee lo miró bien, apenas eran las nueve de la noche pero Ji Yong ya estaba drogado y las marcas en su yugular le indicaron que ya había estado divirtiéndose antes de que llegara él. No es como si Ji Yong no se lo hubiera dejado claro antes, pero él si lo amaba y le dolía cuando el otro hacía eso, le dolía cuando le dejaba en claro que él no lo amaba.

 

No quería besar los labios que alguien más había disfrutado antes, no quería repartir caricias donde ya había otras, no quería poseer algo que no era suyo, pero ese chico siempre podía con él. Siempre terminaba cayendo y cuando se daba cuenta Ji Yong ya se encontraba contra la pared del baño siendo embestido por él.

 

Pasaron toda la noche bailando, restregándose entre ellos y fornicando en los baños, para cuando dieron las tres de la madrugada decidieron salir de aquel lugar. Seung Ri alcanzó a ver como se llevaban las últimas partes de su vehículo. Quiso seguirlos pero el otro se lo impidió. Después se soltó a reír a carcajadas.

 

 — ¡Acaban de robarme, esto no es gracioso! —el pelirosa lo miró y rio más fuerte—. Voy a llamar a la policía —tomó su celular pero le fue arrebatado.

 

— ¡Hey! Que aquí el idiota eres tú, ¿a quién se le ocurre traer semejante carro a este lugar?, no estás en tus barrios de niño rico donde la policía hace su trabajo, aquí la policía no existe—le devolvió el celular y comenzó a caminar lejos de ahí. Seung lo siguió segundos después, y Ji Yong volvió a reírse.

 

— ¿Ahora porque te ríes?

 

—Me rio de ti—lo miró divertido.

 

— ¿Por qué?

 

—Mírate Seung Hyun, puedes ir a donde tú quieras pero en lugar de eso me estas siguiendo a mí—y otra carcajada salió de sus labios.

 

—Eso es porque me gustas—le soltó, y es que no sabía cómo reaccionaría si le dijera que lo ama. Ji Yong dejó de reír y lo miró sorprendido.

 

— ¿Qué puede gustarte de mí? Ni siquiera soy alguien interesante—posó los ojos al frente, su mirada se perdió.

 

—Lo eres, eres muy interesante.

 

—Díselo a los demás, para ellos sólo soy interesante mientras me follan, después me olvidan—Seung Hyun lo sostuvo del brazo, le tomó la cara con delicadeza y lo obligó a mirarlo.

 

—Mírame, por más que lo he intentado yo no consigo olvidarte, me gustas mucho y tu sonrisa me hace alucinar, me encanta lo libre que eres y que vives sin preocupaciones, me gusta todo lo que eres tú, por favor mírame bien.

 

Esa noche hicieron lo que faltaba de camino en silencio, y cuando llegaron Ji Yong dejó que Seung Ri lo tomara de la forma que quisiera, se dejó llevar por las emociones del menor y permitió que el amor se colara entre los dos.

 

Por primera vez, permitió que Seung Ri le hiciera el amor.

 

 

 

 

 

Seung Hyun había tenido una semana dura, pero al fin era viernes y su martirio había acabado para siempre. Acababa de presentar su carta de renuncia, se despidió de sus compañeros y ahora se encontraba en el estacionamiento, el lunes sería presentado como el sucesor al presidente, al parecer su padre había notado un cambio en él y le había dicho que comenzaría a prepararlo para asumir el cargo que le correspondía. Llegó hasta su auto, sonrió al ver al rubio recargado en él. Parecía preocupado.

 

—Sisisisi, ya lo sé Hoon, ¡Pero debiste avisarme con tiempo! —se sobó el tabique de la nariz y suspiró, asintiendo, como si la persona tras el teléfono lo pudiera ver— ¡Son las diez de la noche! ¡¿Dónde voy a conseguir un taxi que quiera llevarme ahí a esta hora?! Sisisisi, para ti todo es muy fácil porque ya estás ahí, ¡¿Dónde mierda quieres que meta el equipo?! —Choi lo vio dar vueltas, claramente molesto y frustrado—. ¡Okey! Dejémosle todo el trabajo a Daesung como siempre, voy a ver como mierda le hago para llegar, pero te lo advierto Lee Seung Hoon, es la primera y última vez que te ayudo, ¡la próxima vez dejaré que te hundas tu solo! —colgó con furia, y hasta ese entonces se percató de estar siendo observado por el mayor.

 

—Estas sobre mi auto—le dijo burlón, Daesung lo miró, y luego al auto. Se quitó rápidamente.

 

—Oh, lo siento—Seung Hyun se subió al auto, Daesung caminó en dirección a la salida mientras buscaba algo en el celular, llevaba el ceño fruncido en una clara expresión de enojo. Choi no se resistió y condujo lentamente. Abrió el vidrio y le habló.

 

—Hey, Kang, a mí no me molestaría conducir toda la noche si es contigo—le sonrió, le pareció notar la cara del otro un poco enrojecida, pero después se esfumó.

 

—No soy tan fácil Choi, además tu auto es muy pequeño para lo que necesito—siguió caminando pero Seung volvió a llamarlo.

 

—Si te subes, puedo conseguir uno más grande, ¿Qué dices?

 

— ¿Y qué ganas tú? —le desafió.

 

—Tal vez pueda ganar algo de tu preciado tiempo—le sonrió pícaro, Kang rodó los ojos.

 

—Sé directo.

 

—Podrías darme un espacio en tu cama…

 

—Una cena, tú eliges el lugar—dijo y sin esperar respuesta se subió al auto. El mayor sonrió.

 

Pero el sucesor a presidente no se percató, que cuando llegaron a su casa para tomar una de las camionetas, se encontraron con su padre, Daesung lo saludó e hizo una reverencia, pero no parecía sorprendido.

 

 

 

 

 

Seung Ri despertó solo en aquel colchón, vio a Ji Yong  mientras tomaba una ducha y mientras se vestía.

 

—Deja de observarme—el pelirosa le sonrió.

 

—Es que me pareces hermoso, en verdad—Kwon terminó de vestirse y se sentó en su regazo.

 

—Mira lo que te he hecho, eres como uno de esos ricos que cualquiera puede estafar, diciéndole que es oro cuando en realidad es sólo una piedra pintada de dorado—susurró muy cerca de él, acariciándole las orejas. Seung tomó una de sus manos y la besó.

 

—A veces, las piedras resultan ser diamantes, ¿Qué serían los anillos de oro sin tales piedras preciosas que los adornaran? —Ji Yong le sonrió, mientras Lee repartía besos en toda su cara.

 

—Siempre sueltas esas frases tan extrañas, ¿de dónde has salido, eh, Lee Seung Hyun?

 

—Jiyongie, ¿quieres ir a mi departamento? —el otro lo miró interrogante, por al menos un minuto, después volvió a sonreírle y asintió.

 

Seung tuvo que llamar a Minwoo, su chofer, en cuanto este llegó le lanzó una mirada interrogante a Lee, él le sobó el hombro y subió al coche junto a Ji Yong. Pasaron horas dentro del auto en silencio, Ji Yong observaba como un niño pegado a la ventana fascinado con lo que le mostraba el mundo en ese momento; y cuando llegaron ya eran las once de la mañana; Minwoo abrió la puerta para ellos y se encontraron frente al imponente edificio.

 

Despidió a Minwoo con la mano y condujo a Ji Yong por las puertas del lujoso lugar.

 

—Seung, ¿esta es tu casa? —él le sonrió.

 

—Vivo en uno de los apartamentos, muchas más personas viven aquí, el lugar entero no es mío—En realidad sí, pero sería mucho más complicado explicarle eso. Subieron por el elevador aun con la mirada del más bajo recorriendo todo y observando hasta el más mínimo detalle, incluyendo el ceño fruncido que tuvo al encontrar una F en donde se suponía debía ir el número 4.

 

—Seung, ¿A dónde fue el 4?

 

—Es una clase de superstición, en chino el número cuatro se pronuncia muy parecido a la palabra muerte, entonces se cree que es un número de mala suerte, por lo tanto las personas dejaron de usarlo y en su lugar ponen F, es algo ridículo pero la gente sigue creyéndolo, así que es común—el de cabello rosado lo escuchó atento y cuando hubo terminado soltó una carcajada. El elevador se detuvo y las puertas se abrieron, condujo al chico hasta su apartamento mientras este trataba de controlarse del ataque de risa que había tenido repentinamente. Pasó la tarjeta y la puerta se abrió. Ji Yong se calló cuando estuvo dentro.

 

— ¿Eres un príncipe o algo así Lee Seung Hyun? —dejó caer la pequeña mochila que llevaba junto al sofá y recorrió el lugar con una mirada de asombro. Lee sonrió.

 

—Ahora el que está soltando frases extrañas eres tú—siguió al más bajo hasta el balcón.

 

Cuando lo vio recargado sobre el barandal, con ojos cerrados mientras el sol le iluminaba el rostro y el viento golpeaba sus cabellos, haciendo que se crearan ondas entre ellos, Seung se declaró perdido. Para ese momento su mente estaba flotando entre sonrisas tóxicas, ojos delineados y ese aroma a desconocido pero exquisito que desprendía el pelirosa.

 

Sabía que estaba enamorado ya, pero fue ese momento en que decidió que quería pasar el resto de su vida con ese chico.

 

—Me gusta tu casa—declaró el pelirosa unos minutos después, sacando al otro de sus pensamientos. Se acercó hasta él y lo abrazó por la cintura, recargando la cabeza en su hombro.

 

—Me agrada escuchar eso—hundió la nariz en el cuello del más bajo y aspiró su aroma. Estuvieron en esa posición durante minutos, hasta que el celular de Lee comenzó a sonar y tuvo que contestar. Dejó a Ji Yong en el balcón y contestó con voz cansada.

 

— ¡Seung Hyun! ¿Dónde estás metido esta vez?

 

—Bae, estoy en mi departamento…

 

—Bien, justo estoy en el ascensor, ¡espérame ahí! —le colgó, Seung frunció el ceño, y luego miró hacía el balcón.

 

¡Mierda!

 

Por un momento había olvidado que no estaba solo en su apartamento, y que tal vez no sería tan bueno que su amigo encontrara a Ji Yong ahí. Pero no podía correrlo, no quería. Young iba a tener que aceptarlo, sí o sí.

 

 

 

 

 

Young Bae no podía creérselo, definitivamente, eso tenía que estarlo soñando, o en cualquier caso tal vez ya se había vuelto loco y estaba imaginándolo. Incluso pensó que quedarse despierto en las madrugadas jugando videojuegos ya le estaba afectando.

 

Se encontraba sentado en la sala de conferencias, sin entender absolutamente nada de lo que pasaba ahí. Y es que cuando había llegado él se había quedado parado detrás de Lee Chae Rin, su jefa, como todo asistente, pero cuando su padre había entrado y lo había mirado, Taeyang se vio siendo casi jalado por él hasta ocupar el asiento que por derecho le correspondía.

 

Su amigo entró un momento después y despreocupadamente también ocupó su lugar asignado, el asiento de la punta, el del presidente de la compañía. El asiento frente a él se mantuvo vacío, al parecer el pequeño Seung Hyun no había llegado a casa.

 

No le tomó demasiada importancia, ya que tanto el como el ahora presidente sabían de sobra en donde y con quien debía encontrarse su amigo, ya se las arreglaría el menor después con su padre.

 

El primero en hablar fue el señor Choi, dando por iniciada la junta, se paró tras su hijo y colocó ambas manos en sus hombros, después dio todo un discurso sobre que él ya estaba en edad de retirarse y que su hijo había alcanzado la suficiente madurez que se requería para el puesto. También aprovechó el tiempo para presentar formalmente a su hijo y presumir sobre él.

 

El señor Lee le siguió el discurso, alegando la ausencia de su hijo en que había salido a un viaje de negocios urgente y por eso no había podido asistir. Pero dejando en claro que cedía el puesto de vicepresidente ante su hijo.

 

El señor Dong, su padre, fue el último en presentarlo, obviando la situación y yendo directamente al punto, donde él se retiraba y dejaba a su hijo a cargo de la otra vicepresidencia de la empresa. Como el señor Choi, su padre también se encargó de presumirlo, sin omitir el hecho que los tres amigos habían realizado sus estudios en el extranjero, graduándose con honores en Harvard.

 

Al final todos hicieron la típica reverencia a él y a su amigo, para después realizar el típico aplauso de felicitación. Young Bae notó por primera vez a sus padres orgullosos de ellos, a pesar de la falta del menor.

 

Cuando pudo librarse de todos los socios que querían estrechar su mano y conocerlo en persona, se despidió atareadamente de su amigo y salió casi corriendo hasta el elevador, mientras sacaba el celular en intentaba marcarle a su otro amigo.

 

Estaba tan concentrado en que su amigo le atendiera el teléfono y en los botones del ascensor iluminándose cada vez que llegaba a un piso que no se percató de la presencia de Lee Chae Rin, que lo miraba con claras muestras de querer hablarle pero al final ella no se atrevió.

 

Y fue lo mejor, si Bae hubiera notado su repentino interés solo se habría decepcionado.

 

Corrió hasta su auto en cuanto el ascensor llegó hasta el estacionamiento, manejó a prisa y justo cuando iba entrando al edificio en donde estaba el apartamento del menor, este se dignó a contestarle. Entró al elevador y le dijo rápidamente que ya se dirigía a su apartamento.

 

Caminó hasta el número del menor y buscó la tarjeta dentro de su saco, no llamó a la puerta, él nunca lo hacía. Cuando entró se encontró con la sala vacía, al igual que las demás habitaciones del lugar, entonces salió al balcón.

 

Nunca esperó encontrar a su amigo abrazado de la cintura de otro chico, riendo tranquilamente mientras señalaba en alguna parte de la ciudad y repartía pequeños besos en el hombro descubierto del más bajo.

 

—Seung Hyun…—el nombrado volteó a mirarlo y giró al otro chico junto a él sin soltarse.

 

—Bae, te presento a Kwon Ji Yong, el chico del cual te he hablado—y recargó su cabeza en su hombro despreocupadamente.

 

Dong tuvo una especie de deja vú, y su rostro se descompuso pero fue rápido y logró colocarse la máscara antes de que su amigo lo notara. Él no era ninguna clase de amigo que cela a sus otros amigos ni mucho menos, pero había algo en la mirada de Kwon Ji Yong que no terminaba por gustarle. Y no era que no notara que ese chico miraba con cariño a su amigo, pero también había algo más allá de eso en su mirada.

 

Si alguien le hubiera preguntado sobre eso, Young Bae habría dicho que la mirada en los ojos de ese chico estaba marchitándose.


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