Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

All The Glitters por Tuki29

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Segundo cápitulo! Espero que el primero haya ido bien, aunque fue más que nada una introducción en cuanto a la vida de JiMin. Ahora se hablará mucho más del mismo y de cómo se va a desarrollar la historia.

— La idea de esta actividad es que puedan desarrollar un informe completo, basándose en diferentes temas, los cuales serán expuestos frente al curso en unas semanas más. Como es algo extenso será un trabajo en pareja, pero esta vez seré yo quien designe a su compañero, ¿entendido? No existirán cambios, así que escuchen con atención a quien tendrán como camarada.


 


Genial, primera clase y ya tengo problemas. Había llegado temprano a mi lugar de estudios, sintiéndome un tanto animado por la clase de lenguas que tenía a primera hora. Una de mis aficiones era la escritura, la literatura, por lo mismo me caía como anillo al dedo dicha materia, pero claro, el calvo y odioso profesor había pensado en la gloriosa idea de poner equipos. ¿De cuándo impartía tal modalidad a la hora de entregar informes? Durante todos los años que había enseñado jamás se le ocurrió tal atrocidad, al menos en antaño nos daba la posibilidad de ejecutar el trabajo por cuenta propia, algo que siempre era mi primera opción. Ahora la lista avanzaba más rápido que nunca, tragando en seco cuando mi nombre fue pronunciado y tuve que alzar la voz. Varios voltearon a verme, claro, posiblemente no tenían idea de quién era y hasta podrían pensar que era un alumno nuevo, siendo que llevaba cuatro años allí.


 


— Park JiMin, tu compañero para esta oportunidad será Kim TaeHyung y serán el tercer equipo en presentar el trabajo, ¿vale? Tienen tres semanas para prepararse.


 


¿Kim quién? Busqué con la mirada al muchacho con el que debía entregar mi tarea en unas semanas y noté que alguien también estaba echando una mirada por todo el lugar. En un momento nos encontramos y se vio bastante animado. Sonrisa cuadrada, ojos llamativos y un semblante muy agradable, según logré analizar. El chico levantó una de sus manos y comenzó a saludarme como si su vida dependiera de ello, a lo que no tuve ni la más mínima idea de cómo reaccionar. ¿Estaba entusiasmado por trabajar conmigo? Podría asegurar que jamás me había visto y yo tampoco a él, pero parecía muy, muy feliz. Atiné sólo a levantar mi diestra y mover un poco ésta, respondiendo a su acción. Me sentía un idiota de primera, demostrándome una vez más que poco sabía socializar. Al menos la clase pasó con normalidad luego de ello y el receso se hizo presente, algo que me hizo suspirar. Tendría tiempo de leer un poco y comer algo; amaba hacer ambas cosas.


Tomé mis pertenencias y me dirigí hasta las afueras de aquella sala, caminando por los casilleros hasta encontrar el mío. Todo iba con normalidad hasta que alguien tocó mi hombro y me desconcertó por completo. Nunca nadie pretendía tener siquiera la intención de hablar conmigo, por lo que pensé que debía sólo ignorar aquello, pero la insistencia se hizo presente y me volteé para ver de quién se trataba. Extraño, pensé.


 


— Hey! Soy tu compañero en el trabajo de... ¿en qué clase estábamos? ¡No importa! Pero eres Park Min, ¿no? Encantado.


 


¡Perfecto! Me han puesto al lado de un retrasado que con suerte sabe en qué mundo vivimos y claro, no tiene idea de cuál es mi nombre. Le presentaré a mis padres, se llevarían muy bien, hasta tendrían algo en común ya.


 


— JiMin, mi nombre es JiMin y estábamos en clase de lenguas, TaeHyung. Supongo que debemos ponernos de acuerdo para organizar nuestras partes en el trabajo, así que tú dices. En los recreos no suelo hacer mucho, por lo mismo sería id-


— ¡Ven hoy a mi casa! Mamá va a preparar bocadillos y podríamos avanzar en el trabajo de biología, ¿te parece? ¡Te buscaré a la salida, JungMin!


 


El chico me había dejado boquiabierto, con las palabras en la lengua y realmente sorprendido. Tenía ganas de golpearle la cara y decirle que mi nombre era JiMin, no un derivado del mismo, pero había salido corriendo antes de escuchar una respuesta de mi parte. ¡Que el trabajo era de lenguas, joder! Prefería vivir sin saber que ese muchacho atolondrado respiraba, quien a simple vista se veía muy simpático, pero lo sería si no hablara. ¿Qué rayos haría en su casa? Jamás fui donde ningún amigo, porque claro, no los tenía. Dijo que su madre estaría allí, ¿acaso le había pedido permiso con anterioridad? Mi mente justo ahora era un lío y pensé en ir a rogarle al profesor que me dejara presentar mi trabajo en solitario. ¿Qué pasaba si inventaba algún tipo de enfermedad altamente contagiosa? Podría hacer una buena acción y decir que no quería enfermar a TaeHyung, pero algo me decía que no iba a funcionar en lo absoluto; no sé mentir y no se me iba a dar mágicamente en esa oportunidad. Suspiré, a sabiendas que no tenía escapatoria.


El día avanzó cómo debía ser, sin embargo, la idea de salir por alguna ventana estaba tentando mucho a mi mente. Durante toda la jornada no me topé más con TaeHyun, lo que me hizo pensar que sólo teníamos una hora juntos en la mañana, pero descarté la idea cuando su nombre en la lista había sido pronunciado y él no estaba allí. Perfecto, era un holgazán y hasta se saltaba las clases, aunque si lo pensaba bien ese era un comportamiento normal para los chicos de mi edad, pero en mi lista de cosas por hacer eso no estaba en ningún lugar. Al menos ahora tenía la esperanza que no iba a estar esperando por mí, lo cual me hizo respirar tranquilo.


Entre pausas y clases fue que la hora voló y pronto la salida estaba a minutos, donde ahora me encontraba alistando mis pertenencias para regresar a casa. No tardaba casi nada en dicho tema, por lo mismo en tanto sonó el timbre me levanté de mi puesto y salí de allí. No estaba tan cansado, pero tenía algo de sueño y frío, siendo perfecto llegar a casa y recostarme por un rato. Sí, eso haría, eso si el retrasado que tengo ahora por compañero no hubiese tocado mi hombro nuevamente y no me estuviese dedicando esa sonrisa tan particular y cuadrara que portaba. ¿Qué de malo hice? Siempre procuré ser un chico correcto, hacer bien las cosas, no maldecir y no caer en vicios malos, pero de todas formas la vida me estaba castigando.


 


— ¿A dónde ibas? Recuerda que tenemos un trabajo de matemáticas pendiente y que debes ir a mi casa, YoungMin.


 


Bien, cuenta JiMin, cuenta hasta mil y no pienses en todas las formas que existen de matar a una persona. ¿Cuándo rayos iba a entender que mi nombre no era ese? Mejor aún, ¿cuándo se daría cuenta que debíamos presentar un trabajo de lenguas? A estas alturas comencé a pensar con total seguridad que el chico contaba con un serio problema de retención de información y que sería un completo caos hacer un trabajo a su lado. ¿Y si salía corriendo y me cambiaba de instituto? Todo era menos descabellado que la simple idea de hacer un informe con él.


Pensé en la negación de acompañarle, pero esto llegó a mí demasiado tarde, pues en un abrir y cerrar de ojos TaeHyung se encontraba tomando de mi brazo y jalando del mismo, hablándome como si nos conociéramos desde siempre. Su tema principal era la comida, los videojuegos y que estaba emocionado por saber qué tan malo era en ellos. Se veía contento con la idea de retarme y pasar un momento conmigo, algo que me extrañó. Por una parte estaba algo hastiado de escuchar sus ideas ridículas y sin sentido alguno, las cuales iban acompañadas de risas por lo poco creíbles que hasta para él sonaba, empero, por otro lado me sentía intrigado y, para mi sorpresa, algo ansioso. Ese chico había sido la primera persona que me notó, el primer individuo que no me juzgo por mi apellido y por la familia adinerada de la que venía. ¿Cómo no saber que era hijo de una de las cabezas de Corea? Mi padre tenía un puesto importante en la política del país, pero él no parecía tener dicha información en su mente. Tal vez era mejor, quizás con él podría comenzar como un lienzo en blanco, no como Park JiMin, el hijito de papá que todo lo tiene y que es un arrogante de primera. Quizás, sólo quizás, podía encontrar un amigo en él.


 


— ¿Y qué hay de ti? ¿Qué te gusta, KwangMin?


 


Se había volteado a verme, todavía sin soltar mi brazo y me dedicó otra de las miles sonrisas que ya me había regalado. ¿Había pensado que él podría ser mi amigo? No, definitivamente no, porque a los amigos no tenías ganas de matarlos cada cinco minutos o cada vez que abrieran la boca. Esto iba a ser un gran, gran problema. 

Notas finales:

Lo mismo que antes, espero que esté teniendo aceptación y que se vaya desarrollando bien. 

Nos vemos en el tercero. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).