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Ciego o estupido por gns

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Notas del capitulo:

Practicando con este nuevo tipo de relato. No prometo nada.

 

Ciego o estúpido

 

 

 

 

1-      El plan

 

 

 

 

Como había sucedido ni él lo sabría explicar pero pasó, así de simple había sido todo. Que gran estupidez y hasta ahora se daba cuenta de ello. Testarudo.

 

 

Tenía más o menos solo dos meses de relación con la amazona y ni un maldito beso, todo por la estúpida máscara que portaba, cosa que ya le causaba ira y no era bueno mintiendo.

 

-Inmaduro –dice la amazona con los brazos cruzados

-¿Qué? –pregunta el caballero

-Eso es lo que eres, un inmaduro –repite la amazona con voz firme, por algo había sido la maestra de Pegaso-. Lo supe desde un principio, eres admirable en el campo de batalla pero terrible en lo sentimental. Terminamos –su voz era firme como su semblante porte

 

Aioria se queda con la boca abierta, él era el que iba a terminar con ella no ella con él. Su rostro comienza a llenarse de ira que adquiere un color rojizo bastante llamativo, oprime sus puños con fuerza.

 

-No, yo termino contigo –corrige el leonino con el pecho erguido

-Inmaduro… -recalca la voz femenina

 

La amazona se da media vuelta para comenzar a caminar lejos del hombre, lo último había comprobado sus sospechas. Aioria podía ser apuesto, fuerte, el sueño de cualquier mujer hecho realidad pero tenía ese algo que faltaba en ese príncipe de ensueño.

 

 

 

Al día siguiente…

 

Milo come una rebanada de pizza ya fría, hace dos horas que se encontraba en el templo de Leo, soportando el largo parlamento del leonino sobre su fallida relación, que repetía una y otra vez, ya casi podría recitarlo el escorpión de memoria y ordenar cada palabra de la A hasta  la Z y viceversa, hasta alinearlo de forma mental, que ya le dolía la cabeza de solo pensarlo.

 

-¿Y Lyfia? Era linda la chica con un rostro inocente… –menciona el escorpión con una forzada sonrisa de dientes-, linda…

 

Aioria lo mira de reojo para sacar aire de sus fosas nasales, Milo sospecha que lamentará haber preguntado.

 

-Comenzamos una relación de distancia, cartas y esas cursilerías pero… -cruzándose de brazos- siempre me hablaba que ella esto, que ella lo otro, que Odín esto, que Odín lo otro. Me canse de copiar poemas de los libros de la biblioteca personal de Camus, además de pagar para que me los tradujeran

 

Milo decide guardar silencio y no hacer otro comentario. No entiende como pagar para traducir poemas si Camus tenía una colección de libros de todos los idiomas hasta extensas novelas de seis a doce tomos de ediciones limitadas. Que exageración, todo por no esperar hasta que un director la adaptara al cine si estas eran tan “buenas” como dicen.

 

-Debo conseguirme una pareja y enseñarle a esa amazona de lo que se perdió –se promete el leonino levantando su fuerte brazo frente a su rostro

 

Milo se pone de pie enseguida, le comenzaba a encantar que camino comenzaba a tomar todo esto. Esa era su especialidad, causar alboroto, organizar diversión pero sobre todo ayudar a quien lo necesite, en este caso Aioria. Con ayuda claro y ya tenía en mente a esa ayuda, de la cual arrastra al castaño hasta la persona indicada.

 

 

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-¿Tú quieres que? –Pregunta Shaka levantando el cejo algo molesto

-Es algo sencillo, tú solo mueve tus influencias e ilumínanos –menciona el escorpión con una sonrisa seguida de otra de Aioria

 

El rubio de virgo se queda pensando por un largo minuto, era obvio no iba a deshacerse de esos dos necios, separados tenía oportunidad pero juntos eran calamidad. Solo que esto se llevaba todas de todas. La raza humana era tan predecible como impredecibles eran sus lógicas y sus locuras.

 

-Yo no leo las cartas… -pronuncia con voz serena y calmada

-Pero puedes preguntarle a Buda –dice Milo ya molesto, llevando sus puños a los extremos de su cintura mientras que siente un dolor de sus extremidades dormidas por la posición- Shaka es un favor a un amigo, no pensé que tu egoísmo fuera para tanto

 

Un repentino dolorcito en su frente comenzaba a palpitarle la cabeza, era un dolor jamás sentido antes, jaqueca. Virgo suspira baja la mirada por dos segundos, los presentes siguen allí sentados en esa incómoda posición de meditación, aunque claro sin la meditación.

 

-De acuerdo –sale de sus labios

 

Tanto Aioria como Milo se miran con una gran sonrisa mientras Shaka concentra su cosmos, esa energía tan cálida y acogedora que los presentes se sienten en las nubes, volando. Casi como aquella vez cuando fueron al bar para festejar el cumpleaños de Camus, hundiéndose en una borrachera que el cumpleañero tuvo que llevarlos de regreso al santuario para dejarlos justo en la entrada de la primera casa. Camus había sido muy agradecido para haberlos arrastrado de regreso pero no directo a sus camas sino a la vergüenza de la resaca del día siguiente, con las burlas de todos.

Virgo era gentil, callado y hasta idolatrado que su cosmos como sus palabras era tomado muy en serio, por lo que sus palabras tan sabias no eran tan a la ligera.

 

 

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Allí se encontraban guiados por su poca lógica no tan convencidos pero que darían el primer paso.

 

-¿Seguro? –Pregunta un Aioria no tan convencido

-Claro, Shaka lo dijo, desde cuando él se equivoca –afirma Milo empujando al leonino- adelante. Ve tigre digo León gggrrr –hace el escorpiano un sonido de rugido- sobre tu presa ggrrrr  -imitando unas garras con sus dedos- je je hola patriarca, buen día –sonriendo al ver su ilustrísima con un rostro serio, jovial pero de pocos amigos, siendo acompañado de su buen y respetado amigo- hola maestro Dohko

 

Shion decide pasar de largo, restando importancia al caballero ya estaba acostumbrado al comportamiento de este, por ello ambos veteranos mejor apresuran su paso para poner una buena distancia del guardián de la aguja escarlata.

 

Leo al fin logra llegar hasta aquella mesa que compartían sus compañeros, todos hombres; según Virgo lo que Aioria necesitaba era experimentar y que mejor que con alguien que compartiera sus mismos pasatiempos, sudor, combate, rudeza, metas, bravura. Adrenalina pura y quizá hasta una muy posible buena golpiza de por medio.

 

-Hola –saluda con una sonrisa sacudiendo su mano como si fuera un robot- ¿cómo se encuentran? –pregunta en voz muy alta

-Leyendo –responde Camus muy secamente

-¿porque? –pregunta el leonino de forma tan natural

-Porque esto es un taller de lectura –bufa Camus más secamente- y te agradeceríamos que dejes de interrumpirnos

-¿Dónde dice eso? –brama el bicho desde la puerta con voz potente en defensa de su amigo

-Ejem… -interrumpe una voz

 

Milo voltea a ver a Mu, quien le señala con el dedo índice de la mano derecha el letrero pegado a la puerta “Salón de Lectura. Favor de guardar silencio. Gracias” en letras rojas y un marco dorado con fondo blanco para luego entrar a tomar asiento con el resto de los chicos, el primer guardián saca de una mochila un libro mismo que le entrega a Saga con una sonrisa de por medio. Sin darse cuenta el escorpión, Aioria ya se encuentra a su lado, observando lo mismo que este, ambos se lanzan una mirada seria; habían hecho el ridículo. Solo había una segunda opción.

 

-Plan B –dice Milo golpeando la palma de su mano con su puño- no tiene por qué enterarse que es tú pareja. –Sonriendo el bichito- Solo debes hacerle creer a ella que lo es, sin que él sepa que no es lo que ella cree que es, sin que él realmente sepa que es lo que realmente no es pero tú sabrás que es lo que no es aunque parezca que si lo es y yo sabré todo lo que realmente es y no es -sonriendo

 

Aioria le da un tic en el ojo de tanto es y no es, y ella no sepa que es, que se rasca la cabeza pero si Milo estaba a su lado en todo esto entonces quizá si era lo que es o no es… realmente ya ni sabía lo que era o es que no es.

 

 

 

 

Día siguiente…

 

 

El caballero dorado de Leo menea la capa majestosa con su reluciente armadura que brilla más con los cálidos rayos del sol, casi cegando a todo aquel que se le cruzase en su camino. Escorpión con la misma aptitud que el primero, con el mentón en alto y una sonrisa, ambos se encaminan hacia el salón principal, la razón Shion daría su discurso de inicio de semana y todo caballero dorado debía estar presente, siendo que en los alrededores los caballeros de plata se reunirían, con las amazonas y los soldados rasos para presenciar la figura de Athena en lo alto.

 

-No olvides el plan –recuerda Milo a su amigo- el mínimo detalle cuenta

-Ya lo sé –responde el leonino casi con los pelos de punta- pero y si… ¿sospecha?

-Tkss ni que fuera adivino –contesta el escorpión- tu sigue el plan que yo me encargo del resto ¿de acuerdo?

 

Leo afirma con la cabeza, viendo a unos cuantas escaleras arriba a Shaka platicando con Mu mientras suben, ya una vez todos dentro, Shion comienza con su discurso ya de memoria para todos. Dos filas, seis caballeros en cada lado, solo separados por una alfombra roja bastante limpia, excepto quizá por unas cuantas pisadas que eran precisamente de ellos. Repentinamente Aioria recuerda el plan, levantando ligeramente el rostro mira de reojo a su compañero, era una buena suerte que le tocara justamente junto a él, su corazón comienza a bombear rápidamente que sus tímpanos se quedan sordos. Ignorando ya todo el memorable discurso hasta que su mente retoma el presente, cuando la fila se pone más firme por que Athena comienza su caminata hacia el balcón, donde su caballería la espera. Allí es donde tiene que actuar aunque sus nervios le ganen, por suerte Milo estaba cuidándole las espaldas.

Los gritos de euforia rebozan con la diosa presente mientras los doce caballeros la rodean, siendo que Milo apresura el paso y con la punta de su calzado atraviesa el camino de uno de sus colegas provocándole que este pierda el equilibrio y caiga derecho a los brazos de Leo, con la cabeza posada en el fornido pectoral del leonino; quien lo estrecha con cariño rodeándole toda la espalda con sus fuertes y poderosos brazos. Varias miradas, todas ellas de hecho lo han visto que se han quedado mudos y con los brazos alzados en la mitad de su alabanza pero reaccionan a los pocos segundos para terminar sus halagos.

 

Nadie comento nada no era el momento, todo normal de regreso a sus templos. Leo da vueltas como una fiera enjaulada casi comiéndose las uñas de incertidumbre. Unos pasos apresurados llaman su atención, es Milo quien regresa de su “Misión secreta”, el bicho se sienta en el sillón y le indica a su amigo que haga lo mismo.

 

-¿Y? –pregunta Leo nervioso

-Lo difícil ya paso –responde el escorpiano muy feliz- todos lo vieron y son testigos para que no digan que fueron mentiras. Y para que no quede la duda –mirándose las uñas con ahínco- me encargue de fomentar esos rumores –Aioria abre sus orbes en grande-, dije un par de cosas nada comprometedor pero si son listos ya deben de hacerse una idea con lo visto esta mañana y lo que verán –sonriendo mostrando todos sus dientes al leonino

-¿Qué verán? –Pregunta Leo reflejándose en la dentadura de su compañero

-Pues que hacen un par de enamorados… -mirando a Leo quien no responde

 

 

 

El día siguiente del otro día

 

Con la excusa de sentirse incomprendido y casi abandonado por su hermano, fingiendo agonía en su soledad, Leo se las arregla para que explícitamente el peli azul le haga compañía por un rato y nada menos que con un corto paseo.

 

-Gracias por acompañarme –dice Aioria con una sonrisa

-De nada –responde Saga mirando desde hace un rato el canasto que lleva el leonino-, lamento lo de ayer –menciona el peli azul apenado

-No es nada para que son los compañeros –responde Aioria sujetando con fuerza el canasto, mismo que Saga señala con el dedo índice-. En… bueno es un bonito día y para agradecer tu ayuda bueno, decidí traer un par de bocadillos –responde el castaño de forma natural- no sé tú pero yo tengo mucha hambre –dice palmeando su abdomen- ¿no apeteces?

 

Saga mueve con negación la cabeza, por lo que Aioria derrama una gota de sudor, el Géminis se ponía difícil, aunque nadie le dijo que sería tarea fácil. Sus agudos sentidos gatunos pronto captan voces, susurros no muy lejos, su corazón palpita de adrenalina.

 

-Vamos Sagita –dice el leonino de forma amistosa que cualquiera que lo escuchara diría que amorosa- no le digas no a este tú leoncito favorito –sonriendo

 

Saga abre sus orbes verdes oscuros, un rubor se tiñe por sus pálidas mejillas, nunca había visto a Leo actuar de esa forma tan… extraña y que le avergonzaba, era algo tonto e infantil por no decir ridícula. Pero lo que ignora el Géminis es que a unos metros de distancia, detrás de una enorme roca, dos figuras femeninas se encuentran escondidas, ellas habían escuchado todo. Los ojos femeninos ocultos detrás de la impuesta máscara amazónica, veían un león romántico que sacudía una canasta ante el Géminis ruborizado.

 

-En… este… yo –Aioria lo calla colocando su dedo índice en los labios del peli azul

-No te presionaré, será cuando realmente lo desees. –Quitando su dedo de los labios de Saga, que ahora luce más que confundido por tales palabras sin sentido, al menos para él- mientras disfrutemos de este hermoso día –Saga afirma con la cabeza sin comprender nada- ¡Bien!

 

Leo saca una manta roja del canasto que extiende por el suelo para comenzar a colocar los bocadillos alrededor, Saga toma su lugar frente al castaño, quien tararea una canción, una que el peli azul desconoce pero que lo pone nervioso. Algo le pasaba a Aioria pero no le parece el momento correcto de preguntar. Más tarde lo averiguaría.

Los bocadillos eran postres, pay con crema, tartas de mermelada, tartas de chocolate y crema de leche, donas azucaradas o espolvoreadas hasta bañadas en suculento chocolate, todo dulce que el peli azul duda en probar pero que le gana la curiosidad, de pronto su estómago comienza a hacerle una revolución. Saga dirige su mano a su abdomen cuando comienza hacer un sonidito extraño, algo sube por su garganta; Aioria solo devora una enorme dona glaciada rellena de crema mientras toma una soda de naranja. De pronto su mirada se fija en el rostro pálido del gemelo, blanco como un papel y casi con los ojos nublados.

 

-¿Te sientes… -antes que termine la pregunta, Saga inclina el rostro para sacer todo lo ingerido en aquel mantel junto donde el leonino había recién apoyado su mano

 

El resto de la dona que le quedaba al castaño cae, rodando por el suelo, la mueca de Aioria era de asco, lo peor era que Saga no dejaba de vomitar, el sonido se colaba por sus tímpanos y luego el olor, siente ese aroma por sus fosas nasales, y un sabor agrio. A los pocos segundos el peli azul se encuentra palmeando la espalda del castaño, pues este había comenzado a devolver el estomago también.

 

 

 

En la noche del mismo día

 

 

Milo se encontraba sentado en ese viejo sofá, con una huella de golpe severo en la mejilla, Camus había sido muy agresivo y todo porque el escorpiano le había prestado sin permiso un fino y antiguo mantel de punto fino, mismo que le devolvió limpio pero desmanchado. A Milo solo se le había ocurrido quitar las manchas del vomito usando cloro, el resultado había sido unas muy llamativas manchas blancas sobre el mantel rojo tulipán.

 

-Lo lamento –se disculpa el castaño al notar el claro golpe de su compañero

- ¡Bah! Cuando tengas uno igual a ver si dices lo mismo –responde algo huraño

-¿Y qué sigue? –Pregunta el leonino para cambiar el tema

 

Milo abre sus orbes azules, era cierto aún se debía seguir con el plan pero de todos los presentes el desgraciado e iluminado Shaka tenía que optar por el mojigato de Saga, porque no mejor Afrodita; un par de piropos, perfumes con chocolates y listo en la palma de la mano. Debían de pensar mejor las cosas, los postres no eran buena opción, los chocolates ni hablar…

Una sonrisa se dibuja por los labios del escorpiano, una malévola, Aioria traga saliva por tan solo verla.

 

 

 

 

Día siguiente…

 

 

El leonino había invitado sin excusas al peli azul a que lo acompañara a conseguir una varas para unas flechas que deseaba hacerle a su hermano, y Saga no tuvo opción de negarse, estimaba al arquero además le debía un favor por lo del mantel; Milo se encargó de hacerle saber al gemelo el odio profundo de Camus por la pérdida del trapo caro, claro dejando a Leo como la víctima en la historia.

Saga llevaba cargando unas varas mientras Leo hacía lo propio, el sol se encontraba de manera masoquista con ellos pero el camino que usaba el castaño era precisamente con maña. El peli azul comienza a sentir una brisa fresca, los pocos árboles comienzan a sacudir sus ramas hasta hacerse más espesos, y llegar a un pequeño lago en lo profundo de ese bosquecito. Leo sonríe al ver de reojo al gemelo, su piel aterciopelada por el baño del sudor, sus mejillas rosadas y su mirada brillante al ver tal tentación de paisaje. El plan salía a la perfección, con la excusa de tomar un descanso, los dos caballeros toman lugar debajo de un frondoso árbol, de hermosas flores lilas, dejando apaciguar por la suave brisa refrescante del lugar.

 

-Sabes –habla Leo con una sonrisa- me apetece un baño –dice leo poniéndose de pie para despojarse de la camisa, dejando a la vista su dorso bien formado y bañado por sudor-. ¿No vienes?

 

Saga niega con la cabeza para bajar la mirada, Aioria le da las espaldas y se acerca más a la orilla donde se quita los pantalones para meterse al agua, Leo se zambulle y sale a flote solo para notar que es ignorado por el peli azul, quien mira hacia otro extremo. El castaño bufa mientras nada hasta escuchar su nombre a un lado de este, nadando hasta el lugar descubre a Milo sumergido y oculto por un arbusto falso.

 

-No puedes hacer nada bien –le reclama el bicho a su amigo

-No quiso nada –se defiende el leonino- que deseas, que lo aviente a la fuerza o que

-SSShhhhhh cállate –le dice el escorpión asomándose un poco para ver a Saga dormitar bajo el árbol- tenemos que hacer algo… y pronto antes que lleguen

-¿Qué? ¿Quiénes? Milo que…

-Esto me va a doler más a mí que a ti pero lo hago por ti porque soy tu amigo y los amigos se ayudan entre sí –dice el bicho- ponte macho, macho –lanza con advertencia

 

Aioria no tiene tiempo para preguntar más cuando ve como su compañero se sumerge, sus orbes se abren tan grandes cuando siente que es despojado de su prenda interior y siente un piquete en el muslo, sus orbes se nublan y se cubre la boca para no gritar del dolor, luego es empujado hasta quedar de nuevo a la vista de Saga quien parece reaccionar ya de su sueño, pero Aioria luce pálido que comienza a salpicar el agua, algo que nota el Géminis.

 

-Saga –grita el leonino no muy fuerte tratando de mantenerse a flote

 

El peli azul se levanta sin comprender lo que sucede hasta que deja de ver al castaño a flote, Saga se cubre la boca con la mano, Leo se ahogaba pero no que sabía nadar, sin pensarlo el gemelo corre y se lanza con rapidez al rescate. Escasos minutos dos figuras comienzan a salir del lago, Aioria siendo ayudado por el peli azul, Saga lo sostiene del brazo con su hombro mientras un rubor le cubre casi todo el rostro, el leonino se encuentra totalmente desnudo, con su hombría al aire libre. Pero los ojos de Saga no han sido los únicos que han visto el encanto del guardián de la quinta casa, dos mujeres y un par de soldados han visto como dos caballeros de la elite de Athena se encuentran recostados bajo un árbol, y uno de ellos totalmente desnudo.

Los chismes se regarían como pólvora y por si las dudas, la ropa interior del castaño con un dibujo de un león con corona se encuentra flotando hasta llegar a una orilla no muy lejos, con el signo grabado del propietario. Todo gracias a Milo de escorpión que como método de fallos había escrito el nombre de su compañero con un plumón indeleble.

 

“Para mi Rey León con amor Saga”

 

Dicha prende ahora yace en manos de una mujer, cuya compañera la mira con la máscara puesta.

 

Milo quien se encontraban escondido detrás de unos arbustos grandes, mira todo con una gran sonrisa de satisfacción, el plan salía mejor de lo inesperado y todo gracias a él.

 

 

 

…………………………………………………………………..

 

 

 

-¿Ya te enteraste? –Pregunta Dohko a su buen amigo

-Te refieres a eso que todos comentan –responde Shion de forma relajada

-Quien lo hubiera pensado –contesta el chino

-Aioros lo sabrá-

-Quizá

-¿Qué pensará de ello?

-Yo hubiera imaginado otra pareja

-Creo que yo también

 

 

 

Mientras tanto…

 

 

 

Saga muerde unas galletas integrales, cortesía del buen y sofisticado Camus. El acuariano de vez en cuando realizaba citas en su templo, de las cuales Saga era el que más solía asistir, Mu siempre estaba ocupado cuidando a Kiki que solo tenía tiempo para la lectura, Camus no le agradaban los niños interactivos como ese pequeño latoso. El de cabellos aguamarina sorbe con elegancia su té.

 

-En serio no perdonaré a Milo –dice Camus asentando su taza en la mesita- era un mantel antiguo, regalo de mi abuelita (q.e.p.d.) que a su vez su madre le dio y la madre de esta. Era una herencia.

-No tienes hijos… ¿A quién ibas a heredárselo? –suelta el gemelo sorbiendo su té en ese momento incomodo

 

Camus solo bufa y sigue bebiendo su té hasta que recuerda ciertos rumores que llegaron a sus oídos.

 

-Es cierto lo que se dice por allí. No es que yo preste atención a esos rumores –menciona el Acuario teniendo la atención del peli azul- y no me importaría pero… creía que éramos amigos… -Saga levanta el ceño, no comprende- es solo que pensé que me lo dirías y no me enteraría por allí, por terceros

-Lo lamento no pensé que desearás las tacitas de colección, se las regale a Kiki para que jugara con Seiya y los otros –responde Saga

 

Camus abre su boca tan grande que Saga piensa que sufrió de alguna fractura pero la expresión de Acuario se serena, si le dolió aquella revelación, deseaba esas tacitas de edición limitada que Athena había traído de Japón y para desgracia de su suerte, Saga había sido el afortunado del ridículo juego en quedárselas. Aioros y Shion tenían otro juego pero el patriarca era el patriarca y Aioros, bueno esas manos de mantequilla rompía hasta una taza de plástico, el muy gaznápiro.

 

-En fin, debo admitir que aquello no me lo esperaba –responde el custodio de Acuario- pero en fin no soy rencoroso. A lo que me refería es que no era de mi conocimiento que te gustaba el arroz con popote

-El que…

-El volteado de piña

-¡Eh!

-Que te gusta la leche de gato –grita ya sin paciencia    

 

Saga ladea la cabeza todo confundido.

 

-Que Aioria y tú se dan de lengüetazos en el río

-Lengüetazos…

-Se besuquean en el río y quien sabe que tanto más y no deseo saberlo –marcando un límite con las palma de su mano sobre la mesa

-¡¿QUÉ?! –grita Saga levantándose de su asiento todo alterado

-Los han visto y hasta dicen que dejan por allí “recuerditos” –doblando sus dedos índices y medios al aire en la última palabra

-…Recuerditos ¿Cuáles? ¿Quién lo dice? –brama el gemelo alterado dando vueltas sobre su mismo eje

-Todos –responde Acuario- los han visto, digo si no quieren que la gente hable, sean más precavidos y menos calenturientos –dirigiendo su mirada hacia lado contrario, que no nos encontramos en primavera, aún

-Es mentira -grita Saga muy ofendido y con las mejillas rojas

 

El gemelo avergonzado u ofendido más de la cuenta, solo sale disparado del templo de Acuario, viendo por todos los rincones de las escalinatas como si fuera espiado, incluso el ruido de unos pájaros lo asustan que baja corriendo las escaleras para cruzar los templos. Los guardianes que se encuentran algo ocupados y otros no, los cuales le lanzan una mirada acompañada de una sonrisa socarrona al gemelo. Saga baja con más rapidez pues ahora entendía el porqué de esas sonrisas a sus espaldas, incluso esas miradas a su persona, el gemelo se siente sucio que cuando llega a su templo se encierra con el pecho palpitante y mira con detenimiento la puerta como si alguien fuera a abrirla. Por suerte la Casa de Leo se encontraba vacía al igual que la de Sagitario, no deseaba verlos a la cara, se moría de vergüenza por los rumores.

 

Pero en la Casa de Virgo, el guardián se encontraba meditando con Mu cuando el gemelo cruzo corriendo, a lo que el rubio no tiene más remedio que decir su travesura cuando el peli lila comienza una extensa platica de lo inapropiado y lo apropiado de sus compañeros.

 

-¿Hiciste qué? –Pregunta Mu sin poder creerlo

-Fue una broma –revela Shaka- algo así como una lección pero nunca pensé que ese par de idiotas se la creyeran

-Pero… y los otros… los han visto y…

-Sospecho de Milo…

 

Mu cubre su boca con su mano para ocultar su risa, era gracioso las locuras de Milo y Aioria pero estas últimas se llevaban todas las coronas, aunque Saga estaba sufriendo y quedando en ridículo pero lo que era curioso es que a pesar de todo, el plan de Milo estaba dando resultado. Marin y toda persona cercana a ella, ahora pensaban que Aioria y Saga eran pareja hasta el patriarca comenzaba a poner en dudas esos chismes, mismos que ya habían llegado a oídos de Athena. Lo que ignoraban estos dos es que una sombra había escuchado su revelación, la figura se había detenido instantes antes que el rubio abriera la boca sobre su travesura. Unos ojos brillan en la sombra y una sonrisa la ilustra, sería una venganza por todas las cosas que le habían hecho, como ninguno de los dorados había sentido su presencia, la esbelta figura abandona de manera silenciosa el templo de la virgen. Tenía mucho que planear pero antes tendría que pensar en que forma usar a ese par de idiotas.

 

 

 

 

…………………………………………………………………………..

 

 

 

 

Era extraño pero agradecía su compañía en esos momentos, Kanon su hermano se encontraba en el reino de Poseidón y en esos momentos todo lo que necesitaba era apoyo incondicional, no burlas ni miradas de por medio. Camus se había presentado desde temprano a la tercera casa, brindando a Saga su apoyo y llevando consigo un buen desayuno que el gemelo agradece de todo corazón. Todo transcurre con calma, ligeras pláticas cotidianas tratando de no tocar dicho tema hasta que el acuariano decide tomar una iniciativa.

El rostro de Saga palidece de golpe, su expresión es inexplicable, un tono rojizo comienza a colorearlo hasta casi dejarlo morado, sus puños se contienen; Camus juraría que las orbes de Saga casi se tiñeron de rojo y sus cabellos comenzaban a quedar pálidos. El peli azul saca aire de golpe de sus pulmones por medio de un suspiro, su rostro se vuelve serio, casi el de siempre pero sus puños tardan en suavizarse, pasan minutos, quizá dos o tres hasta que sus orbes verdes las dirigen hacia su invitado.

Con toda la calma retoma su lugar puesto que se había puesto de pie de la pequeña mesa, su voz es tranquila que Camus jura y podría perjurar que el gemelo lastimaba sus cuerdas vocales por tal esfuerzo de orgullo y dignidad. Tomando la pequeña cucharilla de su taza de café, el francés se muestra frío pero disfrutaba de ese pequeño instante de poder y control, Acuario comienza a hablar de todo mientras que el mayor escucha, con su mejor sonrisa fingida, apretando las uñas en la madera de la mesa.

 

 

 

…………………………………………………………..

 

 

 

La pobre mujer sale disparada directo al suelo, el dolor del brazo le es insoportable, las demás se quedan estáticas, con el corazón temblante ante aquel caballero femenino de plata. Marín se encontraba esos últimos días de un humor negro, sus golpes eran fuertes y sus palabras como acido corrosivo, solo la amazona de Cobra sabe bien lo que le sucede a su compañera y sonríe ante ello. Incluso los caballeros de plata se apartaban de los entrenamientos de la mujer. Shaina camina directo a la castaña al ver como la última aprendiz se levanta con el brazo sangrante, con un ademán de mano las despide, lo que las chicas agradecen de todo corazón, deseaban encontrarse lejos de allí o al menos no volver hasta que el humor de la otra mujer mejorará.

 

-¿Celos? –Pregunta

-¿Qué?- responde con otra pregunta la castaña- ¿De dónde sacas eso? Por supuesto que no

-Entonces no te importará felicitarlo –menciona la otra- hay fuertes rumores de… un matrimonio

 

Marín casi se le cae la mandíbula por aquellas palabras, cosa que adivina la otra mujer, la castaña no comprende que como en cuestión de días, muy pocos días y Aioria ya se encontraba planeando una boda. Como era posible aquello, la mujer debía pensar con la cabeza fría, si debía hacerlo y solo una idea se le cruza por la cabeza en esos justos momentos. Una idea que es la única que puede explicarle todo y salvarla del ridículo, sin mencionar del menguado orgullo.

 

-El desgraciado solo querría jugar conmigo –dice apretando su puño delante de su rostro oculto-, Aioria ya tenía una relación… -su compañera le pone atención- jugaba conmigo y con… Saga al mismo tiempo. Maldito solo se divertía… solo era una aventura

-Dicen que antes tenía una relación con una joven en Asgard –menciona la amazona de la Cobra- pero… porque nadie sabía lo del caballero de Géminis

-Quizá porque el desgraciado lo negó –dice la mujer castaña con voz llena de ira- como lo hizo conmigo, siempre me dijo que fue una amiga. –Agregando con voz ya más calmada para dirigir su rostro hacia su compañera- Aioria miente, se encuentra engañando a Géminis, el desgraciado León se ha estado burlando de todos

-¿Eh? Cálmate –aconseja la otra tocándole el hombro- solo son imaginaciones, son tus celos que…

-Aioria ha estado jugando –grita llena de ira de nueva cuenta-, él…, terminamos porque querría acostarse conmigo ¿entiendes? –Shaina se queda callada- Leo quiere llevarse a la cama a Géminis

 

La peli verde se queda callada, tratando de asimilar las palabras de la otra mujer, no cree mucho en ellas pero tampoco desconfía de ello. Los caballeros dorados eran los más fieles a la diosa Athena y los más poderosos pero eran hombres después de todo, el celibato no era un requisito. Los romances entre ellos tampoco era algo impropio o prohibido, de hecho en tiempos remotos era algo aprobado por su fuerte dedicación y encierro que conllevaba su vida al servicio del santuario.

Y si su compañera casi amiga tenía razón, ese León leproso se encontraba jugando con demasiado fuego, Saga era un caballero admirable y amado en esa tierra santa, a pesar de lo ocurrido años atrás, el caballero de Géminis seguía gozando de afecto y respeto.

 

-¿En qué puedo ayudarte?- sale de sus sellados labios

 

Palabras pronunciadas con fuerza y decisión es lo que resuena en los tímpanos de la castaña, Marín no iba a permitir que Aioria siguiera por allí libre jugando como chiquillo a rienda suelta, aunque nunca imagino que la víctima fuera precisamente esa persona, esa figura que por años inclino la cabeza ante su presencia pero a la vez la más vulnerable de todos los doce caballeros dorados.

 

 

 

 

……………………………………………………………………….

 

 

 

El sol no solo trae un nuevo amanecer con sus rayos, un día entero había pasado sin más contratiempos ni planes efectuados y como si todos se hubieran puesto de acuerdo, se mantuvieron en sus respetivas tareas y templos, pensando y analizando, tanteando el terreno a pisar.

 

Los pasos metálicos resuenan en los doce templos, cada uno con su caballero correspondiente, cada uno pisando la entrado de su recinto, doce rostros diferentes y solo unos cuantos con el mismo objetivo.

 

Afueras de los recintos, cerca de las escaleras que conducen a la primera casa, dos mujeres miran una casa en particular, decididas para dar comienzo para desenmascarar a cierto León devorador del santuario.

 

Mientras que en la sexta casa, Virgo siente las vibras, una extraña sensación lo invade y solo en ese momento piensa seriamente en las palabras del guardián de la primera casa.

 

 

-“No habrás metido la pata” –

 

 

Shaka comienza a razonar y dar por meditar muy seriamente en esa frase, algo en su intuición le dice que el verdadero juego estaba por comenzar y él lo inicio. Sacude la cabeza para despejar su mente y dando media vuelta se adentra a su templo pero se detiene en seco, un cosmos sube al quinto templo, lo conoce bien, algo anda mal, una gota de sudor resbala por su frente pero no tiene tiempo para pensar más porque otro desciende, y si sus cálculos no fallan este tenía que ir a la misma dirección. Pero no eran los únicos, dos más aunque débiles comenzaban a subir por la primera casa y uno de ellos, tenía cierto prevalecer en una emoción.

Ese día no era de buena suerte para el rubio, porque dos presencias más se situaban justo cerca de la entrada del santuario.

 

Una joven de cabellos azules claros se encuentra en la entrada del santuario, siendo acompañada por otra mujer rubia y de cabellos rizados de gran volumen, Lyfia se encontraba dispuesta a luchar y dar una nueva oportunidad a su amor con Aioria, ya que su devoción había resultado fallida.

 

Recargando su espalda en la columna de su templo, Shaka por primera vez en su vida comenzaba a temer mientras que un caballero de lo más calmado sorbe de su taza de té.

 

 

 

 

 

 

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