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“No te conocí, te reconocí. Llevo años soñando contigo”.
Me he puesto a pensarlo mucho y hay algo que le debo a la presidenta y eso es… Mi cercanía con Yukimura-sempai, el vicepresidente del consejo estudiantil.
Gracias a su castigo de tener que ayudarles a las chicas con el festival lo conocí y me di cuenta de la persona increíble que es, él va en segundo año, tiene 16 años, es mucho más bajo que yo, su complexión es delgada, sus ojos son grandes, expresivos y hermosos, su rostro es totalmente divino y sus labios, sus perfectos labios rosas que se ven simplemente divinos cuando sonríe.
Oh sí, es todo lo que parece, yo estoy totalmente enamorado de él, de su bondad, de su ternura, de su forma de ser, a pesar de que yo no sé qué es lo que él siente o que es lo que pasa por su linda cabeza al verme, me gustaría que también pudiera pensar en mi de la misma forma, realmente amaría eso.
Comencé a acercarme a él con el pretexto de “acostumbrarme a las chicas”, fue una buena táctica ya que nadie hizo más comentarios al respecto, decidí que usaría una táctica así en el momento en el que lo vi vestido de chica por primera vez y me di cuenta lo hermoso que se ve de esa forma, él no tiene nada que envidiarle a una porque él tiene toda la belleza y dulzura del mundo.
Mientras más pasaban los días más me iba enamorando de él y por eso mismo cada día comenzaba a aparecerme más en el consejo estudiantil, solo porque podía estar al lado de Yukimura-sempai a cada segundo, solo para simpatizarle, solo porque trataba de ser alguien especial para él, y es que… solo con pasar un día a su lado ya no puedes sacarte su sonrisa y sus bellos gestos de tu cabeza por más que lo quieras, él es el típico chico que quieres tener a tu lado, para hacerlo feliz y para protegerlo, eso es lo que puedes saber con el simple hecho de mirarlo a los ojos, es tan indefenso y lindo que cualquiera podría acecharlo, pero para eso estoy yo a su lado, para que de esa forma nadie hoce intentar tocarlo, para que nadie hoce pretenderlo o hacerle algo. Yukimura-sempai es mío.
No sabía si mis esfuerzos daban frutos o no, pero cuando menos me lo di cuenta comenzaron las llamadas en las noches para platicar un poco antes de dormir y después desearnos las buenas noches, también comenzamos a salir a diversos lugares, las primeras veces que salía con él era a comprar cosas que el necesitaba o que en caso contrario su preciosa hermanita a la que adora se le ofrecía, pero después las cosas cambiaron un poco, comenzábamos a salir solo porque si, solo para divertirnos, solo para pasarla bien y todos esos momentos son los que yo más amo.
Pero no todo es tan bueno como parece, nunca lo es, claro está. A Yukimura-sempai realmente parece gustarle la presidenta y la verdad no es como que me sorprendería, aunque bueno si lo haría debido a su carácter, pero fuera de ello es una persona buena y físicamente es bonita, quién podría competir contra ella.
Cuando le pregunté directamente a mi sempai si acaso le gustaba la presi él dijo que sí, yo sentí como mi corazón se hizo añicos en ese momento, le remarqué que era demasiado directo a lo que él respondió nervioso explicando que “no le gustaba de esa forma”, no de la forma romántica, aunque no lo demostré me sentí aliviado de escucharlo, internamente sonreía y estaba feliz, entonces no debía preocuparme tanto por ella, era obvio que la admiraba por su resalte en una escuela que anteriormente era solo para varones, pero no más.
Después de todo lo que ha seguido pasando hoy por fin me decidí a invitarlo a salir, tal vez el no piense que será en plan romántico, pero ya lo notará en su momento, esperé a que fuera un fin de semana que estuviera libre de cualquier compromiso para poder hacerlo, no quería interferir con alguno de sus planes, causarle problemas es lo que menos me gustaría, así que como sabía que hoy no tenía nada que hacer llamaré para saber si quiere hacer algo.
Pesadamente y con mi mano un poco temblorosa saqué mi celular de mi bolsillo y busqué su número entre mis contactos, tenía que ser muy seguro de mí mismo, debía serlo, me armé de valor y comencé la llamada.
—Bueno… Kano-kun, ¿qué tal estás? -Cuestionó energéticamente, eso me cohibía un poco, bueno, la verdad es que me hacía ponerme nervioso.
—H-Hola Yukimura-sempai -Mencioné tratando de sonar normal -Estoy bien, gracias, ¿qué tal usted? -Cuestioné dándome ánimos internos para no arrepentirme de lo que haría.
—Bien también. ¡Me alegra que llamarás! -Mencionó feliz, yo sentí como mi corazón latió fuertemente al escucharlo.
—Este… sempai, ¿le gustaría salir hoy a dar una vuelta? -Cuestioné antes de perder mi valor.
—¡Claro Kano-kun! ¡Me encantaría! -Mencionó de una manera tan alegré que sentí que me emocioné de solo escucharlo.
—Entonces pasaré por usted a las tres -Mencioné más calmado y más seguro de mí mismo, hasta yo podía sentir que mi voz irradiaba seguridad.
—Está bien, te espero, nos vemos -Mencionó finalmente, yo solo hice un sonido de aprobación y corté la llamada.
Eran las doce del mediodía, había un gran tiempo de espera entre la hora que transcurría y la hora de ver a mi sempai, sin esperarlo más fui a buscar la ropa que usaría ese día, cuando solíamos salir solía usar mi ropa habitual, capuchas, jeans y esas cosas, pero hoy era especial, debía ser diferente, además no había vestido bien desde la vez que habíamos hecho la prueba para meseros promocionada por la escuela Miyagobia.
Busqué entre toda mi ropa lo que se viera más decente, al final elegí una camisa de azul cuadriculada, jeans de un tono azul fuerte y zapatos cafés para hacerle juego al cinturón, también había decidido dejar mis lentes, quería verme bien, pero tampoco quería verme tan extravagante. Me duché y me vestí, al terminar faltaban dos horas y media para pasar por mi sempai, la espera me carcomía, tuve que hacer muchos méritos para no salir corriendo de mi casa para verlo de una vez, habíamos quedado en una hora con él y no podía o más bien no quería parecer tan desesperado y que se llevara una mala impresión de mí, eso jamás me lo perdonaría.
Después de mi tan frustrante espera por fin dieron las dos y media de la tarde, hora perfecta para caminar hasta la casa de mi sempai para pasar por él.
Caminé a paso veloz y terminé llegando diez minutos antes de la hora, cuando estuve frente a la entrada salió Ruri, me sentía apenado.
—Hola, ¿vienes a ver mi hermano? -Cuestionó sonriéndome bellamente, pensaba que su sonrisa debía ser como la que mi lindo sempai había tenido en su infancia.
—Si -Mencioné asintiendo sonriéndole apenado.
—Espera un poco, le diré que estás aquí -Mencionó entrando de nuevo a su casa -¡Hermano, te buscan! -Gritó y después me sonrió.
—¿Huh? Ya voy Ruri -Mencionó en un pequeño grito mi sempai.
—Ya viene -Mencionó Ruri feliz -Bueno, me voy a jugar con mis amigos, nos vemos después -Mencionó sonriéndome pasando a mi lado, yo solo realicé un ademán de despedida sonriéndole.
—Kano-kun -Mencionó mi sempai apareciendo en el marco de la puerta -Disculpa haberte hecho esperar, por cierto… Kano-kun, tus lentes -Mencionó sorprendido. Al verlo me di cuenta de lo bien que se veía, más que bien se veía hermoso, él también vestía más formal que siempre, traía puesta una camisa roja de manga larga resaltaba de alguna manera el ardiente color de sus ojos, unos jeans deslavados y zapatos, realmente se veía muy bien.
—Yo… quería verme un poco diferente hoy -Revelé apenado -Oh y no, discúlpeme por llegar antes -Mencioné apenado desviando mi mirada.
—Pues te ves realmente bien -Mencionó sonriéndome cálidamente, yo sentí como un sonrojo fugaz apareció en mis mejillas al escucharlo -Y no te preocupes, subiré a mi habitación por unas cosas y bajo para irnos -Mencionó sonriendo -En seguida regreso -Asentí a sus palabras aún sin mirarlo, no podía creer que él también se hubiera vestido un poco más normal para la simple “salida” a la que lo había invitado y por haberme dicho que me veía bien sin mis lentes.
Después de unos minutos regresó sonriéndome tan cálidamente como siempre, nos dirigimos caminando al parque de la ciudad, mientras íbamos camino al lugar íbamos platicando de varias cosas, era agradable que siempre podíamos hablar de muchos temas y la conversación no acababa más bien parecía ir en aumento a cada momento.
Al llegar al parque comenzamos a caminar través de este sin ninguna dirección solo para disfrutar el día juntos, mientras caminábamos cerca de unos árboles por el pasto mi sempai tropezó con una de las raíces.
—¿Se encuentra bien, Yukimura-sempai? -Cuestioné mientras lo mantenía sostenido entre mis brazos, su rostro se encontraba muy cerca del mío, antes de que cayera había logrado sostenerlo para evitar que se hiciera daño.
—S-sí, e-estoy bien -Mencionó mientras su cara enrojecía encantadoramente.
—Eso me da gusto, no sé qué hubiera hecho si le hubiese pasado algo -Mencioné sonriéndole sinceramente.
—G-Gracias Kano-kun -Mencionó tratando de sonreí con su lindo sonrojo, con cuidado dejé que volviera a caminar a mi lado, había sido lindo tener su rostro tan cerca.
Continuamos caminando por el parque hasta llegar a una banca. Cerca de nosotros había un grupo de tres chicos que no le apartaban la mirada de encima, sentí como un gran enojo surgió dentro de mí, que se creían ellos para mirar tanto y disfrutar de la belleza de mi Yukimura-sempai, pero bueno dejaría pasarlo mientras no intentaran nada.
—Yukimura-sempai, ¿gusta algo de tomar? -Cuestioné sonriéndole.
—Pues… Tal vez una soda -Mencionó apenado.
—De acuerdo, iré a traerla -Mencioné sonriéndole, él asintió, cerca de donde estábamos había una máquina de bebidas así que no me alejaría tanto.
Tardé poco, pero cuando regresé a donde estaba mi sempai este no estaba, los chicos de apenas un rato antes también habían desaparecido, temí lo peor así que corrí dejando caer las dos latas de refresco al suelo, solo quería encontrarlo y corroborar que todo estuviera bien.
Lo busqué por varios lados hasta que llegué a una parte frondosa de árboles bajos, pude escuchar la voz de Yukimura-sempai pidiendo ayuda, eso automáticamente me hizo darme cuenta de su situación.
—¡Por favor, déjenme ir! ¡Alguien ayúdeme! -Gritó asustado mientras finas lágrimas amenazaban de brotar de sus bellos orbes.
—Eres muy lindo para que hagamos eso -Mencionó uno de los tres chicos.
—Así es, así que es mejor que seas buen chico y que cooperes con nosotros -Mencionó un segundo.
—Anda que yo quiero divertirme con él primero -Mencionó el tercero, mi disgusto ya no daba para más, me hervía la sangre.
Caminé hasta donde estaban los tres chicos que tenían acorralado a mi sempai contra un árbol y les partí la cara los tres, no fue tan fácil eran tres contra mí, pero logré salir victorioso del enfrentamiento aunque era claro que me había llevado uno que otro golpe.
—Kono-kun -Mencionó Yukimura-sempai abrazándome fuertemente -Pensé que esos chicos me harían algo malo -Mencionó comenzando a llorar, yo solo me dediqué a acariciar gentilmente su cabello tratando de calmarlo.
—Discúlpeme por hacerlo pasar por esto -Mencioné abrazándolo con más fuerza a mi cuerpo -Si esos idiotas le hubieran hecho algo yo no hubiera podido perdonarme -Mencioné frustrado.
—No fue tu culpa -Mencionó separándose un poco de mí quitando los rastros de lágrimas de su rostro -Eres increíble por haber rescatado de ese trío, no sé qué haría sin ti -Mencionó dulcemente, su sonrisa era cálida, sentí como mi corazón latió con fuerza.
—Yukimura-sempai -Mencioné acorralándolo contra el árbol como lo habían hecho anteriormente los otros chicos, pero no de la misma forma obscena que ellos -No creo que se esté dando cuenta de las palabras que está utilizando -Mencioné mirándolo directamente a los ojos, este pego sus brazos al árbol mirándome fijamente sus orbes temblaban, subió una de sus manos para cubrir su rostro sonrojado por mi acción, eso fue algo adorable ante mis ojos.
—Sé lo que digo -Reveló dejándome impresionado, mis ojos se abrieron enormemente al escuchar sus palabras.
—Entonces… no se opondrá si… -Comencé a mencionar quitando su mano de enfrente de su rostro -Es tan adorable -Mencioné haciendo que se sonrojara aún más, finalmente subí con mi mano su mentó para que me viera directamente a los ojos y lo besé, lo besé de una forma tierna y sin prisas, era mi primer beso con él y debía ser algo inolvidable, sus labios eran tan cálidos, tan dulces, tan de él, no había mejor sensación que esa.
—Kano...kun -Mencionó débilmente al separar mis labios de los suyos, sus manos habían subido a mi pecho para aferrarse a mi camisa.
—Yukimura-sempai lo quiero -Revelé finalmente.
—Yo también te quiero Kano-kun -Mencionó dejándome sin habla, no podía creérmelo, era correspondido por él, mi corazón latía tan fuertemente de la alegría.
—Realmente es un encanto sempai -Mencioné volviendo a atrapar sus labios en un beso, pero estaba vez uno más exigente, quería más de los labios de mi Yuki, quería más de él, mi sempai pasó sus brazos tras mi cuento para juguetear con los mechones de mi cabello.
No podía creer que mi amor era correspondido, pero era feliz por eso, él era mi primer amor y procuraría que fuera el único, como yo también esperaba ser el único en su vida, tenía a un hermoso ser delante de mí, él era lo que tanto había soñado y ahora que lo tenía a mi lado solo iba a procurar amarlo y hacerlo intensamente feliz mientras eso estuviera en mis manos y aunque no, lo seguiría haciendo.