Lo había juzgado mal.
MUY MAL.
Para él. Desde que lo vio y escuchó su inconfundible apellido, era un niño mimado y malcriado.
Anthony Edward Stark era la persona más odiosa que había llegado a conocer. Había crecido en una cuna de oro, sin preocupaciones, sin obligaciones o responsabilidades, acostumbrado a tener todo y a todos a la mano, haciendo y desasiendo todo lo que le venía en gana sin importar a quien se llevaba en el camino.
Y dios. Que equivocado había estado.
Vale, Tony no era el chico ejemplar, se la pasaba en fiestas, prácticamente todos los días vivía borracho y drogado, se metía en camas diferentes todas las noches, reía cada vez que se aprovechaba de unas o incluso de unos, le gustaba jugar, le contestaba a los profesores, no asistía a clases y se iba de pinta cada vez que podía.
A pesar de todo tenía un promedio de 10 y no porque fuera un Stark. Tony, a sus 19 años cursaba su último año de universidad porque tenía una gran mente y una inteligencia insuperable, los profesores lo odiaban porque había ocasiones en las que no podían negar sus errores frente a él, frente a un mocoso.
Nunca entendió por qué, siendo tan desordenado en su vida general, sus estudios se mantenían con un margen de importancia intocable. La respuesta la tuvo al escuchar una conversación de Tony con su padre. El Señor Howard Stark.
Era un hombre duro, frío e inhumano.
Esa noche Tony pensaba que dormía y habló con él en altavoz cuando la verdad era que se había mantenido con la vista entreabierta mientras se sentía un poquito mal al escuchar una conversación privada. Nunca se esperó ver la cara de ilusión de Tony cuando escuchó la voz de su padre, parecía un niño inocente escuchando a su más grande ídolo, el castaño le contó emocionado a su padre que le habían notificado que saldría siendo el mejor de su clase, que había sido el de mejor promedio.
Él esperó una adulación o la promesa de un regalo costoso.
Después de todo, era el niño de papá.
"¿Y qué quieres? ¿Un aplauso? Claro que eres el mejor de tu clase Anthony, es tu deber como Stark. Ahora déjame dormir, solo eres una molestia" La verdad nunca se esperó una respuesta así, nunca imaginó escuchar tanto desprecio hacia Tony de su propio padre. El castaño se disculpó, miró con un dolor en el pecho como sonreía con la mirada baja y desilusionada, llorando. El Señor Stark había colgado antes de que hablara su hijo, ni siquiera le importó escucharlo.
Después de aquel día lo entendió todo un poco más.
Todo lo que hacía Tony eran gritos desesperados, llantos que aclamaban la atención y el amor de su padre. Pero al final se dijo que no tenía por qué interesarle. La universidad terminaría en un mes y nunca más volvería verlo.
¿Por qué debería de importarle de todas formas? Habían compartido habitación tres años y nunca se esforzaron en forjar una amistad, ni siquiera estaba seguro de que Tony conociera su nombre. Lo que menos quería ahora, era tener que lidiar con problemas que no eran suyos, meterse en la vida de alguien que no lo necesitaba en lo absoluto.
Todo hubiera funcionado si hubiera mantenido las distancias.
Estaban a dos semanas de terminar la carrera. Había decidido ir de
fiesta con sus amigos, Bucky, Clint y Thor, supuso que en dicha fiesta estaría Anthony con sus inseparables amigos, Bruce y Loki pero, después de horas buscándolo entre la multitud. Jamás lo vio.
Esa noche llegó a su habitación después de las 3 de la madrugada, no había bebido, pero sí que se había divertido junto a todos, se le hizo raro ver a Loki y Bruce, quienes se unieron a ellos después de medianoche sin Edward pero, después de regañarse así mismo por no dejar de pensar en el mencionado, se dejó llevar por el ambiente.
Tony estaba bajo las mantas, llorando.
Nunca se esperó encontrarlo de esa manera, de hecho, consideró la posibilidad de que hubiera estado en la fiesta y se hubiera ido con alguna chica o chico antes de poder localizarlo. Pero no. No había sido así. Le preguntó qué pasaba y fue ignorado, una parte de él se dijo que no se metiera más, pero se sentía preocupado, extrañamente responsable de animarlo para que confiara en él.
"Por favor. Déjame" Fue una súplica entrecortada que el llanto le dejó escuchar.
Decidió ignorarlo también y seguir insistiendo, lo sacudió un poco y lo molestó hasta hacerlo rabiar, Tony le gritó bajo las sábanas y él frunció el ceño al no poder ver su rostro. Fue entonces cuando tomó un extremo de esta, y la jaló.
Decir que quedó helado era poco.
Tony tenía los brazos amoratados y el rostro lleno de lágrimas y sangre, tenía el labio y la ceja izquierda partidas, un gran golpe en la mejilla y arañazos en el cuello. No le preguntó cómo le había pasado, simplemente se concentró en la ceja que aún no dejaba de sangrar, lo ayudó a limpiarse, cambiarse y curarse. Tony se mantuvo en silencio y él no quiso decir nada hasta asegurarse de que estuviera bien.
"Fue mi padre" Lo había dicho tan calmado, tan indiferente, tan... acostumbrado "Pensé ir este fin de semana a casa para ver a Jarvis, nuestro mayordomo, es como mi familia y a veces pienso que es más padre de lo que Howard ha sido" Tony sonrió entre lágrimas y él se acomodó en la cama a su lado para escucharlo "Se suponía que él no estaría ahí pero, cuando llegué, bebía junto a uno de sus socios" El cuerpo del castaño temblaba y no pudo aguantarlo más, lo abrazó contra sí y Tony se aferró a él, rompiéndose en mil pedazos entre sus brazos "Al principio me miró y supe lo que haría, se esperó a que se fuera su invitado y yo me escondía en mi habitación, debí irme ¡Debí regresar después! Pero quería estar con Jarvis... Era su cumpleaños... ¡Y tuvo que verlo! Papá entró justo después de entregarle a Jarvis su obsequio, me tomó del brazo, me gritó y me dijo que yo debía estar en la universidad, que si había elegido este lugar para mí era para no verme y para que dejara de ser una molestia y un estorbo, para que no lo interrumpiera cuando tenía importantes visitas. Jarvis intentó detenerlo, pero antes de que pudiera hacer algo comenzó a golpearme y... y yo" Lo abrazó más fuerte, incapaz de decirle algo consolador "La universidad termina en dos semanas y...No quiero regresar a ese lugar... Steve, no quiero... No quiero" Después de tres años habían tenido un contacto más íntimo y, a pesar de las circunstancias, era lo único en lo que podía pensar. ¡Él lo había abrazado! ¡Y Tony lo había llamado por su nombre por primera vez! Eran detalles sin importancia, cosas que no debería analizar en ese momento, pero, ¿Cómo evitarlo? No iba a admitirlo, pero esperó tres años para escucharlo decir su nombre, esperó tres años para mandar al carajo su orgullo y darse cuenta de lo que sentía, esa noche y esos pequeños detalles fueron la colisión de su mundo.
Lo que lo hizo caer.
Esa noche Tony se durmió en sus brazos.
Y claramente al día siguiente lo evitó.
Pero él ya no podía pasar más de su presencia.
Tony era un alma destruida, quería protegerlo, ser el que recibiera su cariño. Steve quería ponerse frente a él para enfrentar en su lugar a la dureza de su padre, quería llevárselo lejos de aquella vida inhumana que le había tocado vivir.
Porque lo quería, porque lo amaba.
Porque en algún punto y sin darse cuenta.
Se había enamorado de él.
Y justo como se había prometido así mismo, no dejó que Tony se escapara de su atención. Aunque los próximos dos días no pudo hacer nada para convencerlo de hablar de nuevo con él, al tercero, cuando volvió a encontrarlo llorando por miedo a tener que regresar a su casa en menos de una semana, volvió a abrazarlo y le prometió no dejarlo solo jamás.
"Ni siquiera me soportas, deja de mentir"
Y tenía miedo, Tony tenía miedo a confiar y lo sabía. Y no lo culpaba.
Pero lo que le decía era verdad.
"Confía en mí" Stark se quedó en silencio, pero no se apartó. Quería creerle, quería de verdad confiar en él, pero tenía miedo, no quería sufrir, no quería sentir el desprecio de alguien más. Rogers de por sí nunca sintió apreció hacía él y ¿Quién lo tenía? Él mismo se odiaba por igual "Es cierto que no te soporto" Sus palabras fueron como un puñal "Odio a ese Tony que se hace daño así mismo, ¡Quiero que desaparezca! Tú no eres así, tú no necesitas de él, eres fuerte, inteligente y único, no necesitas su aprobación o buscar un refugio en el alcohol, odio la persona que pretendes ser y amo al chico de 19 años que solo quiere ser feliz"
La vida siempre te regala oportunidades para cambiar tu vida y había llegado la de Tony para tomarla, no sabía exactamente qué haría cuando llegara el momento de irse a casa, pero por lo menos, los días siguientes que pasó junto a Rogers, le aseguraron tener un hombro en el que se podría apoyar.
Steve por otro lado no podía caber en alegría, aunque solo había sido la última semana, Tony había demostrado querer ser digno de su atención y había ido a todas las clases sin falta alguna, apoyó en todo lo que pudo en los últimos detalles para la graduación, donó incluso más dinero para hacer el evento en grande y se encargó de asegurar la presencia de los rectores más estrictos para que hubiera control y cero alcohol.
Cuando el gran día llegó no esperó ver a su padre. Los documentos y los diplomas fueron entregados, Rogers fue el elegido para dar el discurso y él fue nombrado el mejor de la clase, por la noche fue presentado ante los padres del rubio y la verdad se la estaba pasando bien, Bruce, Loki, Thor, Clint y Bucky estuvieron con ellos, bailaron, bromearon y rieron hasta que el estómago les dolió. Para cuando se dieron cuenta ya era otro día y el sol comenzaría a salir en por lo menos dos horas, sus padres se habían ido y muchos los esperaban al día siguiente en casa, Tony y Steve fueron entre risas a su habitación, era la primera vez que el menor regresaba de una fiesta sin copas encima y Steve se sentía orgulloso de él por eso.
Al llegar a la habitación Steve entró al baño y Tony se tiró en la cama del mayor, como los minutos pasaron y el rubio aun no salía los pensamientos comenzaron a llegar, todo buen humor, todo recuerdo de aquella noche se esfumó con la imagen de su padre grabada en su cabeza.
En unas horas tendrían que desocupar esa habitación, despedirse e ir por rumbos diferentes, Rogers regresaría a casa de sus padres y él... Él tendría que enfrentarse a Howard una vez más.
"Puedo escucharte pensar desde aquí" Tony se incorporó de golpe y descubrió a Steve recargado contra el borde de la puerta con brazos cruzados mirando a él de manera divertida "Sé que me dijiste que tu padre no vendría pero... pero no lo creí" Stark rio sin ganas y le hizo espacio al mayor para que se sentara a su lado, el rubio así lo hizo y miró directamente a los ojos cafés que no pudieron apartar la vista durante largos segundos, Tony tosió y miró al suelo, se sentía nervioso estando tan cerca a Steve, sus mejillas se pintaron de rojo sin que se diera cuenta y, para calmarse, decidió hablar con tono indiferente sobre su padre.
"Hubiera sido peor que no fuera verdad, seguramente fingiría estar orgulloso de mí, hablaría con los padres de algunos compañeros por conveniencia y no se quedaría a la recepción, entonces, cuando llegara a casa, me reclamaría ser una molestia y quién sabe qué más" Steve frunció el ceño y odio un poco más al padre de Tony. Ni de broma iba a dejar que el castaño regresara a ese lugar, no le había dicho nada aun, pero sus padres le habían regalado un departamento por su graduación, iba a pedirle al menor que viviera con él, pero antes quería dejar claras las cosas entre los dos.
La primera era... Que no quería que fueran solo amigos.
Fue así como se decidió a dar el primer paso a lo que podía ser el comienzo de una relación o el fracaso total de su vida, Steve al principio vaciló un poco, pero se armó de valor y tomó la barbilla del menor para obligarlo a enfrentar su mirada azul, el castaño quiso apartarse, pero él no lo dejó, poco a poco fue acercándose más y, cuando Tony se dio cuenta que era lo que Steve quería, se dejó llevar.
La distancia se hizo nula después de unos milisegundos, sus labios se encontraron en un tierno roce que pronto se convirtió en un pasional beso, Steve se aventuró y acostó al menor a lo largo de la cama para darse lugar en medio de sus piernas y sobre él, al separarse sus miradas estaban nubladas por el deseo, sus respiraciones estaban agitadas y sus mejillas coloradas. Rogers sonrió.
“Te quiero” Al decir aquello una corriente eléctrica atacó la espina dorsal de Tony, el menor miró algo temeroso a Steve y este al notarlo lo abrazó “No quiero hacerte daño, soy sincero contigo. Yo...Te quiero, te amo, no sé desde cuenta, no sé por qué, solo sé que no puedo dejarte solo de nuevo, ignorarte, decirme a mí mismo que no quiero involucrarme contigo, estoy harto de engañarte a ti, a mí y a todos, te quiero... “Tony cerró los ojos con fuerza y, en vez de responder, volvió a besar al mayor, en su momento ya le diría que él también lo quería, que lo amaba, que siempre lo había hecho, que, desde aquella vez que había entrado en aquella habitación se había quedado perdidamente enamorado de él “No voy a dejar que regreses con tu padre... Quiero que vivas conmigo” Tony no dijo nada en ese momento porque de verdad lo tenía que pensar, vivir con Rogers sería abandonarlo todo y no solo a su padre, si se iba tendría que renunciar a su apellido y a la empresa, pero si se quedaba tendría que soportar los maltratos de su padre hasta que el viejo muriera o terminara matándolo con una de sus golpizas...
Howard podía irse al demonio.
Aquella noche Tony aceptó ligar su vida a Steve, se entregó a alguien por primera vez por amor y no por placer, tenía que admitir que se sentía bien no estar ebrio y poder recordar con una sonrisa lo que aquella noche había pasado, por una vez la vida le estaba sonriendo y, a pesar de los problemas que tendría que afrontar al abandonar a su padre, no tenía miedo, porque lo tenía a él.
Porque tenía a Steve.