The Loneliest Of Creatures
Si no soy la más solitaria de las criaturas, entonces debe de haber alguien más solitario que yo.
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Su cuerpo impacto contra la pared de hormigón y el dolor vibro a lo largo y ancho de su espalda, recompuso su postura con rapidez pero la agente no se lo hizo fácil. Se observaron durante unos segundos, midiendo y tratando de descifrar cuál sería su siguiente curso de acción. Pero eso era sencillo: Matar o Morir. Y ninguna de las dos estaba en los planes del soldado. No por el momento.
Devolvió los golpes de manera automática, costaba un poco, esta agente parecía que no se rendiría nunca a pesar de que ya la tenía acorralada contra el suelo y le asfixiaba. El rostro femenino comenzaba a tomar tonalidades escarlatas. Un poco más de fuerza aplicada y la mataría. Él no quería matarla. Él quería vivir una vida alejada de todos estos sentimientos de culpa y remordimiento que noche con noche le atacaban y le impedían dormir. En el fondo de su mente sabía que se lo merecía, sabía que sería su castigo.
Logró llevarla a la inconsciencia. Y entonces se relajó. Aunque la idea fue mala. Jodidamente mala.
—La Agente 43 nunca fue muy buena en las peleas mano a mano—Una voz femenina, muy distinta a la de la agente que yacía en el suelo (El soldado se dijo a sí mismo que no podía saber sí la voz de esa agente era distinta. Nunca la escucho hablar correctamente) le devolvió a su estado de alerta. Pero ya era tarde. La sensación de un objeto duro y frío presionando en su nuca hizo que jurara por lo bajo—Estará molesto, pero es lo mejor. Él pronto lo olvidará y seguirá con su vida.
Esa declaración hizo que el soldado sintiera que la sangre le hervía ¿Cómo? ¿Cómo se atrevía a siquiera minimizar el asunto? Él sabía, sabía que Steve destruiría el mundo si llegase a morir.
—Ambos sabemos que eso no es verdad—Respondió con simplicidad. Respiró hondo y antes de que la Viuda Negra supiera que diablos pasaba, golpeó la mano que sostenía el arma y esta salió volando muy lejos de ellos. Se colocó frente a ella en posición de ataque y luchó. Lucho por su vida. Ella contraataco de manera experta, como la asesina calificada que un día fue. Y que todavía era.
— ¿Qué quieres con él? ¿Por qué lo sigues?—Natasha preguntó de vuelta cuando lo volvió a acorralar y de manera inexplicable, le apuntaba con un arma de nuevo. Él no respondió. No lo entenderían. Nunca podrían hacerlo. Ella hizo un ruido como de burla y descontento—Lo lamento, pero es por su bien—Su voz era cruel, el cañón del arma firmemente presionado en su frente y el soldado se estremeció, porque carajo, era cierto. Ella frunció el ceño y vacilo un poco. Él sabía que esta era su oportunidad de escapar con vida y no dudo en tomarla. Desvió el disparo con su mano de metal y la golpeó con más fuerza de la necesaria en la cabeza.
La Viuda Negra cayó al suelo inconsciente y sangrando de la sien derecha.
Y Bucky Barnes corrió. Corrió por su maldita vida.
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—A tu izquierda—Steve dijo casi sin agitarse al pasar a un costado de Tony Stark. Este, medio resopló pero no hubo indicio alguno de que intentase llevar su paso, como lo habría hecho Sam. La velocidad con la que corría hacia que incluso, la grava del camino, saliera disparada en cualquier dirección. Siguió corriendo y esta vez, esquivo a su nuevo mejor amigo.
—No, ni siquie…-—Sam no pudo terminar la oración cuando Steve ya decía lo que evidentemente el otro no quería
—A tu izquierda—El tono burlón con que fue pronunciado no se vio afectado por la carrera. Sam alargó el brazo, tratando de detenerlo, pero no pudo. Steve continúo su trayecto alrededor del obelisco, esquivando a algunas personas, pero entonces, notó que los otros dos se habían quedado ya muy atrás y casi sin pensarlo disminuyo su velocidad hasta detenerse.
Se dejó caer al suelo, a los pies de un magnifico árbol y miro hacia el cielo.
Respiro hondo y cerró los ojos. Se quedó en esa postura durante unos segundos, hasta que otra figura, esta vez mucho más pequeña se colocó a su lado.
—Nunca…—Se escuchaba bastante agitado—…saldré a correr contigo de nuevo…—Concluyó con dificultad y Steve sonrió, claramente divertido con lo que Tony acababa de decir.
—He dicho que te entrenaría, y para comenzar con eso, debes de tener buena condición física.
Tony le miró con el ceño fruncido y resopló.
—Aun no entiendo tu obsesión con querer entrenarme, estoy bien Steve—Continuó tercamente ante la expresión de escepticismo del otro—Por amor a todo lo sagrado, no me pasara nada, tengo una armadura y eso es más que suficiente.
Steve se mantuvo en silencio unos minutos y suspiró.
—Es que no soportaría que algo malo te sucediera—Confiesa con voz atribulada y rostro contrito, hay algo más en sus ojos, algo que Tony no alcanza a descifrar y que le aterra—Eres muy importante para mí y no soy lo suficientemente fuerte para continuar viviendo en un mundo en el que tu no estés.
La expresión de Tony se suaviza y toma de ambas mejillas a Steve. Lo mira fijamente y le sonríe con ternura.
—Te prometo que no me pasara nada, por ti y por Peter, es que trato de ser mejor cada día…
No pudo terminar su incipiente discurso sentimental cuando Steve rompió la distancia y le besó.
Tardó un poco en devolverlo, pero estuvo bien, porque cuando lo hizo las cosas se sentían correctas.
—Te amo…—Susurró entre el beso y dejo que sus frentes se juntaran en un suave toque—…eres un bastardo afortunado, Steve—Bromeó con tranquilidad y abrió los ojos solo para toparse con esos ojos tan azules que bien podían ser una parte de la bóveda celeste.
Steve sonrió y su pequeño momento de paz término cuando Sam apareció diciendo cosas como Consigan una maldita habitación.
Tony rió y se separó de Steve. Ambos cruzaron una mirada divertida y se pusieron de pie. Steve volvió a abrazarle al tomarle por la cintura y le besó de nuevo con rapidez. Sam hizo un pequeño ruido de disgusto y decidió adelantarse.
Él definitivamente, no vería esas cursis y empalagosas muestras de amor.
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Nueva York, 23 de Junio. — ¡LA BODA DEL SIGLO! Steven Grant Rogers y Anthony Edward Stark se casarón el pasado domingo 22 de Junio, en la catedral de San Patricio, en su natal Nueva York. La ceremonia fue un asunto privado, teniendo de asistentes solo a los amigos y familiares más cercanos. Desde el Times, le deseamos al Capitán y al Hombre de Hierro todo lo mejor que la felicidad conyugal pueda traerles.
(Carter, Jimmy. “Final de Película” The New York Times, Impresión del 23 de Junio del 2015)
El aire es demasiado frío y quema la suave piel de las mejillas de Steve, pero él no puede concentrarse ni pensar en ello. Su mano se extiende inútilmente, solo para tratar de tomar la mano de Bucky, quien luce aterrorizado. Stevie le llama suplicante. Stevie, no me dejes caer ruega con voz herida y Steve no puede hacer nada, no importa lo mucho que se estire y trate de tomarlo, no puede. Solo observa impotente como cae al vacío y se rompe en mil pedazos y se dispersa en el aire.
— ¡Despierta!—Grita Tony con cierta desesperación y Steve se sienta en automático, jadeando. Se revuelve por un segundo, tiene las sabanas enredadas en las piernas y está apretando con más fuerza de la necesaria la muñeca de Tony. Su corazón late desaforado y siente la sangre agolpándose en sus orejas, y piensa de manera aterrada, que el golpeteo es el de un tren acelerando a su encuentro.
— ¿Tony?—Pregunta confundido y entonces se da cuenta de que está lastimándolo a pesar de que no ha dicho nada. Lo suelta con rapidez y lo mira asustado.
Tony le regala una mirada indulgente y se acerca de nuevo.
—Steve, mírame, estabas soñando… No era real—Lo tranquiliza con paciencia al tiempo que acaricia con suavidad el cabello rubio del soldado. Steve hace una mueca y suspira.
— ¿Te he lastimado? ¿Tony? —Cuestiona mientras cierra sus ojos con pesar.
—No, no Steve, ahora duerme…—Tony suspira y lo abraza con fuerza—…mañana nos espera un largo día.
Steve devuelve el abrazo y besa la frente de Tony con suavidad.
Ambos concilian el sueño de esa manera y no se separan en lo que resta de la noche.