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Una vida a tu lado por Etsuko Sohma

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Notas del capitulo:

Las cosas siempre se ponen más interesantes con el pasar de los capítulos. Aunque también puede decepcionarte al no ser lo que esperabas. Aún así espero que sea leído hasta el final por quien lo haya empezado. Hasta el momento tiene escrito once capítulos, lo malo es que me da una pereza subirlos. 

 

Por otra parte, ando deseosa de JaeChun, sé que ni aquí ni en ninguna otra parte lo encontraré. 

 

Bueno, yo solo quería desahogarme. 

 

Léelo si te gusta probar parejas diferentes con los roles diferentes, sino te gusta siempre puedes salirte de la página y buscar otro que se adecue a tus gustos. 

Capítulo 3. Ninguna razón oculta

 

El timbre del departamento lo sacó de sus profundos pensamientos, miró la hora y al percatarse que eran las seis en punto, el desasosiego en su corazón regresó, un agujero negro envolvió su estómago y de nuevo le entraron ganas de salir huyendo, pero era tarde. Lo único que le quedaba era abrir la puerta e ir a la no cita y esperar que el final de su historia fuese digno de contar.

 

Colocó el separador en la página que estaba leyendo, cerró el libro y lo depositó sobre la mesa en el centro de su sala. Luego de ponerse de pie, tomó el abrigo y se encaminó a la salida.

 

Al abrir la puerta, el fresco olor de la loción de JaeJoong inundó sus sentidos, le hizo recordar la tranquilidad de un atardecer en la orilla del mar, era una buena señal, así que se permitió relajarse.

 

“Hueles bien”.

 

Pensó, mientras que veía como del otro lado del umbral JaeJoong le regalaba una encantadora sonrisa.

 

—Hola. Eres muy puntual.

 

Dijo no muy seguro de que fuese el saludo indicado.

 

—Si eso es un cumplido, muchas gracias. Aunque debo confesar que es la primera vez que pasa. Generalmente llego tarde a todos mis compromisos.

 

Respondió pasando su mano derecha por entre su cabello, logrando con eso despeinarlo un poco. A YooChun le hormiguearon las manos al notar cuan sedoso lucían las hebras en la cabeza del que sería su acompañante esa noche. Rápidamente bajo la mirada percatándose claramente del atuendo con el que JaeJoong se había vestido. Abrigo en color negro, playera gris, pantalones de mezclilla oscuros, pero no estaba seguro de que fuesen totalmente negros, botines en el mismo tono del abrigo. Se veía realmente atractivo, no podía negarlo. La incertidumbre y el desasosiego regresaron a su pecho y a su estómago.

 

—Es una fortuna que lo de esta noche no sea un compromiso.

 

Trató sin mucho éxito, ocultar el nerviosismo en su voz.

 

—¿A qué te refieres?

 

Enfocó su vista en los ojos de JaeJoong al notar un tono diferente, de molestia, tal vez.

 

—A eso. Que esto no es un compromiso. Quiero decir que aunque fuiste tú quién lo sugirió, si en determinado momento hubieses cambiado de opinión, solo tendrías que decirlo, no estás en absoluto obligado. Siempre podemos conocernos otro día.

 

Explicó a toda prisa mientras una gota de sudor recorría su espalda.

 

—Oh, eres muy considerado, pero no. No vas a librarte de mí esta noche, de modo que si estás listo, será mejor que nos pongamos en marcha ya que he modificado un poco los planes. Espero que no te importe que no te lleve a bailar.

 

YooChun aprovechó que JaeJoong le cedió el paso, para salir de la casa, cerrar la puerta y ponerle el código de seguridad antes de caminar hacia el ascensor.

 

—Estoy seguro de que tienes tus razones para haber cambiado el sitio al que iremos, de tal manera que no me molesta en absoluto. Debo confesar que estaba un tanto preocupado porque pienso que soy pésimo bailando.

 

Antes de ingresar al ascensor, soltó una ligera risa para restarle importancia a sus palabras. El pequeño espacio estaba casi lleno por lo que no pudieron seguir hablando, pero por el rabillo del ojo derecho vio como JaeJoong sonreía abiertamente y también cómo se volteaba a mirarlo directamente mientras descendían a la planta baja. Cuando salieron del elevador, JaeJoong reanudó la conversación y le pareció como si no la hubiesen pausado en ningún momento.

 

—¿Por qué no lo dijiste entonces?

 

La curiosidad e incredulidad en el contrario era prácticamente palpable mientras avanzaba. Se movían casi por instinto totalmente sincronizados, como si hubiesen hecho ese breve recorrido muchas veces antes.

 

—Es sencillo en realidad. Soy totalmente consciente de mis deficiencias en el baile, pero lo iba a intentar de todos modos, finalmente el objetivo de esta salida es que pasemos tiempo juntos y nos conozcamos, por el bien de nuestros amigos, así que eso. Y además me gusta la música. No podía ser tan malo. ¿O sí?

 

Explicó sintiendo como de pronto sus mejillas se teñían de un rojo pálido, pidió al cielo que el chico no lo notara.

 

—Muy noble de tu parte.

 

Lo escuchó decir, mientras le abría la puerta del auto, su cerebro reaccionó a sus palabras enviando advertencias de burla, pero por más que lo intentó, no pudo descifrar si lo estaba diciendo honestamente o si de algún modo se estaba divirtiendo a su costa.

 

Una vez dentro del auto, se produjo un silencio incómodo. YooChun miraba por la ventana todavía queriendo entender la connotación de las palabras de JaeJoong.

 

Al percatarse de que el auto se alejaba de las luces de la cuidad miró a JaeJoong un tanto contrariado.

 

—¿A dónde vamos exactamente?

 

—¿Por qué? ¿Te da miedo que esté planeando secuestrarte y hacerte mi esclavo sexual el resto de tu vida?

 

Los ojos de YooChun se abrieron cuan grandes son ante las palabras de JaeJoong.

 

—Por Dios, hombre. Contrario a lo que crees, yo no estoy pensando en sexo todo el tiempo, simplemente me causó curiosidad por qué estamos tan alejados de la cuidad.

 

Se explicó aunque no tenía por qué hacerlo. Volvió la vista a la ventana tratando de ocultar el rojo en sus mejillas que se intensificó al oír la risa del chico.

 

—Solo estaba haciendo una broma, YooChun. No tomes las cosas de forma tan literal. Te juro que no hay ninguna razón oculta en este paseo. Todo lo que te diga o hagamos a partir de este momento, te prometo que será totalmente sincero y abierto.

 

Le creyó. YooChun confió plenamente en las palabras de JaeJoong así que de nueva cuenta, envió sus temores a un lugar recóndito de su ser y bajó sus barreras por completo.

 

—Está bien. Lo mismo digo. Me gustaría que fuésemos amigos.

 

Confesó casi sin darse cuenta.

 

—Por ahora eso me basta, pero no te acostumbres, yo no creo que pueda conformarme solo con eso. No estoy buscando un amigo. Tampoco niego que quiero llevarte a mi cama, pero te dije que no tengo prisa, no ahora en cualquier caso. Estoy dispuesto a esperar porque me interesas. ¿Quién sabe? Es probable que haya llegado el momento de sentar cabeza.

 

—Eso ha sido bastante directo, pero, no creo que yo sea la clase de persona con la que alguien pueda establecerse. Sentar cabeza, como dices.

 

De algún modo la seguridad con la que JaeJoong le hablaba, le hizo sentir confianza en sí mismo, pero al mismo tiempo lo llevó de regreso a recuerdos dolorosos.

 

—¿Lo dices por lo de ese superior en tu trabajo?

 

No le sorprendió que lo supiera, le hubiese gustado que Junsu hubiese mantenido su vida amorosa en privado, como debe de ser, pero tampoco se lo iba a reprochar. Seguramente ese había sido un intento desesperado por cuidar de él.

 

—Mi jefe. Pero sí, lo digo por él y por varias personas antes de él.

 

Le sonrío, pero en realidad todo cuanto quería era ponerse a llorar. El recuerdo de Jung YunHo, su jefe y de la forma en cómo se burló de él haciéndole creer que lo amaba cuando en realidad lo único que buscaba era hacerlo su amante y mantenerlo a su lado como un trofeo, como un objeto al que podía desechar en el momento en que le placiera, le abofeteó en un instante. Ese era un pésimo recuerdo.

 

—Si te sirve de algo, pienso que eres demasiado bueno para él. Para cualquiera en realidad.

 

Volvió a sonreír, en esta ocasión lo hizo sinceramente.

 

—Bueno, él no piensa lo mismo.

 

—Eso es porque se trata de la persona más idiota del mundo.

 

—Hablas como si lo conocieras.

 

—Desearía que no fuera así.

 

—¿Entonces lo conoces? ¿De dónde?

 

—Me niego a seguir conversando sobre ese imbécil. Habrá tiempo para que te cuente cómo es que lo conozco, además ya hemos llegado.

 

Dicho esto, YooChun sintió como el auto se detuvo, observó a JaeJoong mientras apagaba el motor, sacaba las llaves y bajaba del auto. Abrió la puerta y descendió mirando alrededor. Se encontraban en las lindes de un espeso bosque. El sol a punto de meterse, le daba un efecto digno de cualquier postal. El contraste del color verdoso de los árboles con el brillante naranja del ocaso le inspiró una profunda paz.

 

—¿Dónde estamos JaeJoong?

 

—En el paraíso, o casi. Así se llama la finca, es de unos conocidos, pero en esta ocasión no iremos hasta la casa, nuestro destino está dentro del bosque, a unos cuantos metros.

 

—¿Tenemos que caminar?

 

Cuestionó visiblemente preocupado.

 

—Sí. Unos cuantos metros.

 

Recalcó sus palabras como si le estuviese explicando un problema matemático a un niño.

 

—Me preocupa.

 

—¿El qué te preocupa?

 

—No traje mi inhalador conmigo. No creí que fuese a necesitarlo.

 

—Y no lo necesitarás. No está muy lejos y si te sientes mal puedo llevarte en mi espalda.

 

—Soy muy pesado.

 

—No importa, pero si no te sientes seguro, podemos dejarlo para otro momento.

 

—¡No! Ya estamos aquí. Quiero ir y ver eso que quieres mostrarme.

 

Se apresuró a decir al tiempo que negaba frenéticamente con la cabeza.

 

—De acuerdo.

 

Miro a JaeJoong sonreírle de nuevo. Luego tomó una mochila de la parte trasera del auto, la colocó en su espalda y con un movimiento de cabeza le indicó a YooChun que lo siguiera.

 

Para ese momento la luz natural era prácticamente nula por lo que fue necesario el uso de una linterna. Caminaron a paso lento, YooChun tenía la impresión de que era así únicamente para que él no tuviera un ataque de asma.

 

Mientras se internaban en el bosque YooChun escuchó atentamente algunas explicaciones que JaeJoong le daba sobre las diferentes clases de árboles, arbustos y de algunos animales que se iban cruzando con ellos. Se notaba bastante cómodo y animado, lo que le pareció realmente encantador. Luego de algunos minutos, se detuvieron. JaeJoong le ayudó a sentarse sobre el tronco de un árbol caído y de la mochila que llevaba sacó unos pequeños paquetes.

 

—No es la cena que tenía en mente cuando te invité el otro día, pero espero que te guste. Son emparedados de jamón, queso y atún. Los preparé yo mismo, prometo que después cocinaré algo delicioso para ti.

 

Le ofreció uno de los paquetes, luego sacó un termo, al abrirlo el olor a café se hizo presente. JaeJoong sirvió el líquido oscuro en dos tazas y le pasó una.

 

—Gracias.

 

—Sí. Buen provecho YooChun.

 

—Provecho JaeJoong.

 

Le sonrío y dio una mordida al emparedado. El sabor era excelente y de pronto notó el hambre atroz que tenía.

 

—Está realmente delicioso. ¡Felicidades!

 

—Es solo un emparedado. Cuando pruebes algo más elaborado, me vas a amar.

 

—Bueno, es que yo no soy capaz de cocinar ni siquiera un emparedado, así que me parece extraordinario, pero ahora tengo ganas de probar tu comida.

 

Así siguieron conversando un buen rato mientras daban buena cuenta de los emparedados y del café. Poco a poco, YooChun fue tomando conciencia de la cercanía del cuerpo de JaeJoong, se percató de la calidez que desprendía y por un momento estuvo tentado a reposar su cabeza en el hombro contrario, pero se reprendió a sí mismo. No era sano tener tanta confianza con alguien a quien acaba de conocer.

 

—¿Q-…

 

YooChun no pudo terminar de formular la pregunta puesto que JaeJoong se lo impidió colocando un dedo sobre sus labios. Al notar el contacto, el corazón comenzó a latir descontroladamente, sus mejillas se sintieron arder y los oídos le zumbaron, se mareó y estuvo convencido de que de no haberse encontrado sentado en ese momento, sus piernas lo hubiesen traicionado.

 

—Mira.

 

Apenas lo escucho decir. Trató de despejar su mente y concentrarse en lo que sea que JaeJoong estuviese queriendo mostrarle.

 

Sus ojos comenzaron a notar pequeñas motitas de luz, que se movían de un lugar a otro. Con forme los latidos de su corazón se fueron calmando, la cantidad de lucecitas iba aumentando. Aunque ya sabía de qué se trataba, enfocó sus ojos para constatar el hecho. Se trataba de cientos de luciérnagas que volaban en medio del bosque. Eran tantas que llegado un momento daba la impresión de ser una enorme cortina que el airé ondeaba entre los árboles. Todo un espectáculo que la madre naturaleza les regalaba.

 

Tan maravillado como estaba, poco le importó si era oportuno o no. Recargó su cabeza en el hombro de JaeJoong y siguió disfrutando de ese momento. De nuevo la sensación tan familiar le invadió. Su cabeza encajaba a la perfección en el hombro contrario, se sentía tan correcto, que por un instante deseo que el tiempo se detuviera.

 

—Gracias.

 

Le dijo sinceramente.

 

Sintió como JaeJoong le rodeo la cintura para hacer que sus cuerpos se acercaran todavía más.

 

—Un placer, YooChun.

 

Se quedaron así un rato. No lo sintió breve ni tampoco eterno, fue el tiempo que tenían que estar y secretamente lo agradeció inmensamente. Cuando tuvieron que regresar, le resultó muy difícil alejarse del lugar y de la tranquilidad que le representaba. Pero lo más tormentoso fue despedirse de JaeJoong.

 

Más tarde en la comodidad de su casa, en su cama abrigadora extrañó el calor del cuerpo de JaeJoong. Añorando su olor, deseó que fuese otro día para volverlo a ver.

 

Fin del capítulo tres

Notas finales:

Hasta otra. 


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