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It's over por Tuki29

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Notas del fanfic:

Disfrutad de HopeMin. 

Notas del capitulo:

¡Y vengo aquí con una nueva historia! Se basa en algo más meláncolico a lo previo que presenté, pero espero que sea de su agrado. 

 

Aquí vamos. 

 

Flashback

 

 

"No lo hagas, no debes cometer una estupidez como aquella. No, vuelve a tus sentidos, JiMin. Sal de aquí, escapa..."

 

 

Una voz en el interior de su cabeza se encargaba de repetirle una y otra vez que estaba haciendo algo que no tenía sentido, caminando hasta un viaje sin retorno de llegar a seguir con su plan. Él estaba consciente de todo, sentía más que nunca el agua rozar cada centímetro de su piel, el cómo cada poro reaccionaba ante la fría temperatura de aquella bañera, mas no hacía absolutamente nada por impedir que la hipotermia no se apoderara de su anatomía. Hace días no podía soportar todo el trabajo que tenía encima, las grabaciones, las presentaciones, lo ensayos, las sesiones de fotos; ya no podía más. A esto se sumaba el complejo que hace ya meses cargaba sobre los hombros: su peso. Cada día sentía que aumentaba un kilo, que sus mejillas se veían más grandes y que los músculos de su cuerpo iban perdiendo forma, sobretodo en su abdomen. ¿Qué sentido tenía continuar así? Sus fuerzas se esfumaban, sus sonrisas desaparecían y nada lograba frenar sus pensamientos.

 

Así fue como terminó en su estado actual, con unas prendas ligeras, rasgadas y con un par de fotografías en sus manos. En ellas sus amigos mostraban expresiones llenas de felicidad, se veían radiantes en cada imagen que pasaba. ¿Les extrañaría? Más que a nada en el mundo. Se habían convertido en su familia, más que mal había compartido años enteros a su lado, enfrentando peleas, risas, llantos, momentos duros; un etcétera gigantesco. Esperaba que le pudiesen entender, que todo ocurriera en un segundo y que los miembros no sufrieran por él. La decisión estaba tomada, algo que se reflejó cuando manipuló el encendedor que descansaba en la parte seca a su lado, el cual encendió para acercar el fuego hasta el papel, observando como éste se consumía junto a todos los recuerdos que tanto añoraba. Fue así que el actual pelinegro lanzó las fotografías antes que la llama tocase sus falanges, donde también su cuerpo comenzó a bajar de manera lenta, experimentando como poco a poco el agua tocaba su mentón, sus labios, la punta de su nariz... No había vuelta atrás, ¿verdad? Las cartas ya se habían puesto sobre la mesa y él simplemente las estaba jugando. Quizás no de la mejor manera, pero su desesperación lo acorraló a ello.    

 

Pasaron los segundos, los minutos, ya no sabía qué ocurría a su alrededor, sólo sentía la falta de oxigeno en sus pulmones, pero por extraño que pareciera, no estaba desesperado. Su cuerpo se hallaba totalmente sumergido y sus ojos vislumbraban lo que, según él, serían sus últimas imágenes. Pequeñas memorias le inundaban, haciéndole sentir un poco más tranquilo, sin dejar que el miedo de no saber a qué lugar iría ahora le abrumara. Una sonrisa se presentó en sus cerezos cuando una leve convulsión asaltó su sistema, algo que le advirtió que el fin estaba más y más cerca. "Es todo" pensó, dejando que la inconsciencia le abrazara, cerrando sus ojos con lentitud, sin embargo, un grito y una persona angustiada entró en el cuarto de baño, aquel que cría haber cerrado con llave.

 

 

— ¡PARK JIMIN, ERES UN MALDITO IMBÉCIL!

 

 

Un alarido desgarrador fue lo último que alcanzó a escuchar, no teniendo ni la menor idea de quién se trataba, debido que justo en ese momento se desmayó. Lo más probable era que uno de sus compañeros llegó a tiempo, o quién sabe, quizás ya era muy tarde para él.

 

 

 

End flashback

 

 

 

Una maquina emitía un sonido que me causaba un notorio dolor de cabeza, algo que se reflejó al fruncir con fuerza mi ceño. Sentía un calambre en cada musculo del cuerpo, viéndome casi inmovilizado al querer moverme siquiera un poco. Al menos estaba sobre una superficie cómoda, no todo era tan malo, pero... ¿Dónde me encontraba? Mi mente comenzaba a jugarme una mala pasada terrible, puesto que comencé a recordar una tina, donde anatomía sufrió un cambio de temperatura brusco y, de pronto, el agua invadió abolsutamente toda mi garganta. No podía explicar qué pasaba, sin embargo, la tos se mostró en el intento de respirar, de no ahogarme más.

 

 

— Es una reacción normal en su estado, no se alarmen, el peligro ya pasó.

 

 

¿A quién pertenecía esa voz desconocida? ¿Qué peligro? ¿Qué rayos había ocu-... no, no podía ser posible, no lo intenté... ¿verdad? Con esfuerzo entreabrí mis luceros, sintiendo que la luz de la habitación me obligaba a cerrarlos una vez más, pero volví a ello, topándome con muchas siluetas frente a la cama en la que me situaba, las cuales reconocí al pestañear un par de veces más. El peso de lo que hice (o intenté hacer) me golpeó como la peor de las balas, sobretodo por observar las expresiones de tristeza que tenían mis compañeros, mis amigos, ellos que eran mi familia. "Eres un imbécil" quise decir, recordando vagamente aquellos vocablos, como si hace muy poco lo hubiese escuchado.

 

 

— Lo siento, lo siento mucho... — fui sincero al hablar, escuchando mi voz pastosa, dejando de lado ese tono "chillón" que siempre salía de mi garganta y causaba más de una burla. Suspiros, sollozos y una mano tomando la mía fue lo que ocurrió segundos posteriores, haciendo que esas simples acciones me provocaran un llanto silencioso.

 

— ¿Me pueden dejar a solas con él, por favor? Prometo que será algo pequeño y luego todos prodremos estar a su lado.

 

 

El tono de uno de sus más cercanos fue que se hizo presente en la sala, donde ninguna objeción se presentó. El chico de piel blanquecina presenció como todos sus compañeros abandonaban la sala junto al médico tratante, todos excepto uno: HoSeok, aquel que había tomado una de sus manos hasta antes de despertar y a quien, según pensaba, debía agradecerle el estar vivo. Podría apostar que su voz fue aquella que le llamó imbécil, no obstante ahora no tenía cara para verle o hablarle, por lo mismo el único presente tras la salida de sus amigos fue el silencio. Esto hasta que el castaño tomó la palabra de nueva cuenta.          

 

 

— Casi no te alcanzo, JiMin.



Otro mutismo y el morder su labio inferior parecía ser algo vital ahora, junto con ladear su cabeza para no tener que enfrentarle. Había estado tan cerca de la muerte y por su cabeza no había pasado aquel muchacho, algo que ahora no entendía. ¿Por qué no juntó las fuerzas necesarias para seguir con él? Jamás se lo había dicho, nunca había pretendido confesar sus sentimientos, pero estaba rotundamente enamorado del rapero hace ya un par de años. Desde el inicio la relación entre ambos había sido fantástica y sin notarlo (o no queriendo hacerlo) se interesó más de lo permitido en su compañero. Junto a ello solía resultar el hecho que siempre tenían partes aliadas en los vídeos que el grupo lanzaba, o que todo el tiempo les sentaban el uno al lado del otro cuando debían firmar autografos. Gracias a dichos puntos fue que se hicieron todavía más cercanos, pero el día que su amigo le confesó el sentir algo por una chica de un grupo cercano, simplemente se desmoronó. ¿Cómo pensar que tendría la atención de alguien como HoSeok? Era un sueño ilógico pasar más allá de la amistad, algo que también lo había hundido, pero él siempre tenía una sonrisa y el apoyo incondicional para su par. Todo esto lo llevó a pensar que no importaba si se mantenía o no a su lado, ayudando así a tomar la determinación tan cobarde que hace pocas horas ejecutó.

 

Los minutos seguían pasando y creyó pertinente hablar, después de todo por algo se había quedado con él, pidiendo a los demás aquella privacidad. Suspiró antes de emitir algún tipo de vocablo, intentando bajo cualquier medio que su voz no se quebrara en el intento.

 

 

— Lo siento.      

 

 

— Te amo.

 

 

Sus ojos se habían abierto de par en par, dejando de respirar unos segundos y sabiendo que su corazón se había acelerado de golpe, algo que informaba de inmediato aquella maquina conectada mediante una especie de interruptor en su indice, a sabiendas que debía calmarse o los médicos intervendrían en la situación más inesperada que pudo haber imaginado.

 

 

— ¿Qué?

 

 

Tal cuestión fue lo único que pudo musitar pronto a ladear su cabeza hasta el mayor, quien le veía fijamente y con una sonrisa de par en par, algo muy característico. ¿Acaso se estaba burlando? Claro... qué iluso, puede que sólo haya querido lanzar una broma y calmar el ambiente tenso que existía, no era algo que hablara de sentimientos amorosos hasta su persona, pero la simple idea le quito el aliento. Ahora se sentía un idiota por entender mal todo y maquinó lanzar otra broma, pero antes de que una llegase hasta sus pensamientos el más alto volvió a hablar, tornando su expresión un tanto más seria, a sabiendas que debía poner toda su atención en él cuando ello ocurría.

 

 

— Eso, te amo. ¿Sabes? He sido un idiota todo este tiempo, JiMin. Siempre te hice saber que eras mi amigo, mi hermano menor, hasta te dije una estupidez que me destrozó en lo más profundo de mi corazón y me sigo arrepintiendo por ello. ¿Recuerdas aquella vez que te comenté sobre una chica y mi atracción por ella? Te mentí, con mucha suerte me agrada. Lo único que quería lograr era una reacción enfadada de tu parte, que un golpe se presentara y tenía la ilusión que los celos hicieran de las suyas por tu parte, pero en vez de eso me brindaste una sonrisa tan sincera y un abrazo fraternal, deseándome la mejor de las suertes con ella. Estuve a nada de empujarte y llamarte idiota para luego salir corriendo, pero en vez de eso te agradecí y pretendí continuar como si nada, mostrándome feliz por tu aparente apoyo con el tema. Sé que me vas a ver como un mounstruo, que no es algo normal y que te resulte hasta repulsivo, pero sí, me terminé enamorando de uno de mis mejores amigos. Esto no ocurrió de la noche a la mañana, claro, han pasado años desde que te comencé a visualizar con otros ojos y día a día traté de que el sentimiento no fuese más allá, pero cada que lo trataba me veía un poco más envuelto en todo lo que eras tú. Es por eso que cuando te encontré en la bañera la angustia se apoderó de mí e intenté sacarte de ese lugar lo antes posible, pero por un instante creí que era demasiado tarde. Ya no respirabas y mis gritos alertaron a los muchachos, quienes rápidamente llamaron a una ambulancia mientras Jin hyung practicaba primeros auxilios contigo. Jamás sentí tanto miedo como en ese momento, mis lágrimas no paraban de bajar y sólo sabía decirle a hyung que te salvara, mientras que te miraba y te rogaba que no me dejaras aquí solo. Fue evidente para los demás qué tanto te quería, pero ninguno dijo nada, así como tampoco ahora refutaron por dejarnos solos. No sé en qué grado me van a críticar luego, hasta entenderé que me quieran lejos de ti y de ellos, pero simplemente no podía ocultar lo exasperado que estaba. Por suerte el personal médico no tardó en llegar a casa y claro, gracias al cielo en el instante preciso fue que Jin hyung logró expulsar un poco del agua que estaba llenando tus pulmones. — Una pausa y una pequeña risa un tanto perdida fueron las acciones que HoSeok dejó ver, volviendo a hablar luego. — Si tú te ibas, planeaba hacerlo contigo, puedo jurarlo. ¿Para qué vivir si no te tengo a mi lado? Mejor aún: ¿Cómo continuar si tú no estás allí? No puedo pensar cómo sería una jornada sin tus bromas, sin tu sonrisa, sin tu voz, sin todo lo que eres tú, JiMin, por eso no dudaría ni un segundo dejar este mundo para seguirte al siguiente. Es extraño, ¿verdad? Que de la nada te esté diciendo todo esto y en una situación así, donde posiblemente después me arrepienta por perder tu amistad, sin embargo, ya no importa nada, sólo que estés bien y que... ¿JiMin?

 

 

De pronto el llanto había inundado todavía más mi ser, ya no podía detener ese nudo en mi garganta y las lágrimas no tuvieron piedad conmigo. Ahora mi hyung me miraba bastante extrañado, hasta podía verle arrepentido de hablar, pues lo lógico era imaginar que mi estado era total y completamente negativo por todo lo que había soltado esa tarde, pero no podía estar más equivocado. Mi llanto se basaba en dos sentimientos: arrepentimiento y felicidad; el primero por ser un imbécil de primera y el segundo por sentirme tan querido. Me puse en el lugar de HoSeok y me imaginé luchando por su vida, por traerlo a mi lado y el desconsuelo me invadió por completo. ¿Cómo le pude hacer sentir así? Siempre había querido entregarle felicidad y terminé brindándole la peor de las experiencias, empero, sin importar lo que había acontecido él me entregó todas esas palabras llenas de cariño y sí, repletas de amor, podía notar su sinceridad, porque lo conocía tan bien que sabía cuando estaba mintiendo y cuando hablaba desde el corazón, siendo esta vez la segunda aquella que reinaba.

 

 

— Lo siento.

 

— Te amo.

 

 

Ahora fue él quien me observó con los ojos abiertos de par en par, viéndose hasta un tanto cómico por la expresión que su rostro tomó. Sentí como apretaba mi mano hasta que la misma doliera un poco, pero no le diría nada al respecto. Hace tiempo deseaba decirle algo así a la cara y en el plan sincero, no por simple tontería como nuestras fans lo veían. Era mi turno de hablar y junté todas las fuerzas para ello, tal y como él lo había hecho hace poco. Si había luchado tanto por mí, lo mínimo era ser sincero con su persona.

 

 

— ¿Me entiendes cómo me sentí cuando tú lo dijiste primero? Te conectaría a esta maquina sólo por la duda de ver en qué estado está tu corazón ahora, pero creo que luego tendría un regaño por parte de los médicos, ¿no crees? El punto es que acabas de darme toda la vida que me faltó hace unas horas, hyung. Me preguntaste si recuerdo aquella vez que me confesaste tus sentimientos por esa chica y me parece algo gracioso la sola cuestión, porque es algo que me recalcaba el día a día cuando te miraba. Me comentaste también que hace años comenzaste a sentir algo por mí y sorpresa, me ocurrió lo mismo. Un día casi me animo a decirte todo lo que estaba rondando por mi mente y mi corazón, pero fue la misma fecha en la que tú me saliste con esa sorpresa. Somos amigos, ¿no? Era ilógico no apoyarte en tu determinación con esa chica, quería verte feliz y no me importaba si era en brazos de alguien más, mientras sonríeras a diario para mí estaba bien, o al menos así lo creí. Tiempo pasó y me vi con menos fuerzas, sumando a ello los comentarios negativos que llegaban a mí. Tú más que nadie sabe todo lo que intenté bajar de peso, todo lo que entrené y lo que traté de mejorar, pero a nadie parecía importarle. Me criticaban por tantas cosas que ya no quería más, por eso me vi orillado a un accionar tan desesperado. Sé que fui negligente, que no pensé ni en mi familia ni en los chicos, donde claramente estabas incluido, pero algo en mi razón gritaba que era lo mejor para todo el mundo. Vagamente recuerdo tus gritos y creo que ese fue uno de los motivos por los que me aferré al último hilo de esperanza que veía para mí.

 

 

Nada salía de sus labios, nada hasta que decidí buscar su mirada y con ello me sorprendí, pues estaba llorando en silencio como yo lo hice en un principio, aferrado a mi mano y observándome como si fuese a desaparecer en cualquier segundo. Tenía claro que le había causado un daño casi irreparable, que me había dejado llevar por mis propios miedos, no obstante, daría todo de mí para sanar aquel dolor que ahora rodeaba su corazón. ¿Cómo no sentirme feliz? HoSeok me había confesado sus sentimientos, quizás no en el mejor momento, o tal vez sí lo fue, era una duda que no tenía mucho apuro en contestar.

 

Tenía miedo que alguien ingresara en la habitación una vez más, por lo mismo me decidí a hablar y, viéndole, confesé:

 

 

— Te amo.

 

— Te amo.

 

 

La declaración de ambos llegó al mismo tiempo, algo que nos hizo reír y sentirnos un poco más completos. HoSeok se levantó de su lugar y se aferró a mí en un abrazo, volviendo a pedirme una vez más que no le dejara solo. Era un hecho que no haría algo así, pues mi propósito ahora sería hacerle realmente feliz. Vendrían tiempos hermosos para ambos y daba mi vida asegurando que eso sería así. Él era lo que siempre necesité, ese apoyo incondicional que nunca me dejó, pero mi ceguera no me dejó captar a tiempo y casi le pierdo, así como él a mí.Ya no me dejaría llevar por comentarios maliciosos, ahora viviría cada día como el último y disfrutaría al lado de mi familia, aquellos que justamente ingresaron y nos vieron abrazados, donde nos separamos de manera incómoda y nos observamos por unos segundos, hasta que todos empezaron a reír o a entregarnos sonrisas de aprobación.

 

 

— Sólo les pido que no se les ocurra hacer nada indebido en la casa o juro que los golpearé. Las cochinadas fuera.

 

 

El mayor entre todo el grupo fue el único en hablar y fue aquel que provocó la risa en todos, haciendo el ambiente mucho más tranquilo. No sé si ellos querían una explicación de mi actuar, quizás ya estaba demás, dado que les iría respondiendo con mi nuevo comportamiento, uno donde las estupideces ya no liderarían nunca más mis pensamientos.

 

Notas finales:

¿Y? ¿Qué tal? ¿Ha llenado sus espectativas? 

 

Me animé a hacer este fic cuando comencé a ver todas las críticas que estaba recibiendo JiMin referente a su peso, que estaba demasiado "gordo" y que sus abdominales se habían perdido. El chico luego se puso a hacer la dieta más estricta del mundo y se comenzó a decir que ahora lucía mal y enfermo, donde sus músculos no se notaban estéticos por lo mismo. No lo sé, siento que fue un momento muy duro para él y quise escribir esto. También es obvio que hago mención al vídeo "I Need U" donde le vemos en una bañera con fotos en sus manos, intentando dejar ya este mundo. 

 

En fin, como siempre les digo, me haría muy feliz saber qué tal ha sido para ustedes la historia, tener comentarios, críticas constructivas o algo similar, ¿mh? En serio lo agradecería muuuucho. 

 

Sin más que agregar me despido. ¡Nos leemos luego! 


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