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Anima vitale vinculum por Karura

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Notas del capitulo:

Hola a todos:


Bueno, aquí viene una actualización más, traté de hacerlo lo más a prisa posible y lo revisé varias veces esperando que quedara legible y entendible, tal vez este capítulo viene pesado en contenido, así que les aconsejo tomarse un respiro cuando lleguen a la mitad de la historia, sé que me van a odiar cuando lleguen al final de la lectura, sí que me van a odiar, pero no me arrepiento, de aquí en adelante es cuando la profecía comienza a tomar forma, en serio espero que mi mente encuentre a su musa esta semana para poder avanzar y así no dejarlos con los nervios de punta. Sin más los dejo disfrutar del capítulo, abrazos y besos y mil disculpas por lo que están a punto de leer.

Disclaimer: Este fanfiction está basado en los libros de Harry Potter de la autora J.K Rowling, no representa en ningún caso robos del derecho de autor ni violación del mismo, es solo un y si hubiera en las miles de posibilidades existentes.

 

 

Capítulo 22: “Mago fértil”

 

 

 

Cuando Harry regresó vio que Draco lo esperaba afuera de la enfermería, al parecer ya lo habían dado de alta, se veía ensimismado y tenía los ojos vidriosos e hinchados como si hubiera estado llorando.

 

-¿todo bien?.-le preguntó sacándolo de sus pensamientos.

 

-s… si, todo bien.-titubeó Draco, sin atreverse a dirigirle la mirada.

 

-¿qué ocurre?

 

-nada.

 

-¿de verdad?

 

-¿por qué te mentiría?

 

-te siento extraño.

 

-tal vez sigo deprimido, la victoria de ese imbesil no es fácil de asimilar para un orgulloso como yo.

 

-si, ese fue un golpe duro.-dijo Harry con inquietud al sentirlo tan frio y distante.-¿qué te dijo Pomfrey?.

 

-oh, eso… sólo era estrés.-mintió Draco.

 

-¿sólo estrés? ¿estabas estresado por el partido?-preguntó incrédulo.

 

-fue un poco de todo, ha sido una semana complicada.

 

-lo dices por los ataques de los mortífagos.

 

-sí, estaba preocupado de eso también.-habló el joven haciendo su mejor esfuerzo por contener sus emociones.

 

-mira, te traje el álbum de Teddy.-señaló Harry sin dejar de contemplarle, que extraña sensación era la que sentía atravesando el núcleo de su magia, una mezcla de tristeza y alegría que no podía describir con palabras… tan abrumante.

 

Draco sintió que sus manos temblaron al sostener el libro de fotografías, no podía decidirse entre si abrirlo o no, jadeó y respiró profundo tratando de tomar el control de si mismo.

 

-es un niño muy agraciado, su cabello natural ¿es azul?-preguntó acariciando una fotografía donde tenía puesto el trajecito celeste que le había enviado.

 

-bueno, él nació con la habilidad de dora, así que no sabemos cual es el color original de su cabello.-comentó Harry observando como su chico hacía lo posible por mantener las lágrimas dentro de sus ojos.

 

-se ve bien con aquél traje.

 

-Andrómeda y tu madre dijeron que tienes muy buen gusto…¡ah! y vi tus fotografías de cuando eras un bebé, ¡por merlín, no había visto uno más bello en toda mi vida! eras precioso, casi me muero de ternura, jajaja y esa foto de cuando cambiaste tus dientes, la amé, en serio eras muy dulce.-animó Harry.

 

-¿era?

 

-aún lo eres.

 

-que cursi.-protestó haciendo un respingo.

 

-eres adorable.-le habló en susurros tiernos, besando su frente, su barbilla y su nariz.

 

-ya para león, esto es incómodo.

 

-¿quieres comer algo?

 

-cualquier cosa que no lleve vainilla, ni canela, últimamente me repugnan.-declaró asqueado.

 

-¿qué tal una sopa?

 

-sin setas, por favor.

 

-de acuerdo, será sin setas.-Harry le sonrió tomándolo de la mano, contempló que su ánimo mejoraba y eso lo puso muy feliz, pero aún detectaba que algo le preocupaba.

 

 

 

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Casi había pasado una semana desde el incidente en el campo de quidditch y las cosas parecían empeorar, nada más entrar en el salón del gran comedor Draco sentía que se le revolvía el estómago, se lo pasaba vomitando cada madrugada y agotado se dormía en clases, Harry intentaba despertarlo antes de que los profesores se dieran cuenta, pero era inútil.

 

Había días en los que sufría mareos al transitar por las escaleras móviles, por lo que sus amigos preocupados tenían que acompañarlo, otros días su frágil cuerpo cedía a desmayos imprevistos que ponían al grupo con los pelos de punta, tanto que acosaban casi a diario a Madame Pomfrey para que les diera respuestas, pero ella simplemente se negaba a darlas diciendo que su ética profesional no se lo permitía.

 

Minerva también estaba muy preocupada por su pupilo, se preguntaba si su condición tenía que ver con la segunda puerta de la que hablaba la profecía, se lo hizo saber a Firenze, pero este solo suspiraba mirando el firmamento, sin decir nada en concreto.

 

-las estrellas me dicen cosas confusas, cada vez es más difícil interpretarlas directora, no sé que puede estarle pasando al chico, lo siento.-dijo el centauro resignado, la bruja recordó frustrada cuando le preguntó a la enfermera del castillo acerca de la salud de Draco, pero ella se negó a dar una respuesta, diciéndole que había hecho un juramento con él, no uno inquebrantable por supuesto, pero sí uno de lealtad y confianza… le dijo que no había podido evitar apoyarle y que guardaría su secreto incluso si la amenazaban con abandonar Hogwarts, así de importante era lo que su alumno tenía que esconder.

 

 

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-¿estás seguro de que no tienes algo grave? Dragón esto ya pasó su límite.

 

-no empieces ahora León.-advirtió Draco.

 

-has estado vomitando toda la semana y no sólo eso, ahora tienes mareos, te desmayas, no creo que esto sea producto del estrés, por favor dime lo que...

 

-¡León, ya hablé! ¿o es que acaso no me escuchaste?.-una segunda advertencia mordaz hizo callar a Harry, que suspiró contando mentalmente para calmar su impotencia.

 

-¿por qué estás tan a la defensiva? si no tienes ganas hoy lo entenderé, pero por favor no te aísles de mí.-suplicó el moreno, Draco cerró los ojos durante unos segundos, cuando volvió a abrirlos se acomodó en la cama para abrazarse al pecho de Harry, que sin dudarlo comenzó a acariciar su cabello.

 

-estoy cansado.

 

-¿quieres dormir?

 

-sí-dijo el rubio en un susurro.

 

Por la madrugada Draco se separó del cálido cuerpo de su novio dirigiéndose al tocador, donde volvió a vaciar su estómago en el retrete, se lavó el rostro, tomó una bocanada de aire profundo para calmarse y se llevó una mano al abdomen por debajo de su pijama de seda.

 

-bebé, no me hagas más difícil la noche… por favor, ya cálmate.-suplicó en arrullos, acariciando aquella zona.

 

Tras salir, observó que Harry seguía dormido, se detuvo frente a la enorme cama meditabundo, recordando con impotencia que días atrás se había propuesto decirle toda la verdad, pero cada vez que el momento llegaba se volvía un completo cobarde, era como si de pronto todo el valor que había reunido se esfumara en un segundo, tenía mucho miedo de que el amor de Harry se cayera como un castillo de naipes.

 

Dejó que sus pasos lo llevaran instintivamente hacia el enorme ventanal que mostraba un cielo lleno de estrellas, se sentó en el alfeizar relajándose con las caricias que hacían las gemas de sus dedos sobre su afiebrado vientre.

 

-¿qué debo hacer?.-preguntó a los astros sintiéndose perdido, de pronto su mente comenzó evocar memorias de lo hablado esa tarde con la enfermera Pomfrey.

 

Aquél día la bruja lo había examinado de pies a cabeza sin encontrar muestras de enfermedad, pero había algo que definitivamente le había descolocado, mientras el joven dormitaba, se fue a la sección de expedientes médicos de todos los alumnos de la escuela, buscó el de Draco Malfoy con un movimiento de su varita y el archivo viajó directamente desde la pila hacia su escritorio.

 

-que extraño, él no es un mago fértil, entonces cómo…-se decía a si misma comparando la muestra de sangre tomada con la información acerca del chico.

 

-tal vez… se trata de la magia suprema.-caviló trémula, se dirigió hacia el muchacho haciendo un último diagnóstico que no había utilizado en mucho tiempo y que reservaba para esos casos donde una minoría de alumnos resultaba con síntomas de embarazo.

 

-positivo.-susurró Pomfrey con su varita temblando en la mano.

 

Draco se despertó de pronto y pudo notar las emociones abruptas de la bruja que lo miraba pasmada.

 

-¿qué ocurre? ¿ya descubrió lo que tengo?

 

-a decir verdad, sí.-le contestó ella con el rictus serio.

 

-¿es algo malo? ¿moriré?-dijo Draco en un hilo de voz mientras la miraba expectante.

 

-no señor Malfoy, no es algo que pueda considerar malo y tampoco se morirá, pero se lo dejo a su criterio.-contestó la enfermera en un tono algo más tranquilizador.

 

-¿qué tengo?

 

-en su expediente he visto que usted, no es un mago fértil ¿correcto?

 

-¡por supuesto que no! ¿por qué me pregunta eso?-se exasperó el muchacho confundido.

 

-porque acabo de hacerle una prueba y usted sí lo es joven Malfoy.

 

-¡¿qué?! Debe haber un error, no soy un mago fértil.-declaró sintiendo que se le secaba la boca.

 

-pues su sangre dice otra cosa y no solo eso.-aseguró con severidad dejando al menor sin habla.

 

-…

 

-está en estado gestante, va a tener un bebé.

 

El corazón del joven dio un brusco vuelco al escuchar esas palabras, le costaba volver a recordar como respirar, tosió buscando de nuevo llenar sus pulmones de aire y cuando lo consiguió las emociones en él se desbordaron.

 

-no puedo creer esto, yo… no puedo creerlo.

 

-pues la única explicación que puedo deducir, es que tal vez hubo una mínima posibilidad de que la magia suprema haya cambiado parte de su cuerpo.

 

-¿es eso posible…?-preguntó cavilando con el mínimo de raciocinio que le quedaba a su shockeada mente.

 

-¿usted lo deseó en algún momento? Puede que la magia haya respondido a su petición al ser un mago arcano.

 

-la verdad… sí… yo… había anhelado tener… un hijo suyo, pero no pensé que sería posible y menos ahora mismo cuando el peligro es inminente, es todo tan inesperado que....-se quebró Draco llevándose las manos al rostro para ocultar las lágrimas que caían a raudales.

 

-mira hijo, si crees que no estás listo para ser padre, aun no es muy tarde para que puedas…

 

-¿se está refiriendo a un aborto?.-el joven cortó sus palabras con la voz cargada de amargura, mirándola con dolor en sus ojos de plata.

 

-es una opción de emergencia.

 

-no voy a considerarlo, tendré a mi hijo.

 

-¿es consciente de que traer a un nuevo mago al mundo es una gran responsabilidad?

 

-lo estoy.

 

-son sólo unos jóvenes que ni siquiera se han graduado ¿cómo van a hacerse cargo de la criatura?.

 

-eso no es de su incumbencia.-rebatió el joven agitado por las emociones negativas.

 

-aprecio su coraje joven Malfoy, pero sé que en el fondo está asustado, usted sabe las consecuencias que tendrán sus decisiones.

 

-asumiré, lo que sea que venga.

 

-¿por qué habla como si estuviera sólo en esto? un bebé se hace de a dos, debería decirle al joven Potter de su situación.-regañó la mujer.

 

-se lo diré… en su momento.-susurró nervioso y angustiado.

 

-asegúrese de hacerlo antes de que su vientre se comience a abultar o será muy evidente.-Draco asintió con la mirada perdida pensando en ese gran dilema, decirle a Harry que será padre… lo que siempre había querido, pero en un futuro distante, no en el apogeo de su juventud actual.

 

-no le diga nada de esto a nadie, ni a la directora McGanogal.-advirtió el muchacho temeroso.

 

-bueno, yo...

 

-¡júremelo!, que no le dirá a nadie… por favor.-suplicó mirándola con ojos enrojecidos y empapados, derritiendo así la coraza de la enfermera que se sentó a su lado compadeciéndose de su situación.

 

-está bien muchacho, está bien, pero ya tranquilízate o le harás daño a tu bebé.-aconsejó cariñosamente, acariciándole los hombros.

 

Draco salió de sus recuerdos cuando sintió la mano de Harry sobándole la espalda.

 

-¿no puedes dormir?.-le preguntó con dulzura, el joven de cabellos rubios le dio la razón negando con la cabeza y se quedó contemplando sus ojos esmeraldas como si quisiera perderse en ellos.

 

-¿quieres una poción para dormir?

 

-no, gracias.-contestó en un suspiro.

 

-entonces… ¿puedo acompañarte? No tengo una pizca de sueño.-ofreció Harry, el joven de mirada platinada hizo un ademán con su mano, para que se sentara junto a él en aquél alfeizar.

 

-el cielo está cubierto de constelaciones esta noche.-musitó con voz taciturna.

 

-parecen diamantes.-dijo Harry acomodando a su amado entre sus brazos mientras miraban las estrellas a través del ventanal.

 

-la constelación del león y el dragón están cada vez más juntas.

 

-son como tú y yo.-le dijo amoroso, Draco le sonrió sonrojado.

 

-no sé cual de los dos comentarios es más Hufflepuf, si el tuyo o el mio.

 

-esto me recuerda a esa noche, con la aurora boreal.

 

-no sigas, me da vergüenza recordar esa frase ¿cómo era? ¡ah si!… “podemos contemplar en los destellos de colores nuestras emociones” sonó tan cursi, lo siento, pero todavía me parto de risa cuando me acuerdo.-se sinceró Draco divertido, Harry sonrió satisfecho consigo mismo, al menos había conseguido sacarle una sincera sonrisa… valía la pena.

 

 

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Al día siguiente tocaba clase de pociones, la mayor parte de los estudiantes ya estaba en el salón, menos Draco y Harry que permanecían en la entrada decidiendo si ingresar o no.

 

-Dragón, la clase empezará en nada ¿qué tienes?-preguntó alarmado al verlo estático como una roca.

 

-no puedo entrar ahí.

 

-¿por qué?

 

-no lo entenderías.-su cara era la expresión materializada del asco.

 

-¿por qué te cubres la nariz?.

 

-¿no lo notas? huele a podrido.

 

-¿bromeas? solo es arsénico, pociones e ingredientes, los has estado oliendo desde los once años.-aclaró Harry sintiendo que se le acababa la paciencia.

 

-pero ahora apestan.

 

-siempre han apestado, nunca te quejaste antes y ahora no puedes poner un pie dentro siquiera, estoy alucinando.-se mofó el moreno.

 

-león deja de burlarte, no es gracioso… ¡ya quisiera que estuvieras en mi lugar, no aguantarías ni un segundo dentro!.-le alegó Draco elevando la voz.

 

-muchachos, dejen las peleas de novios para después, la clase va a comenzar.-dijo Slughorn empujando por la espalda a sus dos alumnos y cerró la puerta.

 

Draco tuvo miedo de respirar, vio que el salón entero cuchicheaba mirándolo con curiosidad, Harry carraspeó un poco y tomó su mano rumbo a los puestos que les correspondían.

 

-chicos ¿por qué demoraron tanto en entrar? Todo el mundo está murmurando sobre ustedes, sospechan que estaban discutiendo.-farfulló Ron.

 

-pues, no estaban tan equivocados.-dijo Harry mirando a su novio con una ceja alzada.

 

-¿en serio? ¿y por qué fue eso?-se metió Pansy cuchicheando.

 

-parece que Dragón está sensible a… los olores.-confesó Harry suspirando de cansancio.

 

-¿qué?-Hermione no pudo ocultar su sorpresa y se giró a ver al desvaído chico, que incómodo se tapaba la nariz con la mano.

 

-Atención alumnos, hoy veremos una poción para curar heridas profundas tales como las provocadas por las garras mortíferas de criaturas y objetos corto punzantes impregnados con magia oscura, se llama elixir restaurador impedifectus, es semejante a la poción para heridas común, pero más potente y efectiva en una situación de emergencia, cuando los tejidos viscerales han sido contaminados en profundidad, los ingredientes a utilizar son: quince gotas de esencia de díctamo, dos cucharadas de sangre de salamandra, diez gotas de esencia de murtlap, una raspadura de cuerno de unicornio, dos gotas de veneno de serpiente, agua de manantial, una…

 

Mientras más ingredientes decía el profesor, más fastidio sentía Draco, notó que algunos alumnos ya comenzaban a obtener los materiales de las estanterías y desvió la mirada asqueado cuando comenzaron a exprimir la sangre de las salamandras.

 

-Harry, Draco de verdad parece no sentirse bien, míralo, luce peor que un inferi.-secreteó Hermione preocupada.

 

-¿crees que no me doy cuenta? Llevo preocupado por esto toda la maldita semana ¿y ahora qué hago? No quiero avergonzarlo frente a toda la clase llamando a Slughorn para que nos deje salir.

 

-pues deberías sacarlo de aquí sin siquiera llamarlo, ahora mismo.-aconsejó ella.

 

-un corazón de sapo y finalmente un gramo de cenizas de druida, voy a estarlos supervisando, las instrucciones están en la página treinta y cinco, ya pueden comenzar.-terminó de decir Slughorn.

 

El hedor de las pociones de sus compañeros lo estaban mortificando al punto de sentir unas incontrolables nauseas, si no salía pronto vomitaría allí mismo.

 

-León, me siento… mal.-habló dificultosamente sintiendo arcadas al tomar un nuevo respiro.

 

-¿en serio vas a...?-Harry no quiso completar lo que iba a decir, pareció sufrir un bloqueo de mente y cuerpo cuando contempló que tan afectado estaba su chico, éste tampoco fue capás de articular palabra, por lo que sólo se limitó a asentir con urgencia mientras se cubría la boca con la mano.

 

Sin poder aguantarlo más el indispuesto joven saltó de su silla y Harry sin perder un segundo reaccionó ayudándolo, lo tomó de la mano y corrió con él lo más rápido que le fue posible.

 

Tras unos segundos, el perplejo salón salió de su estupor y comenzó de lleno a parlotear con todo tipo de chismes. Slughorn petrificado por la inusual interrupción, se acercó a la mesa de los compañeros de Harry para preguntar que había sucedido.

 

-es Draco profesor, creo que está algo enfermo estos días.-excusó Hermione, sus amigos asintieron para dar apoyo.

 

-pobre muchacho, bueno, puedo comprender esta extraña situación de emergencia, pero tenemos que continuar con la clase ¿de acuerdo?-aconsejó amigablemente el profesor de pociones, hizo un llamado de atención con su varita para controlar el desorden de sus demás alumnos y continuó examinando los calderos.

 

-nunca lo había visto tan enfermo, es preocupante.-susurró Blaise.

 

-y lo más frustrante es que Pomfrey sabe lo que le pasa, pero no quiere decírnoslo.-secreteó de vuelta Theo.

 

Los chicos dejaron de murmurar para continuar agregando ingredientes a sus calderos, pero Hermione tenía una duda muy grande en su mente y tenía que obtener algo de información si quería respuestas.

 

-Pansy, tú conoces a Draco desde hace tiempo ¿verdad?-le preguntó en voz baja acercándose más a ella.

 

-sí, desde que eramos niños.

 

-por si acaso… ¿sabes si él es un… mago fértil?-susurró como si el tema fuera tabú, ante la mención Pansy se sobresaltó dejando caer torpemente el cuerpo completo de su salamandra dentro de su caldero, con prisa intentó sacarla sin éxito, quemándose los dedos en el proceso.

 

-¡estúpida salamandra!-gruñó abrumada mirando a Granger sin saber que hacer primero, si contestarle o seguir rescatando su intento de elixir.

 

-wingardium leviosa.-recitó la leona sacando a la escueta salamandra del caldero con un movimiento de su varita.

 

-te lo debo.-agradeció aliviada, aunque un poco avergonzada.

 

-¿qué sabes acerca de ello?-repitió Hermione ansiosa por saber, Pansy era una chica muy astuta y no tardó en darse cuenta del punto al que quería llegar.

 

-cuando mis padres supieron de nuestro noviazgo, mandaron a pedir una copia de su expediente médico a San Mungo y no, no lo es ¿por qué lo preguntas?

 

-porque si lo que dices es cierto, entonces mi teoría no es válida.

 

-¿cuál teoría?-cuestionó la morena expectante, a pesar de que ya sabía la respuesta.

 

-te lo digo más tarde, debemos terminar la poción antes de que se nos acabe el tiempo.-contestó la castaña tratando de concentrarse en las pócimas.

 

-muchachas, dejen de murmurar, nos llamarán la atención.-advirtió Neville.

 

-¿qué tanto secretean? Nosotros también queremos saber.-presionó Ron.

 

-nada, cosas de chicas.

 

-si, nada que pueda importarles.-apoyó Pansy mirando con complicidad a Hermione.

 

 

 

En tanto…

 

Harry no sabía que hacer, se sentía sobrepasado al ver a su Dragón tan débil, devolviendo casi hasta su alma por el barandal que daba a los peñascos del castillo, sentía tanta impotencia por no poder ayudarle, de nada servía preguntarle como se encontraba, la respuesta era evidente.

 

Draco al fin notó que el torbellino en su estómago se detenía, respiró a bocanadas el aire limpio de las montañas y completamente exhausto se apoyó contra el barandal de piedra, intentando recuperar la energía perdida.

 

-tergeo.-susurró con la voz rota y al instante su boca estaba limpia.

 

-Dragón.

 

-¿qué quieres?-contestó con frialdad.

 

-¿necesitas algo? si pudiera hacer algo por ti… cualquier cosa, yo…

 

-olvídalo, vuelve al salón.-ordenó iracundo.

 

-no te dejaré aquí solo en estas condiciones.

 

-no juegues a la doble moral conmigo.

 

-Dragón, escúchame ¿si?

 

-¡no quiero hacerlo!.-exclamó.

 

-¿por qué estás molesto ahora? No te entiendo.

 

-te dije… te dije que no quería entrar y tú… tú.-siseó enfurecido sin voltear a dirigirle la mirada.

 

-Draco, por favor… eso… yo…

 

-¡idiota! ¿tenías que verme vomitando en el salón para poder creerme?.-Harry guardó silencio y comenzó a acercarse con lentitud a su cuerpo tembloroso de ira.

 

-...

 

-¡¿por qué demonios te quedas callado?!.-continuó gritándole Draco.

 

-porque tienes razón.-le dijo el moreno abrazándolo protector desde la espalda, arrancándole un jadeo de sorpresa.

 

-¿razón en qué?-le preguntó confuso.

 

-no quería convencerme de que estuvieras tan grave, yo pensaba… ya se le pasará, a lo mejor de verdad sólo es un cuadro de estrés, pero entonces te he sentido vomitar y sollozar por las noches, además cada vez luces más cansado… esta semana ha sido horrible, ya no sé que pensar, estoy muy asustado, no sabes cuanto.-se sinceró Harry.

 

“eso lo sé mejor que nadie”.-pensaba el muchacho rubio mientras cerraba los ojos con frustración.

 

-¿por qué no quieres contarme? ¿cuán terrible puede ser?-se quebró el muchacho de ojos esmeraldas.

 

-por favor, dame algo más de tiempo.-susurró manteniendo firme su decisión.

 

 

-¿cuanto más debo esperar? ¡¿una semana, un mes, un año?!.-soltó herido Harry.

 

“tengo miedo de decírtelo amor, esto es tan duro”

 

-…-un silencio incómodo se interpuso entre ellos dos, hasta que Draco fue capás de hablar con su voz apagada.

 

 

-lárgate.-dijo.

 

“no quiero que me veas llorar, si lo haces te preocuparás más”.-pensaba en cambio.

 

 

-de acuerdo, eso haré si es lo que quieres.-Harry se marchó con dolor, dejando a Draco inmerso en sus pensamientos.

 

Después de unos minutos la fachada fría del dragón se cayó a pedazos y rompió a llorar en la soledad de aquél lugar.

 

Luna Lovegood llevaba puestas sus espectrogafas, estaba siguiendo a unos torposoplos por el pasillo, cuando de pronto escuchó a sus amigos discutiendo, con agilidad se escondió tras una estatua de piedra observando la tensa escena.

 

- “oh vaya… Draco tiene un oroboro nuevo, esto es extraño…”-pensaba la muchacha contemplando más tarde al chico solo y destrozado.

 

 

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Hermione recorrió ansiosa los corredores y salones de Hogwarts intentando encontrar a Harry para contarle lo que había descubierto con Pansy, pero no podía encontrarlo, preguntó a alumnos de otras casas sin éxito en su paradero.

 

-si tan sólo tuviera el mapa del merodeador…-Hermione intentó tranquilizarse, pensó rápidamente en las posibilidades de que su amigo se enojara si lo tomaba sin su permiso.

 

-oye Hermione, me dijeron que buscas a Potter.-dijo un chico de Hufflepuf que transitaba por ese lugar.

 

-¿sabes donde se encuentra?

 

-lo vi en uno de los jardines interiores del castillo, no sé que pudo haberle pasado, pero se veía fatal.

 

-gracias por avisarme.

 

-no hay de qué.-le dijo el joven mientras se despedía a la distancia.

 

La joven de cabellos desordenados corrió hacia el lugar indicado, allí vio a Harry sentado en una banca de piedra que estaba junto a unos arbustos, tenía la mirada triste y contemplaba el cielo de nubes oscuras que anunciaba una pronta llovizna, sin decirle nada se sentó a su lado.

 

-parece que habrá una tormenta.-soltó el moreno notando la presencia de su amiga.

 

-sin duda ¿y Draco?

 

-quien sabe.

 

-discutieron.

 

-ajam.-asintió él y luego suspiró agobiado de pena.

 

-¡oh, Harry!…-se compadeció la castaña otorgándole un cálido abrazo.

 

-ya no sé que más hacer Mione, no puedo hacer que él confíe en mí… lo siento tan lejano que me duele.

 

-bueno, es por eso que te estaba buscando, Pansy y yo tenemos una teoría bastante probable.

 

-¿qué?-Harry contempló a la chica con total interés.

 

-como lo oyes, si esta teoría es correcta puedo entender perfectamente la actitud de Draco, debe estar asustado, el panorama se ve difícil, muy complicado y para ti también.

 

-dime todo lo que sabes Mione.-ordenó Harry precipitadamente.

 

-vamos a la torre de astronomía, Pansy dijo que una vez terminara de buscar los ingredientes de la poción, nos esperaría allí.

 

-¿poción?

 

-después te explico Harry, vamos.

 

El joven que venció siguió a su amiga a paso apresurado, se moría de ansias por saber la verdad.

 

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En tanto…

 

Luna había seguido a Dragón desde el castillo hacia el bosque, con curiosidad notaba como las enredaderas se abrían a su paso y los árboles cubrían su sendero para protegerlo de la lluvia.

 

El joven se sentó junto a un árbol, pues se sentía muy mareado como para seguir caminando, apoyó su sien en la corteza y respiró profundo el aroma amaderado del bosque que le recordaba dolorosamente a su novio.

 

-¿puedo sentarme aquí?-preguntó la suave voz de Luna, Draco levantó la vista asombrado, no había notado que le estuvieran siguiendo.

 

-claro.-dijo sin despegar sus ojos de la rubia.

 

-este es un buen lugar para descansar, aveces vengo aquí para pensar cosas positivas y así impedir que los torposoplos invadan mi cabeza.-explicó ella.

 

-…-Draco calló, no tenía ganas de hablar y menos de criaturas que ahora también podía ver con su visión periférica.

 

-luces triste, no deberías estarlo, tus emociones pueden afectarle.

 

-a quién…

 

-al bebé, por supuesto.-dijo Luna como si fuera lo más obvio, obteniendo por completo la atención del chico rubio que la miraba con la boca abierta sin saber que decir.

 

-¿co… cómo te has enterado?.-tartamudeó nervioso, la rubia sonrió enternecida.

 

-Hasta hace algún tiempo, tú y Harry tenían cada uno un oroboro que giraba, después de lo que ocurrió en la enfermería cuando se unieron, sus oroboros lo hicieron también, pero ahora veo otro junto al tuyo, me pareció extraño al principio, pero luego entendí todo ¿eres un mago fértil verdad?

 

-no lo era, pero mi cuerpo... cambió.

 

-ya veo, eso es asombroso ¿no lo crees? Ahora puedes crear vida.-se emocionó ella, Draco se sintió contagiado de esa alegría por un momento, sonrió con ilusión asimilando el precioso milagro que la magia arcana había obrado para él.

 

-eso es, debes sonreír más Draco, no te deprimas.

 

-eres demasiado optimista.-dijo el muchacho dejando escapar un suspiro de desaliento.

 

-no se lo has dicho ¿verdad?.

 

-no puedo confrontarlo, me aterra conocer su respuesta, tengo miedo de que todos sus sentimientos se desvanezcan como si no hubieran existido, como si nunca me hubiera amado.-se desahogó el muchacho atormentado.

 

-creo que tienes demasiados torposoplos ahí adentro, no estás pensando con claridad ¿sabes?.-le dijo Luna reprochándole y agregó.-¿de verdad crees que Harry sería capás de hacerte eso? tú lo conoces, es imposible que rechace lo que solo el amor de ambos pudo lograr.

 

-eso es lo que quiero creer.

 

-Harry te ama demasiado, anímate, todo saldrá bien.

 

-eres increíble Luna, tus palabras me devuelven la esperanza, no sé como agradecerte.-le dijo intentando esbozar una sonrisa conciliadora.

 

-no hay nada que agradecer, porque eres mi amigo, bueno… ¡felicidades por el bebé!.-finalizó en tono alegre tomando sus manos entre las suyas, mirándolo con ojos acuosos y enviando a través de la conexión toda la calma y paz que pudo reunir.

 

-por favor, no le digas a nadie todavía, espera hasta que Harry y yo lo comuniquemos al resto ¿de acuerdo?

 

-no hay problema, soy una experta en guardar secretos.

 

De pronto, escucharon las pisadas de cascos avanzando hacia ellos, al principio pensaron que se trataba de un centauro, pero al voltearse sus ojos se abrieron de par en par contemplando la belleza pura de un blanco unicornio.

 

-¿qué haces aquí?-preguntó Draco absorto como si pudiera ver el alma de la criatura a través de sus propios ojos refulgentes.

 

“Hijo de la suprema magia, por la conexión que existe entre nosotros puedo percibir que estás creando un nuevo brote de vida, enhorabuena”.-habló una voz suave y joven en la mente de Draco.

 

-agradezco el gesto.-contestó sonrojado, desviando su mirada hacia el suelo.

 

Luna se quedó observando la interacción con curiosidad, al parecer el unicornio se estaba comunicando telepáticamente.

 

“Cuando tu primogénito haya nacido, traedle al bosque para presentarlo, será un verdadero honor conocerle”

 

-lo haré, lo prometo.-dijo el joven sin poder contener suemociónal imaginar como sería cargar a su bebé por primera vez entre sus brazos.

 

Avergonzado, se cubrió los ojos con el antebrazo de su capa, para evitar que la fantástica criatura viera su debilidad,pero este se acercó decidido y frotó su blanca nariz contra su hombro, intentando reconfortarlo de esa forma.

 

Draco sorprendido por el ademán,no pudo hacer más que sonreír entre lágrimas,derrotado de ternura se dejó hacer sintiendo una conexión única con él, sin demora correspondió acariciando sus crines y sus orejas con cariño, disfrutando la suavidad de su pelaje blanco al tacto.

 

Luna sonrió también atesorando esa bella imagen en su memoria, el unicornio consolando al dragón.

 

 

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-¿y bien? ¿Cuál es la teoría?.-preguntó Harry frente a las dos jóvenes que se miraban nerviosas entre si.

 

-Harry ¿qué sabes acerca de los magos fértiles?

 

-bueno, sé que son hombres mago que pueden concebir y… espera ¿Mione porqué me preguntas esto? No estarás pensando que Dragón…

 

-sí Harry, esa es la conclusión a la que llegamos.-contestó ella, observando la cara desencajada de su amigo.

 

-no, eso es imposible, de hecho en una conversación que tuvimos cuando fuimos a la tienda de Madame Malkin, me dijo que él no era un mago fértil y se veía muy afectado por ello.

 

-tu lo has dicho León, no era un mago fértil, al menos hasta ahora.-opinó Pansy haciendo énfasis en la palabra “era”, poniendo más nervioso todavía al joven que venció.

 

-¿qué intentas decir?-la interrogó sobresaltado sin comprender de lo qué hablaba.

 

-Mira Harry, piénsalo ¿y si la magia suprema fue capás de cambiar una parte del cuerpo de Draco? ¿y si fue tan grande el deseo de su corazón que la magia... se lo concedió?-inquirió la castaña con la mayor sutileza que pudo.

 

-eso… ¿puede ocurrir? ¿en serio?

 

-para los magos arcanos... tal vez no sea del todo imposible.

 

Harry se encontró de pronto retrocediendo en sus pasos hasta que chocó con una pared a sus espaldas, se recargó en ella asimilando toda la información que había recibido.

 

-creo que fue demasiado para él.-cuchicheó Pansy.

 

-no es para menos, no todos los días descubres que podrías convertirte en padre.

 

Harry salió de su estado perplejo y comenzó a pasearse por el lugar intentando atar todos los cabos sueltos en su cabeza, su corazón latía desbocado al contemplar la posibilidad de que su amado Dragón estuviera esperando un hijo suyo, un hijo.

 

-Harry…-llamó la castaña preocupada.

 

-escúchenme… ¿qué les hace pensar que está esperando un bebé?

 

-Nauseas, mareos, desmayos, rechazo de olores y sabores, cambios de humor, ¡todo en él está diciéndolo a gritos Harry!, esos son los síntomas clásicos de un embarazo.-contestó nerviosa Hermione, perdiendo la compostura.

 

-¿hay alguna forma de comprobarlo?

 

-sí, Pansy y yo estuvimos buscando dentro de la biblioteca, en la sección de medimagia había un apartado para diagnósticos y encontramos una poción mágica para comprobar en un cien por ciento el estado de gesta.

 

-aquí están los ingredientes que necesitamos, también traje frascos, calderos y matraces.-señaló la Slytherin.

 

-¿cómo funciona?

 

-es una poción mágica que hace efecto a distancia, nos quedaremos con una porción y la otra se la daremos a Draco, la hechizaremos para que no tenga olor, ni sabor, así no sospechará.-explicó Mione.

 

-tenemos pensado ponerla en su jugo de calabaza, espero que quiera beberlo.

 

-entonces ¿cómo sabremos si lo está o no?.-cuestionó Harry.

 

-en el momento que la beba, el líquido de nuestra botella cambiará de transparente a color azul, eso según el libro.

 

-entiendo…

 

-Harry ¿qué harás si… si el resultado es azul?-quiso saber la muchacha expectante.

 

-si da azul Mione, creeme, voy a ser el mago más feliz de toda la tierra.-aquellas palabras aliviaron el corazón de la joven que le sonrió emocionada y lo abrazó con fuerza alentándolo.

 

Pansy también respiró aliviada por la reacción de Harry, realmente estaba preocupada y es que por nada del mundo quería que Draco saliera lastimado.

 

-ya casi es la hora de almorzar, debemos apresurarnos.-dijo la Gryffindor, poniendo manos a la obra, el resto asintió también ayudándola a obtener las porciones correctas y medir los tiempos de cocción.

 

 

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Un par de ojos rojos se abrieron en las penumbras contemplando a sus nuevos seguidores, estaba orgulloso de lo que habían hecho para demostrarle que no había resquicio de bondad en su interior… cada uno tenía en sus manos el corazón sangrante de un ser querido, de un familiar, de un amigo, de un hijo… si querían pertenecer a sus filas debían eliminar por completo los lazos.

 

-ahora sí sois dignos de mi atención, con vuestro nivel de odio el poder de la magia oscura obra a nuestro favor, pero hay una fuente de luz importante cerrándonos el paso.

 

-¿a que se refiere mi Lord?-preguntó uno de los enmascarados.

 

-canales receptores de magia suprema, magos arcanos… actualmente hay tres, uno permanece oculto, los otros dos están en algún lugar de este mundo, protegidos por un guardián elemental.

 

-¿guardianes elementales?

 

-sí, criaturas ancestrales de gran poder mágico, la única forma de derrotarlos es acabando con la vida de sus invocadores.

 

-¿será esa nuestra tarea?

 

-no, los magos arcanos no pueden simplemente morir por un ataque con magia común, algo como el avada kedavra les haría sólo un rasguño, tampoco pueden morir por accidentes, ya que su magia es lo suficientemente poderosa como para adaptar sus cuerpos ante el peligro, tampoco pueden envejecer, porque cada partícula de su ser se renueva continuamente, las únicas formas que existen para eliminarlos son: que reciban el ataque mortal de otro mago arcano o que ellos mismos decidan morir.

 

-entonces ¿cuál es nuestro objetivo?

 

-yo me encargaré de buscar al que está oculto, vosotros debéis buscar a los otros dos, he implantado algo de mi magia en vuestras máscaras, por lo que inmediatamente sabréis que estaréis cerca de su magia arcana, enviadme una señal con vuestra sangre cuando eso ocurra.

 

-si, Lord Silent.-dijeron al unísono y se dispersaron…

 

El primer vasallo observó a su Lord con intriga antes de irse, su mente despierta le decía que había dejado un mensaje secreto entre líneas, si él podía encargarse de un mago arcano oculto y solicitaba que le llamaran cuando encontraran a los otros dos, entonces Silent también era ¿un mago arcano?

 

 

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En tanto en el Ministerio de magia.

 

El Departamento de seguridad mágica era un caos, todos iban de allá para acá buscando expedientes, llevando archivos, pistas, fotografías móviles y un sin fin de testimonios de lo que había ocurrido durante la noche, la oficina de los aurores tampoco se salvaba de la conmoción.

 

-Durante la noche los cuerpos de tres magos y dos mortífagos fueron encontrados en la entrada del ministerio.-habló el jefe de los aurores a su guardilla que lo escuchaba atentamente, continuó.-los nombres son los siguientes: Michaela Grannt, Henry Wallace, Charles Buckham, Johan Savage y Elric McLaggen.

 

Al escuchar el último nombre hubo una gran conmoción, se trataba del hermano del Señor Tiberius McLaggen.

 

-Las víctimas tienen patrones en común, a todos les fue arrebatado su corazón, todos tenían un familiar extraviado, no hubo testigos en ninguna de las moradas y ni siquiera un rastro de evidencia, ni una sola gota de sangre o de arma utilizada, nada.

 

-pudieron haber sido mortífagos.

 

-pero dos de las víctimas son mortífagos, esto es extraño, no tiene sentido.-opinó uno de los aurores.

 

-quizá ellos quisieron rebelarse y terminaron siendo asesinados.-especuló alguien.

 

-tiene que haber una pista, revisen nuevamente la morada de los Tonks, debió quedar algo entre las cenizas, volveré a pedir que nos den un informe de las autopsias, mientras tanto estén atentos a cualquier movimiento.

 

-sí Señor.-dijeron al unísono.

 

-¿con qué fin habrán hecho tal atrocidad? ¿nos estarán desafiando Max?-se preguntaba la aurora Horey Watson.

 

-nos están distrayendo.-masculló con agudeza Brionell observando la fotografía de los cuerpos, no se equivocaba.

 

 

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En el gran comedor…

 

Harry se sorprendió cuando vio que Draco pasaba de largo a sentarse en la mesa de las serpientes en vez de a su lado en la mesa de los leones, Hermione lo calmó diciéndole que era mejor de esa manera para que el plan diera resultado, Pansy se levantó y fue a acompañar al rubio para que no se sintiera solo, pero la verdad era que tenía una importante misión que llevar a cabo.

 

-¿están peleados ustedes dos?-preguntó Blaise a Harry mirándolo con ceño fruncido.

 

-algo así, la verdad había olvidado lo orgulloso que era.-contestó el joven que no podía dejar de mirar hacia su chico.

 

-pues más les vale reconciliarse ¿me escuchaste?-advirtió el moreno, Harry asintió inquieto.

 

-dejame adivinar lo que pasó, le preguntaste lo que tenía por vigésima vez y explotó.-habló Theo mirando suspicaz al nervioso muchacho.

 

-sí, justamente así fue.

 

-quizás cuando pensará decirnos lo que le pasa, pero debe ser algo inquietante como para no confiar en ninguno de nosotros….-comentó Neville acariciando el hombro de su novio preocupado, Luna bajó la cabeza concentrándose en los vegetales de su sopa, no tenía cara para mirar a sus amigos ahora que sabía que era la única del grupo con el que Draco se había abierto.

 

Por su parte Draco miraba a Pansy con una ceja alzada e interrogativa, ella suspiró y comenzó a comer su pollo asado mirándolo de reojo con inocencia.

 

-¿por qué no estás comiendo con el resto?

 

-viniste aquí a sentarte sólo, somos amigos no voy a dejarte entre todas estas culebras mala clase.

 

-me conmueves Pansy.

 

-Dragón, deja de quejarte y come algo antes de que se enfríe.

 

-no, creo que ya estoy satisfecho.

 

-te comiste solo dos habichuelas y una hoja de lechuga ¿estás loco? Anda vamos, cómete al menos una presa.

 

-no tengo hambre.-dijo el muchacho y de pronto sintió la necesidad de voltearse hacia donde estaba Harry.

 

Las miradas de ambos se cruzaron a través del comedor, había tantos sentimientos mezclados que se vislumbraban, que querían transmitirse, suspiraron dolorosamente sintiendo que el corazón se les saldría del pecho si continuaban observándose.

 

Durante ese momento de distracción, Pansy fue bastante rápida, vació el contenido del frasquillo dentro del jugo de calabaza de su compañero sin que lo notara. En la casa de los Leones Hermione también miraba el proceder de su amiga con el temor de que fuera descubierta.

 

-Bueno, si ya no tienes más hambre, al menos deberías tomarte tu jugo de calabaza, eso te hidratará.-aconsejó Pansy intentando no lucir ansiosa.

 

-tienes razón, muero de sed.-dijo el muchacho tomando su copa para llevársela a la boca.

 

-se lo ha bebido, verifica el frasco.-secreteó nerviosa Hermione.

 

El corazón de Harry dio un vuelco y el estómago se le contrajo de los puros nervios, sacó con manos temblorosas el otro frasco que tenía guardado en su bolsillo y lo observó atentamente para ver si cambiaba de color, trató de ser paciente, pero no pudo, se levantó excusándose de que no se sentía bien y salió del gran comedor atrayendo la mirada de todos incluyendo la angustiada de su novio.

 

-chicos, voy a ver que le pasa a Harry.-dijo Hermione corriendo detrás del joven.

La muchacha encontró a Harry en una esquina del corredor, agitado observando la botella entre sus manos temblorosas.

 

-lo siento Mione, no pude seguir aguantando la presión de estar ahí adentro, no podría contenerme y lo notarían.

 

-está bien, fue una buena idea ¿todavía nada?

 

-no, aún está transparente.

 

-que extraño, tal vez la poción debe hacer contacto con su torrente sanguíneo.

 

-estoy muy nervioso, esto es insoportable.-se quejó Harry.

 

-cálmate Harry, me estas poniendo nerviosa a mi también.-regañaba Hermione sosteniendo las manos de su amigo para evitar que se le resbalara la pequeña botella.

 

-¿y qué quieres que haga? Estoy mucho más nervioso que cuando enfrenté a Voldemort.-dijo el muchacho ganándose una mirada airada por parte de la castaña que volvió a centrar su atención a la poción, percatándose de que una pequeña mancha oscura había aparecido en el interior.

 

-¡Harry mira! ¡la poción!-exclamó alarmada tomando el frasco y poniéndolo a contra luz para poder examinarlo mejor.

 

Harry absorto, no podía apartar la vista del líquido que poco a poco comenzaba a volverse más y más azul.

 

-oh... por dios…-susurró conmocionado después de que permaneció con la boca abierta un buen rato.

 

-¡vas a ser padre, Harry!.-clamó emocionada la muchacha sonriendo entre lágrimas de alegría.

 

Harry tampoco pudo contener las propias, una felicidad indescriptible le llenó el pecho a tal grado que sentía que esa chispa podría encender mil patronus, una sonrisa amplia se le dibujó en la cara mientras abrazaba fuertemente a su mejor amiga.

 

-¡un bebé, él y yo tendremos un bebé Mione, era eso, no estaba enfermo, era eso!.-repitió eufórico compartiendo su dicha.

 

-sí Harry, seguramente tenía miedo de darte la noticia.

 

-así que por eso me estaba esquivando, pero no comprendo ¿por qué no querría decirme? Él sabe que yo no lo abandonaría y menos que lo dejaría cargar con todo solo.

 

-quizás aún no termina de convencerse de que lo amas como un loco.

 

-tengo que dejárselo en claro ¿no?-sonrió Harry suspirando.

 

-por supuesto.

 

-Mione, asegúrate de decirle a Pansy que no se lo diga a los demás todavía, quiero respetar la confidencialidad de Draco, voy a esperar a que él decida contármelo y a los demás.

 

-¿estás bien con eso?

 

-si, mientras tanto lo voy a cuidar en secreto, no me importa que sea un cobarde sin causa, no me sorprende ¿sabes? Lo amo con todos sus defectos, así como estoy seguro de que ama mis torpezas.

 

-de acuerdo, voy a decirle a Pansy que va a ser tía, será bueno que me la lleve a la torre de astronomía, allí podrá chillar a gusto.-bromeó Hermione sacándole carcajadas a Harry.

 

 

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Ya llegaba la tarde y la lluvia caía torrencial sobre el castillo de Hogwarts, Draco quien había estado buscando a Harry para saber como se encontraba, de pronto se sintió mareado al transitar por los pasillos y se sentó en una de las escaleras del sexto piso, una sensación de somnolencia le ganó a sus parpados y terminó durmiéndose allí mismo.

 

Harry buscó a su amado con el mapa del merodeador, era la forma más fácil de dar con él.

 

-te encontré, Dragoncito mio-susurró con ternura y se sentó junto a él acariciando su cabello lacio que había crecido un tanto durante las últimas semanas.

 

Con mucho cuidado de no despertarle, lo hizo descansar entre sus brazos y lo cubrió del frío con su capa.

 

-te amo Draco ¿cómo podría abandonarte?-le susurró mientras sus ojos volvían a llenarse de lágrimas. Se quedó con él así, observándolo dormir hasta que la voz de luna lo sacó de su trance.

 

-por como lo ves dormir… parece que lo supieras.-dijo ella sin querer decir mucho, con una sonrisa que Harry correspondió.

 

-lo sé Luna… ¿él te lo dijo?-le habló en susurros.

 

-lo averigüe por mi misma… por los oroboros.-contestó bajito la rubia sentándose a su lado, observando a su amigo dormido.

 

-¿cómo es que puedes verlos?

 

-es un gran misterio, también lo desconozco.

 

-eres increíble.

 

-que gracioso, él también me dijo lo mismo, parece como si estuvieran sincronizados.

 

-debe ser nuestro vínculo, Luna no se lo digas al resto, voy a esperar hasta que él decida soltarlo de una vez… creo que no será dentro de mucho… esa pancita se comenzará a notar bastante ¿no crees?-ante lo dicho, Luna sonrió divertida.

 

-te apoyo, seguro que un día de estos suelta la bomba, lo malo es que ya no será sorpresa, bueno es hora de cenar, acompañaré a Blaise un poco más, nos vemos Harry.-se despidió la muchacha.

 

-nos vemos Luna.

 

Harry miró una vez más a su chico y volvió a sonreír sin poder evitarlo, sería padre a sus dieciocho años y le importaba un comino lo que pensaran los demás, su corazón le decía que debía seguir adelante, sin importar cuan enrevesado pintaran las circunstancias, de pronto recordó las palabras que su madre le había dicho en sueños.

 

En los recuerdos de Harry...

 

-“van a pasarte muchas cosas nuevas amor, no tengas miedo… lo que deba suceder, no luches contra ello, acéptalo sin vacilar”

- “¿cosas nuevas? No entiendo ¿de qué estás hablando?”-preguntó confundido.

Una memoria de esa misma conversación vino también a su mente…

 

-“¿aún si no puedo darte nietos…?”-le dijo apenado en un susurro, a ella le brillaron los ojos y una sonrisa aún más grande se poso en su rostro.

 

Lo sabías, ¿verdad mamá?”.- pensó el muchacho para sus adentros.

 

Harry se levantó llevando al cuerpo ligero de Draco entre sus brazos, subió las enormes escaleras hasta el séptimo piso y cruzó la pared hacia el cuarto que tenían en el salón de los menesteres.

Al llegar lo recostó en la cama y comenzó a sacarle cuidadosamente la ropa, para después vestirlo con su pijama de seda verde, el otro joven se removió entre sueños y Harry tuvo que contener la respiración para no despertarlo, cuando vio que volvía a dormirse, soltó un suspiro de alivio y observó su tentador vientre, se moría por acariciarlo… lo miró embobado y no pudo evitar besar sus labios, sólo fue un roce, pero la sensación fue tan intensa, que Harry tuvo que alejarse poco a poco para no comérselo a besos.

-creo que es mala idea que duerma contigo esta noche amor, espero sepas comprenderme-le susurró y besó dulcemente su frente.

 

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En tanto en la torre de astronomía…

-que suerte que hoy no haya clases debido a la lluvia.-decía Hermione viendo la soledad del lugar.

-bueno, al grano… ¿qué pasó?.-preguntó la morena ansiosa buscando la atención de Hermione.

-pues… bueno.

-no seas así, ¡vamos anda suéltalo! ¿Dragón está embarazado?-preguntó suplicante.

-bueno… la poción… se puso azul…-fue todo lo que dijo una sonriente peli castaña observando como los ojos de Pansy se abrían de par en par digiriendo la noticia.

-¡¡¡sí!! ¡vamos a ser tías! ¡vamos a ser tías!.-saltó la morena abrazando a Hermione que asombrada no hizo más que corresponder a esa muestra de alegría.

-hubieras visto como se puso Harry, lloraba de felicidad.-le contó la joven.

-¡santos dragones!, esa es una noticia maravillosa, tengo que contárselo a los chicos.

-no Pansy, Harry me pidió que no le dijésemos a nadie todavía, va a respetar a Draco en su decisión de si contarlo o no.

-¡demonios!… bueno, al menos ya sabemos que no le pasa algo malo.-suspiró la morena.

-sólo espero que las cosas no se compliquen para ellos una vez que salgan de Hogwarts.

-debemos estar a su lado ahora más que nunca.

-así es.-apoyó Hermione mirando la tormenta de las afueras.

 

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Unas sombras encapuchadas con máscaras escarlata, sobrevolaban los cielos del norte, tras haber buscado incesantemente un indicio de magia arcana en la zona centro-sur del país.

 

-bajemos.-ordenó el primer vasallo con decisión, el resto se limitó a seguirlo.

 

-esto es Hogwarts.-dijo uno de ellos contemplando el castillo desde la quebrada en la que acababan de aterrizar.

 

-sí ¿y?-contestó el primer vasallo.

 

-estás insinuando que quienes buscamos ¿están aquí?.

 

-oh si, mi odiado Slytherin, cuando Lord Silent comenzó a hablar de nuestros obstáculos, inmediatamente pensé en ellos y adivina que… la magia arcana se siente más fuerte a medida que avanzamos.

 

-¿cómo sabes que soy un Slytherin?-preguntó intrigado.

 

-que yo recuerde, uno de los que más odiaba a Malfoy eras tú, Savage.

 

-… McLaggen.

 

-ahora estamos dentro del mismo bando, ambos buscamos lo mismo, espero que cooperes con la causa.

 

-lo mismo digo, que nuestro odio sea eterno.-le contestó el otro encapuchado sonriendo de manera perversa mientras observaba el castillo.

 

 

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Harry había llegado más feliz que de costumbre a la sala común de Gryffindor, saludó a sus compañeros de casa sintiéndose aliviado, como en las nubes. Ron y Neville le llenaron de preguntas, pero él solo dijo que era su sistema nervioso fallándole, que se había tomado una poción para elevar el animo y que se encontraba mucho mejor, pero Hermione sabía que esa felicidad se debía a otra cosa. Todos se fueron a dormir, excepto la muchacha que se quedó un poco más charlando con él junto a la chimenea.

 

Una gran tormenta azotaba las afueras, el viento huracanado soplaba contra las aguas elevándolas en picada, los árboles perdieron todas sus flores y las criaturas del bosque buscaron refugio, pero en el cielo podían verse unos Thestral e hipogrifos sobrevolando el castillo en círculos de forma inquieta… ellos no eran los únicos que se sentían en desasosiego.

 

 

En la mitad de la noche Harry comenzó a tener pesadillas, sudaba copiosamente viendo escenarios cada vez más tétricos, esos ojos rojos penetrantes, vacíos que lo miraban carentes de emoción en medio de las tinieblas…

 

“¡Harry!”.-se escuchó la voz desesperada de Lily.

 

-¡Madre!.-gritó el muchacho buscándola en la oscuridad.

 

- “Harry, no tengo mucho tiempo para explicarte, llévate lo indispensable, despierta a Draco y huyan hijo, huyan lo más lejos que puedan”

 

-¡madre! ¡¿qué está pasando?!.-Harry se sentía confundido y asustado por las emociones que le llegaban abruptamente.

 

-Date prisa hijo, Hogwarts ya no es seguro para ustedes dos, salgan de Inglaterra, vayan al extranjero allí estarán protegidos por un tiempo.

 

-¡qué! Espera ¡¿de qué debemos huir exactamente?! ¡¿de quién?!-exclamó viendo la desesperación en el rostro de su madre.

 

-¡por favor hijo, sigan a su corazón, cumplan la profecía, todo saldrá bien si lo hacen! ¡oh no, allí viene! ¡corre Harry, corre!.-el grito de su madre lo hizo despertar agitado, miró la habitación percatándose de que había sido una pesadilla… tragó lo poco y nada de saliva que su seca boca podía generar y se miró la mano derecha con temor.

 

Su cuerpo entero tembló de miedo ante la idea que se le pasó por la cabeza, cerró los ojos concentrándose para invocar su báculo, al abrirlos se estremeció al ver que en vez de la majestuosa bola roja encendida, ahora había una esfera oscura emitiendo destellos púrpura, casi perdió el aliento al asimilar lo que estaba pasando, de verdad estaban en peligro.

 

Se levantó de su cama de un salto, se vistió con rapidez, tomó su mochila llevando lo básico: algo de ropa, documentos personales, dinero y su capa de invisibilidad, se puso su capa gruesa y salió de allí con sigilo mirando a sus amigos, quizás por última vez en mucho tiempo.

 

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Harry corrió con prisa por los corredores del castillo de Hogwarts haciendo lo posible por llegar al séptimo piso antes de tiempo, deseó con todas sus fuerzas que sus piernas pudieran correr más y en un segundo se sintió más ligero alcanzando una velocidad sobre humana, derrapó en el corredor del séptimo piso intentando concentrarse en el cuarto del salón de los menesteres, respiraba agitado y su corazón no dejaba de bombear dolorosamente.

 

Cuando finalmente pudo entrar, se lanzó a la cama donde Draco dormía y lo remeció con tanto frenesí que el muchacho rubio despertó completamente alarmado.

 

-¡eres tú, Harry! ¡qué manera de despertarme es esa, joder!-exclamó el Dragón enfurecido.

 

-¡vístete rápido, invoca un bolso con lo esencial!-ordenó Harry apresurado buscando las ropas de su novio y sus pertenencias.

 

-¡qué diablos te pasa! Pareces un demente.-Draco ya se estaba asustando de su actitud, lo miró preocupado viendo como hacía lo imposible para calmarse.

 

-vámonos de aquí, tenemos que irnos.

 

-¿de qué estas hablando? ¿por qué estás tan asustado?

 

-esa cosa… nos encontró, viene a por nosotros, ya no hay tiempo, así que por lo que más quieras, sólo hazme caso y huyamos.-dijo entre sollozos Harry.

 

-¿tuviste una pesadilla?

 

-¡maldita sea no tenemos tiempo! ¡¿por qué no quieres creerme?!

 

-¡cálmate!-le respondió firmemente el rubio.

 

-tu báculo…

 

-¿qué?

 

-¡invoca el maldito báculo!-le gritó Harry dejando al joven paralizado…

 

Un escalofrió recorrió la espina dorsal del albino y se miró la mano derecha, luego volvió a mirar a Harry que temblaba como una hoja… a través de su vínculo podía sentir el terror del peligro inminente.

 

Draco hizo aparecer su báculo en su mano derecha, sus ojos se ensancharon al contemplar la esfera negra que destellaba rayos de color púrpura.

 

-¿ahora?-dijo en un hilo de voz.

 

-si amor, vámonos ya, al extranjero o donde sea, tenemos que dejar Hogwarts por la seguridad de todos, de nosotros… y la de él o ella.-dijo Harry con la voz rota, acariciando el vientre de su chico que jadeaba de la impresión.

 

-¿como… cómo lo supiste?-se quebró Draco.

 

-no es el momento para explicarlo… es hora de irnos.-Se abrazaron con fuerza desahogándose el uno con el otro, las lágrimas de Draco no paraban de rodar mientras asentía y se alejaba de él para vestirse con urgencia.

 

Unos minutos después, ambos salieron de la sala de los menesteres corriendo de la mano, sentían el peligro como si éste estuviera a la vuelta de la esquina y no se equivocaban, dos encapuchados le cerraron el paso por uno de los corredores…

 

-no tienen escapatoria…

 

Harry puso a Draco a resguardo, no sabía a quienes se enfrentaba y no se iba a arriesgar a que le hicieran daño.

 

-muy poderosos podrán ser, pero no podrán con él poder de Lord Silent.-dijo el otro encapuchado burlándose del miedo de ambos jóvenes que miraban alerta las posibilidades de escapar.

 

-¿como pudieron entrar a las barreras de Hogwarts?

 

-digamos que… tenemos privilegios.-dijo el enmascarado del otro extremo, sin darle vestigio de que pudieron entrar sin problemas, porque la barrera los reconocía como alumnos de la escuela.

 

-ahora mismo invocaremos a nuestro señor y van a pagar por su odiosa existencia.-el encapuchado sacó una daga de entre sus ropas y se cortó la muñeca, dejando salir negra sangre de sus venas, inmediatamente un ente sin forma comenzó a formarse entre las sombras, cada vez la oscuridad se volvía más densa opacando la escasa luz de los candelabros, ni siquiera la luz de los relámpagos se salvaba de las tinieblas al punto que en el lugar sólo podían divisarse un par de máscaras y ojos rojos idénticos a los que Harry había visto en sus pesadillas.

 

Continuará...

 

Notas finales:

¿qué les parecio? ¡¡por favor no me maten!! espero que quieran seguir leyendo el proximo capítulo, besos y abrazos.


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