Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las espinas de una rosa 3.0 por SzSuzuZs

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El capítulo contiene 9,996 palabras :,v por si amor yaoi dice que son más.

Conlos dos archivos perdidos, no quedó como debería de haber quedado, solo espero y sea de su agrado, en lo persona es una lectura muy simple y no es pesada.

El título va de las veces en que lo guardaba. se me eliminó dos veces...

¡Es un infierno que se te elimine y no tengas mucho de respaldo! ;-;

 

    I. Las espinas.

Es fácil llevar un vida, todo el día se recuerdan con sucesos que marcan de para siempre, incluso arrepentirse no es nada. Ese nada se convierte en sobrias palabras llenas de falsedad, queriendo romperlas y escapar, pero no siempre se puede, al final siempre termina ganado la verdad aunque seas lo más cuidadoso no temen echar tu vida a perder, eres mierda para ellos y ellos son una mierda para ti. Nunca olvides disfruta como si fuese tu ultimo día de vida, ya que nunca sabes cuando puedes dejar de respirar, cuando puedes lograr dejar de sufrir.

~

—¡Ya les dije! ¡Pónganse a limpiar este desastre! No quiero que el local se vea feo, quiero que sea presentable —eres increíble, no sabes cuanto te admiro, desgraciadamente no corro la suerte como tú.

—A su orden Señor Yutaka.

—¡Ahhh! Siempre con bromas Taka —me despejo y vuelo hacia otro lado mientras ustedes ríen y caminan a ordenar todo —¡Suzuki, a trabajar!

—S-sí —a pasos cortos me acerco a una mesa. Me acuerdo que hoy se cumple un mes de empezar a trabajar aquí y aún no puedo hablarles más que ademanes o palabras incompletas, estúpido.

—¡Hola, lamento llegar tarde!

—Es normal en ti Shima, ponte tu ropa y a limpiar.

Volteo a ver a Takashima y me sonríe, tiene una pareja que es hombre, siempre me he preguntado si no teme salir a la calle con él, demostrar que no se avergüenza de ser gay o algo por el estilo.

para alguna mesa, te miro sorprendido sin saber que responderte, lo mejor que puedo es tratar de ayudarte a recoger los pedazos de vidrio que se han esparcido por el suelo.

—¡Oh! No te preocupes, sabes que no debes —me entretengo mirando el suelo y afirmo para levantarme—, pero puedes traer una bote para tirar esto.

Llego a la cocina y agarro el primer bote que encuentro.

~

—¡Listo! —gritas — puedes llevar de nuevo el bote a su lugar.

Recojo el bote y me dirijo a la cocina otra vez, trato de recordad de donde lo agarré, pero al no recordar lo dejo en una esquina del lugar.

—Suzuki —me volteo lentamente—, ¿Te cortaste? —niego—, es que, tu mano sangra. —Veo mi mano atentamente, que problema.

—¡Oh! Lo siento.

—No te disculpes, no fue culpa de nadie. Hay que limpiarse eso, ven conmigo —sigo mirando mi mano. Tomo aire y comienzo a caminar detrás de ti.

Llegamos al baño, te acomodas frente a un lavabo de manos, supongo que yo debo de estar contigo a tu lado así que camino hasta ahí. Me pides mi mano y al instante obedezco, la pones debajo del grifo y veo como de forma lenta se tiñe de rojo y al poco rato deja de serlo. Tomas una venda y la coloca sobre mi palma, ejerces presión a lo que me quejo y recibo una pequeña disculpa.

—Ya quedó, ten cuidado. Yutaka nos va a regañar por esto —sobas tu cabeza—, no te preocupes por la cortada, sanará pronto.

—¿Por qué…? —pregunto cohibido, mientras escondo mi mirada.

—Sabes que a él no le gusta que lo hagas, la primera vez que lo hiciste casi le da un paro al verte manchado de sangre, ¡La segunda ni se diga! —ríes.

—¿Por qué… no le… gusta?

—Pues, desde que casi haces que se de un infarto, se dio cuenta que eres demasiado torpe y nada cuidadoso. Tiene miedo que en una de estas te vayas a desangrar o algo por ese estilo.

—Es tonto.

—Realmente, nos metiste un susto a todos y yo no quiero que Yutaka me diga algo o me corra.

Dejo escapar un suspiro y me entretengo mirando la venda que se a puesto algo rojiza.

—Bueno, vamos a trabajar. —Salimos del baño y ahí estabas, parado en la caja mirando directamente de donde salimos.

—¿Qué se supone que estaban haciendo? —nos miras a los dos con tu entrecejo fruncido notando que te encuentras enojado.

—Un pequeño accidente con Suzuki.

—¿Mas problemas Suzuki? Yo ya te advertí. Vamos a mi oficina.

Camino desganado detrás de ti. ¿Qué haré si me echas? ¿Cómo voy a salir adelante? ¿Que nadie ve que estoy solo?

—Toma asiento —rápidamente  lo hago.

—Lo siento, sé que… que soy torpe, bueno, idiota y…

—Oye, cálmate —suspiras—, mira seré franco, te propongo algo. Las quejas en este mes que has tenido me llueven, ¿Es molesto? ¡Claro! No voy a estar soportando tus inmadureces, trata bien a los clientes y por nada del mundo debes de mirarlos con cara de amargado. Bueno, el punto es de, te daré una semana para que pienses sobre tu comportamiento.

—¡Me niego! ¿Y esa semana qué? ¡Me pagas por semana, y yo debo renta, si no pago a tiempo me van a echar! ¿En donde voy a vivir? ¡Me voy a morir! Y que pasa si él, no, no, no, NO. ¡JAMÁS! Usted no entiende, nadie lo hace ¡Me quieren muerto…! —mis manos va a mi cabeza, tomo mis cabellos para restregarlos sin cuidado.

—Suzuki. Oye, me estás asustando… ¡Suzuki!

¿Por qué tenía que pasar esto? Creo que mi vida tiene que ser así, desde esa noche cada vez me asfixio más y más hasta perder la conciencia del lugar, hasta perder mis ganas de vivir, hasta perder la fuerza de mi mente que se mantiene activa dejando pasar esos hermosos momentos de amargura. Desde ese instante la vida se convirtió en lo que más quería él, dejé de sonreír, de vivir. El insomnio me ataca noche tras noche haciendo que recuerde ese instante en el que murió mi completa existencia, recordando como maltratase mi cuerpo dejándome sin aire y sin ganas de ver la cara al mundo.

Te tengo miedo. Las esperanzas que yo guardaba de salir adelante contigo se fueron a la nada junto tus promesas y bellos momentos, aunque creo que esos serán los únicos de toda mi vida. Se siente como la desesperación embarga mi cuerpo sin dejarme respirar para después degollar mi cuello en unos cuantos segundos, la pantalla negra no se deja sorprender y me tapa los ojos sin perder momentos.

 

[…]

 

La pereza siempre me quita mis ilusiones.

 

Limpiar, limpiar, agarrar, colgar. Limpiar, limpiar, agarrar, colg… caer, limpiar, limpiar, agarrar, colgar.*

—¿Cómo te sientes Suzuki? —limpiar, limpiar, agarrar, colgar.

—Aburrido —limpiar, limpiar, agarra, colgar.

—¿Aburrido? ¿No te pesa el cuerpo o te duele algo?

—No, no. —Limpiar, limpiar, agarrar, colgar.

—Yutaka dice que por hoy y mañana puedes irte a descansar. Te ves decaído.

—Ya pasó —me levanto para ir al otro lado de la repisa mientras sigo escuchando tus palabrerías tontas.

—¿Pasar…? ¿Te refieres a lo de antier? —ladeo mi cabeza y la muevo de arriba hacia abajo.

Sacar, sacar, sacar por montones. Acomodar para limpiar.

Esto es aburrido, debo de atender a los clientes, si para eso me diste el trabajo, no para limpiar las cosas de la cocina, ese es el trabajo de Takanori, pero ahora a él lo has mandado en mi lugar ¿Es que acaso son un bueno para nada? Yo estoy bien, no hay razones para tenerme miedo ni para echarme a cualquier lado, sé que tal vez soy poco confiable, que soy un asqueroso sin remedio, ¿En que lugar quedaron los consuelos para mí? ¿Cuales son los buenos tratos? Creo que la guerra se va perdiendo.

Lentamente me destruyen con su fuego pantanoso. Todo estropeado con deseos mal hablados, sintiendo la desesperación cubrir infinidad de lágrimas que se marcan en la piel después de estrujar lo dañado de mi cuerpo lleno de gritos y odio que solo dejan cicatrices sin borrar. Pensando en todo esto, solo obstruyen mis señales de vida, aquellas que nacen muertas y mueren vivas sin dejar rastro de estas espinas cruzada con pánico y pesadez. Matando las nubes que florecen entre la vegetación, dejando un lago marchito de lluvia ácida quemando los poros de la piel. La fatiga hostiga mi mente deseando la muerte y la tan amada libertad, esa pequeña luz que casi todo el mundo teme y otra pequeña parte ama con todo su ser, esa luz que brilla al final de todo lo malo dejándote ser una pequeña esfera en el mundo de los sin corazón.

Ese pasaje en donde los vivos desean estar muertos y los muertos desean estar vivos para burlase de su asquerosa vida, ver como se destruyen los unos a los otros vomitando los años trascurrir de forma lenta…

—¡Suzuki! —me exalto de mis pensamientos y congelado te dirijo la mirada—, ¡Por un demonio. Que te estoy hablando y tu sigues mirando a la nada! —tocas tu frente con desesperación —. Te vas a casa, ahora y mañana no vengas.

—No.

—Yo te mando, no vengas hasta que te encuentres bien de salud.

—Estoy perfecto, eso ya pasó.

—Mira —pones tu mano dejando extendidos tus cinco dedos— tienes cinco segundos para irte a guardas tus cosas. Uno —comienzas a bajar tus dedos—, dos…

Molesto me levanto, arreglo las cosas que saqué y de la misma manera arreglo mi uniforme. Desganado voy a mi cajón y lo abro con fuerza hasta dejar escuchar un estruendoso ruido, aviento las cosas sin cuidado y de igual forma agarro las mías. Al terminar de estar listo me dirijo a la puerta principal.

~

“Vamos, grita por ayuda, llora de dolor y satisfáceme.”

Despierta, despierta y olvida lo ocurrido, explota tu mente, deshazte del llanto e implora por tu vida. Pesadillas carcomen tú recuerdos, no te dejan descansar y solo las pequeñas soluciones hacen desilusionarte más de lo que la gente puede, sin embrago, siempre el culpable eres tú; por cobarde y débil.

Una persona como yo, no debe vivir. No sé que me depara a mi futuro, se expande de negro cubriendo las zonas afectadas sin dejar un punto en blanco. Siempre tratas de que no pueda salir adelante y te felicito, los has logrado. Rompes cada parte de mis células con tus rojas manos, mientras me mantienes sin oxigeno y sin alguna salida, todo es tan perfecto sin ti a mi lado y todo era tan perfecto contigo a mi lado. Aunque desgarre mi garganta tus puños piden atención encerrándose en un vacío lejano, ostentando mis pensamientos remotos que día con día acaban con esta culpabilidad que por nada del mundo la dejan escapar, siendo tan débil ante tal persona no merece un perdón.

Olvidar. No es sencillo, el solo hecho de pensarlo es doloroso, pero él… es perfecto.

Me siento en la cama con pesadez mientras sorbo de mi quinta taza de café que como es de esperarse, esta noche tampoco voy a dormir. Ya no quiero seguir viendo como mallugan mi cuerpo y lo voltea a su manera. Si tan solo te alejaras de mi.

Dejo mi taza de café en el suelo. Jadeo mientras me lamento y me recuesto con somnolencia, mis ojos comienzas a ceder al sueño, eso de no dormir durante meses me mantiene con fatiga y de mal humor. Quiero dejar mi mente en blanco pero es tan dañino. La oscuridad no me deja ver mas allá de mis manos, mis propios ojos se quedan ciegos ante tal realidad. 

Escuchar mis sollozos es lo más vergonzoso que estas putrefactas paredes deben de hacer, soportar todos los días por mi fragilidad a estas horas de la noche, saber que alguien más se robó una parte de mi y no poder lograr acercarme un poco, lastimosamente mi vida va a ser así y no se puede cambiar, ni con los remedios más exactos de un científico. Siempre quiero escapar, pero te encuentras todos los días en esa esquina, me volteas a ver con una sonrisa que hace que mi cuerpo se congele y se apodere del pánico. Mi obsesión de no querer estar solo hacen desde lo que sea con no estarlo, no importa si es lo más cruel del mundo. 

10:00 pm.

En estos momentos, mirar el vacío techo es lo más entretenido de todos los días, querer ver a través de él es tan complejo. Saber que nunca se va a poder me tienta a perderme en él. Aunque nunca es suficiente, pero sentir como pasan lentamente las horas, me dejan caer en la pesadez. Giro mi cabeza hacia donde se encuentra el reloj.

—Diez uno —que lento pasa el tiempo, va a ser una noche pesada. Como todas.

 

[…]

 

—Suzuki —volteo a mirarte—, necesito hablar contigo. A mi oficina.

No sé que he hecho ahora, va empezando el día y no he tenido quejas, tampoco he molestado a mis compañeros. Aunque no me sorprende que me fueras a despedir, ya debes de tener suficiente con tenerme presente.

—No es nada malo, no te apresures en pensar cosas tontas.

—¿Eh? ¿A qué te refieres, Yutaka?

—Te he visto a lo lejos, siempre sueles perderte en tus pensamientos —abres la puerta con cautela—, vuelas alto y nadie puede bajarte. —Tomas asiento y me señalas la silla frente a tu escritorio.

—No comprendo. ¿Qué tiene que ver eso? —me siento tembloroso, tenerte enfrente me pone nervioso.

—Hablo de que hay algo que siempre molesta tu cabeza ¿Estoy equivocado? —callas por unos segundos, supongo que quieres que te responda—, creo que no lo estoy…

—Ni siquiera te respondí, no puedes saber algo sin que yo lo hubiese dicho —dirijo mi mirada a una figura en forma de “chef” detrás de ti.

—No se necesita mucha ciencia para saber eso. Vamos a hablar como amigos Suzuki, olvida que soy tu jefe y ten confianza como si fuera tu mejor amigo de años —niego—, ¿No? Trato de ayudarte, me preocupas.

—¿También quieres jugar con mi cabeza? ¿Burlarte acaso? —niegas—, todos lo hicieron conmigo, que me hace pensar que tú no lo harás.

—Por que no soy esas personas, no puedes hablar de mí así —te miro incrédulo por unos segundos, pero tienes la mirada en otro lado.

—Eso va para ti.

La sala queda en silencio, tu sigues mirando hacia otro lado y yo sigo mirando aquella figura. Los dos volamos hacia nuestro propio mundo, tal vez estas reflexionando o tal vez me estas maldiciendo, no puedo saberlo, quiero saber que hay en esa mente tuya, saber que piensas de mi, saber que no es nada malo, saber que tú...

—Lo siento.

—¿Eh?

—Siento haberte faltado el respeto, no medí mis palabras y lo lamento, por que no mereces un trato como ese, ya tienes suficiente con todo lo que te ha pasado, o con lo que te pasó, me preocupas por que te quiero, aunque te sorprendas o pienses que estoy loco, las únicas veces que he hablado contigo, las puedo contar con una mano y eso es lo que me preocupa.  Aquí todos son mis amigos, aunque los regañe o les baje el sueldo, preguntarle a Takashima, te dirá que es cierto, este es su trabajo y en esos momentos yo soy su jefe y afuera somos buenos amigos, pasa lo mismo con Takanori. No tienes porque temerme —siento tu pesada mirada traspasar mi cuerpo—. Mírame Akira. Quiero que veas que no estoy mintiendo, que te tengo cariño.

—No puedo hacerlo, no puedo decirte lo mismo, no puedo…

—Basta de los “no puedo”, si puedes.

—¿Cómo llegamos a esto? Quiero irme… —levantas tu brazo izquierdo y apuntas algo a mi espalda.

—Ahí está la puerta.

Giras tu silla para darme la espalda y encender tu computador, me quedo congelado mirando esa escena repetidas veces.

—¿Ya no te quieres ir? —dijiste que no lo harías.

—Me diste la espalda…

Susurro para levantarme. Todo da vueltas a mi alrededor, ¿Qué está ocurriendo? Quiero quedarme en este mundo.

—¿Suzuki? Lo siento… —logro escuchar como te levantas bruscamente de la silla, te acomodas a mi lado izquierdo y tratas de no tocar mi hombro—, estás temblando, siéntate de nuevo.

—Quítate… dijiste que no lo harías…

—No sabía que eras tan… —llevo mis manos a mis oídos, comienzo a querer arrancarlos, no quiero seguir escuchando mentiras— basta, Akira.

—Todos siempre dicen esas malditas mentiras…

~

Me siento mareado, todo está lejos de mi alcance, ¿Qué está ocurriendo? ¿Alguien puede bajar las cosas? Me da miedo ver que estén flotando, se supone que deben de estar sobre el suelo.

—¿¡Suzuki!? —todo cae abruptamente— ¿Estás bien?

—Sí.

—¿Seguro? Te noto ido…

—Si estás viendo, no entiendo para que preguntas.

—Que agresivo, Suzuki —aprieto mis puños tronando mis dedos, me levanto del asiento desesperado, te doy la cara y alzo el puño tratando de golpearte — ¡Hey, hey! Cálmate.

—¿¡Quién te crees para hablarme así!? ¡No tienes el derecho! —mi mano va directo a tu cara, pero mi cuerpo no tiene la suficiente fuerza para lanzar un golpe y fácil lo atrapas en tus manos.

—¿Qué traes hoy? Todos los días pareces muy calmado y hoy eres todo lo contrario.

—Nada que te importe, deja de tratar de meterte en mi vida.

—No voy a obligarte a nada, en algún momento lo vas a hacer, vendrás a mí… —volteo a verte, tus hermosos ojos café oscuros brillan.

—¡Nunca! —no voy a aceptar algo como eso.

—Escucha Akira, nos preocupas a todos, hemos visto como en ocasiones te pones a temblar como un loco o cuando comienzas a hablar solo… quieres a alguien a tu lado ¿Perdiste un ser querido? —no despego mi mirada de la tuya.

—No vuelvas a decir nada, como si supieras… —nadie puede hablar mal de ti, solo yo.

—Queremos…

—¡Nadie quiere! —me levanto enfadado, tu vista se nubla de lágrimas, no entiendo la razón por que lloras. no voy a flaquear ante tu debilidad. Camino hacia la puerta—, iré a seguir trabajando, Yutaka.— la abro sin cuidado y de la misma forma la cierro.

¿Quién te tratas de creer? Por algo estoy así. Ya no comprendo que está sucediendo, primero me quieres ayudar y después me hieres, entonces ¿Qué es lo que tratas de hacer? Si tanto quieres ayudarme. Mantente lejos de mí y has como si nunca hubiese hablado conmigo.

Camino directo a los baños, me acomodo frente al gigantesco espejo, me miro detenidamente,puedo apreciar en mi cara una finca capa de sudor, mis ojos pesados e irritados. Le presto atención un poco más a mi rostro. Mi cara pálida y amarillenta, mis ojos son rodeados de unas grandes ojeras negras y un poco moradas, mis labios resecos y partidos e igualmente pálidos sin mencionar como los huesos de mi cuello sobresalen y mi cuerpo anormalmente delgado, como si no me alimentase bien y es que he perdido el apetito. Bajo mi mirada para ver mis manos, estas no pueden estar mejor, mis uñas son delgadas y sin color, mis huesos y mis venas se logra apreciar de igual forma que mi cuello. No sé que estoy haciendo con él, con mi vida, si tan sólo pudiera regresar el tiempo y decir un claro “No” y así salvarme de esta agonía. Tortura que me encanta, me he acostumbrado a vivir con ella, que ahora en vez de odiarla, la disfrutó con todo mi ser. Pero no faltan esas personas que siempre quieren taladrar mi cabeza, moldearme a su favor, pero ya no voy a dejar que alguien entre en mi vida, voy a quedarme solo y estar en paz. No me voy a mentir, siento una gran necesidad de escapar del mundo, ya estoy harto y no quiero seguir soportando un poco más pero quiero vivir en la fantasía y aunque ame ese martirio ya quiero dejar todo en un condenado silencio e irme sin dejar alguna huella de este putrefacto planeta, donde habitan todos eso asquerosos mortales, en el que más de uno está sufriendo al igual que yo y en donde hay mucho que en este preciso momento estén felices o haciendo alguna actividad física, pero eso no importa porque lo único que es importante ahora soy yo. Soy yo ese ser marchito que sus alas ya están por romperse y está a punto de dar todo por finalizado, que ya es el fin del mundo, pero es que la más mínima cosa me daña tanto que me siento desesperado y como un completo idiota sin salida, por más que trato de buscarla no la encuentro aun así investigue en cada lugar oscuro y pequeño todo se encuentra cerrado con gigantescos candado que obstruyen el paso y no sé cómo encontrar las llaves para poder abrirlos, todo es tan difícil. ¿Por qué tiene que ser así? Necesito una respuesta urgente. Aún encontrando la respuesta seguiré siendo inservible para este mundo.

… no sé por qué tientas a mi cuerpo, me pones tan débil y nervioso con solo mirar esos hermosos ojos que tienes pero no eres para mí y no soy para ti. Te preocupa que tus adorados clientes se vayan de la tienda y tú llegues a obtener bajas en la venta por mi culpa. No me quieres como yo te quiero a ti, no me miras como yo te miro cuando no te das cuenta. En esos pequeños momentos mi cariño sale a flote, mi amor emana de forma descontrolada, puedo pasar horas apreciando como das tus órdenes o solo verte estar sentado frente a ese computador… me desanima el ver que por primera vez me tomes en cuenta, solo cuando se llega a ver que estoy perdiendo todas mis fuerzas para estos malditos y desgraciados días. Cuando la tierra ya me está comiendo vivo, pero de cierta manera me hace sentir extraño. Aunque no estoy ni cerca de ayudarme.

—¡Suzuki! — volteo exaltado— vamos a seguir hablando.

Niego. —Deja de meterte en mi vida, ¿No te basta con verme? ¡Soy un asco de persona! ¡Nadie debe tocarme o siquiera observarme! —cubro mi pecho con mis delgados brazos, mis manos pasan directamente a mi cuello y toco tembloroso mis huesos sobre salientes. Me falta el aire.

—Nadie va a tocarte y está más que claro que no eres un asco de persona. Nadie es perfecto Suzuki — te miro incrédulo.

—Tú eres perfecto — y sin previo aviso esas palabras que he guardado durante unos pocos meses salen sorprendiéndome de lo capaz que fui al hacerlo—, y-yo no quise… decir eso.

—¿Piensas eso de mí? Deberías dejar de hacerlo, soy todavía más imperfecto que tú, suelo olvidar y perder todo lo que tenga a mi alcance, me pongo nervioso muy seguido y no puedo calmarme también suelo tartamudear mucho cuando sucede eso.

—¿Solo eso? No es nada comparado conmigo…

—Y nunca se va a poder comparar Suzuki. Tú eres una persona totalmente distinta a la mía estás “formado” con distintos puntos de vista desde tu persona y de tus padres, tú no llegaste a pasar por mis problemas en la escuela secundaria o te rompiste un brazo en el mismo momento y lugar que yo. Akira, una persona no se puede comparar con otra. No lo hagas, no te hagas valer nada por qué vales mucho aunque no te lo quieras creer. Eres alguien increíble y lo sé sólo que te falta aprender a vivir con lo que sea que lleves encima.

—Si te hubiese pasado no estarías en este momento diciendo todas esas palabrerías. —Bajo rápidamente la mirada al suelo, no puedo seguir viendo como ves las cosas de la manera más fácil. Eres muy optimista, que desagrado.

—Entonces, dime qué te pasó para poder ayudarte… —niego.

—No es tan fácil decirlo. —Miras tus manos tratando de sacar algo.

—Ten —estiras un pedazo azul  hacia mí—, mí dirección y mí número, por si alguna vez siente que no tienes salida, yo trataré de ayudarte siempre y cuando tú me dejes.

—No puedo aceptarlo.

—Si puedes —tomas mis manos temblorosas y pones el papel entre las dos, seguido de eso haces que las cierre muy a mi pesar.

—No lo necesito de todas formas. —Suspiras cansado.

—Si no te sientes cómodo conmigo ahí vienen también las de Takashima y Takanori. Planeamos esto para que te des cuenta que si nos importa —me sonríes por primera vez en el día—, puedes irte a casa.

—Todavía no termina mi turno Yutaka.

—Te dejo el día libre, duerme un poco, come bien, y mañana regresa —te das vuelta para irte—, hasta mañana.

Sales con parsimonia del baño, ¿Qué es lo que acaba de ocurrir?

 

[…]

                

  1. II.              De una rosa.

 

“—Feliz cumpleaños Aki. Te tengo un hermoso y doloroso regalo —ríes—, vamos a hacer el amor todo el día.

—Pe-pero yo no estoy listo Yuu, ¿Podrías esperar más tiempo?

—No. Ya no voy a estar soportando tus ridiculeces.”

 

Hoy es mi peor día del año, es el día en el que mi vida fue hecha pedazos, en el que perdí todo de mí para después en unos meses tener una realidad desierta llena de complicidades, sufrí mucho en ese tiempo, pero recuperé mis esperanzas por una pequeña razón, aunque el destino siempre me quiere jugar malas pasadas* y desde ahí comenzó esa monotonía y sin sentimientos de por medio. Si no hubiese sido tan débil ahora en este mismo instante seguiría con una vida normal y corriente, tendría mis estudios terminados y tal vez una familia. Pero al azar no le bastó con quitarme a mi familia entera y dejarme sólo.

Suspiro frustrado, es algo extraño pero el día de ayer si pude dormir y hoy no me noto muy cansado como es de todos los días. Me siento en la cama con lentitud, giro lentamente mi cabeza hacia la reluciente ventana, puedo apreciar como la pésima estructura de la casa de enfrente se va cayendo de poco en poco y el abundante monte que hay en la casa abandonada alado de aquella fea choza, una enorme bola de moscas rondan sobre algo, de un momento a otro todas salen volando dejando a la vista lo que tanto ocultaba esas pequeñas. Me levanto exaltado de la cama doy unos cuantos pasos hacia atrás y tropiezo con un fierro que se encuentra en el suelo, sudoroso y temblando voy a la ventana reponiéndome del golpe, con una rapidez que ni yo mismo me la creo, bajo las cortinas y la cierro. Sin borrar la espantosa imagen de mi mente, me cambio a pasos apresurados y salgo de mi departamento hacia el trabajo.

~

Volteo hacia todos lados y solo aprecio como Takashima y Matsumoto ríen de algo, el local está con las cortinas cerradas, con miedo me acerco para saber qué es lo que pasa. Los miro detenidamente, ustedes siguen sin parar de reír, tomo aire y fuerzas para poder hablar pero me quedo estancado, solo pronuncio algo inentendible, callan abruptamente y me voltean a ver.

—¿Qué pasa Suzuki? —bajo mi mirada intranquilo y apenado.

—Cerrado… —apunto hacia el local ya que es lo único que sale de mi boca.

—¡Oh! Yutaka no recuerda dónde dejó la llave y aparte de que su celular se bloqueó y no recuerda la contraseña, a ese tipo le pasa de todo ¿Verdad Suzuki?

—No… sé.

—Déjalo Shima, lo pones nervioso.

—Calla Taka, ¿Qué sucede Suzuki? Estás tenso? —te tratas de acercar a mí, pero retrocedo de inmediato.

—Na-nada —¿Por qué contigo puedo hablar con tanta facilidad y cuando estoy con otras persona no puedo lograrlo?

Nos quedamos en silencio y ustedes dos vuelven a hablar, camino hasta los escalones del local y me siento. Pasan tal vez unos cuarenta minutos en lo que llegas.

—¡Buenos díííííías! —llegas tan radiante como siempre, Yutaka. Te ves hermoso. —creo que hoy saldremos a festejaaar —¿Festejar?

—¡Oh! Que Suzuki cumpleaños. ¿A dónde vamos? —volteo a ver a Takanori.

—¿Un bar?  ¿A una casa?

—Tengo planeado que vayan a mi casa y no me des un no por respuesta, que ya tengo todo.

—Yutaka, yo no quiero.

—¡Vamos, no seas aguado Suzuki! Con Shima, su novio, Yutaka y conmigo, ¡No te vas a aburrir! ¡Será un buen día para ti! ¡Hay que celebrar!

—No —sigo negando. No quiero volver a celebrar este día.

—Bueno, solo nosotros, nada del novio de Shima.

—¡Okey!, mejor hablamos de eso más tarde, hay que trabajar muchachos.

~

El tiempo pasa tan lento que me estoy derritiendo entero con el calor que hace. Hoy estoy recibiendo mucha comprensión a mis errores ¿Ha de ser por mi cumpleaños? Si es eso, es tonto. No solo por algo tan insignificante deben comportarse así.

—Buenas tardes ¿Quiere algo? —resoplo fastidiado.

—Solo… un café frío, por favor —la hermosa dama me sonríe para después cruzar sus piernas.

—Ajá… —tomo nota y camino hacia la parte de atrás. —Matsumoto, café frío.

—¡Okey! —tomas unos minutos para después entregarme una pequeña charola — ten cuidado.

Sin apresuraciones camino de nueva cuenta con la joven esperando su café. Lo pongo sobre la mesa y solo sonríe para darme un “Gracias” sin importancia volteo para dirigirme a otra mesa. Esto es mi día a día es tan desesperante que me asfixio entre tanta monotonía si tan solo pudiese hacer algo para arreglarlo pero está tan lejos de mis manos poder agarrarlo y destruirlo como tanto quiero, moldearlo a mi favor, destruir todos esos recuerdos que yacen en mi mente repitiéndose una y otra veces sin dejarme dormir, soñar y ver el mundo desde otra perspectiva. Siento en mi cuerpo florecer un aire de intranquilidad presiento que alguien me observa desde la espalda, discretamente volteo a la entrada, pero no logro apreciar a alguien.

—¿Joven? —salgo de mi trance para mirar al señor.

—¿Qué va a tomar?

—Esa no es la forma de pedir una orden. —Deja la carta en la mesa para agarrar sus cosas y dirigirse a la puerta del lugar. Me siento incómodo sigo percibiendo esa mirada clavada en mi espalda.

—Jódase. —Logro decirle antes de que salga, se voltea furioso y camina a pasos precisos.

—¿Disculpe?

—Dije; jó...

—¡Suzuki, a mi oficina! —volteo a verte, pareces nervioso y molesto. Que basura. —lo siento mucho señor, no se va a volver a repetir ¿¡Verdad Suzuki!? —estas tenso.

—No me importa —resto importancia y camino hacia tu oficina.

Abro la puerta con cautela, creo que me he metido en un gran problema, tu cara me lo dice todo. Estas serio y tus ojos no tiene ese brillo que siempre poseen, tu seño está fruncido y constantemente te muerdes los labios. Tomas aire para mirarme directamente a los ojos, mirada que de inmediato desvío.

—¿Qué te pasa? Nunca habías tratado a un cliente de esa forma, podrías ser algo cortante pero nunca habías insultado a alguno. Me sorprende y me molesta.

—Me… bueno es que yo…  —¿Cómo decir que es todo por culpa de una mirada inexistente?

—¿Tú qué? —tus dedos golpean tu escritorio. Me pones nervioso.

—No sé.

—¡Nunca sabes nada! Te vas a quedar aquí hasta las cinco.

—¡Pe-pero! —trato de replicar.

—¡Pero nada! —tocas tu frente tratando de calmar ese dolor de cabeza que se avecina—. Iré por unas cosas a otro lado y cuando regrese te quiero ver en ese mismo lugar, ponte a dormir o yo qué sé, pero no salgas de aquí.

—¡Genial! —grito irónico, ¿Hacer qué? Aquí no se puede hacer nada, es aburrido.

Escucho como es cerrada la puerta, ya te has ido y me has dejado solo aquí sin nada que hacer, si pudiese cobrar el sueño dormiría como me lo pediste, pero es tan difícil a tal hora del día que no creo poder cumplirlo aun así me voy a recostar en tu sillón, tal vez tenga tu aroma y pueda dormir.

~

El reloj avanza tan rápido sin hacer algo, no has regresado como dijiste y ya llevas más de tres horas en ese lugar al que fuiste al igual que yo he estado acostado en tu sillón por las mismas horas, mi espalda comienza a doler y el sueño comienza a entrar en mí.

~

Suspiro para mantener mi nerviosismo, mis manos sudan, mi respiración es acelerada y entre cortada, un gran miedo se apodera de mi mente, me siento perdido, no recuerdo el lugar en el que me encuentro, todo es tan borroso que me marea hasta vomitar, trato de levantarme pero algo pesado me detiene sobre los hombros. Mi cabeza va a explotar por el abundante dolor. Mis manos temblorosas sufren de constantes cosquilleos hasta que se entumen, por más que las golpeo no dejan de sentir ese horrible hormigueo, mi pecho se siente taladrado sin cuidado y mi respiración cada vez se va cortando más sin dejarme respirar.

—¡Akira! —alguien me toma por los hombros y me sacude levemente. Algo va a pasar y eso me aterra —¡¿Me escuchas?! —como si fuera a morir.

—No-o quiero… ¡No! —tomo mi cabeza entre mis manos y ejerzo presión.

—¡¿Qué no quieres?! —esa persona sigue moviéndome de un lado hacia otro, creo que voy a vomitar si sigue así. Sin embargo, esa sensación de que algo grave va a suceder y puede cobrar mi vida me da asusta.

—¡Yo no quiero! ¡No quiero morir! —no quiero perder el control de mi cuerpo, tal vez haga algo vergonzoso de lo cual pueda arrepentirme en un futuro, como todo mi pasado. Tengo miedo.

—¡Aki…! —todo es muy lejano, no sé que está ocurriendo, siento que floto por todos lados.

Hay cosas volando y estrellándose contra la pared o eso es el que creo. El abundante sonido y el dolor en mis manos, piernas y brazos me hacen querer alejarme por un momento, me siento vacío. Me siento sofocado y mi cuerpo tiembla sin razón, como si tuviese mucho frío.

Todos eso murmullos inundan mi cuerpo y mente taladrando mis pensamientos sin dejarme razón sobre el abundante cansancio desplomándose sobre el sobrio camino de la muerte que me encaminan sobre estos pasos falsos en la cuerda floja dejándome a solo un paso de librarme de esta soledad e imaginaciones tontas sobre un futuro perfecto que no se deja nada que desear sobre algo que sueña en ser perfecto ante la vista de muchos y pocos de ellos logran algo nada prometido en sus vidas. Cuantos sueños perdidos entre la oscuridad de la gigantesca noche que arrullan a esos pequeños soñadores que temen volver a la vida de una cruel realidad ya que se prefiere dormir para siempre y soñar ante todo.

Las manos en mi cuerpo los susurros al oído y sobre todo esos pequeños empujones por todas partes me tiene aterrado al no saber que es lo que sucede a mi alrededor y que sin pensarlo me dan ganas de gritar que paren pero aún así el saber que no puedo hacer nada es tan estúpido que me niego a saber que es lo que está ocurriendo. Prefiero vivir en la mentira y llenarme de basura.

~

—¿Qué pasa? —mi cabeza retumba.

—¿Estás bien? —tanteas mi frente, supongo que estás checando si tengo fiebre o algún golpe, ya que duele demasiado.

—¡Duele! —manoteo tu mano alejándola rápidamente del lugar.

—¿Te duele mucho? Está sangrando.

—¿Qué hora es? —miro hacia todos lados tratando de dejar de ver todo borroso. Llevo mis manos a mis ojos tallándolos fuertemente.

—Son laaaaaaas… cinco treinta y seis, vamos a mi casa —niego.

—Creo que mejor me voy a mi departamento, es mucho por hoy. —Suspiras y tomas mis  manos.

—Quiero que por hoy dejes todo de lado, hay que disfrutar de un día como estos, no vas a vivir para siempre y tampoco vas a cumplir años a cada rato.

—Si supieras que es lo que pasó exactamente hace un año no estarías diciendo esto. Sin duda no me gustaría celebrar un día en el que exactamente hace un año fue la razón del por qué ahora soy así…

—Entonces cuéntame que fue lo que tanto te dañó y yo te juro que haré hasta lo imposible para cambiar todo, para que olvides esos malos momentos en tu vida —solo atino a suspirar.

—No creo que sea tan fácil Yutaka —dirijo mi mirada al suelo.

 Todo se queda en un silencio lejano, solo nuestras respiraciones son las que se hablan entre ellas y juegan a acelerarse. Tomas mis manos y te pones de pie, a partir de ese momento todo se pone extraño. Una de tus manos va directo a mi pelo, jalas de ellos un poco,  creo que es para que te mire.

—Akira, eres… —la puerta se abre abruptamente sacándonos de nuestro mundo.

—¡Hola! ¿Ya estás bien Suzuki? ¡Quiero comer pastel! —lo miras con odio— ¿Qué?

—Shima, ¿Por qué mierda llegaste así? —alejas tus manos de mi y vas con él a decirle algo. El solo asiente para salir.

—¿Qué le dijiste?

—Nada importante. Te voy a curar eso y nos vamos.

~

Pensar en olvidar un suceso extremo de soledad estando aquí el responsable de todo.

Salgo detrás de ti, me tienes agarrado de la mano y me guías por todo el local hasta la salida, pensé que todo iba a ir bien, que tal vez si tenía la oportunidad de olvidar todos esos imperfectos momentos que hace tiempo viví pero no contaba de que exactamente hoy te iba a volver a ver, estás ahí afuera con Takashima, hablando de algo que no parece ser importante mientras este te abraza posesivamente y tú sólo te escondes en su pecho apenado de lo que te está diciendo, ríen y…

—Yu-Yutaka  —freno mi paso y tú haces lo mismo.

—¿Qué sucede? —me miras confundido.

—Espera, no quiero salir —camino hacia una mesa cercana a mi derecha, me sigues y te sientas frente a mí.

—¿Qué pasa? ¿Ya no quieres ir?

—No es eso, es que ahí afuera está alguien… que odio —en verdad ya no te amo, pero no me importa seguir a tu lado aunque me lastimes como siempre los hacías y lo seguiré diciendo un millón de veces, al fin de cuenta nadie puede leer la mente.

—¿Odias a Shiroyama?

—Sí… —me miras a los ojos confundido.

—¿Por qué odias a mi hermano? —me exalto.

—¿¡Qué!? —tomas aire.

—Nada, solo dime por qué lo odias.

—Nada, creo.

—¿¡Ya nos vamos!? —grita Takashima desde la puerta.

—Sí, vamos Akira.

Me levanto al igual que tú, vuelves a tomar mi mano para llevarme hasta tu carro intuyo que crees que me voy a ir, pero ya nada importa. Tenías que ser hermano de él, ahora sé que todo lo que haces es una mascara para dañarme.

Los minutos pasaban rápidos y de un momento a otro ya estábamos en tú casa comiendo pastel ya que fue lo único que quise comer.

Takanori estaba borracho al igual que Takashima, no tardaron en quedarse dormidos en el suelo con una cerveza a la mano y la saliva escurriendo por toda su boca, yo no acepté por mi disgusto y poco rendimiento al alcohol.

—Bueno, solo quedamos tu y yo. Ahora si dime por qué odias a mi hermano…

—Oye, pero tu no te apellidas igual que él.

—Yo te diré algo y tu me dices algo que yo quiera saber ¿Aceptas?

Si acepto tal vez me hagas preguntas de cosas que no quiero recordar, pero sabré si él me amaba de verdad o solo jugaba conmigo.

—Está bien.

—Humm… él en si es mi ¿hermano adoptivo? Algo así, cuando yo vivía con mis padres mi madre me preguntó si quería un hermano con quién jugar, obviamente yo de inmediato pensé que mi mamá estaba embarazada y esperaba un bebé, me emocioné y le contesté que sí, me acuerdo que al siguiente día mientras yo salía de la escuela, mi madre me recogió y fuimos a un orfanato, yo estaba extrañado del qué hacíamos ahí pero recordé lo que me había dicho así que ya no hubo tanta incógnita. No recuerdo que más pasó de ahí solo sé que luego de eso estaba con él en mi cuarto mientras hablaba y hablaba y no se callaba, decía muchas cosas graciosas —ríes—, es una gran persona. Ahora te toca decirme por qué lo odias.

—No es fácil y menos si piensas que es una gran persona, nunca le he contado a nadie esto y se me hace difícil expresarlo.

—Yo no te voy a juzgar Suzuki, yo lo conozco como mi hermano mayor, no como tu amigo…

—¡Ja! “amigo”

—¿Fue algo más que tú amigo?

—Supongo que si fue mi pareja…

—Te repito, no te voy a juzgar solo quiero saber por qué lo odias y si te hizo daño, él suele ser muy extraño, aunque ahora que es pareja de Takashima, es más sumiso que una perra en celo —te carcajeas—, bueno ya dime.

—Creo que primero debo empezar del por qué me quedé solo. Aún así no entiendo por qué me abandonaron.

—¿Te dejaron solo?

—Sí, yo ya me había dado cuenta que de poco en poco sacaban las cosas de la casa pero a mí no me habían dicho nada de que nos íbamos a mudar así que pensé que tal vez solo lo sacaban, pero mientras pasaba el tiempo la casa se iba quedando sin nada de muebles y esas cosas. Como todos los días yo iba a la preparatoria, todo iba perfecto en el día hasta que llegué a la casa —un gran nudo se formó en mi garganta al recordar como se encontraba y lo que decía una pequeña nota—, no había nada y nadie se encontraba, subí a mi cuarto y lo vi intacto, ahí fue cuando comprendí que cuando sacaban las cosas si era para una mudanza, pero yo no iba ahí con ellos. Estuve una semana llorando y no comía por que no me dejaron ni una fruta, hasta que me cansé y salí a la calle, tenía planeado mendigar por la calle y ver si me daban un poco de dinero, los primeros días fueron duros ya que era la época de diciembre y nevaba demasiado al igual que el frío era insoportable. Pero la gente andaba muy carismática y bondadosa así que si lograba juntar algo de dinero para un agua y unas galletas. Y ya no quiero recordar más…

—No te preocupes, no es necesario que me digas todo.

—Y no te estoy diciendo todo… —sonríes.

—Me encanta tu sinceridad, las personas así me enamoran…

—¿¡Qué!? —te ríes escandalizado, y levente golpeas mi hombro.

—No te asustes —sigues riendo.

Solo haces que me confunda más.

—Bueno, ¿Yuu te dijo si andaba con alguien en ese tiempo? —hace una extraña mueca y luego me miras.

—Ahora que recuerdo, sí, me dijo que salía con un “cualquiera” de la calle. Lo siento, pero eso me dijo.

—¿Puedo saber más? —nunca llegaste a tomarme en serio, Yuu, debí saberlo.

—En esa época salía mucho de la casa, mi madre pensaba que había encontrado por fin a alguien así que nunca le dijo nada, no te voy a mentir, yo supe todo lo que pensaba de ti en esos momentos, era muy grosero y sin guardarme nada te diré que yo me reía de la forma en la que te tomaba, si me llegó a decir que solo quería sexo contigo y ya, pero conforme pasaba el tiempo se iba hartando de que nunca querías, en ese entonces yo era un niño pelele o pendejo más bien y le llegué a decir que mejor te botara que personas así no valían la pena, que no te satisfacían lo que debía de ser, luego de meses el llegó con varios moretones y su nariz rota, le pregunté que le pasó y nunca me dijo, pero en parte me puse a pensar en eso que le dije y no fue buena idea y me auto-regañé por la tontería que dije aunque nunca pensé que te fuera a encontrar y le dejé de prestar atención —me tomas de la mano izquierda y le das un suave beso, cosa que hace que me sonroje sin mi permiso—. Lo siento pero quiero que sepas que me arrepiento de haber dicho eso y que espero tú perdón Suzuki, en verdad que nunca creí que algo como eso lo fueras a tomar a mal, que te iba a dañar.

—La vez que el llegó golpeado a tu casa es porque tuve una pelea con él, y luego… eso no importa, después se fue.

—Verdad que él…

—¡Yuataka! ¡No! Solo guárdatelo, yo ya no quiero saber nada de eso. —Tomas un largo suspiro para levantarte.

—Vamos a un lugar más privado.

—Tampoco es que quiera seguir hablando…

—Entonces vamos a dormir, ya es tarde y mañana hay que madrugar. ¡Ah! ¡Puedes mañana tomarte el día libre! —niego.

—Acepto lo de ir a un lugar más tranquilo pero no el día libre.

Solo te encojes en hombros restándole importancia y me tomas de la mano como lo has estado haciendo desde la tared. No presto mucha atención a tu casa, tampoco es como si me importara saber donde vives y esas cosas sabiendo que va a ser la única vez que venga.

—Sabes —comienzo a hablar al entrar a tu cuarto o eso es lo que creo—, no me dolió el saber que hizo eso o lo otro… —me interrumpes sorprendido.

—¿¡Cual otro!?

—Nada Yutaka, algo sin importancia. Lo que más me dolió fue… es que él me prometió muchas cosas —me dirijo hasta lo que es tu cama y me siento al borde para después tirarme hacia atrás. Un largo suspiro sale de mi—, aunque no lo creas yo ya sabía que eran puras palabrerías pero vivía con una ilusión tonta y desesperada de que ya no estaría solo, más que nada lo extraño, ya no lo amo como lo hacía antes pero lo necesito por que él sabía como hablarme y decirme mentiras sin darles importancia.

—¿Te encuentras en este estado por la soledad?

—No lo sé, solo sé que lo quiero a mi lado…

—Él ya tiene a alguien más Akira, ¿No te gusta alguien?

—Me gusta alguien, pero lo quiero a él…. —niegas levemente mientras te acuestas a mi lado.

—Estas obsesionado… lo que sientes por él no es querer, solo lo “quieres” por que fue la primera persona en apoyarte y la segunda en abandonarte, hay que caerse para volver a levantarse Suzuki y tú en este momento estás en el suelo y necesitas a alguien para volver a levantarte y yo quiero ser esa persona, dame una oportunidad y juro que te haré olvidar esa soledad.

—No quiero más mentiras que no sean de él… —suspiras.

—¡Suzuki, por el amor de… olvídalo! No te está trayendo nada bueno, siempre debes buscar una nueva solución para salir adelante.

No quiero seguir escuchándote decir todo eso sobre él, aunque no puedo ignorar del todo tus palabras, necesito cambiar por ti, por el amor que te tengo, pero también necesito cambiar por mí, para aprender a valorar algo estúpido y seguir viviendo en esta asquerosa mentira.

 

[…]

 

  1. III.             Marchita.

 

“Quisiera ser un árbol para morir de pie. Si muero mi cuerpo golpeará contra las rocas y las flores marchitas me acompañarán en mis últimos segundos de vida. Horrible. Es horrible ya que nadie quiere morir acompañado”.

—¿Yuataka? —hoy se cumplen exactamente tres meses desde que por accidente le dije a Yutaka que lo amaba y un mes y unos cuantos días desde que se volvió mi pareja oficial,

La verdad no quiero asustarlo de que ahora tengo pesadillas sobre distintas formas en las que muero, al recobrar el sueño me ha estado ocurriendo y no sé como escapar de ellas, si tan solo fuera un mago para cumplir todas mis fantasías y alejar todos esos extraños sucesos en los que esos seres me buscan y me atormenta entre gritos, llantos, gemidos de dolor y agonía difundidos entre la oscuridad dejando un largo pasillo en blanco sin poder cruzar hacia la libertad, esa anhelada liberta llena de vacíos incontrolables y abrumadores sonidos dejándote sordo sin tener a quien oír.

“Teme y llora sin salida, en este momento nadie está para ti y tú no estás para nadie, puedes disfrutar viviendo en la miseria o da todo por acabado y ve al mas allá si es que en verdad existe”.

Puede que en estos momentos ya no me encuentre solo pero no puedo deshacerme de ese sentimiento que tanto destruye mi mente y con pasos firmes provoca mis llantos que sin saber el por qué son acurrucados en los fuertes brazos de Yutaka, tanto que me susurras al oído que todo va a estar bien que ya todo pasó, pero no puedo mentir que siento la sobria tristeza en todo mi cuerpo  matándome de poco en poco.

—Aki… —sonrió al sentir como tus rasposas manos tocan mi pecho— ¿Sucede algo malo?

—No Yutk —abro los ojos con pesar—, bueno, tal vez solo otra pesadilla.

—¿Tomas bien el medicamento?

—Viste que anoche lo tomé.

—¿Esta vez no lo vomitaste? Recuerda que vi que lo hiciste ayer y antier. Ya te dije que te va a ayudar a poder dormir y calmar tu tristeza… —niego.

—No me funciona, de hecho cada vez son peores que las anteriores, ya no puedo más Yutk ya no lo soporto… —tomas mi cara entre tus manos, me sonríes tiernamente, como acostumbras a hacerlo.

—Vamos a salir adelante, tú solo has caso a las instrucciones del doctor y todo va a mejorar.

Quiero creerlo, pero dudo mucho que esto llegue a un buen final, ya estoy harto de tener que tomar todas esas pastillas para que no hagan ni un funcionamiento, es desesperante que ya pienso dejar todo en un fin para así poder seguir como si nada, sin interrupciones y problemas taladrándome el cerebro por las noches. Poder soportar esos llantos incontrolables y esos temblores que me atacan en cual quiero momento son tan insoportables que ya me tienen hasta un punto sin salida que lo más fácil es dejar este mundo, aquí el problema no es que se controlen es que desaparezcan para siempre y solo queda una solución alternativa que con pena cumpliré solo si no llego a cambiar de opinión aunque esté lejano a hacerlo, pero por ti haré lo que sea.

—¿Por qué eres tan negativo Akira? —te levantas molesto de la cama.

—No soy negativo, solo veo que no hay remedio para esto…

—¡Sí la hay, que tú no quieras salir de esa burbuja es más que obvio que no lo vas a ver! ¡Estás ciego! —me apuntas como si me acusaras de algo, solo haces que me esté molestando.

—¡Ya! ¡No te estoy pidiendo que me comprendas! ¡Yo desde un principio te dije que no soy mucho de soportar! —cierro los ojos.

—¡No es eso Akira! ¡Ve que si hay una jodida solución!

—¡Te voy a demostrar que solo hay una puta solución! —me levanto de la cama exaltado y encabronado, tanto que al salir del cuarto, azoto la puerta.

“—Le tengo miedo a la muerte, Yuu.

—Todos vanos a morir en algún momento, no temas, estaré ahí contigo para protegerte de todo mal”.

Me voy de la casa sin asearme ni cambiarme de mi ropa de dormir, pero antes agarro una bolsa oscura que está escondida en el baño. Me dirijo hacia la calle principal que da ha un callejón donde siempre hay personas metiéndose una que otra sustancia rara, sustancias que desde hace poco comencé a inyectarme para quitarme el estrés con el que vivo, también esas drogas sintéticas o lo que sea.

—Hola Suzuki.

—Hey… —camino hasta el fondo ignorando sus llamados.

Dejo a la vista la bolsa negra para sacar una aguja ya con un líquido de un color negro, la verdad no sé que sea, yo solo compro a estos muchachos que se encuentran en la entrada, fue la que más gusto me dio y la más adictiva que he consumido, me gusta más inyectarla que fumarla o inhalar, Yutaka puede distinguir si he fumado y no quiero tener mas problemas por estas pequeñas cositas.

Mis manos entre temblores logran inyectar el contenido que no tarda más de ocho segundos en hacer el efecto, mi respiración se desnivela por completo y un mareo me invade hasta vomitar,  todo se ponen tan tranquilo que un largo suspiro de satisfacción me llena por completo, camino con calma hasta salir del repulsivo callejón, con una gran sonrisa me despido de mis compañeros y voy hasta la casa para saludar a Yutaka, ¡Me siento extremadamente feliz! ¡Jamás me había sentido tan contento en esta vida! ¡Eso se tiene que celebrar! Entro riéndome como si a un niño le hubiesen comprado su juguete favorito.

—¿Akira? ¿En donde diablos estabas?

—¡Yutaka, mi amor! ¡Vamos a salir a disfrutar de este hermoso día! ¡Te amo!—me recuesto en tu hombro para darte besos por todo tu cuello.

—¿¡Qué te sucede Akira!? —me separaras bruscamente de ti, por accidente tropiezo con la mesa de centro y caigo al suelo estrellándome con el vidrio en la cabeza.

Me siento tan ofuscado que no comprendo por qué me alejaste de ti, pero no importa, estoy tan contento que dejaré pasarlo.

—¡Yutaka! ¡Vamos a salir! ¡A disfrutar del fascinante día! —niegas— ¿Por qué?

—No sé que tienes pero iré a dormir, no me molestes.

Mientras siento como el efecto sigue en mis venas y el sueño se hace presente, me levanto del suelo con energía y algo somnoliento para salir a la calle y conocer nuevos amigos, tal vez encuentre a alguien que comparta mis mismos gustos nos volveríamos los mejores amigos para siempre ¡Seriamos inseparables! Una gran sonrisa se forma en mi cara.

~

Llevo horas caminando sin rumbo y el sueño no se me quita, lo peor de todo es que no memoricé dónde queda la casa de Yutaka, creo que me he perdido y no recuerdo que fue lo que he estado haciendo, hace poco pasó el efecto y mi cabeza se siente a explotar, también mi ropa está manchada de vómito seco, supongo que vomité varias veces por el tamaño de la mancha.

Voy tan distraído que no me doy cuenta cuando remato con alguien y caemos al suelo, estoy tan sumiso tratando de recordar dónde y qué fue lo que hice estando en mi estado de euforia perdida que no tomo en cuenta quien es el que me está mirando detenidamente con una escalofriante sonrisa hasta que un largo y profundo escalofrío recorre mi cuerpo al escuchar su odiosa voz.

—Suzuki, que maravilla volver a verte.

—¿Y-yuu? —mi mirada agonizante se dirige a tus ojos oscuros, mi respiración se acelera y mi ansiedad vuelve a hacerse presente.

—Ese mero*, ¿Cómo se encuentra tu cuerpo? —tiemblo sin controlar mi cuerpo.

—Me voy.

Me levanto como puedo y tratado de caminar apresurado, pero no cuento con que tú quieras seguir hablando.

—Me enteré que estás saliendo con otra persona y que la conozco como a la palma de mi mano.

—De-déjame...

—Ni te estoy haciendo daño, vamos a hablar como en los viejos tiempos ¿Te acuerdas, amor? —te carcajeas dejándome completamente sordo por tus abrumadoras palabras— no seas aguado Akira, solo quiero saber como es que lograste vivir sin mi a tu lado ¿No se supone que tienes que estar solo? Por algo todos te abandonan y Yutaka es igual o peor que yo, así que es mejor que vayas yéndote de su lado si no quieres continuar mas herido, basura. Tú no lo sabes, pero a Tanabe le encanta jugar con los sentimientos de sus parejas, ¿No sabías que por eso está sólo? Todos se alejan de él por su forma de ser, primero es tierno, dulce y después se convierte en una bestia sin remedio, huye antes de que te coma.

¡Lo sabía! Sabía que él también era peor que tú.

~

Abro la puerta con cautela, voy hasta el cuarto y verifico si Yutaka sigue dormido. Lo veo acostado boca abajo y su pecho subir y bajar lentamente me confirma que sigue dormido, voy hasta el baño y saco más bolsas negras donde se encuentran más de ese líquido oscuro, preparo las agujas mientras recuerdo una conversación que tuve contigo antes de comenzar a ser pareja.

“—Sabes Akira, eres una hermosa rosa, más bien eres hermoso y perfecto para mí, pero hay algo que hace que la rosa que eres se vuelva fea, ¿Sabes que hace fea a una rosa?

—No, ¿Qué es Yutaka? —en ese momento te miraba tan atento y entusiasmado.

—Las espinas —tomas mis manos—, nadie se atreve a tocarla por que saben que al hacerlo, las espinas se incrustaran en su piel y eso es lo que haces tú.

—No entiendo…

—Tú después de que te hayas quedado solo y Yuu te abandonara, comenzaste a alejar a la gente que trataba de hacerte compañía, en pocas palabras, terminas alejando a la gente que quiso ayudarte, ¿Entiendes?

—Sí,… creo.”.

Pensar que todo eso que me dijiste era tan cierto, nunca lo pude superar y no creo jamás hacerlo, y solo hay una solución que por ahora voy a tomar como tranquilizante. Pongo el látex a lo largo de mi brazo y aprieto hasta que la vena comienza a botar de su lugar, no espero a desinfectar y encajo la aguja sin importarme que lo haya hecho mal, paso la primera dosis para después inyectarme otras cuatro.

A los segundos mi cuerpo reacciona y comienza vomitando, me siento tan mareado que no alcanzo a apreciar en el lugar en el que me encuentro, tallo mis ojos con fuerza pero lo único que logro es desestabilizarme más de lo que ya estoy, mi respiración baja repentinamente sin dejarme respirar como es debido, trato de salir al patio para intentar tomar un poco más de aire, pero mis pasos torpes por el mareo hacen que choque con todo lo que está a mi lado, mis oídos zumban mientras que mis manos paran directo a mi cuello, lo rasguño sin piedad y es que la falta de aire me inquieta, en unos segundos entra un sueño incontrolable y lo mejor que puedo hacer es tumbarse al piso para dormir un rato. Mi cuerpo se siente tan relajado, como si estuviera en una nube, tal lisa y suave que no me importa dormir así para siempre. El aire en mi pecho se hace cada vez menor pero no tengo fuerzas para levantarme y salir al patio trasero, lo único que puedo hacer es sentir como mi cuerpo deja de recibir oxígeno. Una gran opresión se encuentra a lo largo de todo mi pecho y por más que intento respirar no consigo hacer que el aire llegue a mis pulmones por esa presión que se está atorada en mi garganta, a ver que no funciona y que solo empeora trato de toser pero ni eso, se siente como si me estuviese ahogando con mi propia saliva, es una sensación horrenda.

Yutaka tengo miedo, pero no puedo despertar, ayúdame por favor.

 

 

Notas finales:

1.- Jugar malas pasadas: Que le lleva la contra. Algo así.

2.- Ese mero: Que es él.

 3.- Limpiar, limpiar, agarrar, colgar: yo suelo hacer eso para mantenerme pensando en otras cosas cuando me siento muy ansioso y desesperado.

 

¡Muchas gracias por leer!

¡Nos vemos en la proxima!

 

Jurados, no sean gachos, no se vayan a pasar de lanza, luego me dan miedo(?)

 

Adiós. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).