Puta, zorra, fácil, barata.
¿Cuántas veces había escuchado aquellas palabras mientras caminaba por aquellos pasillos? Uf, si me pagasen por cada vez que lo escuchaba, estaría en ese mismo instante viajando por toda Europa y no aguantando a esos hijos de puta.
Pero, vaya, creo estoy yendo demasiado rápido. Volvamos un poco en el pasado, cuando mi vida no se encontraba arruinada todavía; justo antes de que haya cometido la idiotez más grande de toda mi puta existencia.
Yo solía ser muy popular en la preparatoria a la que asistía, e incluso era bastante conocido en otras en las que nunca había puesto siquiera un pie dentro. Igual recuerdo como todo mundo, siempre intentaba de la manera que fuera entablar una conversación conmigo, la mitad de la escuela me deseaba y la otra mitad deseaba que mínimo notara sus miserables existencias. Así era mi vida antes, miles de mensajes me llegaban a todas horas de personas ilusionadas con que les dedicase, aunque sea una pequeña parte de mi tiempo.
Yo solía ser a lo que la mayoría nombraba como "inalcanzable", ¿por qué? Bueno, yo nunca he sido una persona fácil, si alguien no me interesa, no tiene ninguna posibilidad conmigo, y claro que todo mundo sabía eso. De hecho, eran pocas las personas que nunca habían intentado tenerme en su cama, y de igual manera, eran pocas las personas que me habían tenido en su cama. Así de fácil eran las cosas.
Además, yo siempre he sido un cursi de mierda, sí, aunque odie admitirlo. Me gusta que me consientan, me fascinan los detalles y las palabras bonitas, por lo que tener sexo con cualquier imbécil que se me cruzase, no estaba en mis opciones. Odiaba que me mirasen tal y como una jauría hambrienta de lobos acechan a un jugoso pedazo de carne.
Y he ahí mi jodido error, me enamoro muy fácil, soy un estúpido crédulo del cual se aprovecharon.
Yo estaba perdidamente enamorado del imbécil de mi novio, cualquier cosa que él me pidiese yo lo hacía inmediatamente y siempre estaba detrás de él como perro callejero. Aunque, no había ningún mal en eso, claro que llegué a rebajar mi orgullo varias veces gracias a él, pero de ahí en fuera, todo estaba relativamente "bien". Nunca pensé que las cosas se tornaran de ese modo.
Un ordinario viernes, como era normal, mis padres no se encontraban en casa gracias al trabajo y mi hermana se iba a ir con sus amigas todo el fin de semana, así que decidí llevar a mi novio a la casa y claro que él no se negó.
Todo estaba de maravilla, gracias a que mis padres son asquerosamente ricos, rentamos varias películas y compramos bastantes aperitivos para según nosotros, pasar una noche de puta madre. Pero claro, pasó lo que tenía que pasar.
Ambos comenzamos a besarnos y tocarnos necesitados del contacto físico, ya lo habíamos hecho varias veces antes, ¿qué podía salir mal ahora? Claro que yo no contaba con que al idiota de mi novio de pronto le entrase amor por grabar los encuentros sexuales que mantenía, sin embargo, no me negué.
El lunes, llegué a la escuela anhelando volver a verlo-el sábado se había tenido que marchar gracias a que mis padres volvían ese día- así que yo simplemente quería volver a verlo después de un largo día sin él.
Y ahí fue cuando comenzó esta puta pesadilla.
Todo mundo me miraba con sonrisas extrañas, cuando pasaba por el pasillo podía escuchar juguetonas risillas a mis espaldas, y yo no entendía por qué. Claro que llegó un momento en el que me harté de ese estúpido juego, nadie me quería decir nada y comenzaba a frustrarme de sobre manera, no obstante, yo conocía alguien que no podía negarse a decirme que carajo estaba ocurriendo, y lo obligaría a que me dijese todo.
Corrí por los pasillos de la escuela buscando a mi víctima, ya ni siquiera me importaba el imbécil de mi novio, estaba con la mente demasiado ocupada en esos momentos. Pude distinguir a lo lejos a quién quería en esos momentos, así que aceleré el paso decidido a alcanzarlo.
—¡Dae Sung! — Le grité importándome poco llamar la atención de todos los que estaban ahí.
Mi objetivo comenzó a acelerar el paso sin disimulo alguno. «Me está evitando el hijo de puta.» Pensé acelerando el paso, necesitaba alcanzarlo.
Una vez que lo alcancé, lo azoté contra la pared. —¿Por qué me estás evitando? —Pregunté tomándole agresivamente del cuello de la camisa.
—Yo no te estoy evitando…—Balbuceó nervioso a más no poder.
Decidí ignorar su estúpida mentira y fui directo a la pregunta de la que yo me moría por saber la respuesta. —¿Por qué todo mundo se ríe de mí cuándo pasó por los pasillos? — Pregunté tomándole con más fuerza y acercándome agresivamente a su rostro.
—Bueno, lo que pasa es que…—Intentó explicar sudando de nervios. —Todos ya lo vieron…—Dijo con un nudo en la garganta.
—¿Vieron qué? — Yo no estaba para juegos en ese momento, y si lo que me decía era una sucia mentira, lo mataba ahí mismo.
Dae Sung se quedó callado, al parecer no sabía cómo decirlo.
—¡¿Vieron qué?!—Volvía insistir azotándole contra la pared.
—¡El video! —Gritó muerto de miedo. —El video...
Lo miré con extrañeza, ¿el video? ¿A qué mierda se refería? — ¿Qué video? —Pregunté aflojando un tanto el agarre.
—¿Acaso Kwon Ji Yong no ha visto el video? — Intervino un tercero muerto de risa.
Solté a Dae Sung y me giré hacia dónde provenía la voz mirándole con molestia. Odiaba a ese tipo, era un imbécil y desde que lo había rechazado se había empeñado en hacerme la vida de cuadritos.
—No—Admití observando a ambos chicos a mi lado.
Aquel desagradable tipo comenzó a reírse sin disimulo alguno poniéndome los pelos de punta, lo iba a matar.
—¿Cómo no lo has visto? Tú debiste de haber sido el primero en verlo—Mis ojos se abrieron como platos ante lo dicho por él, no sabía a lo que se refería con eso, pero no debía ser nada bueno.
Volví mi mirada hacia Dae Sung, este se encogió en su lugar nervioso.
—Y bien, ¿quieres verlo? — Preguntó con su celular en manos.
Yo, sinceramente, dudé un poco mi respuesta. No sabía lo que me iba a mostrar, así que tampoco estaba muy seguro si quería verlo. Al final me decidía a verlo, a la mierda, luego tendería tiempo para arrepentirme.
—Sí—Aclaré con un poco de duda en mi voz. Él tan sólo rió y me pasó se celular, ahí estaba la opción de ponerle play al video, yo sólo debía picarle la pantalla.
Con el corazón en la garganta hice lo que debía hacer y le di click. Lo que vi a continuación hizo que mi cuerpo entero se invadiese de un soportable temblor y que la vergüenza no tardase en envolverme por completo.
No pude seguir viéndolo y estrellé el celular contra el piso. A la mierda el celular, le podía comprar otro, el dinero nunca será un problema conmigo. Él observó su celular con cara de horror y se arrodilló enfrente de él seguramente viendo que tan jodido lo había dejado. Yo, por otro lado, hui al baño.
Si Dae Sung no estaba mintiendo, y todos ya habían visto el maldito video, quería decir que todos ya me habían visto de esa forma. «Así que, ¿por eso se reían? ¿Por qué me habían visto de la forma más humillante que jamás hubiese pensado?» Pensé para mí mismo con una risa ahogada. «Esto no me puede estar pasando.» Intenté calmarme fallidamente.