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Nunca te vayas por Fansia

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—¡Namjoon! —La voz de Suga se alzó de forma repentina por el piso, provocando que Hoseok, el único chico que acompañaba a la pareja se asustara [sí, Hoseok asustado, ¿quién lo diría?].

—¿Hyung? —El nombrado levantó la cabeza de su móvil, asustado de igual manera.

—Namjoon… Namjoon… —Siguió murmurando el mayor, sin abrir los ojos, removiéndose debajo de las sábanas.

Un enfermo Yoongi se había tenido que quedar en casa durmiendo, siendo cuidado por los 94’ mientras los demás practicaban. Así pues, el febril y extremadamente cansado Suga había estado durmiendo desde la mañana, solo siendo despertado por los más pequeños para tomar la pastilla, comprobar la temperatura o hidratarse.

Namjoon se encontraba preocupado, mucho más que los otros, y no podía evitar asustarse con cada pequeño movimiento del otro. Suga podía aparentar ser una chico duro que no le importa nada y que puede llevarlo todo, pero Namjoon sabía que en realidad era solo un humano más y, para ser sinceros, uno mucho más susceptible que los demás, así que cuando enfermaba, por muy poco que fuese, necesitaba toda la atención del mundo y el menor se encargaría de darle tal atención.

RapMonster mandó a Hoseok a por el termómetro, agua fría y las pastillas, y el susodicho salió corriendo, como si la vida le dependiera de ello, para cumplir las órdenes.

El rapero comprobó la temperatura de la habitación. La habían ajustado para que, a pesar del calor externo, en el interior hubiese una temperatura lo suficientemente cálida para que Yoongi estuviera en perfectas condiciones. Y en ese mismo instante, la temperatura estaba donde debía estar, no hacía ni un grado más ni un grado menos.

Se acercó a la cama donde reposaba el chico y se sentó en el borde de ésta, mirándola con una mirada llena de preocupación y miedo. Incluso intentó comparar sus temperaturas de forma tradicional, usando sus manos, pero no sabía determinar si estaba en peor o mejor estado.

—Namjoon… —Volvió a murmurar el enfermo, levantando con sus pocas fuerzas la mano—. No me dejes, Namjoon…

El otro abrió los ojos, sorprendido. Nunca había escuchado esas palabras de boca de su hyung, siempre era más arisco y nunca mostraba sus sentimientos y deseos. Así pues, estaba claro que seguía durmiendo, posiblemente teniendo una pesadilla.

RapMonster cogió con fuerza la pálida y débil mano de Yoongi, asegurándose de rodearla por completo con las suyas, protegiéndolo y transmitiendo que estaba ahí y que nunca se iría.

—Nunca te dejaré, hyung, nunca —murmuró de vuelta, sabiendo que si lo decía, aunque fuese en estado de sueño, es porque realmente temía perderlo.

J-Hope entró a la habitación entonces, apresurado, en un intento de transportar todas las cosas sin escapar ninguna.

—¡Oh! ¿Interrumpo algo? —preguntó, parándose en seco.

—¡Hoseok! ¡No seas idiota y trae todo ahora mismo! —gritó el líder, sus mejillas levemente sonrojadas por el incómodo momento.

El bailarín principal salió de la habitación en cuanto dejó todo lo necesario cerca de su compañero de año. Sabía que éste posiblemente tuviera miedo de romper algo importante, como el termómetro, o se pasase con los medicamentos, pero J-Hope sabía que esos eran temores estúpidos pues con tal de cuidar de Yoongi, se encargaría y preocuparía por hacerlo todo tal y como estaba indicado.

Así pues, Namjoon no tardó en colocarle el termómetro mientras intentaba despertarlo de forma delicada. No quería asustarlo, era lo último que deseaba.

Afortunadamente, el mayor abrió los ojos con delicadeza y pesadez. Tardó unos segundos en reaccionar ante lo que estaba viendo pero cuando lo hizo sonrió. A pesar del estado en el que se encontraba, tan enfermizo, sonrió de forma deslumbrante, iluminando su rostro.

—Estás vivo, Namjoon… —murmuró con una leve tos—. Estás… estás vivo… —Sus ojos casi parecían más aguados, pero claro que no iba a dejar ver lo feliz que se encontraba de que su sueño fuese solo eso, un sueño, así que se recuperó al escuchar el pitido del termómetros anunciando su final.

Namjoon lo cogió, mostrándose sereno pero con una felicidad desbordante en su interior.

—Será mejor que te tomes la pastilla, ha subido un poco desde la última vez… —murmuró mientras abría el bote para escoger una píldora, dándosela al mayor, quien estaba haciendo terrible esfuerzos por erguirse un poco.

Tras preparar un vaso de agua lo ayudó a que tomara el medicamento para después empezar a mojar un pañuelo en agua fría, con extremo cuidado y delicadeza.

—Yoongi hyung… —Llamó su atención a unos centímetros de su rostro, con el pañuelo aun en sus manos.

—Aléjate Namjoon, te pasaré el virus —espetó el nombrado, intentando que sus voz fuese dura, pero el menor no iba a hacerle caso.

—No me moriré, no te dejaré nunca solo. Lo prometo —susurró con tono confidencial, íntimo, antes de depositar un beso sobre su frente y luego el paño húmedo.

Suga pestañeó un par de veces. Mierda, lo habían pillado. Seguro que se iba a burlar de él en cualquier momento que pudiese a partir de ese día.

Sin embargo, algo parecido a eso era lo último en lo que podía estar RapMon pensando, pues más bien sentía una enorme ternura y amor hacia su pareja.

Podía no parecerlo, podían no demostrarlo en público y podían pelearse más de lo que era normal, pero esos dos se querían demasiado y eso no iba a cambiar nunca.


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