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Me destruyes por UkloveY

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Notas del capitulo:

Perdón por el atraso tan largo, al fin el estrés se ha ido y tengo tiempo de escribir.

Después del viaje que se sintió relativamente corto, entraron al apartamento. "Waaa se siente tan bien volver aquí" dijo el más bajo clavando su mirada al suelo "La otra vez que estuve aquí me encontraba al borde de la muerte...".

El contratrio al percatarse del cambió extremo de humor del de pecas, se alertó. "No tienes por qué recordar eso, ahora todo está bien. No te digo que lo olvides, porque es parte de ti, pero el recordarlo no te hará bien" propuso.

Parecía estar bien por fuera, pero todavía se notaba que la falta de apoyo mientras estuvo trabajando en el hotel le afectaba. Su estado era tan grave que necesitaba que constantemente le estuvieran dando fuerzas.

"T-Todoroki..." dijo el de pecas con tono tembloroso mientras con ambas manos se agarraba el borde de la camisa "Mañana iré a mi antiguo apartamento...tan sólo un rato".

Los heterocromáticos ojos se abrieron de par en par, "¿¡Para qué!?" gritó. Luego de percatarse de que había elevado demasiado la voz, se disculpó y replanteó la pregunta "¿Por qué vas a ir a ese lugar tan peligroso? Si necesitas sacar algo de ahí yo podría hacerlo por ti...".

El peliverde se asustó un poco al ver la reacción del contrario, no porque temiera que le fuera a hacer algo malo, sino que por reflejo su cuerpo brincó y se tensó. "...En parte si es para sacar pertenencias mías..." contestó.

"¿En parte?...¿Qué más necesitas hacer?" preguntó el más alto. Lo que hiciera Midoriya no era problema suyo, pero tampoco era capaz de dejarlo caminar hacia su perdición; incluso si no se topaba con Bakugou, el ver aquella habitación en donde por tantos años habían ocurrido incidentes traumáticos no era bueno para el ojiverde. "Olvídalo Midoriya, si necesitas ropa o lo que sea yo puedo ayudarte, pero por favor no vayas a ese lugar... porque de lo contrario los meses que estuviste lejos se irán a la basura"

El más bajo frunció su ceño, lo que mostraba no era exactamente enojo, sino algo mas bien como determinación "Lo siento mucho Todoroki, a pesar de que haz hecho tanto por mí... pero de verdad necesito ir, y no puedo decirte lo que tengo hacer, porque sino no me dejarás salir de aquí... no me hagas las cosas más difíciles de lo que ya son. Te prometo que sólo iré una vez, será la última" respondió el más bajo.

-El problema recae en que en realidad no debes ir ni una sola vez- se decía mentalmente el más alto. Se estaba empezando a desesperar, haría cualquier cosa por evitar que lo hiciera, las consecuencias de revivir esas memorias podrían ser fatales.

Inhalando con fuerza Todoroki calmó su mente, y habló "Con unas condiciones. Número uno: Iras cuando Bakugou se encuentre en horario laboral, número dos: no durarás más de una hora, número tres: me dejarás esperarte en la parte baja de los apartamentos en caso de que Bakugou se acerque. ¿Está bien?" propuso el más alto, aunque él pusiera estas condiciones, realmente no tenía ninguna potestad sobre el peliverde, sin embargo sintió que debía intentar establecer normas para minimizar el peligro.

El contrario dirigió su mirada hacia un lado como queriendo decir -Tsk vaya condiciones más molestas- pero pronto cambió su expresión y aceptó.

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El peliverde se encontraba de pie frente a la tan común puerta que solía ver a diario. Era un martes, y eran las diez de la mañana, todos normalmente se encontraban trabajando a esa hora; Todoroki estaba al frente de los apartamentos vigilando que Bakugo no entrara.

Tomando una fuerte respiración Midoriya tocó la puerta, después de todo el no se había llevado las llaves, pero el heterocromático no lo sabía.

No había movimiento alguno, así que tocó de nuevo. Esperó un poco y unos pasos se escucharon por debajo de la endija de la puerta. Cuando éstos se acercaban cada vez más la presión aumentaba. Al desaparecer el sonido, la puerta fue abierta.

Cuando vio delante de él la figura que tanto terror le causaba, tragó saliva y luego se percató.

El joven de cabellos rubios, estaba congelado, le miraba con preocupación, felicidad, tristeza; una combinación de emociones que posiblemente sólo el podría entender. En lugar de ceño fruncido, de gritos, de golpes, de odio, el más bajo fue recibido con algo incapaz de creer viniendo de Bakugou.

-Lágrimas- delgadas líneas de salada agua recorría el borde de los ojos carmesí. El más bajo no sabía que hacer, o decir, era una situación completamente impensable.

"D-Deku..." una quebrada voz salió, "Y-yo..." pausadamente el rubio hacía a hablar pero no podía gesticular nada. Dentro de su mente un sinfín de pensamientos le acontecían, había esperado tanto frente a esa puerta anhelando que esto sucediera, perdiendo cada vez más las esperanzas.

Debido a su nula capacidad para hablar en ese momento, Bakugou, tomó con completa suavidad la mano del contrario, quién se dejó guiar.

Y cuando lo acercó a él, lo proporcionó un pequeño beso en los labios. ¿Qué estaba sucediendo?, ¿acaso era una nueva forma de hacer caer a Midoriya?, ¿qué vendría después?.

El de pecas llevaba un tiempo viviendo con él, y jamás había tenido un comportamiento ni similar a ese, era algo incomprensible para él.

"Eh-hh Ka-..chan... ¿estás bien?..." preguntó sigiloso mientras entraba al apartamento y la puerta se cerraba. El más alto, tomó un papel que tenía pegado en el refrigerador y se lo entregó al peliverde, quien lo tomó y leyó.

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"¿Trastorno de la personalidad antisocial?... y ¿cómo has seguido?" preguntó preocupado. La expresión de Bakugou se tornó dolorosa, como si estuviera tragando todo lo que pasó este tiempo solo y por fin dijo sus primeras palabras "...Perdóname Izuku".El más bajo estaba cada vez más sorprendido, era como si todo el odio y violencia del rubio se hubiese esfumado, casi podía sentir que perdonaba sus pecados aún por más graves que estos fueran. Pero no debía olvidar la razón principal por la cual había regresado a buscarlo.

Mirando alrededor de la sala de estar, podía notar lo duro que había sido para él superar su enfermedad solo, sin apoyo de nadie, podía ver tarros de medicinas, una zona de la pared que estaba especialmente hundida, vasos de café, dibujos y otras cuestiones que le hacían creer en la veracidad de sus palabras.

"Te perdono Ka-chan, de verdad. Pero... también necesito decirte algo, no quiero que te lo tomes a mal..., creo que será mejor para ti. La verdad es que creo que es obvio, pero nosotros ya no somos pareja... y tampoco puedo estar tan cerca tuyo, aunque te perdone eso no quitará las cicatrices de mi cuerpo, ni tampoco curará mis huesos rotos, pero sobre todo no arreglará mis sentimientos destruídos por ti y para ti" mientras decía esto, el rubio le miraba con ojos que le arrancaban el alma.

 

Notas finales:

Gracias por leer, hasta el próximo :D


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