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Me destruyes por UkloveY

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Notas del capitulo:

Buenas, aquí nuevo cap (o al menos en amor yaoi, porque estaba atrasada en esta página) así que espero que lo disfruten :D

Reteniéndose en ciertas cosas que quería externar, Midoriya continuó "Podremos vernos algunas ocasiones, pero no como antes, hoy vengo a recoger mis cosas, logré ahorrar dinero entonces me iré a vivir en otro apartamento yo solo".

"... ¿Eso es cierto?... ¿me dejarás?...he cambiado, tal vez no puedas creerme, pero de verdad he intentado con todas mis fuerzas controlar mi enfermedad para poder verte entrar por esa puerta y darte todo el cariño que jamás te di... ¿entonces mi esfuerzo ha sido en vano?,¿...tú...te has enamorado de otra persona?"

Esta pregunta incomodó al peliverde, puesto que ni él sabía ya lo que era el amor, así que decir cosas como esas resultaban muy bárbaras. "Eso no tiene importancia, de hecho cualquier cosa que yo haga ya no es de tu incumbencia..." después de pensar brevemente en las cosas que había dicho, se sintió un poco atemorizado de la reacción del contrario.

Sus ojos enfocaron el rostro del rubio, el cual no dibujaba expresión alguna. Después de un silencio inentendible el más alto habló "Izuku, incluso si dices que no puedes estar conmigo, yo voy a demostrarte que he cambiado, antes de que te lleves tus cosas déjame darte mi última muestra de cariño" dijo con una voz quebrada y un rostro que podría partirle el corazón a cualquiera.

El más bajo temió un poco, pero era lo menos que podía hacer. "Está bien", concedió el permiso y se acercó a Bakugou, quien tomó ambas de sus manos, lo hizo con una suavidad que desbordaba sentimientos, le miró con sus ojos carmesí como si observara lo más preciado para él, parecía delinear con su mirada, el rostro del pecoso; pasaba su mirada por sus suaves mejillas, sus orejas, sus labios, su nariz, sus delgadas pestañas y para finalizar le miraba directo a los ojos.

Posteriormente colocó sus manos en el rostro del contrario y acercó su rostro, antes de besarlo, rozó con su aliento los delicados labios del peliverde, luego acarició con su nariz el rostro y finalmente lo besó.

Esa boca nunca antes lo había besado de esa forma, jamás, ni de cerca. ¿Por qué?, lo más seguro era porque hasta ahora sintió lo que era ser besado con amor.

Algo dentro del más bajo empezaba a derretirse, como si hubiera probado algo que iba más allá de lo que él tenía conocimiento. Amor. Él siempre quiso a Bakugou, y para él sentir que el rubio le trataba con semejante cariño, era algo que anheló por muchísimo tiempo, y ahora estaba sucediendo.

El incontrolable deseo que sentía estaba empezando a salirse de su recipiente, así que el más bajo colocó sus indecisas manos sobre la espalda fuerte del más alto.

El beso que comenzó siendo tierno y suave, había empezado a tornarse muy apasionado, cada uno buscaba la lengua del otro, cada uno mordía los labios ajenos, el peliverde estaba empezando a perderse en las sensaciones que le estaban llenando.

Las grandes manos del contrario empezaron a tocar la delgada espalda marcada de cicatrices por debajo de la camisa.

Leves sonidos se emitían de los labios del más bajo, el roce de esas manos le provocaba sensaciones satisfactorias en su piel. Con su mano intentó cubrir su boca para evitar provocar más ruido.

Al ver esto, el rubio tocó con suavidad el pezón izquierdo del contrario, observando cómo empezaba a retorcerse, continuó besándolo.

Bajó su rostro hasta el delgado pecho del más bajo, y le quitó la camisa. Le besaba en el cuello, clavícula, pecho y pezones. Bakugou estaba dedicando tiempo y atención a hacer sentir bien al peliverde, cosa que nunca antes había hecho.

Ver el rostro cálido y pervertido del ojiverde le estaba causando un nivel de excitación que antes no había tenido.

Procedió a quitarse su camisa. Y lentamente se llevó a Deku hasta la cama, lo abrazó y lo acostó con suavidad. Con sus manos tocó por completo el estómago y la espalda del contrario.

Tocarlo de esa forma era especial. "Ahmm..." los melodiosos sonidos salidos de entre sus labios, elevaban sus sensaciones.

"Quítamelo..." dijo con una voz muy erótica. El rubio siguió su petición y procedió a desabrochar el botón del pantalón.

Mientras que el peliverde hacía lo mismo con el pantalón contrario, "Te amo Kacchan, estoy tan feliz de que al fin me quieras también".

Su voz parecía romperse al decir semejantes palabras, era como un perrito que al fin había recibido cariño de su descuidado dueño.

El corazón del rubio brincó al escuchar su voz, pensó que no merecía ser la causa de la felicidad de Midoriya.

"Detengámonos" dijo el ojirojo alejando con ambas manos al contrario. "...Mejor vete, yo... no estoy curado, incluso no es algo que se cure al cien por ciento, yo soy capaz de hacerte daño de nuevo... incluso de matarte".

Los ojos verdes se llenaron de lágrimas "¡¡No quiero!!, te amo Kacchan, ahora todo está bien, incluso si me golpeas, podré aguantarlo".

"¡Déjate de mierdas!, ¿No entiendes que no puedo controlarme?, si llego a hacerte más daño no podré resistirlo, por favor, ahora que estoy consciente vete de aquí, agarra tus cosas y no regreses", esa voz sonaba como la de alguien a punto de romper en llanto.

Las palabras de Bakugou le segmentaban el alma, no podía creer que de nuevo estaba siendo rechazado por él, sus palabras eran tan ciertas que dolía en lo más profundo de su ser. Claramente el rubio no iba a ser capaz de curarse por completo tan rápidamente, podría en cualquier momento darle un ataque de ira.

La mente del peliverde se encontraba tan confundida que solo deseaba terminar con todo por lo que estaba pasando.

Con los ojos humedecidos, el de pecas se vistió, limpió sus lágrimas y con determinación se dirigió a la puerta. "No me voy a llevar nada, empezaré de cero. Gracias por haberme demostrado tu amor al menos una vez... espero que puedas curarte y que puedas darle cariño a alguien más. Nos vemos..." dijo saliendo lo más rápido que pudo, para evitar arrepentirse de su inmediata decisión dando así un último vistazo al tatami manchado.

Las memorias más dolorosas recorrieron su mente, como si también se despidieran de él, Midoriya había decidido comenzar de cero con su vida, y para eso debía de rehacer muchas cosas.

Tenía en claro que Bakugou no tendría que ser más que un recuerdo para él, aunque sintiera pena por su enfermedad, eso ya no tenía porque atormentarlo, tenía que dejar de pensar en la persona que por tanto tiempo quiso, porque ese tipo de cosas no eran lo mejor.

 

 

Después de la visita al apartamento de Bakugou, y de que el de pecas se reuniera con el heterocromático y le explicara un poco de lo que pasó, quedaron en que el peliverde iría unos días a dormir a la casa de Iida.

El timbre de la casa sonó, "Ya voy" respondió una de las voces más amigables y confiables. La puerta se abrió y el rostro se iluminó "¡Iida-kun!" dijo sonriente el más bajo, llevaba ya mucho tiempo desde la última vez que había visto a su amigo.

"¿Cómo estás?, vamos ,pasa, siento que tienes que contarme muchas cosas" dijo invitándole a pasar, mientras que a la vez observaba de pies a cabeza el ya no tan delgado cuerpo del contrario. "Te ves muy bien, tu cara tiene más vida, y se nota que por fin has estado comiendo, me alegra".

El de pecas sonrió, y entró a la casa "Perdón por causarte tantas molestias" dijo rascándose la cabeza. "No te preocupes, de verdad que no es molestia, esta casa es un poco grande solo para mí" respondió el de lentes.

Tomando las cosas de el peliverde y colocándolas sobre un mueble, ambos se sentaron en unas bancas en el patio trasero. "Ten, sé que no te gusta mucho el té, pero ayuda a relajar así que tómalo y cuéntame que has hecho este tiempo", la amable voz del más alto le hacía sentir escuchado, y eso lo ponía muy feliz.

Notas finales:

Gracias por leer <3


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