Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Me destruyes por UkloveY

[Reviews - 43]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdón por la demora, estaba en exámenes, pero aquí está el capítulo.

Espero que les guste, y también espero poder actualizar un poco más rápido.

:D

Destrozado completamente Midoriya solo tenía mente para un pensamiento “Quiero morir”, si Bakugou no lo iba a querer, no tenía ningún sentido permanecer en este mundo, “morir” era la respuesta a todos sus problemas, de esa forma dejaría de causar molestias a los demás, y no necesitaría nada.

Era claramente la respuesta...o tal vez no lo era, simplemente era lo más -fácil-. Pero de igual forma, no tenía ganas de moverse un sólo centímetro, el dolor de su brazo lo tenía completamente inmobilizado, pensó en soportar la agonía hasta quedar dormido, cerró sus ojos mordiendo sus labios para evitar gritar, o emitir cualquier tipo de sonido, cuando de pronto su celular empezó a sonar.

“¿Acaso es Kacchan?” pensó alegremente, así que movió con dificultad su brazo derecho hasta la bolsa de la pantaloneta y sacó su celular. Contestó sin antes revisar quién llamaba, aunque después de todo los únicos con su número eran Bakugou, su madre e Iida.

“¿H-hola?” contestó intentando ocultar el dolor que sentía.

“Iida me lo dijo todo, y determiné que es urgente hablar contigo. ¿Dónde estás ahora mismo?” esta voz... era la de ¿Todoroki?. “¿C-cómo obtuviste mi número argh...?” preguntó el peliverde, quién no pudo evitar emitir un gemido de dolor.

“Te dije que hable con Iida, él me lo dio. ¿Qué sucede? Tu voz suena extraña. Dime donde estas ahora por favor, te dije que te ayudaría, no seas bobo” la usual voz serena del heterocromático se escuchaba preocupada, casi rogando por saber en donde se encontraba.

“E-stoy..bien...L-luego habla..mos” dijo el ojiverde finalizando la llamada. Estaba sumergido en un profundísimo mar de penas, sin percatarse que llevaba bajando un poco con cada día que pasaba, y estaba a centímetros de tocar fondo.

Ya no le importaba nada, se sentía mal al escuchar a Todoroki preocuparse por él. Se detuvo, y miró desde otra perspectiva, “No creo que esté realmente preocupado, después de todo nunca le he importado a nadie”.

 

Si su cuerpo le permitiese moverse, ya habría acabado con su vida. Pero para su suerte el cansancio y dolor eran superior a su deseo de morir. De un momento a otro, la puerta de su apartamento se abrió violentamente, no podía ser cierto... Bakugou, si él aún estaba lleno de ira quién sabe de lo que sería capaz de hacer.

Por la posición en la que se encontraba, él no pudo voltearse, además tampoco es como si le interesara hacerlo. Unos pasos fuertes pisaron hasta llegar a su lado, y unas manos, que ya conocía tocaron su espalda.

“Maldita sea...no debí haberte dejado salir de mi casa” una voz quebraba por las lágrimas habló “Soy un mal amigo, permití que Bakugou nos separara, nunca debí dejar que eso sucediera... Y-yo ...” Iida era una persona sentimental, ya que la bondad era una de sus cualidades.

Desea encontrarse con el rubio y hacerle pagar todo el daño que Deku había sufrido, por el bien de su amigo contuvo su ira, secó sus lágrimas y sentó con el mayor cuidado posible al peliverde, reconstandolo en la pared.

El más bajo miró, más no dijo nada, su garganta estaba hecha un nudo, deseaba gritar y externar todo el sufrimiento, no era la primera vez que su pareja le agredía con tanta violencia, sin embargo en esta ocasión fue algo más extremo.

El peliazul marcó en su teléfono, probablemente llamaba a una ambulancia. Seguidamente buscó por unos paños y limpió la sangre que estaba empezando a secarse. “Todoroki me habló, le conté que Bakugou no te trata bien... me dijo que cuando te fuiste tuvo un mal presentimiento... que por desgracia parece que se hizo realidad. Desesperado, me llamó y dijo que habló contigo y te notó mal... como yo vivo más cerca de ti vine de inmediato, pero al parecer tardé demasiado...”.

Las palabras no pudieron salir más, el resto del día transcurrió; en el hospital atendieron al peliverde. Le pusieron un yeso, y le vendaron la cabeza, le recetaron pastillas para la depresión y un sinnúmero más de médicamentos.

Iida lo acompañó en todo momento, él parecía tener un rostro lleno de culpa, de dolor, no podía evitar sentirse mal de no haber podido salvar a su amigo.

Después de salir del hospital, Iida obligó a Midoriya a irse junto con él a su casa. “Tranquilo, estoy seguro de que Bakugou no va a volver hoy a casa, así que quédate conmigo” ofreció el de gafas. El peliverde se veía tan demacrado que era casi imposible mantener una conversación normal con él.

“Este es tu futón, ya está listo. Si necesitas ayuda en cualquier cosa, por más mínima que sea me avisas. Estoy para apoyarte, no pienso dejar que él te ponga un sólo dedo encima, así que descansa” dijo señalando la habitación que le preparó.

El peliverde si mucho, entró y se durmió con rápidez.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Ya era el día de asistir a la Corte, Midoriya pasó en casa de Iida, no hubieron señales de Bakugou. El peliazul se había encargado de preparar mentalmente a su amigo para que se animara a poner la denuncia, pero aún así no tenía la certeza de que éste fuese a hacerle caso.

Se montaron en el auto del más alto y se dirigieron a su destino, al llegar ambos entraron, más sin embargo a lo que sería concretamente poner la denuncia solo podría entrar el de pecas.

“Estaré bien Iida-kun, no te preocupes” dijo esbozando una sonrisa, se volteó y entró a la oficina en donde se haría la diligencia.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

“Muchas gracias Iida-kun. Perdón por las molestias” agradeció el más bajo. Ya habían regresado, al parecer Deku había cumplido, por lo que el peliazul se sentía un poco aliviado, aunque no le hacía gracia dejarlo ir solo de nuevo.

“No hay de que. Pero Midoriya, insisto. Quédate en mi casa hasta que las autoridades hagan algo con Bakugou, el hecho de que hayas puesto la denuncia no significa que de repente él ya no va a estar en el apartamento” propuso preocupado.

El peliverde con una sonrisa y una determinante mirada observó a su amigo “Todo está bien, te lo aseguro”. Sin estar convencido del todo, no le quedaba más que dejarlo ir. Se despidieron y Midoriya subió hasta su casa, cuando pasó por una de las puertas que estaba semiabierta pudo visualizar a alguien que le miró con curiosidad, pero sin tomarle mayor importancia continuó hasta llegar a su propia puerta.

Abrió lentamente, moría por hablar con Bakugou. Entró, se quitó a como pudo los zapatos, pero no había nadie. Un sentimiento de tristeza y soledad recorrió su pecho, las ganas de llorar no faltaron, pero tampoco se manifestaron, sus ojos estaban tan adoloridos que sería peor hacerlo.

Se sentó en el tatami para descansar y miró una mancha que se encontraba allí, de un color marrón. “¿Qué es esto?” se preguntó en voz alta. Después de meditarlo un poco se acordó “...¿Es mi sangre?...”.

Pasmado por las manchas que cubrían tanto el suelo como la mesita, procedió a taparse la boca, unas nauseas crecieron gradualmente. Los recuerdos revivieron y su brazo palpitó, como si el dolor reviviera.

La puerta fue golpeada, y de repente las ganas de ver a Bakugou se extinguieron por completo, la sangre que manchaba el tatami y la mesa, su cabeza y su brazo le hicieron caer en cuenta de que había cometido un error. Ya no quería verlo, quería escapar. Quería vivir.


Notas finales:

Hasta el próximo, y como siempre, gracias por leer :D
Sus comentarios me motivan mucho >//<


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).