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Concédeme tu Corazón por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

Hola, hola:

Primero que nada, les quiero desear un feliz año nuevo y que la mayoría de sus propósitos sean cumplidos en este año que recién comienza.

Después, me quiero disculpar con todos ustedes por mi larga ausencia. Sé que prometí que no iba a demorar tanto en actualizar, pero por ciertos problemas personales y la falta de ganas y motivación que tenía por escribir, ocurrió esto. Honestamente pido disculpas.

Regresando al fic, espero que este capítulo sea de su agrado.

Ya saben las advertencias de siempre, los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto. Solo está loca historia es mía. Posibles faltas de ortografía y problemas de redacción.

Sin más que agregar los dejo leer.

Cap.06 Inquietudes

Itachi mantenía el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho, Naruto estaba estupefacto por el repentino actuar de su compañero e Ino tenía una traviesa sonrisa dibujando su rostro.

— Lamento haber interrumpido su cena— empezó hablando la rubia, con fingida modestia— me presento soy Ino, Ino Yamanaka— se acercó a donde se encontraba el pelinegro, estirando su brazo para estrechar su mano, gesto que imito el Uchiha, presentándose escuetamente— soy amiga de Naruto desde que ambos nos encontrábamos en la secundaria, tenía tiempo que no le había visto así que acapare toda su atención sin darme cuenta que venía acompañado, realmente me disculpo— he hizo una leve reverencia.

— No es necesario que te disculpes Ino— se levantó nuevamente de la silla el blondo, ayudando a su amiga erguirse correctamente— yo debería haberte presentado a Itachi desde un principio e invitarte a acompañarnos a la mesa— Itachi no pudo evitar carraspear al escuchar esa absurda propuesta— pero como están las cosas ahora, será mejor que nos veamos otro día, ¿te parece?

— ¡Enserio!— exclamó emocionada— no pensé volver a reunirme contigo después de todos estos años transcurridos— tomo las manos del joven para acercarlo más a su persona— estaré esperando con ansias nuestra cita.

Naruto soltó una leve risa al escucharla decir semejante cosa, dejándolo pasar por alto y buscando dentro de su saco una de  sus tarjetas de presentación, que antes de entregársela anoto en el reverso de la misma su número telefónico personal— cuando estés lista me llamas— le dijo con tono seductor y guiñándole un ojo.

Las mejillas de la chica se sonrosaron un poco, asintiendo levemente como respuesta. Con una leve inclinación de cabeza se despidió del Uchiha y depositando un sonoro beso sobre la mejilla del rubio, se dio la vuelta perdiéndose entre las mesas.

El joven rubio se sentó nuevamente, acomodándose la corbata tratando de disimular los nervios que le causaba la penetrante mirada de su compañero, agradeciendo internamente que el mesero apareciera con sus respectivas órdenes, aligerando el ambiente hostil que se había formado.

— Esto se ve delicioso, ttebayo— exclamo el rubio al ver toda la comida sobre la mesa, tomando sus cubiertos y empezando a picar la comida— ¿no vas a comer?— preguntó, inclinando levemente su cabeza hacia la derecha, ya que el moreno aún mantenía los brazos cruzados sobre su pecho y el ceño levemente fruncido.

Itachi relajo los músculos y asintió como respuesta, viendo como el blondo soltaba un pequeño suspiro y volvía a sonreír. Empezó a comer, sin dejar de mirarlo, notando así que la comida francesa no era de su total agrado, por las muecas que realizaba cada vez que probaba un bocado— ¿qué tal esta la comida, Naruto?

— ¡Delicioso!— respondió, levantando los pulgares y pasándose rápidamente el bocado para después sonreír.

Itachi levantó tenuemente las comisuras de sus labios y volvió a prestar atención a sus alimentos, Naruto todavía no había cambiado esa parte complaciente de su persona y eso en cierto punto le agradaba así como también le molestaba. Volvió a recordar a la rubia “despampanante” y no pudo evitar soltar un bufido, tan descarada, tan obvia y tan interesada. Pensar que el rubio tendría una cita con aquella arpía hacia que la ira y un sin número de emociones se galoparan en su cabeza y en todo su ser, apretando el pobre tenedor hasta casi doblarlo.

— ¿Ocurre algo?— volvió a cuestionar el blondo. Itachi negó con la cabeza, dándose una patada mental por sus pensamientos  nada cuerdos. Trato de suavizar su expresión, volviendo a retomar su actividad, mirando discretamente al muchacho de cabellos amarillos que batallaba para evitar tener una expresión de sumo asco al picar con el tenedor un par de caracoles sobre su plato.

— La próxima vez, tú eliges el lugar— dijo el pelinegro, con un tono suave y ronco mientras le regalaba una pequeña sonrisa al menor que asintió avergonzado por haber sido descubierto— si no te gusta nada del menú, podemos irnos de aquí— el rubio negó frenéticamente con la cabeza, iba a decir algo pero el moreno no le permitió decir nada, haciendo una seña para que le entregaran la cuenta.

— ¿Por qué hiciste eso?— pregunto el Namikaze, con el ceño levemente fruncido y los labios torcidos, aquella imagen le encanto al Uchiha, no pudiendo evitar la tentación, estiró su brazo y alborotó los cabellos que tanto le costó peinar al rubio— ¡Oye!

— Es evidente que este tipo de comidas no son de tu agrado, y yo te invite para que pasaras un rato ameno conmigo y si la comida no te va a permitir que te relajes como es debido, mejor vamos a un lugar que sea completamente de tu agrado— el Uchiha se levantó una vez que la cuenta fue saldada, tomado su saco y colocándoselo mientras caminaba rumbo a la salida. Naruto todavía no salía de su estupor hasta que el moreno casi estaba llegando a la salida, tomando rápidamente su saco y poniéndoselo para después irlo a alcanzar.

Itachi estaba recargado en uno de los costados de su auto color negro brillante, revisando algunas notificaciones de su teléfono celular. Aunque no estaba concentrado debidamente en aquella tarea, su mente divagaba en su actuar hace apenas nada dentro del restaurant, trato de darle alguna explicación lógica a su comportamiento, pero nada de lo que pensaba le parecía ser una excelente justificación. Levantó un poco la vista, dirigiéndola hacia la entrada del restaurant francés, viendo como el rubio salía acompañado tomado del brazo por la rubia Yamanaka. Sintió como su cuerpo se tensó y apretaba al pobre aparato entre sus manos, guardándolo en el bolsillo una vez que vio como ambos se despedían de beso y el joven se acercaba a donde él se encontraba con una gran sonrisa dibujando su cara.

  — ¿Por qué demoraste tanto?— preguntó, su voz sonó fría y sus cejas estaban visiblemente contraídas, mantenía los brazos cruzados sobre su pecho y miraba fijamente al menor exigiéndole alguna explicación. El rubio borro al instante su sonrisa, cambiando su expresión a una confusa y a la vez molesta.

— Estaba despidiéndome de Ino— contestó el blondo, su voz sonó irritada, no entendía que estaba pasando ese día con su amigo, estaba actuando… raro. El gesto despectivo que hizo con los labios el Uchiha logró que se irritara más y que quisiera exigirle una explicación— ¡no sé qué ocurre hoy contigo! Me dijiste que querías que pasara un rato tranquilo a tu lado y vienes y te molestas no sé con qué razón, te pregunto qué sucede y tampoco me quieres decir nada. De verdad no te entiendo, dattebayo.

 El Uchiha se quedó en completo silencio, sin saber que responder o del cómo justificarse ante el rubio. …l no era de quedarse mudo, siempre tenía con que argumentar a su favor, pero en esta ocasión se había quedado en blanco, ya que ni él mismo comprendía el porqué de su actuar. Notó que no decir nada, solo lograba que el más joven se irritara aún más, paso saliva y relajando un poco su serio y molesto semblante dijo— esa mujer no es de mi total agrado.

El rubio que también en algún momento se había cruzado de brazos y había fruncido el ceño, dejo de hacerlo y su expresión denotó un ligero atisbo de asombro. Le costaba trabajo creer lo que estaba viendo, por el simple gesto que formo Uchiha Itachi al decirle aquello y el tono de voz que empleo, parecía decirle que estaba celoso de su mejor amiga. Iba a reír, le parecía gracioso, aunque no estuviera seguro del porqué del actuar del azabache, pero no lo hizo, por otro lado dejo caer sus brazos a un costado y esbozando una cálida sonrisa se acercó al mayor.

— Si no te conociera, diría que estás celoso— empezó a reír, tratando de reprimir las carcajadas  que querían brotar de lo más profundo de su garganta— pero no te preocupes, tú siempre serás por mucho, más atractivo y rompecorazones que yo— Y rompió a carcajadas al ver la expresión estupefacta que tenía el Uchiha.

Mientras tanto el azabache sentía como las mejillas empezaban a tornarse de un ligero color carmín por el calor que se estaba empezando a acumular en esa zona, pero no era precisamente por sentirse avergonzado, al contrario empezaba a sentir como la ira empezaba a apoderarse de su casi siempre tranquila personalidad. ¿Celoso? Probablemente si lo estaba, pero no de esa tipa que afortunadamente no le presto la suficiente atención para saber con quién se estaba presentando, sino ya la hubiera tenido encima como muchas otras víboras que solo le seguían por su dinero. ¿Estaba aceptando que realmente había celado a su rubio amigo? Negó lenta y tortuosamente con la cabeza, las uñas empezaban a enterrase en las palmas de sus manos por la presión en la que estaba cerrando los puños y soltó un corto suspiro que sonó a algo parecido a un bufido.

Naruto dejó de reír al escuchar el bufido que lanzo el Uchiha, mirando detenidamente el semblante nada amigable que ahora portaba su compañero. Sabía que el mayor estaba molesto, bueno más que molesto, furioso. Esa era la segunda vez que le había visto así y si no mal recordaba era mejor huir antes de que descargara su ira con la persona que le había provocado, que en este caso era él, sino quería terminar en una cama de hospital por al menos un par de semanas.

A pesar de saber que debía de alejarse de ahí lo antes posible, no lo hizo. Apreciaba demasiado a Itachi y si estaba molesto no era por cualquier nimiedad, probablemente había tenido un mal día y estaba buscando la oportunidad de relajarse un rato, aunque sea con él. Se acercó, llevándose la mano derecha a su nuca y rascándola un tanto nervioso para tratar tranquilizarse, mirando fijamente aquellos pozos negros que tenían un matiz color rojo brillante. Poco a poco se fue acercando hasta quedar frente al Uchiha.

— Lamento si te hice enfadar con mi actitud de siempre, ttebayo—  sus ojos reflejaban un ligero arrepentimiento— por mi culpa nuestra salida esta arruinada— su voz salió apagada y triste, por lo tanto su mirada ya no la pudo sostener más tiempo, agachando la cabeza y dejando caer los hombros.

Itachi estaba molesto pero consigo mismo, no con Naruto. Al verlo bajar su mirada inmediatamente relajo sus facciones, arrepintiéndose de haberse mostrado así ante él. No recordaba lo receptivo que era el Namikaze y que cualquier alteración en el estado de ánimo de las personas que se encontraban a su alrededor él las captaba y las tomaba, sabiendo que se sentiría culpable si estaba involucrado. Acortó la poca distancia que había entre ambos, rodeándolo con sus brazos en un protector abrazo, acariciando con una mano la cabeza del rubio, colocándola justamente sobre su hombro.

— Lo siento— dijo el moreno, sin deshacer el abrazo— tú no has arruinado nada, fui yo y mi estúpida actitud— soltó un largo suspiro— hoy no ha sido mi día.

El rubio se removió de aquellos grandes y cálidos brazos, hace tiempo que no sentía esa seguridad y protección con alguien más, pero empezaba a sentirse incomodo por el contacto. No era que le desagradara Itachi, al contario siempre lo había visto como el hermano mayor que nunca tuvo, pero la extraña sensación en su estómago y la voz que empleo el moreno para disculparse le hacían sentirse extraño. El Uchiha al sentir como el blondo se removía, deshizo el contacto.

— No tienes por qué disculparte, ttebayo— le obsequio una enorme sonrisa— imagine que algo malo tendría que haber sucedido antes para que te pusieras de esa forma. Pero bueno, mejor vamos a un puesto de ramen que está cerca del edificio en el que vivo. ¿Vienes?

Uchiha Itachi no pudo negarse ante la expresión que puso el rubio, suplicándole con la mirada que fueran. Solamente asintió, ingresando a su vehículo, esperando que el Namikaze abordara el propio para ponerse en marcha.

*********

Habían transcurrido apenas cuatro días en el que se había mudado temporalmente a la supuesta residencia que iba a compartir con el Namikaze. El lugar era hermoso y aún más ahora que la luz del día iluminaba cada rincón de la casa. Tarareaba una canción que había escuchado camino a casa, ya que había salido un par de horas antes al departamento que comparte con su esposa para verificar si había vuelto o le había dejado al menos un mensaje de voz en la contestadora, pero nada. Dejo de emitir algún sonido, sentándose en el sofá y adquiriendo una pose pensativa y melancólica. La extrañaba, le extrañaba tanto, no había transcurrido ni siquiera la semana y ya sentía que iba hasta su casa y le iba a pedir perdón de rodillas, rogándole que le perdonara, pero no lo hacía por el simple motivo de que no se arrepentía de lo que había hecho.

Una vez dentro del automóvil, la joven de ojos perlados empezó a  juguetear con los dedos de sus manos. Se encontraba nerviosa y sobre todas las cosas, confundida por su precipitado actuar.

– ¿Te encuentras bien?— cuestiono la joven Haruno, que preocupada se acercó a la chica de sus sueños— si quieres retractarte de tu decisión, todavía estamos a tiempo.

La joven Hyuga no respondió nada, solamente se lanzó a los brazos de una muy confundida Sakura que trataba de consolarla. Le dolía en el alma el haber dejado al rubio en el altar, el haber visto aunque sea un efímero segundo su mirada partiéndose en dolor por su repentina huida. Ella sabía que él la amaba y que ella estaba poco a poco aprendiendo a corresponderle. Pero a la que realmente siempre había amado era y será a Sakura Haruno, la chica más popular del colegio y la que estaba “perdidamente” enamorada de Uchiha Sasuke. La misma que le rechazo y humillo cuando le confesó sus sentimientos antes de salir de la secundaria alta y la misma que vino a corresponderle justamente el día de su boda con el rubio de resplandeciente sonrisa.

Sí pensaba con la cabeza fría, misma que no tenía del todo en ese momento, entendería y comprendería que a la chica de extravagante cabellera color rosado, no era la mejor opción por los crueles tratos que le dio después de habérsele declarado y porque a pesar de haberla estado observando por tantos años y conocer sobre su voluble carácter seguía enamorada de ella. Hubiera preferido amar con la misma intensidad al chico rubio que se preocupaba por ella, que la cuidaba y la mimaba en todo momento. Pero desafortunadamente su corazón había decidido hace ya mucho tiempo, negándole el acceso a alguien más.

— No me arrepiento— se separó del pecho de su ahora ¿novia?— siempre te he amado Sakura Haruno— y junto sus labios con la contraria, tratando de olvidar todo lo pasado con el varón y empezar a disfrutar de la vida junto a la persona que realmente ama. Aunque un pensamiento no la dejo disfrutar del momento clave en el que aceptaba completamente sin restricciones el amor de la peli-rosada “te amo Naruto-kun” fue la declaración que le hizo unos días después de que le propusiera matrimonio.

Si darse cuenta, se había quedado dormida en el sofá, despertando solamente por el sonido del timbre. Se sobo el cuello, ya que al parecer se lo había torcido y sacudiéndose el polvo imaginario de la falda color lila que portaba se dirigió a atender la puerta.

*********

Había sido un completo error el haberle dado su número personal a su amiga Ino. No porque le estuviera molestando a cada hora del día o le haya dado el teléfono a alguien más, solamente que el único mensaje que había recibido por parte de la rubia fue razón suficiente para no quererla como contacto personal. ¿Acaso ya había olvidado las bromas pesadas que le mandaba la Yamanaka cuando estaban en el instituto? — Soy un idiota— dijo.

— Sí, ya sabemos que lo eres, pero ¿por qué esa cara?— dijo Karin al ver cómo su primo se dirigía a su oficina como todas las mañanas— no será que… — y una sonrisa pervertida dibujo su rostro.

El rostro de Naruto enrojeció al instante, logrando que su prima empezara a reírse a carcajadas frente a él. La pelirroja se calmó al ver cómo su primo le fulminaba con la mirada, poniéndose recta y empezando a acomodar las cosas sobre su escritorio.

— No lo tomes mal Naru— comenzó diciendo la chica, mientras revisaba en su monitor las actividades agendadas para ese día— pero me hace feliz que hayas dejado de “serle fiel” a esa tipa.

— ¿Cómo puedes estar tan segura de eso, Karin?— preguntó un tanto serio.

— Nos conocemos desde siempre y se leer la mayoría de tus gestos, así que he de suponer que has visto a alguna chica sumamente atractiva y por el sonrojo de tus mejillas, el brillo de tus ojos y el gesto avergonzado con el que llegaste quiero suponer que te gusto lo que viste— dijo la Uzumaki sin dejar de hacer su tarea— pero quiero recalcar que es solo una suposición, no estoy confirmando nada.

El rubio levanto una ceja expectante, le sorprendía lo mucho que le conocía Karin, aunque él también sabía de antemano que era una persona muy fácil de leer— Casi, pero lamento decepcionarte. Necesito que me mandes el horario del día de hoy y que reúnas la información faltante para la junta de la próxima semana.

La chica asintió ante lo dicho, inflando sus mejillas una vez que su jefe se retiró hacia su oficina. Le agradaba la nueva actitud de su primo, pero aun así sabía que le estaba costando demasiado trabajo desenvolverse nuevamente en el ámbito emocional. Aunque se moría de curiosidad por saber que era lo le tenía tan avergonzado. Luego lo averiguaría, acariciando suavemente su vientre y formando una pequeña sonrisa se dispuso a hacer sus deberes de ese día.

Entró como todos los días a su oficina, recorriendo las cortinas para que entrara un poco de luz a la misma. Tomo asiento en su silla, sacando nuevamente su móvil y dirigiéndose hacia el mensaje que le había mandado la rubia. Al abrir nuevamente el mensaje no pudo evitar reír un poco avergonzado, pero aun así analizando con sus profundos ojos azules la fotografía que le mando. Sabía que la chica tenía sentimientos por él desde antes, ya que se le había declarado en una ocasión en la escuela secundaria, rechazándola por el hecho de que siempre le había visto como una gran amiga y confidente, además de que no quería arruinar una amistad de años por algo que él sabía no iba a poder corresponder. Aunque ahora era diferente, la mujer se había puesto endemoniadamente sexy, con pronunciadas curvas, sin llegar ser exageradas, unos destellantes ojos azules y una larga y sedosa cabellera dorada que se distribuía estratégicamente por todo ese esbelto cuerpo semi-desnudo que mostraba la foto visualizada en su celular.

En aquellos tiempos, luego de la fallida declaración de la rubia ambos continuaron como amigos. Esa amistad con el tiempo fue evolucionando, gracias a que siempre les tocó en los mismos cursos y que también por azares del destino terminaron asistiendo en la misma universidad, llegando a ser algo así como amigos con derecho. Sus contactos nunca pasaron de besos y caricias subidas de tono, aquellos deslices que tenían nunca los habían detenido a pesar de tener por el momento una pareja “oficial”, fuera de un lado o del otro o por ambos. Lo que el Namikaze nunca supo, es que la rubia y mejor amiga seguía manteniendo intactos esos sentimientos hacia él, y que aquellos momentos que pasaban a solas los atesoraba en demasía, guardando la esperanza de que el blondo se enamoraría en algún momento de ella. Terminaron su extraña relación de amistad (que duró casi dos años de esa manera), cuando el joven rubio dijo que por fin había encontrado su media naranja y que no podía si quiera pensar en hacer lo que había hecho anteriormente. Desde ese día, Naruto no volvió a saber nada de su amiga Ino, había desaparecido de su radar, enterándose después que se había ido a concluir sus estudios al extranjero, lugar que nadie le supo ni le quiso decir. Cuando la volvió a encontrar, fue exactamente tres semanas después de que lo dejaran plantado en el altar, ignorándola por completo y pasando de ella, así como lo hizo con todos sus conocidos hasta aislarse.

— Tiene una llamada del señor Uchiha en la línea dos— escucho a través del intercomunicador la voz de su secretaria, sacándolo de aquellos recuerdos que pasó con la rubia. Levantando la bocina del teléfono y con un “adelante” tomó la llamada.

Ha pasado una semana desde la última vez que nos vimos y ni siquiera te has dignado a llamar para saludarme— escuchó una voz varonil que tenía un tono reprochador en la misma, Naruto soló un corto y pesado suspiro, era cierto, luego de comer unas grandes proporciones de ramen (al menos de su parte) y de una que otra platica casual, cada quien se marchó a su casa, “prometiéndose” ponerse en contacto después, algo que no había ocurrido por su tan apretada agenda de trabajo y las labores extras que su padre le ponía ahora a desempeñar.

— Lo siento, dattebayo. Pero estoy muy limitado en tiempo que he olvidado por llamar, pero si…

Bien, lo entiendo. No te quito más el tiempo, adiós— no pudo siquiera terminar lo que quería decir cuando fue interrumpido por el azabache, mismo que le colgó al terminar de decir aquello.

Se dejó  caer en el escritorio, cubriendo con ambos brazos su cabeza, no entendía porque Itachi empezaba a querer captar toda su atención y su tiempo, además sentía cierto malestar al sentir la indiferencia o rechazo del moreno. Sacudió su cabeza, tratando de alejar todo pensamiento pesimista de su mente, lo iría a visitar el domingo, el día en que menos carga laboral tenía.

Estaba por empezar sus labores del día, cuando la entrada de un par de mensajes a su móvil le obligó a que le prestara atención. El primero le sacó una sonrisa, era de la hija de Itachi, diciéndole que ansiaba verle pronto y del porque no le había ido a ver, respondiéndole que muy pronto. El segundo era de la rubia Yamanaka, agradeciendo que esta vez no fuera otra candente fotografía, solo el texto decía: “Me encantaría tener nuestra cita en alguno de estos días que estoy libre. Tú escoge la hora, fecha y el lugar. Esperare con ansias tu respuesta”.

Dejó el móvil a un lado, luego le contestaría a la mujer. El único día “disponible” era el domingo, pero ya planeaba ocuparlo para hacerle una visita al Uchiha que parecía que últimamente estaba más sensible que de costumbre. Aunque podía compartir y dividir su tiempo para dedicarle tiempo a su amiga o posponer la visita a la mansión del pelinegro. Todavía tenía tiempo para pensar mejor las cosas, así que por el momento ocuparía su mente en lo más importante.

*********

Sin fijarse a través de la mirilla, abrió la puerta sin más. Arrepintiéndose el no haberlo hecho al vislumbrar al hombre ahí parado, que por una fracción de segundo mostro un ligero atisbo de sorpresa al verla.

— ¿Qué haces tú aquí? — espetó el varón, frunciendo visiblemente el ceño y cruzando sus brazos sobre su pecho, la joven Hyûga imito las acciones del contrario mirándole retadoramente.

 


Notas finales:

Muchas gracias por llegar hasta aquí. :)

Gracias también a todas las personitas que dejaron un review en el capítulo anterior, ustedes son los que me animan a seguir continuando esta bizarra historia. También a todos aquellos que dedican un poco de su tiempo a leerme.

Creo que no tengo más que agregar, ya saben cualquier cosa relacionada con el capítulo o con la historia en general estoy abierta a sugerencias.

Ahora sí, nos vemos en el próximo capítulo.

Saludos y besos


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