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Concédeme tu Corazón por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Muchas gracias a las dos personitas que cometaron en el capítulo anterior y también a todos ustedes mis lectores :)

Sin nada más que agregar les dejo leer.

Espero y les guste.

;)

Cap.07 Aclarando el pasado.

— No es que nos moleste tu estadía aquí en la casa— empezó aclarando Mebuki, madre de Sakura— al contario, a tu padre y a mí nos hace tan felices el tenerte nuevamente en casa después de todo este tiempo— suspiró nostálgica— pero ya han pasado más de dos semanas y ni siquiera nos has hablado de tu esposa y quiero suponer que tampoco con ella— dejó lo que estaba haciendo en la cocina, que era secar los trastes de la comida, mirando seriamente a su hija que había puesto aquella mirada ceñuda y fastidiada que siempre portaba cuando algo no le parecía— ¿Ahora sí me vas a decir que fue lo que realmente ocurrió?

La joven Haruno mantuvo altiva su mirada, para ver si su progenitora desistía en averiguar qué era lo que la tenía encerrada con ellos. No es que mantuviera una mala relación con sus padres, al contario los quería en demasía, los respetaba y cuidaba como tales, pero teniendo en cuenta del como deseaba su independencia cuando estaba en la adolescencia y del cómo relativamente cantó victoria cuando la tuvo, sabía que para sus padres era extraño tenerla en su casa por varios días consecutivos y sin la compañía de su pareja. Al ver cómo su madre se mantenía firme en averiguar la verdad del asunto y no planeaba ceder ante su “intimidante” mirada, no le quedo de otra que bajar la cabeza en señal de derrota. Mebuki sonrió complacida.

— Tuve una pelea con Hinata— dijo en voz baja, pero lo suficientemente alto para que la señora escuchara— ya habíamos tenido anteriormente una discusión, si se le puede llamar a así— soltó una pequeña sonrisa irónica recordando las “discusiones” que tenía con Hinata, que consistían principalmente en una perorata de parte de ella y su esposa siempre con la cabeza baja y alegando en voz baja sin mirarle directamente a la cara— pero nunca llegaron hasta este punto— soltó un largo, cansado y triste suspiro.

— ¿Qué lo hace diferente en esta ocasión, querida?—  tomó asiento del otro lado de la mesa, tomando entre sus manos la de su hija para darle ánimos de seguir hablando.

— Me fue infiel— declaró, observando cómo su madre empezaba a demostrar cierto enojo y apretaba su mano derecha con fuerza, tratando de corregir lo dicho— bueno, no necesariamente me fue infiel, ni siquiera yo misma lo entiendo— su nariz se arrugo un poco por la rabieta de frustración que empezaba a surgir— se supone que solo íbamos a disculparnos, a perdonar el pasado y todas esas cosas, obviamente todo por decisión de Hina, pero no entiendo si besarlo fue parte del proceso o todavía mantiene sentimientos por él— libró su mano del agarre de su madre y se pasó ambas alborotando sus cortos cabellos rosas.

— ¿Qué quieres decir?— levantó su ceja derecha reflejando duda— ¿A quién besó o a quién sigue queriendo? ¿Acaso no fuiste siempre la única?— sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver cómo su hija bajaba la mirada y negaba lentamente con la cabeza, comprendiendo inmediatamente a lo que se refería su pequeña— acaso, no me digas que… —la joven Haruno asintió perezosamente— ¿pero no según esto nunca le amo?

Sakura levantó su mirada para posarla sobre su querida y amada madre, le regalo una triste sonrisa y respirando varias veces consecutivas para evitar caer en el llanto y en el sentimentalismo, se aclaró la garganta para empezar a relatarle algunos hechos que suscitaron después de que ella irrumpiera la “esperada boda” del heredero Namikaze.

Había pasado exactamente una semana, siete días para ser más específicos, en el que Haruno Sakura y Hyûga Hinata se fugaran de la ciudad para pasar una inolvidable luna de miel, aunque ni siquiera eran ellas las que se habían casado. Los primeros tres días fueron algo hecho realidad, Sakura no podía pedir nada más, solo conservar la felicidad y la dicha que le causaba estar al lado de la tímida y reservada morena, prometiéndose recuperar todo el tiempo perdido que por su estúpida obsesión le hizo perder al lado de lo que ya podía jurar el amor de su vida.

Pero el cuarto día fue que aquellas esperanzas de haber sido la única en el corazón de la Hyûga se desvanecieron por completo. El día en el que prácticamente huyeron del templo, la notó rara pero no quiso ahondar en el tema y menos cuando se abalanzó a sus brazos buscando su calor, aunque ahora cobraba sentido el porqué de su acción.

No tenía mucho en el que ambas habían concluido el acto sexual, quedando Hinata inmediatamente rendida ante el sueño y una Sakura cubriendo con parsimonia y amor su cuerpo con las sábanas de la cama. Veía como la joven dormía tan plácidamente, era la primera vez que la veía en ese estado ya que siempre las dos sucumbían al sueño de inmediato, deslizando las suaves yemas de sus dedos sobre el rostro de su amada, delineándolo y grabando en su memoria el tacto y perfil de Hinata. Notó como las mejillas de la morena se pintaban de un ligero color carmín y como una linda pero discreta sonrisa se dibujaba en sus labios. Sonrió enternecida al ver aquella expresión, suponiendo que estaba teniendo un dulce sueño en el que ella tenía que estar involucrada, removió aquellos mechones de cabello, pasándolos detrás de su oreja y poder contemplarla mejor. Se recargo correctamente en la cabecera de la cama, por muy extraño que le pareciera no tenía sueño, estaba cansada pero no al grado de querer dormir, tomo el libro que reposaba sobre el buró, leería un rato en lo que caía al sueño. Transcurrieron unos minutos cuando escucho como su pareja balbuceaba cosas incomprensibles, pero sin borrar la tierna sonrisa de su rostro, dejó el libro a un lado para concentrase en lo que su pequeña decía, sonriendo ampliamente cuando escuchó las palabras salir de su boca. Efectivamente, estaba soñando con ella. Iba a responderle, pero lo que evito que lo hiciera fue lo que escuchó después, estaba diciéndole “te amos” en sus sueños a Naruto y no a ella, esa sonrisa sincera estaba dedicada a él y no a ella. Hinata dejó de hablar y sus facciones se relajaron, cayendo ahora sí en un profundo sueño, pero Sakura se sentía devastada al saber esa verdad.

Cuando los rayos del sol se asomaron a través de las grandes cortinas que cubrían los ventanales, Sakura esperó pacientemente como la joven Hyûga se levantaba, iba al baño y regresaba a su lado para empezar a cuestionarla. Haciéndole preguntas sobre que sentía por el rubio y cosas por el estilo, causando así su primera pelea como pareja y la incomodidad entre ambas hasta ese séptimo día.

— Le quiero— fue lo que dijo Hinata, armándose de valor. En su rostro reflejaba la duda del porque su amada novia empezó a cuestionarle  de la nada, pero la Haruno no comprendía a que se refería ya que estaba tomando una taza de té en la terraza.

— ¿A qué te refieres?— preguntó, dejando la tacita sobre la silla e invitándola a que se sentará a su lado.

—  Ya no quiero estar molesta contigo, la verdad no entiendo de donde sacaste que amaba a Naruto y todas tus suposiciones de que te era infiel en estos momentos— decía mientras tomaba asiento al lado de su novia— no niego que le empecé a tener cariño y cierto sentir luego de que aceptara ser su novia. Es alguien muy lindo, atento y sobre todo amoroso, eso fue lo que hizo que le fuera queriendo poco a poco pero aún así no podía dejar de pensar en ti— le miro directamente para que creyera en sus palabras— no niego que no me dolió haberlo dejado en el altar, estaba tan ilusionado, ya estábamos empezando a vivir juntos y la verdad me era agradable estar con él, a su lado— vio cómo Sakura pasaba saliva lentamente— pero no lo amaba, había aceptado que con el paso del tiempo aprendería a amarlo.

No dijo nada, no la quiso contradecir, al parecer ella no sabía ni se daba cuenta que de quien realmente estaba enamorada era del rubio y no de ella. Su mirada lo decía todo y las pequeñas sonrisas y el suave y casi imperceptible rubor la delataban. ¿Entonces por qué la escogió a ella? Por lo mismo que le sucedió a ella mientras decía estar enamorada del Uchiha, obsesión. Reconocía que había errado aquel día en que la rechazó y la aventó a los brazos del Namikaze a que buscará consuelo. Pero ahora que nuevamente estaba a su lado y aunque enamorada del rubio (sin que esta lo supiera) haría que nuevamente la amara a ella y olvidara en definitiva a Namikaze Naruto.

Mebuki escuchó en silencio todo lo que su hija le dijo, no sabía ni tenia las palabras adecuadas para decir. Sakura rio con amargura, recordar aquello no le era grato, el saber que alguien más a parte de ella ocupa parte del corazón de su esposa, hace que hierva de celos. Pero ya era hora de que Hinata afrontara su verdad, no era justo que todo por querer mantenerla a su lado no le dejara ver parte de aquellos sentimientos que supone sigue negando.

— ¿Qué vas a hacer Sakura?— cuestiono la mayor, no entendía del todo el problema pero sea como fuere, siempre estaría del lado de su hija.

— Dejar que ella se dé cuenta de quién ama realmente— notó como su madre le iba a decir algo, negando con la cabeza cualquier cosa— ya va siendo tiempo, no la voy a retener a mi lado si ella realmente no quiere estarlo, es libre de decidir. Entre más pronto mejor, ¿no? Hice todo lo posible para que nunca quedarán a solas, pero ni modo el destino se puede posponer más no evitar.

Se levantó de la silla, haciéndole una seña con la mano de que iba a salir. Necesitaba despejar sus ideas y esperar a que todo salga bien, confiaba en Hinata y en los sentimientos que le venía profesando luego de su boda, pero aquella mirada anhelante que pone cada vez que se acuerda de aquel varón hace que aquella poca confianza, pero en sí misma, desaparezca.

*********

La semana transcurrió rápidamente, ir y venir de la empresa a casa de sus padres se había vuelto una rutina en esos días. En esos momentos se encontraba en el despacho de su padre, ya era sábado y no había tenido un rato libre de ocio, dejándose caer en la silla, desparramándose casi hasta llegar al piso.

— ¿Qué son esas maneras de sentarse, ttebane?— reprendió Kushina al entrar al despacho de su esposo y ver a su hijo en esa posición, con una sonrisa cansada y avergonzada.

— Lo siento, lo siento— se acomodó correctamente en la silla— pero al fin termine dattebayo— levanto ambos brazos en señal de triunfo, la pelirroja le dedico una amplia sonrisa y choco el puño con el de su hijo.

— Sabía que podías lograrlo, cariño— le revolvió los rubios cabellos— ahora sí tu padre y yo nos podemos ir de segunda luna de miel— expresó emocionada.

— Segunda luna de miel— pronuncio lento y despacio como si procesara aquellas palabras, Kushina de inmediato se dio cuenta de su error quedándose sin palabras para corregir lo recién dicho, al parecer su hijo todavía no supera al cien por ciento a su ex. Naruto meneo la cabeza de un lado a otro, recomponiéndose al instante y formando una sonrisa que no llegaba a su mirada— me alegro por ustedes ttebayo y ¿cuándo se van?

La Uzumaki sonrió, podía ver el gran esfuerzo que estaba haciendo su hijo para dejar el rencor y su devoto amor a la Hyûga en el pasado. Le empezó a contar todo lo relacionado con el viaje a su hijo, por ello su emoción de que se haya familiarizado tan pronto con el trabajo de la empresa de auto-partes. El rubio solo asentía, tratando de sentir la dicha que sus padres, bueno en este caso la que su madre sentía por su segunda luna de miel. No negaba que sintió cierta nostalgia y anhelo, el haber querido pasar al menos esa luna de miel con su prometida y esperar el momento adecuado para festejar la segunda, al igual como lo iban a ser sus progenitores.

— Parece que ya le has dicho nuestros planes a Naruto, cariño— dijo Minato mientras entraba a su despacho y miraba cálidamente a su esposa y a su hijo— lo has hecho muy bien—palmeó la cabeza del más joven.

— Gracias papá— sonrió Naruto, viendo a sus progenitores— ¿cuánto va a durar su viaje?— cuestionó con cara y ojitos de cordero, conmoviendo a su madre que de inmediato se acercó para rodearlo entre sus brazos.

— Nos vamos por un mes entero, ttebane— le dijo mientras hundía su rostro en el rubio cabello de su hijo y acariciaba sus brazos— pero prometemos traerte un recuerdo de nuestro viaje— le tomo del rostro con ambas manos para mirarle fijamente— puedes llamarnos cuantas veces quieras, para cualquier cosa.

El adulto sonrió un poco avergonzado por la actitud de su mujer, admitía que la expresión de su hijo era la misma que siempre ponía cuando todavía era un infante y ellos tenían que salir de viaje o atender juntas importantes, dejándolo el mayor tiempo solo. Sin pensarlo demasiado, se acercó a sus dos amores y les rodeo a ambos amorosamente trasmitiéndoles lo que con palabras le era tan difícil decir.

*********

— Papá, ¿cuándo va a venir Naru oni-san a visitarnos?— preguntó inocentemente la pequeña Lina mientras entraba a la habitación del pelinegro.

— ¿Por qué la pregunta y por qué “oni-san”?, si no les has visto y tratado con él más que una vez— fijo su mirada en la pequeña que empezaba a tomar asiento en el borde de su cama y levantaba levemente los hombros dedicándole una sonrisa.

— No lo sé, pero me él me dijo que podía llamarlo así, ya que no le gusta que le diga Naruto-san ni solo Naruto— Itachi levantó una ceja expectante ¿cuándo le dijo aquello? Si en aquella ocasión no cruzaron más que solo algunas palabras de presentación.

— ¿Has hablado con él?— cuestiono con cierta molestia en su voz, aquella que intimidaría a cualquiera, menos a su hija. La pequeña Uchiha asintió energéticamente, sacando su móvil de uno de los bolsillos de su suéter, picándole algunas teclas y mostrándoselo a su padre que al parecer seguía sin querer creerle ya que la seguía mirando acusadoramente.

— Esta semana es cuando más he hablado con él— si hablar se le llamaba mandar mensajes de voz, eso era lo que había estado haciendo la pequeña Lina, ya que esa manera le era más sencillo que estar escribiendo todo el texto.

El mayor no quería creer el hecho de que mejor su hija haya mantenido comunicación con el rubio Namikaze que él, no sabía que era todo aquello que le había mandado su hija, pero si podía ver los mensajes de texto que mandaba el rubio, además de que ahora si podía confirmar que este tuvo bastante trabajo por una fotografía que le mando con un montón de papeles sobre su escritorio y unos potes de ramen esparcidos ahí mismo.

— ¿De dónde sacaste su número?— trató de sonar reprendedor pero no pudo.

— De tu celular, papi— sonrio con obviedad la niña, a pesar de tan solo contar con seis años, era una chiquilla que ya se sabía desenvolver bastante bien, incluso mejor que niñas con mayor edad, siendo el orgullo de  toda la familia y obviamente de él— por cierto, es hora de mi mensaje ¿me podrías regresar mi celular?— Itachi se lo entregó, notando como su hija dibujaba una muy linda sonrisa y miraba atentamente la pantalla con esos ojos azabaches tan brillantes y llenos de vida— ves, te lo dije— gritó emocionada abriendo inmediatamente el mensaje, que al leerlo su sonrisa y el brillo de sus ojos desaparecieron por completo, dejando intrigado al mayor.

— ¿Pasó algo?— cuestiono preocupado, ya que su hija se mostraba triste y seria. La niña solo asintió.

— Dice que mañana no va a poder venir— dijo quedito— el me lo había prometido— apretó el aparato entre sus manitas.

— ¿De quién hablas, amor?— Itachi pregunto preocupado y sentándose a un lado de su hija, que mantenía la cabeza gacha, viendo el tambalear de sus pies. Lina le extendió la mano, dándole el aparato para que viera el mensaje que recibió de Naruto, el Uchiha frunció el ceño al leer el contenido— si ya sabías que iba a venir, ¿por qué me preguntaste?

— Porque pensé que Naruto y tú eran amigos y ya sabías a qué hora iba a llegar— respondió sin levantar la mirada— el me lo prometió y ahora dice que tiene un compromiso pendiente con alguien— en su vocecita se pudo percibir el enojo, Itachi sonrió un poco, era difícil hacer enojar a  su hija y el rubio lo había conseguido rápidamente.

— No te preocupes amor— el mayor rodeo con su brazo el menudo cuerpo de su retoño— haré que mañana venga a jugar un rato con nosotros— la pequeña sonrió complacida, abrazando de la cintura a su padre, mientras que este mantenía una ligera sonrisa << vendrás quieras o no, Namikaze>> pensó maliciosamente.

*********

Su rutina se había vuelto una monotonía, el no tener trabajo pendiente gracias a su tiempo de “descanso” le había hecho estar más pendiente al calendario para saber cuántos días faltaban para regresar al trabajo. Tampoco había tenido alguna llamada de Sakura, mensaje ni nada por el estilo, causando solamente que el sentimiento de culpa fuera creciendo cada día. ¿Qué era lo que buscaba su esposa anteponiéndose ese distancia? Era lo que quería saber, pero todavía no encontraba el valor para hacerle si quiera una llamada. Además que el tiempo para residir en aquella residencia ya tenía que haberlo dado por concluido, más por nada por la molesta visita que tuvo hace algunos días.

— ¿Qué haces tú aquí?— espetó el varón, frunciendo visiblemente el ceño y cruzando sus brazos sobre su pecho— tú ya no eres bienvenida en esta casa.

— Sé que no necesito aclararle las cosas a alguien como tú, pero esta también es mi casa— dijo Hinata, con sus cejas igual de contraídas y sus brazos cruzados sobre su pecho— además, quisiera saber ¿qué hace el gran Uchiha Sasuke por estos territorios?— preguntó con mofa— será acaso que al fin decidiste mezclarte con la “plebe”

El moreno examino a la mujer frente a él, nunca se habían llevado bien, más bien nada bien, la hostilidad entre ellos siempre fue palpable. Por más que Naruto trató de que se llevarán bien siempre fue un imposible para ambos, aunque ahora su repudio era en cierta forma justificable. Nadie lastimaba y hería emocionalmente a su mejor amigo sin ni siquiera haber sufrido las consecuencias. Luego de su leve inspección hacia la Hyûga pudo darse cuenta que la chica tenía ya algunos días ahí.

— Vuelvo a preguntar, ¿qué haces aquí?— ahora empleo un tono de voz frío, no se iría tan fácilmente.

— Eso mismo quiero saber yo— contesto la chica, mirando retadoramente al varón frente a él.

Sasuke se limitó a levantar los hombros, restándole toda la importancia del mundo, le daba igual la vida de la mujer y que era lo que hacía con la misma, pero no podía pasar por alto su estadía— vengo a hacer la limpieza— dijo simple y sin ningún tipo de emoción, dejando a la chica con la boca abierta y con cara de no creerse nada— si no me crees no es mi problema, en un momento mi esposa también llegará a ayudarme, ¿me dejas pasar?

– Como quieres que te crea, tú el gran Uchiha, haciendo la limpieza de una casucha como esta, ¡ja!, si tienes a toda una servidumbre en tu gran mansión, además de que eres un heredero del gran patrimonio de tus padres, ¿aun así quieres que te crea?— dijo incrédula y con cierta burla en su voz— y no, no te dejaré pasar, ya que como te lo había dicho antes esta también es mi casa.

— Como quieras, de todos modos quiero imaginar que la has mantenido limpia en tu estadía— notó como la mujer se estremecía un poco— no te molestaré más, pero espero que para la próxima semana…— guardo silencio un momento, al parecer pensando bien las cosas— no, dentro de quince días o menos, Naruto viene a ver cómo van las cosas por aquí, así que si no quieres encontrártelo, será mejor que vayas desalojando.

— ¿Por qué me dices esto?— preguntó a la defensiva.

— Porque no quiero ver de nuevo a mi mejor amigo sufriendo por tu causa— le dedicó una mirada gélida— sí me enteró que por ti ha vuelto a derramar al menos una mísera lágrima, vas a conocer el poder de Sasuke Uchiha.

Dando media vuelta, el Uchiha se dirigió a su coche para de inmediato marcharse de ahí, mientras que Hinata veía como se perdía a la distancia, ingresando a la casa.

Como niña pequeña, hizo una rabieta, sentándose en el primer sofá, cruzándose de brazos e inflando las mejillas. La visita del Uchiha más que molestarle o alterarle le había hecho pensar en ciertas cosas. << ¿Naruto lloró su partida? >> Obviamente, le recriminó su subconsciente, mismo que le hizo sentir una punzada en su pecho y que los ojos le escocieran un poco. << ¿Por qué me duele saber que Naruto sufrió por mi culpa? >> << Debería ser feliz, estoy con la persona que siempre amé y no debería importarme lo que sientan los demás >> <<Pero estamos hablando de Naruto, no de cualquier persona, a Naruto le quiero y mucho, más que a nadie >> << …l no debe sufrir por mi culpa, merece ser feliz >>

Esos eran los pensamientos que rondaban por su mente en ese momento y días antes, llegando a la conclusión de que debía abandonar esa casa a más tardar al día siguiente. << Ya es momento de hacerle frente a Sakura >> fue su último pensamiento, poco a poco empezaba a entender a que se debía todo.

*********

Se estaba retocando el maquillaje, estaba ansiosa, más que ansiosa nerviosa por su cita. Le avisó de último minuto, bueno un día antes, el sábado para ser más precisa. Ya se estaba resignado a que el rubio no le iba a conceder una cita, ya que en el fondo sabía cuánto amaba a la Hyûga y que solamente a ella la veía como una amiga.

El reloj marcaba las dieciséis horas con cuarenta y cinco minutos, ya no faltaba mucho para que Naruto pasará a recogerla. Se miró nuevamente en el espejo de cuerpo completo que reposaba en una de las puertas de su armario, detallando con la mirada su largo vestido color violeta que caía en cascada, un discreto cinturón color dorado que lograba que las curvas de su cadera se definieran con éxito y el corte en V que tenía el diseño daba a resaltar elegantemente sus atributos, además de un collar de perlas que decoraba su cuello y un maquillaje discreto, reconociendo que no necesitaba aplicarse las plastas de maquillaje para lucir hermosa. Estaba terminando de analizar los últimos detalles cuando escuchó el timbre de la estancia sonar.

Al abrir la puerta, no pudo ocultar su rubor al ver al rubio Namikaze vistiendo de forma casual. Le veía demasiado sexy a pesar de no estar vestido elegantemente como ella. Los colores se le subieron al rostro al percatarse de su vestimenta.

— Hola Ino, buenas tardes— saludó radiante Naruto, aun sin percatarse de la vergüenza de la chica— lamento haber llegado antes— se rascó la mejilla.

— No hay problema, adelante— dijo la rubia, haciéndose a un lado y permitiéndole el paso a su amigo— si no hay ningún inconveniente voy a cambiarme, ahorita vuelvo— salió corriendo rumbo a su habitación dejando a un Naruto más que confundido.

Mientras que Ino empezaba a buscar en su armario un conjunto de ropa que hiciera juego con la ropa de su compañero, un par de azabaches esperaban dentro de una camioneta color negro a unas calles de la residencia Yamanaka, para empezar a seguir y arruinar la cita de ambos rubios.

— ¿Estás seguro de esto, papá?— cuestiono la menor, al ver la sonrisa que estaba dibujando su padre— no creo que sea bueno espiar a la novia de Naruto oni-san.

— No es su novia y no la estamos espiando, solo vamos a jugar un rato con los dos— le palmeo la cabeza— además habíamos dicho que Naruto iba a pasar más tiempo con nosotros que con ella, así que después de esto no va a volver a romper una de sus promesas.

Lina miró a Itachi sin comprender realmente a que se refería con jugar, pero como le dijo que su oni-san iba a pasar más tiempo con ellos, solo asintió con su cabecita dándole la señal a su padre que estaba de acuerdo.

<< Con esto, te quedará más que claro que Naruto nunca se va interesar en ti >>pensó el azabache, mientras veía al par salir de la casa y ponía en marcha el motor de su vehículo.

Notas finales:

Nos vemos en el siguiente.

Muchas gracias por llegar hasta aquí.

Les quiero


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