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Concédeme tu Corazón por Momoka Yuuki

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Notas del capitulo:

Espero y sea de su agrado :D

Me divierto mucho escribiendo este fic!

Cap.03 Aprendiendo a perdonar y ser perdonado.

— Hinata, cariño, por favor dime que te pasa— susurró suplicante contra la puerta la chica de pelo color rosado— has estado así desde hace tres días— soltó un triste suspiro, dejándose caer y recargando su espalda contra la puerta.

Luego de haberse retirado del restaurant, Sakura pudo  ver el semblante alicaído de su pareja, dirigiéndose así ambas al estacionamiento con calma, Hinata no miraba ni prestaba atención a su alrededor, solo se dejaba guiar por su esposa para evitar algún accidente. Cuando llegaron al vehículo la morena se detuvo antes de ingresar, sabía que Sakura le diría palabras consoladoras al respecto, que todo lo que su padre le había dicho de su actitud con el rubio eran mentiras y demás palabras similares, cuando ella en lo más profundo de su ser aceptaba que eran verdad, hace años que había bloqueado ese tipo de pensamientos para poder vivir sin culpa alguna o remordimiento con su esposa, ignorando lo que en verdad el joven pudo haber sentido con su partida. Estaba tan pérdida en sus cavilaciones que solo fue capaz de regresar a la realidad cuando Sakura le empezó a besar, contacto que acepto de inmediato, abrió los ojos por unos efímeros segundos y le vio, iba pasando en su auto y pudo percatarse de la expresión contrariada de su rostro y el dolor de su mirada, con toda su fuerza de voluntad empujo a su pareja, casi ordenándole que ya partieran de aquel lugar, acción que obedeció la oji-jade inmediatamente aunque algo extrañada por el actuar de su mujer. Llegando, Hinata se fue a encerrar en el cuarto de huéspedes dejando a una confundida Sakura que trataba de todas las formas posibles de dialogar con ella.

Claramente escucho el ruego que le dio su pareja detrás de la puerta, ya que ella también se encontraba recargada en ella y sentada en  el suelo con la cabeza escondida entre sus piernas, justo ahora se arrepentía de algunos de sus actos y  uno de ellos fue a ver dicho que nunca sintió nada por Naruto cuando realmente eso era mentira, hubo un tiempo en su infancia en el que se sentía completamente atraída hacia él, obviamente antes de conocer y tratar a Sakura. Las lágrimas volvieron a bañar su cremoso y pálido rostro, tenía que disculparse adecuadamente con el rubio, serle completamente sincera y hacerse responsable por sus actos, pero desafortunadamente le hacía falta valor para hacerle frente. Su estómago empezó a gruñir de hambre, pasar encerrada y esperar a que su esposa se retirara era algo agotador, pero ya era suficiente de estar evadiéndola por tanto tiempo.

Sakura se levantó rápidamente del suelo al momento de escuchar como el seguro de la puerta era removido, vio como esta se abría lentamente y entre las sombras de la noche se empezaba a distinguir la silueta de su amada, sin esperar a que esta saliera completamente, empujo la puerta para después rodearla en un posesivo abrazo que la morena no correspondió.

— Hinata, ¿por qué? no te tomes tan enserio las palabras de tu padre, él esta…— calló abruptamente cuando su pareja le tapó la boca con la palma de su mano y negaba con la cabeza, Sakura frunció el ceño y la apartó bruscamente de sí— ¿Por qué hiciste eso?— pregunto molesta y con las manos posadas en las caderas.

— No digas nada, por favor. Lo que dijo mi padre en cierto punto es verdad, fui alguien demasiado egoísta y no tuve ninguna consideración con nadie— la peli-rosa abrió la boca para decir algo pero la morena le miro seriamente haciéndola callar de inmediato— imagina que se hubiera sentido si alguna de nosotras hubiese estado en su lugar, él me amaba demasiado, el día en que me propuso matrimonio lloró de felicidad cuando le di el sí y  estuvo alardeando por más de un mes lo dichoso que se sentía al tomarme como esposa y el día de nuestra boda no podía borrar esa boba sonrisa que siempre le caracterizo— guardo silencio, ahora que lo pensaba seriamente podía entender el dolor que sufrió el Namikaze— ese día me sentía triste, no podía compartir su felicidad, no la entendía y me daba envidia, pero como si hubieses sentido mi tristeza, apareciste irrumpiendo la boda, cuando me pediste que te perdonará no lo pensé en ningún momento, me sentía tan aliviada y feliz que olvide que estábamos rodeadas de tantas personas importantes, solo me abalance a tus brazos para protegerme de todo e ignore por completo a la persona que me ayudo a recobrar la confianza y a salir adelante.

— Yo… no sé qué decir— empezó a decir cuando Hinata había guardado silencio y miraba el suelo— tú no eres una persona egoísta, siempre has pensado en los demás y muchas veces has sacrificado lo que quieres para otorgárselos, pero… la única egoísta aquí soy yo— soltó un pesado suspiro— lo que quiero decir, por mí culpa estás pasando por una crisis emocional, una que tardaste tanto tiempo en demostrar, yo siempre supe que este día pasaría, el día en que sintieras el remordimiento de haberlo dejado plantado en el altar.

Escuchando aquello, solo así se atrevió a levantar la mirada, una parte de ella comprendía lo que quería decir, que estaba en su naturaleza y que además era normal sentir remordimiento pero lo que no entendía era por qué ella asumía la responsabilidad— ¿Qué quieres decir?

— Sí yo no te hubiera rechazado aquel día, nada más porque Sasuke me había dado una oportunidad, nada de esto estuviera pasando, cuando andaba con él no sentía nada a diferencia de lo que sucedía cuando estabas conmigo, además de que me sentía sola aún a su lado, decidiendo así terminar con él y tratar de recuperarte, cuando me entere de que estabas a punto de casarte no fui capaz de quedarme quieta y con los brazos cruzados, no soportaba la idea de que terminaras a lado de alguien que no fuera yo, fue por ello que me interpuse en la boda aquel día y si cabía la posibilidad de que me rechazaras, honestamente no sé qué hubiese hecho para que aceptaras estar a mi lado. Nunca pensé en lo que tú todavía quisieras en ese tiempo, ni en lo que quería Naruto, ni en lo que querían los demás, solo pensé en mí… eso sí es ser egoísta.

Hinata le miró sorprendida, nunca creyó que su esposa y la mujer que tanto amaba en estos momentos fuera capaz de pensar así por el amor que esta le demostraba, se acercó a ella y la rodeo con sus brazos, ella no pensaba que fuera egoísta, ella creía y lo seguiría haciendo hasta los últimos días de su vida que aquello solo conformaba parte del complicado  camino del amor. Sakura sintió el suave abrazo de su chica, correspondiéndolo y después tomando delicadamente entre sus dedos la barbilla para alzarla y por consiguiente depositarle un suave y amoroso beso.

— Te amo tanto que ya a estas alturas no sé qué haría sin ti— susurró sobre sus labios antes de volver a sellarlos— tú no eres egoísta, al contrario eres una chica demasiado amable y blanca, que estando yo a lado tuyo siento que contrastamos— empezó a deslizar sus manos a través del largo camisón— pero  si te parece buena idea, ¿por qué no  vamos un día de estos a ver a Naruto para hacer las paces? Aunque no creo que no lo ponga demasiado fácil— soltó una risilla antes de posar sus labios sobre el blanco cuello.

— Me parece buena idea— dijo Hinata entre suspiros— la próxima semana hay que ir a verlo— se separó un poco de su pareja para depositarle un beso en la frente y después finalmente alejarse dejándola un poco perpleja— tengo hambre, vayamos a cenar.

Se levantó de hombros y se fue directamente a su habitación para tomar un cambio de ropa, Sakura sonrió, al parecer las cosas habían mejorado, la siguió hasta la recamara para “ayudarle”, pero justo cuando iba a pasar la puerta le fue cerrada en la cara, pudo escuchar una ligera risa, frunció el ceño fingiendo molestia, la oji-perla la conocía demasiado bien para saber que si cruzaba esa puerta nunca saldrían a cenar.

*********

Después de haber pasado una semana entera en la casa de sus padres, olvidándose por completo del trabajo y demás responsabilidades, disfrutando solamente de su compañía y del tiempo libre para meditar un poco, regreso a su empresa con una actitud un poco renovada.

— Hola Karin, ¡buenos días!— saludó el rubio alegremente dejando perpleja a la pelirroja que de inmediato salió de su cubículo para posar su mano sobre la frente de su primo— ¡oye! ¿Qué rayos sucede contigo?— exclamo quitando delicadamente la fina mano de la chica.

— Eso debería preguntártelo yo a ti— fijó su rojiza mirada en la azulina del rubio— al parecer las vacaciones que te tomaste sirvieron de algo, ¿A dónde fuiste?

— A ningún lado— frunció un poco el ceño— mejor regresa a trabajar que no te pago por andar indagando en la vida privada de los demás— se dio la vuelta para dirigirse a su oficina.

— Sabía que era demasiado bueno para ser verdad— reprocho la chica mientras acomodaba unos papeles— por lo menos el tío Minato no era un ogro gruñón que impartía miedo a cada paso que daba— esbozó una discreta sonrisa cuando su jefe había detenido el paso— él era tan amable con todos y considerado con lo que realmente lo necesitaba y eso que solo venía unas cuantas horas.

Naruto dio media vuelta para retornarse al escritorio de Karin, sabía que la chica solo lo decía para fastidiarlo y ponerlo de malas, así que si ella quería provocar al irritante Naruto, eso era lo que tendría— Sí tanto te gusto que mi padre estuviera aquí, ¿por qué no le dijiste que te otorgará un puesto en cualquiera de sus empresas? O mejor aún, ¿por qué simplemente no renuncias y así evitas el estarme soportando a cada rato?, si tan insoportable soy porque simplemente no se van.

Ambos se miraron intensamente hasta que la joven pelirroja bajo la cabeza cediéndole así la victoria a su jefe, Naruto volvió a dirigirse a su oficina ahora sí ingresando a ella, reconociendo que lo que le había dicho su prima respecto a su carácter y forma de tratarlos no estaba muy alejado de la realidad, era exigente y metódico, algo que le había venido funcionando desde que tomo el  cargo de la presidencia, pero si comparaba el tiempo en el que su padre estuvo a cargo en comparación a su periodo, ciertamente el ambiente laboral de había vuelto más lúgubre. Ahora entendía el porqué de sus empleados se extrañaron cuando le vieron ingresar con una sonrisa y saludando a todos afablemente, era porque hace años que no sentía un poco feliz.

Mientras tanto Karin estaba murmurando cosas inentendibles en contra del cabezota de su primo, lo que le había dicho en cierta forma le había dolido pero sabía que no debía tomárselo tan apecho ya que reconocía que su primo en ese aspecto era alguien que se dejaba guiar por sus emociones y desafortunadamente las negativas eran las que ganaban en ese terreno. Aun así no pudo evitar sentir un agradable calor envolver su pecho, su primo el que llevaba seis años demostrando su odio y desconfianza hacia las personas, ahora rompía una de sus tantas barreras y volvía a demostrar esa sonrisa que siempre le había distinguido, aunque su mirada aun estuviera opaca y no compartiera la dicha de la sonrisa. Pero sea como fuese, ese era un gran avance y tenía que darlo a conocer, por lo que emocionada sacó su móvil y tecleando como si la vida se le fuese a ir con ello le mandó un mensaje a su marido. Ya satisfecha volvió a retomar sus labores, la semana en la que su jefe no se presentó, fue sinónimo de trabajo acumulado y reuniones pendientes, soltó un suspiro, solo esperaba que la semana transcurriera rápido y sin ningún contratiempo.

*********

Las “pequeñas” reuniones que organizaba su hermano cada semana, eran tan aburridas que hubiese preferido ver un maratón completo de un documental sobre historia general, cada semana era un tema diferente pero no por ello dejaba de ser aburrido y tedioso, sintió como su móvil vibraba indicando la entrada de un mensaje de texto, disimuladamente y por debajo de la mesa miró quien era el remitente, una imperceptible sonrisa se dibujó en su rostro al ver que era de su amada esposa, abrió el mensaje y lo que leyó lo dejó sin palabras, cerrando el móvil y reacomodándose en su lugar volvió a prestar atención a la explicación que daba su tío Obito sobre las posibles nuevas medidas de producción y mercadeo, sus ojos ahora mostraban un inquietante brillo que su hermano mayor fue capaz de detectar. El mayor con un simple ademán le indico al peli-negro que detuviera su explicación.

— ¿Hay algo que quieras compartir Sasuke?— pregunto Itachi observándolo minuciosamente, el cuestionado negó suavemente con la cabeza— recuerda que esta reunión es para ver los avances internos que hay en la compañía y detectar algún posible error antes de que sea demasiado tarde.

— Entiendo hermano— se cruzó de brazos y dio un asentimiento con la cabeza, antes de volver a posar su mirada en él— sé que no tiene nada ver con la reunión, pero ¿cuándo tenemos la junta con Namikaze Naruto?

Los demás presentes también asintieron esperando la respuesta de la mano derecha de su jefe, todos ahí presentes conocían al rubio desde que era un crío, por lo tanto le tenían cierto aprecio y más aún después del desastroso desenlace que tuvieron en la última reunión ansiaban por reparar el daño que pudiesen haber hecho.

— Es pasado mañana, a las ocho horas del día— respondió parco— solamente vamos a renovar las cláusulas del contrato, así que ya no va ser requerida su presencia.

— Pero, ¿por qué? Tobi quiere ir a  visitar a Naruto-kun— expresó Obito con una voz infantil y haciendo pucheros en el rostro— Itachi-kun es malo.

— Es cierto primo, todos nosotros queremos ir a visitar a Naruto aunque sea en una sola reunión— expresó Shisui— recuerda que no  acepta visita de nadie a su domicilio y no se diga para reunirse con él en la empresa, hay que pedir cita con mucho tiempo de anticipación.

— Es cierto, no pude ver al rubio la vez pasada pero en esta ocasión quiero ver a mi sensual y sexi casi hermano— dijo Sai con un tono de voz ronco que le causo un malestar a su primo mayor.

— Y por lo que dice Karin, al parecer las “vacaciones” que se tomó en casa de sus padres le sentaron de maravilla— esta vez fue Sasuke en dar su argumento— creo que en esta ocasión el dobe estaría más que dispuesto a tener una conversación más allá a lo laboral.

Los demás presentes asintieron de acuerdo con lo dicho por Sasuke, querían saber más acerca de cómo la pelirroja podía asegurar que el Namikaze había cambiado de actitud en tan solo unos días pero se abstuvieron de hacerlo, era mejor llegar y confirmarlo por ellos mismos.

— Bien, hablare a la empresa para que nos asignen entonces una sala de reunión más amplia— dijo Itachi resignado, quería aprovechar esa situación para pasar un rato a solas con el rubio ya que los días que se acercaban iban a acaparar la mayor parte de su tiempo— pero ya basta de tanto parloteo, regresemos y concentrémonos en lo que estábamos viendo.

— Esto es tan aburrido, mejor les mando una carpeta con todos los detalles en un modo resumido y entendible— expreso Obito tomando asiento y cruzándose de brazos.

— Es lo mejor, estás reuniones son de lo más aburridas— dijo Sai desparramando su cuerpo sobre la amplia mesa— sé que son importantes y todo eso pero al menos deberías hacerlas un poco más cortas, tomar más de dos horas hablando de ello a pesar de que todo está en orden es demasiado, ¿qué opinan chicos?

Los pelinegros iban a afirmar, pero se dieron cuenta de la sombría y severa mirada que les dirigía su futuro presidente, quedándose mejor callados y quietecitos en su lugar.

— Lo tomaré en cuenta para la próxima reunión, entonces aquí concluimos— Itachi se levantó de su asiento— Obito, esperó los informes para más tardar mañana.

El nombrado solamente asintió efusivamente, mientras que los demás se retiraban para seguir desempeñando sus labores. Una vez que se encontró solo nuevamente en la sala de reunión sacó su celular para llamar a la persona más importante de su vida.

*********

— ¿Estás segura de qué aquí es?— preguntó dudosa la chica de ojos color jade.

— Sí, si mis contactos y mi memoria no me fallan, aquí es donde vive Naruto— respondió la chica de largo cabello azulado.

— Pensé que siendo el presidente de una de las cadenas hoteleras más famosas del mundo viviría en un lugar, mmm… no sé, más ¿lujoso?— en la cara de la chica se podía apreciar la sorpresa y duda.

— A Naruto-kun nunca le gustaron los lujos excesivos, él siempre ha sido una persona demasiado humilde y honrada— expreso la chica Hyuga mientras caminaba a paso lento hacia la residencia del rubio, Sakura no pudo evitar molestarse un poco por el prefijo con el que se expresó su novia de él, hace años que ya no le llamaba así.

El hogar en donde habitaba el rubio Namikaze, era en una zona residencial de clase media alta, en donde las viviendas estaban construidas en un patrón de similares características,  la vivienda contaba con dos pisos y un jardín delantero que estaba rodeado de una pequeña cerca de madera. La casa no tenía dimensiones demasiadas grandes, dando espacio solamente para que un auto se estacionaria, y esta estaba pintada al igual que las otras, color blanco y el tejado de color azul marino. A pesar de todo la casa era bella dejando sorprendida a la peli-rosa, ya que ambas vivían en un apartamento que se encontraba dentro de uno de los tantos edificios de la ciudad.

— Al parecer todavía no llega— señalo Hinata el área de aparcamiento que por el momento se encontraba vacío— vamos a sentarnos al pequeño parque que se encuentra a menos de dos cuadras de aquí— miró su reloj de pulsera— si no mal cálculo él llegara en treinta minutos aproximadamente.

Sakura se limitó solamente a asentir y seguirla, le dolía no conocer esa parte de la vida de su pareja, a pesar de haber ya convivido por unos considerables años, la morena nunca le ha querido hablar de esa parte de su historia, tratándolo como tema tabú y uno que no se debía tocar por nada del mundo. Llegaron al pequeño parque, tomaron asiento en una de las bancas que estaba debajo de la sombra de un frondoso árbol y miraron todo el alrededor, el silencio que había entre ellas fue roto cuando la oji-perla habló.

— Espero que esta tarde venga para acá y no se allá dirigido hacia su apartamento— suspiro la chica antes de continuar— esa casa era en donde íbamos a vivir los dos después de casarnos, él la compro con sus primera ganancias— bajo su mirada, recordando cómo había sido exactamente— faltaban aproximadamente dos meses antes de casarnos, tanto Naruto como yo no somos personas que nos guste alardear de nuestras riquezas, así que ambos habíamos escogido este lugar entre otros tantos que habíamos visto en internet, de toda la variedad de modelos que nos presentaban este fue el que más me gusto, cuando le di a conocer cuál era la casa que más había llamado mi atención no dudo en comprarla, la puso a nombre de ambos después de tanto insistirle que no la pusiera al mío … él me la quería dar como obsequio de bodas. La última semana antes del evento, nos pasamos a la residencia, dándome cuenta que ya estaba amueblada y que el jardín contaba con todas mis flores favoritas, aquel día me sentí tan feliz, por lo que más decidida acepte el hecho de que iba a pasar el resto de mi vida a su lado.

Una solitaria lágrima resbalo por su mejilla, ahora después de tanto tiempo reconocía que el cariño que le tenía al rubio poco a poco él lo estaba convirtiendo en amor, si tan solo la persona que es actualmente su esposa y que obviamente ama con todo su ser no hubiera irrumpido el evento, Namikaze Naruto sí hubiese sido capaz de conquistar su corazón completamente. De aquella lágrima no le siguieron ningunas otras, Sakura se acercó lo suficiente a ella para rodearla en un posesivo y reconfortante abrazo.

— Entonces ¿cómo estás tan segura que hoy vendrá aquí y no se dirigirá a su apartamento?— preguntó con duda, ya que por lo había escuchado y tomando en cuenta lo que el joven llegó a sentir por ella, esa casa ya la hubiese vendido o simplemente abandonado.

— Ya te lo había dicho desde un principio, tengo mis contactos— le guiño el ojo y le deposito un delicado beso sobre la mejilla— no te preocupes, no pasa de que nos eche inmediatamente de su casa.

La joven peli-rosa solo asintió y apretó más el menudo cuerpo de su pareja contra el suyo, a pesar de que ya lo habían hablado, en lo más profundo de su ser no quería que la morena se encontrara con el rubio, no después de haber visto como este le dedicaba una anhelante mirada aquel día que se toparon en el restaurant. Hinata se acomodó sobre el pecho de su esposa, al menos estar a su lado le ayudaba a disminuir la ansiedad que sentía en esos momentos.

*********

La reunión que tuvo a cabo (nuevamente) con los miembros d la familia Uchiha fue de lo más pacifica que se pudo haber imaginado. Al principio creyó que solamente iba a reunirse con Uchiha Itachi, pero al ser informado de último momento que todos ellos iban a estar presentes sus ansias se hicieron más grandes. No era el hecho de  que no supiera manejar una reunión de negocios, por más difícil que esta se pusiera, era porque sentía un poco de pena hacia sí mismo por su actuar anteriormente. Para su sorpresa, los peli-negros lo tomaron de la mejor forma, convirtiéndose aquella reunión en lo que se había buscado anteriormente, una convivencia entre viejos amigos.

— Ha sido un placer haber hecho negocios con usted, señor Namikaze— dijo Shisui de una manera tan formal y respetuosa que hizo que el blondo se sonrosara un poco por tal actitud, ya que no estaba acostumbrado a que sus amigos y familiares cercanos le trataran de esa forma.

— Mira lo que has logrado— protesto Sai acercándose al rubio y apresándolo contra su cuerpo— has hecho que nuestro lindo y adorado hermano se avergonzara— Naruto se removía incomodo entre los brazos del peli-negro.

— Yo también quiero abrazar y apretujar a Naruto-kun—  alzó la mano Tobi como si estuviera pidiendo permiso, que nada más al ver la sonrisa de su sobrino Shisui se abalanzo sobre Sai y Naruto cayendo los tres al piso.

— ¡Ya basta!— gritó Naruto, obligando al par que estaba sobre él se quitara de inmediato— está bien que aceptara mi error y demás cosas, pero no es para que me estén acosando y mucho menos en mi empresa—  se acomodó correctamente su traje y se levantó del suelo con la ayuda que le brindo su mejor amigo.

— Es que estamos demasiados felices de que después de tanto tiempo vuelvas a retomar la confianza entre nosotros— esbozo una sonrisa y alboroto los cabellos rubios de su amigo, que en vez de apartar el contacto empezó a reprimir la escandalosa risa que quería emerger de su garganta— ¿Qué te da tanta gracia, dobe?

— Ja, ja nunca pensé que tú el más amargado entre los amargados fuera a soltar ese tipo de palabras en una sola oración— sus mejillas se había coloreado de rojo y un brillo que hace tiempo no mostraban sus ojos empezó a resurgir— creo que el matrimonio te sentó muy bien teme, le diré a Karin que siga como lo ha estado haciendo— se acercó al moreno y le rodeo la espalda con un brazo— realmente lamento mi actitud hacia ustedes.

Su voz que había sonado tan alegre hace apenas unos momentos, adquirió unos matices de tristeza, se separó un poco de Sasuke para tratar de posar su cabeza sobre el pecho de este y buscar un poco de confort, pero antes de que cumpliera su cometido sintió como era halado del brazo, le daban media vuelta y era apresado entre unos fuertes brazos. Los presentes miraban extrañados la escena y Sasuke no cabía del asombro, había visto las intenciones de su rubio amigo hacia él y estaba dispuesto a consolarlo pero la fugaz mirada que le dirigió su hermano al tomarlo velozmente fue lo que le desconcertó.

— ¿Estás bien Naruto?— susurró Itachi al oído, el blondo asintió en respuesta y rodeo al mayor entre sus propios brazos, comprendiendo inmediatamente que era todo lo contario, sin separase del Namikaze habló— la reunión concluyó, es hora de partir— los Uchiha asintieron ante las palabras de su jefe empezando a tomar sus pertenencias— en un momento los alcanzo.

Sasuke, Obito, Sai y Shisui abandonaron la sala de reunión dejando a su familiar con el rubio. Los cuatro ya estaban planeando como hacerle la vida imposible por al menos dos días antes de que este se fastidiara y se las regresara de una peor forma.

— ¿Ya te encuentras mejor?— preguntó en cuanto el menor se empezó a remover de aquellos cálidos brazos.

— Lo siento— dijo apenas en un susurro, sus mejillas habían adquirido un ligero rubor y había bajado un poco la mirada avergonzado, no entendía esa parte suya de querer ir a los brazos de alguien y compartir su dolor, era por aquella razón que había cerrado su corazón, porque sabía perfectamente que este era tan ingenuo y se dejaba atrapar tan fácilmente— lamento mi actitud, eso no ha sido correcto.

Se separó bruscamente del Uchiha e hizo una reverencia, el peli-negro solo se limitaba a observar cada gesto, logrando distinguir en las azulinas irises miedo, confusión e ira, una vez que este se hubo erguido correctamente y le mirara a la cara.

— Me alegra que ya confíes un poca más en mí— sonrió un poco antes de regresar a su impasible expresión— no olvides nuestra cena, te estaré esperando o… ¿prefieres que pase por ti?

Sus orbes se abrieron de par en par pudiendo sentir como su rostro adquiría un tono carmín, solo por el simple hecho de escuchar esa grave y potente voz susurrando ¿sensualmente? La pregunta, causo que su corazón bombeara rápidamente y como cuál autómata asintiera sin detenerse a pensar por qué lo estaba haciendo.

— Me parece perfecto, pasaré a tu apartamento a las diecinueve horas— fue lo último que dijo antes de tomar su saco y su portafolio para abandonar aquella sala. Naruto solo miraba atentamente como el peli-negro partía y desaparecía a través de la puerta.

Un pitido de su agenda electrónica lo sacó de sus ensoñaciones, se dirigió a ella para ver el próximo evento, notando solamente que el día de hoy le tocaba hacer su visita mensual a  aquella casa. Revisó si tenía algún asunto pendiente después o para más tarde, distinguiendo solamente una cena con su familia. Con pasos firmes regresó a su oficina, el reloj marcaba las quince horas y ya tenía la mayor parte de su trabajo realizado, adelantaría un poco más antes de retirarse, al fin de cuentas nadie lo esperaba ni en su apartamento ni en esa amplia casa.

*********

Aún seguían sentadas en aquel parque, en donde poco a poco los niños se iban adentrando a este para empezar a jugar, Sakura miró su reloj de pulsera, este ya marcaban las dieciséis horas con treinta minutos, ya casi se cumplía la  hora de espera y no había rastros de aquel rubio Namikaze.

— No crees que ya ha demorado demasiado— expreso la oji-jade un poco fastidiada— hemos estado aquí desde hace casi una hora y ya estoy empezando a sentir hambre— su estómago emitió un pequeño gruñido.

— Solo un poco más, yo sé que llegará— dijo confiada la morena que miraba tiernamente a los niños jugar con un balón.

— Bien, pero solo treinta minutos más— sentencio Sakura, su pareja afirmo con un simple movimiento de cabeza y continuo viendo a los niños y niñas correr de aquí para allá, un cálido sentimiento floreció en su interior al ver a todos los infantes y una hermosa sonrisa decoro su rostro.

Aparcó frente a la residencia, no le hallaba sentido meter su auto al “garaje” si solo iba a estar por un rato, ingreso a la casa, esta estaba como siempre, con las mismas cosas posicionadas en el mismo lugar y el mismo silencio que recorría el lugar. Al parecer la joven que contrato para la limpieza de esa casa se había estado haciendo cargo de ella correctamente, notando que no había ningún rastro de suciedad y que todas las cosas y accesorios que la decoraban estaban todos y en orden. Fue directo a la cocina a sacar las sopas ramen instantáneas que guardaba en la alacena y se dispuso a calentar agua para posteriormente prepararla. Mientras esperaba que esta hirviera se dirigió a la sala y encendió el televisor, cambiaba de un canal a otro sin decidirse por que ver dejándolo en un canal de música apara al menos hacer ruido.

Acomodó su cabeza en el respaldo del sofá y miro el techo, empezó a recordar cómo fue que adquirió aquella casa y él porque todavía no la había vendido, todo por su idea de que la Hyuga iba regresar a su lado algún día. Se rio de sí mismo por un considerable tiempo hasta que se hubo calmado, recargo sus hombros sobre sus piernas, al parecer ya había decidido qué hacer con aquella casa. Se levantó para dirigirse nuevamente a la cocina cuando escuchó el timbre sonar, extrañado por aquel suceso espero a que volviera a sonar, todos en aquel vecindario, colonia, condominio, residencial o como osaran llamarle a ese conjunto de casas, sabían que él era una persona que no se encontraba todo el tiempo en casa y que no gustaba que le molestaran, el timbre volvió a sonar, cerró la llave del gas y se dirigió a abrir la puerta. Grande fue su sorpresa al encontrar a la persona que nunca creyó volver a  ver, su cara demostró abiertamente esa expresión y sin quererlo el nombre de aquella persona salió suavemente de sus labios.

— Hinata— fue todo lo que pudo decir, se había quedado mudo por la impresión.

— Na… Naruto-kun— tartamudeo la chica avergonzada, todo el valor y determinación que había sentido unos momentos antes se habían esfumado, Sakura al ver vacilar a su mujer se acercó a ella y la envolvió posesivamente con uno de sus brazos, el rubio de la expresión perpleja cambio ahora a una molesta— qui… quiero hablar contigo.

— ¿Qué te hace pensar que quiero hablar con vosotras?— se recargó en el marco de la puerta, con los brazos cruzados, una ceja levantada y una sonrisa burlona— sí vienes a pedirme perdón, adelante te escucho.

— Perdóname Naruto— dijo la chica de ojos color perla, dejando atónito al rubio que nunca espero que ese par de palabras saliera de sus labios.


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