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Lágrimas enjuagadas en licor por ladyriddle

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Notas del capitulo:

¡Feliz lectura!

 

¡Mil gracias por tomaros el tiempo de leer y comentar, es todo un honor!

Harry 


 


 


Miraba con aflicción las miles de prendas frente a mí. ¿Y qué me pongo yo ahora? Puto Tom. Me acabo de enterar hace menos de una hora que dentro de media hora vienen mortífagos, políticos y peces gordos a cenar. No sé que es peor de esas tres cosas… Dejé a mi lado en el puf la toalla que había utilizado para secarme. Me levante, cogí unos bóxer grises, me los puse y me sitúe frente a mi parte del vestidor. Me enfundé en unos chinos (N/A: Un tipo de pantalones, buscadlos si queréis, les quedan muy bien a los hombres.) azul marino. Ojeé con impaciencia las camisetas, hasta que un jersey gris llamó mi atención. Cogiéndolo, lo desdoble, y me gustó lo que vi, quité la etiqueta sin mirar el precio,(para que sufrir, seguro que valdría más que mi vida) me agaché a prisa a por unas zapatillas blancas y salí al dormitorio. 


 


Bajé las escaleras de mientras intentaba arreglar los indomables mechones de siempre. Había escuchado repetidas veces el timbre desde que estaba arriba. Reduje la velocidad con la que bajaba las escaleras al reparar en la imagen de la entrada al salón. Tom estaba rodeado de invitados. Una de sus manos sostenía elegantemente una copa de vino mientras que la otra estaba hundida en el bolsillo de los ajustados pantalones de su traje, pero eso era normal, lo que no lo era es la atractiva chica a su izquierda. Sus ondulaciones de caramelo caían con naturalidad hasta más abajo de su cintura, un asfixiante vestido azul eléctrico que resaltaba todos sus atributos, ajustándose a ella como una segunda piel… Fruncí el ceño con molestia, sentía mi ceja izquierda temblar. La mano derecha de la chica estaba metida en el bolsillo trasero de los pantalones de mi "supuesto" marido.


Ni lo pensé.


 


De un momento a otro me aparecí en el metro. 


A ver, comprender, comprendo que tenga amante, que se la folle todo lo que quiera y demás cosas… pero de ahí a que la invite y se manoseen, no solo delante mía si no de los propios invitados, va un trecho. ¿Cómo me deja esto a mí? El muy hijo de perra sigue al pie de la letra eso de «Haz lo que yo diga, pero no lo que yo hago», será cabrón. 


 


Entré en una tienda de conveniencia. Total, a las diez de la noche adónde iba a ir con diez libras en el bolsillo. Crucé el tercer pasillo hasta las neveras del final. Allí había un par de tíos apoyados con deplorables sonrisas en sus rostros, haciendo caso omiso de ellos abrí la nevera, cogí una lata de Coca-cola y regresé sobre mis pasos hacia la caja, no sin atrapar una bolsa de Doritos en el proceso. Coloqué los artículos frente al dependiente, y estaba recogiendo la vuelta cuando sentí unas risillas que no aguardan nada bueno a mis espaldas. Los miré con asco por encima del hombro; ¡buf…! 


      Mis pies me llevaron a un parque cercano donde comí con fastidio. Resoplé. Cómo si pudiera cesar mi enfado con las pobres patatas… Quién sabe, a lo mejor se me indigestaban o algo. Es que, de verdad, yo no lo entiendo. Arrugando la bolsa miré el familiar cielo nocturno, el universo… ¿hay algo más misterioso e indescifrable?


Bufé:


—Tom… 


El día que lo comprenda, comprenderé el universo entero. Es más, sigo sin entender cómo una chica como esa puede estar con ese carámbano andante. Di un trago a la Coca-cola, ahora con la mirada puesta en las húmedas y desiertas calles.  Cuando llegué a casa me esperará la bronca del siglo, no obstante, no sería una sorpresa si decide romperme dos costillas, aún no termina de curárseme la herida del labio.  


—Mira por donde… 


Un mohín de desagrado se hizo más que presente en mi cara. 


—¿Se os ha perdido algo o qué? — gruñí. Son los mismos payasos de la tienda. 


—Quizá sí… 


Hipé sorprendido al sentir dos manos sobre mis hombros, manteniéndome en el asiento. Notaba la rabia en combustión dentro de mis entrañas. Clavé mi mirada en el que tenía en frente, el cual era el que me había estado hablando desde el principio. 


—¿Por qué tan resabiada, princesa? ¿Tu maridito no te folla lo suficientemente bien? — ¿Cómo…? ¿Son magos! Las risas de ambos resonaron en el solitario parque.—Si ya lo decía yo, tanto poder, tanta audacia y no saber hacer lo más básico como dios manda… — rió entre dientes. Acercó su mano a la herida de mi labio — Pero si que te da leña*, ¿no? 


Aprovechando que lo tenia cerca le di una fuerte patada en la boca, mas al intentar levantarme no pude. Para cuando quise deshacerme del que me sujetaba, el primero, ya estaba otra vez frente a mí, con la boca reventada e iracundo. Jadeé ante la vista. El corazón me bombeaba con fuerza contra mi caja torácica. Su mano se cerró en puño en mi pelo, sacándome un gruñido.


—Pensaba hacer que te corrieras tú también, pero eres una perra.


Las manos del otro volaron a mis muñecas, levantándolas y apresándolas con demasiada fuerza. Comencé a removerme en un intento por liberarme, no obstante, todo se acabó como abrió mis piernas colocándolas a cada lado de su cintura. El color desapareció de mi rostro al verlo desabrochando mis pantalones. Mis pupilas buscaron las suyas, desesperadas. Sus labios ensangrentados se ensancharon en una sonrisa lobuna. 


—Esto es mejor que Navidad, Josh… Al parecer, el “Lord”, ni se ha molestado en tocarlo. 


La opresiva presión en mis muñecas desapareció…


¿Qué


Cientos de astillas volaron por el aire a mi lado, fueron seguidas por un ensordecedor grito de dolor. Por la esquina del ojo vi una fuerte y gran mano presionando la destrozada cara del hombre que me sujetaba contra lo que quedaba de respaldo. ¿Cómo no reconocer la alianza que descansaba en el dedo indice  de aquella mano? Pasé saliva. Las facciones del hombre frente a mí se descompusieron.       


 —Crucio. — Mis ojos se abrieron desmesuradamente. 


El grito murió en su garganta. Posteriormente cayó como un peso muerto. 


Los medidos y firmes pasos retumbaban en el mutismo de la noche. Mi cuerpo tiritaba. Contemplé la elegante figura de mi salvador o verdugo. Una vez llegó al aterrado hombre en el suelo le dio una fuerte patada en el costado que lo dejó boca abajo. La suela de sus caros zapatos aplastó la cabeza de mi agresor desencadenando unos escalofriantes crujidos. Los alaridos de dolor de mi agresor rompían la noche. La gente fingía no escuchar nada. 


—Tom… Basta… — al fin encontré mi voz. — Tom… — Saqué fuerzas de donde no me quedaban para levantarme, ajustarme los pantalones e ir hacia él: — Lo vas a matar, para… ¡Para! 


El aire abandono mis pulmones y mi corazón se estrechó en pánico. Lo que vi se me quedó grabado en la retina para siempre. Sus ojos, un mar de sangre, turbadamente en calma; me ahogaban, y mis propios ojos empezaron a reflejarlo al inundarse. 


—P-Por favor, vámonos… — Nada. — Tom… 


Agarró mi muñeca y desaparecimos. 


  


Dar leña*: Pegar, dar una paliza

Notas finales:

Un poco... ¿impactante? el capítulo de hoy, ¿no? Ya veré que me decís al respecto. Verémos a ver que le dice Tom a nuestro adolescente favorito ^^.

Los # de hoy son los de los "Team" bien de Harry o de Tom y los que vosotros queráis. 

¡¡No os olvidéis comentadme si queréis el siguiente cap, besos!!<3

 

 


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