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Lágrimas enjuagadas en licor por ladyriddle

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Notas del capitulo:

Y en agradecimiento por vuestros reviews iré haciendo los capítulos más largos, ¡muchisimas gracias, sin vosotros/as no seguiria! ¡Feliz lectura!

PD: He leído los reviews pero no me deja responderlos se me pone la página en blanco, a penas pueda os respondo, ¡besos!

Harry


 


 


Nada más nuestros pies tocaron el suelo de la entrada todos los cristales de la mansión explotaron ante la presión mágica de Tom. Este último, pareciendo que quería hacer un agujero en el suelo con cada paso que daba, abrió la puerta principal de la entrada. ¿Pero por qué se comporta así! ¿¡Cómo si le importase!? ¡Por Merlín! Soy yo el que debe estar que echa chispas no él. 


 


—¡Tom! — el grito detuvo su caminata, mas ni se volteó a verme.— ¿¡Qué!? ¿¡Vas a encerrarte otra vez en ese puto despacho!? ¿¡Así enfrentas tú los problemas!? ¡Claro que sí, eres un jodido genio, no? ¡Damas y caballeros, el “gran” Señor Oscuro! Y porque eres el mayor mago de la historia…¿¡Cómo “suponías” que iba a reaccionar, eh!? ¿¡Creías que me iba a quedar callado y hacer de florero mientras ella te metía mano delante de todos!? — cuestioné con escepticismo. Bufé, desviando la mirada de su ancha espalda; amagando una amarga sonrisa, agregué—: En otra vida quizá. 


Al volver nuevamente la mirada hacia él palidecí. Esos ojos carmesí me observan intensamente desde el primer tramo de escaleras. 


—¿De verdad quieres que te responda a esas preguntas?— Su voz sonaba más ronca de lo normal. —Sí, planeaba encerrarme «en ese puto despacho» con tal de no arrancarte los dientes de un guantazo. Y sí, soy un jodido genio, ya que sé que pegándote no voy a lograr nada más que mi propia satisfacción. ¿Y qué más puedo decir? — hizo un mohín desinteresado —No suponía nada, no planeaba que bajaras en el momento que ella me metía mano.


Lo que me faltaba escuchar. 


—¿Sabes? No me importa una mierda lo que hagas con ella pero ten un poco de clase y no tengas el egoísmo de hacerlo en tu propia casa donde convives con tu presunto esposo.


Una maliciosa sonrisa deslizó sus labios. En menos de un parpadeo lo tenía excesivamente pegado a mí. Me obligó a dar un paso hacia atrás, mi espalda se adhirió por completo a la pared. Nunca me había sentido tan intimidado, era endemoniadamente alto, nunca antes lo había notado. Mi metro setenta no servia en nada contra su metro noventa y pico. Un extraño cosquilleó vagó por el costado de mi cuello al sentir como descendida hasta mi oído. 


—¿Egoísmo? — noté como su sonrisa se incrementaba contra mi oreja. Un escalofrío se perdió a lo largo de mi columna al sentir el vaivén de su respiración. — No tienes ni idea. Si tú cumplieras tu deber como esposo no tendría que salir a la calle a buscar un poco de lo que tu me privas. 


Jadeé sorprendido. 


La cálida sensación que transmitía su cuerpo a mi alrededor fue desapareciendo conforme él se alejó. 


—Me temo que volveré a mi despacho, todavía me quedan cosas por terminar. Buenas noches, Harry. 


  


Esa noche me la pasé en vela y Tom no llegó. Ni esa ni ninguna de las demás noches en la semana que le siguió a esa agónica noche de diciembre. 


 


***


 


— ¡Harry, hijo! 


Los brazos de la señora Wesley me apresaron sin darme tiempo a reaccionar. Con una sensación nostálgica llenándome el pecho le devolví el abrazo como siempre hice. 


—¿Y los chicos? ¿Dónde están? — pregunté animado.  


—¿Harry? 


La busqué con la mirada, como si encontrarla implicara una necesidad.


 —Gin…


 La señora Wesley apenas logró separarse para cuando tenía a esa hermosa pelirroja en mis brazos. Ella empezó a repartir pequeños besos por todo mi rostro sin dejar un milímetro de piel sin besar. Dejó de lado los arrumacos para mirarme con cierta seriedad: 


—Harry James Potter, ¿sabes que me has tenido cerca de dos semanas en vilo*?, ¿sin saber nada de ti? ¿Cómo te sientes al respecto?


Sonreí.  


—Muy pero que muy mal. Lo siento, Gin.—la mire con fijeza— ¿Podrás perdonarme? 


Sonrió, acortando la distancia entre nuestros labios. 


 —Ejem, ejem… 


Me separé sorprendido ante el carraspeó. Sentí como mis ojos se agrandaban por la grata sorpresa. Una gigantesca sonrisa creció en mis labios. 


—¡Sirius! —me faltó tiempo para lanzarme a por mi padrino. Él me recibió en un fuerte abrazo.—¿Cómo estás? ¿Y Remus? ¿Snape está bien?


— Bien, Harry, bien. — rió ligeramente — Remus está con Tonks, están muy ocupados ahora que van a ser papis, ¿sabes? Y Snape ha insistido a acompañarme, no sé porqué pero al parecer sabía que estarías aquí. 


Miré por encima del hombro de mi padrino para encontrar a mi ex-profesor de pociones. Le dediqué una sonrisa y no tardé en abrazarlo, cosa que lo sorprendió pero no tardo en corresponderme. Todos sabemos que no está muy familiarizado con las muestras de afecto. 


—Chicos, me alegro un montón de veros, lo iba necesitando — dije, dando un par de pasos atrás para poder verlos a los dos. —. Todavía no me habéis respondido, ¿y Ron y los demás?


—Fred y George están en la tienda, últimamente pasan más tiempo allí de lo normal con la cosa de las compras navideñas. —contestó Molly.— ¡Por cierto! — Exclamó, recordando algo — ¿Qué tal si venís Tom y tú a cenar el 24? Estaremos todos, hasta Severus. 


 Por el rabillo del ojo me di cuenta de como Ginny desviaba la mirada un tanto incómoda. 


 —Gracias, Molly pero…—


 —¡Vamos, Harry! —interrumpió jovialmente Sirius — ¿Acaso te avergüenzas de tu marido? Imagino que tendrá sus cosillas, no todo el mundo consigue ser el mayor mago de la historia y ser bueno al mismo tiempo. La perfección no existe. Dale una oportunidad, intentaremos no enfadarlo. — bufó — No sería muy inteligente de nuestra parte — bromeó, quitándole hierro al asunto. 


 —Bueno… — miré a Ginny, mas me evadió — Puedo consultarlo con él. 


 —Claro que sí — animó, Molly. —. Ginny, cariño, acompáñame a preparar un poco de té y unas pastas para nuestros invitados. 


 El ambiente se endureció conforme Ginny y la señora Wesley desaparecieron tras la puerta de la cocina. 


 —Harry, tengo que hablar contigo. — finalmente habló, Severus. Asentí, expectante. — No conozco completamente al Señor Tenebroso, es mas, nadie lo hace, pero los años en los que le he estado sirviendo me han ayudado a darme cuenta de unas cuantas cosas. — Sus ojos transmitían cierta preocupación. — Aquella noche, cuando desapareciste, fue la primera vez en todo el tiempo que los mortífagos lo conocemos que vimos algo humano bajo esos ininteligibles y gélidos ojos — Iba a discrepar al respecto, no obstante, fue Sirius el que me señaló que esperara. —. ¿Sabes lo qué vimos?


 —No. — me mofé — Sorpréndeme. 


 —Preocupación, por no sabes donde estás, y ansiedad, por buscarte y no encontrarte. Esto no tiene porqué significar que te quiera, ni mucho menos, pero sí que le importas, aunque sea mínimamente. 


 —Sí, claro… Severus, si de verdad le importara ni si quiera habría tenido la desfachatez de traerla a casa. Mira, a mi no me importa con quien se acueste o deje de acostarse, ese es su problema no el mío, pero que al menos no me dé mala fama. Porque si lo que quería era a un tonto que se calla mientras lo ve liarse delante de todos con su amante que se fuese buscado a una niñita tímida que sufre en silencio no a mí— escupí, encogiéndome de hombros —, se siente. 


 Suspiró, masajeándose las sienes.


 —Harry, todo lo referente al tema de los sentimientos… El Lord dista mucho de ser perfecto en esos temas, no es alguien cariñoso y nunca le ha importado los sentimientos de los demás, sin embargo, echó a todo el mundo al no encontrarte. — Arqueé una ceja. — A Abby también. 


 —Cómo si me importará su nombre… 


 —Te estuvo buscando por más de dos horas hasta encontrarte. 


 —Aquí viene el té y las pastas, chicos — interrumpió, Molly. 


 Le dediqué un último vistazo a Snape antes de volver la mirada a Molly y Ginny y darles las gracias como ya habían hecho los otros dos. 


 —Por si quisieras saberlo, su cumpleaños es el treinta y uno de este mes —susurró él antes de beber un poco de té. 


 


 


Esa misma tarde quedé con Hermione en el centro de Londres, necesitaba hablar todo esto con alguien con dos dedos de luces y un poco de neutralidad. Confiaba plenamente que ella sería capaz de darme un opinión certera.


 


—Harry, ¿eres idiota o es que Ginny te ha absorbido la poca coherencia que te quedaba?


 La mire ojiplático, sin terminar de digerir su respuesta.


 —¿Hermione? 


 —Si no lo hubiera escuchado de tu boca es que no me lo creería. Vamos a ver, ¿me estás diciendo que Volde-… Tom se ha preocupado por ti y te ha cuidado desde un principio, es decir, que no se está portando nada mal como marido y tú solo atinas a hacer un berrinche, bastante infantil, la verdad, y a ponerte en peligro?


 —¡Mató a dos magos! — repliqué. Cerré la boca al instante que varios muggles se giraban a verme. 


 —¡Pretendían abusar de ti! De todos modos, ¿qué esperabas? — Ante la mirada que me dedicaba mi mejor amiga abrí la boca dispuesto a responder. Bufó, exasperada — ¡Es el Señor Oscuro, por el amor de Dios!, ¡no les iba a pedir educadamente que te soltaran!


 —Pero…—


 —Escúchame, y presta mucha atención —instruyó, deteniéndose delante mía y levantando el dedo indice —. Es tu marido, está tratando de sobrellevarte lo mejor posible, creo que deberías hacer lo mismo. 


 —Hay algo que no te he dicho. 


 —Harry, da igual, no has dejado de comportarte como un niño. 


 —Después de que me “salvara”…—


 —Te salvó. 


 Puse los ojos en blanco.


 —Me dijo que si me acostara con él no necesitaría ir en busca de alguien más. — Sus pupilas se estrecharon con incredulidad. —Bueno, no con esas palabras…


 —Vaya… — Sus ojos se movieron pensativamente. —¿Por qué no lo intentas?


 —¿Hermione? — soné más alarmado de lo que pretendía —Hoy me estás dejando de piedra.


 —Harry, es tu esposo, es la persona con la que tienes más derecho a acostarte en todo el mundo, ¿qué más da? Las cosas como son, el Señor Oscuro, madre mía… — rió con cierta perversión.


 —¿Cómo que «madre mía», Hermione?


 De verdad que hoy se estaba superando con cada palabra que soltaba…


 —No se lo digas a Ron, pero las cosas como son, está bueno, muy bueno y ese aire de chico malo y serio solo acentúa más su atractivo.


 —Me da igual. No voy a acostarme con él. 


 Se encogió de hombros.


 —Tú mismo, solo es una opción. Os ayudaría a comprenderos mejor, por no hablar que os haría más íntimos. Por favor, sois los dos heteros, no vais a dejar a vuestras amantes, solo vais a pasároslo bien, llevaros mejor y conoceros más, ninguno de los dos os queréis… Tienes que empezar a aceptarlo, te guste o no estáis casados y yo, francamente, no seria capaz de vivir con un completo extraño. Echaríais un polvo una vez a la semana, ya sabes, para aliviar las tensiones… Yo lo preferiría, seria como tener un compañero de piso, un confidente, con el que puedes tener sexo sin preocupaciones; total, ¿qué más da?, os gustan las chicas, no os vais a enamorar. 


 —No voy a tener sexo con él, mató a mis padres y créeme que si fueras yo ni lo pensarías.


 —Tranquilo, normalmente las chicas que conozco dicen que los hombres muy altos la tienen relativamente pequeña, seguramente serás el activo. 


 — Pues están muy equivocadas. —Hermione arrugó el entrecejo sin entenderme. — ¿No recuerdas que te dije que nos bañamos juntos? Pues como es normal, la gente se ducha desnuda, y eso es… He visto muchas pollas en toda mi vida, de mis compañeros, desconocidos, amigos y en la vida he visto una así, es que perfectamente podría ser una estrella porno, y porque estaba dormida… 


 —¿En serio? ¿Y eso te quita las ganas? 


 —Hombre, digamos que teniendo en cuenta que soy hetero, lo odio y me gustaría seguir sentándome en condiciones el resto de mi vida pues sí, me quita las ganas.


 —Jesús… — masculló perdida en sus pensamientos — El Señor Oscuro las mata callando, ¿eh? ¿Y por qué no…?


 —Ya. No sigas. No pienso acostarme con un hijo de puta como él. Intentaré arreglar las cosas, porque como has dicho, me guste o no, tengo que convivir con él, pero ya. 


 


***


 


Pasaban las nueve de la noche.


     Entré a casa cargado de bolsas. A duras penas cerré la puerta y subí las escaleras. Parado  


en el largo pasillo capté la luz que salía de debajo de la puerta del final del ala izquierda, o mejor dicho, del despacho de Tom. Negando con la cabeza, fui directo a nuestra habitación. Guardé todos los regalos en mi la parte inferior de mi lado del vestidor a excepción de dos bolsas, que las puse en las parte de arriba, eran los regalos que, con ayuda de Hermione, he comprado para Tom.


Me di una ducha rápida, me puse el pijama y bajé a la cocina para hacer algo de cenar. Hice un par de sándwiches completos. Terminé de poner uno de ellos en una bandeja junto a un baso de té helado y una servilleta. 


 


—Listo.


 


Abrí la puerta del despacho sin molestarme en llamar primero y me encontré a un Tom, en 


traje, con la corbata desatada, la mirada fija en la decena de hojas frente a él y un vaso de güisqui (N/A: Se puede escribir de la forma que todos conocéis, pero la RAE ve más aceptado este terminó con respecto al español.). 


 


—Harry, ahora mismo estoy muy… — despegó su mirada de los papeles al escuchar el sonido de la bandeja sobre la pulida superficie de caoba del refinado escritorio. 


—Sé que estás muy ocupado, pero debes cenar algo.— Le arrebaté el vaso de licor de la mano y volví sobre mis pasos. —Buenas noches, Tom.


 


 


Vilo*: Preocupación o inquietud.

Notas finales:

Cada vez voy poniendo más y más información, ¿eh? ¿Qué pasara en el siguiente capítulo? jejeje ya lo tengo todo previsto, he hecho varios borradores, os daré un pequeño adelante: Es la cena del 24 (;

#Veremosaverquepasa #QuéHermionemásatrevida  #Quehayalemonxfavor 

¿Qué más me decís? Jajaja espero vuestros comentarios con muchas ansias, 

#SEOSQUIERE

 

 


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