Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Competencia de amor (fanfic koi suru bokun) por patyunam

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

CONOCIÉNDONOS

PDV Morinaga 2216

Mi padres han sufrido bastante, al perder el negocio familiar nos encontramos en una total quiebra, para poder estudiar he tenido que sobresalir desde la escuela elemental siendo el mejor, por todos los medios posibles para ser beneficiario de becas escolares que son bastante prósperas pues nos ayudan a todos a tener para comprar uniformes y los materiales que requiero en la preparatoria. Debo decir que siempre he sido buen estudiante, aunque desde hace algunos años me he esforzado más, por darle a mis padres todo el apoyo que siempre me han demostrado, no he podido darles mucho, quizá las becas nos ayudan pero no tanto. Pagar deudas, perder la casa y vivir en un departamento nos ha auxiliado a estabilizarnos, a pesar de ello papá no ha podido encontrar un empleo que satisfaga completamente las necesidades de la familia, más con la pequeña hermana que tengo.  

En la clase de química, el chico más burro de todos de pronto sobresalió, me asombró con sus conocimientos que superan por mucho a los de flojo profesor que tenemos en esa asignatura. Simplemente llamó mi atención, quizá es un poco lindo sin esos amigos viciosos que tiene, aunque su mal carácter da mucho que desear. Molestó a tal grado al profesor con sus comentarios que a la menor provocación, con un pequeño sonido de su celular lo mandó directo a la oficina del director, reí un poco pues creo que ahora si no merecía un castigo.

Una llamada de la secretaria del director hizo que el profesor me indicara que mi presencia es requerida en la dirección para lo de las tutorías. Una muy buena noticia ya que me urgen esos créditos extra para obtener el diez de promedio, además de la beca de útiles escolares, por lo que me apresuré para llegar al lugar.

El director sugirió que yo sea el tutor de aquél chico flojo, aunque lo bueno es que si consigo hacerlo acreditar sus materias, me darán más dinero en la beca y recomendación directa del director para asistir a la universidad de mi preferencia.

Mientras salimos coloqué mi brazo sobre sus hombros para darle confianza al director en mi habilidad, pero sólo quería alejarme de Tatsumi, pues es un completo fracasado que sólo espera recibir la cuantiosa herencia de su familia. Nunca ha luchado por nada, ni por nadie, sólo usa los recursos para perderse en vicios y cosas superfluas. Personas así sin ganas de llegar a algún lado me hacen enojar, pues la vida es algo importante en lo que debemos esforzarnos por sobresalir, por dar lo mejor de nosotros en lo que hacemos y no quedarnos a esperar que todo se resuelva con el esfuerzo de alguien más, menos el de nuestros padres que luchan por suministrar todo lo que pueden, con tal de hacernos personas de bien y  seres humanos felices.

Nuestra primera clase de tutoría es más simple de lo que pensé, puesto que él no es tan tonto como creí, de hecho sólo es flojo, pero sus conocimientos por lo menos en historia son regulares. Gracias a la prueba que le apliqué supe en qué cosas debo ahondar y cuales omitir, lo cual haré en todas las demás materias con tal de avanzar un poco en mi deber. El día será tan largo dando asesorías luego de mis clases, pero valdrá la pena cuando mis padres vean que a pesar de que no trabajo soy productivo.

La única cosa que necesito ver el día de hoy es a mi amado sempai Masato, es tan fantástico, es un increíble atleta, es inteligente y además es mi vecino.  Se mudó hace exactamente un año a la ciudad de Tokio, y desde entonces lo he admirado desde mi ventana que da justamente a la suya. No puedo evitar  preguntarme si él será gay y yo le puedo gustar de alguna forma, pues hemos sido buenos amigos desde que me uní al club de ajedrez y finalmente notó que soy su vecino. No puedo esperar a decirle un día que me gusta mucho, que quiero que sea el primero en darme un beso.

La pesadez de tener a mi nuevo kohai, se me quitó en el instante en que escuché la sensual voz de sempai:

— ¡Tetsuhiro! Vamos a comer.

Me ilusiona tanto que me busque para el almuerzo, a pesar de que hablamos de cosas simples sobre las técnicas del ajedrez, mi corazón salta de inmediato al tenerlo tan cerca, quizá un día le diga mis sentimientos…

Tantas veces me he perdido en esos hermosos ojos negros con mirada seria, y ese lindo cabello revuelto que quisiera poder tocar. Escuchar mi nombre en sus labios es una completa delicia, muchas veces he pretendido no saber algo de matemáticas con tal de escucharlo explicarme con paciencia. Mi querido sempai Masato, me pregunto si me mira de la misma forma que yo a él, pues hasta el momento no he podido verlo al lado de alguna chica, cosa que me da esperanzas.

Al término de las clases marché cabizbajo hasta mi nuevo cubículo, ya me lo habían entregado hace una semana y sólo esperaba el momento de dar mis clases por primera vez, pero ahora creo que será un completo fastidio. No quiero ni pensar en lo que dirán mis padres de saber que estoy dando clases al famoso Tatsumi que es leyenda por quemar el laboratorio de biología. Además de las múltiples cosas que le adjudican como escapar de la escuela, fumar, beber, pintar grafitis por la ciudad, entre una infinidad de cosas. Todo desde su primer año en la escuela.

Pocos minutos transcurrieron luego de que me senté en el cubículo, hasta verlo llegar con su rostro descontento y odioso. Le entregué mi celular con todas las pruebas:

— Muy bien, ahora responde lo que entiendes, no tienes que quedarte mucho tiempo en cada pregunta, lo que falles yo te lo explico. Así que date prisa para que podamos irnos a casa.

Nunca imaginé que Tatsumi de verdad pueda ser un chico inteligente, además es mucho más dedicado de lo que creí, parece que cada que responde adecuadamente se emociona y cuando no tiene idea de lo que pregunta el examen, la frustración es evidente. Solía creer que realmente no le importa el tener conocimientos, pero ahora que lo veo denota un interés que aprovecharé para obtener mi premio.

Prácticamente una hora y media avanzó hasta que suspiró despegando la vista de mi celular:

— Ya terminé Morinaga, me muero de hambre vamos a casa a descansar.

Esa mirada tan rara que me dirigió me incomodó, me sonó incluso como una invitación a su casa por lo que respondí:

— El día de mañana te espero después de clases aquí, no quiero tener que ir a buscarte para traerte, ya sabes que somos del mismo grupo y por ello conozco tu horario pues es igual al mío, exceptuando las horas en el club de ajedrez.

— No tenía idea que te gustara el ajedrez, es interesante, quizás podamos jugar alguna vez.

Ahora resulta que sabe jugar ajedrez, no creo que tenga la capacidad de hacerlo, al menos no a mi nivel o el de Masato sempai.

— Si crees que puedes hacerlo por qué no nos vistas un día, mañana tendremos práctica por eso no te veo en las horas libres.

— Será interesante ver si sabes jugar. — Expresó Tatsumi con arrogancia.

¿Si yo se jugar? ¡Cómo se atreve a decirlo! Pero mañana lo derrotaré y quitaré ese rostro presumido de su cara. Entonces le respondí su reto:

— No creo que puedas vencerme, solo sempai puede hacerlo. Te demostraré mis habilidades.

— Verás que el único sempai para ti soy yo.

Me asombró su seguridad, los ojos miel llenos de algo especial que me emocionan y me hacen pensar en que mañana jugaremos. Aunque yo soy su tutor, por tanto él es:

— De hecho tú eres mi kohai. — Recalqué de inmediato al darme cuenta.

Se molestó y botó mi celular en la mesa de estudio, sin decir nada se marchó con su mochila. Seguramente no soporta que yo pueda ser mejor que él en todo, por lo que creo que mañana no asistirá al club. Guardé todo y caminé a la estación del tren para ir a casa, aunque normalmente voy por mi pequeña hermana a su escuela, el día de hoy le avisé que tenía que dar mis asesorías; creo que me preocupa que llegue bien, no quiero que algo le ocurra por ganarme un poco de dinero.

En casa la vi preparando la comida, por lo que yo le ayudé con el aseo, siempre nos corresponden los quehaceres para facilitarles un poco la vida a nuestros padres en sus empleos. Algunas horas avanzaron mientras revisé los exámenes y preparé mi clase de mañana con Tatsumi, hasta que llegaron papá y mamá:

— Mis pequeños, ¿Qué tal su día? — Preguntó mamá como todas las veces abrazando a mi hermanita.

— Tetsu-kun tiene un kohai y es el salvaje Tatsumi del que nos contó  incendió el laboratorio. 

—  No es para preocuparse, tú tienes el poder influenciar de buena forma a otros, así que procura encaminar a ese pobre chico. — Me pidió mamá.

— Si mamá, además de que si acredita las materias me van a dar el doble de beca y una recomendación del director de la escuela, para cualquier universidad que yo quiera.

— Que buena noticia hijo, estamos orgullosos de ti ¿Verdad? — recalcó mamá señalando a papá que se sentó frente al televisor.

— Sí qué bien. Me gustaría que también un día nos presentes a una novia. — Expresó papá desganadamente.

Sé que no soy el favorito suyo, siempre celebra los logros de ella, realmente nunca lo he comprendido, pero no importa puesto que yo quiero mucho a mi hermanita y tampoco es que papá me trate mal.

Al siguiente día, luego de las dos primeras clases, partí hasta el club de ajedrez, no vi que Tatsumi fuera detrás de mí, así que supuse que no lo vería por lo que pasaría un rato agradable con sempai y los compañeros del club. Indudablemente le atemorizo ser derrotado por mí, pensé regodeándome mientras abrí la puerta del lugar:

— Buenos días Masato sempai. Buenos días a todos. — Sonreí nervioso.

— Muy buenos días Tetsuhiro, que bueno que llegas temprano, justo estamos hablando del torneo que se avecina.

Interrumpiendo los anuncios de sempai, Tatsumi apareció en la entrada del club.

— Morinaga, ya estoy aquí, te fuiste y no me dijiste dónde encontrar este lugar, pero me algunos chicos me dijeron como llegar. Y bien… ¿vamos a jugar o qué?

— Bienvenido, no sabía que Tetsuhiro tenía otros amigos, es un gusto saludarte mi nombre es Azuma Masato, pero dime Masato solamente, no te preocupes por formalidades, en este club todos somos amigos.

— Yo soy Tatsumi y vine a vencer a Morinaga.

— Bueno primero toma asiento y escucha los anuncios del club, luego comenzaremos los duelos del día.

Me molestó que sempai le dé permiso a un barbaján como él de decirle por su nombre, siempre tan atento que olvida que no todos los compañeros son gente civilizada. Una vez finalizaron los anuncios y las nuevas estrategias que planteó sempai nos dijo:

— Muy bien Tetsuhiro y… ¿Cómo dijiste que te llamas?

— Soy Tatsumi.

— Ahora si comenzamos el primer juego del día con ustedes.

Nos rodearon y dispusieron el tablero, luego yo tomé las piezas blancas por lo que comencé primero. No transcurrieron ni quince minutos cuando me derrotó aparatosamente Tatsumi.

— ¡No puede ser cierto! — grité con molestia, por lo que volví a insistir: — Debe ser suerte de principiante, ¡quiero la revancha!

 Luego de dos juegos en los que duré poco más de veinte minutos, me rendí. No puedo creer que sea tan bueno para jugar, en realidad es un estratega increíble. Su sonrisa maliciosa apareció, no tengo idea si estoy enojado o muy sorprendido. Mi querido sempai que nos observó detenidamente dijo al instante:

— Ahora yo quiero jugar contra ti Tatsumi-kun.

— Adelante, vamos a ver qué tal juega el líder del equipo. — Expresó con una tremenda seguridad, que me anonadó, es tan presumido y a la vez bastante atrayente.

Estoy seguro que sempai podrá derrotar a Tatsumi con facilidad, pero ahora me emociona ver este duelo, ambos son tan buenos. Algunos movimientos tan evasivos, torre por alfil, caballo por dama, hasta que finalmente sonó mi alarma para partir a la clases.

— Lo siento mucho, la partida se cancela porque nuestra clase va a empezar. — declaré para suspender el juego.

— No importa, vamos a terminar este juego y luego vamos a clase. — Recalcó Tatsumi, por lo que lo regañe:

— No, debemos ir porque te acusaré con el director de faltar a tu promesa.

— No importa jugamos luego, dejamos este juego para mañana. Hay que tomar una foto para saber el orden de las piezas. De verdad que eres muy bueno en esto. — Dijo Masato sempai con admiración.

Me molestó excesivamente su actitud tan lambiscona de Masato, nunca me habla así a mí.

— ¡Vámonos ya! — jale a Tatsumi hasta sacarlo del club.

Me siguió de cerca totalmente pensativo, siento que quizá no es tan mala idea ayudarlo, puesto que tiene potencial para llegar lejos, tanto como yo mismo lo tengo.

Luego de las clases marchamos juntos hasta el cubículo, sacó dos bentos y me entregó uno como si le resultara molesto darlo:

— Mamá me obligó a traer uno para ti. ¿Lo quieres o no?

Mi estómago gruño y lo acepté a regañadientes, sobretodo puesto que me lo debe por las clases que le doy, de no ser por eso ya estaría en casa disfrutando de la cena:

— No puedo hacerle la grosería a tu mamá, le das las gracias por mí.

Una comida antes de estudiar nos dio la energía suficiente para trabajar tranquilamente.

Al siguiente día Tatsumi se volvió el líder del club de ajedrez, sempai no pudo derrotarlo y demostró tener una inteligencia sobresaliente en cuestión de ese juego. Aparentemente nos entrena a todos aunque auxiliado por Masato sempai para proporcionarnos la información sobre los torneos, cosa que desconoce Tatsumi pues es nuevo.

Las tardes de esa semana el estudiar a su lado me ha causado satisfacción, aprende a pasos agigantados, seguro que el director me dará la beca doble en el primer pago mensual con la evaluación de los profesores. Aunque para los exámenes faltan algunas semanas.

El lunes a la hora del almuerzo, salí del aula para buscar a sempai cuando me topé cerca de su salón a los brabucones amigos de Tatsumi. Uno de ellos me empujó contra la pared, intimidándome; por lo que me asustó la mirada de odio que me dieron. En un instante me rodearon y uno de ellos dijo:

— Mira cerebrito o dejas en paz a Tatsumi o lo vas a pagar caro, no queremos que lo tengas estudiando, ni tampoco en el club de ajedrez, será mejor que nos hagas caso.

Su puño se dirigió a mi rostro pero fue detenido con una fuerte mano.

— ¡Que les pasa! ¡Será mejor que se alejen de Tetsuhiro! — Expresó mi querido Masato sempai.

— Queremos que no se acerque a Tatsumi, lo necesitamos y ya no nos frecuenta desde que anda con su grupo de ñoños.

— Miren chicos, sino quieren ser expulsados de la escuela o recibir una paliza de mi parte no quiero ver que los molesten.

Los tres chicos atacaron a sempai que hábilmente se defendió sin soltar ningún golpe pero haciendo que entre ellos se lastimaran. Del suelo se levantaron y sin decir nada se marcharon con el orgullo herido. Por mi parte, miré asombrado los hechos, la forma tan masculina de evadir los golpes y ser tan valiente para enfrentarlos sin salir con un rasguño me impactó.

— ¿Tetsuhiro te encuentras bien?

— Si sempai gracias a usted.

— Vamos por mis cosas al salón, que las dejé pues me dijeron que te estaban agrediendo afuera.

Entramos al solitario salón y con los ánimos subidos por la hermosa impresión, comprendí que debo decirle lo que siento. Caminé hasta donde guardaba sus cosas y toqué su hombro:

— Sempai, tengo que decirte algo.

Dejó las cosas y me miró en silencio, por lo que continué:

— Desde hace algún tiempo me gustas y quiero saber si te gustaría iniciar algo conmigo.

— Lo siento Tetsuhiro pero no soy gay, de hecho tengo una novia universitaria a la que visito todas las tardes.

Mi corazón se partió a la mitad con sus palabras, reí un poco fingiendo naturalidad.

— No importa sempai, quería burlarme de usted por rescatarme como una princesa. Gracias y nos vemos mañana.

— Menos mal Tetsuhiro, por un minuto creí que hablabas en serio. Nos vemos mañana y no fue nada.

— Me espera Tatsumi en la cafetería, nos vemos.

Salí a toda prisa conteniendo las lágrimas, evitando a toda costa ser visto por cualquier persona, hasta llegar a una jardinera solitaria que suelo usar para leer. Me recargué contra el muro y me agaché hasta el piso sujetando mis rodillas soltando finalmente mi llanto amargo que con tanto trabajo contuve. Tanto ruido hice que no noté que alguien se posicionó justo a mi lado y hasta que sus brazos me rodearon con una inigualable calidez supe que tenía compañía. No quise saber quién me abrazó a razón de que mi adolorido corazón no me permitió mirar, por lo que lloré un rato en el silencio de aquella persona. Recargué mi cabeza en su hombro y olí su aroma que me tranquilizó, levanté la cara para ver lo que ya sabía:

— Tatsumi-kun por que no vas a comer con los demás y me dejas solo.

Me soltó de golpe, por lo que pude mirarlo oculto entre mi cabello que cae por mi rostro.

— ¡Cómo quieras! Nada más no pongas esa cara que me dan ganas de golpearte. — Respondió algo molesto.

— Adelante, tus amigos lo intentaron, por qué tu no, mejor que me duela el exterior.

— Ya basta, no te hagas el mártir, si no es él hay muchas personas en el mundo. Además qué tal si sigues siendo su amigo y luego de algunos años por algún accidente logras llegar a su corazón.

— Tú no entiendes nada, estoy seguro que jamás has sentido alguna cosa por otra persona, más aún por un chico heterosexual que te rechace.

Enmudeció unos instantes y luego respondió ruborizándose:

— Bueno a decir verdad no se bien a que te refieres por sentir algo, pero conocí hace mucho a alguien que cambió mi percepción y terminé aceptándolo. Así que ya cambia esa actitud que no va contigo y levántate a esforzarte como lo haces con todo lo que amas.

 Las sinceras palabras de aquél chico me tocaron lo profundo de mis emociones, me hizo ver de la forma más realista, que no puedo dejarme marcar por una cosa tan simple. Habló con el corazón, algo que no me percaté que pueda tener un chico como él que no le importa nada. Aunque creo que eso no es cierto, de verdad le importa lo mismo que a mí, es sólo que nunca lo pude ver como algo más que ese chico flojo. Nos quedamos un rato sentados uno junto al otro sin decir nada más, de pronto mi estómago gruño y simplemente rió puesto que rompió el deprimente ambiente que me rodeaba. Sacó de su mochila dos almuerzos y me ofreció como todos los días uno para mí, de parte de su mamá; sólo que en esta ocasión anticipadamente a nuestras horas de asesorías.

Mi corazón que creí partido por la mitad sintió confort en mi kohai Tatsumi Souichi, no me sentí solo sino todo lo contrario, como si todo mi ser pudiera recordar algo que mi cabeza no sabe… es un nuevo amigo.

.

PDV Souichi 2016

Mi aburrida y desesperante existencia que me parece simplemente absurda con la rutina de asistir a clases para acreditar materias de las que simplemente aprenderé cosas que no me serán de utilidad en la vida real. A decir verdad nunca quise ser parte de algo, ni hacer en realidad nada, pero nací en una familia fastidiosa, con una hermana mayor que lo puede todo, siempre la mejor y la más lista, algo que me hace querer alejarme de ellos que se la viven comparándome con ella. Quisiera por una vez ser libre para seguir el destino que mi corazón me dicte, eso pensé durante la aburrida clase del profesor de química que decía incesantemente bla, bla, bla. Mis ojos se cerraron un instante y una sensación en mi estómago me hizo sentir que volé en un mar de oscuridad con unas diminutas luces que me rodearon, algunas traspasaron mi intangible cuerpo, hasta que la náusea en la base de mi estómago se asentó y la calidez de algo hermoso me llamó  para volver a la realidad que de borrosa regreso a ser nítida.

Miré aquel cabello azulado reconociendo sin lugar a dudas al tipo fastidioso del que soy compañero, Morinaga el arrogante que siempre sobresale por ser el «estudioso» de la clase, el cual me ha mirado con desdén cosa que yo procuro ignorar ya que me recuerda a mi hermana la genio.

— ¡sempai, no puedo creerlo! ¡Despertaste!

Sus palabras diciéndome sempai me hicieron notar de inmediato que no me encuentro en el mundo que conozco, puede que estoy dormido en la detestable escuela, sin embargo en mi cabeza resonaron una y otra vez palabras dulces imaginarias: “sempai… sempai… sempai te quiero… sempai” me molestó el fastidioso tono de Morinaga. Miré a mí alrededor y me percaté también que todo luce completamente extraño, una pantalla de aquellas de los museos me hizo entender que algo raro ocurre, por lo que pregunté:

— ¿Dónde estoy?

— En el hospital, tocaste un tubo de ensayo con una toxina que por poco te mata. Dijeron que no sabían cuando volverías, no puedo creer que ya estés bien.

Una toxina… volver… sempai… El flash de una memoria ajena a mí me tomó por sorpresa, mirando al matadito salir llorando y yo me corté con un cristal roto que quemó mi dedo en cuanto lo toqué, luego me desvanecí. Tenía que saber ¿Dónde rayos están mis padres si yo estoy en el hospital?

— ¿Dónde están todos? ¿Por qué tú estás aquí?

— Pidieron sólo a una persona para quedarse, no podría dejar que nadie más se quedara y yo sin saber que ocurrió contigo.

Un grupo numeroso de enfermeras al lado de un médico me interrogaron, yo respondí lo que me vino a la cabeza confundiéndolos al decir la fecha 2216, me aclararon que es el 2016 y me miré en nuevos flashes de memorias escribiendo la fecha en extensos trabajos en mi computadora.

— Usted se encuentra muy bien, una recuperación casi milagrosa luego de un coma, sin embargo el estar confundido con sus memorias es normal, pero creo que si mañana continúa bien, lo daremos de alta pronto.

El tal Morinaga se alegró como si su vida dependiera de mi recuperación, incluso tomó mi mano, debe ser porque soy su sempai aquí y sin mí no puede hacer nada el pobrecito en el laboratorio. El problema es tenerlo abrazado a mi empalagosamente como si fuera mi fastidiosa madre. Un impulso llegó a mi cabeza para revisar los mensajes de mi celular, pues quedé con Daichi y los chicos de ir a pintar un par de bardas con nuestro símbolo:

— ¿Dónde está mi celular?

De pronto sus respuestas me hicieron notar que soy libre, ahora soy un adulto que estudia la universidad, además de tener por asistente el chico más dedicado para que haga mi trabajo. Si vivo a su lado finalmente soy libre, por lo que no debo dejar que se dé cuenta que no soy el tipo del que habla, aunque algo dentro de mí me dice que si lo soy de cierta forma. Cuando mencionó a Matsuda y Kanako asentí siguiéndole la corriente. Miré el televisor comprendiendo que todos esos programas en realidad son viejos shows que he visto en el canal retro. El tipo me acompañó, veló mi sueño produciendo una sensación algo incómoda como si mi propio corazón me recordara algo que olvidé sobre nosotros «¿Nosotros?». Al despertar bostece y una chiquilla junto de una señora madura, estaban sentadas al lado de mi cama:

— ¡Hermano!  — Me abrazó la pequeña con lágrimas en los ojos, por lo que volví a ver una imagen en mi cabeza, ella de bebé y yo poniendo una mamila en su diminuta boca.

— Ya estoy bien, no pasó nada ¿Dónde está Morinaga?

— Él fue a descansar a su departamento, nosotras te cuidaremos durante el día y él se quedará en la noche nuevamente.

— Qué bueno que ya estás bien Sou-kun. — Expresó la mujer mayor.

Recordé también a aquella mujer que se hizo cargo de mí cuando mamá murió y papá se fue lejos a trabajar. Quise ignorar los sentimientos de tristeza pensando que es mucho mejor estar lejos de unos padres fastidiosos, aunque extrañaré a mamá. Contradicciones en mi mente dieron vueltas al tiempo que ellas me hicieron compañía hablándome de varias cosas pues el médico les pidió ayudarme con la memoria.

Por la noche tuve nuevamente la compañía de Morinaga que cuida devotamente de mí,  su sempai, para salir juntos por la mañana hasta «mi casa». Disfrutaré todo esto sin vigilancia adulta, ya que finalmente soy uno, puesto que pude verme bastante crecido en el espejo del baño de mi cuarto de hospital.

Al ingresar a nuestra casa, me abrazó justo en la entrada, mi corazón saltó emocionado como nunca y miré sus ojos verdes tan cerca que algo que jamás percibí dentro de mí me inundó. Como por arte de magia supo lo que pensé pues me beso, no puedo creer que mi primer beso fue al lado de un tipo como ese tan molesto. Quería matarlo y a la vez un calor recorrió mi entrepierna como deseando ir más lejos, sin saber cómo es posible, por lo que lo empujé para huir descaradamente a mi habitación, evidentemente sin saber la localización del lugar.

Una vez dentro, me recargue sobre la puerta y toqué mis labios con la sensación tan ardiente de su lengua entrando en mi boca, sus manos recorriendo mi torso desnudo, sin realmente saber por qué puedo imaginar esas cosas tan vívidamente. Evité esos pensamientos concentrándome en revisar mis cosas, buscando a como diera lugar mi querido teléfono para marcar a casa. Camisas iguales en el closet, pantalones de mezclilla, sin encontrar ninguna de mis camisetas negras o pantalones del mismo color, pues llevo puesto algo que se ve tan aburrido. Hallé una cajetilla de cigarrillos en la cómoda, cosa que guardé en mi bolsillo para evitar que alguien la notara como siempre lo hago en casa o en la escuela. De pronto escuché:

— Sempai preparé la comida, ven que se enfría.

El agradable olor como la comida de mamá llegó a mi nariz desde que salí de la habitación, Morinaga me observó con entusiasmo. Por mi parte le dirigí la mirada más molesta que pude ¿Cómo se atreve a robarme un beso? Me senté junto a él y tomé el plato sirviéndome para deleitarme con los increíbles platillos que preparó aquel tipo. Me pregunto en que momento me dirá que lave los trastes o limpie la cocina, sin embargo cuando terminamos de comer, sonrió totalmente empalagoso y comenzó a limpiar, cosa que es de lo mejor, tener un eficiente sirviente personal al que le digo kohai.

Me levante a verlo desde la entrada de la cocina trabajando eficientemente lavando trastes, secando y acomodando todo. Supuse que ahora que soy mayor puedo salir a beber alcohol y fumar sin esconderme  razón para preguntarle:

— ¿Kohai qué haremos durante el día?

— Dime Morinaga por favor, me gusta más que lo digas así o quizás puedes llamarme Tetsuhiro si te place más, ya que aunque no lo recuerdes somos amigos… Por cierto, el doctor dijo que necesitas descansar, pero que debemos hablar de las cosas que haces normalmente para que tu memoria vuelva completamente.

A punto de resignarme recordé ¡qué demonios! Soy libre para hacer lo que me plazca por primera vez, sólo necesito dinero y mi identificación, supongo que debo tener algún ingreso para vivir con este tipo y pagar las cuentas. Intenté forzando mi cabeza ver dónde coloco el dinero hasta que llegó a mi cabeza la imagen de mi billetera.

— Voy a salir, necesito mi billetera y celular. ¡Entrégalos ahora!

— Por supuesto sempai, en seguida le doy sus cosas.

En la entrada de la casa sobre un mueble tomó un par de cosas, caminó hasta mí y dijo:

— No se enoje conmigo sempai, yo sólo le comenté lo que el doctor dijo, sin embargo permítame acompañarlo a donde quiera que vaya, no quiero que algo le ocurra.

Miré la billetera y una cosa extraña que según es mi amado celular, una de esas carcachas que he visto en la historia de los celulares. Eso sí me irritó, no tener mi resistente transparente y eficiente celular inteligente.

— ¿Esta carcacha es mi teléfono?

— Si, a usted no le gusta comprar cosas sin que las anteriores dejen de servir.

— Necesito algo mejor, con esto no se puede ni navegar en internet.

— Pero para eso tiene la laptop.

— ¡Qué más da! — Pensé al instante que debo llevarlo conmigo para que me muestre los lugares de la ciudad, pues no creo reconocer nada en Nagoya, ya que yo vivo en Tokio, digo vivía en Tokio: — Por cierto si quiero que vengas, deseo algo de cerveza y no recuerdo dónde hay un lugar para beber.

— No debería tomar alcohol, ¡que va a decir el doctor! Acaba de salir del hospital.

— Es mi vida, no tienes ni voz, ni voto.

Al expresar eso su amigable rostro cambió, bajó la mirada y su sonrisa desapareció. Por alguna razón siento que lo lastimé como a mamá cuando le digo cosas similares. No debería preocuparme pero lo hago, él es especial y no quiero verlo triste, razón para aclarar las cosas:

— Vamos Tetsuhiro, quiero que me muestres la ciudad y luego vamos  a tomar un poco de alcohol.

Se sonrojó totalmente cuando dije su nombre ¿Por qué será que al decirlo yo mismo sentí algo particularmente extraño? Siempre he nombrado a mis amigos por su nombre, aunque con él se siente tan distinto, nunca experimente algo así. Con los amigos hemos hablado de cosas simples como mujeres, pornografía, alcohol, fumar, molestar a otros, hacer bromas, pero con él quisiera mostrar la mejor parte de mí.

Tomé el cacharro y miré la fecha nuevamente para convencerme de la realidad, con doscientos años en el futuro creo que las cosas no han cambiado tan radicalmente, excepto por la tecnología que es superior, aunque cualquiera de ellos imaginaría que los carros vuelan o que tenemos colonias en la luna, pero no es así. Son cosas demasiado caras y poco sustentables.

Salimos y me percaté de algo curioso, este tipo es amanerado, un poco femenino, pues me llevó a un centro comercial. Lo noté pues ninguno de mis amigos es de esa forma, como delicado en su arreglo personal, en su forma de hablar y de explayarse sobre la ropa y demás cosas de por ahí.

Sin darme cuenta lo escuché hablar sobre mí todo el tiempo, que nos hicimos amigos desde hace seis años por su loca insistencia y se volvió mi aprendiz:

— Salimos a beber, somos muy buenos amigos y vivimos juntos desde que un tipo incendió tu casa. ¿Lo recuerdas? — Dijo Morinaga animadamente.

Al explicarlo, en mi cabeza me vi entrar a la casa en llamas y sacarlo de debajo de un mueble, recordé la angustia de perderlo, el dolor de verlo tirado en el suelo con las flamas invadiendo el lugar, el denso humo entrando en mis pulmones y la única cosa que se encontró en mi cabeza, fue sacarlo de ahí sano y salvo.

— Creo que sí, tú estabas dentro y pensé que te perdería. ¿No tengo más amigos verdad?

— ¿Recuerdas que ocurrió después?

— Pero claro golpee al tipo responsable y rendimos declaración en la policía.

— ¿Luego de eso que más pasó? — Preguntó forzando mi cabeza que dolió confundiendo los hechos, al tiempo que me vi incendiando el laboratorio de la preparatoria por jugar con solventes.

— No recuerdo, ¿Por qué no me lo dices tú?

— Hay cosas que prefiero que tu recuerdes. Tú no abusarías de mí si estuviera amnésico, por lo que yo tampoco lo haré.

— Creo que sin lugar a dudas abusaría y te haría hacer lo que yo quiero que hagas, aunque veo que como lo haces sin que tenga que mentirte o abusar de tus memorias, no tendría razón.

Su sonrisa se tornó maliciosa al tiempo que respondió:

— Muy bien sempai, hay cosas que te contaré pero al llegar a casa, por ahora omitiré algunas partes. No te diré todo, tú tendrás que intentar forzar tu cabeza. Además creo que es una buena forma para probar algunas cosas de las que he tenido duda.

— Es un trato, creo que quiero saber más sobre todas las cosas de este lugar y sobre la vida que llevo contigo. Lo bueno es que soy tan libre y tengo un trabajo lejos de papá.

— No sabía que odiaras los insectos.

— Oh si, los insectos. — Expresé pues sabía luego de hablar con mi hermanita y tía que aquí papá es entomólogo, a pesar de que yo me refería a mi padre que maneja la compañía farmacéutica.

— ¿Qué te parece si vamos al cine? Hay estrenos increíbles.

¡Genial! Películas viejas que no me interesa ver, ya he visto todas las películas viejas de súper héroes y creo que sus efectos antiguos son tan chafas.

— No quiero ver esas películas con efectos especiales, siempre son tan falsos que me aburren.

— Muy bien, entonces veremos algo distinto.

Cuando dijo distinto no supe qué tanto, hasta que entramos y miramos algo llamado cine independiente con el título “Come non detto”, subtitulada a nuestro idioma que me pareció extraña pero entretenida. Un chico que se mudará con su novio a otro país, intenta decirle a su familia que es gay pero le da temor hacerlo. A pesar de ello requiere hacerlo, ya que le mintió a su pareja diciéndole que su familia sabía de su relación y la razón es que el chico pretende conocerlos a todos... Antes de reflexionar sobre toda la película me percaté que Morinaga lloró al final, aunque no es dramática, eso me dio la pauta para pensar que algo le ocurrió con su familia ¿será que tampoco los soporta como yo?

Le di un par de palmadas en la espalda con tal de hacerlo sentir mejor y le dije:

— Seguro los extrañas, yo también un poco pero es mucho mejor ser un adulto que vive por aparte.

Caminamos fuera del cine, mientras él pensativo no abrió la boca hasta que se detuvo serio a decirme:

— Te contaré esto sobre mí, es algo que tú ya sabes. Ellos me rechazaron, me corrieron de casa por no cumplir sus expectativas, vine a Nagoya de Fukuoka para alejarme y comenzar de nuevo. Me sorprende y me hace acordarme cada que veo familias tan lindas como la tuya.

Algo en particular de lo que dijo me hizo limpiar sus lágrimas y míralo tan cerca que volví a desear besarlo. No obstante no hizo ningún movimiento, sólo me observó y se sonrojo e incluso humedeció sus labios seductoramente con su lengua. Me aproximé un poco más cerca para que volviera a unir nuestras bocas pues yo no puedo de tantos nervios que siento. Entonces tomó mis hombros y me dijo:

— Sempai, quiero besarte pero estamos en público y creo que si lo hago esto te resultará tan molesto cuando recuerdes todo, que me matarás.

— ¿Por qué?

— Porque es algo mal visto por la sociedad y tú siempre prefieres pasar desapercibido, no ser molestado por los demás, menos que digan que eres gay.

Cuando dijo esas palabras pensé en que detesto que «la sociedad» me diga que hacer y qué no hacer, siempre he querido ser libre y ahora que lo soy, nadie va a impedir que haga algo que es inofensivo. 

— Ven por aquí. — Le dije caminando cerca de la plaza, con una infinidad de  lugares de comida y cafeterías, donde muchas personas se encuentran pasando por ahí y comiendo.

Detuve mi caminar y algunos nos evadieron pues venían caminando detrás nuestro. Lo contemplé un poco con esa extraña mirada que hizo de preocupación y entonces sujeté su rostro con ambas manos y lo besé.

Cerré los ojos al instante, la indescriptible sensación de sus labios moviéndose sobre los míos es maravillosa, no comprendo lo que el hombre de este cuerpo piensa al no hacer eso con Tetsuhiro en cualquier lado. 

Notas finales:

Con esto finaliza este episodio, espero que les resulte divertida esta historia pues lo que ocurrirá luego complicará las cosas. Se preguntan hasta dónde pueden llegar Tetsuhiro y Souichi con experiencia en relaciones, sexo y amor, pues eso lo veremos en el siguiente episodio. Esperaba tenerlo muchísimomás largo pero como saben a veces me resulta imposible, ya que ayer subíun cortito y tengo que terminar mi parte en "El arrepentidodeseo de cumpleaños" o Gaby me mata.

Hablando de Gaby muchas gracias mi estimada por ser tan paciente y ayudarme con esos lindos dibujos que me inspiran y dan vida a las palabras.

Gracias por el apoyo y esos lindos reviews que me hacen desear darles lo mejor de mi en cada loca historia, cada que leo que esperan ver lo que sigue me apresuro por enseñarles lo que imagino. Nos vemos en la actualización de la historia antes mencionada y la de los vampiros "No puedo separarme de ti". 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).