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Curioso por Topo

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Había pasado una semana desde que había despertado en una casa apartada de todo, desconocida, cerrada con verjas, portones infranqueables, claves imposibles de adivinar y cerrojos imposibles de forzar, encerrado, sin posibilidades de escapar, escuchando el rumor lejano del mar y conviviendo obligadamente con Kai, aunque pocos días después perdió algo de miedo, seguro de que no le haría nada malo ni a él ni a Baekhyun –porque sí, Kai le amenazó con volarle la cabeza a Baekhyun también frente a él si Kyungsoo no se comportaba– a menos que le provocase.

Dormía con Kai, de espaldas a él. Kai no solía hacerle mucho caso cuando Kyungsoo protestaba y se empeñó en dormir abrazado a una almohada humana, a.k.a Kyungsoo. Kai no lo maltrataba y le dejaba estar a sus anchas, cocinar, ducharse, usar su ropa, ver la tele. Pero nada que conllevara comunicación con el exterior.

*

Kyungsoo escuchó a Kai llegar en la madrugada, dando tumbos y tropezando con sus propios pies.

Se levantó cautelosamente, encontrándose con un Kai despatarrado en el pasillo, apestando a alcohol.

-¿Kai? -se acercó cauteloso hasta él, y Kai le dedicó una sonrisa boba y ebria.

Con esfuerzo, tiró de él hasta que estuvo en posición vertical, ayudándolo a apoyarse en él. Lo arrastró con esfuerzo hasta el baño, pero este se detuvo en la puerta y tomó su rostro entre sus manos con algo de torpeza, mirando los grandes ojos de Kyungsoo.

-¿Qué haces? Tienes que darte una ducha- Kyungsoo frunció el ceño y tiró de él, pero Kai no se movió.

-Eres taaan lindo~...-canturreó Kai, antes de unir sus labios con urgencia, sin dejarle espacio a negarse.

-Kai... no puedes... -Kyungsoo protestó cuando las caderas de Kai rodaron hacia las suyas y se frotaron con igual urgencia.

Kai no lo escuchó, y las súplicas de Kyungsoo solo fueron alimento para el libido de un violento y ebrio Kai, quien lo arrastró con él hasta la habitación, frotándose contra su cuerpo y besándolo con fuerza a pesar de los ruegos ahogados del chico.

Lo lanzó sobre la cama y lo atrapó antes que pudiera huir, tomando las esposas de la mesita de noche y asegurando una de las muñecas de Kyungsoo a los barrotes del cabezal, luego buscó otras e hizo lo mismo con la otra muñeca, acallando los sollozos con su boca y su lengua, a pesar de los intentos del muchacho para evitar que su otra muñeca fuese apresada contra los barrotes.

Los sollozos de Kyungsoo se convirtieron en un grito de sorpresa cuando la mano desocupada de Kai se deslizó por debajo de su ropa interior y tomo su flácido miembro y empezó a bombearlo con delicadeza, sin dejar de besarlo.

Kai no lo soltó hasta que Kyungsoo se hubo corrido, y con un ultimo beso lánguido en los temblantes labios del lloroso esposado, Kai se durmió, cubriendo parcialmente la semidesnuda figura del cautivo, clavándole desvergonzadamente su rígida erección contra la cadera.

Kyungsoo vio a Kai hacer ruiditos infantiles mientras se acomodaba, abrazado a su cuerpo y casi aplastándolo, moliendo su erección vestida contra sus caderas, y pronto roncando débilmente. Movió las manos, pero estaba esposado a la cama, lo que significaba que tendría que dormir de aquella manera hasta que Kai despertara y le soltara.

Maldito borracho.

Estaba agradecido que Kai no lo violara estando indefenso de aquella manera, y no pudo evitar el cosquilleo feliz que burbujeó en su estómago.

¡Nononononono! ¡¡Fuera mariposas, fuera Estocolmo!!



Los quejidos de Kai al despertar con resaca fueron el despertador de Kyungsoo, quien se removió incómodamente, con los brazos entumecidos, las muñecas doloridas y las manos acalambradas, mientras Kai se acurrucaba sobre su cuerpo, quejándose por la cantidad de luz que entraba por una de las ventanas.

-Kai... -le llamó con suavidad, inseguro, y la mueca de infantil protesta en el apuesto rostro de su secuestrador se le antojó adorable- Kai, despierta.

Vio al más alto abrir los ojos y parpadear varias veces antes de volverlos a cerrar.

Un gruñido salió de la garganta de Kai entretanto parecía resignarse a soltar su almohada humana y levantarse. Abrió sus adormilados ojos, haciendo una mueca y apretándose un lateral de la cabeza, antes de reparar de un Kyungsoo sin pantalones, la camisa alzada y con restos de un fluido que reconoció inmediatamente, las muñecas sujetas por esposas, una ceja alzada y el reprimido amago de una sonrisa. Sus ojos viajaron hasta el paciente Kyungsoo que esperaba a que se percatara de que aquella posición era incómoda y que estar esposado a los barrotes de una cama no era precisamente lo mejor que había.

Una sonrisa socarrona nació en los labios de Kai, quien bajó los ojos hasta su ropa, buscando las llaves de las esposas hasta dar con ellas. Lo liberó de ellas y Kyungsoo se incorporó hasta quedar sentado, masajeándose las doloridas muñecas.

Aun así, un par de maldiciones masculladas después, había sopa de pollo ligera al estómago para el noqueado y quejoso Kai, junto a un par de aspirinas contra el dolor de cabeza.

Bravo Kyungsoo.

· · · · · · · · · · · · · ·

Ambos establecieron una rutina: Kai a veces pasaba la mayor parte del día fuera, u ocupado con su portátil, y al atardecer, esposaba su muñeca a la de Kyungsoo y lo llevaba hasta la orilla de la playa, pero nunca dándole oportunidad de identificar donde estaba. Kyungsoo despertaba cuando sentía el calor de Kai abandonarlo en la cama, hacía el desayuno para un adormilado Kai que comía encantado, y se pasaba la mayor parte del día solo, hasta que Kai regresaba y lo llevaba a pasear por la playa, a veces a bañarse, siempre esposado a su muñeca; en las noches, se había resignado a tener el cuerpo de Kai pegado a su espalda, aplastándolo parcialmente.

En las noches que Kai no podía dormir, lo mantenía despierto mientras le contaba como lo había encontrado, cómo se enfadaba cada vez que algo en su proyecto de desarrollo de software –porque evidentemente Kai no era solo un hacker demente, sino un jodido friki– no salía bien, y cuando Kyungsoo protestaba por tener que quedarse toda la noche despierto, un travieso Kai se ocupaba de que Kyungsoo lo maldijera mientras intentaba correrse desesperadamente. Y pronto descubrió que Kai era un jodido friki pervertido con expresiones infantiles tiernas, y como bonus, corazón de pollo, porque qué clase de asesino llora como niño viendo la muerte de Simba por segunda vez.

Kai parecía olvidar que Kyungsoo estaba secuestrado y que a los secuestrados no se les trata así. Y a veces, a Kyungsoo se le olvidaba que estaba secuestrado. Pero luego de un par de semanas algo cambió y ese algo fue lo que detonó la confusión que se cocinaba a fuego lento.



Kai se había marchado hacían pocas horas y Kyungsoo limpiaba el desorden hecho en la noche anterior –una guerra de almohadas terminando inexplicablemente en guerra de lenguas no es muy maduro ni ético, por cierto–, la esquina visible de un cuaderno dentro de una de las gavetas de la cómoda llamó su atención.

Recordaba haber vistcontinúo, nenx :Do a Kai lanzar bruscamente el cuaderno allí en un arranque de frustración antes de ir a acurrucarse junto a él en la cama. No le había prestado atención realmente en aquel momento, hasta ahora.

Su experiencia le advirtió lo que pasaba cada vez que se dejaba llevar por sus impulsos y metía las narices donde no lo llamaban, así que lo ignoró con todas sus fuerzas, concentrándose en continuar su faena. Pero minutos después se sentía a punto de explotar. Tenía que ver lo que contenía ese cuaderno y luego lo pondría nuevamente en su lugar y haría de cuenta que nunca lo vio. Nadie lo sabría.

Caminó lentamente hacia el, mirando nerviosamente hacia la puerta por si por azar de la vida Kai regresaba sin avisar y lo pillaba con las manos en ese cuaderno.

Abrió la gaveta y sacó el cuaderno, abriéndolo en la primera página, sus ojos devorando frenéticamente cada palabra.

Eran cartas. Escritas para Noona. Con palabras dulces, Kai lo dejaba claro. Kai extrañaba a esa Noona. Kai jugaba con Noona. Kai amaba a Noona. Noona llamaba “Innie” a Kai y él extrañaba todo de ella. Kai dormía con Noona. Kai y Noona, más Kai y Noona, más Noona y Kai.

Pasando páginas con urgencia, sus ojos se encontraban que todo eran cartas, todas a Noona, todas de Kai, todas extrañándola. Por primera vez, la curiosidad de Kyungsoo decayó.

Los ojos se le empañaron mientras cerraba de golpe aquel fatídico cuaderno y lo lanzaba con todas sus fuerzas contra la pared. Sus ojos se desbordaron mientras maldecía a Kai a voz en grito, golpeando todo lo que estaba cerca, pateando todo lo que estuvo a su alcance. Lo veía todo rojo por donde quiera que mirase, hasta que se dejó caer en el primer rincón apartado que encontró.

Se sentía herido, traicionado. Aunque no debía.

Estuvo mucho tiempo allí dando vueltas a sus meditaciones, y perdió la noción del tiempo transcurrido hasta que escuchó en la sala el sonido de la puerta al ser desbloqueada por la clave correcta y abrirse con un chasquido.

 

Continuará...


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