“Tsugaru…ya no puedo ver.”
Ya no puedo ver.
Ya no puedo ver.
Ya no puedo ver.
Esas simples palabras entraron en Tsugaru como si de una lanza tratara, mas el golpe sorpresivo que dejaba la sensación de incertidumbre esparcirse por todo su ser dejándolo paralizado. Inspiro profundo, tomó con ambas manos el rostro de Psyche, acariciando de forma suave con sus pulgares los ojos ahora cerrados del chico que se mantenía sereno al trato de su compañero.
— ¿Qué es lo que quieres decir? — se acercó — ¿Cómo es que ya no puedes ver?
— ¡Psyche! — subió la voz exigiendo una explicación.
El nombrado se sobresalto al escuchar a Tsugaru pidiendo explicaciones con un tono de voz bastante brusco, bajo sus hombros rendido ¿Cómo quería que le explicara algo que ni él sabía como sucedió?, le pedía algo imposible.
— Como has oído…ya no puedo ver — balbuceo — Todo se ha vuelto negro — se removió incomodo — Estaba buscando el momento para decírtelo, lo juro.
— Y, ¿Cuándo iba a ser ese momento, Psyche?, ¿Dentro de unas horas?, ¿Mañana?
—Ehh…yo —bajo su cabeza avergonzado.
¿Por qué Tsugaru se comportaba así con él?, nunca había sido tan brusco, o eso era lo que él recordaba. Sumido en sus pensamientos Psyche fue interrumpido por un ligero toque en su hombro derecho, el cual hizo volver al muchacho a la realidad, levanto la cabeza mirando hacia donde el supondría que se encontrara Tsugaru. Escucho el sonido de un cuerpo moviéndose, más bien levantándose, giró su cabeza hacia el proceder del ruido y fijo su vista ahí mismo.
Tsugaru ya levantado, soltó un quejido lleno de agotamiento, no era algo físico, sino algo más psicológico, desde que escucho la noticia salir de los labios de Psyche no dejaba de pensar que era una broma y esperaba con ansia que el pelinegro le mostrara esa bella y genuina sonrisa que siempre le regalaba, diciendo de paso que todo era una broma.
Pero ese momento nunca llegó.
Revolvió sus cabellos un tanto frustrado, en esos momentos agradecía que Psyche no tuviera vista, no quería que lo viera en ese estado, siendo un enredo de sentimientos, no sabía como actuar, ya había reaccionado de forma brusca con Psyche, lo había asustado y se reprendía internamente el rubio por eso.
—Bueno, tengo que ordenar esto — murmuro siendo escuchado por Psyche que seguía sentado en el suelo observando hacia el lado contrario donde se encontraba Tsugaru.
— ¿Qué ordenaras?, ¿te puedo ayudar?
— Primero, ordenare el desastre que has provocado, segundo no, no puedes, no con tu condición.
Psyche infló sus mofletes y cruzo sus brazos dando a entender que no estaba de acuerdo.
—Es mi departamento, se exactamente donde esta todo— se levanto— Déjame ayudarte con mi desastre.
El oji azul no quería armar más escándalo, no más que el que tenía en estos momentos con los ojos del chico.
Suspiro — Esta bien, ve a buscar un paño mientras yo recojo los trastes.
Sin respuesta alguna Psyche lentamente se acerco hacia el lavaplatos y comenzó a tantear ampliamente hasta llegar a las repisas que se ubicaban abajo suyo. Abrió uno de ellos, metió la cabeza, comenzando a palpar todos los objetos dentro de ella, cuando sintió algo suave y largo sonrió, los había encontrado. Tomo dos de ellos, No era tan complicado, conocía su casa así que era obvio que supiera manejarse, pensó el chico. En eso levantó su cabeza.
— Rayos, Auch — se había golpeado con el techo de la repisa, se sobo su nuca disipando el dolor. Cielos medir distancias es complicado pensó adolorido.
Pero esos pensamientos y dolor fueron desechados por Psyche al sentir como Tsugaru lo tomaba en brazos al estilo nupcial, su rostro enrojeció por vergüenza.
¡¿Qué está haciendo?!
Psyche se revolvió en los brazos del chico pero no lo soltó, ni le dijo nada. Sentía que avanzaba por el caminar de Tsugaru, obvio, abrió la boca mas no lo hizo ya que el rubio lo soltó y dejo sentado en un sillón. Estaba en el salón de estar.
— ¿Q-Que pasa? —le preguntó extrañado por el acto anterior.
— Pensándolo bien, estate quieto — se dio vuelta — Me pones nervioso, pulga eres como un bebe que anda jugueteando con un cuchillo— murmuro sin ser escuchado, caminando de vuelta a la cocina.
Si Psyche hubiera visto el rostro de su querido novio serio y con aires de matar a alguien, el pelinegro asustado pensaría que se trataría de otra persona y no su atento y cariñoso Tsugaru.
Dejando al chico solo sentado en el sillón, manteniendo la mirada fija en algún lugar. Tsugaru limpiaba la leche derramada, el agua y tetera que Psyche había tirado.
¿Por qué le había respondido de esa manera?
¿Pulga? Nunca le había dicho así pero la palabra salió como si más de alguna vez la hubiera dicho.
Pasando el paño por el piso Tsugaru dejo aquello, sentándose sobre sus piernas agarro su cabeza con una mano disipando el dolor que se había presentado en su nuca de manera repentina. Dolía y mucho, era como ser golpeado contra el pavimento.
Tsugaru no entendía que estaba sucediendo.
O-o-o-o-o-o
El oji rosa extendido ya por todo el sillón en modo de espera se acomodo quedando de lado, tomando un cojín y abrazándolo de paso. Cerró sus ojos. Tal vez debería mantenerlos así pensó.
—Vaya, vaya— manifestó Izaya apoyado en el escritorio que estaba posicionado cerca del gran ventanal del departamento — ¿Te ha dejado solo tu querido Tsugaru?
Psyche volteó su rostro donde Izaya, soltó el cojín y se sentó mirando hacia él sin decir ninguna palabra. Izaya observo al chico, soltando una risa colmada de soberbia.
— ¡He presenciado una escena realmente divertida e interesante! — extendió ambos brazos y camino hasta sentarse al lado de Psyche.
— ¿Por qué lo dices?
Izaya cruzo sus brazos, colocando una expresión dudosa — Verdad que no has podido verlo…realmente me sorprendes— se relajó en el sillón — No pareces preocupado en lo más mínimo por tu condición.
— Algo me dice que no debo preocuparme, no sé el por qué —sonrió— Le haré caso a ese sentimiento.
Acaricio las mejillas del pelinegro, mostrando una sonrisa presuntuosa — Honestamente eres interesante Psyche, pero no más que mis hermosos humanos. —Se levantó cuidadosamente, dejando a su compañero extrañado por aquella aseveración.
— ¡Eh! ¿Qué quieres decir con eso? — inquirió, mas Izaya ya no se encontraba junto a él, resopló frustrado, Izaya siempre se iba en el momento más inapropiado.
Psyche dejó de prestarle atención a la desaparición repentina de Izaya y concentro su mirada hacia el lugar de donde había provenido el sonido anterior.
Fue el de una puerta cerrarse, y de una manera bastante ruda, se quedo en su lugar y solo atino a hacer lo que había pasado fugazmente por su mente.
— ¡¡Tsugaru!! —gritó claro y fuerte, pero nada, Psyche no recibió respuestas — ¿Dónde estás? —Preguntó de nuevo mas no recibió respuesta alguna.
¿Tsugaru lo había dejado solo?
El pelinegro no sabía porque se estaba comenzando a alterar, su pecho comenzó a subir y bajar de forma alternada, agarro su pecho con sus manos en forma de sosegar el dolor pero no desaparecía lo que hacía que acrecentaran mas todos esos sentimientos que empezaban a marearlo. De forma rápida el chico se puso de pie y corrió ¿A dónde? Ni el sabía. Corrió con sus sentimientos a mil botando cualquier mueble que se le interpusiera en su camino, hasta que se encontró en el suelo, boca abajo sollozando pequeños y lastimeros murmullos.
— No…no me dejes — murmuraba soltando pequeños sollozos — No…me dejes solo…por favor.
Tsugaru sabía que debía haberle avisado a Psyche que había salido a tomar aire fresco, de verdad lo necesitaba así que terminando de limpiar el rubio salió sin decir nada fuera del departamento a caminar a un parque cercano. Ya se disculparía con el muchacho.
Camino varias cuadras hasta llegar a un pequeño parque, compró una cajetilla de cigarros y camino hasta una banca próxima a él, se dejo caer en ella relajando todo sus músculos, sentía que había trabajado durante dos días seguidos. Saco uno de los cigarros llevándoselo a la boca y manteniéndolo ahí, mientras que con la otra mano buscaba su encendedor, procedió a encenderlo e inspirar el cargante pero relajador humo que le proporcionaba aquel vicio.
—Realmente has dejado a Psyche solo, vaya que cobarde de tu parte — Tsugaru volteó a su izquierda, encontrándose con un sujeto extrañamente igual a él, solo que a diferencia de él éste poseía unos profundos orbes color miel y vestía un traje de barman.
— ¿Por qué lo dices?
El hombre de traje rió con sorna sacando un cigarrillo al igual que Tsugaru hace unos momentos atrás, fumó unos segundos y lo encaró — Todavía no comprendes que es lo que está pasando.