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El mejor cumpleaños por Rui NekoTenshi

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Notas del fanfic:

Hola! He vuelto! Con un nuevo fic! *la apedrean* Sí, ya sé que hace mucho que no me paso por aquí y que tengo otro fic por actualizar (lo haré en los próximos días, lo juro); pero es que sentí el irrefrenable impulso de hacer algo por el cumpleaños de Oikawa! (mentira, es que estoy en un fake de Haikyuu y le había prometido al personaje de Oikawa un fic con él de seme, no necesitáis saber las razones). El caso es que aquí ya ha pasado el cumpleaños de Oikawa, pero lo subo igual porque me hace ilusión.

La única aclaración que tengo que hacer es: OIkawa es el seme, tenedlo en cuenta. Hay otra aclaración, pero la pondré en las notas finales.

Haikyuu!! y todos sus personajes le pertenecen a Furudate-sensei; yo solo los utilizo para animar mis locas historias.

Oikawa estaba molesto. Se suponía que no debía ser así, se suponía que debía estar feliz, se suponía que hoy era un día en el que todo marcharía bien; pero no era así.

Ese día era su cumpleaños. Su hermana le había enviado aquella mañana una felicitación de parte suya y de su sobrino, Takeru; deseándole un buen día. Al llegar a la escuela, sus fans lo habían acorralado, como siempre, para darle miles de regalos, algunos caseros (seguro que se habían desvelado para hacerlos) y otros comprados en un mercadillo cualquiera (aunque fingiesen que habían puesto todo su empeño en hacer aquellos regalos). Algunos de sus compañeros de clase también lo habían felicitado. Incluso el entrenamiento había sido más ameno y tranquilo. Y ese era precisamente el problema.

Desde aquella mañana, Iwaizumi lo había estado evitando. Para empezar, no lo había esperado para irse juntos a la escuela como usualmente hacían. Al llegar lo había visto y le extrañó que no le gritase o lo golpease como de costumbre para que se alejase de sus fans. En clase, lo había ignorado deliberadamente al negarse a dirigirle la palabra. Y en el entrenamiento… Bueno, aunque habían estado tan sincronizados como siempre, Oikawa había notado una fría distancia con Iwaizumi que le había dolido en el alma. No lo había golpeado ni una sola vez al ponerse de nuevo con sus tonterías infantiles y, aunque agradecía que el moreno no lo maltratase por una vez; en cierto modo lo echaba de menos. Al equipo también le había extrañado el comportamiento distante de Iwaizumi, pero nadie había dicho nada al respecto y, simplemente, lo dejaron pasar.

Al terminar el entrenamiento, Oikawa se dio toda la prisa posible en los vestuarios para poder salir antes que Iwaizumi e interceptarlo en busca de una explicación. Sin embargo, como capitán del equipo tenía algunas responsabilidades y se demoró más de lo que pensó en un principio. Por suerte, pudo alcanzar a Iwaizumi cuando aún salía del edificio.

-¡Iwa-chan! ¡Espera!

El chico de ojos verdes se detuvo y se giró hacia su compañero.

-¿Qué haces aquí Oikawa? Creía que aún tenías que cumplir con tus obligaciones como capitán.

Ese fue como otro dardo en el corazón para el castaño. No se limitaba a la falta de violencia por parte del moreno, el chico tampoco lo había insultado ni utilizado ninguno de aquellos apodos en los que combinaba su nombre con algún insulto. Aquel día era simplemente “Oikawa” para su mejor amigo, y eso le dolía demasiado. Sin embargo, enmascaró su dolor tras una sonrisa, como siempre solía hacer.

-Hoy he terminado antes y he pensado que podríamos irnos juntos a casa.- “como hacemos siempre” añadió en su mente. El moreno pareció sorprendido durante un momento por aquella petición, pero se lo pensó un poco antes de responder:

-Está bien, no es como si tuviese elección de todos modos.

Oikawa caminaba un par de pasos por detrás de Iwaizumi. Estaba claro que no había sido su mejor cumpleaños. Y pensar que aquella mañana se había levantado alegre, lleno de energía y confianza para confesársele de una vez por todas. Porque sí, Oikawa estaba enamorado de Iwaizumi; hacía bastante tiempo que se había percatado de ello. A Tooru le gustaba pensar que había sido amor a primera vista, pues ya desde pequeño sentía algo diferente estando con Iwaizumi, algo que no sentía cuando estaba junto a sus otros amigos; algo que, en secundaria, se dio cuenta de que se llamaba “amor”. Sin embargo, sus ánimos habían comenzado a desvanecerse al descubrir que el chico no se había molestado en esperarlo como todos los días. Y cuando se dio cuenta de que lo estaba evitando en la escuela, abandonó toda esperanza de confesarse con el corazón roto, seguro de que el moreno se había hartado de él.

En todo el camino, ninguno de los dos dijo una sola palabra. Ambos vivían bastante cerca, eran casi vecinos; y consideraban la casa del otro como la suya propia. La del chico de ojos verdes era la primera en el camino de vuelta y, cuando se estaban acercando; antes de que Oikawa tuviese tiempo de despedirse, el moreno propuso:

-¿Quieres pasar un rato por mi casa?

Hajime estaba de espaldas delante de él, así que no pudo ver el sonrojo en las mejillas y el brillo de emoción en los ojos de Tooru.

-Cl...¡Claro!

Iwaizumi abrió la puerta y entró en su hogar, con el castaño siguiéndole dando pequeños saltos de alegría. Los dos se dirigieron directamente a la habitación del moreno. Una vez allí, Oikawa no dudó un momento y se sentó directamente en la cama de Iwaizumi, mirando al techo; allí estaban las pegatinas con forma de estrella que Hajime le había permitido poner en su cuarto cuando todavía eran unos niños. Sonrió nostálgicamente al recordar ese tiempo.

-¿En qué piensas?-preguntó Iwaizumi curioso al notar su sonrisa

-Recordaba el día que me dejaste pegar esas estrellas en el techo de tu cuarto-respondió el castaño señalándolas.

-Eras muy insistente, hubiese hecho cualquier cosa para complacerte en aquel momento.- la sonrisa de Tooru se ensanchó al oír eso, mientras que Hajime borró la suya y comenzó a hablar con seriedad.- Oikawa, yo... Tengo que hablar contigo.

A Tooru no le gustó el tono de voz de su “mejor amigo”, pero se aguantó las ganas de llorar debido a las diversas teorías que rondaban su cabeza y se obligó a mantener la compostura.

-¿De qué quieres hablar?- preguntó tratando de usar un tono serio. Hajime suspiró.

-Sé que crees que hoy te he estado evitando- dijo sin sorprender al castaño, pues era consciente de que el moreno sabía leer bastante bien sus pensamientos.-; y sí, tal vez lo he hecho, pero no ha sido con mala intención, lo juro.

-¿Y entonces por qué lo has hecho?-preguntó Tooru al borde de las lágrimas. Hajime se mordió el labio inferior.

-Intentaba reunir el valor suficiente para darte tu regalo de cumpleaños.

¿Había oído bien? ¿Iwaizumi no se había olvidado? ¿E incluso le había comprado un regalo? De repente, el día ya no le parecía tan gris a Oikawa.

-¿Un regalo? ¿Para mí? ¿Dónde está?- cuestionó emocionado y mirando a todos lados.

-Cálmate, lo tengo yo; pero solo te lo daré si cierras los ojos.

-¿Por qué?

-Tú solo hazlo, ¿o acaso no quieres tu regalo?

Inmediatamente, Oikawa cerró los ojos. Trató de imaginarse qué clase de regalo le había comprado Iwaizumi. Tal vez se trataba de aquella camiseta que había visto en el centro comercial y que tanto le gustaba; o quizás era la última película del espacio que había querido ir a ver pero no había podido. De repente, sintió algo suave sobre su boca; abrió los ojos y... No pudo creer lo que veía. Frente a él se desarrollaba la escena que nunca creía que sucedería: Iwaizumi se encontraba frente a él, con los ojos cerrados y besándolo; ¡besándolo! Ni en sus mejores sueños se había imaginado que esto realmente sucedería. Tras un momento en blanco debido al shock del momento, Oikawa al fin reaccionó. Volvió a cerrar los ojos y profundizó el beso, cosa que sobresaltó demasiado al moreno. Oikawa llevó sus manos detrás del cuello del moreno y se echó hacia atrás, cayendo sobre la cama y llevando a Iwaizumi con él. Seguidamente, rodó sobre sí mismo para situarse sobre su “amigo”. Después de eso, las palabras no fueron necesarias; los dos chicos se limitaron a seguir saboreándose toda la noche, eliminando la ropa cuando estorbaba y sustituyendo las palabras por gemidos y susurros amorosos de sus nombres. Afortunadamente, no había nadie en casa del moreno, por lo que pudieron dar rienda suelta a su pasión. Bien entrada la madrugada, Oikawa estaba a punto de dormirse abrazado a su amado Iwaizumi, cuando se le ocurrió decir:

-Te quiero Iwa-chan.

-Cállate, ya lo sé. Yo también te quiero Basurakawa.-dijo Hajime intentando esconder su sonrojo, cosa que no consiguió, pues Tooru soltó una pequeña risa mientras se aferraba más al cuerpo de Iwaizumi antes de quedarse dormido. Definitivamente aquel había sido su mejor cumpleaños.

Notas finales:

Bueno, eso ha sido todo, espero que os haya gustado. Sé que me mataréis por haberme saltado el lemon pero... Es que hice esto en un día y la inspiración no terminaba de venir. Aún así espero que os haya satisfecho esta pequeña historia improvisada hecha a toda prisa.

Nos leemos en la próxima y... FELIZ CUMPLEAÑOS OIKAWA TOORU!!


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