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Why don't you do right? por Afsana

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Notas del fanfic:

TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN ENTERAMENTE A DC/ WARNER BROS

 

Notas del capitulo:

Pues no mentiré (aunque creo que es muy obvio xD) No sé hacer songfics, pero cuando escuche las canciones pensé que serían perfectas para hacer uno. No coloque la letra de la canción como tal en el texto porque está en inglés y pues esto es castellano (jaja yo justificando ni escaso dominio sobre el idioma  .__. ) intente que aun sin música se leyera entendible, aunque desde mi humilde punto de vista se disfruta más con las canciones.

Bueno creo que eso es todo… espero lo disfruten.  

 

Abrazos a todos…  /*w*/ 

Llegó a esta ciudad con solo mi sombrero y mi gabardina gastada, en cuanto entras notas lo muerta que está, el aire aquí es diferente, una mezcla entre anarquía y desesperación, pero que parece que a los habitantes no les incomoda. Camino por las escaleras de este apestoso subterráneo mientras pienso que esta ciudad está muerta; asesinada lentamente por los que ella alberga.

 

Busco a un hombre peligroso por lo que cuenta la mujer que me está pagando, mi única pista: un dragón en la nuca. He encontrado más con menos, pero esto es diferente, por desgracia mía y fortuna de ella yo soy el único demente que aceptaría entrar a este matadero llamado Gotham.

 

Las calles llenas de basura, alguna de esa basura con capacidad de hablar pero nunca de escuchar o razonar ideas lógicas.Entre las opacas luces de bares de mala muerte, casinos ilegales y casas de burlesque se mueve la peor de las escorias.

Si quiero respuestas tengo que ir justo a la madriguera de las ratas mas grandes, a pesar de que son muchos los lugares que puedes encontrar con esa característica, las luces y el ambiente me gritan, me llama: Casino Wayne.

 

Entró por una de las viejas puertas diseñadas para los sobornos, en realidad cualquier puerta. Una hermosa mujer de cabellos dorados se ofrece para resguardar mi sombrero “Gracias preciosa, es parte de mi estilo” contestó para caminar directamente a la barra donde solo hay una persona atendiendo, es un hombre grande de cabello castaño y camisa verde, 35- 38 años, tal vez menos aunque es difícil de decir, eso es lo que esta ciudad hace contigo, te mata lentamente, te roba años y sueños. Me ofrece un martini en las rocas adulterado o quizá solo rebajado, no importa, no estoy aquí por los tragos o la compañía.

 

Hermosas damas caminan del brazo de supuestos caballeros “Ja” suelto para mi mismo, esos no son caballeros, o al menos no aquí, en este lugar pueden ser realmente ellos “Coyotes” vuelvo a soltar mientras acerco el cristal a mis labios. Pero ellos no son los únicos mentirosos, me pregunto si los maridos de todas esas hermosas mujeres saben cómo pasan las noches sus encantadoras esposas.

A lo lejos noto a la misma chica que se ofreció a tomar mis pertenencias, está con un hombre rubio con barba de candado y que usa un elegante traje verde, se conocen, hablan tranquilos. Ella es hermosa ahora que puedo contemplar todo su perfecto cuerpo, utiliza una chaqueta negra y medias del mismo color, ojos azules y labios increíblemente rojos, sabe pelear, me pregunto que tan bien lo hará.

 

“Observa tu entorno Kent, busca rutas de escape por si son necesarias, no llames la atencion, solo observa” me repito mentalmente mientras mis ojos se posan por el lugar, he aprendido que unos buenos oídos a veces son mejor que un par de puños. Escucho mucho, nada que me sirva. Vuelvo a analizar el sitio, es amplio al contrario de lo que aparenta por fuera; las mesas vestidas con deliciosas telas color vino hacen que los cubiertos brillen más de lo que realmente deberían, las luces suaves de las velas y candelabros forman una atmósfera perfecta para atreverse a ser quien sea. Varias máquinas de apuestas están distribuidas por todo el lugar, después de todo esto es un casino. Mesas de los juegos más populares como la ruleta, black jack, craps, y mi favorito de todos el póquer se extienden como arena contra el viento.

Si queres ir al baño o comprar fichas, por lo general tienes que ir a los lugares alejados. Esto sirve para tenernos durante más tiempo dentro del casino y volver a pasar nuevamente por las tentadoras máquinas y juegos. Es gracioso, porque cuando se gana y se cobra su dinero, uno siente que puede hacer una última apuesta antes de irse. “Imbéciles” susurro.

Las alfombras a simple vista son de muy mal gusto, siempre de formas variadas y diseños raros. Sin embargo, para el cerebro humano son bonitas, acogedoras y agradables a la vista.

 

En el centro, una inmensa tarima es iluminada por una de esas grandes lámparas “Debes leer mas Clark, yo no lo recuerdas” me regaño, porque puedo ser solo un tipo de Kansas pero no por eso un estúpido. Estoy por hablar con el cantinero (otro nombre que tampoco recuerdo ¿como se les llama?¿Bar-man?) “si que tengo que leer” para preguntar sutilmente. “¿Conoces buenos lugares para hacer tatuajes?”

“Esto es Gotham, en cualquier lugar puedes conseguir a alguien” me respondió mientras pasaba un trapo para limpiar el agua que se había escurrido por mi vaso a causa de los hielos.

“Incluso en el infierno hay niveles” añado secamente.

“¿Puedes pagar?” buena pregunta, la respuesta universal por excelencia, dinero.

“Si” lo veo llenar el vaso, espero respuesta u otro comentario pero no hay tal. Comprendo, primero el espectáculo.

 

Y la música? “Acogedora por supuesto”.





***[Why Don't You Do Right] https://www.youtube.com/watch?v=_7aZC9_00ks





El sonido gentil de un piano de cola acompañado de las vibrantes ondas de un chelo roban mi atención. Quienes tocan estos instrumentos no son más que dos chicos, el del piano (el mayor, por lo que deduzco) trae un traje totalmente  negro, lo único que resalta es un moño azul que parece un ave, el otro un poco más joven luce fiero, pero igual que el primero lo único que resalta en él es un moño,  rojo en su caso y un mechón de cabello alborotado en la frente.

 

Mis sentidos chocan en una colisión cuando veo al dueño del casino cantando, “quien lo diria”, mis ojos se pierden en el propietario de la voz.

Alto (1.88), tez pálida, probablemente mi edad, ojos azules, labios carnosos y pómulos ligeramente marcados, su cuerpo parece tallado por algún artista porque sus brazos dan la sensación de que poseen una gran fuerza… sonríe galantemente para muchos y nadie al mismo tiempo.

En un momento de su canción nuestras miradas se cruzan. “Eres apuesto” parece que gritan mis ojos ya que a partir de entonces no deja de analizarme. Creo que comienzo a sudar, se mueve seductor de un lado a otro jugando conmigo, llega al piano y se recarga suavemente, parece que todos sus movimientos son planeados pero se pasea como si fuera una pantera acechando.  Se quita sus guantes blancos y los lanza sin importar el destino, porque mientras hace todo eso abre ligeramente su chaleco negro dejando pase libre a mi imaginación.

 

He conocido mujeres bellas y hombres apuestos, pero él, él es definitivamente lo más exquisito que he visto.

Veo mi reloj “1: 27 a.m. probaré mi suerte esta noche” le sonrió al mismo tiempo que levantó ligeramente mi vaso en señal de brindis. Lo acepta porque ensancha más esa enigmática sonrisa provocando que mi ansiedad porque termine crezca.

“Es peligroso jugar con fuego” le escuchó decir al cantinero “y aquí todos sabemos que el… es un hades...¿Quien eres?”

¿Quien soy? que importa, ayer solo era un vagabundo buscando trabajo, hoy soy uno de los tantos ciervo de una elegante mujer de vestido rojo que busca su espada, mañana seré un hombre con mucho dinero si cumplo lo prometido. Y ahora, lo único que quiero es ser el objetivo de ese fuego andante, ahora lo que necesito ser es el esclavo de Wayne.

 

Sacó unos billetes y los colocó sobre la barra. Es hora de entrar al incendio.



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Jadeos ahogados salen de él haciendo que me excite como nunca antes lo había hecho. Mi miembro se masajea duramente contra su lengua y las paredes de su boca. ¿Cuantas veces lo habrá hecho para tener este dominio?. Sin esperar a que termine nada, lo sujetó del brazo para tumbarlo en la cama, lo único que se logra ver en aquella habitación son las burdas siluetas de mi cuerpo aplastando de la forma más deliciosa al príncipe de Gotham.

 

Colocó sus piernas sobre mis hombros y me preparo para penetrarlo. Un golpe limpio me basto para entrar “¡Dios!” gruño al sentir como me aprieta su interior. A él le causa risa, es increible lo bien que me hace sentir no saber su nombre.

 

Mueve sus caderas como si me ordenará hacer lo mismo, a pesar de lo que planeaba, mi cuerpo comienza a responder, entrando y saliendo con un rítmico vaivén casi mas ritmico que el piano y cholo juntos. Lo tomo por las caderas, no sin haber jugado con sus pezones primero.

“¿Qué buscas?” su jodida voz me vuelve a hipnotiza.

“Problemas” respondo acelerando el contacto, su cuerpo sube y baja a causa de la fuerza que estoy empleando. Toco un punto débil para él. Dobla la espalda. Lo giró rápido, haciendo que su cara descanse sobre las almohadas, vuelvo a golpear el mismo punto y lo que quería ver aparece, la perfecta curva formada por su columna la cual acarició con benevolencia, gritos de placer y bramidos cargados de lujuria se esconden en cada rincón de estas paredes.

 

Y es ahí cuando lo veo, “ya no importa”, estoy pasando el mejor paraíso e infierno, no importa nada estando dentro de este hombre.

 

Término con el mejor de todos los orgasmos que cualquier hombre y mujer puedan alguna vez conseguir o imaginar. Lleno su interior.

Pero esto no puede terminar aquí. Durante toda la noche realizó junto con él toda clase de posición (existente y creada por nosotros) que puedan darnos placer y pecado.

“¿Quien soy?... por unas cuantas horas, soy Clark Kent, dueño de Bruce Wayne”  

 

Mi tiempo termina cuando siento los tibios labios de Wayne sobre los míos. Un beso largo donde no solo nos robamos el aire. Su lengua juga. Yo muerdo y bebo este embriagante sabor, memorizandolo con cuidado.

Por esta noche me permite dormir junto a él, sé que mañana al despertar ya no estará y que tal vez este sea nuestro último encuentro. Un pacto silencioso aunque nadie más que yo lo sepa: mi silencio por su cuerpo.

 

Mi regalo para Bruce… una mordida (de las tantas que le deje) en el cuello, justo a un lado del dragón.



“La vida no es la fiesta que esperábamos... pero ya estamos aquí... ¿Bailamos?”

 

Notas finales:

Gracias por leer. Besos de chocolate.

 

***La canción original es de Peggy Lee.

La que yo puse en el enlace es un cover.


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