***[Betcha Never from Cherie] https://www.youtube.com/watch?v=SEfb6i0DkAI
No se había percatado del momento en el que Bruce se había ido. Jason guardaba su chelo en el gran estuche para poder marcharse lo más pronto posible con su amigo y amante Roy Harper a disfrutar las sombras que las noches de Gotham ofrecían.
Se aflojo el moño que solo le estorbaba para esas horas de la madrugada. Había sido una noche movida y como segundo al mando tuvo que encargarse de todo cuando su mentor desapareció.
Entró a su despacho para después sentarse en su cómoda silla y liberar un pesado suspiro. Sobo el puente de su nariz con algo de fuerza, estaba tan distraído que cuando escucho la suave voz cercas dio un pequeño salto sobre su lugar.
-Sabes Grayson, siempre me ha gustado como tocas el piano- dijo un joven que tenía jades como ojos- los reyes debieron de haber disfrutado mucho de la bella música que producía, no te parece?
-Bueno, en realidad el instrumento musical de cuerda más antiguo que inicia la línea evolutiva del piano es la cítara.
-¿Citara?- pregunto no muy interesado mientras rodeaba al diestro pianista para poder colocarse a sus espaldas y así brindar un masaje al estresado cuello y hombros.
-Un instrumento originario de África que se remonta a la Edad del Bronce, era un conjunto de cuerdas tensas dispuestas sobre una tabla que se hacían vibrar mediante los dedos o algún otro objeto punzante- contestó echando su cabeza hacia atrás disfrutando claramente de las manos que lo relajaban.
-Tu me puedes hacer vibrar con tus dedos o con tu “objeto” punzante- soltó sin pudor el joven heredero Wayne.
Desde que comenzó a relajar sus músculos con ayuda de las manos del hijo biológico de Bruce había mantenido los ojos cerrados, ahora los abría lentamente para después girar la silla y enfrentar los jades de aquel demonio.
-Dami, no creo estar…
No pudo terminar, ya que el joven se abalanzó sobre sus labios, robándole las ideas.
-Pues entonces me marcho- susurro muy cerca de su boca cuando se terminó aquel beso.
Con un movimiento rápido lo sujetó del brazo y lo sentó sobre sus piernas enredando sus brazos en las caderas del más joven, impidiendo que se alejara.
-Sabes que si haces eso tan de repente me es imposible controlarme después- lo volvió a besar.
-No me digas que no te gusta- sonrió enredando los brazos en el cuello de su amante.
-Jamás podría decir algo como eso- contesto con una sonrisa igual de cómplice que la primera vez que cruzaron la línea.
Era verdad, ese joven y atractivo demonio ejercía un extraño controlo sobre él que para ser sincero le gustaba sentir. Siempre mostrándose fiero, era de un difícil carácter con todos excepto él, porque era especial y eso hacia feliz.
-Lo he visto en tus ojos, esa mirada… ¿Piensas que no lo he notado?- susurro en el oído, enviando una corriente eléctrica desde la nuca a la columna de quien lo sujetaba con dulzura- No escondas lo que sientes por dentro, puedo sentir lo mismo.
-En ese caso Dami, ayudarme a liberar estrés.
-”Apuesto que nunca pensaste que llegaríamos tan lejos”.