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La Flor más Bella es la que Florece en la Adversidad por Jirayuki Minami

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Notas del capitulo:

Buenas este es mi primer fandic que subo. Espero no sean tan duros jejeje. este es una muestra de lo que sera la historia.

ACLARACIONES:

los capitulos seran subidos ( o tratare de subirlos) cada semana. No podren dia espesifico por la razon de falles de mi internet y no quisiera que esperaran en vano. Pero si es seguro que lo termine ya que tengo la historia por la mitad ya realizada, pero falta corregirlas. 

Esto es como un Prologo de la historia que les dejara con una pisca de duda.

Si quieres saber que pasa nos leemos luego n_n

 

LOS PERSONAJES DE NARUTO LE PERTENECEN A MASASHI KISHIMOTO.

 

Capítulo I Campanilla de invierno.

<<Esperanza>

 

 

 

Store Dreaming of Flowers Store   - 2: 50 pm

 

-          ¡Irasshaimasen! - era un chico de cabellos dorados, tez ligeramente bronceada y de ojos azules, que como siempre,  daba la bienvenida a un nuevo cliente que entraba por la puerta del local con una sonrisa en sus labios.

Su trabajo en la hermosa pequeña tienda de flores, era armando pedidos, atendiendo clientes, la limpieza y entre otras cosas que se le asignaban todos los días a pesar de ser agotador. Pero no le importaba en lo más mínimo, le encantaba estar hay rodeado de los hermosos regalo que la madre naturaleza otorgaba. Solo estaba por medio tiempo laborando, ya que, en el trascurso de la mañana asistía a su dichosa  Universidad de Bellas Artes. Su pasión y vocación sin duda erradicaba hay - se consideraba un buen pintor - pero sabía que aun le faltaba mucho por aprender y estaba totalmente dispuesto a ello, tanto que por esa razón busco un trabajo de medio tiempo para costear aquella prestigiosa facultad. Su sueño era simple, mejorar como artista, que sus obras  sean expuestas en algún museo y que la gente pueda percatarse de los sentimientos plasmados en cada una de ellas.

 

-          Kon-nichiwa etto… ¿me podría ayudar?, busco unos lirios blancos como racimo  - se notaba nerviosismo en el joven que había entrado recién.

 

-          Claro enseguida se los traigo.

Dirigiéndose a los contenedores bellamente adornados tomo los más bellos lirios blancos que aun tenían unas que otras gotas de agua de roció y algunos pequeños jazmín chinos para agregarles más detalles al ramo. Cortando uno de los rollos de papel de regalo con detalles en pequeños corazones, envolvió seguidamente todo con un lazo rojo de tela raso. - aquí tiene - entregándole el racimo al chico - ¿Quiere alguna tarjeta para completar el obsequio? - el rostro del joven se transformo en una mueca que detonaba sorpresa y confusión - ¿Ocurre algo? - lo miro curioso.

 

-          Mmm es que…- dubitativo medito unos segundos - ¿cómo sabe usted que es algún tipo de regalo? - cuestiono mirando detenidamente al vendedor.

 

-          ¡Ah! - exclamo - como lo vi tan bien arreglado con su traje negro, perfumado. No creo que se trate de algún evento como un funeral o algo que se le parezca, además - dirigió su mirada a un lado del chaleco del muchacho en donde se notaba un pequeño bulto - mas resaltante aun aquella muñequera de flores que guardo al entrar, que si no mal tengo entendido, se les entrega a las chicas en los eventos de graduaciones o fiestas especiales - puntualizo muy seguro de sí mismo dejando al otro con la boca abierta de la impresión de lo atento que era el rubio - Espero no haberlo incomodado y no lo tome de mala manera.

 

-          No-no, no se preocupe- moviendo sus manos en frente en negación, prosiguió con un sonrojo en sus mejillas de lo apenado que se encontraba - solo me tomo por sorpresa lo observador que es.

 

-          Disculpe mi atrevimiento - se excuso inclino su cabeza. 

 

-          ¡No hace falta que haga eso! - repitió de nuevo el mismo gesto nervioso - todo lo contrario, la verdad es que no soy muy bueno en este tipo de cosas - confeso - es la primera vez que vengo a una floristería para esto y la verdad que no tenía idea de cómo pedirlo. Me ha ayudado je je - se llevo la mano a la nuca rascándose riendo nerviosamente.

 

-          En ese caso - sonriendo le mostro un par de tarjetas de “Felicidades por tu graduación” que saco de una pequeña caja de cristal de exhibición - le recomiendo estas - el chico se puso a leer cada una y colocando casi todas las tarjes de nuevo a un lado del mostrador, claramente no muy convencido. El rubio muy observador y divertido se dirigió a buscar otras, pero todas tenían la curiosa frase de un “Te amo” escritas en ellas. El joven al ver esto se sonrojo de sobremanera, pero de igual forma, reviso las tres tarjetas, decidiéndose por la segunda opción - Excelente elección - el joven adolecente comprador desvió la mirada con una sonrisilla nerviosa en su rostro - ¿Alguna otra cosa? - pregunto.

 

-          No, solo esto gracias.

 

-          Por aquí por favor - señalando a la caja registradora, saco la cuenta y una vez pagado todo le entrego de regreso todo al joven con su típica sonrisa - Gracias por su compra, vuelva pronto.

 

-          Muchas gracias a usted. Me ayudo mucho - el muchacho sin duda se sentía aliviado. El rubio le había quitado un gran peso de encima y estaba realmente agradecido y tras una reverencia se marcho.

 

-          Siempre me he preguntado como lo haces - una ancianita de cabellos cortos lila pálido, piel clara, ojos negros, vistiendo una bata oscura de mangas largas y una bufanda beige alrededor del cuello; había llegado arrastrando una caja grande por la puerta trasera hasta llegar a traspasar el umbral que dividía  el depósito con la recepción.

 

-          ¡Chiyo-sama!- exclamo en alerta él rubio - le he dicho que me llame para cuando necesite ayuda con la mercancía - corrió a su lado y cargo la caja la cual la anciana había dejado a un lado del acceso.

 

-          No te preocupes por eso son solo algunas nuevas semillas para cultivar  - dijo esta restándole importancia.

 

-          Aun así, usted sabe que eso es parte de mis labores - se quejaba en tono suplicante.

 

-          Está bien muchacho ya entendí - dijo esta como una niña regañada - pero volviendo al tema, buen trabajo y en serio tienes que decirme cuál es tu secreto - lo miro de forma graciosa.

 

-          Simplemente es cuestión de notar esos pequeños detalles, las apariencias, formas en que se presentan… - coloco el paquete en la mesa del recibidor y comenzó a sacar cada bolsita repletas de semillas etiquetadas con diferentes nombres: Girasoles, Narcisos, Rosas, Claveles, entre otras más - aunque admito no siempre acierto.

 

-          Eso ya lo sé - frunció el seño - recuerda que yo también me percato de esas cosas - comento con suma superioridad con notable orgullo - a lo que me refiero es ¿cómo es que los clientes nunca se disgustan contigo? - acoto acusadoramente - más bien hasta risueños se van, porque en lo que a mí respecta es todo lo contario, se ofenden y me insultando de paso - se cruzo de brazos con disgusto, empezando a refunfuñar por lo bajo lo desconsiderada que puede ser la gente.

 

-          Ya, ya Shiyo-sama no se mortifique por eso. No todos los clientes se lo toman a bien - dijo el chico con una sonrisa angelical que no paso desapercibida por lo anciana que lo detallo con más interés  - pero ¿A qué se refiere con risueños? - Shiyo escaneo a su empleado de arriba abajo cosa que extraño y lo alarmo, esta solo lanzo a reírse.

 

-          Bueno eso es muy obvio.

Ahora sí que no entendía nada a la vieja. Levanto una ceja la miro interrogante pero esta simplemente esquivo la mirada divertida. Al poco tiempo - casi al instante - cambio el tema de conversación a una más relevante e importante.

- Cuando termines de sacar y colocar las semillas en el almacén por orden puedes retirarte a casa hoy cerraremos temprano.

 

-          ¿Y eso a que se debe? - dirigió sus ojos al reloj blanco de pared, marcaban las tres cuando aún faltaban dos horas.

 

-          Tengo un asunto que atender lo más pronto posible en casa.

 

No quiso indagar más sobre el tema en cuestión. A pesar de que llevaban una muy buena relación más allá de simplemente patrona y subordinado - incluso llegaba a verla como aquella abuela que nunca tuvo la oportunidad de conocer - el rubio respetaba su vida privada. Así que solo asintió con la cabeza y se dispuso a hacer su última labor del día. No tardo más de quince minutos en colocar por orden alfabético las semillas en un estante aéreo color blanco,  con cubículos en cuadros, de puertas de cristal azules. Regresando al recibidor, encontró encima de la mesa las llaves del local y una carta escrita con la letra elegante característica de Shiyo. Le explica que se había marchado por motivo de tiempo y le encargaba todo.

Sabía que aquel jovencito era responsable, así que le tenía la suficiente confianza como para dejarle solo con tal responsabilidad. Habían pasado tres largos años desde que aquel rubio atravesó las puertas buscando trabajar en el local,  a pesar de no tener experiencia la anciana lo contrato y se dispuso a enseñarle sin quejas como se hacían las cosas. El chico captaba rápido sin mencionar que era muy bueno armando unos ramos maravillosos. La anciana sabía que no todos son lo que aparentan así que de todos modos le tenía el ojo puesto. Pero nunca faltaba dinero o mercancía, siempre era atento a todo e incluso a más de un ladrón el rubio correteo hasta alcanzarlo.

Una vez le llego a la tienda oliendo a muerto, cosa que la anciana puso mala cara recriminándolo porque había dejado la tienda sola y llegaba con ese aspecto. Pero al darse cuenta que traía unos bolígrafos que faltaban en la repisa dedujo que el muchacho había llegado tan lejos de perseguir a un ladrón hasta las alcantarillas. Después de unos carcajes de su parte lo mando a casa ese día agradeciéndole y que regresara al día siguiente como un trabajador fijo y con una bonificación extra en su salario.

Ese rubio sí que tenía agallas, no había que confiarse en esa cara de ángel y esa manera de ser tan dulce con todos las personas a su alrededor. Hasta incluso más clientela tenía desde su llegada. Se gano la lotería con su empleado nuevo y con el pasar de los años se hicieron muy cercanos, que incluso, lo considero como un segundo nieto como Sasori. El cual también se había encariñado con chico - tal vez demasiado - pero no le daba importancia le agradara que su terco nieto antisocial consiguiera a un amigo con quien hablar. Después de todo era el encargado y se paseaba de vez en cuando por la tienda. A pesar de eso había cosas que ambos se ocultaban para mantener - de cierta forma - la relación laboral al margen.

Tomo las llaves, su bolso, dejando todo ya listo. Pasaba seguro a la puerta cuando escucho algo muy extraño a sus espaldas, un sonido estrepitoso, sintió un dolor agudo en su pecho, a tal grado que quemaba en sus adentros. Gritos combinados con chillidos se hicieron presentes. El aire le faltaba, le costaba trabajo el respirar, llevo una de sus manos a su torso, que se humedecía tiñendo su camisa de mangas largas blanca de un rojo carmesí, - sangre. Su sangre -pensó sintiendo como le arrebataban sus fuerzas. Todo se tornaba borroso hasta que en un punto la oscuridad lo invadió por completo trayendo una paz absoluta, pero justo antes de caer en la inconsciencia pudo oír débilmente como alguien lo llamaba con desesperación.

-          ¡Deidara!

 

Notas finales:

Gracias por darle una oportunidad. No vemos en la actualización en la proxima semana n_n


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