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La ultima farsa por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Título: " La última farsa”

∞ Autor:YUKI-NII.

∞ Género: Hurt/Confort

Rating K

∞ Advertencia: Peter Parker Gender fluid. Toque de temas sensibles en la relación entre adulto y menor de edad.


Where is home?
I'm starting to believe that it is gone
Cause I don't find it
Though I'm looking
Keep searching
Where is home?
All I want is silence in my soul
But I don't find it
Though I'm looking
Keep searching

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Programa obsoleto.

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Ha pasado exactamente 11 días, pero vamos no es como si Vanessa estuviese contando el retraso que Wade sinfuturoensuspelotas Wilson tiene  desde su última misión para Industrias Stark mientras ella doblaba turno en el bar, era la encargada de torcerle las pollas a los que se querían pasar de listos con las chicas-sus chicas- que se habían encariñado con ella y su historia de amor trágico, y que ahora celebraran a su lado, felices, al parecer más que ella, porque había recuperado a su novio para tener un final feliz.

Vanessa no estaba muy segura sobre eso del final de cuento de hadas pero no había replicado, porque joder, esas chicas habían terminado en un mal lugar y con la edad equivocada, viviendo una vida demasiado cruel, ¿Quién era ella para romperles las pocas esperanzas que tenían anidadas en el pecho de encontrar a sus propios héroes que les sacarían de ahí? Si tan solo todo fuese así de fácil, un guion escrito que condicionaba que el protagonista lograría tener ese pedacito de paraíso por el que tanto había luchado y se merecía.

Suspiro ruidosamente, el sol estaba en su punto más alto y  los tacones se le hundían en el pavimento  húmedo debido a  la lluvia de esa mañana. Metió sus manos en la gabardina y dejo caer sus ojos en la puerta sucia del bar de Weas. Ese jodido cuatro ojos debía saber dónde estaba Deadpool. Siempre lo sabe, es algo así como un vendedor de información escondido en su madriguera y lo más cercano que Wade tiene como amigo.

Empuja la puerta con fuerza, el sonido de las patas de la silla rechina contra el suelo, están amontonadas cerca de la entrada y hay un olor entre desinfectante y botellas añejas de cerveza. Vanessa se pone en alerta, no ha pasado por el secuestro de un mutante alterado por nada, desliza su mano tras su espalda, siente el cañón de la pistola tocarle el principio de las nalgas y el gatillo enterrado en la curvatura de la columna vertebral.

Un sonido tras la barra le obliga a pegarse a la pared, su arma tiene un silenciador, regalo de Wade y su paranoia por dejarle sola en lo que sería no más de 3 días que están por convertirse en una quincena. Le agradece mentalmente, mientras presiona las puntas de sus pies por la orilla, el tintineo de las botellas y un gemido ahogado le hacen preparar su arma. Se desliza con cuidado cuando Weas sale tras la barra cargado de un lote de Bacardi abrazado contra el pecho y los anteojos resbalándole por el puente de la nariz. La presencia ajena le detiene para girar su cabeza hacia la derecha. Hay una chica apuntándole con un arma y mordiéndose el interior de la mejilla.

Weas tiene por instinto alzar ambas manos pero su mirada se centra en ella, su cabello cayendo en ondulaciones y ojos miel estilizados con delineador negro, pero es por las piernas, largas y embutidas en medias de redecilla que termina por reconocerla.

— ¿Vanessa? —. Dice en un chillido bajo, apretando más las botellas, y tratando de ahogar el pánico de que la novia de Wade no se decidía en bajar el arma —. Hey chica baja esa cosa, que si me haces un agujero no me recuperare como Wilson.

— ¿Y cuál es exactamente el problema de eso? —Vanessa dice, jugando con el gatillo entre sus dedos puede ver la mueca de Weas entre incredulidad y susto. Chasquea la lengua y la baja —. Listo, nada de agujeros por el momento. Ahora, dime todo lo que sepas sobre Wade y su retraso —. Ella ha guardado el arma de nuevo tras su espalda, acomodándola con el elástico de sus pantys y dando un saltito para que se molde a la curva de su columna.

Weas deja las botellas sobre la barra, y lleva una mano hasta sus cabellos grasientos, no ha tomado un baño en días, demasiado ocupado en el bar y siendo el filtro  de los trabajos de Deadpool. Sacude su cabeza y alza el rostro, ojos fijos en los de Vanessa.

—Podría decirse que tú sabes mucho más que yo —. Hay tanta resignación en el tono de su voz que la chica deja caer los hombros por un momento. Weas puede verlo, ese halo que le cubre de preocupación y enojo, el aura que meses atrás parecía ser parte de Vanessa y que Wade se había dedicado a erradicar eficientemente con su regreso.

Ella camina presurosa hacia la barra, y distiende una mano frente a él, sus ojos brillan y la ansiedad le estremece la piel, Weas da un paso atrás en automático porque su ínsito le dice que se mueva y aleje de alguien que pertenecía al gueto de mercenarios de su propio bar, la chica aún es peligrosa, por mucho que Wade le diga gatita y se empeñe en protegerla.

—Dame el contacto de industrias Stark —. Exige, con energía renovada, Weas enarca una ceja y niega.

—No puedes involucrarte con los negocios de Deadpool —. Acusa, porque ella esta rompiendo una regla tacita de tres. Vanessa estrecha su mirada.

—Dame el maldito contacto Weas —. Ella sisea, inclinándose sobre la barra, Weas continua retrocediendo hasta el gabinete donde está el licor caro.

—Aunque no lo parezca le temo más a la retorcida mente de tu novio y a lo que me hará si te doy el contacto. Así que no gracias, no estoy loco —. Weas levanta ambas manos, pidiendo calma y queriendo gritar “soy Suiza, no puedes obligarme a elegir”.

—Weas, no me obligues a hacerte cambiar de opinión sobre quien es peor entre yo y Wade —. Hay mucha tranquilidad en la voz de Vanessa, con su mano extendida frente al bartender y una pequeña sonrisa. Weas siente el estómago darle una vuelta entera y su cabeza cayendo hacia enfrente de forma derrotada, ella amplía su sonrisa.

—Diré que me noqueaste para obtenerlas —. Le advierte, mientras se inclina de nuevo tras la barra para abrir una gaveta de metal y sacar un carpeta manchada con queso para nachos y guacamole.

—Bien —. Dice Vanessa, dejándose caer sobre uno de los altos bancos y tomando la carpeta que Weas aún se resiste a dar, termina jalándola hasta que los dedos temblorosos la liberan.

Vanessa pasa hoja tras hoja de indicaciones y reglas, eso era la copia de un contrato de industrias Stark, supervisado por Virginia Potts, que pedía la prueba de su sistema de seguridad. Habían contratado a Deadpool como el sujeto que trataría de colarse y romper los protocolos de la industria, hablaba sobre armas, nano robótica y había una cláusula especial donde no se hacían responsables de su muerte, Vanessa apretó los labios, sintiéndose disgustada con esa tal Virginia y Tony Stark. Todo se había salido de control con la guerra civil, en especial en Nueva York, los trabajos habían disminuido considerablemente para los aspirantes a héroes y los tratados de Sokovia mandados a modificar en el congreso del capitolio los estaban empujando a una situación muy parecida a los campos de concentración que Estados Unidos acondiciono para todos sus residentes con herencia asiática a mitad de la segunda Guerra Mundial.

Vanessa, pasa las 30 páginas, sus ojos viajando por cada una de las líneas. Su sonrisa se amplía en la última, donde estaban detallados todos los puntos de contacto. Weas frunce el ceño, cuando ella le regresa la carpeta y teclea algo en su celular.

— ¿Qué haces? — Pregunta cauteloso Weas, mientras considera muy seriamente en empezar por si solo la Happy Hour ante el estrés que Vanessa suele implantarle cada vez que le visita.

—Hay alguien en Salem que va ayudarme con esto —. Murmura, la mirada fija en la pantalla, deslizándose del banco y comenzando a ir hacia la salida, no le vuelve a dirigir la mirada a Weas, que ya ha sacado una cerveza nacional del refrigerador.

—Vanessa —. Le llama con la garganta rasposa y la lengua pastosa ante el trago de alcohol, ella se detiene, pero no se gira —. Él va a molestarse.

—No, si lo hago yo primero.

Vanessa, sale, empujando la pesada puerta y llevando su celular hasta su oreja, Weas se queda ahí, con la sensación de poder haber evitado algo grande y los gritos de Wade resonándole de una vez en el fondo de su cabeza por la llamada de ayer. Suiza va a desaparecer.

La tercera explosión le hace maldecir entre dientes, Rhodey se ha salido de la formación que llevan en el Quinjet, y él cual van Vision y el profesor Xavier. Han salido desde Long Island en helicóptero para llegar a Malibu por un transporte más seguro y refuerzos, porque de pronto ellos se han convertido en el deporte favorito de mutantes  en los últimos dos días, esos que pertenecían a la facción de Erik y que se niegan a pertenecer a los X-Men, y a la escuela para superdotados, ellos ahora están siendo liderados por Caín Marko.

Tony sabe que el profesor y él son medios hermanos, que tienen historia y que Deadpool les ha financiado para que pudiesen llegar hasta Malibu, según lo que Charles pudo obtener de algunas de las mentes más débiles que conformaban el grupo, obligando de paso a Erik a usar su antigua posición dentro de la facción para replegarles.

Las negociaciones, que no parecen ser la prioridad dentro del grupo, se reflejan cuando reciben la primera horda de granadas cayéndoles desde el cielo. Tony masculla algo sobre replantearle a Darwin la evolución y tener una plática profunda con Dios y su manía de darle alas a los imbéciles.

Cuando hay vientos fuertes y un chico que aparece y desaparece sobre su espalda, Iron Man convoca a la legión de Hierro, esa que el Mandarín no logro destruir por completo y que le recuerda a promesas y amores fallidos. Rhodey, que lo ha entrenado en lenguaje militar se comunica con él para darle las nuevas coordenadas en que la onda expansiva de la explosión le ha arrojado.

Tony recalibra la atracción de magnetismo polarizado que le ha instalado, a los trajes del coronel y suyo, como un dispositivo de último minuto. Si alguien ponía atención a este tipo de detalles podría notar, cuanto es que Rhodey era valioso para alguien que había sido acusado de ególatra y egoísta.

—Hey Rhods, prepárate para sentir un ligero tirón —. Canturrea Tony cuando apunta su mano al molesto chico pájaro que esta sobre su cabeza. Se oye un grito de fondo.

—Nada de matar Tones —. Regaña Rhodey, con voz amable, Tony gruñe y repite con voz aguda sus palabras. El coronel sonríe ante ello. Porque eso suena mucho más a su viejo amigo y menos a todo la mierda hecha por Steve, quien decidiera que era el momento adecuado para comportarse como un adolescente rebelde y llevarlos a todos al carajo.

Tony manda un rayo propulsor con menos intensidad para desviar la caída del mutante con alas, hacia el mar, para imposibilitarle volar pero sin herirlo más de lo adecuado. El estruendoso “splash” le hace volver su atención a las coordenadas de Rhodey y activa el mecanismo de magnetismo para atraerlo hasta él.

— Me siento como una de esas bolas de metal del centro de ciencias —. Rhodey articula, dejando que el mecanismo actué como si fuera una ola del mar que le lleva suavemente. Escucha el sonido de ofensa que Tony hace.

—Claro que no eres una bola de metal del centro de ciencias, ornitorrinco. Eres una pieza valiosa de mi armadura.

Rhodey puede sentirla, incluso si no la ve, la sonrisa de hoyuelos que Tony está haciendo, jugueteando con sobre nombres de la adolescencia mientras aleja villanos de su Quinjet bebé.

—Estamos a 15 minutos de arribar a Nueva York, Tony —. La voz de Vision le llega por los intercomunicadores, él ha estado piloteando, con asombrosas piruetas la nave. Charles que siente que va a vomitar no concuerda sobre lo grandioso de todo el movimiento.

—Bien, ya puedo ver la punta de Empire State —. Dice Rhodey, usando los visores de largo alcance de War Machine.

—Profesor podría decirle a Magneto que estamos a punto de arribar, Friday nos abrirá el hangar de la torre Stark —. Comunica Tony, estirando una de sus manos cuando Rhodey ha llegado a su lado.

Los altavoces del Quinjet suenan mucho más suave de lo que deberían, modificaciones hechas por Tony y ejecutadas por Vision y su facilidad de traspasar la materia. Charles asiente como si pudiera ser visto, y sabiendo que Iron Man a tomadas muchas más medidas en consideración a su habilidad telepática y la sensibilidad de la misma.

—Dice que nos alcanzara en 5 minutos —. Informa el profesor, inclinándose hacia la ventana para ver la orilla de la isla y como es que la estatua de la libertad se ve como un llavero en miniatura. Erik que ha encerrado en un viejo submarino a Caín, le trasmite ese ramalazo de angustia que le ha dejado algo en los gritos que su medio hermano ha dado cuando era hundido en el mar —. “Erik, ¿Qué pasó?”

—“Te lo diré cuando estemos en tierra”

Charles no insiste porque Erik tiene su propia manera de funcionar, y presionarlo no es una de ellas, por eso usa el vínculo que mantiene con él para disipar la angustia y darle calma, Erik no lo agradecerá, Charles no espera que lo haga.

Han llegado a los límites de Queens justo sobre la carretera que lleva hacia la ciudad y donde están los últimos edificios de apartamentos, Peter jamás ha ido tan lejos solo corriendo, antes, cuando los pulmones se le constipaban por una simple clase de gimnasia y los lentes se perdían en la travesía de la pista que el entrenador le obligaba a recorrer, Peter se sentía rígido y temeroso, casi como si fuese a tener un ataque de asma, para gracia de Flash y su grupito de subnormales musculosos y chaquetas de Lacrosse. Pero ahora después de la picadura de la araña todo había evolucionado.

Adiós a la miopía y la poca resistencia física, sus sentidos se habían sensibilizado a tal grado que podía ver el mecanismo de aleteo de las palomas de Central Park y prever el peligro cuando se acercaba a un perímetro no mayor a 10 metros, Tony la había llamado su zona segura, a Peter le había parecido el nombre perfecto. Sin embargo ahora casi podría gruñir cada vez que su sentido arácnido sonaba tal alarma de robo a joyería, retumbándole en los tímpanos e instalándose sobre su cabeza, su velocidad no parecía ser lo suficiente cuando era Deadpool  el que se balanceaba sobre los techos de los edificios, siguiendo el rastro de la telaraña que había usado antes para ir de una corniza a otra. Cuando lo noto solo pudo correr, fingiendo ser uno de esos chicos que hacia crossfit para no alertar a los policías de la estación del quinto distrito por el que había pasado.

Derrapo sobre la orilla de la carretera cuando el claxon de un camión pito desesperado, pasando por su lado. Peter apenas tuvo tiempo de dar un salto hacia atrás sin caer vergonzosamente sobre la terracería que tenía la acotación de la carretera y tomar una distancia prudente con la re aparición de Deadpool que había estado viajando por encima del parabrisas del camión y que le había enfocado con las luces direccionales del mismo.

Peter sentía a su corazón desbocado, retumbándole en el pecho y la presión de los músculos de sus piernas palpitantes, desacostumbradas a la maratónica carrera que habían llevado por más de media hora. Un teatro de piruetas, brincos y zancadas que usualmente no eran requeridas en sus patrullajes por la ciudad. Elevo el rostro, las luces ojos de gatos de la carretera apenas iluminaban lo suficiente sus siluetas,  Deadpool se inclinó sobre sí mismo apoyando sus manos sobre las rodillas y respirando erráticamente.

—Bien, Bien Baby boy… —. Exhalo complacido, con el mentón en dirección a Peter y sudor humedeciendo su traje de la espalda y pecho, manchas que crecían, extendiéndose de a poco pero constantes —. No es así como estoy acostumbrado a que me hagas hacer ejercicio.

Peter, niega, porque él no es el baby boy de nadie, por mucho que eso no suene desconocido en su cabeza y el miedo que creyó sentir hacia el mercenario ahora solo es ansiedad, el pequeño castaño no puede explicarlo, y tampoco lo quiere, hay cosas dentro de él que funcionan bien de esa manera, fluyendo libres y sin analizar. Es tal vez por eso, piensa Peter, que cuando Deadpool se retira su máscara, él no siente ni la sorpresa o la aversión que seguramente debería ante el rostro marcado de cicatrices, es casi como si lo hubiese estado esperando, no a Deadpool, sino al hombre escondido en el traje.

El mercenario da un paso hacia enfrente, de esa versión de Bambi asustadiza y adorable que le corresponde la mirada, ojos avellana cálidos recibiéndole, Wade entonces lo sabe, como una regla de física que no debería ser rota ni siquiera por Doctor Strange, hay cosas que no pueden ser removidas o cambiadas, Peter eleva una de sus manos, como si quisiera tocarlo, absorto en la sonrisa de medio lado del hombre que le dobla la edad y por el cual siente que las revoluciones de su corazón han llegado a ese nuevo nivel en el que MJ y Liz Allan han estado, no, se dice, entendiéndolo, esto es incluso mayor.

Las facciones de Wade se suavizan, y se inclina para permitirlo, que los dedos de Peter le toquen. Él lo duda por un momento, los ojos de Wade le atrapan de nuevo, casi como si conociera el poder que ejerce su mirada en Parker. Las yemas presionan entonces, en las mejillas.

— ¿Te duele? —. Peter susurra, Wade niega.

Y el tiempo se detiene.

En su mundo, ese que se perdió en un desastre provocado por la vena de héroe barato de Mystic, que pretendía salvar a la raza mutante y en  su lugar casi la extinguió, Peter estaba en la universidad, solía tener manchas de tinta de bolígrafo y una cámara colgando constantemente de su cuello. Era sarcástico y se irritaba con facilidad, adoraba la leche chocolatada y odiaba las albóndigas de la tía May, era un fanático consumado de Reed Richars y Tony Stark, pero sobre todas las cosas era lo primero que veía al despertar, este Peter, al contrario, huele a leche de fresa, y suavizante de ropa, tienen las mejillas redondeadas y siempre sonrojadas, sus ojos son grandes y curiosos y suele usar muchas prendas de ropa encima, tiene secretos,  los cuales a Wade le derriten de ternura y un rastro de inocencia que en realidad no quisiera terminar de quebrantar, aun si fuera un bebé o un niño de primaria, Wade le perseguiría, le esperaría, lo protegería y seria el eje mismo del universo, de su universo.

— ¿Cómo fue que…

A Spiderman las palabras se le atoran en la lengua cuando el sonido de algo vibrando contra su pierna le hace dar un respingo. Su celular tiene una llamada entrante, Peter, quien en algún punto había terminado acunando el rostro de Wade, es consciente de la noche sobre su cabeza y la luna menguante. Debe ser May, preocupada de que aún no esté en casa, él no suele llegar tarde o retrasarse, él siempre espera a que la tía este dormida para sus rodas por las calles, colándose por la ventana de su habitación sigiloso y con límite de tiempo.

Deadpool frunce el ceño cuando Peter se aleja para sacar su celular y contestar, camina tras de él, pegado a su espalda, el chico entonces comienza a balbucear, porque puede sentir el calor del cuerpo ajeno demasiado cerca y May se oye enojada como el demonio por la hora y porque su benefactor ha llegado a ser una visita de inspección sorpresa. Peter a veces no puede creer lo fácil de engañar que es su tía.

<Peter, soy Tony, continua fingiendo que soy May. Friday ha triangulado tu ubicación, he puesto en línea las cámaras de nuevo, así que puedo ver una imagen vía satélite de ti y Deadpool. La legión de Hierro va hacia allá, sé que está casi encima de ti, y sé que no quiere tener una batalla contigo, así que replegaté junto a la legión cuando vayan por ti, es peligroso que estés ahí. Toca tu cabello si has entendido el mensaje>

Peter quiere replicar, la garganta se le cierra, porque no hay lógica entre lo que Tony dice y lo que él siente.

Su cuerpo toma la decisión por él, lleva su mano tras de su cuello, sacudiendo el cabello de su nuca y de pronto hay traición derramándose en el interior de su pecho. La llamada termina, y él aleja el celular, dejando caer su cabeza hacia atrás, su peso derrumbándose sobre el tórax de Deadpool, porque quiere decir “lo lamento”, porque eso se siente mal, y de alguna manera él no le ha dañado en ninguna de las dos ocasiones en las que se han visto.

Wade se inclina para verle mejor, antes de que el aire caliente a su alrededor se intensifique y note a la copia de flota estelar que Stark ha enviado por él. Empuja a Peter cuando uno de los propulsores le apunta y apenas si le da el tiempo suficiente para alejarse de la marca de tierra quemada y humeante que era el sitio en el que ambos estaban. Demasiado concentrado en no recibir daño directo, porque su humor se ha ido a la mierda y no quiere perder valioso segundos esperando a regenerarse, sin embargo lo que realmente termina perdiendo es a Peter.

Peter que es abrazado por uno de los soldados de la legión de hierro, elevándole en el aire y alejándole de él. La cara compungida del menor le hace fruncir el ceño, porque joder hay que estar ciego para no ver que Peter no quiere irse.

El grito de Deadpool resuena en sus oídos hasta ser silenciado por la distancia, Peter se cubre el rostro, porque no debería sentirse así, no por alguien que no conoce y que es altamente peligroso y buscado. Su estómago da una vuelta y por primera vez piensa, Tony se ha equivocado.

I'll be searching, searching, searching
And I'm bursting, bursting, bursting
My mind is rumbling, rumbling, rumbling
Cause I'll be wondering, wondering, wondering

Where is home?-Elliphant

 


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