Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ayuda... por Inspirit

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

POV. SUNGGYU

No iba a mentir diciendo que lo que habíamos hecho me resultó fácil, al contrario, pero tampoco diría que me arrepentía.

Incluso diría que la palabra “gustar” se quedaba corta comparada con lo que acababa de pasar, obviamente omitiendo lo último.

Podría decir que todo había ido bien hasta que su mano tocó directamente esa zona tan íntima de mi cuerpo.

Me fue inevitable no ver la cara de ese asqueroso hombre en mi mente, igual como el día en el que me había atacado. Tan inevitable como volver a reproducir los hechos en mi mente como si de una película se tratase, cerrando los ojos con fuerza sintiéndome extremadamente incómodo de repente.

Sintiendo cómo mis ojos comenzaban a arder a pesar de tenerlos fuertemente cerrados, teniendo miedo de abrirlos para no dejar caer las lágrimas en frente de Woohyun.

No quería que pensase que era su culpa.

Sin embargo a pesar de que ahora se sentía absolutamente distinto a esa noche, el escalofrío que recorrió mi cuerpo fue igual que cuando ese depravado me tocó en contra de mi voluntad. 

Todo había comenzado esa noche cálida de verano, en la que estúpidamente me había sentido agobiado encerrado en las cuatro paredes de mi departamento, y aprovechando la buena temperatura, había decidido a salir a caminar un rato.

De vez en cuando lo hacía, aunque era la primera vez que lo había hecho estando completamente oscuro cuando salí, el sol habiéndose ocultado hace por lo menos una hora.

Me dirigí a un parque cercano que concurría normalmente cuando salía a caminar sabiendo que tardaría unos tres o cuatro minutos andando a paso lento, sin esperar que cuando faltaban apenas unos metros para llegar, un cuerpo extraño me sujetase por la espalda, tapando mi boca para evitar que gritase, llevándome consigo a un oscuro callejón cercano.

Todo fue tan rápido que no me di cuenta en qué momento mi espalda dio contra el frío y húmedo suelo de aquel lugar, las manos siendo sujetadas por ese hombre sobre mi cabeza, dejándome totalmente indefenso.

- Ni se te ocurra gritar, niño – fue lo que oí antes de sentir algo frío y filoso en el cuello. Las lágrimas corriendo por mis mejillas antes de darme cuenta del todo de la situación en la que me encontraba.

Me bloqueé.

Lo hice en cuanto su mano libre se coló bajo mi camiseta, tocándome a su antojo mientras sollozos mal contenidos escapaban de mis labios.

- No… por favor, deténgase… - fue lo único que pude pronunciar cuando me desabrochó el pantalón, bajándolo un poco segundos más tarde.

Intenté forcejear, sin embargo sentía como si toda mi fuerza se hubiese esfumado en ese momento. Tenía pánico.

- No te hagas niño, apuesto que gritarás como puta cuando te lo haga – replicó, dándome asco al punto de sentirme mareado.

No podía hacer nada.

Me rendí completamente cuando sus manos se pasearon por cada rincón de mi cuerpo de forma más bien brusca, incluso golpeándome a veces, sólo esperando que aquello ocurriese rápido y que al final decidiese cortar mi garganta de todas maneras.

¿Cómo vivir con esa humillación y asco de mí mismo?

 Sentí cómo bajó sus pantalones antes de comenzar a sentirme lo suficientemente mareado como para que mis ojos se comenzasen a cerrar, viendo todo borroso cuando  los sonidos se volvieron lejanos y la poca resistencia de mi cuerpo se desvanecía completamente, sabiendo que perdería la conciencia en breves, cuando de pronto el peso del hombre desapareció de mi cuerpo.

Con la poca energía que me quedaba giré la cabeza, viendo dos siluetas moverse como si estuviesen peleando a un par de metros de mí, sin saber qué pensar cuando una de ellas cayó al suelo, mientras la otra se aproximó a donde yo me encontraba.

Sentí cómo acomodó un poco mi ropa, probablemente cubriéndome un poco, antes de ayudarme a duras penas  a ponerme de pie, tomándome en su espalda para salir de ahí ya que mis piernas no respondían como para ir caminando.

- Todo estará bien ahora – entendí decir a la persona que me cargaba, aún sin poder oír bien, estando en ese estado al borde de la inconsciencia.

Siendo lo último que pude asimilar antes de darme por vencido, cerrando los ojos, teniendo pequeños momentos en los que lograba abrirlos apenas un poco sólo para ver imágenes borrosas frente a mí, el ambiente de la calle siendo cambiado de pronto por una habitación, creyendo tontamente que era la mía cuando perdí el conocimiento del todo.

Desperté confundido, observando distraídamente esa habitación que no se me hacía para nada familiar, antes de recordar todo.

Y entonces volví a mis sentidos.

Me incorporé de golpe en aquella cama, que obviamente no era la mía, mirando a mi alrededor asustado en busca de algo que me indicase dónde estaba y cómo había llegado allí.

Sin embargo, de pronto la puerta se abrió, dejándome ver a un chico que se me hizo bastante conocido, recordando haber visto su rostro cuando me había levantado del piso de aquel callejón.

- ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? – preguntó preocupado, trayendo consigo una bandeja con un plato de sopa que dejó en la pequeña mesita que había al lado de la puerta.

- ¿Dónde estoy?- fue lo primero en lo que pude pensar, preguntándole asustado. Mi voz sonando algo débil.

Me dolía la cabeza y sentía los ojos algo hinchados por haber llorado tanto.

- Oh, lo siento. Estás en mi departamento. Te pregunté dónde vivías, pero te desmayaste justo después de eso, así que te traje aquí… - respondió inseguro –Me llamo Woohyun.

Me tensé apenas dio un paso en mi dirección, temiendo que él quisiese continuar con lo que el otro hombre no había podido acabar, mirándole casi con lágrimas en los ojos, aterrado.

- Tranquilo, no te haré daño – murmuró de forma suave, deteniendo sus pasos – Puedes quedarte aquí si quieres, no creo que sea buena idea dejarte ir a casa ahora… te traje sopa por si tienes hambre y ahí hay un baño, – dijo señalando la otra puerta que había en la habitación – cualquier cosa que necesites, estaré en la sala.

Dijo antes de retirarse, dejándome solo.

Estaba tan confundido y alterado por todo lo ocurrido que sólo le di un par de sorbos a la sopa antes de intentar dormir, sin mucho éxito.

Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de ese horrible hombre venía a mi cabeza, recordando cómo sus ásperas manos habían recorrido mi cuerpo sin cuidado alguno. Y los pocos momentos de sueño que lograba conciliar se veían prontamente interrumpidos por pesadillas del mismo estilo, despertando asustado y con las mejillas mojadas por el llanto varias veces durante esa noche.

A la mañana siguiente me había disculpado por las molestias causadas a Woohyun, agradeciéndole a la vez por haberme salvado, decidiendo que debía retirarme a mi propio departamento.

Sin embargo un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando su mano me detuvo por la muñeca, tendiéndome un pequeño papel doblado.

- Este es mi número… si necesitas algo, no dudes en llamarme.

Le miré sorprendido ante ese gesto, marchándome después de agradecerle por última vez.

¿Por qué se tomaba tantas molestias?

No es que me molestase ni nada parecido, al contrario, pero me había parecido extraño que una persona que ni siquiera me conocía se preocupase de esa manera.

Desgraciadamente el hecho de ir a mi departamento no mejoró la situación, más bien la soledad y el silencio del lugar me hacían recordar de manera inconsciente todo de una forma más detallada, sintiendo la necesidad de ducharme apenas llegué.

Cuatro veces.

Me duché cuatro veces antes de asumir que la sensación no se iba a quitar por hacer eso. Las noches siguientes pasando igual de lentas y agobiantes que la anterior, sin poder dormir mucho realmente.

Tampoco había salido. Tenía miedo de hacerlo y que la historia se volviese a repetir, sólo que esta vez nadie acudiese a mi ayuda.

 Así fue como después de algunos días me convencí de que tal vez no era tan mala idea llamar al chico que me había salvado, tomando el pequeño trozo de papel antes de comenzar a marcar el número en mi celular.

¿Qué le diría?

Me quedé en blanco antes de presionar la opción de “llamar”, realmente sin saber qué decirle una vez él contestase.

Al no ocurrírseme nada, borré los números, reescribiéndolos un par de veces con la intención de llamar antes de volver a borrarlos, inseguro de concretar la llamada.

Después de todo él ya había hecho lo suficiente por mí como para que le siguiese molestando.

Sin embargo ahí me encontraba minutos después, golpeando su puerta con nerviosismo, su departamento estando bastante cerca del mío de hecho.

Ni yo supe muy bien por qué había ido hasta allí, pero nunca me había gustado hablar por teléfono después de todo, así que sólo esperé hasta que la puerta se abriese, sin querer pensar demasiado o sino sabía que terminaría yéndome.

- Hola… - dije avergonzado una vez abrió. Él sólo me miró sorprendido por la inesperada visita, guardando silencio – no me siento muy seguro estando solo en mi departamento, así que pensé que… podría quedarme contigo un rato…

- Claro, pasa… - dijo haciéndose a un lado para dejarme entrar al lugar, aún confundido.

No me preguntó nada sobre lo que había ocurrido, sólo me pidió disculpas si estaba un poco desordenado, diciéndome que había llegado hace poco de su trabajo de medio tiempo.

Y eso me tranquilizó de una manera que jamás imaginé. Día a día volviendo allí hasta que se hizo una costumbre, él siempre teniendo preparada un poco más de comida, considerándome.

Su cálida personalidad haciendo que poco a poco me fuese enamorando un tanto más.

Llegando el momento en que sólo iba a intentar dormir a mi departamento, sin lograrlo con mucho éxito,  pasando todo el día en el suyo, junto a él.

En un principio Woohyun me había obligado a salir con él a hacer la compra, diciéndome que quedándome encerrado en su departamento no iba a conseguir que las cosas cambiasen, así que cada vez que tenía que hacer algo fuera, yo le acompañaba.

Así habían ido pasando los días hasta que uno de ellos me  hizo una propuesta interesante.

- He estado pensando en buscar a alguien con quien compartir este departamento, por eso me gustaría saber si te interesa la idea. Es bastante amplio como para los dos y el alquiler sería conveniente para ambos…

Dejó la frase en el aire esperando mi respuesta, aceptando de inmediato.

En ese momento de lo único que estaba seguro era que quería estar cerca suyo, porque su sola presencia me hacía bien.

Además no me gustaba la idea de que pudiese compartir ese lugar con alguien más, después de todo yo me pasaba más tiempo allí que en mi propio departamento, pero más que nada pensar que otra persona pudiese estar así de cerca de él como lo había estado yo ese último tiempo me indisponía un poco, así que me fui a vivir a su departamento.

Y aunque las pesadillas de las noches seguían torturándome, esto cambió una vez comencé a dormir con él.

Había ocurrido una noche en la que había despertado confundido, mirando a mi alrededor asustado para verificar que mi sueño no era real, sin poder dormir luego de eso. Entonces casi sin pensarlo me levanté y me dirigí a su habitación.

-¿No puedes dormir? – susurró apenas entré, sintiéndome mal ya que si estaba despierto era por mi culpa.

Suspiré antes de responder.

- Me cuesta un poco…

- Ven aquí – dijo sin más, levantando las frazadas, haciéndome un espacio.

Introduciéndome tímidamente allí, sin esperar que sus brazos me rodeasen de esa forma cálida y protectora que me había tranquilizado por completo, acomodándome en su pecho para quedar más cómodo.

Al día siguiente, después de mucho tiempo, despertando sin ojeras.

Las pesadillas disminuyeron y nuestra relación se hizo un poco más cercana después de eso.

Con el tiempo había encontrado un trabajo, o mejor dicho él me lo había encontrado, ya que un amigo suyo era dueño en donde trabajaba y necesitaban a alguien más para que trabajase a medio tiempo.

Y así, después de algunos meses, mi vida se fue reconstruyendo nuevamente.

Sin embargo aún me costaba estar cerca de personas extrañas, sintiéndome realmente mareado cuando alguien entraba en mi espacio personal, aunque fuese de casualidad. El menor siempre protegiéndome con su cuerpo en esos casos.

De alguna forma que él se acercase demasiado no me afectaba como con el resto de las personas, incluso sintiéndome incómodo a veces con mis mejores amigos, los cuales conocía de años.

En este punto no sabía en qué categoría encajaba Woohyun.

Podría decir que era un muy buen amigo que me había ayudado cuando más lo había necesitado, si bien no sentía ese tipo de afecto por él. Sentía algo más, así como veía que él tampoco me veía como un simple amigo más.

Me gustaba.

Así que no pude evitar irme a la cama con una tonta sonrisa en los labios el día en que él me dijo que sentía lo mismo por mí.

Y aunque estaban todas las oportunidades como para que él intentase hacer algo, me había respetado y sólo se había limitado a besarme de tanto en tanto. Demasiadas  veces al día como para contarlas.

Me decía que no se resistía y que enloquecería si no pudiese hacerlo teniéndome tan cerca.

Bueno, y que a mí me encantasen sus besos también influía en dejarle hacerlo tanto como quisiese.

Las cosas fueron evolucionando; ese me gustas derivó a un te quiero, y este a un te amo.

Con esto ciertas inquietudes fueron apareciendo en mi cabeza. Quería estar con el menor de esa forma íntima que él también quería, pero siempre terminaba por arrepentirme.

Y aunque Woohyun dijera que no importaba yo no me había sentido mejor con eso, me sentía como un cobarde.

Y esto se repitió en las semanas que siguieron, porque lo intentamos varias veces más, pero el resultado era casi el mismo, siempre.

De verdad quería entregarme a él, le amaba y me sentía seguro de ello, pero dado el momento mi mente siempre me jugaba en contra haciéndome recordar aquello que tanto quería olvidar.

Sin embargo el menor decía que no había prisa, que él me esperaría todo lo que fuese necesario con tal de lograr superar mi problema, deteniéndose cada vez que fuese necesario. Algunas veces apenas cuando recién habíamos comenzado, otras cuando estábamos tan excitados como en el primer intento.

Simplemente se alejaba con una tranquilizadora sonrisa en sus labios, diciendo que todo estaba bien cuando me rodeaba con sus brazos para calmarme.

Realmente no sabía qué cosa tan buena había hecho como para estar con alguien así. No lo merecía.

Es decir, no cualquier hombre tendría tanta paciencia ni aguantaría tantos rechazos en temas sexuales como él. Cualquier otro me hubiese dejado, harto de dejarle a mitad de camino y se hubiese buscado a otra persona que le satisfaga en ese aspecto, sin embargo él me esperaba, paciente.

Y yo quería agradecérselo de alguna forma. Darle algo a cambio.

Probablemente lo que había ocurrido días más tarde había sido por eso.

Una mañana Woohyun se encontraba preparando el desayuno en la cocina cuando me había despertado, dirigiéndome allí y abrazándole por la espalda murmurando algo que supuse que entendió como un saludo de buenos días, besando un lateral de su cuello.

Sabía que aquello le gustaba, cuando yo iniciaba algún roce por mi propia cuenta aunque fuese algo simple como eso.

Él lo veía como un logro personal ya que sin lugar a dudas acostumbrarme a hacer algo así sin sentirme extraño no me había resultado fácil en un comienzo.

Tal vez fue por lo mismo que quise intentar algo más ese día. Un reto personal.

Además la curiosidad me mataba, sintiéndome travieso de pronto al darme cuenta que era siempre él quien se deleitaba con mi cuerpo mientras yo sólo me dejaba hacer, sin embargo sabía que recorrer mi cuerpo con sus labios le provocaba cierto placer. O eso me había dicho.

De ahí que quisiese intentar hacer algo que él aún no había hecho debido a que nunca habíamos llegado tan lejos. Lo máximo siendo un par de veces en que había frotado su erección contra la mía sobre nuestra ropa interior.

Pero sólo había quedado en eso. Ni siquiera sus manos me habían tocado directamente en esa zona tan íntima de nuevo.

Así que esperé hasta que terminó de preparar todo y apagó cualquier cosa que haya estado al fuego antes de susurrar en su oído que quería intentar algo.

Le sentí tensarse expectante, sin necesidad de ver su rostro para saber que una sonrisa pícara se había adueñado de sus labios, cuando deslicé mis manos por su torso desnudo, acariciándolo  antes de tirar un poco del borde de su pantalón indicándole que se diese vuelta.

Porque normalmente él sólo dormía con la parte de abajo del pijama mientras yo usaba la de arriba, cubriendo apenas hasta debajo de mi ingle. Él decía que le gustaban mis piernas así que no veía problema que anduviese así si estábamos solos en casa.

- ¿Amaneciste travieso hyung? – dijo observándome de esa forma que parecía que me quería comer con la mirada, esbozando una sonrisa ladina.

Le sonreí de vuelta antes de juntar nuestros labios de una forma no muy suave, guiando sus manos a mi baja espalda para que me abrazase de esa manera mientras yo dirigía las mías a su pecho, dejándolas allí para deslizarlas tranquilamente por la zona.

Acerqué mi cuerpo al suyo hasta que no quedó ni un milímetro que nos separase, con claras intenciones de que pretendía algo esa mañana.

Y él me correspondió deslizando sus manos por mi cintura, una de ellas bajando hasta el borde de la camiseta para volver a su lugar, sólo que tocando directamente mi piel, acercando mi pelvis a la suya hasta que entraron en un sutil roce constante.

Sus labios comenzaron a pasearse por el lateral de mi cuello cuando sentí su erección comenzar a crecer al mismo ritmo que la mía, suspiros abandonando mis labios sin intención de retenerlos.

Sólo cuando sentí el bulto en sus pantalones un poco más grande fue cuando quise continuar con mi plan y comenzar a descender por su cuerpo hasta quedar arrodillado frente a él, observándole desde abajo.

Sujetando el borde delantero de su pantalón.

Sabía que lo que iba a hacer no era propio de mí, que en cualquier otra circunstancia y con cualquier otra persona sentiría que es algo sucio y jamás se me hubiese ocurrido considerarlo siquiera.

Pero en ese momento de verdad quería hacerlo.

Vi la sorpresa en su rostro cuando se dio cuenta de mis intenciones, negándose al principio diciéndome que no lo hiciese, que no era necesario.

- Yo quiero hacerlo – respondí un poco avergonzado, el menor pensándolo unos segundos antes de asentir levemente, dándome completa libertad para hacer lo que quisiese.

Empecé por bajar sus pantalones muy lentamente, llevándome con ellos su ropa interior también, dejando a la vista su creciente erección, comenzando a acariciarle con mis manos toda su longitud de forma tímida, intentando no dejarle notar ese pequeño temblor que había en ellas.

Estaba muy nervioso.

Quería que él disfrutase de aquello así que intenté relajarme y centrarme en lo que hacía, sabiendo que era el momento cuando su miembro estuvo suficientemente erguido frente a mí.

Humedecí mis labios antes de mirarle una última vez, introduciendo su virilidad lentamente en mi boca antes de comenzar con un vaivén igual de lento, viendo cómo inclinaba la cabeza hacia atrás mientras aferraba sus manos fuertemente al mueble a su espalda, exhalando el aire que parecía haberse quedado en sus pulmones a la vez que cerraba los ojos.

Y eso casi me hace suspirar a mí de alivio al ver que aquello le estaba gustando.

Aceleré un poco el ritmo, intentando llegar lo más profundo que pudiese sin que me diesen arcadas, a veces entreteniéndome sólo en la punta para volver a introducirlo entero a mi boca nuevamente, jugando con mi lengua.

Comprendiendo el placer del que el menor me había hablado antes. Ese que daba al ver a la otra persona disfrutando de las caricias.

Podía oír su respiración agitada y cómo la contenía a veces por unos segundos para volver a expulsarla. Su labio inferior algo enrojecido por morderlo.

- Hyung – me llamó, dejándole un momento para mirarle.

Mis ojos se encontraron con los suyos entonces, posteriormente viendo su vista dirigirse a cierta parte de mi anatomía.

Sabía que había notado mi erección, casi igual de erguida que la suya, bajo la tela de la camiseta, sonriéndome ladinamente antes de continuar.

- Tócate – me dijo, su voz grave a esas alturas, llena de deseo.

Y eso me había encendido lo suficiente como para obedecer su orden sin siquiera pensarlo.

Guié mi mano hasta aquel lugar que gritaba por un poco de atención, deslizando mi ropa interior por mis piernas hasta que estuvo lejos de mi cuerpo,  volviendo a introducir su miembro en mi boca cuando deslicé mi mano de arriba hacia abajo en el mío, sabiendo que él observaba toda la escena.

No pude evitar gemir un poco, sintiéndole tensarse con la vibración que esto provocó y que se traspasó a su cuerpo por nuestra obscena unión, disfrutando aquello más de lo que jamás hubiese imaginado.

Sabía que él no resistiría mucho más, su bajo vientre contrayéndose aún más cuando succioné la punta con suavidad.

No supe exactamente en qué momento se retiró de mi cavidad, bajando a mi altura para acorralarme contra la alacena, mi espalda contra esta cuando me besó profundamente, enredando casi automáticamente mis brazos en su cuello intentando seguirle el ritmo. Su cuerpo buscando por inercia el espacio entre mis piernas cuando se lo ofrecí sin necesidad de palabras.

Salvaje y posesivo,  pero delicado a la vez.

Hasta que se separó para mirarme a los ojos, oscurecidos por el deseo al igual que los míos, nuestras respiraciones excesivamente alteradas indicando que eso no quedaría hasta ahí ese día.

Vi la lucha que tenía consigo mismo al no saber si intentar algo más o simplemente detenerse, armándome de valentía cuando dirigí una de mis manos a su palpitante erección para comenzar a estimularla, mi labio inferior picando un poco al tenerlo aprisionado entre mis dientes.

Su propia mano siguiendo el mismo camino que la mía, sólo que en mi cuerpo acariciándome de la misma manera en que lo hacía yo con él. Lento y delicado, ambos sabiendo que ese era terreno desconocido.

Porque nunca me había tocado allí después de lo que había pasado la primera vez.

Sólo le sentí relajarse una vez que un jadeo escapó de mis labios, seguido por un gemido mal contenido que le impulso a acelerar un poco más la velocidad, tomando ambas erecciones con su mano para frotarlas juntas, acompañando esto con un lento vaivén de caderas, logrando transformarme en un manojo de gemidos, suspiros y jadeos cuando su mano libre volvió a mi cuerpo, acariciando toda la piel que estuvo a su alcance.

Sus labios recorriéndome de igual manera.

- No seré el único que disfrute de esto – fue lo que salió de sus labios cuando su mano libre guió la mía nuevamente hacia su falo, la suya dirigiéndose al mío, subiendo y bajando a medida que aumentaba la velocidad gradualmente, intentando imitarle.

Dejándome al borde de la locura unos segundos antes de sentir como toda esa presión en mi bajo vientre se liberaba de golpe, llevándome a lo más alto del cielo un instante antes de darme cuenta de lo que había sucedido, su estremecimiento llegando apenas un poco después.

Cerré los ojos intentando regular mi respiración, aún acorralado entre la alacena y su cuerpo. El frío piso sintiéndose de repente en mis glúteos, recordándome dónde habíamos hecho aquello.

En el suelo de la cocina.

Pero no me importó mucho cuando unos labios se presionaron contra los míos suavemente, totalmente distinto a momentos anteriores, abriendo los párpados lentamente hasta encontrarme con esos ojos oscuros observándome.

- ¿Estás bien? – preguntó, un deje de preocupación en su tono.

Su voz grave.

Asentí antes de devolverle el beso de la misma forma, mirando entonces hacia mi ingle; nuestras manos y vientres algo manchados con nuestros fluidos, sin poder evitar avergonzarme por ello.

- No te preocupes, te limpiaré – dijo después de sonreír divertido por mi reacción, tomándome con su mano limpia para llevarme al baño, donde nos dimos una ducha rápida compartida antes de volver a la cocina para recalentar el desayuno y comerlo.

Fue extraño, pero me gustó. Mucho.

Estaba feliz de haber podido dejarme llevar sin importarme nada más que sus labios acariciando los míos, sus manos tocando suavemente mi piel.

Porque por primera vez no había sentido en ningún momento esa horrible sensación de que alguien me abusaba, siendo cambiada por una agradable calidez que llegó hasta lo más profundo de mi ser. 

Notas finales:

Penuuultimo capítulo! Espero que les haya gustado, pronto vendrá el próximo ;)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).