Lex caminaba silenciosamente por los pasillos del castillo, tenía los zapatos de cuero en las manos para asegurar el anonimato de sus pasos; espesas gotas de sudor le recorrían el rostro y recitaba mentalmente una vieja oración kryptoniana para la suerte.
Parece que no rogó lo suficiente.
“¡LEX!” su nombre retumbó y vibró por todo el pasillo; sus manos (y todo su cuerpo) temblaron de miedo, haciendo que el hombre dejara caer su calzado.
“Muerto, muerto, muerto, muerto, estoy muerto, oh dios mío, y no he besado a ninguna chica, no he visto el mundo, no he golpeado a Zod en su estúpida y arrogante cara, también me hubiese gustado adoptar a un cachorro o un-“sus pensamientos fueron acallados por el eco de unos pasos.
“Lex, mi fiel y siempre capaz secuas en el mal, ven aquí” Lex giró sobre sus talones, expectante. La reina tenía puesto un hermoso vestido dorado, su cabello estaba bien recogido en una coleta y su rostro lucía calmado, esto le dio confianza para acercarse.
“¡Su majestad!” dijo cuando ya estuvo lo suficientemente cerca de ella “¡lamento mucho que esto haya pasado, todo estaba tan controlado! ¡No sé qué pasó!
“Oh, mi querido Lex, yo sí que lo sé” susurró Lois, mientras acariciaba, despreocupada, el cabello del más bajo. Lex se tensó un poco cuando sintió que el tirón se hubo fortalecido.
“ah ah… majestad, mi cabello, me está-“
“Y es que, eres tan inútil, que ni siquiera puedes vigilar al chico por media hora sin que se te escape ¡LOGRANDO ARRUINAR MIS PLANES Y MI REINO!” para este punto, Lois ya tenía los pies de Lex ligeramente separados del piso.
“Ah…ah… majestad, hermosa reina mía, le ruego que…ah… me s-suelte ¡Y-yo repararé esto…¡ah!” la reina lo miró con ojos encendidos en furia
“¡OH!¡Por supuesto que lo harás! Y escúchame bien, que sólo lo diré una vez ¡y ruega por tu aparato viril que no arruines esto!”
“S-sí majestad… ay”
*no muy lejos de ahí*
Clark corría de un lado para el otro, buscando arreglar los últimos detalles de su traje de bodas. El atuendo era simple (ya que sólo tuvo dos horas para hacerlo) pero se veía muy hermoso; las mangas eran largas e infladas, el chaleco era blanco con lindos encajes plateados y en el bolsillo del mismo tenía una rosa roja (cortesía de sus amigos los pájaros).
Cuando a nuestro joven “enamorado” le terminó de convencer su reflejo, suspiró nervioso y se dirigió a la puerta.
“Es hora” Barry, la ardilla que lo seguía a todos lados (y él la consideraba como un mejor amigo) se subió a su hombro y asintió efusivamente. Clark creía que su amigo la ardilla ella el animal más rápido y valiente del mundo (el “mundo” de Clark es bastante chico, no lo juzguen), estaba realmente aliviado de tenerlo junto a él en estos momentos.
El chico salió de la habitación con paso ligero, se sentía “volar”.
“Ay Barry, no sabes lo feliz que soy, en unos minutos estaré viviendo feliz con el príncipe y él me besará” se sonrojó y con una risa añadió “oh dios, besar al príncipe” se talló los labios con la yema de los dedos con delicadeza mientras andaba; le faltaban un par de metros para llegar a donde, una amable y regordeta sirvienta le había indicado, se llevaría a cabo la boda real; cuando un hombre, un poco más bajo que él, con el pelo enmarañado y el traje hecho un lio, se acercó a él.
“¡Hola chico! Qué bueno verte de nuevo” Clark enarcó las cejas, poniendo toda su concentración en recordar el rostro del otro
“Perdona, pero no recuerdo quién eres…” dijo Clark apenado
“Soy Lex” el menor ladeó la cabeza y se mordió el labio inferior, señal que no tenía idea “¿la mano derecha de la reina? ¿El portador de todas las voces el castillo? ¿Te suena “la persona más importante de este pasillo”?” Clark sólo negó con la cabeza.
“No, lo lamento, y-“de repente se le iluminaron los ojos “¡Claro, eras el acompañante de mi príncipe!”
“Ah sí, acompañante” Lex sólo suspiró “Bueno, venía a decirte que tengo un regalo de bodas para ti”
“¿de verdad? No debiste molestarte, pero muchísimas gracias” Clark le sonrió cálidamente, era un chico muy hermoso. Con ojos muy muy azules y brillantes, cabello negro (hasta brillaba tonos morados de lo oscuro que era) y sus mejillas parecían siempre estar rosadas y perfectas. A Lex (que se sentía algo mareado por los jalones de su reina) le dio pena que, una persona tan bella y buena se tuviese que involucrar con todo eso; pero el sentimiento de culpa se fue yendo al recordar el rostro furioso de la reina.
“No hay de qué, pero ven, tienes que seguirme para ir por él”
“Ah, no sé, la ceremonia va a empezar pronto y yo debería ir y… ah” dijo Clark nervioso, no quería ser grosero con tan amable hombre.
“Tonterías, será rápido y lo vas a necesitar, ven” al ver que Lex se alejaba, Clark decidió seguirlo.
Ambos caminaban por los pasillos del castillo, al más alto le pareció que todo era muy hermoso, pero le faltaba vida y era muy silencioso. Barry lo jalaba muy despacio del chaleco, a su amigo esto no le gustaba. Clark le acarició la cabeza para tranquilizarlo.
“bien. Aquí es” Lex los dejó pasar a un pequeño jardín, tenía muchas plantas, pero lo que resaltaba más era una hermosa fuente.
“¿Qué es este lugar?”Dijo con ojos brillosos
“Veras, esta fuente es mágica, concede todo tipo de deseo. Sólo tienes que cerrar los ojos y pensar muy fuerte en lo que quieres, pero acércate, que tienes que estar bien pegado” Clark se acercó a la fuente, apreciando los detalles de esta. Era increíble.
“¿De verdad va a cumplir cualquier deseo? ¿Lo que sea?” Lex asintió con entusiasmo
“¡Lo que sea! ¡Desde la paz mundial hasta que te crezcan alas!” Clark sonrió gustoso
“Esto es un lindo detalle, gracias”
“No lo agradezcas” le dijo a Clark con una sonrisa de oreja a oreja “de verdad, no lo hagas” pensó “mejor pide tu deseo”
“Está bien, vamos Barry, también pide uno” pero la ardilla estaba demasiado ocupada mirando a Lex de reojo, no le agradaba el tipo. Clark cerró sus ojos y junto sus manos. Tomándose su tiempo para pedir su deseo.
“vamos Lex, sólo tienes que empujarlo y la reina te amará para toda la vida (y a lo mejor te quite la vigilancia del idiota de Zod)” Lex se acercó a la espalda de Clark, decidido.
“…y también deseo ser siempre feliz en compañía de mi príncipe” Lex escuchó que Clark susurraba
“Oh chico, lo lamento”
“¿ah?” Clark se iba a voltear, con expresión confusa, cuando sintió un fuete empujón que lo impulsó hacia adelante. No pudo reaccionar ni para gritar, sólo sintió su cuerpo caer y caer hasta el abismo. La cara satisfecha de Lex fue lo último que vio antes de que todo se volviese oscuro.