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Inmarcesible por Nithael

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Notas del capitulo:

Advertencias: La mente suele tener más control del que debiera sobre nosotros mismos. La calma se fue a la mierda. Menciones de maltrato infantil.

Parejas: Rivalshipping (futuro), Prideshipping (pasado).

Tabla: Básica #5.

I'll be right here now

to hold you when the sky falls down.

Right here; Ashes Remain.


¿Debo recordarte cuál es tu lugar aquí, Seto? ¡Haz lo que te he dicho o asume las consecuencias de tu rebeldía!

Sí, padre.


¿Y en qué posición se supone que todo esto me deja a mí, Atem?

Lo siento.

Yo también.


El espejismo se desvaneció cuando entreabrió los ojos. La oscuridad de su habitación atrapó su atención por unos segundos, los mismos segundos que tardó en recordar que debía respirar. Tosió repetidas veces y elevó la parte superior de su cuerpo para de ese modo quedar sentado sobre la cama y no darse contra el cabezal de la misma por culpa de los espasmos que habían empezado a recorrerle. Jadeó y apoyó su mano izquierda sobre la mesita de noche que se encontraban en ese mismo lado de la cama. Cuando intentó levantarse sus piernas temblaron, trastrabilló y la pequeña lámpara que usaba para iluminar su cuarto cayó en el suelo emitiendo un ruido seco que le hizo sobresaltarse.

Cerró los ojos. Notaba el sudor deslizarse por su frente y cuello. Kaiba conocía a la perfección aquella sensación. Pánico. Era curioso ver como las pesadillas se iban transformando a medida que el tiempo pasaba. Su mente le destruía de una manera u otra, y lo peor era que tenía dónde escoger para que las pesadillas fueran variadas cada vez que aparecían. Kaiba no se molestó en recoger los pedazos de lo que había sido la bombilla de su lámpara. Había estallado. Como todo su interior. Se fue de su habitación con pasos apresurados, sin pensar, entró en el cuarto de baño y cerró el pestillo del mismo. Abrió el grifo del agua helada y mientras dejaba que el lavabo se llenara apoyó su frente en el filo.

—Cálmate... cálmate... —se dijo así mismo. Metió la cabeza en el lavabo una vez estuvo a rebosar de agua helada y aguantó la respiración. No era real. Nada de lo que había visto era real. Apretó los parpados y se mordió los labios, con fuerza. Buscaba desesperadamente librarse de la angustia de su pecho, de la debilidad, del dolor. Ya no era un mocoso que pudiera ser amedrentado ante una amenaza física, no era alguien a quien se pudiera chantajear. Se suponía que ya lo había superado, se suponía que Gozaburo Kaiba ya no era una influencia para él. ¿Por qué, entonces, le estaba afectando tanto?

Quizá porque Atem había empezado a formar parte de sus pesadillas.


Mokuba Kaiba había estado durmiendo a pierna suelta y habría seguido así de no ser por el ruido. En un principio, creyó haber oído mal, creyó que quizá había sido un mal sueño lo que le había despertado y no un ruido externo, sin embargo, el ruido de un portazo alertó todos sus sentidos. Se incorporó bruscamente de la cama y a punto estuvo de caerse de bruces al suelo, por suerte, el moreno tenía buen equilibrio. Se acercó a la puerta y cuando estuvo a punto de agarrar el picaporte dudó.

Siempre dudaba en esa situación y siempre tomaba la misma decisión. Siempre la tomaría.

Abrió la puerta de su habitación y salió al pasillo de la mansión. El cuarto de Seto no estaba muy lejos del suyo así que no tardó demasiado en llegar a su objetivo. Ni siquiera llamó antes de entrar en la habitación, sin embargo, cuando entró y cerró la puerta de la habitación de su hermano si se quedó unos segundos parado en la entrada. Porque nunca sabía que decir. Siempre se quedaba mudo cuando observaba el aspecto de su hermano después de una pesadilla. Su ya de por si pálido rostro lo estaba aún más. Aún a pesar de la oscuridad podía apreciar con claridad los enrojecidos ojos del mayor de los Kaiba.

Dio un par de pasos, titubeaba. Se mordió el labio inferior y se recriminó así mismo su cobardía. Quería ser el apoyo que Seto era para él, sin embargo, le aterraba que lo rechazara en sus momentos de debilidad. Le aterraba la idea de que su hermano mayor se encerrara en dónde no pudiera alcanzarle. No sería la primera vez que lo hacía. Que se iba a un lugar donde Mokuba no podía seguirle.

—Hermano —tragó saliva cuando vio que su hermano mayor no reaccionaba. Seto Kaiba se encontraba sentado en la cama, con los pies en el suelo y la mirada perdida en la pared. Tenía el pelo mojado y pequeñas gotitas de agua caían sobre su pijama negro dejando allí la marca de existencia. Mokuba apretó los puños y tras pensar un poco su siguiente movimiento decidió que lo mejor sería acompañar a su hermano en silencio y eso fue lo que hizo. Se sentó a su lado, apoyó la mejilla en el brazo de su hermano mayor y cerró los ojos. La habitación permaneció en un silencio solo roto por la suave respiración de los hermanos durante un largo rato.

—¿No deberías estar durmiendo? —finalmente fue el CEO el que rompió el silencio.

—No puedo dormir —mintió Mokuba, su voz salió ligeramente amortiguada debido a que aún presionaba su rostro contra el pijama del castaño.

—¿Quieres que bajemos al salón y veamos una película?

—Solo si antes me dejas secarte el pelo. Estás empapándolo todo y dudo horrores que puedas dormirte de nuevo en estas sabanas —recriminó el moreno.

—De acuerdo —cedió Seto con facilidad.

El silencio volvió a envolverles con su fría capa por un tiempo.

—Hermano... —odió la duda reflejada en su tono de voz—. ¿Qué ha sido esta vez?

—Lo de siempre —murmuró, dócil—. Y Atem —vulnerable. A pesar de los años a Mokuba aún le asustaba ver a su hermano en ese estado, sin embargo, por otra parte lo agradecía. Porque le hacía recordar que Seto era humano. Y era en esos momentos cuando se sentía el hermano más egoísta del mundo. Porque aunque odiaba que el mayor tuviera pesadillas era el único momento en el que se atrevía a dejarle ser partícipe de sus pensamientos, de sus heridas más profundas y de sus anhelos más prohibidos. Era el único momento en el que el hermano mayor confiaba plenamente en el hermano pequeño

Aunque Mokuba deseaba que no hicieran falta las pesadillas para que Seto le dijera la verdad sobre cómo se sentía.

Notas finales:

NdA: Me gusta la relación de los hermanos Kaiba (de la manera no incestuosa, gracias). Pero también creo que el que Seto tuviera que ser el padre de Mokuba afectó profundamente su relación en el mal sentido. Generalmente los hermanos se apoyan y se cuentan cosas que uno no le diría por lo general a sus padres. Por otro lado hay cosas que los padres no deben decirles a sus hijos, no puedes hacer que tus críos carguen con los problemas que no les corresponden. Entonces creo que para Seto sería en plan: "¿dónde está el límite? ¿Qué puedo contarle y que no?". ¿Espero haberlo reflejado bien?

Nos leemos.


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