Cada Beso
Desde que tu entraste en mi vida
No creo en la casualidad
Caminamos en lava encendida
Y entramos juntos al volcán
- No se si valgo todo esto Steve – Bucky bajó la mirada
- Todo lo que hiciste no eras tú, era eso que HYDRA puso en ti – El semblante de Steve era serio cuando miró sobre su hombro, puso el quinjet en piloto automático, y se dirigió a arrodillarse frente a Bucky.
- Todo lo que nos ha pasado, Buck – lo tomó de la mano con miedo – somos gente buena, y se han metido demasiado con nosotros.
- Pero tus amigos… - lo miró directamente a los ojos.
- Ellos sabían en lo que se metían, son más nobles de lo que crees – le sonrió tímidamente para calmarlo.
- Bucky, yo voy a estar contigo, hasta el final de la línea – apretó ambas manos del castaño con las suyas y comenzó a elevarse y a acercar su rostro al del castaño, quien solo acertó a cerrar lentamente sus ojos y abrir esos dulces labios.
El beso fue tierno, una caricia de sus labios, un roce y luego con timidez comenzaron esa lenta danza de lenguas.
- Steve… - Bucky se separó con frialdad de él - ¿Qué hay de Sharon?
- Eso… - Steve bajó la cabeza por un momento para luego sostenerle firmemente la mirada al otro – Eso sentí que se lo debía a Peggy. Pero te debo más a ti, por que Buck, tú eres a quien realmente amo – la voz le tembló un poco.
Los ojos aguamarina del castaño se nublaron - ¿Por qué tuvimos que esperar tanto para esto? – se abalanzó sobre el rubio y hundió su cara en el cuello del otro.
Steve levantó su cara con ambas manos y comenzó a besarlo, ya no tan tímido, ya no tan asustado. Lo besaba con firmeza y el castaño respondía al beso que subía de intensidad. Las sensaciones eran diversas, los labios de ambos eran tersos, la barba de Bucky era suave y se sentía tan bien. Steve lo tomó por la cabeza, su cabello de seda se enredó entre los fuertes dedos del rubio y siguieron en ese ritual de adorarse que parecía eterno.
En un suspiro te llevas todo lo que fui
Estoy perdido y no quiero salir de ti
Se separaron cuando el aire de verdad les faltó. La respiración de ambos era agitada, las mejillas de ambos estaban ruborizadas, no solamente por la ausencia de oxígeno que tuvieron por un momento, sino por estar el uno frente al otro.
- Tu me recordaste todo este tiempo… - Steve lo miró directo a los ojos – Por eso…
- Por eso te saqué del río… por eso tenía esa fotografía tuya en ese cuaderno… Porque recordé que te amo. Que siempre te amé.
- Bucky – lo besó de nuevo, ésta vez sin tanta prisa – cuando escuché tu nombre, cuando escuché que me habías recordado, simplemente me perdí, solo necesitaba volver a verte a los ojos.
Cada beso se hace eterno
En tus labios se detiene el tiempo
Steve de nuevo volvió a besarlo. Esta vez con más desesperación, con más pasión. Bucky se abalanzó de nuevo y ambos cayeron al suelo, donde Steve yacía boca arriba, y abrazaba a Bucky por la espalda y la cabeza, Bucky a su vez puso ambas manos tras el cuello del rubio. Aquellos momentos eran invaluables para ellos. Por fin el anhelo de estar juntos.
Sin embargo no solo las emociones se habían encendido al rojo vivo, sus cuerpos también habían reaccionado a aquellas caricias cargadas de amor. Y podían sentirlo ambos, en su propia entrepierna y en el roce con el otro. Steve movió sus caderas con un poco más de intensidad buscando la aprobación de Bucky, a lo que este respondió con un gemido ahogado y más presión contra la entrepierna del otro. El rubio comenzó a desabotonar la chaqueta de Bucky mientras el castaño hacía lo propio con el cinturón de Steve.
Guanteras, chaquetas, cinturones, pantalones, botas, calcetines, bóxers, todo les estorbó, estaban hincados en el suelo, frente a frente, abrazados y devorándose a besos. El rubio tomó por ese perfecto dèrriere al castaño y lo sentó con delicadeza en el asiento donde iba sentado anteriormente el chico, Bucky devoraba su cuello, mientras Steve atacaba sus pectorales.
El rubio bajó directo hasta la erección del castaño y comenzó a succionar aquel miembro con desesperación mientras Bucky descansaba todo su peso contra el respaldo; el otro lo abrió un poco más de piernas y comenzó a atender su masculina entrada, lo cual hacía a Bucky gemir más alto.
Steve lamió sensualmente desde la entrada hasta la barbilla, recorriendo desde la entrepierna hasta el cuello de Bucky y lo levantó en peso, rodeándolo Bucky con sus piernas mientras el rubio deslizaba con su mano libre su miembro entre los glúteos del menor.
Los lunares de tu cuerpo
No los cambiaría
Ni por todo el universo
- Como hace setenta años – Bucky lo miró de forma pícara.
- Como si hubiera sido ayer – Steve le sonrió y volvieron a comerse a besos.
Se fueron recostando poco a poco, quedando el moreno ahora sobre su espalda y Steve encima suyo, entre besos y caricias por parte de ambos, Steve fue acomodando poco a poco su miembro en la entrada de su chico.
- ¿Estás bien? – le sonrió con duda.
- Más que bien – Bucky lo besó con suavidad.
- Oh Buck… - Steve comenzó a empujar su miembro lentamente al interior de Bucky.
Se sentía tan bien, tan justo como la última vez que estuvieron juntos… Desde que sus cuerpos se habían fundido en uno como la primera vez…
Flashback
Habían dado una pequeña escapada de una misión donde sólo debían atrapar a un solo espía, cosa que lograrían sutilmente su iban ellos dos nada más. Estaban en una pequeña cabaña en los bosques de Austria. Bucky yacía boca abajo y sobre él un agitado Steve. Los gemidos de ambos llenaban la habitación. El interior de Bucky era cálido y delicioso, el miembro de Steve estaba más duro que una roca y se sentía tan bien dentro del castaño. Los cuerpos de ambos estaban perlados por el sudor, tanto que los cabellos de ambos se pegaban a sus frentes, Steve besaba por detrás a su chico quien contestaba a los besos entre gemidos debido a que su erección estaba atrapada entre las toscas manos de Steve.
- Amo todo de tí – Steve besaba la espalda con ese gusto salado, intentando besar cada pequeña y casi imperceptible mancha en la espalda de Bucky.
fin del Flashback
El dolor inicial fue instantáneo para el castaño, después de todo habían pasado exactamente 71 años desde la última vez que habían estado juntos. Steve fue delicado, besaba a su chico mientras entraba más y más en él, suavemente y con tacto. Una vez dentro se detuvo por unos minutos para besarlo, para que se acostumbrara a aquella intrusión que si bien no era nueva, se sentía como si lo fuera. Cuando Bucky movió un poco las caderas fue la señal que Steve entendió para comenzar con un suave y delicado vaivén, haciendo un poco de presión entre los abdómenes de ambos donde se encontraba prensado pero no apretado el miembro de Bucky, causándole un intenso placer al castaño el roce de ambas pieles alrededor de su hombría. Gemidos, sudor, electricidad que los recorría desde los pies hasta su último cabello. Todas esas sensaciones y emociones de volver a estar juntos se coronaron en un enorme y explosivo orgasmo, uno llenando el interior del castaño mientras el otro cubría los abdómenes de los militares, gritándose el uno al otro innumerables “te amo” y susurrando como embriagados el nombre del otro.
Me sacaste de este sueño profundo
Me enseñaste como despertar
Steve recuperaba su respiración al igual que Bucky, pero el rubio fue el primero en hablar.
- No sabes como me hiciste falta, era como no vivir. No era una vida sin ti – y lo besó tiernamente – Me devolviste las ilusiones, me devolviste esas ganas de vivir, de encontrarte… De tenerte a mi lado y de no dejarte ir nunca más…
Encontraste esa herida escondida
Que nadie mas pudo sanar
- Steve… Te amo… - acarició la cara del capitán con su mano de carne – Pero tenía que alejarme… Tenía que poner todo en orden… Tenía que volver a ser yo…
- Tú siempre has sido mi Bucky – pegó su frente con la del otro.
- Tú y solo tú me hiciste recordar quien era Steve… Quien era realmente….
Y donde estés, te seguiré
Y aunque se acabe el mundo
Colgado de una estrella
Te amaré
Se aproximaban a Siberia, el Quinjet les avisó la inminente llegada al destino. Recogieron sus pertenencias y se vistieron con calma, no sin besarse mientras lo hacían. Tomaron armamento, y Steve besó a su chico una vez más antes de salir.
- Sabes que te amo.
- Sabes que voy a amarte… Hasta el final de la línea – Bucky le respondió con un beso y una hermosa sonrisa.