Onodera Ritsu Pov.
Después del pequeño altercado que acabé de pasar, me quedé pensativo. Ese azabache era la persona más idiota que jamás he conocido. Mi mente estaba que explotaba de la rabia. Nunca en mi vida me había sentido así. Mejor dicho, nunca había sostenido una conversación con alguien tan "extraño".
Vi como se alejaba la pareja que hace poco se estaba comiendo a besos en el pasillo. Mi corazón aún estaba acelerado. Miré la herida que tenía. ¡Por Dios, aún seguía sangrando! Haitani, por su cuenta estaba a mi lado izquierdo, buscando algo en el botiquín que me ayudara.
-Ritsu, ¿qué te pasó?-preguntó con voz afligida el pelirrojo.
-Ese idiota me hizo tropezarme y me clavé un pedazo de vidrio en la palma de la mano-dije con una voz entrecortada. Casi no podía hablar bien por el dolor que sentía en ese entonces.
-Tranquilo, ven acá y te curo esa herida-dijo mientras tomaba mi mano y ponía el desinfectante en la herida.
-¡DUELE!-exclamé del dolor. En ese momento Hiroki y Misaki se agacharon para quedar frente a frente conmigo.
-Sé fuerte-dijo Misaki. -Demuéstranos que el Onodera Ritsu que todos conocemos no se va a dejar sobrepasar por una simple cortada-agregó Hiroki,
Está bien chicos-solté un suspiro. Inhalé y exhalé para evitar pensar en el dolor. Dicen que si uno se dice a sí mismo que no hay dolor, no lo habrá. Y es verdad. Intenté pensar en los cuadros de Picasso y ni me percaté cuando Shin puso la venda en mi mano.
-Listo-suspiró cansado el pelirrojo. Con delicadeza, me ayudó a pararme y nos dirigimos a la mesa en la que estábamos antes.
-Sé que esta salida no terminó como lo esperábamos-dijo Shin cabizbajo.
-Aún con el problema con ese idiota, la pasé bien. Gracias chicos-agregué con una sonrisa.
-¿Quién era el que empujó a Ritsu?-preguntó Misaki a Akihiko.
-Es Takano Masamune, va al mismo grado que nosotros. Es un compañero del equipo de fútbol-afirmó el peliplata.
-Aaa sí, me acuerdo, el que le cometió la falta a Shin, en el anterior partido-agregó Misaki.
-Ese maldito. Su equipo ganó únicamente por faltas. No son buenos en la cancha, y por eso buscan la manera más sucia para ganar-afirmó Shin con una voz cargada de desprecio y odio.
-Se ve a leguas que es un idiota en todo el sentido de la palabra-comenté seguro.
-Ni que lo digas-afirmó Hiroki.-Además tiene fama de mujeriego-agregó. Un aura algo siniestra rodeaba a Nowaki.
-¿Y tú cómo lo sabes?-preguntó el peliazul con un tono cortante.
-Cálmate, sólo lo he escuchado por ahí. Sabes que muchas de mis amigas han sido lastimadas por ese casanovas de quinta-afirmó.
-Con tal que ni se atreva a tocarte-afirmó mientras estrujaba a Hiroki en un abrazo.
-No puedo respirar Idiota-afirmó el castaño con una voz casi inentendible.
-No importa, aquí estoy yo para cuidarte-afirmó el mayor. Hubo un silencio incómodo y tanto las mejillas de Nowaki como las de Hiroki se tornaron de un color carmesí.
-¿Q-Qué pasa?-preguntó Hiroki algo nervioso.
-Se ven tan tiernos-suspiró Misaki.
-Cállate-afirmó Hiroki con una voz cortante.
-¡Ánimo Nowaki! Ya lo tienes a tus pies-sonreí de forma maliciosa.
-Ya se la verán idiotas-afirmó Hiroki con la cara totalmente roja.
-Tengo frío y sueño-dije con un tono de voz algo bajo.
-Apoya tu cabeza en mi hombro-afirmó el pelirrojo. Antes de que me acercara a él, se quitó su chaqueta y me la ofreció.
-Sé que no es el mejor abrigo, ni mucho menos. Pero póntela, te quitará algo de frío.-dijo. Después de cumplir con lo que me dijo me apoyé en su hombro, era tan cómodo. Me apegué más a su cuerpo y el pelirrojo esbozó una sonrisa. Acomodó su brazo en mi espalda y con su mano libre revolvió mi cabello.
-Tu cabello huele demasiado bien-inhaló la fragancia que mi cabello emanaba.
-Eso debe ser el champú-afirmé algo cansado.
-No lo creo-besó mi cabello. Como respuesta a esa acción, mis mejillas tomaron un color rojo intenso.
Sentí cómo poco a poco mis ojos se fueron cerrando. El calor y el perfume de Haitani Shin era lo más tranquilizante en el mundo. Pude sentir que alguien besaba mis mejillas, abrí los ojos y me encontré con unos ojos escarlata. Al ver que abrí mis ojos, el pelirrojo sonrió y tomó la palabra.
-Sé que hoy ha sido un día algo pesado. Por eso es mejor que nos vayamos. Ya hemos pasado por mucho hoy-afirmó mientras que yo me levantaba con lentitud de su hombro.
-Tienes razón-sobé mis ojos, en señal que aún estaba con sueño.
-Ven, te llevo a tu casa-afirmó
En la entrada nos despedimos todos. Misaki y Akihiko se fueron en el deportivo del mayor. Hiroki y Nowaki se fueron en el coche del peliazul. Y por último, nosotros nos fuimos en la moto de Shin. Después de ponerme el casco y acomodarme en el asiento del acompañante. Me aferré a su amplia espalda. Apoyé mi cabeza en su columna y disfruté la brisa. No demoramos en llegar a mi casa.
-Gracias por traerme Shin-dije con una sonrisa.
-N-No ha sido nada. Es lo menos que puedo hacer por ti- estaba sonrojado.
-¿Te gustaría pasar adentro? Tengo que recompensarte por todas las molestias que has tomado hoy-pregunté.
-No es necesario. Yo lo haría con todo el gusto del mundo-afirmó.
-No seas obstinado y entra-le jalé de su brazo.
-E-Espera-no le dejé continuar cuando ya estábamos dentro de mi hogar.
-Bienvenido Ritsu-dijo mi madre mientras se acercaba a abrazarme.
-Bienvenido Shin-agregó con una sonrisa.
-Buenas tardes señora Onodera-dijo mi acompañante.
-¿Cómo les fue hoy?-preguntó mi madre.
-Puede decirse que bien, menos por una que otra cosa-afirmé dejando al descubierto la venda que tenía.
-¿QUÉ TE PASÓ?-preguntó preocupada mi madre.
-Tuve un problema con un idiota y Shin me ayudó-afirmé.
-Como siempre eres un amor Shin-dijo mi madre, vi como Shin tenía la cara totalmente roja. -¿Quién es el responsable de la herida?-´preguntó mi madre.
-Uno de los capitanes de fútbol, Takano Masamune-dijo mi acompañante con desprecio.
-¿Takano?-preguntó mi madre.
-Ettoo. Sí. ¿Le conoces?-pregunté.
-Soy amiga de su madre. Takano Natsuki-comentó mi madre.-Hace poco Natsuki-chan se separó de su esposo Saga Ryo, y por lo que sé, ellos tenían un hijo llamado Masamune-agregó.
-Aaammm ya veo-dije como si me valiera lo que me decía.
-Nunca creí que ese pequeño pudiera hacerle daño a alguien. De pequeños solían jugar mucho ustedes-comentó.
-¿Perdón?-pregunté confundido.-¿Acaso ya conocía a ese idiota?-agregué.
-Claro que sí. Eran los mejores amigos en la infancia. Jugaban juntos, dormían juntos-afirmó mi madre. Sentí cómo los puños de Shin se apretaban de una manera fuerte.
-¿Shin estás bien?-pregunté preocupado. Con lo cual el mayor solo se conformó con darme un fuerte abrazo.
-Shin me preocupas-susurré en su oído.
-No me dejes Ritsu-susurró posando su cabeza en mi hombro.-No lo aguantaría-agregó. Sentí unas cálidas lágrimas en mis hombros.
-Claro que no-afirmé mientras le abrazaba.-Eres al único que le importé cuando llegué. Muchos decidieron hacerme desplantes de cualquier índole. Y tú, me acogiste. Estoy agradecido por tu amistad-afirmé. Sentir su agarre más fuerte.
-Amigos-susurró con una voz casi inentendible.
-¿Dijiste algo?-pregunté
-Nada, que solo quiero que seas feliz. Si tú lo eres, yo también lo seré-afirmó.
Shin se quedó para la cena. Habíamos pasado hablando sobre diversos temas. Me sorprende lo cambiante que es la actitud del pelirrojo. Si bien, aún había rasgos que denotaban tristeza, al menos, ya tenía una sonrisa algo cálida en su rostro.
Al terminar la cena, le acompañé a la puerta. Hacía algo de frío. Con lo cual intenté devolverle su chaqueta, pero él no lo permitió.
-No te preocupes, puedo seguir sin ella. Puedes quedártela esta noche, ¿vale?-preguntó.
-No me gusta quedarme con cosas ajenas-dije.
-A mi no me gusta que seas tan correcto-agregó
-¿Qué quieres decir?-pregunté confundido.
-Me encantan tus expresiones de confusión-dijo.-Ya lo sabrás con el tiempo-besó mi frente.
-Descansa Ritsu-dijo con una voz cálida
-Descansa Shin-dije.-Te quiero-agregué. El mayor sonrió.
-Yo también te quiero-dijo -Y mucho-agregó mientras se subía a su moto.
Cuando él ya se fue, me fui a mi cuarto. Me lancé hacia mi cama y paulatinamente empecé a quitarme mis prendas. Al quitarme la chaqueta de Shin sentí su aroma impregnando mis fosas nasales. Su colonia, de verdad olía demasiado bien. Al poco tiempo no me di cuenta que me quedé dormido con la chaqueta en mis manos.
And now I don't understand it You don't mess with love You mess with the truth And I know I shouldn't say it But my heart don't understand
Why I got you on my mind. (Y ahora, no lo entiendo, tú no juegas con el amor, juegas con la verdad, y sé que no debería decirlo, pero mi corazón no entiende, por qué te tengo en la cabeza)