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Ser tú por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Hola chicas, espero que este capitulo les guste, recuerden que dura sólo 7 capitulos hehehe.

 

Un beso enorme.

 

A leer.

Deseos escondidos

[1]

 

A primera hora de la mañana, Naruto despierta recibiendo los rayos del alba en su retina, parpadea un par de veces para acostumbrarse al nuevo día.

Es sábado, el festival de flores se llevará a cabo en unas horas, y él prometió ir acompañado de la hermosa Hinata Hyuga, su compañera de la escuela. Ella siempre amable con él lo había invitado hace semanas, claro, después de que pudo completar un enunciado sin tartamudear y con las mejillas arreboladas.

 

Naruto se incorpora en la cama, aspira una bocanada de aire; vainilla y hierbabuena se mezclan en sus pulmones. Al poner los pies fuera de sus calentitas sabanas, el frio matinal estremece todo su cuerpo, se abraza así mismo y corre al cuarto de aseo donde lo espera una ducha con agua tibia.

 

Mientras tanto, Kushina pone en orden la mesa, el desayuno se encuentra servido y listo para que su hijo baje a comerlo. Los sábados se esmera en preparar panqueques franceses con jugo de naranja, y un plato de fruta picada para mantener sano y en forma a su adolescente hijo.

 

— ¡A desayunar! —alza la voz, se limpia las manos con una toalla de cocina y echa un largo suspiro.

 

Eran Naruto y ella en esa enorme casa herencia de sus padres, a quienes había prometido mantener en su estado original. Y ciertamente, le gustaba mucho, porque mantenía sus recuerdos de niñez y adolescencia, pero también memorias plagadas de dolor.

 

Un miserable ramalazo de pena se hace presente en sus pensamientos. Fue un sábado por la mañana cuando se enteró que estaba en dulce espera, inmediatamente corrió a decírselo a sus padres, y celebraron aquel pequeño milagro que se desarrollaba en su vientre. El amor materno nació de inmediato cuando supo que Naruto se gestaba en su interior, pero no le pasó lo mismo a él. En cuanto la buena nueva llegó a sus oídos, él no dijo nada, simuló una sonrisa ansiosa y después partió para nunca volver.

 

Y ya habían pasado diecisiete años desde aquel suceso. Kushina tenía diecinueve, era joven e inexperta pero tuvo el apoyo de sus padres y continuo la universidad, se graduó como abogada especializada en fiscalía, su horario de trabajo exigía mucho de su tiempo pero lo compensaba con el sueldo, con el cual podía darse y darle ciertos lujos a Naruto. Estaba orgullosa de su hijo, gracias a su existencia, ella salió adelante demostrándole al mundo lo valiosa que podía ser sin un hombre a su lado.

 

Sin embargo, la soledad hacia mella, en unos años Naruto partiría a la universidad, buscaría vivir independiente y tendría una linda novia que acaparara su tiempo, y ella pasaría sus días laborando como desquiciada sin el calor que sólo una caricia podía ofrecerle a una mujer que a sus treinta y seis aun necesitaba. Después del padre de Naruto ningún hombre pasó por su cama, aunque sus amigas no lo creían, era tan cierto y doloroso que a veces se mira al espejo buscándose algún defecto físico y sólo encuentra su pelirrojo cabello y sus ojos brillantes opacando sus facciones delicadas.

 

Tal vez algún día lejano conocería al hombre de su vida, esperaba que éste al menos la aceptara con el escandaloso de su hijo, ya que sus pocas citas resultaron infructuosas al saber sobre la existencia de Naruto, como si ellos esperaran que pudiera dejar a su hijo por un hombre, eso nunca.

 

—Buen día má. —hablando del rey de Roma, Naruto viene bajando la escalera, con una toalla húmeda sobre el hombre derecho y el cabello despeinado.

 

Ella sonríe por primera vez en la mañana.

 

[2]

 

Sasuke bufa molesto. Hoy es el día del festival de las flores, emocionante para cada habitante de Konoha, menos para él. Todos estaban ansiosos con ello, y su padre mientras tanto lo ignoraba por el periódico o por cualquier otra cosa que se le posara frente a los ojos. Y eso lo detestaba.

 

¿Cuántas veces Fugaku se culparía por el accidente?

 

Él lo superó, tuvo qué, porque su padre no le dejó otra opción, si a uno de los dos iba a cargárselo la depresión, no sería él. Ya tenía suficiente con ser el vivo retrato de su hermano mayor y su madre.

 

—Buen día a todos. —Sasuke gira los ojos, Fugaku esboza una sonrisa hipócrita. La mujer besa sus labios castamente antes de sentarse junto a él.

—Buenos días Shion, pensé que despertarías hasta tarde. —dice Fugaku, doblando el periódico y colocándolo sobre la superficie de la mesa. La mujer suelta una suave risa.

—Quería que desayunáramos juntos.

 

Y si Sasuke no odiaba a alguien con tanta fuerza, estaba equivocado, Shion se había ganado su desprecio con creces. Una mujer arribista, hermosa pero letal y oportunista.

 

Hace meses que llevaba saliendo con su padre, el pobre hombre falto de sexo terminó sucumbiendo a sus deseos carnales. Shion fingía bien que se sentía atraída por el mayor, pero cuando Fugaku no miraba, ella le sonreía a Sasuke con el descaro de una mujer que sabe lo que quiere. No era idiota, sus intenciones eran claras; quedarse con su dinero y acostarse con él.

 

Pero Shion no cantaría victoria tan fácil, algún día daría un paso en falso y Sasuke se haría de ese error para asestar el golpe. En lo que eso sucedía, tenía que mantener un bajo perfil ante los ojos fieros de la rubia.

 

—Por cierto, Sasuke-kun, hoy es el festival de flores, ¿no es así? —su tono cantarín le taladra los oídos. Fugaku por primera vez en la mañana le dirige una mirada que no es de pena ni de reproche, sino más bien, de interés sincero.

—Sí. —contesta con desganado, coloca su codo derecho sobre la mesa, su mano sostiene la cuchara que está dentro del cuenco de cereal, sólo está meneando el utensilio, el apetito se le esfumó desde que esa mujer hizo acto de presencia.

— ¿Iras con tu noviecita?

— ¿Novia? —Fugaku se inmiscuye en la escueta conversación entre su pareja y su hijo.

 

Sasuke le regala una profunda mirada de odio a la mujer de sonrisa traviesa.

 

—No es mi novia y te agradecería que no te metieras en mi vida. —Sasuke arrastra la silla hacia atrás para ponerse de pie, al mismo tiempo que su padre.

—Sasuke, no le hables así a Shion, ella está tratando de ser amable contigo.

— ¿Amable? Yo no creo que ella lo esté intentando, me jode que tenga que meterse en mi vida, no es de su incumbencia y tú tampoco.

— ¡Soy tu padre!

—Cariño, por favor, no pelees con Sasuke-kun, entiéndelo. Es un adolescente todavía. —Shion interviene hipócritamente. Como si realmente quisiera solucionar el problema. Sasuke hace un esfuerzo sobrehumano para contenerse, aprieta los puños con fuerza.

—No Shion, Sasuke debe aprender a respetar a sus mayores, lo tengo bastante consentido. —se dirige a la fémina cariñosamente. —Sasuke, ofrécele una disculpa a Shion. —los ojos de su padre están puestos en él, Sasuke alza la barbilla con el digno orgullo de un Uchiha.

—No.

—Sasuke… —emplea un tono amenazante, pero Sasuke conoce demasiado bien a Fugaku.

—Dije que no y punto.

 

Antes de que Fugaku llegue hasta su lugar, Sasuke sale rápidamente por la puerta que da al jardín delantero, afortunadamente tenía su dinero en los bolsillos y la chaqueta puesta. A lo lejos escucha los gritos incesantes de Fugaku pero Sasuke sigue adelante hasta cruzar la gran verja negra.

 

 

 

[3]

 

— ¡Qué lindas flores! —Ino Yamanaka suspira de alegría tomando entre sus delicadas manos un ramo de narcisos. A su lado, Sai también suspira pero de aburrimiento.

 

En la entrada del festival, adornada con un arco de flores, Sasuke Uchiha del brazo de Sakura Haruno, tiene la peor cara que le haya visto. Sai sonríe animoso, ya no se sentía tan aburrido después de todo, el Uchiha siempre era buena opción para divertirse.

 

— ¡Hola! —Sakura corre directamente a Ino, ambas chillan como niñas pequeñas, y los dos hombres las miran con pena, incluso el pálido semblante de Sai se sonroja, gracias a que ellas atraen miradas despectivas de otros transeúntes.

— ¿Listo para divertirte, Uchiha? —Sai cuestiona con brío. Sasuke le regala una mirada desdeñosa.

 

Apenas eran las cinco de la tarde, y quería que el tiempo se pasara volando para salirse de ese meollo. Pero si bien estaba feliz porque pronto saldría de ahí, una voz aguda y una dulce risita lo espabilaron.

 

Giro la mitad de su cuerpo encontrándose con el causante.

 

Naruto Uzumaki venía acompañado de Hinata Hyuga, y Kiba Inuzuka hacia el mal tercio entre esos dos. Sin duda no esperaba verlo tan pronto aunque sabía por la bocazas de Sakura que se presentaría en el festival, una tenue sonrisa se dibuja en sus labios.

 

— Vaya, así que el idiota decidió venir. —Naruto se detiene al oír la odiosa voz de Sasuke. Se contiene porque Hinata está a su lado pero realmente quiere patearle el trasero a ese creído.

—Naruto-kun, no le hagas caso.

—Si Naruto, ignora al Uchiha. —Kiba susurra con su mirada traviesa y continua caminando pasando del Uchiha y de Sai.

 

Naruto quiere hacer lo mismo pero Sakura e Ino los detienen. Momento que Sasuke aprovecha para unírseles.

 

— ¡Hola chicos! ¡Qué bueno que vinieron!

 

Sakura no parece hablar hipócritamente, Naruto le sonríe con un poco de timidez, la Haruno es su amor platónico a pesar de que nadie lo sabe y le ha escrito cartas para confesarle sus sentimientos más nunca se ha atrevido a dárselas por el miedo a ser rechazado. Es de conocimiento público que ella está profundamente enamorada del idiota de Sasuke.

 

—Sí, quería ver que tal iba la cosa… —Naruto se sonroja tan obvio que provoca un levantamiento de ceja en Sasuke.

 

¿Es que acaso ese idiota sentía algo por la pelirrosa?

 

—Genial, ¿quieren acompañarnos?

 

Hinata estaba por responder, claro que no quería hacerles compañía, era su momento de estar a solas con su amor platónico y si bien Kiba ya lo había arruinado aún se podía componer, pero Naruto se adelanta a hablar por ella.

 

—Gracias Sakura-chan pero no queremos echarte a perder tu cita con Sasuke-kun. —Naruto menciona burlonamente. Sasuke frunce el entrecejo dispuesto a defenderse, y Sakura se sonroja tanto que parece una fresa madura.

—Para nada, a Sasuke-kun no le molestará, ¿verdad Sasuke-kun?

 

Y Sasuke no entiende para qué mierda le pregunta si prácticamente ha respondido por él. Con un resoplido, termina aceptando al idiota rubio y a su tonta compañera de clases.

 

Kiba se aparta de las parejas para ir por Shino y Rock Lee que están en uno de los múltiples juegos de azar repartidos estratégicamente en el lugar.

 

Naruto habla animadamente con Ino y Sakura sobre idioteces que Sasuke no quiere escuchar pero que sin duda suenan interesantes. Hinata a veces interviene con su característico titubeo y luego se vuelve a callar. Le avergüenza esa chica, es bien sabido que está coladita por el rubio pero sólo ese idiota ignora los sentimientos de la Hyuga.

 

— ¡Oh miren! ¿Qué dice ahí? —la curiosa de Ino se aleja del grupo para ir hasta una carpa media de colores vino y gris.

 

Parece cualquier carpa de circo, con la diferencia de que esta es mediana para ser de circo y tiene un enorme letrero de madera colgando en la parte posterior. Reza lo siguiente:

 

«Madame Terumi»

 

—Pasen chicos. —una jovencita de cabellos obscuros y mirada afable sale de la carpa a invitarlos a pasar. Naruto y Sasuke tienen sus reservas pero Sakura e Ino parecen emocionadas.

 

Sai les dice que irá por bocadillos, asienten sin prestarle demasiada atención y Hinata que también luce un semblante curioso queda hipnotizada por los ojos de la joven.

 

— ¿Lees las cartas o algo así? —salta la voz de Ino, y la jovencita con una sonrisa, asiente.

—Bueno, mi jefa lo hace, si quieren saber algo sobre su futuro será mejor que entren. —invita.

 

Sasuke niega con la cabeza pero Sakura lo arrastra dentro, Hinata e Ino también siguen a la pareja, él único que se queda afuera es Naruto.

 

Suspira profundamente.

 

—Está bien, entraré.

 

 

 

 

[4]

 

Adentro hay varios estantes con pócimas de procedimiento dudoso, el piso es arenoso y en medio hay una mesa circular de plástico, encima un mantel rojo de tela corriente. Sasuke pasea la mirada con desdén. Una mujer los recibe, es mucho mayor que la jovencita, le calcula unos cuarenta años, es alta y pelirroja, de rasgos atractivos y sonrisa coqueta. Los invita a sentarse alrededor de la mesa, las primeras en tomar asiento son las chicas, Ino parlotea sobre su futuro y lo que espera del mismo, Sakura no musita palabra alguna pero de vez en cuando echa miradas por el rabillo del ojo a una sola dirección.

 

— ¿Y ustedes que desean, chicos? —la bruja o lo que sea se dirige a ellos con un acento fuerte y los labios sonrientes.

 

Sasuke y Naruto se miran entre si y luego desvían sus rostros, Mei enarca una ceja.

 

—Ya veo, así que quieren eso. —dice astuta, Sasuke la mira fijamente, como si creyera que se la ha perdido un tornillo.

 

Las chicas también la miran, interesadas.

 

—Yo sé lo que hay en sus corazones, aunque lo nieguen ambos, así que seré buena y dejaré que pasen primero.

—Ay no es justo, yo quiero ser la primera. —interviene Ino. Mei le da una mirada condescendiente.

—En un momento cariño, sólo deja que los chicos se sinceren con sus corazones.

—Oiga usted está loca, yo no voy a pasar, no creo en nada de esto. —Naruto mira a su alrededor para dar fe de sus palabras. Mei se echa a reír con ese aire gatuno que la caracteriza.

—Uzumaki Naruto, tienes un profundo desazón en tu corazón, crees que estás deseando lo correcto pero en realidad estás muy equivocado, buscas con ímpetu a la persona anhelada pero no te das cuenta que está tan cerca de lo que realmente crees. —Hinata se sobresalta.

 

¿Será que ella es esa persona?

 

Sasuke bufa, enojado.

 

—Uchiha Sasuke, tienes mucho miedo en tu interior. —Naruto se rie, burlón, Sasuke lo mira de una manera que podría detener el calentamiento global y congelar a cualquiera, el rubio se calla nuevamente.

—Por primera vez estoy de acuerdo con el perdedor de Naruto.

— ¡Oye, a quien llamas perdedor!

— ¿A quién más sino es a ti?

— ¡Argh… Sasuke! Te voy a demostrar que este perdedor pueda darte la paliza de tu vida.

—¿En serio? —Sasuke se carcajea provocando a Naruto.

 

Mei intenta calmarlos.

 

—Muchachos…

—¡Te odio tanto! —dice Naruto tomando del cuello de la camiseta a Sasuke empotrándolo contra uno de los estantes provocando que los objetos del mismo cayeran al piso. Mei y Kurotsuchi sueltan un grito ahogado.

—Yo también te odio, enano de pacotilla, eres una molestia, no sé porque no te has marchado de esa escuela, tú no perteneces ahí, deberías quedarte en la calle, como el perro que eres. Nadie te quiere, ni siquiera tu padre te quiso.

 

Todos se quedan en un incómodo y doloroso silencio. Incluso Sakura tiene una mirada cargada de tristeza, ella conocía una parte de la vida de Naruto gracias a que su mamá y la mamá de Naruto son amigas.

El padre del rubio los había abandonado apenas se enteró de su espera, y Naruto llevaba eso sobre su conciencia.

 

—Ino, me voy, no puedo estar aquí. —Sakura dice, enojada, como si fuese a ella a quien hirieron con palabras.

 

Sakura sale de la carpa seguida de una preguntona Ino y de Hinata, también apaleada por la brutal sinceridad de Sasuke.

 

Naruto tiene los ojos llorosos, la boca en una mueca tristona y el semblante perdido. Sasuke recupera la consciencia y se da cuenta de la idiotez que ha dicho.

 

—Naruto, yo…

—Muy bien, creo que ambos merecen un castigo ejemplar.

 

Cuando ambos preguntan que es, una nube de humo se ciñe por toda la carpa y Mei pronuncia unas palabras.

 

 

El hechizo se romperá hasta que los dos aprendan a querer su pasado y reconcilien su presente. Hasta entonces, ninguno de los dos volverá a su cuerpo.

 

 

Y de repente, todo es obscuridad para los dos.

 


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