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Ser tú por LadyBondage

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Notas del capitulo:

Hola chicas lindas, les adelanto este fic porque saldré de vacaciones una semanita, así que no actualizaré nada de nada durante 7 o 10 dias,  no sé aun, asi que disfruten los pocos fics que he actualizado hehehehe, un beso y un abrazo a todas, deseenme buen viaje porque cruzaré el otro lado del charco hahahaha. 

 

A leer.

Atracción fatal

[1]

 

Sasuke frunce el ceño, sentado sobre el césped y con el sol dándole en todo el rostro no puede dejar de seguir con la mirada a un Naruto furibundo, que se tira las hebras de su cabello y maldice una y otra vez.

 

—Y estás tan tranquilo ¡Joder! ¿No te das cuenta que estamos en un grave problema?

— ¿Ah sí? —Sasuke medio sonríe. Naruto bufa, pero a la vez se distrae cuando ve su propio rostro en esa pose altiva de sabelotodo.

 

Tiene que reconocerse a sí mismo que Sasuke sabe llevar bien el manejo de su cuerpo, cuando habla o se mueve, lo hace con una elegancia tal que hipnotiza a quien le mire, y él no es la excepción. Incluso sentado, con las palmas sobre el césped a la altura de su cabeza, la barbilla en alto y la mirada traviesa lo hacen ver jodidamente atractivo. A pesar de no ser el Sasuke de hace una semana.

 

— ¡Sí! Tenemos que ir a ese maldito festival otra vez. —golpea su palma derecha con el puño, decidido. Sasuke revira los ojos.

—El festival de las flores estará hasta el próximo domingo, perdedor. ¿Crees que en una semana volveremos a la normalidad?

—Espero que sí, no quiero ser tú para siempre.

 

Y para constatarlo, Naruto tira de los cabellos ébano y hace la peor mueca que Sasuke le ha visto hacer en los escasos años que se conocen. Nuevamente, revira los ojos.

 

—No es como si yo estuviese en un lecho de rosas, déjame decirte que ser tú es lo peor que me ha podido pasar. Además tu habitación era un desastre. Da gracias a la sacrosanta de tu madre, es una mujer paciente y bondadosa que no mereces.

 

Naruto enarca una ceja.

 

—Por cierto, ¿hiciste mi aseo? —pregunta con una sonrisa pícara, Sasuke ladea el rostro con un sonrojo cubriendo las morenas mejillas.

 

La sonrisa de Naruto se ensancha hasta parecerse al gato de Cheshire. Ese animalito peludo que siempre tenía una mueca risueña en sus labios, burlándose sarcásticamente de Alicia cuando ésta cometía un error que no podía notar por su precaria madurez.

 

—Tuve qué, Kushina me dijo que era el día de limpieza.

—Vaya —larga la última letra. —No tenía idea de que tu bastardía no podría contra la autoridad de mi madre.

— ¡Cállate perdedor! No tenía opción, si tan sólo fueses más pulcro, no tendría que haberme visto en esa necesidad.

—Awww, gracias Sasuke-kun. —Naruto imita falsamente la voz de Sakura. —No te preocupes, tu habitación sigue igual que como la dejaste.

—Eso espero porque como la dejes hecha un desastre te juro que te volaré los sesos.

—Tranquilízate Sasuke.

—Hmp.

 

Sasuke le echa una significativa mirada a su cuerpo. Naruto lo hacía ver como un tarado con sus constantes rabietas, tenía el uniforme mal puesto: camiseta desfajada, sin la corbata de rigor y el blazer desabotonado. No podía soportar verse así, de ingenuo y estúpido. Y no sabía que podía hacer caretas tan extrañas como las que Naruto hacia cada vez que fruncía los labios cuando no estaba de acuerdo con algo o levantaba las cejas, cuando hesitaba sobre alguna cuestión.

 

Así era el Naruto que llegó a la preparatoria Konoha, un chico de voz chillona y sonrisa permanente. Lejos de sentirse intimidado por ser el chico nuevo, Naruto logró hacerse de amigos, y consiguió lo que pocos conseguían: agradarle a Kakashi Hatake.

 

Naruto no era estúpido, eso lo sabía Sasuke de sobra. Y tuvo que estar en la habitación del rubio, hurgar en sus cosas personales y conocer a su madre para darse cuenta de lo inteligente que en realidad era, lo amigable que se mostraba ante la gente más fría que había conocido, pese a todo, Naruto inyectaba vida, y Sasuke quería contagiarse de él.

 

— ¿Qué miras, bastardo?

—Deja de hacer esas caras estúpidas, me haces sentir idiota. —Sasuke gruñe en voz alta.

—Pues entonces tú deja de hacerme ver como un estreñido.

—Hmp, te hago lucir interesante.

 

El blondo se echa a reír ruidosamente. —Tu no luces interesante, Sasuke. Más bien, parece que tienes un palo atorado en el culo.

 

Suficiente, Sasuke ha tenido que soportar verse a sí mismo como un ente alejado de la realidad, una pésima broma de la vida o el karma ya estaba pasándole factura, pero no seguirá escuchando a Naruto burlándose de él.

 

— ¡Hey! ¡Sas- Naruto! ¿Adónde vas? —si bien Naruto no quería ir detrás del odioso de Sasuke, tenía que hacerlo. Todavía no resolvían su problema.

—Hazte a un lado. —dice Sasuke conteniéndose demasiado para no mandar a la mierda a un insistente Naruto.

—Lo siento, no quise decir eso, me pase. ¿Amigos?

 

Naruto ofrece su mano en señal de paz.

 

Ninguno de los dos es consciente del espectáculo que se suscita a su alrededor.

 

— ¿Sasuke disculpándose con Naruto? —escuchan voces femeninas cubriéndose las bocas con el dorso de la mano.

—No sabía que se llevaban bien ahora.

—Mira, Sasuke Uchiha le pide disculpas a Naruto Uzumaki, eso sí que es nuevo.

 

A su alrededor, una docena de estudiantes de diferentes grados los rodea, chicas y chicos cuchichean en voces suaves para no interrumpir la proposición. Eso provoca que ambos adolescentes se sonrojen a más no poder. Sasuke quiere asesinar a Naruto, y Naruto quiere que todos den la vuelta y les ignoren.

 

—Deja de extender la mano, bobo. —Sasuke dice entre dientes. Naruto sonríe ampliamente, pero no obedece a la tácita orden del Uchiha.

—No.

— ¿Qué pretendes?

—Sólo dame la mano y ya.

 

Sasuke, forzado a actuar como Naruto, extiende su mano lentamente, incluso el temblor en su extremidad es perceptible para todos los ojos curiosos. Siente un sudor frio recorrerle la sien derecha. Cuidadosamente, los dedos se rozan, el toque envía corrientes eléctricas a ambas partes. Tanto Naruto como Sasuke apartan la mano rápidamente. Sin querer, su propio cuerpo había generado estática y producto de ello, les genero una corriente eléctrica leve. Pero aquel gesto fue tomado como una señal entre los dos.

 

Se miran a los ojos, Naruto ve el azul de sus irises y Sasuke el negro de sus orbes, vuelven a sonrojarse. Apartan la mirada confundidos con todo lo que acaba de suceder. Algunas jovencitas dejan escapar chillidos que contenían una frugal emoción.

 

—Vámonos de aquí. —ordena Sasuke tomando a Naruto del antebrazo, su antebrazo.

 

Naruto esboza una sonrisa nerviosa. Ino y Sakura fruncen el ceño, ¿desde cuándo Naruto tenía el mando sobre Sasuke?

 

—Aiiiins, Sasuke y Naruto están juntos. —suelta Ino atona. Sakura la mira con verdadero horror. Su amiga rubia no se dio cuenta del contexto en el que empleó sus palabras.

—No digas eso Ino-cerda.

—Ay frentesita pero lo acabas de ver, Naruto y Sasuke se llevan de maravilla. Hicieron las pases, ¿eso no es lindo? —la rubia lanza un lánguido suspiro. —Se ven muy bien juntos.

 

Sakura bufa por lo bajo. Ino no tenía que estar hablado en serio y si lo hacía no estaba siendo parcial. Sasuke y Naruto son hombres, ellos jamás podrían ser algo más que amigos.

 

¿O sí?

 

 

[2]

 

—Maldito Naruto, lo odio. —Sasuke se mira al espejo fijamente, frunce los labios en una ligera curva hacia abajo. Naruto volvía a salirse con la suya. No se le despegó durante toda la maldita tarde y después de clases lo invitó a su casa, su lujosa mansión en los suburbios, ahora se tomaba muy en serio ser él, ser Sasuke Uchiha.

 

Pero tenía que reconocer que Naruto no le mintió al decirle que su habitación seguía tal cual la dejó. Al menos, eso representaba un gran alivio para su corazón angustiado.

 

— ¿Sasuke? ¿Ya vas a salir?

 

Y por si fuera poco, también notó algo muy extraño: su padre parecía llevarse mejor con él, o sea, con Naruto. argh, Sasuke era un revoltijo cuando se refería a él como si fuese otra persona, aunque metafóricamente lo era.

 

—Tardaste mucho, ¿seguro que no estabas masturbándote?

—No, perdedor.

—Bien, pues vayamos a donde la bruja.

 

Naruto comenzó a deshacerse del uniforme frente a un sorprendido Sasuke.

 

— ¿Qué crees que haces, idiota? —salta Sasuke, alarmado, mirando hacia otro lado demasiado pudoroso para asombro de Naruto.

— ¿Me desnudo? —responde socarrón. Sasuke gruñe.

—Para eso hay un baño, tonto.

—Sasuke somos hombres…. —Naruto se detiene a sopesar la situación. Sasuke no quería verse a sí mismo desnudo. Tal vez porque el Uchiha era demasiado recatado consigo mismo o tenia complejo de monje, pero definitivamente le parecía divertido. —Espera… ¿acaso te da pena ver tu…, cosita? —pica Naruto con un retintín chillón.

 

Pese a que Naruto poseía su voz, cuando hablaba tan a la ligera sonaba muy seductor, esa voz insistía en permanecer en su cabeza y eso no era bueno para nada.

 

—Oh, calla idiota. No es eso.

— ¿Entonces qué es?

 

Sasuke hesita. Oportunidad que Naruto toma para soltar una estruendosa carcajada.

 

—Deja de burlarte, imbécil. —Sasuke golpea a Naruto en las costillas.

 

El aire abandona los pulmones de Naruto, no esperaba que Sasuke actuara tan pronto y de esa forma, pero definitivamente era muy fuerte.

Dolorido, Naruto se sienta en el borde de la cama llevándose las manos al estómago. Es el turno de Sasuke para sonreír.

 

Le hacía gracia ver su rostro descompuesto por el dolor, aunque no estuviese experimentándolo. Y esperaba que no creciera un cardenal en su lustrosa piel blanca.

 

—Ah… bas-bas-tardo, ahorita… verás…

 

Esa promesa no sonaba muy convincente, Naruto tardaría en recuperar el aliento, se dijo Sasuke.

 

Pero Naruto Uzumaki es un chico fuerte y cuando se decide a hacer algo, lo hace.

 

Se lanza contra Sasuke en un acto impulsivo cayendo sobre el cuerpo del Uchiha, bueno, su cuerpo. Sasuke se serpentea como lombriz impidiéndole a Naruto dar un buen golpe.

 

—Quita, idiota.

—No, discúlpate.

— ¡Jamás!

— ¡Discúlpate o…!

— ¿O qué?

 

Sasuke se detiene abruptamente, Naruto lo mira a los ojos. Se sonroja visiblemente sin saber por qué. Y Sasuke no puede dejar de pensar en lo ridículo que se ve a sí mismo sonrojado. Espera nunca volver a verse así, o al menos no ser tan obvio como Naruto.

 

Empero, la posición entre los dos es muy comprometedora, porque Naruto está sobre su estómago y sus nalgas tocan aquella zona sensible de cualquier hombre.

 

La puerta se abre sin darles tiempo a volver a su pose original, Shion entra sonriente a la habitación del Uchiha, abre los ojos y la boca cuando advierte aquella escena demasiado gay para su gusto. Naruto recuerda lo que le dijo el día anterior, esa confesión que aún no le hacía saber a Sasuke, el Uchiha iba a agradecérselo de todas formas. Se quitó a esa mujer de encima, pero para darle más veracidad a su palabra, sin dudarlo, empuja sus labios a los de su enemigo número uno.

 

Sasuke se queda helado en su lugar, con los labios de su némesis sobre los suyos. Shion mirándoles sin dar crédito a lo que ven sus ojos.

Cuando escuchan el sonoro portazo, empuja a Naruto fuera de su espacio personal.

 

— ¿Por qué lo hiciste, idiota?

—Esa mujer quiere algo contigo, anoche vino a tu habitación semidesnuda e intentó seducirme, bueno, seducirte. Pero la rechace y ledijequeeresgay.

 

Naruto lo dice tan rápido que apenas puede respirar. Sasuke contiene el aliento, para luego suspirar ruidosamente. Naruto hizo algo muy valeroso y gracias a él ahora podría decir que estaba libre de Shion.

 

Naruto toma cualquier muda de ropa del closet y antes de entrar al baño, escucha a Sasuke decirle:

 

—Gracias… Naruto.

 

 

 

[3]

 

Tenían buena suerte. Naruto quería brincar de alegría y besar a Sasuke otra vez, sólo porque estaba demasiado feliz y quería, necesitaba compartirlo.

 

—Mei-sama, aquí están los muchachos del sábado, los que rompieron las pócimas de amor.

—Ah, ellos…

 

En el centro del interior de la carpa continua la mesa de plástico con aquel mantel de tela barata pero ahora es de color azul turquesa, muy feo para los ojos de Sasuke. Naruto entra en silencio admirando cada pequeño rincón del lugar. Sasuke levanta la ceja derecha al divisar a la mujer pelirroja que yace sentada con una sonrisa traviesa en los labios.

 

—Vaya, vaya, veo que funcionó mi conjuro.

— ¡Usted nos convirtió en unos monstruos! —Naruto salta con su típico grito de guerra sobresaltando a Kurotsuchi y a la misma Mei.

—Niñito, baja la voz. Ayer estuve hasta las tantas de la noche bebiendo sake y no soporto tanto ruido.

—Bueno, si no me quiere escuchar, devuélvame a mi cuerpo. —se señala a sí mismo. Mei hace una ligera mueca que es indicio de un mal presentimiento para Sasuke.

—Me temo que no es tan fácil. —dice con desfachatez.

— ¿Qué, por qué no? —Sasuke interviene con el evidente temor nublando su voz.

—Es un encantamiento especial, para que ustedes puedan regresar a sus cuerpos necesitan cumplir a consciencia lo siguiente.

— ¿Qué es? ¡Dígame, dígame, por favor! —interrumpe Naruto con sendos lagrimones en los ojos.

 

Sasuke puede jurar que si fuese un anime, ahorita mismo le estaría bajando una gota del tamaño de un melón por la sien derecha.

 

—Cállate torpe.

— ¡No me calles bastardo estreñido, estamos así por tu culpa!

— ¿Mi?

— ¡Sí! Tu eres un odioso orgulloso, si te hubiese disculpado aquella noche todo estaría bien.

— ¿Y qué tiene que ver eso con lo que nos pasó?

—Es simple, la bruja nos castigó porque peleamos todo el tiempo, ¿verdad? —Naruto se dirige a Mei exclusivamente, sus ojos azules brillan expectantes.

 

Mei suspira profundamente.

 

—Así es, el hechizo se romperá hasta que los dos aprendan a querer su pasado y reconcilien su presente. Hasta entonces, ninguno de los dos volverá a su cuerpo.

— ¿Eso qué significa? —dice Sasuke, intrigado.

—Los dos aprenderán a llevarse mejor, tienen hasta el próximo sábado, si no lo consiguen, ambos se quedarán en el cuerpo del otro.

 

 

[4]

 

Naruto llega a casa, decaído, asustado y ¿por qué no? Melancólico, echaba de menos a su mamá, a su habitación, su casa, la comida casera sobretodo. Y a Kyuubi, el gato del vecino que parecía más suyo que de Kimimaro que olvidaba darle de comer.

 

Sasuke llega a casa con su cabeza hecha un desastre, Kushina lo recibe con una enorme sonrisa y un estofado de carne de cordero y ensalada de pollo. Lo abraza fuertemente y deposita sobre su frente un casto beso que le sube todos los colores al rostro.

 

—Bienvenido a casa, Naruto.

 

Y suspira profundamente, la tristeza lo invade. Kushina ama tanto a Naruto, no recuerda mucho sobre el amor materno de Mikoto, ella murió cuando él apenas era un niño.

 

Fue el único sobreviviente de aquel accidente automovilístico, su hermano mayor y su madre murieron, Mikoto al instante, Itachi tuvo que pelear por esbozos de vida unos días. Y Fugaku quedó destrozado, se culpó día y noche por aquel suceso. Sasuke maduró muy rápido, y gracias a ello se hizo fuerte, aunque por dentro sólo anhelaba tener una familia otra vez, volver a sentir el calor de un abrazo o una sonrisa sincera. Todo eso era lo que Kushina le daba, no quería devolverle a Naruto la sonrisa de Kushina. En esos dos días se dio cuenta de lo dependiente que se estaba volviendo a esos gestos de cariño.

 

— ¿Qué sucede cariño?

 

Sasuke mira su plato y luego a Kushina.

 

—Mamá, ¿no crees que ya es hora de que salgas con algún hombre?

 

Si Sasuke se había sonrojado al grado de confundirse con un tomate, el sonrojo Kushina competía contra su propio cabello.

 

Si, le devolvería a Kushina, Naruto volvería a tener a su madre pero antes le daría una familia a Sasuke.

 

—Sasuke Uchiha me invitó de nuevo a su casa, ¿puedes ir a dejarme después de la comida?

 

A esa hora Fugaku ya estaba en la mansión.

—Sí, si claro hijo.

 

 


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