Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Si realmente quieres detenerme ¿porque no lo haces? por rocket_

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nuevo cap! El prox posiblemente sea el ultimo~

espero que les guste~ 

pd: "maseratti es una marca de auto, muy lujoso, queria colocar un *Lamborghini (mis favoritos) pero es demasiado deportivo y no va con los personajes.

si hay alguna falta de ortografia disculpen!

Mas rápido que un parpadeo Judal se encontraba sentado en el asiento de copiloto en el *Maseratti de Sinbad, el interior era como un pequeño y aromático horno con olor al material sintético de los asientos, su mente no trabajó cuando un leve dolor lo atravesó al sentarse con brusquedad, ni tampoco cuando Sinbad le abrochó el cinturón de seguridad. No era ni por cerca la primera vez que se subía a un auto pero ahora se sentía cohibido, tenia miedo y la presencia de Sinbad abarcaba cada rincón. Tenia que salir de ahí, se sofocaba de solo pensar en soportar un viaje completo junto a Sinbad, no respondió cuando le había preguntado si tenia frío, de todas formas el mayor encendió la calefacción. El parabrisas chirriaba gracias a las gomas delgadas que limpiaban el agua de lluvia, el auto apenas hacia ruido, judal sentía que flotaba cálidamente. El sonido de la luz intermitente fue todo lo que sentia mientras miraba por la ventana, la lluvia caia con gotas pesadas y gruesas que se arrastraban agonizantes por el vidrio, la ventana empañada no le dejaban ver nada, su mano derecha lentamente dibujo una carita feliz sumamente simple, los ojos parecían llorar por el exceso de humedad y la boca se derretía, dibujó después una estrella, flechas y ojos, había olvidado por completo que estaba en compañía, Sinbad lo estaba mirando con una sonrisa divertida, Judal se sentía relajado y libre, como si se hubiera sacado un peso del pecho.
sintió la mano de Sinbad tomar la suya, no quiso rechazar su tacto, sin embargo evitaba mirarlo, el sentimiento de congoja volvió a él, miró sus dibujos infantiles en la ventana, le dio un poco de vergüenza, iba a borrarlos.
-déjalos...
Miro a Sinbad quien sonreía levemente, su mirada volvió a la calle. su agarre no se soltó, y la inseguridad se desvaneció a la misma velocidad que sus dibujos en en el vidrio.


Su mente vagaba, al igual que su mirada perdida en el paisaje que no podía diferenciar entre calles oscuras y gotas de lluvia, se dejo llevar por el estupor que le provocaba el viaje, se vio así mismo cansado, tenia sueño y el maquillaje pesaba en sus párpados. Movió su cabeza en dirección a Sinbad, y ahí se quedó, viendo la mirada taciturna que dirigía hacia el camino. Quería preguntarle a donde iban, si faltaba mucho o si se sentía a gusto con su presencia.
Pero estaba cansado, tan cansado de todo que no quería hablar, no quería preguntar ni tampoco saber la respuesta, simplemente porque ya no le importaba.

<<llévame a donde quieras, pero vamos juntos>>

Sonrio apenas porque su propio pensamiento le parecía una humorada, él no era un romántico, nunca había tenido la oportunidad de serlo. Y sin mas se durmió.

Se despertó con el peso de la chaqueta de Sinbad, el cuero y el olor de su dueño impregnados en ella, miró por la ventana, no reconocía nada, y por lo visto seguían en lo que era la ciudad, pero a la vez muy diferente de lo que el conocía, tiendas con demasiadas luces de color blanco, autos andando en ambas direcciones, el mar rugiendo a lo lejos, estaban en un barrio de gente rica, finalmente el auto se detuvo.

<<cruzamos la maldita ciudad...>>

Un portón de rejas negras se abrió de par en par, dejando entrar el auto, en frente una casa de paredes blancas y techo negro, elegante donde se mirase, iluminada en su totalidad.
Sin hablar y sin mirar Sinbad apago el motor al estacionarse, salió del auto con judal siguiéndole los pasos, la gravilla del patio sonando como cadenas al ser pisadas.
Sinbad abrió la puerta dejando que el menor entrara primero. No le impresionaba en lo mas mínimo donde estaban, no se fijo en el lujo ni en los objetos de valor, ya antes había tenido clientes así, dando un paso empujo la chaqueta de Sinbad contra el pecho de este, sin siquiera esperar a que la recibiera, y sin darle siquiera un "gracias"

Sinbad lo miró sentarse en el sillón, de piernas cruzadas y manos ocupadas encendiendo otro de sus cigarrillos, cerro la puerta tras de sí y colgó su chaqueta. el olor a vainilla le golpeo con fuerza, ignoro la queja y el chisto de lengua cuando le quito el cigarrillo a medio fumar y lo apago en un cenicero en la mesa de centro. Aun así judal no dijo nada, tenia su mano afirmando su cara y la expresión de cansancio era obvia.

-tomaras un baño.
Judal lo miró con aburrimiento.
-entonces lo haremos en el baño... Otra vez.
Fue sinbad quien chistó su lengua esta vez a modo de molestia, y sin mediar mas palabras lo arrastró hasta el segundo piso, no hubo forcejeo alguno, lo que molesto a Sinbad, no porque quisiera obligar al pelinegro sino porque sabia exactamente lo que este sentía en ese momento, resignación.

Judal se vio asi mismo siendo llevado a rastras, lo primero que notó es que las escaleras eran amplias y daban una vuelta que considero molesta para subir, lo segundo fueron los cuadros colgados, eran de pésimo gusto, y lo tercero que la habitación de Sinbad tenia un exceso de almohadas que rayaba en lo ridículo, el deseo de arrojárselas por la cabeza o asfixiarlo con ellas lucia como algo tentador. Y es que los recuerdos siempre lo amargaban, cuando eran pequeños, Sinbad durmiendo a su lado, las peleas de almohada que terminaban en regaños y castigos para ambos y que no les importaban.

Fue empujado hacia el baño y le dedico una mirada de pocos amigos, Sinbad no lo miraba para variar, hurgaba entre un mueble, de el saco un par de toallas y las puso encima. Sus miradas chocaron, sinbad levanto una ceja.
viendo que ahora no le quitaba la mirada de encima quitó su chaqueta con brusquedad, le siguieron los zapatos y calcetines, con cuidado afirmo los extremos de su polera y la levantó para quitársela, entonces la vergüenza volvió.
Manchones negros violáceos y algunos verduscos estaban repartidos por su piel, cicatrices blancas surcaban su espalda, ya tenían tiempo.
Notó el asombro y luego la rabia en los ojos miel, desvió su mirada rojiza, no quería que él lo viera en ese estado, no quería ser juzgado. Cerró sus ojos y suspiró, el orgullo era mas fuerte y aunque no sentía que tuviera el derecho, con la voz mas firme y el mentón en alto, le pidió a Sinbad que se marchara del baño.
Aguantó, si ese hombre insistía en quedarse él volvería a romperse, creyó que no se marcharía, estuvo a punto de rendirse cuando el cuerpo estático frente a él dio un paso atrás, antes de cerrar la puerta prometio volver para dejarle una muda de ropa.
Era todo, judal dejó que las lagrimas hirieran su orgullo y mordiendo el interior de sus labios terminó de desvestirse.
El agua caliente lo relajó, el baño era medianamente grande, de mármol color crema, y la tina era redonda y espaciosa, soltó su cabello y lo lavo con paciencia, vio en un rincón sales de baño, su lengua se asomo por sus labios y una sonrisa traviesa cruzó por su cara, vació la mitad de las piedritas contenidas en el frasco justo antes de mirar hacia la puerta, en 2 minutos la tina estaba enterrada en una montaña de burbujas blancas y el agua de un color rosa claro, en medio una cabellera negra y alborotada que reía mostrando los dientes.
Sinbad había estado preocupado, pero todo sentimiento negativo se habia esfumado, dejó la ropa a un lado de la toallas, porque ni en sueños habia esperado encontrarse con aquel espectáculo, la risa que tanto había querido escuchar estaba ahí en frente de él y tampoco pudo evitar reirse, judal estaba tan feliz que era contagioso, si sales de baño era todo lo que se necesitaba él le compraría una tienda entera. El pelinegro noto su risa y aunque dejó de reírse por haber sido descubierto no quitó su sonrisa de niño travieso, le sacó la lengua mientras seguía desordenando la espuma. Sinbad se retiró respirando hondo, un café sonaba bien ya que Judal tenia para un tiempo mas.

Al cabo de 15 min judal ya se había aburrido, le desagradaba sentir sus dedos arrugados, la espuma se había ido y el suelo era un desastre gracias al agua que salpicó, secarse no le tomo mucho tiempo a excepción de su cabello, se vistió con la ropa que Sinbad le había dejado, una polera gris y unos pantalones de piyama de color burdeo, no le importó en lo absoluto si se le veia bien, por el momento se sentía excelente. Su mano se trabó en la puerta, la sensación de nerviosismo apoderándose de él, recordar a Sinbad sonriendo, y el mismo sacándole la lengua, se sentía reticente a creer que algo de lo que estaba pasando era real, no importaba, y como la decisión mas importante de su vida, se permitió disfrutar de este momento.
Salió con una toalla secándose las puntas del cabello, se detuvo cuando vió una bandeja sobre la cama, se dió cuenta que tenia muchísima hambre, se sonrojo al ver entrar a Sinbad, este le sonrió y Judal sintió el calor recorrer su cuerpo, se sentía estúpido, se sentó en un lado de la cama, su mano moviendo la toalla de forma perezosa, el peso que sintió en el colchón le advirtió de Sinbad, la toalla fue retirada y su cabello atendido.

-come, antes de que se enfríe.

No necesitó de otra orden, en silencio devoró todo y el jugo de naranja lo había refrescado haciéndolo suspirar, sintió su cabello se dejado, y tanto la toalla como la bandeja fueron dejados en una mesita a los pies de la cama, nuevamente los nervios lo amenazaron, mas atento que nunca a los movimientos del mayor, lo vió sentarse al centro de la cama y sin tener tiempo de reaccionar fue empujado a sus brazos, solo calor.

Y es que Sinbad se sentía completo, no solo habia podido hacer sentir cómodo a Judal, ahora lo tenia para si mismo, la mascara de dureza se habia ido, y todo lo que quedaba era un niño que se aferraba a él. Con rapidez busco la boca de Judal, solo un beso simple, acaricio su nariz con la propia, y le sonrió, ambos sonreían, sus manos se buscaron y se juntaron en un apretón desesperado.

Tal vez, solo tal vez podía confiar en sus palabras, entregarse a él como tanto había querido, tal vez ser feliz con él.

O tal vez no.

Porque ese sonido le decia que no podía ser así, ese horrible sonido inundo cada rincón apagando cualquier rastro de felicidad, y tan fuerte fue el cambio que Judal se petrificó, el miedo se apodero de él, y Sinbad mostró la mirada que lo catalogaba como un asesino.

El celular de Judal sonaba mostrando un solo nombre en la pantalla.
"Ithnan"

-acabaré con ese maldito.

Pero Judal lo dudaba, porque su miedo era mas grande que su confianza.

 

 

Notas finales:

gracias si leyeron hasta acá! 

Como siempre digo, es un honor que le den una oportunidad a mis fic.

si les gustó lo suficiente y tienen tiempo dejen algun review~ y si no Muchisimas gracias por leerme ~!! 

 

Gracias Miles~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).