Judal no habló, no respondió de ninguna forma, pero se puso de pie, dio una ultima bocanada a su cigarrillo y lo apago en un cenicero cercano.
El no necesitaba que lo dirigieran, el sabia a lo que iba.
Camino orgulloso hasta el baño, manchado y rayado hasta donde llegaba la vista, entro en su avergonzado silencio, su digno silencio. La puerta rechinó de forma tétrica y agónica, como un cántico augurio de lo que se veía venir, por fin se cerro la puerta y el seguro fue puesto, un sonido extrañamente relajante. Permaneció de espalda, esperando el primer roce, el primer movimiento. Pero este nunca llegó. Permaneció de pie, con los ojos cerrados, deseando el contacto.
Sinbad miraba la cabeza de judal con detenimiento, las hebras de cabello desordenado que se apegaban y se ondulaban por la lluvia, las gotas que caían ondulando por la trenza larga, tan larga que no le daba oportunidad a las gotas de llegar al suelo, todas morían antes de llegar a su destino.
Todo le gustaba, todo le fascinaba, todo lo atraían como un imán, todo lo hacia odiarlo, su postura llena de orgullo como quien no da un brazo a torcer, esa sumisión arraigada por el habito, Judal no era así, el lo sabia, porque judal tenia alas.
Se paró detrás de él y enterró su nariz en su cabello, olía a lluvia, a sudor, a humo y a flores, inhalo fuerte mientras las gotas y la humedad restante se le pegaban a la cara. Sus manos sujetaron el cuello de Judal, porque quería matarlo, acabar con el, terminar con todo aquello, deshacerse de ese Judal, quería encontrar al Judal real, el que no se rendía, el que siempre brillaba.
La tos lo detuvo, y tragó fuerte, Sinbad también tragó.
-no te voy a pagar esta vez, judal-
Judal se giró para enfrentarlo cara a cara, su mano acariciando su cuello resentido.
-¿que quieres decir? Entonces para que rayos estamos aquí.- su voz sonó un tanto ronca y eso a Sinbad le gustaba.
-voy a hacerte el amor, Judal, por eso no te pagaré.
-¿tu siquiera te escuchas? Sabes lo ridículo que es escucharte, que me estés diciendo algo así a mi? De todas las personas a mi!- la voz de Judal sonaba nerviosa, desesperada. Tenia miedo de su corazón desbocado, tenia miedo de seguir sintiendo esperanza.
-de todas las personas, es a ti.
Judal no queria mirarlo a la cara, puso sus brazos cubriendo su rostro, concentrando todos sus esfuerzos en no llorar, en no gritar. No quería creer, que Sinbad, sentía algo que no fuera lastima.
-cállate, sinbad cállate.-
- entonces detenme, usa tus manos, usa tu cuchillo, golpeame o gritame, detenme si de verdad quiere hacerlo.- lo empujaba con su cuerpo, lo obligaba a retroceder, pero Judal no movía un músculo, seguía cubriendo su rostro con ambos brazos, apretaba los dientes y se maldecía a si mismo. Toco la pared y sintió excitación, ya no tenia donde huir.
Sinbad tomo ambos brazos de judal y los separó alejandolos de su rostro, fue fácil a pesar de la resistencia.
Y le encantaba lo que veía, judal lloraba, un llanto que no cesaba y que no hacia ruido, unas cascadas que teñian sus mejillas de melocotón que sinbad quería comer.
-voy a hacerte el amor Judal, será la ultima vez-
Judal sintió su pecho apretarse con fuerza, el dolor lo consumía directamente en donde estaba su corazón, gimió de forma ronca por la frustración y el dolor, mientras intentaba con todas sus "casi nulas" fuerzas hacer que sinbad lo soltara.
Era un hombre cruel y lo sabia, era cruel y le gustaba, y por eso estaba torturando lentamente a judal con sus palabras, aprovechándose de sus sentimientos. Lo estaba destruyendo y le quedaba poco para que el verdadero Judal gritara, gritaría a todo pulmón su verdadero ser. Gritaría lo que sus ojos le decían en silencio.
-volveré a dejarte judal, ya no diré jamas tu nombre y dejaré todas las promesas sin cumplir - le susurro en el oído, agachandose un poco, beso sus mejillas y sintió el salado de las lagrimas, judal lo miró, parpadeaba para deshacerse del agua acumulada en sus ojos. Respiro un par de veces calmando su respiración.
-sinbad, solo callate y bésame.
Sinbad obedeció, soltó a judal para dirigir sus manos a los costados de sus caderas, metió su lengua en la boca hinchada y paseo su lengua con lentitud notando y disfrutando de la saliva espesa que le había proporcionado el llanto. Tanteó con las manos y dejó que vagaran libres por las caderas y espalda de judal.
-¿me odias?- pregunto en medio del beso, un suave "no" entrecortado fue su satisfactoria respuesta.
-es todo- si, eso era todo lo que necesitaba saber.
Sin muchos miramientos giró a Judal para que le diera la espalda, su mano derecha desabrochando su propio cinturón para luego pasar al de su acompañante, los jeans cayeron a media pierna, dejando todo a la vista, Sinbad acaricio los glúteos níveos, los apretó y acaricio, judal arqueaba su espalda y se empujaba asimismo hacia atras, sus manos pegadas a la pared.
Una nalgada sonora y pesada se estampo contra su piel, lo hizo saltar, tomar aire y morderse los labios, otra igual de fuerte dio en el mismo lugar, y luego otra y otra mas.
El entumecimiento se sentía bien, el ardor le entregaba un fuerte calor a todo su cuerpo, después de cada golpe Sinbad acariciaba y rasguñaba aquel lugar, judal sentía en su piel el contraste de la tela fría, su trasero estaba pegado a la entrepierna de Sinbad la que parecía querer estallar. Movió sus caderas incitando aquel vaivén que estaba deseando, tuvo el efecto deseado, aun con ropa Sinbad se enterró mas, jaló con su mano izquierda la trenza negra y la enredo en su brazo, obligando a Judal a alzar su cabeza hacia el techo, tiró un poco más maravillandose ante tal elasticidad, tenia la boca de judal a su alcance.
Manteniendo su agarre ocupo su mano libre para bajarse los pantalones, solo un movimiento bastó para que su miembro saliera dando un rebote leve que golpeo a judal en su entrada.
Abrió la boca para suspirar por la expectativa, su cuerpo vibro y un tirón en su ingle lo lleno de voluptuosidad, se estaba desesperando.
Con fuerza el mas alto unió sus bocas, por un momento sintiendo el beso incomodo por la posición, pero disfrutando la pequeña y suave lengua que lo acariciaba saboreando. Fue sutil al momento de la intrusión, primero la punta, judal quiso acabar con el beso pero otro jalón a su trenza le puso fin a su intento, siguió penetrándolo con lentitud, el menor soltó un quejido largo dentro de la boca de Sinbad. Ambos luchaban contra la resistencia de la piel debido al no uso de preservativos o lubricantes, Sinbad mordió la lengua del moreno cuando sintió que entró por completo, en cambio Judal no sabia si sus lagrimas eran por sentirse tan lleno o por el dolor en su boca. Sus manos que habían estado pegadas a la pared ahora se alzaban para alcanzar el cuello de Sinbad y colgarse en él, de esa forma atrayéndolo mas, no le importaba el dolor en su nuca por su cabello siendo jalado, ni el dolor de su cuello por el tiempo que llevaba en esa posición, ninguno de esos dolores importaba, no cuando era Sinbad quien los provocaba.
De buena gana recibió la primera embestida, lenta y bruta, le sacó un suspiro fuerte que Sinbad trago con gusto, su mano derecha bajo hasta la entrepierna del menor, tomó entre sus dedos aquel falo caliente y apretó con cuidado.
Judal movió sus caderas en un acto reflejo por el placer lo que insto a Sinbad a embestirlo nuevamente, y nuevamente, hasta hacer un ritmo constante sin dejar de besarse o mantener sus labios juntos.
Un movimiento errático del mayor le indico a Judal que estaba cerca, que ahora iría a por todo.
Y sin espera alguna Sinbad azotaba su propia cadera con el trasero de judal, cada vez mas rápido, chocando cuanto podía, enterrando su ser en busca de su climax, su mano se obsesiono con el glande que acariciaba de forma insistente, judal sintiendo estragos en su cuerpo, intentó tomar aire pero se veía interrumpido por las embestidas que lo ponían en completa sincronía con Sinbad. Lo sintió fuerte por sus manos, sus pies, esa fuerza que lo atrapó desde sus extremidades para acumularse en su ingle, no habia vuelta atras, empujó para soltar su esencia pero la mano que lo apretaba no lo dejaba, lo que lo mantuvo en estado de éxtasis por mas segundos del que hubiese imaginado, era una tortura, gimió fuerte e intentaba mover su cabeza para sentir algún tipo de liberación, pero el placer no paraba, y las embestidas tampoco, sus ojos se nublaron, intentaban perderse en su interior, estaba a punto de caer inconsciente cuando un embestida mas brutal y llena de espasmos de estampo en él y ahí se quedó, llenando su interior de fuego liquido, y él por fin siendo liberado de su propio placer, manchando la pared en frente y la mano que lo sostenía con delicadeza.
Sinbad abandono su cuerpo con cuidado, soltó la trenza negra mientras lo miraba regulando su respiración, pensó en lo cruel que había sido antes mientras arreglaba su pantalón, ya era tiempo de poner las cosas en orden.
Las piernas de judal no reaccionaban, tiritaban como si un terremoto se hubiesen apoderado de ellas, tal vez no estaba tan equivocado, estaba sorprendido, estaba exhausto, no podía creer que había estado a solo segundos de perder la consciencia a causa del placer. Como pudo levantó sus pantalones y abrochó su cinturón, no quería voltearse y mirar los ojos de ese hombre por ultima vez, no quería.
Lentamente se giró y quedo cara a cara, su corazón seguía desbocado, aun dolía, pero había sido consolado.
-Judal...-
-no, sé lo que vas a decirme, que no me pagaras y que es la ultima vez, verdad?- soltó elevando la voz, ya no quería escuchar mas, no quería volver a romperse y llorar.
Sinbad se acercó a él y empujandolo hacia si mismo lo besó, lo sostuvo con cuidado, acaricio sus rostro y lo acerco aun mas a él.
-la próxima ve que yo te digan "ven conmigo" tu te subes a mi auto, no te paras y caminas hacia un baño, y si, Judal, esta es la ultima vez, no volveré a hacerte el amor en este baño nunca mas, tampoco volveré a pagarte, nadie volverá a pagarte nunca mas, y me aseguraré de ello. Cumpliré cada maldita promesa que te hice empezando con la primera, judal... Tu vienes conmigo, ahora.- solo bastaba con mirarlo para saber que seria imposible debatir lo que decía, su voz autoritaria no iba a aceptar un NO como respuesta.
Estupefacto miraba los ojos miel de Sinbad, era una broma... Debía serlo, porque era imposible que a alguien como a él le sucediera algo tan bueno, algo que había deseado oír tantas veces, en tantos sueños, en tantas fantasías; que verlo echo realidad era aterrador.
-pero... Tu...-balbuceaba porque no podia aclarar una sola idea, su mente estaba lleno del terror arraigado por esa organización que controlaba el mercado de la prostitución- ellos AlThamen... Yo no puedo... Huir-
Sinbad entrelazó sus dedos y beso el dorso de su mano, aun abrazado a judal, entendía que él estuviera asustado, era normal, pero parecía ser que judal no sabia con quien estaba hablando, vió en sus ojos rojos que la cordura le había vuelto, sus mejillas enrojecieron ante aquel beso casto.
-lo sé, por eso es que oficialmente te estoy secuestrando-