Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hyung por lezti akira

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esto nació ayer que me pusieron a lavar el baño, culpen al cloro; porque me gusta leer lo que comentan en mis historias y en "Si tú me quisieras" (JiKook y JinMin), me pidieron un JiKook; y porque ya saben que hago estas cosas para salir de mi zona de confort.

Notas del capitulo:

Hola gente bonita que le dio una oportunidad a esto.

Aclaraciones: pueden perder más de una neurona leyendo esto. Es un PWP? así que no esperen la gran cosa. También fue publicado en wattpad bajo el mismo título en la cuenta Hikari_Roadam

Ú N I C O

 

JungKook sabe cuándo lo miran. También sabe distinguir la clase de miradas que le dedican. Es así como un don. Sin embargo, las miradas que Park Jimin le dirige son tan evidentes, que incluso alguien tan despistado como Kim TaeHyung podría darse cuenta, o alguien inocente como Kim SeokJin podría comprender.

Y es que hay que ser una piedra para no darse cuenta de que Jimin más que mirarlo, lo viola. Le pone a cuatro, palmea sus nalgas blancas y se la mete hasta el fondo. O así.

Puede que la idea se la ponga dura, porque él tampoco está ciego y Jimin lo sabe. Contonea sus nalgas descaradamente cuando sale de bañarse y lleva solo el short que usa de pijama, pero no va a más porque YoonGi gruñe su descontento, le arroja lo que tenga a mano, y él como chico obediente, se relaja. Eso o YoonGi es capaz de echarlo a la calle, desventajas de vivir con tu mejor amigo asexual. O coge su paleta de hielo y la chupa como si le estuviera haciendo una maldita felación, ¡el descaro!; va y  se restriega contra YoonGi, mientras lo mira con los ojos brillantes y su sensual lengua lamiendo sus labios. Que tampoco dura tanto, el mayor tiene una fijación por golpear al lujurioso de Jimin.

Vamos, que no es de palo y su edad le juega en contra. Hormonas, y adolescencia, las ganas de experimentar algo nuevo (como el BDSM, con látigos y sogas, esposas y palabras de seguridad), y solo quizá que Jimin le llama la atención más que para cogérselo, y coger allá en cada espacio del departamento que comparte con NamJoon. Lo que, en sus términos, equivale a que sí lo quiere.

Pero si hay algo de lo que JungKook puede presumir es de su paciencia, y si Jimin piensa que será él quien dará el primer paso, está muy equivocado. Que, ya puestos en el tema, si le iba a abrir las piernas, mínimo que tuviera la decencia de esforzarse y hablarle claro.

Al menos ese era el plan inicial, pero el condenado de Park tenía ese don de la oportunidad. Es que ¿cuántas personas son capaces de abrir la puerta, semi-desnudos sin cuestionarse quién diablos se encuentra del otro lado? Uno hace eso cuando espera a alguien, y bien, o piensan filmarse una porno o es el vecino que se cae de bueno e intentas llevarlo a la perdición con tu cuerpo escultural… es decir, con la sonrisa más luminosa y encantadora de tu arsenal.

La tercera opción es que seas Jeon JungKook y seas el objetivo de alguien tan sensual como lo es Park Jimin. Ja, posibilidades.

Y el que Jimin se pase la mano por el pecho lampiño, con sus ojos fijos en lo que no son sus ojos, porque tendría que ser un enano para tenerlos a ese nivel, no ayuda a su cerebro. Que el muy listo ya empieza a mandar sangre a la parte equivocada de su anatomía.

—¿Y a qué se debe tu visita, Kookie?

Sería mentir decir que se le borró el casete al verlo así, con la toalla enredada en la cadera, el six pack al aire, el cabello húmedo y despeinado, y su eterna sonrisa de ojos cerrados. Que sus jeans le estén apretando es culpa del desayuno que SeokJin cocinó para Nam, y en el que se coló. SeokJin y su forma de conquistar al hombre mediante la comida. 

—Venía por unos libros que te comente… — logró articular después de tragarse la saliva que se le acumulaba en la boca, y que buen provecho tendría si se arrodillara.

—Uh, vamos a mi cuarto.

—¡Oh, no! Puedo esperarte acá en la sala.

—¿Seguro?

La respuesta obvia es que no, que sus jodidas hormonas le están traicionando las muy perras, y su fuerza de voluntad brilla por su ausencia, así como su ropa. Que como se lo vuelva a ofrecer dirá que sí, y de libros y tarea no se acordará hasta después del orgasmo.

—Sí, hyung.

Que la toalla se le abulte con esa simple frase, vaya uno a saber por qué. El que JungKook se niegue a decirle hyung y tratarlo con respeto, probablemente influya. Pero solo probablemente.

Lo que JungKook desconoce y que Jimin está por enseñarle — involuntariamente — es que eso de las posibilidades y las probabilidades, se resume a tomarlas en el momento.

Cuando la toalla se desliza por su piel, descubre su miembro semierecto y va a dar lastimeramente al suelo, porque se ha atorado en una de las esquinas del librero de YoonGi (YoonGi, te odio. Aja).

JungKook no sabe si maldecir su suerte porque solo ve el culo respingón de su mayor, firme y blanco, tan apetecible como para darle una mordida; o agradecer que no sea una vista panorámica del miembro de su hyung, porque entonces seguro que rompe el cierre.

¿Quién necesita de la excusa del jabón cuando puede agacharse por la toalla en el medio de la sala?

JungKook se muerde el labio inferior, sus pies lo llevan hasta situarse peligrosamente tras el chico. ¡Fuera impulso de estupidez! Se grita mentalmente, que debe ser Jimin quien dé el primer paso. A su estupidez se la suda, le da un puñetazo en el lóbulo frontal del cerebro y manda de paseo su inhibición. Las manos le tiemblan cuando se apoderan de la cintura del chico, que es una estatua desde que la toalla se le cayó. Y para ser un promiscuo, le va saliendo algo tímido. ¿Dónde quedaron sus miradas violadoras y su boca de pecado? Va a ser que se le fue por el desagüe con la espuma y el agua.

—Hyung… ¿necesitas ayuda?

Jimin lo mira encima de su hombro, escandalosamente rojo. Al menor le da la impresión de que huirá, así que envuelve su brazo izquierdo en la cintura ajena, mientras que la derecha lo toma por el miembro. Cálido y flácido da un tirón ante su agarre. El suyo lo imita.

—Ahora sí — murmura, intentando componer una sonrisa coqueta. Que se queda en mueca cuando JungKook mueve la mano de arriba abajo.

Jimin baja la cabeza, necesita recuperar la compostura, porque como se deje llevar le van a perforar su virginal hoyito. Y no, gracias. Ahorita no.

—¿Ya quieres acompañarme a mi cuarto? — inquiere, modulando su voz para no sonar desesperado.

El menor asiente, y Jimin se escapa de sus brazos con gestos gráciles. Él lo deja avanzar porque sus nalgas son una maravilla que debe ser contemplada y tal. Salva la distancia que los separa y se atraganta con sus ojos al ver Jimin de frente, ya recompuesto. Sensualidad y sexualidad en sus lugares.

¿De verdad necesita su ropa? Sí, se repite. Que si no ya habría desgarrado la tela y se habría echado encima del más bajito.

Lo cierto es que Jimin tiene que hacerse con el mando sí o sí, por ello tira del más alto hasta ponerlo a su altura, y lo besa. Así, sin más. Nada de emotivas miradas sostenidas, eternidades encapsuladas en respiraciones compartidas y mezcladas, ni sus corazones sincronizados. A lo mejor la última parte sí, un poco. Que la sangre que va a parar a sus penes no llega ahí por arte de magia. Sus labios son solo eso, una extensión de su cuerpo, pequeña y placenteramente llena de sensibilidad. Que se devoren con ellos es solo una consecuencia de las inmensas ganas que han estado reprimiendo.

Sus lenguas, que nunca se había saludado tan íntimamente, ahora se abrazan y se acarician impúdicamente. Cual viejas amigas. Y cuando eso ya no es suficiente (¿cuándo lo ha sido?) se separan. Más que separarse es cambiar de posición. JungKook, como puede, desciende al cuello níveo, siente el pulso en la carótida cuando lame el lateral, y Jimin deja escapar el aire quedito.

Las manos van a dar a su cinturón, que se atora y cede hasta el cuarto intento de Jimin. El botón y el cierre no son problema. Tira de las prendas con todo y bóxers, lo que les deja en igualdad de condiciones. Un pene alegre se alza en un saludo entusiasta cuando se encuentra a su compañero. JungKook empuja a Jimin hacia la cama, dejando su ropa hecha un montoncito de tela en el piso. Jimin cede. Le encanta la cama, ese es su territorio. Ahí no importa cuán alto sea su compañero, él aprovecha su flexibilidad y sus reflejos para dominar una vez caen en ella.

Y JungKook no sabe ni cómo es que se han invertido los papeles. Ahora Jimin se ubica encima de él, en medio de sus piernas. Le besa los muslos antes de detenerse para contemplar el miembro del menor, él se estremece ante la expectativa. Sabe que viene. La mano pequeña lo sujeta por la base, y la boca succiona la cabeza del miembro, succionando. El líquido preseminal es salado, pero a Jimin no le importa. JungKook sostiene su peso con sus antebrazos, es una mala posición, porque desea mirar al menor haciendo sus actos de magia (su pene se ve, y luego no, wow), pero como mueva los brazos, se perderá el espectáculo.

Ni hablar de sujetar un mechón de ese cabello negro. Jimin sabe que tiene a JungKook justo donde quiere. Se detiene, levanta la cara sonrojada y mira al menor. El chico, que solo es jadeos y gruñidos, parece suplicarle con su agitada respiración que continúe. Mas no obedecerá. En cualquier caso, puede que recapacite y ocupe su boca de nuevo si JungKook tiene la decencia de pedírselo con palabras y no solo gestos.

JungKook se lo piensa solo unos segundos, la idea era efímera, por supuesto. No obstante, ya que cayó en la trampa de seducción de Park, la única vía para recuperar algo de su dignidad como el sopla nucas que es, se reduce a no dejarse empalar. Ahora recuerda que ese era el punto chocante de Jimin, que el chico tampoco parece ser de los que para las nalgas y muerde la almohada (en todo caso sería de los que se la mete él solo y cabalga a su ritmo). ¿Cómo se supone que le hagan? ¿Un 69? Nah.

Y sus cavilaciones más fuera de lugar no pueden estar, Jimin aprovecha cada milisegundo que él utiliza para anticiparse a los movimientos del contrario, lo que él no termina de comprender es que Jimin es fuego puro y vive el momento, no puede adelantarse a algo que el otro tampoco prevé. En el momento en que va a reincorporarse, Jimin hunde la cara entre sus muslos y lame sus testículos. El grito que deja escapar JungKook no puede ser disimulado.

La lengua de Park Jimin debería recibir un monumento, o un premio, quizá ambos. A JungKook lo recorren espasmos, él contrae los músculos del abdomen, intentando postergar la eyaculación. Como se corra y no sea dentro de él, se va a infartar.

Jimin desciende centímetros, le levanta las piernas a Kookie (tan tierno él), y ve el agujerito sagrado del menor. Es una posición incómoda, poco más y se funde con el colchón, pero tiene acceso a este y entonces va y pasa su lengua. El mundo entero de JungKook sufre un terremoto. Se aferra a las sábanas y gruñe maldiciones dirigidas a él mismo. Su virginidad (o símil) peligra. Así que hace un esfuerzo sobrehumano y se aparta, es hora de que el gran Jeon ponga en su lugar a Park.

Atrae a un confundido Jimin hacia sí, lo besa. Lento, con delicadeza, casi amorosamente. Se va recostando, con el más pequeño (en constitución) sobre él; los muslos de Jimin se ciernen sobre sus caderas. ¡Si tan solo se moviera más abajo!

—ChimChim, vas a abrir esa boquita tan linda que tienes, lamerás mis dedos y luego te haré ver el universo.

Jimin va a protestar, lo cierto es que su queja es empujada por su garganta de nuevo cuando tres dedos invaden su boca. No los lame, puesto que la reacción es inmediata y él, involuntariamente, produce más saliva. Lo que es tan útil como que él se hubiera chupado esos dígitos. ¿Es así como le partirán en dos? Bueno, no importa demasiado. Puede que se esté dando por vencido, pero eso no significa que no vaya a ser él quien se lleve la virginidad de JungKook. Hay que augurar nuevos encuentros.

La desilusión golpea suavemente tras los parpados de JungKook cuando ve a Jimin sonreírle, la saliva escurre por la comisura de sus labios y él no se tienta y la lame. El trabajo manual es tardado, es un dedo intruso que busca hacerse un huequito en aquel apretado anillo de músculos, son gruñidos de Jimin y maldita sea Jeon, con más cuidado, hay besos calmados y tortuosos, así como la espera. Jimin encuentra el ángulo perfecto en que puede sostenerse con los dedos de JungKook entre sus nalgas, mientras él intenta frotar ambos penes entre sí, lo malo de tener manos pequeñas. Hay mucho de lo que Jimin jamás imaginó que habría si es que llegaba a tirarse a Jeon. Él imaginaba más playeras rotas, maldiciones (que no hablarse sucio, eso se la baja), poco juego previo y muchos aplausos con rechinar de la cama y todo. En cambio hay delicadeza, suspiros, cuidado, (no hay condones, y eso debería asustarlo), un ardor en su culo cuando el gran miembro del menor remplaza los dedos. Contiene el aire, cierra los ojos y ve rojo tras estos, el dolor es punzante. Santa Madre de la Caridad, que alguien le diga que JungKook ya está dentro del todo. Ni siquiera los besos tiernos del menor sirven para tranquilizarlo. Jeon sigue jalando piel por aquí y por allá, dejando marcas nimias. Sabe que Jimin no lo está disfrutando… todavía.

Y sí, él esta tan apretado ahí dentro que se sorprende de su autocontrol a la hora de quedarse quieto. Ya recuerda porque no le gustan vírgenes. Pero es Jimin, así que la experiencia vale cada puto segundo.

Utiliza el líquido preseminal de Jimin y su saliva para masajear el miembro del mayor, mientras él sube y baja tan lento como puede. Las líneas tensas de su frente se relajan. Jimin abre la boca, se muerde el labio inferior y comienza a gemir quedito.

Lo que continúa es de lo más normal. Jeon ha adivinado. Una vez el dolor merma, Jimin gana confianza y soltura, y bota con ahínco sobre el hinchado miembro del menor. Desde arriba, la cara sudorosa del menor es tan tierna, y Park sabe que sin importar en que posición estén, el que manda es él. Impone su ritmo. Las manazas de Jeon se pasean por su pecho, le acarician los pezones (que sí tienen utilidad en los hombres, joder, siguen siendo sensitivos), el miembro. Pero es su mirada lujuriosa la que lo abrasa, la que le incita a moverse más rápido, él le da dirección y ambos ven estrellas, el cometa Halley, la Luna Roja y Andrómeda.

JungKook termina primero, jadea ya valió y en efecto. Se corre con fuerza, y es tan obsceno (nunca, obviamente, nadie se ha corrido dentro de él, y él tampoco se ha corrido dentro de nadie, pues el condón lo impiden), que él se deja llevar y todo su esfuerzo se ve recompensado con el blanco placer que mancha el abdomen contrario.

Cansados y sudorosos, con tarea que hacer y nuevamente habrá que bañarse, ambos se abrazan. JungKook sale del mayo y casi podría jurar que ha escuchado un déjalo ahí otro poco, mas ya nada se puede hacer. Con el miembro volviéndose flácido ya no puede entrar.

—Me debes una — murmura ya algo adormilado Jimin.

—Si hubieras querido habrías peleado por ser el de arriba.

—¡Fui el de arriba! Niñito irrespetuoso.

—¿Entonces qué peleas, hyung? — el hyung tiene ese retintín de burla, que solo por ser un día especial dejará pasar.

—Que la próxima vez que lo hagamos yo iré entre tus piernas, o puede que no. Depende de cómo te ponga.

—¿Y cómo vas a conseguir eso?

—Algo se me ocurrirá. Ahora cállate y abrázame.

 

 

 

 

Suga mira la puerta cerrada de la habitación que pertenece a Jimin, de haber sabido que el cabrón iba a estar cogiendo como el conejo que es, no habría invitado a su novio HoSeok a estudiar con él en su casa.

El menor es una cosa adorable, rojito de vergüenza, quieto y empequeñecido. Sus ojos no se levantan del libro que repasa, con bolígrafo en mano y una libreta de hojas blancas que lleva ya esperando a que se digne a hacer el ensayo que debe.

—¿Crees que ya terminaron? — indaga HoSeok, voz baja, ojos nerviosos.

—Lo más probable es que sí. Y como vuelvan a empezar entro y les tiro agua.

HoSeok asiente, es un alivio que ya no tenga estímulos externos mejores que los de una porno, porque él comenzaba a emocionarse, y la idea de hacer un show público en la sala no figura dentro de sus fantasías sexuales.

¿Y qué tal un swinger?

Fija sus ojos, que han ganado seguridad, en el rostro pálido de YoonGi y Gloss le devuelve la mirada con intensidad. Como si estuvieran pensando lo mismo.

 

Notas finales:

No acepto que me reclamen, puesto que ya advertí al principio.

Sugerencias y criticas constructivas, son bienvenidas.

No habrá actualización de "Celos", y de "Aroma" ya saben que es el viernes.

Nos seguimos leyendo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).