Después de esa pequeña discusión no llegamos a nada, intente explicar a Yoongi que mi comportamiento se debía a un mal día, nada más.
Decidí que si él no era capaz de verme como algo más que su simple pequeño hermano o incluso su “sirvienta”, no iba a deprimirme más. Tampoco era su culpa ser heterosexual, así que lo mejor para ambos era mantener esa relación cercana, que a la vez me hacía sentir a miles de kilómetros.
-Eh…¿Jimin? -grito Yoongi.
-¿Qué pasa?- estaba arreglando mi mochila, iba atrasado a clases.
-No creo que llegue a dormir esta noche…así que no me esperes ¿sí?- asentí en silencio, tragándome mis palabras. Hoy era mi cumpleaños y ni siquiera lo recordó, en vez de eso se va a pasar otra noche a la casa de su novia.
Su ya no “tan nueva” compañera de trabajo resulto ser su nueva novia, no podía decir que no era bella, porque para ser sincero era una mujer espectacular. No la conocí porque Yoongi me la haya presentado, la conocí cuando un día la curiosidad me supero y me quede dos horas esperando a que ambos saliesen de la empresa. Se veían como esas parejas de revistas, ambos hermosos y radiantes.
La verdad, no podía culparlo de nada. Como el mismo dijo, ya tenía treinta años y tenía que formalizar o al menos intentar algo y yo solo era un crio de veinte, sin nada que ofrecer.
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Al terminar las clases algunos de mis amigos y yo nos fuimos por unos tragos, ya sabía que beber no me haría olvidar, pero estar en casa lamentándome tampoco.
-Kookie, estoy bien- le dije risueño mientras me acompañaba de vuelta a casa.
-Te dejaré en la puerta y me voy ¿sí?- me cargue más tranquilo en su brazo. La verdad me sentía bastante mareado. Cuando llegamos a la puerta, intente sacar las llaves de mi bolsillo, pero de siquiera meter la mano a mi pantalón, Kookie rodeo mi cuerpo por detrás y saco las llaves por su cuenta. Me di vuelta para buscar una respuesta a lo que acababa de hacer, pero antes de decir una palabra, me empujo bruscamente a la pared y poseyó mis labios de manera hambrienta, desesperada. Intente alejarlo, pero mi deplorable estado de sobriedad apenas me dejaban apoyar mis manos en su pecho, estas no ejercían fuerza alguna.
-Kook…su…el…-intentaba hablar, moverme, pero me era imposible. Después de unos segundos me deje llevar. Mi mente estaba inundada de Min Yoongi y sonaba terrible, pero Kook podría ser mi distracción, al menos por unos segundos más.
Lleve mis manos a su nuca para atraerlo más a mí. Lo besaba tal y como siempre quise besar a Yoongi, pero en cuanto me di cuenta de mis pensamientos me sentí terrible. Hace algunos meses me había dado cuenta de los que Jungkook sentía por mí y no me parecía justo jugar con sus sentimientos, no cuando yo me encontraba en una situación similar.
Me separe lentamente de sus labios y nos miramos unos segundos. Cuando Kook acerco su rostro lentamente al mío nuevamente, oí su voz.
-¿Qué mierda está pasando aquí?- escuche su grave voz y me congele. Mire a mi derecha y ahí estaba el, con el ceño fruncido y apretando los puños, junto con un pequeño paquete que llevaba entre ellos.
-Yoongi...-me acerque a él. Sentí miedo, su mirada era oscura y sin vida. No era la mirada cautivadora que me enamoraba cada día.
-No me toques- dijo con los labios fruncidos – y si quieres seguir toqueteándote fuera de la puerta de MI hogar, toma…- saco la billetera de su bolsillo - ahí tienes para un motel- me tiro un par de billetes en la cara y juro que es ese momento me perdí.- Feliz maldito cumpleaños Jimin, disfruta- paso a mi lado sin siquiera mirarme.
-¿Quién rayos crees que eres? –Kook tomo su brazo bruscamente haciéndolo volver.
-¡No me toques, maldito homosexual!- su puño impactó su mejilla, haciéndolo caer al suelo.- No te quiero volver a ver aquí ¿me escuchaste?- le advirtió con asco, repulsión.
-Yoongi, por favor, espera…-mis lágrimas ya habían comenzado a caer. Jungkook estaba en el suelo, con un hilillo de sangre corriendo por sus labios y aun así lo único que me importaba era la opinión de él.
-Voy a llamar a Namjoon, te doy una semana para que tomes todas tus cosas y te largues. Supongo que tu novio te puede acoger…-dijo con sorna.
-Vamos Jimin, no es seguro que te quedes aquí esta noche…-sentí como Kookie me llevaba del brazo por los pasillos del edificio. No era dueño de mi cuerpo, apenas Yoongi me miro de esa manera tan despectiva sentí que ya nada tenía sentido en mi.
Al día siguiente mi piernas se morían por ir corriendo de vuelta a el y no fue hasta un descuido de parte de Jungkook que salí corriendo de vuelta a casa. Necesitaba hablar con Yoongi, explicarle la situación, aun cuando a el no le importase, no quería que me volviera a mirar con asco, decepción.
Apenas el ascensor me dejo en la planta indicada, entre rápidamente al departamento, y fue ahí cuando desee no haberlo hecho.
-Yoongi…mm…más- se escuchaban gemidos provenientes de su habitación. Mi mente me decía que no avanzará, pero mi cuerpo se movió por sí solo. Abrí la puerta y ahí estaba el, junto a su novia, desnudos y el resto está demás.
-Lo siento…perdón- cerré rápidamente la puerta y me encerré en el que fue mi cuarto antes de que todo ocurriera.
No sé cuando fue que comencé a escuchar el incesante toqueteo en la puerta.
-Jimin abre- decía pacientemente Yoongi desde afuera.
-No…digo, solo vine por mis cosas- dije entre lagrimas mientras juntaba rápidamente toda mi ropa. Cuando ya tuve la maleta lista abrí la puerta dispuesto a salir corriendo, no quería nada con nadie, solo quería estar solo.
-¿A dónde crees que vas?- Yoongi estaba junto a mi puerta esperando que saliese. Tomo mi brazo con fuerza y me condujo al sofá de la sala de estar, intenté zafarme pero fue imposible. Me sentó en este bruscamente e inesperadamente ubico sus piernas a cada lado de las mías y se sentó en mi regazo…¿Qué diablos estaba pasando?