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Algo en tus ojos (B.A.P.) por Rintarou-kun

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Notas del fanfic:

Por poco y no logro subir la historia de hoy DX son las 23:45 en mi país, 15 minutos antes de que sea viernes. Hubiera sido una pena fallar en el tercer día.

Fui al cine a ver “La leyenda de Tarzan”, se las recomiendo mucho. Además me levanté tarde y no escribí en la mañana XD 

Notas del capitulo:

Para hoy tenía planeada otra historia pero es más larga que ésta y yo ya no tenía tiempo XD

Éste oneshot me gustó muchísimo y espero que a ustedes también :D es muy de mi estilo, ya saben, muy rosa.

Jueves 28 de julio

Día 3

Historia 3 de 30 días Banglo

Bang Yong Guk no sabía cómo se había dejado convencer por su amigo Himchan para asistir a un evento como ése, o tal vez sí; la soledad que sentía constantemente, el deseo de tener a alguien a quien querer además del poco casi nulo tiempo libre que tenía para conocer gente lo habían arrastrado a aceptar la propuesta de su pelinegro amigo a asistir a una serie de citas a ciegas.

“No puede ser tan malo.” Se repetía internamente, al fin al cabo, su amigo había conocido a su novio, un chico muy dulce, en un evento así, pero, ¿qué probabilidades había de que un chico igual de lindo que Jong Up apareciera en un lugar así otra vez?

El joven suspiró pesadamente mientras se removía incómodo esperando en la fila para entrar al lugar, sólo faltaban cinco minutos para que todos entraran, empezaba a congelarse y a sentirse nervioso. Miró a los demás chicos (porque sí, eran citas a ciegas para chicos gays), en la fila y pensó que era curioso que nadie se hablara, tal vez no quisieran arruinar el protocolo de esos eventos, la gente decía que lo importante era sentir que habías encontrado a la persona indicada instantáneamente que se sentara frente a ti, sino no era divertido.

Metió las manos dentro de los bolsillos de su abrigo y respiró lentamente dentro del hueco que hacía su bufanda azul marino contra su cara, tratando de que le dejaran de castañear los dientes; “Es sólo el frío.” se dijo, pero no estaba seguro, también comenzaban a sudarle las manos.

¿Y si todo eso sólo era una pérdida de tiempo? Debería estar preparando sus clases para el día siguiente en vez de estar esperando a ver a una serie de desconocidos. A pesar de ser joven, ya era maestro en una universidad de prestigio en Corea, y de los buenos, además de ser muy responsable, por consiguiente desentenderse de sus obligaciones le causaba ansiedad.

Soltó un suspiró de alivio cuando abrieron por fin las puertas del restaurante, inspeccionó rápidamente todo con la vista antes de decidirse a dar un paso enfrente y entrar cuando había llegado su turno, “Aquí vamos.” Se animó internamente y entró.

Llegó a donde estaban recibiendo a todos y le dieron una ficha al azar. Le tocó quedarse sentado mientras otros chicos que habían recibido la ficha diferente a la suya cambiaban de lugar. No conocería a todos, pero esperaba que entre los que sí, estuviera el indicado.

 

Escuchó una vez más la pequeña campana que anunciaba el cambio de parejas y suspiró aburrido. Comenzaba a sentirse mareado y consideraba la opción de matar a Himchan por haberlo convencido de una idea tan absurda; todos los chicos con los que había hablado no eran ni de cerca el indicado; eran muy sosos, demasiado extrovertidos y desinhibidos, algo maniacos o a los que le había temido más: unos pervertidos de primera con fantasías sexuales aterradoras. Ninguna de esas categorías entraban en lo que el quería.

Cerró los ojos y se recostó ligeramente en la silla cuando algo le hizo abrir los ojos de golpe.

–¿Aburrido hyung?– dijo el chico que se había sentado frente a él.

Reconoció la voz al instante y se incorporó lleno de vergüenza; ¿qué pensaría su alumno al habérselo encontrado en un lugar así?

Considero la opción de inventar que necesitaba ir al baño e irse de ahí, pero algo en los ojos de alto chico frente a él lo detuvo. Se le quedó viendo con el rostro caliente, incapaz de decir o hacer algo, mientras el chico lo miraba con una sonrisa traviesa.

Choi Junhong, era uno de sus alumnos de segundo año, un chico callado y aparentemente tímido, pero que recordaba a la perfección por ser excepcionalmente inteligente; pero el chico frente a él no parecía el chico que veía todos los martes y jueves en el aula, el chico frente a él parecía totalmente distinto, además de que jamás pensó que un chico tan guapo y rodeado de chicas fuera gay.

–¿Quieres ir a otro lugar?– preguntó Junhong.

Inconscientemente, Yong Guk asintió y cuando se dio cuenta ya estaba siendo arrastrado por Junhong por la frías calles de Seúl hacia un destino desconocido.

–¿A dónde vamos?– preguntó el mayor mientras dirigía su vista hacia su mano entrelazada con la de Junhong. Sus manos eran frías pero el contacto era reconfortante.

–A uno de mis lugares favoritos en la ciudad.– contestó sin quitar la vista del camino pero con una gran sonrisa que dejó embobado a Yong Guk.

Junhong lo arrastró con paso apresurado, como niño que va a una dulcería, alrededor de diez minutos hasta que llegaron a una cafetería donde había poca gente pero el olor era delicioso, el ambiente cálido, además de haber música en vivo, una de las cosas que más le gustó a Yong Guk.

Se sentaron en una mesa al fondo, y el mayor se sorprendió cuando un chico delgado y de gran sonrisa les llevó un capuccino, el no recordaba haber pedido algo, llegó a la conclusión de que Junhong era un cliente habitual.

–Gracias Daehyun hyung.– le dijo el menor al chico que le había llevado el café, el cual se retiró después de sonreírles.

–Espero no te moleste que te hayan servido sin siquiera preguntarte.–volvió a hablar Junhong.

–Para nada, me gusta el capuccino.

–Es la especialidad de la casa, además de mi favorito.– le dijo con una gran sonrisa que hacía que sus ojos se achicaran.

Yong Guk se sorprendió al ver la sonrisa de Junhong, pero aún así le sonrío de vuelta.

–Nunca te había visto sonreír así. No pareces tú.– dijo sin querer lo que pensaba el mayor.

–Es porque no suelo hacerlo. No me siento muy cómodo con la mayoría de mis compañeros de clase.

–Pues esta noche te he visto sonreír mucho.

–Es porque sin siquiera esperarlo estoy con la persona que me gusta tomando un café. Además, me siento realmente como soy contigo.

Yong Guk se sorprendió con esa respuesta y la poca timidez con la cual fue dicha, pero no reclamó nada, para ser sincero lo había hecho feliz.

Habían comenzado a hablar sobre banalidades y sin darse cuenta terminaron hablando sobre temas más profundos; sueños, esperanzas, el cómo Junhong había escogido ser doctor y cómo Yong Guk había logrado ser profesor a tan temprana edad.

Yong Guk se repetía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero no quería romper su ilusión, aún no; quería que ese momento durara un poco más, porque jamás se había sentido tan a gusto con alguien y nadie nunca le había parecido tan encantador como Junhong.

Pero como no todo es para siempre el momento de irse llegó.

Después de mucho insistirle, Junhong aceptó que Yong Guk lo llevara en su coche hasta su casa; regresaron por él hasta el restaurante donde se habían llevado a cabo las citas a ciegas y se sorprendieron un poco al encontrar todo apagado y cerrado. Habían pasado varias horas juntos y les habían parecido minutos.

Hicieron el recorrido en silencio con la música del radio de fondo, pero no era un silencio incómodo, sólo era de esos silencio que no necesitan ser llenados.

–Aquí es.– habló Junhong cuando llegaron enfrente de su casa.

Yong Guk bajó con él y lo acompañó hasta la puerta.

–Hasta mañana, hyung. Nos vemos en clases.– habló el menor con una gran sonrisa.

–Hasta mañana, Junhong.– respondió Yong Guk sonriendo también.

Sin saber si se arrepentiría después de lo que estaba a punto de hacer Yong Guk jaló a Junhong y le dejó un corto beso en los labios. Al separarse pudo apreciar la sorprendida pero feliz expresión del más alto.

–Buenas noches.– dijo el mayor y se dio la vuelta dirigiéndose hacia su auto.

–Hyung.– lo llamó el menor.

–¿Sí?– preguntó al mismo tiempo que se volteaba.

–¿Quieres ir al cine el sábado?

–Claro.– respondió el joven maestro sin titubear con una gran sonrisa en su rostro.

Junhong le sonrío y él lo miró hasta que se adentró en su hogar.

Entró a su coche y se recargó en el asiento, suspirando feliz.

No le importaba si él y Junhong eran alumno y maestro. Junhong ya era un adulto y Yong Guk no podía ignorar lo que había sentido esa noche, además de el incesante golpeteó de su corazón dentro de su pecho.

Notas finales:

¡LO LOGRÉ! Les juro que sentí que no lo lograba XD lol

Espero les haya gustado y espero sus reviews :D

Bye bye, nos leemos mañana ^^/


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