Llovía. Llovía con mucha intensidad. Llovía justo como aquel 21 de abril. Ese 21, martes de hace 4 años. Ese martes de hace 4 años, en el cual sucedió el fatídico hecho que cambio mi vida por completo. Nunca espere que esto fuera a pasar, nadie en su sano juicio se espera algo como esto. Comenzaré por el principio, no hace 4 años sino cuando tenía 17 años y cursaba tercero de preparatoria.
Ese año, perdimos otra vez contra el Shiratorizawa, pero eso no fue del todo malo. Teniamos otra oportunidad, una última oportunidad de poder ir juntos a las nacionales, de por una vez vencer a ese equipo que no nos había dejado cumplir nuestro sueño. Pero al final como se suele decir, un sueño es siempre un sueño y no tiene porqué cumplirse y así fue, perdimos pero no contra nuestro enemigo de estos 3 años sino contra un nuevo equipo que estaba arrasando con todo y que cada día brillaba más. Ese día le vi llorar por primera vez en años, e incluso yo llore como no lo había hecho en los mismos años. Porque os preguntareis, pues porque nuestro sueño no se iba a cumplir, porque no íbamos a ir juntos a las nacionales y porque le fallé, esto último es lo que más me duele, no pude llevarle a la cima, no pude hacerle brillar más de lo que ya brillaba, y todo porque perdimos nuestra última oportunidad de jugar juntos. Siempre seriamos amigos, vecinos, pero nunca más compañeros de equipo, nunca más podría cogerle de la espalda con orgullo o chocar las manos al ganar, porque ya no íbamos a estar en la chancha juntos nunca más porque el seguiría brillando en la cancha y nunca más junto a mí. Porque diréis, sencillo él es inteligente y va a ir a una universidad de prestigio que seguro que le dará una beca por el vóley, mientras que yo iré a una de local acorde con mis notas que no eran ni por asomo tan brillantes.
Pero todo cambió el día que nos graduamos, y no para mal como yo pensé. Él vino a mi corriendo con su sonrisa de oreja a oreja que le hacía brillar más que a nadie, que me hacía mirarle solo a él, esa sonrisa que me mostro cuando éramos críos de primaria y que me cautivo desde el primer momento que la vi. Cuando estuvo junto a mí, me dijo justo lo que yo ya sabía que iría a la universidad T, y que tenía además una beca por vóley. Lo sabía llevaba meses preparándome mentalmente para esto pero fue más duro oírlo de sus labios, pero o que dijo a continuación me hizo mirarle como nunca le había mirado. Me dijo: gTú vendrás conmigo, porque sin ti, nunca bajaría de mi nube, porque sin ti no entraría en razón, porque sin ti nadie me soportaría, porque sin ti no soy nada Iwa-chan, porque te quiero siempre lo he hecho y nunca me atreví a decirlo por miedo, miedo a que me rechazaras, a que te fueras de mi lado, a que no estuvieras ahí para mí, a que me dejaras sólo por eso al ver que no vendrías conmigo tome una decisión, te diría todo lo siento sin arrepentirme de nada porque lo que más me dolería sería perderte, asique Iwaizumi Hajime te quiero desde el primer día que te vi.h Eso me dejo en shock, él había dicho todo lo que yo nunca me atreví a decir, por el mismo miedo, él dijo que quería estar conmigo y en ese momento llore, no por rabia, no por frustración, llore de felicidad porque él estaría conmigo porque él me amaba. Al verme llorar se preocupó y se puso en lo peor y en ese momento hice lo que llevaba años deseando hacer, le besé. Le besé como si nadie estuviera alrededor como si el mundo se fuera a acabar ahora mismo, le besé demostrándole todo lo que sentía por él, porque aunque siempre estuviéramos insultándonos, gritándonos, yo pegándole una que otra vez, siempre estaría ahí para él, siempre le querría y en mitad del beso Oikawa comenzó a llorar como yo.
Un principio muy cliché muy él, pero fue nuestro principio y siempre lo recordare, el principio de una serie de años maravillosos junto a él, y tuvimos nuestros problemas, nuestras peleas, nuestras reconciliaciones, pero siempre acabamos bien porque sabíamos que no había nadie como él otro en nuestras vidas, porque en esta vida no habría nadie que sustituyera al otro, porque como se dice te amare el resto de mis días aunque no estés. Y así fue como pasamos nuestros cuatros años de universidad, yo acabe Derecho y el terminó Empresariales, y ambos fuimos contratados en las empresas en las que hicimos las prácticas, asique lo teníamos todo, pareja, casa propia e independencia económica solo nos faltaba una cosa. Decidí esperar un poco, y al pasar nuestro primer año trabajando y viviendo juntos le regale por su cumpleaños un viaje a Estados Unidos. Al principio no lo entendió, porque Estados Unidos y no otro sitio, y le dije que fue un impulso, y tan contento el acepto venir. Fue nuestro primero de muchos viajes juntos pero sin duda el único que merece recordar ahora, porque fue en este viaje cuando le pedí oficialmente que fuera el hombre de mi vida. Si me lo curre, lo lleve a Estados Unidos y le pedí matrimonio en Central Park, donde con lágrimas en los ojos acepto y a los dos días estábamos oficialmente casados. Terminamos el viaje sin problemas y disfrutando de todo al máximo porque a la vez también fue nuestra luna de miel. Los problemas llegaron cuando llegamos a casa, nuestros padres no se lo esperaban estaban bastante impactados pero ninguno nos rechazó y eso fue lo mejor que nos pudo pasar, todavía recuerdo lo que dijo la madre de Oikawa ese día: gSi ya sabía yo que ustedes iban a terminar juntos, porque desde pequeño cada vez que soñaba decía tu nombre, además no ha podido encontrar mi hijo mejor pareja que tu Hajime, tenéis mi más sincera bendición y gracias por amar a mi hijo como lo haces.h Oikawa murió de vergüenza y siempre que quería picarle solo tenía que recordárselo. Pero en ese momento fui feliz al completo, ahora si lo tenía todo salud, trabajo, una casa propia y un marido que me amaría el resto de su vida como yo a él.
Y así pasaron los años, hasta que un mes de marzo decidimos tras tantos años discutiéndolo adoptar un hijo, Oikawa estaba empeñado en que tenía que enseñarle todos sus trucos de vóley antes de hacer se viejo, que él se encargaría de llevarlo a los partidos, traerlo, animarlos, entrenarle y darle todo el amor que él había recibido toda su vida. Asique después de hacer todo el papeleo, fuimos a conocer a nuestro hijo adoptivo. Fue un día que nunca olvidare, fue el peor día de mi vida a la vez que él mejor. Ese martes 21 de abril, llovía en abundancia, veníamos del orfanato, nuestro hijo Haruki venía montado en la parte de atrás junto con Oikawa que no se había podido resistir a ir contándole mil cosas por el camino de vuelta a casa. Estaban los dos sentados atrás, yo conducía e iba con bastante precaución ya que llovía bastante ese día, pero de repente vi unas luces de frente y lo siguiente que recuerdo es estar mojándome mientras sentía un intenso dolor en el cuerpo. Antes que pensar en mi pensé en él, y levante la cabeza y lo vi, la imagen qué nunca olvidare, Oikawa estaba atrapado debajo de la puerta protegiendo a Haruki con su cuerpo, el niño inconsciente del golpe parecía estar bien, pero me fije mejor en Oikawa él no estaba bien, había un charco de sangre justo debajo de él, y el mundo se me vino encima, se opacaron todos los sonidos de ambulancia, bomberos y policía para centrarme en él, en como levantaron lo escombros del coche y en como lo subían a la camilla. Hay reaccione, y me incorpore para acercarme y cogerle la mano, solo me temía lo peor y así fue, me miro con la poca luz que tenía en sus ojos y me acerco a él y me susurro que criara a ese niño por el también que él siempre estaría con nosotros porque nos amaba a los dos y me separo para mirarme a los ojos y decirme que me amaba mientras me sonreía por última vez.
Y así es como me encuentro aquí en el cementerio 4 años después de ese fatídico día, hoy también llueve como ese día. Pero me da igual, Haruki está a mi lado diciéndome que me ponga bajo el paraguas pero yo no le escuchó, solo lo miro y veo al niño que Oikwa había protegido con su vida, ahora era un jovencito de 8 años, que estaba en primaria y que hoy había sido aceptado en el club de vóley de la escuela. Entonces mire a su tumba otra vez y sonreí con nostalgia viendo como este 21 de abril se había llevado al amor de mi vida para darme un hijo al que debía cuidar para que fuera alguien tan brillante como la persona que amaré el resto de mi vida aunque ya no este. Te quiero Oikawa Tooru como todos los días del resto de mi vida y deposite las flores en su tumba para posteriormente marcharme.