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Do you have a cigarrette? por MikitsuLee

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Notas del fanfic:

Aunque en el transcurso de los capitulos no lo parezca, los personajes principales son Murasakibara y Akashi, aunque màs bien "desde la vista de Himuro".


Aparecen muchas parejas, asi que lo resumire en un casi AllxAll.

Digamos que el tema principal son las adicciones y algo sobre mafia aunque no es especificado. Ademas, habra crossover por ejemplo con Free, Haikyuu, Slam Dunk, por el momento.

NINGUNO DE LOS PERSONAJES ME PERTENECEN. 

Criticas y comentarios bien recibidos, es la primera vez que experimento con algo como esto.

Esta historia tambien se encuentra en Wattpad

Espero que sea de su agrado!

Notas del capitulo:

Como lo dice el titulo, es un vistazo rapido contado sobre Akashi de lo que pasara en un futuro, aunque claro, sin dar detalles mas alla de lo que cuenta ni antes.

Llega un momento en la vida que te rompes. No sabes cómo, a veces tampoco te percatas del porqué... Solo te rompes. Y duele tanto que buscas cualquier cosa para olvidarlo. Tú decides cómo, sobre ello la gente te llama "cobarde" o "admirable". A mí no me importa mucho... O eso aparento. Prefiero estar en compañía de todos aunque no hable y solo ría de sus ocurrencias, tampoco sé del porqué me respetan, nunca se meten conmigo, y si lo hacen siempre hay alguien que me defienda, no es que yo no lo pueda hacer. Incluso me tienen miedo, me temen. Todos los días mientras camino por el campus escucho toda clase de comentarios. La gente nunca para de hablar aunque no diga nada, y tampoco para de oír aunque no escuche. La gente parece hecha de plástico, frío y reluciente plástico. Plástico destructible. Plástico cinco. Plástico igual y semejante a los demás. Plástico ordinario, sin valor. A veces me siento igual que todo ese plástico... A veces siento que la corriente me lleva... A veces, muy a veces, caigo en el mismo juego, pero alguien me rescata. Yo no soy igual que ellos. Soy diferente, único e imposible de sustituir, solo que la gente no lo entiende, se la pasan viviendo entre tendencias, copiando personalidades sin darse cuenta de que tienen una propia. Tampoco lo había entendido completamente hasta que Tetsuya me lo planteó en una de las tantas fiestas en las que hemos coincidido, asumí que tenía razón. Le gente siempre es descuidada y no observa a su alrededor, no encuentra las cosas diminutas que las pueden hacer feliz... Y en mi caso, hay momentos en que eso no basta.


Todos vienen a la vida con una misión, con un propósito, yo ya no sé cuál es el mío. Al principio era hacerme cargo de todos los negocios de la familia Akashi, pero, ¿ahora? Ahora quizás debía servir de obrero para esa compañía que mis propios ancestros habían forjado. Yo no era digno. Eso fue lo que dijo mi padre, pero nunca entendí por qué. Un día solo mis cosas estaban afuera. Lucía tan asustado en ese entonces... Me sentía tan vulnerable en ese entonces... Y lo único que me daba fuerzas era ese retrato que había llevado consigo, y  el recuerdo más feliz y grato de toda mi vida hasta el momento: el retrato de mi madre y ese balón de baloncesto. Si tenía esas dos cosas conmigo, podía enfrentar cualquier cosa, no había duda. Tenía sangre Akashi en mis venas, yo era fuerte sin importar qué, aunque mi padre me hubiera corrido, aunque en ese mismo momento no supiera a dónde ir... Aunque toda causa pareciera perdida, la esperanza era lo último que moría. Y no murió. Me tendieron la mano, la misma persona que dijo sobre las personas y su falta atención  a su alrededor: Kuroko Tetsuya.


Nunca me había puesto a pensar en cómo debía de sobrevivir un universitario que debe trabajar para pagar sus estudios... O mejor dicho, lo pensé, pero nunca tuve esa sensación de estar bajo presión todo el tiempo por trabajar y estudiar al mismo tiempo. En la mansión había tenido tanto cuanto pude y hasta más, ignorando el esfuerzo que empleaban mis amigos y compañeros para poder seguir asistiendo al campus y completar una carrera. Yo puede haber ido a América, Europa o a cualquier parte del mundo, pero había decidido quedarme y permanecer a lado de todos ellos que eran mis amigos, esos que no eran parte de ese plástico común.  Cada uno de ellos me enseñó un mundo que desconocía debido a las murallas de mármol de la mansión en la que había estado residiendo durante los 19 años de mi vida, casi los 20. Esas paredes me impidieron sentir de verdad lo que es vivir. Las cosas nunca serán de nosotros sin esfuerzo y tampoco se conseguiría satisfacción. Entendía porque mis notas jamás me habían satisfecho, las cosas materiales, los sirvientes a mis órdenes.... Nada me había costado hasta entonces, hasta que Tetsuya me había mostrado cómo era que se conseguían las cosas en "su mundo", un mundo cruel donde solo sobrevive el más fuerte. Donde siempre gana el plástico más sintético.


Jamás me había planteado lo cruel que eso era, lo difícil que también eran las vidas de mis amigos. Cada uno con su propia historia, una historia en las que yo era participe y en las cuales jugaba un papel, en algunas más que en otras, en algunas con mayor huella... cómo las que me dejaban en mí.


Aún pareciera que había sido ayer cuando Daiki nos había dicho sobre su relación con Satsuki. Todos comimos juntos: Shintaro, Ryota, Tetsuya e inclusive Shoichi, todos lucían felices, bebimos para celebrar y el humo del tabaco invadió todo el espacio que ocupábamos. Personalmente no me gustaba fumar, miles de compuestos químicos tóxicos que se mezclaban con tu sistema para provocarte cáncer a futuro no sonaba tentador, pero lo soportaba, porque a Daiki y a Ryota les gustaba fumar mientras Shintaro, Satsuki y yo bebíamos cerveza o jugo de arándano con vodka. Daiki, Ryota y Shoichi siempre terminaban con las cervezas primero, nosotros tres con el vodka, mientras Tetsuya se conformaba con un batido de vainilla, su favorito.


Ese día fue cuando todo comenzó, cuando conocí a la persona más odiosa que jamás hubiera conocido, despreocupado, infantil, perezoso, indiferente, ese maldito titán de cabello morado que siempre estaba acompañado de un azabache de lunar en el pómulo. Ese devora dulces que me iba a hacer llorar, reír y amar... Ese que me iba a llenar de sentimientos encontrados y deseos culposos que a su lado tenían sentido... Él, Murasakibara Atsushi, quién siempre peleaba con Shintaro hasta que llegaron a los puños.


Fue el azabache quién primero se nos acercó, la verdad, no me daba buena espina, su aura era diferente.... quizás tan igual cuando Daiki nos había presentado a Imayoshi Shoichi. Frívola. Poseía una sonrisa sutil que llamaba demasiado la atención ya con el simple hecho de no revelar su ojo izquierdo y por el llamativo lunar en su pómulo contrario. Me había pedido un cigarrillo, a mí.


-¿Tienes un cigarrillo?


Cuestionó con un tono educado aunque la sonrisa en su rostro no revelara sus verdaderas intenciones. Llamó la atención de todos en cuanto me habló, yo negué.


-Lo lamento, no fumo.


Pero mi respuesta no pareció bastarle, Suspiro casi decepcionado mientras su entrecejo también se curvaba. Entonces, Tetsuya de repente tenía una cajetilla abierta en su diestra ofreciéndole uno de los Lark Super Menthol de Shoichi. En respuesta, el azabache sonrió, pero después de tomar uno de los cigarrillos y colocarlo en su boca, me dio su encendedor y volvió a sonreír.


-¿Me ayudas?


Traté de sonreír, pero no pude evitar lo mucho que me desagradaba hacer eso.  Una rápida ojeada a Shintaro delató su fatal humor mientras veía esa escena.


-Muro-chin -había dicho ese pelilla, quién se había mantenido todo el tiempo lejos de la escena comiendo papas fritas- Vamos a ordenar. Podemos encontrar cigarrillos después.


-Espera, Atsushi -y de repente, se giró hacía nosotros. Cuando miré bien al peli lila, reparé en algo que estúpidamente no había notado: su escalofriante estatura- Chicos, ¿podemos compartir mesa con ustedes?


Noté como Satsuki se había revuelto incomoda en su asiento mientras Daiki enarcaba una ceja ante la propuesta, Shoichi se mantenía con sus característicos ojos entrecerrados y esa sonrisa que se me asemejaba tanto a la del azabache a lado mío mientras Ryota parecía no tener problema, caso contrario a Shintaro que acomodaba sus anteojos con un claro gesto de desprecio, por otro lado, Tetsuya no demostraba gesto alguno.


-Estamos celebrando algo intimo -atiné a decir- Nuestros amigos anunciaron su relación, por eso sería inapropiado que aceptáramos. Lo siento.


El peli lila bostezó y luego siguió comiendo. Completamente indiferente, me llegó a irritar. El azabache sonrió nuevamente negando de forma suave.


-Descuida, aunque te has disculpado conmigo dos veces sin si quiera presentarnos. ¿Puedo saber tú nombre?


-Muro-chin -interrumpió el gigante, le estuve agradecido en ese momento- Dejemos que ellos sigan en lo suyo, Kao-chin está esperando.


El azabache resopló como sabiéndose derrotado, me miró nuevamente y sonrió.


-Espero encontrarnos de nuevo, pelirrojo. Eres bastante lindo.


Y se fue.


Hubo consternación por un momento en el lugar. Seguimos con la vista en la espalda del par mientras alcanzaba a escuchar. "Kazunari te estará esperando", había dicho el azabache. "Quiero terminar con todo ya", contestó el gigante. "¿No es muy pronto?". "No. Me interesa otra persona". Llegué a pensar que hablaban de una chica, que el peli lila terminaría con una chica... Pero no fue así. Llegaron con un chico alto azabache igualmente, pero con unos ojos grises que resaltaban, se abrazó del gigante en cuanto lo vio. Así que era eso.


-Debiste decirle tú nombre -escuché a Ryota- Ese chico, es lindo.


-Claro, preséntate a cualquier desconocido que te topes, nanodayo -recriminó Shintaro.


-No me cayeron bien -Se limitó Daiki, empinándose su cerveza


-Yo creo que el alto en realidad estaba molesto -dijo Tetsuya de repente, intercambiamos miradas- Akashi-kun, Ten cuidado


-Opino lo mismo -dijo Shoichi y mire a ambos sin comprender- No sabemos de qué forma pueda amar.


No entendí nada, no le tomé demasiada importancia, hasta los siguientes días, las siguientes ocasiones, cuando lo odiaba pero sentía raro al no tener su presencia, cuando comía sin parar pero me encantaba regalarle malvaviscos.... Lo odie, y comencé a amarlo.  Esa extraña sensación de no saber si eso era el amor.


Fue cuando las heridas comenzaron a hacerse más profundas y su sola presencia parecía bálsamo, hasta que esta también comenzaba a doler... también comenzaba a lastimarme al sentirme ignorado. Yo, ignorado.


"La gente nunca para de hablar aunque no diga nada, y tampoco para de oír aunque no escuche. La gente parece hecha de plástico, frío y reluciente plástico. Plástico destructible. Plástico cinco. Plástico igual y semejante a los demás. Plástico ordinario, sin valor." Comencé a sentirme igual que todo ese plástico. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado! Lamento si esto primero es muy corto, deja dudas, es fatal u algo similar, pero espero que sea de su agrado.

Muchisimas gracias por su tiempo y la actualizacion sera el jueves.


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