Llamas en la noche
La luna cubierta tras aquellas negras nubes amenazantes con tormenta. El fuego cernido en aquel angosto lugar. Su silueta se materializó de la nada en el lugar atestado de humo.
La brillante luz naranja de las llamas se reflejaban en su pálida piel, danzando en los níveos pómulos, iluminando tenuemente sus negros ojos.
Jamás creyó que alguien pudiera tener un rostro tan bello. Sus ojos eran tan negros y profundos como un pozo. Sin alma. Sus labios daban la única pincelada de color al cadavérico rostro. Su nariz giró en su dirección, como si fuera capaz de sentirlo por su olfato antes que por su vista.
“No es su hora todavía”
Una desconocida voz habló en su cabeza.
Hasta que no vio una segunda figura aparecer de la nada a su lado, no pudo identificar su origen.
“Él no es nuestra misión, Kyuhyun”
El recién llegado habló de nuevo en su mente. Era alto, más que el primero. Su piel ligeramente más oscura desaparecía bajo un intrincado tatuaje en su pectoral izquierdo. Cuernos retorcidos en su frente le indicaron que no era una criatura de ese mundo. Sus ojos negros, sin iris ni pupila pusieron sus pelos de punta cuando lo enfocaron.
“No hemos venido por él”
“Lo sé”
La segunda voz era musical, ligeramente suave, parecía terciopelo rozando sobre su piel.
“Pero puede vernos. No le queda mucho tiempo tampoco, Siwon.”
Ambos seres lo miraban ahora directamente. Ni pizca de compasión se asomaba a su rostro, sólo curiosidad ante la situación al parecer poco frecuente.
Una fuerte explosión a sus espaldas lo asustó, obligándole a cerrar los ojos antes la intensidad y el calor de las llamas que lo rodeaban. Trató de echarse hacia atrás, pero su cuerpo sin fuerzas se mantuvo en la misma posición sentada, apoyado contra la pared de ladrillos.
Al abrir sus ojos de nuevo, ambos seres permanecían en la misma posición frente a él. El segundo en aparecer tenía ahora su rostro girado hacia la izquierda.
“Él es nuestra misión”
Su voz habló de nuevo en su mente mientras aquel ser caminaba unos pasos a la izquierda.
Giró su rostro en su dirección para verlo detenerse junto a un cuerpo tirado en el suelo. No logró reconocerlo. Su rostro y piel estaban quemados y desfigurados. Pero estaba seguro que no estaba allí unos segundos antes. La explosión debió llevarlo hasta allí.
El pálido frente a él se movió también atrayendo de nuevo su atención. No hacía el más mínimo ruido al desplazarse. Ni siquiera su larga túnica susurraba al contacto con el suelo.
“Sí, es él”
Su grave voz habló sin el más mínimo timbre de emoción en ella.
Elevó un brazo y de la nada una enorme guadaña apareció en su mano. Negra, con la hoja plateada, afilada. Mortal.
“Date prisa”
El ser con cuernos lo apremió.
“Eres demasiado impaciente, Siwon. Sé que quieres su alma, pero éstas necesitan unos segundos para poder abandonar su cuerpo”
“Siempre me sueltas el mismo sermón”
“Porque siempre te emocionas demasiado. ¿Acaso no tienes suficientes almas ya en tu ejército del inframundo?”
“Las almas jóvenes son siempre las mejores. Y las quiero. Todas.”
Supo que el ser pálido habría suspirado si fuera humano. De algún modo sabía que” ya no tenía aliento para ejecutar tan humana reacción.
“Kyuhyun, atento”
La voz del ser llamado Siwon atrajo su atención al cuerpo del hombre en el suelo. Una extraña luz blanca lo envolvía ahora. Una luz que se concentró en un punto en su pecho hasta que finalmente se separó de su cuerpo flotando hacia arriba. Y fue en ese instante cuando la guadaña fue blandida con maestría por Kyuhyun y la extraña y celestial luz quedó partida repentinamente en dos.
Estupefacto contuvo el aliento, viendo como ambas partes del alma de aquel hombre ahora eran teñidas en negro. El ser de la guadaña alargó su brazo ahora libre de ella y ambas luces negras se vieron atraídas hacia su mano dónde se juntaron de nuevo en una única masa de ahora color negro tizón.
“Toda tuya”
El ser pálido se la tendió al del tatuaje y éste la atrajo ansioso hacia su pecho, dónde desapareció al contacto con su piel. Al abrir sus ojos, estos se habían vuelto rojo fuego. Llamas danzantes que nada tenían que envidiar al incendio real que los rodeaba.
“Estabas ansioso por esta”
Kyuhyun comentó ante su evidente reacción de satisfacción.
“No sabes cuánto”
El ser de los cuernos estiró un brazo y rodeó el cuello del pálido acariciando su mejilla y atrayéndolo hacia él para besar su cuello, dónde un diminuto tatuaje circular, gemelo del que él llevaba en el pecho, era visible. Éste se volvió rojo al contacto con sus labios pareciendo despertar de un largo letargo.
“Vámonos. No tenemos nada más que hacer aquí”
Aunque la voz sonó en su cabeza, las palabras fueron dirigidas al oído del ser pálido que elevó la vista para encontrarse con los ojos ahora rojos de su amante.
“Vámonos”
Aceptó él.
ㅡEsperad…
Sin saber de dónde, sacó fuerzas para hablar. La presión en su pecho era horrible, el martilleo en su cabeza parecía a punto de hacerla estallar.
ㅡLlevadme… Llevadme con vosotros…
Ambos seres le miraron fijamente ahora. Dos pares de ojos sin vida. Dos cuerpos sin alma.
ㅡNo es tu hora ㅡfuera de su cabeza, la voz de Kyuhyun era como caramelo líquido resbalando por sus labios aunque su expresión fuera la más pétrea que hubiera visto jamás.
ㅡTodavía ㅡla voz de Siwon en cambio sonó grave, hueca, con un profundo eco tras ella. Una macabra sonrisa surcando su rostro.
El vello en su nuca se erizó ante la amenazante respuesta.
ㅡ¿Qué sois?
Por primera vez, una chispa de interés apareció en aquellos profundos ojos negros.
ㅡMe conocen por demasiados nombres… En este mundo…
ㅡEl ángel de la muerte ㅡrespondió Siwonㅡ. Mi ángel de la muerte ㅡseñaló atrayendo su cuerpo hacia él en un peligroso gesto de posesión.
Kyuhyun le miró con una neutra advertencia en su rostro, ligeramente molesto por la interrupción.
ㅡ¿Voy a morir, verdad?
Kyuhyun le miró.
ㅡNo hoy ㅡnegó.
“Kyuhyun, vámonos”
La voz de Siwon resonó en su cabeza, al parecer no se habían percatado que él podía oírlos.
ㅡ¿Volveré a verte?
La pregunta sorprendió a ambos, por primera vez observó una verdadera reacción de asombro en su rostro.
Kyuhyun le miró de frente, a los ojos, con curiosidad y… diversión. Una entretenida sonrisa ablandó por fin aquel inexpresivo rostro.
ㅡQuizá antes de lo que crees…
“Vámonos”
Y tras aquella palabra pronunciada como una firme orden, ambos desaparecieron dejando tras de sí nada más que unas volutas de polvo sacudiéndose en el aire irrespirable por el humo y las llamas.