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De stripper al amor de tu vida por Yewooki

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Notas del capitulo:

Espero les guste y perdón si hay errores~

Cuando su madre murió, Daiki supo que estaba solo en el mundo, a la dulce edad de quince años, viéndose ignorado por los pocos familiares que tenia tuvo que conseguir empleo para poder mantenerse a sí mismo, por ello y a través de los años pasó de trabajo en trabajo, siempre medio tiempo porque no quería renunciar a su sueño de volverse un famoso basquetbolista, pero cuando llegó su último año de preparatoria, una lesión en su rodilla que también terminó por afectar su cadera lo imposibilitaron de conseguir una beca universitaria, por ello viéndose con pocos recursos para poder pagar sus estudios universitarios, decidió hacer algo extremo.

 

Desde hacía unos meses veía aquella tarjeta que descansaba sobre su escritorio, un viejo se la había entregado, un día que había salido más tarde de lo normal de su trabajo como acomodador en una librería cerca del centro de la cuidad, era para un bar con strippers dentro de la zona centro de la ciudad, suspiró, no tenía muchas otras opciones, un conocido suyo, había trabado como bailarín durante el verano para poder pagarse un viaje y vaya que si le había ido bien, pero a comparación de su amigo, él no era precisamente delicado, su cuerpo era grande, musculoso, y su rostro a pesar de saberse atractivo, no era lindo.

 

Nada perdía intentándolo, ¿no?, se dijo a sí mismo, antes de entrar en la ducha, donde se tomó su tiempo para quedar completamente limpio, después pasó la misma cantidad de tiempo decidiendo que carajos ponerse, ya que su ropa consistía en su gran mayoría en ropa deportiva, entonces casi al fondo de su armario, encontró aquel ridículo conjunto que le había regalado el estúpido de Kise dos años atrás para su cumpleaños, suspiró viendo con malos ojos aquel conjunto de ajustados pantalones de cuero oscuro simulando piel de serpiente, junto a una playera oscura semi trasparente.

 

Una vez con aquel conjunto sobre su piel, se vio en el espejo de cuerpo completo detrás de su puerta, su ceño se frunció, se veía como prostituta barata, pero eso le serviría, trató de arreglar su cabello azul, pero fue imposible, simplemente suspiró cansado y se colocó algo de colonia antes de salir de su casa, para ir hacia el local, donde al ser temprano se encontró con los empleados limpiando el local, se acercó a la voluptuosa peli rosa que estaba en la barra acomodando perfectamente las botellas.

 

- ¿Disculpa?- murmuró gravemente atrayendo de inmediato la atención de la chica- ¿Dónde encuentro al dueño?

 

- Kagamin no se encuentra aquí- murmuró apenada, el chico frente a ella había puesto una cara decepción, no lo reconocía como uno de los múltiples amantes del pelirrojo que se pasaban por el bar para hacer berrinches- ¿Para qué le necesitabas?

 

- Q-Quería hacer una audición para ser stripper- susurró apenado, no quería verdaderamente hacer aquello, pero con sus horarios en la universidad no encontraría nada bueno.

 

- Oh- dijo la peli rosa sonriéndole amistosamente- entonces necesitas verte con Tetsu-chan- dijo ella con los ojos brillantes- se encuentra de la parte trasera del lugar.

 

Asintió y se dirigió a paso tranquilo a donde le había señalado la peli rosa, encontrándose con un pasillo largo y oscuro, con cuidado de movió hasta llegar a la única puerta al final de aquel lugar, tocó un par de veces y al no recibir respuesta abrió lentamente la puerta encontrándose con un lindo peli celeste viendo su computadora con el ceño fruncido, carraspeó alto llamando su atención.

 

- ¿Qué necesitas?- preguntó quitándose los audífonos, poniendo su atención en el imponente moreno al otro lado de la puerta, quien terminó por entrar y cerró la puerta tras su cuerpo.

 

- V-Vengo para hacer una audición para hacer stripper.

 

Tetsuya lo vio de arriba abajo, no estaba mal, su cuerpo era atractivo, su color de piel resultaba exótico y esos ojos oscuros complementaban perfectamente su rostro masculino, el problema era que su estúpido jefe estaba rechazando sin piedad alguna a todos los que había enviado para hacer la prueba.

 

- Está bien, pero no lo harás aquí, ni hoy- le dijo tomando una hoja de su escritorio escribiendo en ella la hora, el día y lugar donde debía presentarse- habrá una persona ahí que juzgara si te quedas o no.

 

Daiki tomó el papel, leyendo con atención lo ahí escrito y asintió, dio una corta reverencia antes de caminar de regreso a la puerta, pero antes de salir por completo del lugar, el peli celeste lo detuvo.

 

- Pide una bebida a Momoi de mi parte, por hacerte vestir así y no aprovecharlo- le dijo sonriendo misterioso y guiñándole un ojo, en momentos como esos, Daiki agradecía a su fallecido padre el haberle heredado el color oscuro de su piel, impidiendo que sus mejillas se notaran rojas con facilidad, asintió de nuevo y terminó por salir.

 

Caminó de vuelta hasta la barra, donde la peli rosa, le sonrió.

 

- ¿Qué tal? ¿Conseguiste el trabajo?- preguntó con curiosidad, inclinándose levemente sobre la barra, dejando su voluptuoso pecho sobre la misma, incomodando un poco a Daiki, quien desde pequeño supo que a pesar de considerar lindas a muchas niñas, su corazón solo latía alocado al ver a los chicos.

 

- No lo sé, tengo que ir el viernes a otro lugar- murmuró frunciendo su ceño- El peli celeste, me dijo que te pidiera un trago- murmuró ganándose una suave risa por parte de la chica.

 

- Bien, ¿Qué tomas?- preguntó dándose media vuelta, oyendo la orden del moreno, sorprendiéndose un poco por su pedido, pero rápidamente lo preparó y se lo entregó- no es común que los chicos pidan tragos dulces.

 

- Están ricos- murmuró dándole una pequeña sonrisa, antes de que un hombre imponente en traje sastre color negro se sentara a su lado.

 

- Una cerveza bien fría Momoi- pidió el hombre atrayendo la atención del moreno, quien lo vio encantado ante lo que sus ojos captaban, su cuerpo era grande como el suyo, su cabello era de un particular color, rojo arriba volviéndose más oscuro en las puntas, peinado perfectamente hacia atrás, sus ojos eran dos hermosos rubíes que lo veían con interés.

 

- ¿Vienes seguido?- preguntó con curiosidad, viéndolo de forma coqueta, viendo al moreno sonreír negando suavemente con su cabeza, antes de darle un trago a su daiquirí.

 

-Es mi primera vez aquí- murmuró con una suave sonrisa, perdiéndose en el color rojo de su vaso- ¿Y tú?

 

- Vengo con cierta frecuencia- le confesó acercándosele un poco más, ante la mirada inquisitiva de su bar tender.

 

Lentamente el bar comenzó a llenarse de gente, y la música comenzó a sonar más fuerte, hasta que las luces de por si bajas, terminaron de oscurecer el lugar, enfocando la luz en el escenario, donde comenzó a sonar una canción con tono sensual, una chica de cuerpo perfecto salió vistiendo únicamente un pequeño traje de colegiala, comenzando a menearse por el escenario, Daiki la vio con interés, nunca había bailado para nadie, de hecho consideraba que sus habilidades como bailarín eran bastante pobres.

 

Taiga observaba con mucho interés el perfil del moreno, su piel tenía un suave resplandor dorado contra la luz del escenario, sus ojos seguían la figura de Marie de un lado al otro del escenario, y esto le molestó, ¿Por qué sus ojos la veían con tanta atención, si hacía nada había estado aceptando de buena gana sus coqueteos?

 

Por fin el acto de la chica terminó y Daiki terminó de un trago, Momoi apareció frente a él le sonrió entregándole la copa, antes de voltear hacia el pelirrojo a su lado.

 

- Nos vemos- le dijo antes de comenzar a caminar, hacia la puerta con prisa, quería tomar el metro a su casa antes de que se llenara con la gente borracha, a demás al día siguiente tenía examen.

 

... 

 

Al día siguiente Kise no dejó de acosarlo, porque no le había respondido los 35 mensajes que le había dejado, dado que al ser sus estúpidos pantalones tan ajustados no había podido llevarlo con él.

 

- Dime la verdad, Aominecchi- le pidió sentándose junto a Midorima y Murasakibara- ¿me estas engañando?

 

-Kise, por doceava vez hoy, me quede dormido, por eso no te respondí, el teléfono estaba en silencio- dijo rodando los ojos, su amigo podía ser verdaderamente irritante cuando se lo proponía.

 

-Moh, pero eso no responde mi pregunta Aominecchi- dijo cruzándose de brazos- ¿estás engañándome?

 

- Eso debería preguntarlo yo Ryouta- murmuró Imayoshi sentándose a su lado abrazándolo por la cintura.

 

-Por supuesto que no Shoichi- dijo el rubio riendo, dándose vuelta para unir sus labios en un beso dulce.

 

-Ugh, vomitaré- exageró Daiki quitándole un par de papas fritas al plato del peli-verde.

 

-No hagas eso nanodayo- se quejó pegándole- es poco higiénico.

 

-Lo mismo que darte besos franceses con el profesor de cálculo, pero eso poco te interesa- se burló el moreno, viendo el furioso sonrojo que adornó el rostro de su amigo.

 

-Cállate- le dijo lanzándole el oso que cargaba ese día como su amuleto de la suerte.

 

- ¿Mido-chin, sigue saliendo con Aka-chin?- preguntó perezosamente el peli lila, antes de meterse a la boca una paleta de fresa.

 

-Aominecchi, está así porque no ha tenido nada de suerte con sus últimas citas- se burló el rubio, recibiendo una mirada fría de parte de su amigo.

 

- El viernes será la fiesta en mi departamento, ¿Quién irá?- cuestionó Imayoshi, apoyando su barbilla en el hombro de su pareja.

 

-Yo no puedo- dijo de inmediato Daiki atrayendo la atención de todos, el moreno nunca había fallado a una fiesta en casa de Imayoshi.

 

- ¿Tienes una cita?- preguntó Kise subiendo y bajando sus cejas, Aomine rodó sus ojos, pero eso era mejor que decirle a sus amigos que en realidad tenía una audición para ser stripper.

 

-Así es, así que no vayas a molestarme Kise- le dijo viéndolo fijamente.

 

-Uuuuuh, Aominecchi se ha conseguido un novio~- canturreó con diversión.

 

El moreno, rodó sus ojos haciéndole poco caso al idiota de su amigo, y sin darse mucho cuenta el viernes llegó, ese día solo asistía a una clase, por lo que rápidamente llegó a su departamento, donde aprovechó para ver algunos videos ilustrativos, para crear una rutina, una vez seguro de que era lo que haría, se metió a bañar, colocándose unos ajustados bóxers negros, sobre ellos un pantalón de mezclilla oscuros con un par de rasgaduras por  varias partes, y una playera blanca ajustada a su cuerpo bien entrenado, suspiró viendo al espejo, no se veía mal, pero no se veía como él stripper en que se iba a convertir.

 

Se colocó algo de colonia, y tomando sus llaves, salió dejando su teléfono sobre su cama, sin ver como la pantalla de prendía con una llamada entrante de Kise.

 

Se tomó su tiempo para llegar al lugar que indicaba en papel que le habia entrado el peli celeste días atrás, era temprano, vio el lugar con atención, era un edificio departamental, pero no cualquiera, era uno de lujo, el portero lo vio elevando una de sus cejas, el entró tragándose ese sentimiento de pena que lo embargaba y se dirigió a la recepcionista.

 

- Buenas tardes, tengo una cita con el señor Kagami Taiga- dijo releyendo la información de la hoja- vengo de parte de Kuroko Tetsuya- dijo viendo a la chica asentir, viéndolo lascivamente haciéndolo sentir incomodo.

 

-De inmediato aviso al señor Kagami- dijo tomando el teléfono marcando un número, esperando paciente a que le respondieran al otro lado de la línea- buenas tardes señor Kagami, hay un joven aquí que dice tener una cita con usted, viene de parte del señor Kuroko […] enseguida señor- murmuró colgando la llamada- sube hasta el pent-house, el señor Kagami te espera- le dijo caminando con él detrás hasta el elevador, el cual de inmediato abrió sus puertas, dejando ver su elegancia- espero verte antes de terminar mi turno- le dijo guiñándole un ojo.

 

Cuando las puertas se cerraron Daiki soltó un suspiro y se frotó los brazos tratando de eliminar los escalofríos, a veces le aterraban las chicas y su insistencia.

 

Cuando el elevador se detuvo, también lo hizo su corazón, tomó una larga respiración antes de salir y caminar hasta la imponente puerta de madera oscura, la cual tocó con poca fuerza, estaba arrepintiéndose de eso, pero poco pudo hacer porque casi de inmediato la puerta se abrió dejando ver al mismo hombre pelirrojo que había conocido en el bar, solo que ahora portaba un pantalón azul y una camiseta doblada hasta los codos, con los primeros botones abiertos, le regaló una sonrisa depredadora que lo paralizó.

 

-Ya veo porque Kuroko insistió en que te viera- dijo viéndolo con intensidad, viendo como el moreno se movía algo incomodo ante su mirada- pasa- dijo moviéndose dejándolo pasar, conduciéndolo de inmediato a su habitación, donde había un tubo cromado frente a un elegante sillón del siglo XV de una plaza en color rojo quemado.

 

Daiki observó todo el lugar con cuidado, suspirando nerviosamente, ese pelirrojo tenía algo en su mirada que le hacía sentir en inminente peligro, se mordió el labio inferior hasta entrar en aquella habitación con un aroma masculino que lo mareó deliciosamente. Vio aquel tubo y supo que ya no había forma de huir, vio a Kagami tomar un control que reposaba sobre la colcha, para después sentarse en aquel sillón, antes de regalarle una galante y depredadora sonrisa, que lo hizo temblar por dentro, trató inútil mente de calmar a su alocado corazón, cuando la luz se vio disminuida creando un ambiente más sensual.

 

- ¿Qué canción escogiste?- le preguntó colocando su pierna derecha sobre la izquierda, recargándose completamente contra el respaldo, logrando crear una imagen por demás sensual.

 

- Feeling Good- murmuró y vio el rostro emocionado del pelirrojo, quien de inmediato colocó la canción, y Daiki dándose ánimos comenzó a caminar lo más sensualmente posible hasta quedar frente al tubo, sus manos se cernieron a él y con un suave brinco lo trepó, justo antes de que comenzara a sonar la guitarra, entonces sosteniéndose con sus muslos, deslizó seximente sus dedos hasta la orilla de su playera, lazándola lejos, dejando que la luz bañara su fuerte torso, bajando lentamente sus pies tocaron el suelo, y dándose vuelta, movió sus caderas, mientras bajaba lentamente cuando llegó al suelo colocó sus rodillas contra el suelo y moviéndose de forma muy sexual comenzó a desabrocharse el pantalón, dejando ver un ligero camino de bello que quedaba oculto tras el bóxer.

 

De pronto la canción cambio, Daiki se dio media vuelta viendo la mirada encendida del pelirrojo, sonrió coquetamente, mientras al ritmo de la guitarra gateaba hasta quedar cerca de sus rodillas, de inmediato el pelirrojo bajó su pierna, el moreno se levantó con lentitud, dejando que Kagami observara bien todo su torso, hasta que sus ojos quedaron a la altura de su cadera la cual movió energéticamente, logrando que el pantalón comenzara a bajar para después de una patada lanzarlo lejos, quedando únicamente en aquellos ajustados bóxers, se dio media vuelta evitando así que el sonrojo intenso ante su idea se notara.

 

Apoyando sus manos sobre los antebrazos del sillón se inclinó hacia atrás hasta quedar sentado sobre las musculosas piernas ajenas, movió su cadera sobre la pelvis ajena, sintiendo como un bulto comenzaba a formarse allí, soltó un suave gemido, logrando que el pelirrojo lo apresara contra su cuerpo, rodeando su cintura con sus brazos, dejando su espalda pegada al pecho ajeno.

 

- ¿Tienes mucha experiencia?- le preguntó roncamente al oído, haciéndolo temblar, un ligero jadeo escapó de sus labios.

 

- Depende- dijo riendo, soltándose del agarre alejándose rápidamente de aquel peligroso hombre- aunque siempre estoy dispuesto a aprender algo nuevo- le dijo guiñándole un ojo, caminó hasta el tubo, subiéndose hasta llegar a la parte alta, para después bajar lentamente sosteniéndose con sus manos, mientras sus piernas flexionadas hacia atrás lograban que su cadera quedara a la vista.

 

Taiga sonrió felinamente, Daiki casi podía jurar que si tuviera cola, esta se movería en movimientos cortos pero precisos como antes de atacar, y eso fue lo que hizo el pelirrojo, cuando llegó al suelo, levantó su mano y lo llamó, lo observó un segundo antes de caminar seductoramente hasta quedar frente a él, sintiendo de inmediato aquellas manos tibias sobre su cadera, jalándolo hacia él, perdiendo el equilibrio terminó sentado sobre la cintura ajena, sintiendo perfectamente aquel prominente bulto contra su trasero.

 

- Así que eres un chico de mundo- le dijo con su aliento chocando contra su barbilla, causándole cosquillas.

 

-Si así quieres verlo- contestó divertido, meneando suavemente sus caderas, olvidándose completamente de que aquello se suponía era una audición para volverse bailarín exótico, no para volverse prostituto en potencia.

 

Taiga sonrió antes de levantar un poco su rostro posando sus labios sobre los ajenos, envolviéndose en un beso suave, que lentamente comenzó a subir de temperatura hasta volverse completamente caliente, sus lenguas se rozaban buscando más, embriagándose en el sabor ajeno, la luz roja se encendió en la cabeza del moreno, quien a pesar de no quererlo se alejó lentamente, oyendo un gruñido de parte del pelirrojo, haciéndolo sonreír.

 

- ¿Entonces?-preguntó llevando una de sus manos hacia los labios ajenos, limpiado delicadamente la saliva que los hacía brillar con la luz.

 

- ¿Qué preciosura?- dijo Taiga sabiendo a lo que se refería el dios griego sobre sus piernas.

 

- Tengo o no el trabajo- preguntó con una pequeña sonrisa.

 

-Tienes talento, pero no, el trabajo no es para ti- dijo y vio la decepción cruzar el bello rostro ajeno, pero antes de que moviera de su lugar, lo apretó con fuerza llamando su atención- te daré un mejor trato.

 

- Te escucho- dijo cruzándose de brazos y elevando una de sus cejas, viendo como el otro hombre lo veía embobado, haciéndolo sonrojar, había tenido varios novios, pero ninguno lo había visto de aquella manera, haciéndolo sentir especial.

 

- Necesito de alguien para que finja ser mi pareja, mis padres vienen la boda de mi hermano desde Estados Unidos, y les dije que estaba en una relación seria.

 

Los ojos zafiro de Daiki se achicaron desconfiados, pero lo pensó, si ganaba tan bien fingiendo ser pareja de ese sexy pelirrojo como bailando, tal vez valía la pena, además no tendría que mostrar su cuerpo.

 

- ¿Cuánto ganaría?- preguntó.

 

- Medio millón, mis padres estarán aquí cerca de un mes, vivirás aquí conmigo, me acompañaras a la boda de mi hermano.

 

- ¿De Yens?

 

-Dólares- le contestó viendo divertido como los ojos ajenos se abrían con sorpresa.

 

-O estás muy desesperado o tus padres están locos- dijo.

 

-Un poco de ambos, mis padres son exigentes- contestó encogiéndose de hombros- ¿tenemos un trato?

 

Daiki se lo pensó, con ese dinero, estaría tranquilo durante un largo tiempo, asintió y esperó un apretón de manos, pero recibió a cambio otro beso caliente que lo derritió al punto que simplemente se acomodó mejor en aquellas piernas, pegándose al cuerpo ajeno, disfrutando de las sensaciones que lo llenaban.

 

Las cosas hubiesen continuado si no fuera por el sonido del celular del pelirrojo rompiendo el ambiente, Daiki se levantó como resorte con los labios algo hinchados y las mejillas calientes, mientras el pelirrojo maldecía sacando de su pantalón el aparato del mal que lo había interrumpido de comerse al moreno, viendo que era su madre quien lo llamaba, rodó sus ojos antes de tomar la llamada.

 

-Hola mamá- saludó viendo al moreno, colocándose nuevamente toda su ropa, formó inconscientemente un puchero, el quería seguir viendo aquel cuerpo fuerte.

 

-Hola Taiga, tu padre y yo acabamos de llagar, iremos directo al hotel, pero mañana esperamos que vengas junto a tu novio para comer todos juntos, Tatsuya y Kazunari también vendrán.

 

-Por supuesto madre, nos vemos ahí, descansen- dijo y oyendo la contestación cortó la llamada, al tiempo que Daiki volteaba a verlo ya completamente vestido- mañana ven aquí a las once, necesitamos practicar lo que diremos antes de que nos veamos con mi hermano y padres para comer.

 

El moreno asintió, y vio al pelirrojo levantarse con una molesta erección aprisionada en sus pantalones oscuros, le sonrió con chulería al notar su mirada.

 

-Aun puedes ayudarme con esto- señaló, viendo como el moreno fruncía su ceño.

 

-No gracias- dijo negando- solo toco los de mis parejas.

 

-Tecnicamente somos una- le refutó caminando hacia él aprisionandolo contra la puerta de la habitación.

 

-No caeré en tus trampas Taiga- se burló empujándolo suavemente- hasta mañana- dijo saliendo apresurado de la habitación con una sonrisa nerviosa y el corazón latiéndole como loco.

 

....

 

- ¿Entonces como estuvo tu cita?- preguntó Kise en cuanto le abrió la puerta la mañana siguiente.

 

- ¿Por qué estás aquí tan temprano?- se quejó, eran solo las ocho de la mañana, aún podía dormir una hora más.

 

-Porque soy tu mejor amigo y quiero saber como están yendo las cosas con tu misterioso novio del cual nunca me hablaste- se quejó formando un puchero, entrando en la casa del moreno.

 

- Fue bien, una cita normal- dijo sonriendo al recordar los besos compartidos, con su ahora novio.

 

- Te vez feliz, eso es bueno- le dijo el rubio sentándose al otro lado de la barra, viendo al moreno comenzar a preparar café- ¿Y cuando lo conoceremos?

 

-Nunca de ser posible- dijo sincero, mientras buscaba un par de tazas.

 

-Vamos Aominecchi, no somos tan malos, Midorimacchi se acuesta con uno de los profesores más locos que hemos tenido desde la secundaria, Murasakibaracchi es asexual y pues yo, que soy la máxima belleza de este planeta, pero tampoco es para espantar a tu novio- dijo con seguridad, ganándose una mirada burlona por parte del moreno.

 

- Hoy conoceré a sus padres- murmuró- y si nos va bien con ellos, trataré de presentárselos, ¿ok?- sabía que mintiendo sería la única manera de quitarse de encima a su rubio amigo.

 

-Oh, ¡entonces debemos ponerte guapo!- gritó con entusiasmo dando un par de aplausos- debes impresionar a tus suegros.

 

Suspiro y asintió, ya sabía que eso pasaría, después de comer algo ligero junto al café, Kise subió a su habitación y escogió un conjunto que él nunca hubiese escogido, pero iba acorde a la situación, un pantalón negro, una camisa azul cielo y un suéter ligero en color gris oscuro.

 

Una vez que pudo cumplir las exigencias de su amigo, respecto a su imagen, se despidieron y el tomó el metro con destino a la casa de pelirrojo, una vez en el edificio saludó al portero, quien continuó viéndolo despectivo, antes de correr hacia el elevador, no quería encontrarse con la recepcionista, una vez en el pent-house, tocó el timbre, siendo recibido por un mojado Taiga, que solo portaba una pequeña toalla sobre su cadera.

 

-Llegas temprano- dijo, con tal de librarse de Kise no fijo en la hora, eran solo las diez treinta.

 

-Lo siento- murmuró, ganándose una sonrisa suave, Taiga negó dejándolo pasar.

 

-Ya regreso- le dijo y se perdió en el pasillo, él en cambio se quedó como idiota parado en la entrada, dio inseguramente unos pocos pasos hacia la sala, en ella estaban tres sillones de cuero que quedaban perfectamente con el piso claro y las paredes blancas, una pequeña mesa de centro, donde descansaban cuatro controles diferentes, enfrente una chimenea moderna y sobre esta una televisión enorme, a sus lados dos libreros llenos de libros y fotografías, con la curiosidad picándole los dedos, se acercó a las fotografías, viendo al pelirrojo sonriendo a la cama, pero unos cuantos años atrás, lo sabía por el uniforme que portaba, aunque no reconocía a que escuela pertenecía, junto a esa estaba otra, donde se veía a un pequeño Taiga abrazado a un pelinegro, ambos sonriendo a la cámara- Somos mi hermano y yo- le dijo asustándolo, logrando que diera un brinco alejándose de las fotografías.

 

-No se parecen mucho- contestó, viendo al pelirrojo sonreír asintiendo, mientras se sentaba en el sillón de tres piezas, traía puesto un pantalón claro con una camisa blanca.

 

-Es porque en realidad es mi hermanastro, mi madre se casó con su padre cuando ambos éramos niños, por eso es mi hermano- dijo palmeando el lugar junto a él, tímidamente Daiki se sentó a su lado- ahora, como ya sabes mi nombre, me encetaría saber cómo debo llamarte.

 

Aomine se sonrojó, había olvidado por completo presentarse el día anterior, sonrió algo avergonzado.

 

-Aomine Daiki- murmuró.

 

-Bien Daiki- le dijo sonriendo coqueto- ¿Qué estudias? ¿Tienes hermanos? ¿Mascotas?

 

-Estoy estudiando derecho- murmuró- soy hijo único- dijo sonriendo forzado, siendo esto notado de inmediato por el pelirrojo, quien pasó su brazo por los hombros ajenos buscando darle confianza- mis padres murieron cuando era joven, y no, no tengo mascotas, aunque siempre he querido un perro.

 

-Lo lamento- contestó el pelirrojo- como ya sabes soy dueño del bar “Sins”, tengo un licenciatura en administración de empresas, mi único hermano es Himuro Tatsuya, mi madre me preguntó si quería mantener el apellido de mi padre o cambiarlo a Himuro, pero preferí mantenerme como un Kagami, se que sonara tonto, pero le tengo pavor a los perros, me encanta el básquet y comer.

 

- ¿En serio?- se burló Daiki riendo, imaginando al enorme pelirrojo asustado huyendo de un cachorrito.

 

-No es gracioso- dijo frunciendo su ceño, apretándolo contra su cuerpo, sonriendo, la risa de Daiki le gustaba, sonaba muy bien.

 

-Ya, lo siento- murmuró sonriendo- ¿Cómo nos conocimos?

 

-Diremos la verdad, en el bar, solo que no la semana pasada, si no hace unos seis meses, te pedí tu número- dijo sacando su celular pasándoselo al moreno- y te invité al cine, y así fue como comenzamos a salir.

 

-Entiendo- murmuró mientras anotaba su número en el teléfono ajeno, para después regresárselo.

 

- Bien, ahora que ya estamos listos, vamos, que ya casi es hora- dijo viendo que eran las doce y cuarenta, había quedado con su madre de verse a la una en el restaurante del hotel.

 

Bajaron al sótano del edificio, donde se encontraba el estacionamiento, y subieron al precioso auto deportivo del pelirrojo, llegando a los pocos minutos al lujoso hotel, Daiki lo vio con asombro.

 

-No creo poder pagar una comida aquí- susurró sincero, volteando a ver a su acompañante quien lo vio como si le hubiese salido otra cabeza- ¿Qué?

 

-Tu no pagaras nada, yo pagaré- dijo antes de detener el auto, siendo abiertas las puertas por el sistema de parking, una vez ambos fuera, Taiga, tomó la mano de Daiki, quien se sonrojó un poco antes de caminar hasta dentro del restaurante donde se inmediato ubicó a la madre del pelirrojo, era una mujer pelirroja, junto a ella estaba un hombre de cabellos oscuros con unas pocas canas, frente a ellos estaban dos pelinegros, se acercaron a paso tranquilo- perdón por la tardanza, él es Aomine Daiki, mi novio.

 

-Mucho gusto- murmuró el moreno, haciendo una pequeña reverencia.

 

- Espera, ¿Aomine Daiki?, ¿El Aomine Daiki que estudia con Shin-Chan?- preguntó Kazunari con emoción, desde la preparatoria no sabía nada de su amigo.

 

- ¿Midorima?- preguntó viendo al pelinegro asentir efusivamente.

 

-¡Oh pero que pequeño es el mundo!- dijo con emoción- aunque nunca mencionó que tuvieras novio- dijo tratando de recordar.

 

-Es porque no lo sabe- dijo el moreno algo sonrojado- aún no les presento a Taiga.

 

-¡Que linda pareja hacen!- dijo la mujer interrumpiendo su conversación- pero tomen asiento, estábamos por pedir, ¿Cómo fue que se conocieron?- preguntó llamando al mesero.

 

- Si, hermano, ¿Cómo se conocieron?- secundó Tatsuya curioso, nunca le había conocido una pareja estable a su hermano.

 

- Nos conocimos en el bar- dijo viendo como llegaba el camarero, después de que todos ordenaran continuaron hablando- caí de inmediato ante sus hermosos ojos- dijo viendo fijo a su pareja.

 

Daiki simplemente se perdió en aquellos rubíes que brillaban de forma diferente, atrapándolo y dejándolo sin la capacidad de escapar.

 

- ¿Supongo que será tu acompañante a la boda?- dijo su padre, de inmediato asintió- bien, porque con todo lo que queda por hacer- dijo suspirando, lo mismo que Tatsuya, recibiendo golpes por partes de sus parejas.

 

- ¿Cuándo será la boda?- preguntó discretamente el moreno, no contaba con un buen traje.

 

- Mañana por la tarde- dijo dándole un sorbo a su copa de agua, viendo el pánico en los zafiros ajenos- tranquilo, ya tengo listo tu traje.

 

- ¿Y ustedes para cuando?-preguntó curiosa su madre, poniéndolos tensos.

 

-No sé madre, Daiki debe terminar su carrera, no lo sé, tal vez dentro de algunos años- murmuró como no queriendo la cosa.

 

Su madre frunció su ceño, pero no insistió en ello, el resto de la comida pasó tranquila, Daiki rio como hacía mucho, la familia del pelirrojo era muy unida y se notaba el cariño, sintió nostalgia, el no disfruto nunca de una verdadera familia.

 

Cuando la cena terminó Taiga lo dejó en su casa, le agradeció y quedaron de verse al día siguiente para ir juntos a la boda, cuando por fin se recostó en su cama recibió una llamada de su amigo peli verde.

 

- ¿Cómo que estas saliendo con Kagami?- preguntó.

 

-Hola, estoy bien ¿y tú?- respondió rodando los ojos, oyendo el bufido molesto de su amigo- pues así.

 

- ¿Sabes a que se dedica al menos?

 

-Administra su bar- dijo sentándose en la cama.

 

- Y es conocido por ser un don Juan, nunca ha salido seriamente con nadie Daiki- le advirtió.

 

-Tranquilo Midorima, puedo cuidarme solo- le dijo, oyendo un bufido en respuesta.

 

-Lo sé idiota, no quiero verte llorando en cada esquina como cuando terminaste con el señor sonrisas.

 

-Lo de Kiyoshi fue hace años- se quejó- además el preocupado aquí debería ser yo, ¿Cómo van las cosas con tijeras locas?

 

-Sabes que te ira mal si te oye diciéndole así- le advirtió, suspirando- no lo sé, no me ha respondido los mensajes desde ayer, creo que llevaré a Kise como mi acompañante a la boda.

 

- ¿Por qué no llevas a Murasakibara?- preguntó queriendo evitar que el rubio conociera a Taiga.

 

-Él es el padrino de Himuro, ¿no te lo dijo tu novio? ¿O has estado tan ocupado follando como conejo que no preguntaste?

 

- ¿Quién diablos eres y qué hiciste con el idiota de Midorima?

 

-Soy yo, idiota- dijo sonriendo- te dejo, al parecer Kise está en la puerta.

 

-Suerte con él- dijo colgando la llamada, sin darse mucha cuenta terminó cayendo dormido, cuando despertó el sol estaba apenas saliendo, suspiró levantándose abrió su ventana viendo el cielo pintándose de un pálido amarillo, con toques violetas y azules oscuro.

 

Su telefono de pronto vibró llamando su atención, tenia un mensaje de un número desconocido, pero al abrirlo supo que era de Taiga.

 

"Se que es algo cursi, pero espero que estes viendo el hermoso amanecer como yo"

 

Una sonrisa bobalicona se formó en su rostro, no podía negar que el pelirrojo le gustaba, había algo en él que lo llamaba muchísimo, suspiró olvidándose de eso, ellos estaban unidos solo por un trato, se movió hacia el baño, dándose una ducha larga, para después salir colocándose algo cómodo, cuando su timbre sonó, curioso se acercó abriendo la puerta, viendo frente a él a Taiga con dos bolsas de trajes en su mano, le guiñó un ojo.

 

-Buenos días- le dijo dándole un corto beso, adentrándose en la casa, aprovechando que el moreno estaba paralizado por el beso- que linda es tu casa.

 

-Gracias, la conservo como la decoró por última vez mi madre- confesó- ¿Quieres desayunar?

 

- Oh, ¿cocinas?, eres todo un estuche de monerías no es así- dijo Taiga dejando perfectamente acomodados los trajes sobre uno de los pequeños sillones, moviéndose con él hacia la cocina.

 

-Solo me sale bien lo básico- dijo sincero, mientras colocaba el café.

 

-Entonces dejame ayudarte- le dijo sacando del refrigerador un par de ingredientes para preparar un omelet de arroz, al final entre miraditas y sonrisas terminaron de preparar todo.

 

- ¿Te molesta si tomo prestada tu ducha?- le preguntó el pelirrojo después de secar el último plato, viendo que el moreno negaba.

 

-Está en el segundo piso, la segunda puerta a la derecha, ahí hay toallas y todo lo que puedas necesitar- dijo distraído, justo antes de sentir los brazos del otro rodeando su cintura, pegándolo a su cuerpo.

 

-Todo, menos tú, acompañándome- le dijo al oído.

 

-Taiga, compórtate- le dijo riendo, pegándole suavemente con el trapo para secar- ahora lárgate a bañarte.

 

Kagami lo soltó y desapareció por las escaleras, poco después oyó el agua caer, y tuvo que morderse los labios, el solo hecho de imaginarse al pelirrojo desnudo en su ducha lo estaba excitando, y no era momento para terminar con una erección.

 

Después de aquello ambos se alistaron para ir a la iglesia donde sería la ceremonia, la cual salió perfectamente, no vio por ningún lado a Midorima o a Kise, cosa que agradeció, pero cuando llegó la hora de la recepción supo que su suerte se había terminado, en cuando entró en el campo de visión del rubio se acercó a ellos apresuradamente.

 

- Tú debes ser el novio de Aominecchi- dijo al pelirrojo, quien elevó una de sus cejas- soy Kise Ryouta, el mejor amigo de Aominecchi.

 

-Miente- contestó el moreno, ganándose una mirada indignada de parte de su amigo, y una curiosa por parte del pelirrojo- es amigo mío, pero no el menor.

 

-Idiota- susurró el rubio indignado- en fin, ¿Cuáles son tus intenciones con mi Aominecchi?, porque quiero que sepas que no dejaré que lo dañes.

 

- No eres mi mamá Kise- se quejó el moreno avergonzado.

 

-Solo quiero hacerlo feliz- contestó Taiga, y no mentía, al menos durante lo que durara su trato lo intentaría.

 

El rubio lo inspeccionó durante largos segundos, antes de asentir regalándoles una brillante sonrisa.

 

-Bienvenido al grupo entonces- le dijo- pero eso sí, lo haces llorar una sola vez, y despídete de que existe- amenazó perdiendo su sonrisa, colocándose completamente serio, para después a sonreír.

 

El resto de la fiesta la pasaron juntos, riendo de las peleas entre Midorima y Kise, oyendo como Murasakibara se quejaba de la falta de cosas dulces en aquella boda, para el final de la misma, y con un par de copas encima, ambos decidieron irse, al día siguiente Taiga tenía que viajar fuera de la ciudad por negocios, ese tiempo Daiki lo aprovecharía para enfocarse en sus estudios, cuando subieron al auto, Taiga condujo a su departamento, ya que era probable que su madre quisiera visitarlo, y se le haría extraño que no vivieran juntos.

 

....

 

Cuando el sol golpeó su rostro despertó solo en aquella enorme cama, vio el tubo resplandecer con la luz, y suspiró alto, por alguna razón esperaba ver al pelirrojo al despertar, el día fue bastante monótono, el segundo fue igual, y el tercero lo mismo, pero el cuarto, su suegra llegó de improvisto durante la tarde y terminó arrastrándolo al centro comercial, donde le compró todo lo que le gustó a pesar de las quejas del moreno.

 

“Tonterías, si eres pareja de mi hijo, eres otro hijo para mi” le dijo la mujer con confianza, cosa que lo hizo sentir culpable, no quería mentirle a la dulce mujer, estaba comenzando a desear, ser verdaderamente el novio de Taiga.

 

El quinto día por fin recibió un mensaje de parte del pelirrojo, anunciándole que no regresaría al día siguiente como habían pensado. Un suspiro escapó de sus labios, ya quería ver al tonto de Taiga oírlo quejarse de algo estúpido como el hecho de que las sábanas se calentaran o que la chica de las noticias tuviera una voz tan nasal, quería verlo fruncir el ceño, cuando le negara un beso o verlo formar un puchero cuando lo ignoraba por contestar los mensajes de sus amigos. Había visto todo aquello en su poco tiempo conviviendo y verdaderamente le estaba gustando ese tonto tigre.

 

Para la noche de la séptima noche con Taiga fue por negocios, fue que despertó a mitad de la noche con una terrible sensación asfixiándolo, se mordió los labios nervioso, tal vez era el hecho de que en pocas tendría un examen, trató de convencerse, pero no pudo y cuando por fin del sueño lo venció despertó asustado por el sonido de su celular sobre la mesita de noche, apresurado contestó la llamada, antes de sentir como su cuerpo se tensaba por completo y su rostro perdía color.

 

Taiga había tenido un accidente vial de camino a casa, apresurado, se colocó unos zapatos y corrió a la recepción donde ya había pedido un taxi, el camino se le hizo eterno y tedioso hasta que por fin llegó al hospital donde estaba el estúpido pelirrojo del cual se había enamorado.

 

Tropezando se acercó a la recepción, la enfermera notó de inmediato su palidez y la forma en la que su cuerpo temblaba.

 

- ¿Puedo ayudarlo en algo?- preguntó, viéndolo tragar el nudo que lo ahogaba.

 

-Me llamaron diciendo que, que mi novio estaba ingresado- dijo oyendo unos pasos apresurados a su espalda, volteó levemente reconociendo a los padres del pelirrojo y a su hermano y cuñado.

 

- ¿Nombre del paciente?- dijo la chica volviendo su vista al monitor frente a ella.

 

-Kagami Taiga- dijo apresurado, sintiendo las manos de la madre del pelirrojo sobre su brazo.

 

-Se encuentra en operación justo ahora- anunció y Daiki solo pudo asentir, estaba perdido, fue llevado por los padres del pelirrojo hasta la sala de espera, su mente estaba en blanco, Taiga podía no salir de esa sala de operación y él nunca le dijo lo mucho que le gustaba su sonrisa, lo mucho que le gustaba su estúpido sentido del humor, lo feliz que le hacía oír su voz, lo bien que lo hacían sentir sus besos, lo mucho que deseaba volver su relación una realidad.

 

No sabe con exactitud cuándo tiempo pasó, pero cuando el médico salió pidiendo por ellos, sintió su cuerpo pesado.

 

-Taiga está estable, pero lo mantendremos en observación por esta noche, solo uno puede pasar- dijo el médico.

 

- Ve tu hijo- le dijo la señora Himuro con una sonrisa suave- seguro querrá verte cuando despierte, nosotros vendremos en unas horas en el horario de visita.

 

Asintió, despidiéndose de la familia del pelirrojo y se movió robóticamente detrás del médico hasta la habitación donde estaba el pelirrojo, al entrar sus ojos se llenaron de lágrimas, su tonto Taiga estaba recostado con un collarín alrededor de su cuello, con un par de fuertes golpes en su rostro, y un brazo y pierna enyesados.

 

- Estúpido Taiga- murmuró en un suave sollozo, se acomodó en silencio en la silla junto a la cama y lo vio respirar lento y con ayuda de una mascarilla, las lágrimas comenzaron a descender, tapó su rostro con sus manos unos minutos, para después calmarse y tomar entre sus manos la mano libre del pelirrojo cuidado no mover el catéter.

 

No sabe en qué momento cayó dormido, pero despertó al oír un suave quejido, se levantó viendo como taiga abría lentamente sus ojos, revelando de nuevo esos hermosos rubíes, que iluminaban su día, le sonrió antes de comenzar a llorar de nuevo.

 

- ¿Q-Qué pasó? ¿Por qué lloras?- preguntó con algo de dificultad, su garganta estaba seca y la cara le dolía, de hecho todo le dolía.

 

-Tuviste un accidente, estas en el hospital y estoy llorando porque pensé que no te volvería a ver con vida- dijo sonriéndole temblorosamente.

 

- No podrás deshacerte de mi tan fácil- le dijo sonriendo un poquito, antes de quejarse.

 

-Más te vale- le dijo- aún me debes un par de citas.

 

- Lo sé- dijo viéndolo a los ojos, levantó su mano limpiando un par de las lágrimas que seguían cayendo- tu aún me debes el final feliz que prometía tu baile.

 

Una corta risa escapó de los labios del moreno, no le importaba volver a bailar haciéndose pasar por stripper si con eso hacia feliz al pelirrojo y se volvía el amor de su vida.


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