Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SAVE ME [KrisTao — KaiSoo] por yuyo06

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Tu destino

 

Huang Yunhao. Él era un hombre que se consideraba maduro, serio y responsable con todo lo que le había tocado en la vida, de joven era igual a todos los chicos de su edad intrépido, alegre y con toques de picardías sutiles en sus momentos. En esas instancias que ya era adulto, esos años había quedado atrás junto a sus recuerdos más fantasiosos y amargos, algunos quizás jamás podrían borrarse de su mente.

Entre ellos estaban, sus hermanos menores, Zitao y Jongin y todo lo que ocurrió cuando era un adolescente.

Cuando su madre le dio la noticia que volvería a verlos después de tanto tiempo, lo abrumo dejando en blanco su mente y pensarlo solo lo envolvió el miedo y nada más que miedo.

Tenía miedo de enfrentarlos por todo lo pasado, tenía miedo en volver hacer daño a las personas que más amaba pero sabía que tan solo con su presencia, las inmovibles consecuencias difíciles de remediar y cicatrices innecesarias de escarbar serían imposibles de esquivar y junto a los ‘y si hubiera’ si se les presentaba delante como si nada hubiera pasado dejando que quedara en la irresponsabilidad de once años atrás.

Dejo de mirar la ventana aflojándose la fina corbata negra de su traje formal mientras se sentaba y apoyaba la espalda en el respaldar de la cómoda silla de escritorio dejando caer la cabeza hacia atrás tratando de despejar su mente y descansar del lio de personas que estaban fuera, en la sala de la gran casa.

Yunhao miro la hora en su reloj y dejo soltar un suspiro pesado al darse cuenta que recién serían las 4 de la tarde. Direcciono su mirada al escuchar que la puerta de aquel estudio que un día perteneció a uno de sus mejores amigos se abría dan paso para dejar ver la figura de su esposo que de inmediato le miro con ojos preocupados  al notar su semblante estresado.

— ¿Cansado?— Jaejoong le pregunto avanzando hasta llegar a él que solo asintió —Los niños acaban de dormirse, al parecer los invitados los agotaron.

Yunhao volvió a asentir antes de jalar del brazo al más bajo haciendo que cayera en su regazo y lo abrazara.

La otra persona apoyo su rostro al darse cuenta de su estado anímico, Jaejoong empezó a acariciarle la espalda reconfortándolo, dándole ánimos como lo venía haciendo desde que Yunhao le había confesado todos sus errores de joven y las consecuencias que tuvieron pero al parecer no estaba funcionando porque el sollozo del rostro escondido de su marido lo preocupo.

—No pienses en lo malo de las cosas, solo concéntrate en cómo aprovechar esta oportunidad e intentar construir algo nuevo— le dijo dándole golpecitos en su espalda pero la noticia de la muerte de uno de sus amigos más cercanos había colapsado por completo —No te atormentes, no quiero que enfermes, desde saber que volverás a ver a tus hermanos y la muerte de Yuchun ha sido demasiado y no has descansado bien desde que estamos aquí y temo por tu salud.

Yunhao ante las palabras solo pudo apretar más el abrazo y trato de recomponerse, pero los recuerdos amargos y grises se repetían una y otra vez frente a sus ojos porque por más que Jaejong lo intentara convencer que nada fue su culpa, él no estuvo cuando sucedió todo, no conocía la potencia del dolor al cual se sometió toda su familia por un error suyo.

Solo le quedaba vivir con la culpa el resto de su vida.

Vivir con la culpa de haber arruinado no solo la vida dos seres pequeños e inocentes sino también cambiar por completo el rumbo de toda su familia. Y eso enfermaba a su corazón todos los días haciendo odiarse a sí mismo.

 

Ξ

 

Solo faltaba una hora para su vuelo y tao aun no bajaba, Joonmyeon no había querido despertarlo y solo lo dejo dormir un rato más. Pero el menor todavía no daba señal de bajar, Jongin ya se encontraba listo junto a Luhan en la sala, ambos sentados en el gran sofá jugando con sus manos.

Joonmyeon se debatía en ir a buscarlo o solo esperar. Tuvo una lucha consigo mismo durante unos minutos a los pies de las escaleras hasta que decidió ir en busca del rubio, subió las escaleras algo dubitativo, respiro hondo tomándose su tiempo antes de dar unos ligeros toques a la puerta y lo hizo varias veces más pero en ninguna tuvo una respuesta haciendo que ingresara a la habitación sin volver a llamar.

Al adentrase observó que todo estaba demasiado callado dándole un mala impresión, dirigió su mirada en varios lugares del dormitorio desesperadamente al no encontrar la silueta del menor y después de unos minutos de preocupación noto la luz del baño por debajo de la puerta, concluyendo que Zitao se encontraba dentro, acercándose vacilante a la puerta tocó despacio.

—Tao, ¿puedo entrar?— Llamo solo una vez antes de abrirla y que le dieran la bienvenida las blanquecinas luces del techo cegándolo por un instante.

 Al acostumbrase sus ojos encontraron en medio del baño, encima de las blancas baldosas se encontraba sentado Zitao en pijamas con el rostro escondido en sus rodillas. Joonmyeon habían entendido y reaccionó inmediatamente corriendo envolviéndolo entre sus brazos.

—Todo estará bien, todo estará bien— Repitió una y otra vez en la oreja del otro para que se calmara mientras lo abrazaba más fuerte.

—Hyung…— Zitao logro vocalizar después de calmar un poco sus sollozos —No quiero irme, no puedo, tengo miedo, no dejes que me lleven, por favor Hyung, no dejes…—Susurraba el rubio rompiendo a llorar nuevamente, hundiéndose más en el pecho del mayor.

Joonmyeon no encontraba las palabras correctas, no quería decir nada que arruinara más el estado de su primo, con Zitao se tenía que tener cuidado con ellas, la noticia del día pasado había caído muy mal a todos, al punto de alterar todas las emociones de los integrantes de la casa.

No quería que el menor volviera a tener una recaída, simplemente no tenía que permitirse el lujo de dejarlo, y ver la vulnerable silueta entre sus brazos tomó una decisión complicada y  para realizarla tendría que realizar tendría que sacrificar algunas cosas.

—Tao, mírame tao—  lo llamó con preocupación.

Se separó lentamente para verlo mejor, el rubio negaba y tuvo que levantarle el rostro con una mano en su barbilla obligándolo a mirarlo. Se le rompió el corazón ver como caían las lágrimas por sus mejillas pero con todo el esfuerzo posible, le sonrió mientras le limpiaba las lágrimas.

—Te quiero mucho tao, siempre debes recordar eso, ¿Esta bien?— Pronuncio cada palabra en un fino susurro entregando todos sus sentimientos en esas tres palabras.

No importándole nada en aquel momento salvo ellos dos, pero los labios de Zitao presionando contra los suyos sin aviso, lo sorprendió. Fue un toque tan inocente, tan lleno de desesperanza y desesperación que lo dejo pasar y no hizo nada solo dejo que el menor se separara y  correspondiera el intenso abrazo alrededor de su cuello por parte del niño.

 

Ξ

 

La señora Huang desde su posición en la sala escucho unos ruidos provenientes del recibidor de la casa y supuso que estaban llegando sus hijos, y ella no pudo ocultar su felicidad ensancho sus labios hacia arriba en una clara sonrisa hacia sus invitados.

—Si me permiten— Hizo un gesto a sus invitados que la acompañaran al recibidor para dar la bienvenida a sus dos hijos y cuando les faltaban dos pasos para llegar a la habitación veía por primera vez en persona a sus dos pequeños niños.

—En unos instantes los conocerán…

Dejo inconclusa su bienvenida, porque las siluetas de sus hijos pasando de largo a paso apresurado, uno detrás de otro subieron las escaleras sin cuidado y segundos después escuchándose un estruendo como respuesta a su interrumpida bienvenida.

Su esposo, que recién estaba incorporándose luego de terminar una llamada del trabajo le dio una mirada preocupada a su esposa, el asintió hacia sus ojos incognitos y ella hizo una pequeña inclinación de cabeza en disculpa a sus invitados, y tomo la misma dirección de sus hijos.

El anciano dio una forzada sonrisa a sus invitados que reflejaban una expresión de confusión por lo incomodo del momento.

 

Ξ

 

Después de la despedida por parte de los hermanos a sus amigos y familiares en el aeropuerto, los guardaespaldas y encargados de hacer llegar salvos a los herederos Huang le habían aconsejado cubrirse los rostro lo más que pudieran para pasar de ser percibido para evitar cualquier tipo de especulaciones sobre su retorno y familia.

Zitao estaba cubierto por completo, Jongin sin embargo no le había  importado nada debido a que estaba furioso por la larga charla nada amigable que tuvo con Luhan en el interior de la movilidad que los transportaban hasta el aeropuerto, pero incluso con un sentimiento agrio entre la pareja ninguno de los dos había optado por separar sus manos entrelazadas hasta que el menor abordo el avión.

Ambos jóvenes sabían que no se verían por un tiempo bastante largo.

Por otro lado, Zitao que durante la espera en la sala luchó con la sensación de ojos vigilantes sobre sus espaldas. No quiso decirle a nadie, temiendo que lo tomasen como un acto paranoico de su parte por el movimiento de personas alrededor de la sala de espera o simplemente que estaba muy susceptible por todo. Y Solo decidió sentir y disfrutar las cálidas manos de Joonmyeon que envolvían las suyas, sosteniéndose ambas durante la espera hasta el inminente adiós a todo en ese lugar.

Al pisar suelo olvidado sus emociones se encontraban en una encrucijada aturdiendo su mente haciendo que toda la calma que había procurado mantener se esfumase en unos segundos.

No quería que los recuerdos volviesen a él e inconscientemente se aferró a la mano de su hermano menor que primero se sorprendió pero luego la sujetarla más fuerte mientras ambos avanzaban por la parte privada del aeropuerto tratando de ocultar sus presencias, entremedio de los hombres vestidos de traje que los rodeaban por completo.

En ese instante, Zitao que miraba toda la habitación que había ingresado sin saber en forma perdida recordaba no haber soltado la mano de Jongin hasta que ingresaron a la villa.

—Tao por favor, dime ¿qué tienes? ¿Te duele la cabeza, el pecho, algo?— Pregunto preocupado Jongin mientras cerraba la puerta.

Jongin quería saber si sentía que le llegaría un ataque de histeria, Zitao estaba seguro de eso porque podía atrapar la  inquietud en sus palabras aun estando de espaldas pero cuando su hermano lo giro por los hombros y notar como tenía los ojos llorosos, solo se le ocurrió envolverlo entre sus brazos y tratar de calmarlo como siempre lo hacía.

El abrazo se prolongó por un tiempo siendo interrumpido por unos toques en la puerta, sobresaltándolo y algo demasiado doloroso y pesado se instaló en su pecho y estomago cuando hablo la persona del otro lado pidiendo permiso para entrar indicando ser su madre pero tao inmediatamente se negó una y otra vez.

Era la persona que menos quería ver en esos instantes.

—¡Vete! no quiero verte y no insistas— grito Zitao todavía con el rostro oculto en el hombro de su pequeño hermano —Quiero estar solo…— lo último murmuro antes de deshacer el cálido abrazo para caminar hasta el dormitorio principal lanzándose a la cama boca abajo y cerrar los ojos volviéndolos a abrir después de escuchar a Jongin.

—Entonces. Hoy no veremos a nadie, yo también no tengo ánimos— Se incorporaba el menor en su misma posición regalándole una sonrisa forzada.

Zitao sabía a lo que se refería. Todos los que estuvieron presentes en aquella sala en el aeropuerto se dieron cuenta de la pelea entre la pareja, no pregunto era  costumbre hacerlo. Pensaba que eran problemas muy íntimos de su hermano y los respetaba porque era así la manera en cómo se apoyaban los dos.

Los minutos pasaban pero sus ojos en los de Jongin no se apartaban uno del otro y Zitao los cerró cuando escucho hablar al menor.

—Hyung, me gustas. Yo creo que si no hubiéramos sido hermanos te acortejaría.

Sonrió en su interior por las tontas palabras que largaba el idiota junto a él y su voz salió amortiguada por el choque de su rostro con las sabanas de la cama.

—Mientes. No lo creo, a ti te gustan los bajitos con rostros de niñas y yo no soy así— dijo y escucho la risa de Jongin.

—Tienes razón. Solo lo decía para hacerte sentir mejor.

—Entonces no lo hagas, sabes que lo odio.

—De todas maneras tenía que intentarlo— Escuchó responder a Jongin junto a un suspiro pesado.

Fue el último ruido que se escuchó en todo la habitación porque de nuevo quedaba en silencio hasta que ambos hermanos decidieron escapar de esa realidad que los empezaba a inquietar y no abrieron los ojos durante bastante tiempo.

 

Ξ

 

Luego de dos horas Zitao despertó aturdido, observó la estancia que se había tornado un poco oscura, no recordaba de haberse quitado su abrigo, pero diviso la figura de Jongin que dormía plácidamente junto a él, concluyendo que había sido el menor quien le quito el grueso abrigo y los zapatos. Se levantó de la cama lo más cuidadoso posible para no despertarlo, cubriendo con una parte del edredón a su pequeño hermano.

Sus ojos se pegaron a la gran ventana que le indicaba que la nieve de horas atrás había cesado, busco con la mirada su mochila en toda la habitación que al encontrarla fue a ella tomando del interior su libreta. Aquel pequeño cuaderno que era presente de sus dos primos de la familia, el artículo forrado en un exótico cuero color café llevaba grabado su nombre en  un hangul muy antiguo, digno del idioma dominante de los dos mayores.

Abrió cuidadosamente la puerta de vidrio que daba paso al balcón sintiendo la refrescante y fría brisa que emitía el final del invierno, miro desde el borde la altura que no le impedía hacer lo que quería. Y solo fue cuestión de agilidad y flexibilidad en llegar al suelo intacto desde el segundo piso.

La nieve era fría y escocia bajo sus pies descalzos pero no le importaba, es más, sentía agradable dejar sus huellas sobre ella mientras caminaba lentamente por el desconocido jardín hasta llegar a un lugar que tenía una banqueta a la horilla de una porción de hielo blanco. Para Zitao la vista que daba a un hermoso paisaje silvestre manchando de blanco los arboles y sus ramas, el suelo alrededor y también el lago congelado frente a él.

Zitao tomó asiento y descanso su libreta en su regazo y comenzó a escribir.

 

Ξ

 

Yifan estaba aburrido, cansado y sobre todo con una resaca que le estaba martillando la cabeza con alegoría. Era casi las 16:30 de la tarde y allí seguía, en la villa de los Huang preguntándose que había sido todo el incómodo momento de unas horas atrás.

Todo ese extraño desplante de que ninguno de los hijos se dignó a saludar como debía de ser, en definitiva, pensaba que tendría dolores de cabeza muchos más intensos que el que tenía en ese instante con el estúpido e ilógico asunto del compromiso.

A lo único que tomó atención de la charla entre los mayores fue que la persona con quien amarrarían había llegado indispuesto y por tal motivo no podrían presentarlo, Yifan bufo ante esas palabras. Y de lo que más se quejaba y maldecía era que bien podría estar durmiendo, descansando en su acolchonada cama en su casa.

Do Shing Tae. Su padrastro, quien también los había acompañado al famoso encuentro se percató del estado de ánimo en el que se encontraba y le dio unas palmadas en la espalda para que tomara atención y a la vez le daba a entender que lo comprendía por lo que pasaba él en esos momentos. Yifan levantó la mirada observando como las madres de ambas partes conversaban tranquilas y Yifan gruño por lo bajo, todo era ridículo y absurdo.

Uno y mil pensamientos con planes de escapes se le pasaron por la cabeza, uno más perfecto que el otro pero no tomó ninguno de ellos por alguna razón opto hablar por primera vez.

—Si me permiten, tengo una duda— maldiciéndose por pensar una cosa y hacer otra, siempre era lo mismo.

La señora Huang asintió mientras lo miraba atentamente.

—Me podrían por lo menos decir cuál es el nombre de…de…

 No sabía cómo llamarlo pero se dio a entender haciendo alguno gesto y que todos sonrieran incomodos por su obvia falta de definición.

-Oh, discúlpame querido. No fue mi intención, te lo iba a presentar personalmente pero…— la madre del no presentado dudo por un momento y le sonrió —el nombre de mi hijo es Tao, Huang Zitao y estoy segura que se llevaran muy bien— afirmo y Yifan asintió tratando de verse lo más normal posible.

Quería preguntar algo más pero su celular empezó a sonar vio el identificador mostrando que era su amigo Yixing e hizo señas a la dueña de casa quien aprobó que contestara. El rubio salió del estudio pidiendo disculpas de labios afuera pero encantado que internamente lo sacaran de ese martirio y decidió contestar una vez fuera.

—¿Y? ¿Ya conociste al amor de tu vida?— Yixing lo molestaba del otro lado.

Yifan iba a responderle con una de sus ironías más gratas para el momento pero después de observar por el gran ventanal del salón el inmenso y hermoso jardín trasero de la mansión optó por colgar el teléfono sin decir una palabra, prefiriendo salir y relajarse con el aire frio pensando en que era mucho mejor que una charla sin propósito con su molesto amigo.

Para cuando se dio cuenta Yifan estaba parado en medio de un infinito jardín cubierto de nieve y con lo primero que se cruzaron sus ojos, fue con un bulto negro que se encontraba frente a un pequeño lago congelado, el bulto estaba en una banquilla.

Yifan frunció el ceño al darse cuenta que era una persona y no algo.

Descubriendo algo inusual, el individuo que se encontraba en el banquillo frente a ese lago cubierto de hielo estaba durmiendo y desabrigado completamente. Frunció más las cejas por lo extraño del suceso pero había ido ahí para descansar y decidió sentarse junto al desconocido.

Después de pensar mucho su problema de contradicción, aunque sabía que luego se lamentaría se deshizo de su abrigo largo y calcetines abrigando al joven que tenía el rostro caído y con los labios oscuros de frio. Yifan miro a todos los lados sintiéndose estúpido en hacer lo que iba hacer terminado de arrodillarse para colocar sus calcetines en los desnudos pies. Tenía sentido común y lo habían educado de una buena manera, eso bastaba para excusar sus actos.

Movió al chico con un rechinante tinte amarillento en el pelo, éste solo emitió un sonido de gorgoteo que no supo cómo interpretarlo pero a la vez lo tranquilizaba porque era señal de que estaba vivo. Por lo menos.

En esos momentos, cuando eran las 17:13 Wu Yifan se encontraba sentado al lado de un desconocido como compañía, deleitándose del blanquizco paisaje junto a una fría brisa que rozaba su rostro.

Mientras observaba el lugar, le llamo la atención en el suelo algo que estaba cubierto de una ligera capa de nieve, tomándolo sacudió la tapa que tenía partículas de nieve entre unas hojas dándose cuenta de que era una libreta, en la portada tenía unas letras que no eran su idioma, y él trato de reconocerlo leyendo la escritura que no funcionando. Se estaba sintiendo tonto con el pasar de los minutos y los fallidos intentos.

Tartamudeo varias veces con loa lectura pero se quiso convencer de que evidentemente todavía entendía el coreano después de o practicarlo durante mucho tiempo, no quiso pensar en volver a repasarlo, era complicado el idioma y quedo en la conclusión de que en esas letras decía Tao.

— ¿Tao? ¿Tao…?— se preguntó en voz alta, porque de alguna manera no sabía dónde lo había escuchado, no unos segundos pasados abriendo los ojos al darse cuenta de quien estaba al lado suyo negando de inmediato.

No quería asimilarlo, no podía tener semejante mala suerte últimamente pero leyó de nuevo las palabras impresas en el material, quería gritar, solo a él le pasan esa clase de cosas.

El tiempo paso mientras él estaba analizando su situación y el rostro del chico, que no era tan bonito como se lo imagino, no entendía porque la obsesión de su madre con él y que se conozcan, ella conocía muy sus estándares sociales.

Luego también estaba el debate de echar una mirada a lo que tenía escrito en la libreta, la curiosidad lo mataba, y se preguntaba una y otra vez que no era posible que a esas alturas de la vida  los padres todavía controlasen la vida de los hijos en ese aspecto y sobre todo que él fuera uno de ellos. Maldecía el sistema de la sociedad en la que vivía.

—Señor Wu— Llamó una voz femenina que apareció detrás suyo de la nada.

Giró la cabeza para ver de quien se trataba notando con una mujer mayor de baja estatura y con toques grises en su pelo bien arreglado se encontraba a unos pasos detrás suyo junto a un joven hombre alto y fornido vestido de un traje oscuro dándose a identificar como alguien de seguridad.

—Señor Wu, sus padres lo han estado buscando.

Yifan observo como la mujer hacia unas señas al hombre, éste asintió para dirigirse al lado del chico extraño que dormía junto en la banqueta  y después clavaba su mirada en él. La mujer bajo los ojos a sus pies, a sus zapatos clásicos y elegantes,  incomodándolo como jamás en su vida lo estuvo pero solo cerró los ojos para ocultar su vergüenza.

La mirada de esa mujer lo incomodo porque era consciente que no llevaba sus calcetines y al abrirlos desviándolos en su defensa perdiendo de ver la sonrisa que curvo en los labios de la mujer mayor.

El hombre de traje coloco una blanca manta encima de su abrigo que cubría al chico por completo levantándolo en sus brazos cuidadosamente antes de dirigirse al interior de la inmensa casa.

—Él… es…

—Es el joven Zitao, gracias por cuidar de él, siento las molestias— Hablo la mujer con una sonrisa interrumpiendo lo que quería decir.

—Pero ¿va a estar bien? Estaba… desabrigado cuando lo encontré— para su sorpresa el tono de su voz salió preocupado y se avergonzó por ello mientras fruncía sus cejas con la mirada en la libreta de su regazo que la extendió hasta la anciana para que la tomara —Esto estaba con él— fue lo único que dijo con respecto a ella.

—No se preocupe señor Wu, me encargare que el joven esté sano y regio para cuando lo visite de nuevo al igual que sus prendas que le presto, se le está muy agradecido profundamente, los señores de la casa estarán complacidos de su caballerosidad— respondía la mujer con una sonrisa mientras recibía la libreta antes de despedirse con una leve reverencia y un cordial saludo.

Definitivamente Yifan no se acostumbraría tan fácil a todo esa extraña tensión que rodeaba todo la casa, era incómodo y fuera de lugar los acontecimientos que pasaban a cada momento pero con todo su pesar tendrían que seguir con lo que se dictaba en el contrato de arreglo prematrimonial que ya estaba escrito en el marco legal del sistema.

Después de conocer a la persona con quien querían atarlo sentimentalmente, necesitaba buscar una manera como deshacer ese vínculo.

Yifan no podía atarse a una persona como la que acababan de llevarse en brazos durmiendo minutos antes.

 

 

Notas finales:

Espero os haya gustado y les guste el melodrama. Gracias por su apoyo.

Nos vemos pronto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).