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Season por Dovah

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Notas del capitulo:

Historia nueva X3

Espero les guste.

— ¡Akaashi, apúrate o llegaremos tarde! —Habló el de cabello bicolor mientras daba pequeños saltos en su lugar.

—Paciencia Bokuto-san —Intentó calmarlo —Pero debo asegurarme de dejar todo en orden.

— ¡Vamos Akaashi! —Revolvió su cabello —Ya revisé cinco veces.

—Como la última vez y al final dejaste la llave de la cocina abierta. Casi te dio un infarto por el recibo del agua.

— ¡Me disculpé por eso!

—Bien —Salió de la casa con canasta en mano y cerró con llave —Ahora sí, estoy listo.

— ¡Entonces en marcha! —Gritó feliz mientras se dirigía al auto —Ah, Akaashi.

—Prefiero caminar —Habló mientras salía a la calle.

—Pero…

—Así es más divertido —Sonrió — ¿No te parece?

—Bien —Habló no muy convencido. Se alejó del auto y corrió a su lado —Pero yo me llevo las cosas —Le quitó lo que traía en manos.

—De acuerdo.

El camino no fue largo pero tampoco corto. Se perdieron dos veces pero eso no importó, Akaashi pidió indicaciones mientras Bokuto decía que podía encontrar el lugar sin ayuda. Al final lograron llegar.

El parque era grande y colorido. La primavera se respiraba en el aire y ese día era especial porque estaban ahí para festejar el Hanami.

—¡Hay mucha gente! —Se quejó el mayor —¿Lo ves? Era mejor en auto.

Akaashi observaba el parque de un lado a otro. Después de mucho analizar, asintió. Sujetó la mano de Bokuto y comenzó a caminar.

— Espera ¡Akaashi! ¿A dónde vamos?

—Pronto lo sabrás.

Salieron del camino y pasaron entre los frondosos y rosáceos árboles de cerezo. En unos minutos se encontraban frente a un pequeño lago. Tranquilo y con poca gente, algo que  Bokuto agradeció.

—Este lugar no es tan conocido —Habló el menor.

— ¿Y cómo sabías de él?

—Un excompañero del trabajo me contó de este lugar, y no Bokuto-san —Dijo al ver el rostro serio del mayor —No quiere robarse mi amor por ti.

—¿Seguro? —Preguntó no muy convencido.

—Seguro.

—Ah, bueno —Sonrió.

Se acercaron a un árbol que se encontraba a pocos metros del lago. Bokuto colocó un gran mantel con estampado de búhos de colores. Akaashi quería ayudar pero el mayor se lo impedía.

—Por favor, Bokuto-san —Se acercó a la cesta pero de nuevo fue apartado —Bokuto-san.

—No Akaashi —Negó mientras acomodaba las cosas —Quiero demostrarle a mi lindo Keiji que puedo solito.

—Estas actuando de forma infantil —Suspiró al ver que era ignorado.

—¡Listo! —Sonrió triunfante ante la manta sin una sola arruga y el almuerzo colocado estratégicamente —Ahora —Sujetó la mano de Akaashi con delicadeza y se puso de rodillas —¿Sería el ser más hermoso del planeta tan amable de acompañarme en ésta pequeña celebración?

Akaashi sonrió —Cómo podría negarme ante maravilloso anfitrión.

El almuerzo fue ligero y rápido pero confortable. Hablaron de cosas sin sentido y Akaashi reía de vez en cuando al ver las expresiones graciosas de su acompañante.

Ahora, Bokuto observaba a su alrededor mientras Akaashi se enfocaba en el pequeño libro que tenía en manos. Todavía era temprano pero ya estaba aburrido. Akaashi llevó otro libro por si quería leer, ¡Y lo intentó! pero se detuvo en la primera línea, del primer párrafo, del prólogo. Observó a Akaashi tan concentrado y una divertida idea le llegó a la cabeza.

—Akaashi —Se le acercó —Vamos a hacerlo —Habló juguetón.

—No aquí —Negó mientras daba vuelta a la hoja del libro.

—¡Akaashi! —Se quejó —Mi sueño es hacerlo contigo bajo este árbol.

—Y el mío es tener un novio que se comporte.

—¡Akaashi! —El menor rio y Bokuto se unió a las risas —Anda —Le quitó el libro de las manos y lo aprisionó en el suelo —Sólo un poquito.

—Bokuto-san —Suspiró cansado—Aunque quisiera, recuerda en dónde estamos.

Finalmente Bokuto se percató que muy cerca de ahí, unos pequeños con una pelota los observaban con curiosidad. Rápidamente se apartó y comenzó a reír con nerviosismo. Los pequeños dejaron de mirarlos y se alejaron para seguir jugando con el balón.

—¿Lo ves?

—Lo siento.

—Bokuto-san.

—Dime —Habló no muy animado.

Su rostro fue sujetado por las manos del menor y un beso en los labios lo tomó por sorpresa. Cuando se separaron, Akaashi le sonrió.

—Te amo.

Antes esas palabras, Bokuto sintió regocijo y felicidad. De nuevo, Bokuto hablaba de cosas sin sentido pero ahora abrazaba a Akaashi. El menor había dejado su libro y le prestaba atención mientras ambos contemplaban el paisaje. Del lago, un pez saltó y Bokuto sonrió.

— ¿Viste eso?

—Lo vi.

El mayor se acercó para verlo mejor.

— ¡Mira Akaashi! —Gritó mientras observaba su reflejo en el agua —Los pétalos se ven hermosos cuando están flotando.

Akaashi se levantó para poder apreciarlos mejor pero se detuvo de golpe. Tosió y su respiración comenzó a acelerarse. Su mano se aferró con fuerza a su pecho mientras la otra se cerraba con la manta entre sus dedos. Poco a poco sentía como el aire dejaba de circular por sus pulmones.

—¡Akaashi!

Bokuto corrió hacía él, lo abrazó y comenzó a darle suaves palmadas en la espalda mientras le regalaba palabras de apoyo. Poco a poco su respiración se fue tranquilizando.

—¡Idiota! —Le regañó —Debimos haber venido en auto. Ahora podríamos ir al hospital.

—Está bien Bokuto-san —Se separó del abrazo y le sonrió —¿Lo ves? Ya estoy bien. Yo —Su sonrisa fue sustituida por nostalgia —Estoy bien.

————

—Lo sentimos mucho —Se disculpó el doctor —Pero nosotros —Bajó la mirada —No podemos hacer algo.

—Cómo que no pueden —Preguntó Bokuto nervioso.

— La enfermedad no se descubrió a tiempo y avanza rápidamente.

—Entonces deténganla —Demandó.

—Ese es el problema. Ya no se puede.

— ¡¿Qué ya no se puede?! —Habló enojado mientras se levantaba del asiento —¡Se supone que venimos por un simple dolor de cabeza, no por éste resultado! ¡Se supone que usted es doctor! ¡Se supone que debe curarlo de lo que tiene sin importar que sea! ¡Sino para qué diablos está aquí! ¡Usted debe de…

Su frase fue cortada con una mano que sostuvo su brazo. Bajo la mirada y se encontró con los ojos serenos de Akaashi.

—Está bien —Habló con tranquilidad para dirigirse al doctor —De cuánto tiempo estamos hablando.

—Ah, aproximadamente un año —Se sorprendió por la actitud del menor —Pero existe un tratamiento para alentar el proceso.

—Y cuánto me daría.

—Seis meses más.

—Entiendo.

—Pero debe de tomarlo lo más pronto posible. Si gusta podemos ingresarlo de una vez para que comience…

—Gracias —Se levantó del asiento —Pero no será necesario.

—Akaashi —Susurró Bokuto.

—No voy a tomar ese tratamiento —Realizó una pequeña reverencia. Se dirigió a la puerta pero su muñeca fue sujetada con fuerza.

—¿Qué… dijiste? —Pregunto Bokuto perplejo.

—Que no voy a querer el tratamiento —Intentó soltarse pero no lo consiguió —Bokuto-san, tu mano.

—Con el tratamiento habrá más tiempo.

—Lo sé, pero no lo quiero e insistir no hará que cambie de opinión —Siguió hablando con tranquilidad —Ahora déjame ir.

—¡Por qué!

—Bokuto-san, me estás lastimando.

— ¡Por qué diablos no lo quieres!

Akaashi suspiró y dejó de forcejear —Porqué entonces no tendría sentido.

—¿Eh?

—Confinado en un hospital, encadenado a una cama, yendo y viniendo para los tratamientos, recibiendo medicamentos que me debilitarán más rápido. Todo eso por unos meses —Negó con la cabeza —Sólo aplazaré lo inevitable. Prefiero disfrutar de lo que me queda haciendo infinidad de cosas a tu lado que estar en una cama.

—Pero…

—Tome o no el tratamiento, voy a morir.

—¡No morirás! —Gritó—Tú no…—Soltó su muñeca y bajó la mirada.

—Claro que lo haré, y hay que afrontarlo —Akaashi suspiró ante el silencio del mayor —Bokuto-san, yo —Tomó sus mejillas y obligó a que lo viera. Sus ojos se encontraron y habló —Estoy muriendo.

Ambos caminaban por la calle en silencio. Akaashi contemplaba el atardecer mientras Bokuto tenía la vista baja. El mayor era un conversador nato, pero por primera vez en su vida no sabía que decir.

—Akaashi —Detuvo sus paso —Tu muñeca, lo siento.

—No te preocupes por eso, ya no duele.

—Pero te lastimé.

—No fue tu intención.

—Por favor Keiji —Sujetó su mano con cuidado —Toma el tratamiento.

—Bokuto-san. Vivimos en nuestra casa porque tú la elegiste. Compramos los muebles que te gustan. Salimos a todos los lugares que quieres. Nunca me he quejado cuando decides las cosas importantes. No porque no quiera, sino porque sé que todo lo que elijas está bien y lo disfrutaré, y así ha sido.

—Akaashi.

—Pero sólo por esta vez quiero elegir. Sé que estoy siendo egoísta pero déjame tomar esta decisión, por favor —Después de unos segundos en silencio, Bokuto asintió —Gracias.

—Un año es nada —Susurró mientras volvían a caminar.

—Entonces —Se quedó pensando —Qué te parece cuatro estaciones.

— ¿Cuatro estaciones?

—El doctor dijo aproximadamente un año, lo que significa que no sabemos con exactitud y contarlo por meses es algo incierto. Cuatro estaciones me parecen bien.

—Sigue siendo poco. No importa cómo le pongamos, siempre será poco.

—Lo sé —Volteo la vista y se detuvo frente a una tienda —Bokuto-san —Señaló el anuncio que estaba pegando en la ventana — ¿Podemos ir?

Bokuto se acercó al anunció —Hanami. Es dentro de un mes.

—Será divertido.

—Pero, qué pasa si te da un ataque —Recordó los síntomas que dijo el doctor.

—Estaré bien.

—¿Y si te desmayas? —Preguntó preocupado.

— No me preocupo por eso —Volteó a verlo y sonrió —Porque sé que estarás ahí para sostenerme.

————

—Es hermosa ¿No te parece? —Habló Akaashi, quien descansaba en las piernas del mayor y veía el caer de las flores —La primavera.

—Es muy hermosa —Tomó la mano del menor y le depositó un suave beso —Pero no tanto como tú.

—Bokuto-san —Susurró mientras lentamente sus párpados se iba cerrando —Me gustaría  que… durara… para…

Bokuto tomó la ligera manta que tenía a un lado y se la colocó con cuidado. Ver el pecho de Akaashi subir y bajar lo llenaba de calma, pero sabía que ese movimiento llegaría a su fin.

—A mí también me gustaría —Sonrió con tristeza ante un deseo imposible —Que la primavera durara para siempre.

Notas finales:

Sniff, sniff.


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