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Male Prostitute por Black_Heroin

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En las zonas rurales del  Japón que quedo tras los primeros años de terminada la segunda guerra mundial, para sobrevivir, era algo común vender a los hijos que no podían mantenerse, hasta por una carga de arroz. Este fue el caso de Hatsuharu Ishida, quién a la tierna edad de apenas cinco años fue entregado por su padre, quien sabía que por las circunstancias, estaría mucho mejor donde fuera que fuese a excepción de su tierra natal.

 

 

La carreta se movía, la lluvia arreciaba y tras los maltrechos barrotes de madera, podía ver la única y pequeña vela de su hogar alejarse hasta perderse en el oscuro horizonte que aquella tormenta nublaba aún más. Un trueno iluminó el cielo, aquel ruido seco y fuerte que solo le hizo soltar un llanto más fuerte, más desconsolado al pequeño de ojos hazel.

La puerta corrediza se abrió con tal fuerza justo al final de aquel trueno y un balde de agua helada hizo despertar al joven de pálida piel de golpe, asustado. Al menos el agua disperso las lagrimas de sus mejillas. El sol aún ni siquiera había salido.

— ¡Que no ves la hora que es! ¿Hasta cuándo pensabas dormir? — Prácticamente le gritaba mientras a tirones le obligaba a incorporarse.  La señora Hanajima, siempre tan poco amable… al menos a ello ya estaba acostumbrado.

Una noche anterior, Hatsuharu se había quedado hasta entrada la madrugada arreglando el shouji principal del okiya que un cliente había derrumbado al tropezar gracias a su ebriedad.

— Lo lamento… — Susurro el joven pelinegro, sin rezongar ante semejante maltrato desde tan temprano. Como pudo se incorporo y, antes de atenderse, saco el futon a secar y seco el piso mojado pues aquella mujer, tuvo la amabilidad de dejar junto a su futon lo necesario para que comenzara los quehaceres del día.

Hatsuharu, llamado normalmente como Haru, había sido alguien muy tranquilo desde que llego a aquel lugar siendo aún pequeño. Nunca busco la atención de nadie, igual aunque la buscase, no encontraría nada. Al llegar a la okiya, Akito, dueño del lugar, le miro de arriba abajo. Era un pequeño desnutrido, pálido y, realmente, sin gracia. Solo exponía una fragilidad enorme que ese día, debido a tanto llanto, parecía sumamente profunda.  Por alguna razón le acepto, aún cuando el pedido había sido especifico.

Haru creció en su mayoría, rodeado por mujeres, y aquello para nada le incomodaba, al contrario. Varias veces pudo tener algo de la dulzura materna que le habrían arrancado desde temprana edad. Tuvo una infancia amena, con momentos tristes claro, pero de ello hablaremos más adelante. Le encomendaban, por ser hombre, algunas de las tareas más pesadas del okiya además de ser el mensajero de la casa.

Era alguien serio, sencillo y que prefería siempre pasar desapercibido. Desafortunadamente, su aspecto físico no le dejaba nunca pasar desapercibido ¿Quién pensaría que la belleza puede convertirse en una carga? Sus facciones eran delicadas, lo suficiente  como para hacerse pasar por una mujer, su piel era pálida en extremo, su cabello oscuro y su complexión larga y delicada. Sus labios, al igual que su piel eran suaves y rozados. Sus ojos hazel  eran grandes, rasgados.  Todo aquel conjunto eran una agraciada composición que, muy seguramente Akito noto 14 años atrás.

 

— Haru kun.. — La desgarbada y delgada figura de Akito bajaba lenta y gracialmente. Haru fregaba la duela de madera del pasillo principal cuando le escucho y de inmediato se puso de pie— Necesito que hagas una entrega, ¿Estas libre? — El joven asintió pese a que era obvio que no, pero prefería correr por las calles de Gion antes de fregar pisos, además era un favor para Akito, quien de algún modo siempre le había protegido.

 Seco rápidamente la duela y saco las cosas al jardín trasero. Se cambio el yukata y volvió donde estaba el mayor, quién le extendió la mano con un sobre de papel cuidadosamente doblado.

 

— Entrégalo personalmente a Souma san, dile que vas de mi parte — El joven pelinegro tomo aquel sobre y asintió a sus indicaciones — Ve con cuidado ¿Entendiste? Nada de recorrer la feria al regresar… —Akito sonrió cálidamente mientras le miraba.

 

— Iré con cuidado — Dijo cordialmente inclinando su cabeza con un porte y una educación que no pedían nada al más rico o estudiado de la zona. Hecho esto, salió de la casa. Sonrió ampliamente y suspiro profundo antes de avanzar sobre la acera rumbo a la dirección escrita al reverso del sobre.

Notas finales:

Bien pues, este es mi primer fic oficial que subo a internet… CHAN CHAN CHAN!

Es original y surgió gracias a un reto con Aomame chan, me base en una imagen para comenzar con el fic aunque… creo que revelaré la imagen hasta que suceda esa escena  xD

¡Muchas gracias por leer!


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