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El día que nos volvamos a encontrar por Ellie Blanch

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Notas del fanfic:

Bueno solo queria pedir perdon por el retraso, me hubiese gustado subirlo antes pero me fue dificil.

Los personajes son propiedad de sensei Fujimaki

Sin mas pasen a leer!!

El día que nos volvamos a encontrar.

(Aomine Daiki – Kagami Taiga)

 

 

Era el verano más caluroso que habían tenido que soportar en su existencia, bueno tan solo eran unos niños de cinco años quienes estaban viviendo eso, aún les quedaban varios años por delante pero en esta oportunidad sentían que en cualquier  momento caían muertos por el calor.

 

 

r13;Vamos al parque Tetsu r13; Hablaba un pequeño moreno a su amigo quien se encontraba en el resguardo de su casa leyendo un libro era uno ilustrado de acuerdo a su edad.

 

—No quiero Aomine-kun hace mucha calor — Respondió serio mientras pasaba la hoja ya leída.

 

—Deja de ser tan formal llevamos... — Comenzó a contar con sus dedos — ¡Muchos días siendo amigos! — Exclamó cuando no llegó a un resultado.

 

—...

 

— ¿Vamos a cazar cigarras? — Volvió a insistir mientras picaba la mejilla del otro pequeño.

 

—No me gusta eso. Por favor Aomine-kun déjame leer tranquilo quiero saber qué pasa con la niña y el lobo malo — Esta vez su ceño fruncido dio a entender que no se movería a ningún lado.

 

— ¡Haz lo que quieras, con ese genio no conseguirás novia jamás! — Salió corriendo de la casa de su amigo molesto por no haber logrado su cometido.

 

 

Aomine Daiki un pequeño de piel morena, ojos azules al igual que su cabello era la viva imagen de un pequeño revoltoso siempre se estaba metiendo en problemas, al llegar la tarde la mayoría del tiempo regresaba a su hogar con las ropas sucias porque le encantaba subirse a los árboles cazar bichos, en cambio Kuroko Tetsuya era un chico bastante tranquilo su piel era pálida, sus ojos y cabello celeste.

Los pequeños hicieron una pequeña amistad desde hace algunos meses cuando habían entrado a la guardería unos chicos estaban molestando al pequeño peliceleste indicando que era una niña y que se confundió de uniforme cuando el pequeño Daiki llegó a su rescate, desde ese momento se dieron cuenta que vivían cerca y el moreno era quien interrumpía el tiempo de tranquilidad de Kuroko. El niño volvió a su lectura rodando los ojos conocía como era de melodramático el moreno.

 

 

—Tonto Tetsu — Murmuraba mientras pateaba una botella que se encontraba tirada, estaba amurrado con su ceño fruncido y sus mejillas infladas.

 

 

Cuando iba sumido en sus pensamientos de niño algo llamó completamente su atención, era un gran camión del cual sacaban muebles y cajas que iban ingresando al hogar en el cual se encontraba estacionado. Como el pequeño curioso que era comenzó a mirar con atención lo que los adultos hacían interrumpiendo sin darse cuenta, muchas veces estuvieron a punto de golpearlo con las cosas que llevaban pero siempre lograba escabullirse.

 

 

—Debes tener cuidado pequeño — Una mano se posó en sus azulados cabellos, dio media vuelta enojado mirando a quien lo llamó de aquella forma.

 

 

Odiaba ser tratado como un niño, iba a decir algo pero sus palabras quedaron atoradas la persona frente a él era una mujer de pelo negro y una mirada escarlata que lo dejó paralizado.

 

 

— ¿Que estás haciendo con ese pequeño amor? — Preguntó un hombre pelirrojo llegando junto a ella y tomándola por la cintura.

 

—Creo que quiere echarnos una mano — Sonrió la mujer revolviendo los cabellos azules — ¿Cuál es tu nombre?

 

—Aomine Daiki — Respondió el niño mirando sus zapatos.

 

—Con qué Dai-chan… Sabes tengo un pequeño de tu edad debe estar por los alrededores ¿Qué te parece si vas por él y así no corres el riesgo de golpearte con algo? — La señora bajó a la altura del niño — ¿Qué te parece?

 

—Mmm ok.

 

—Cariño iré por las últimas cajas — Su esposo se retiró — Ten cuidado pequeño revoltoso.

 

—Bueno yo también iré a ayudar aún tenemos muchas cosas que hacer — La mujer se levantó mirando por donde se había marchado su esposo — Hagamos un trato si llegas con Tai-chan te invitaré un plato de galletas y leche.

 

 

Los ojos de Daiki tras escuchar esas palabras se iluminaron al igual que una sonrisa de oreja a oreja se formó en su rostro, adoraba las galletas.

 

 

— ¡Yo iré por él! — Exclamó mientras corría lejos.

 

—Pero… — La mujer ni siquiera le dijo cómo era su hijo, llevó una mano hasta su cabeza — Estos niños son demasiado inquietos.

 

 

 

~*~

 

 

Corría por las calles de su vecindario buscando a alguien, pero… ¿Cómo iba a saber cómo era el niño?

 

 

— ¡Esa señora es una tramposa! — Exclamó deteniéndose en seco.

 

 

Malhumorado y sintiéndose engañado comenzó a caminar nuevamente, ya todo le daba lo mismo. Tetsu lo dejo botado y ahora lo engañaban vilmente. Al final decidió ir al parque a jugar de todas formas a ver si encontraba un bicho grande y se lo metía en la espalda a aquel chico rubio que estaba en la clase de al lado.

El parque le encantaba porque existía un gran árbol que era uno de sus favoritos, al subirlo tenía un sitio especial en el cual podía descansar y mirar a todos a su alrededor. Estaba en ello cuando vio correr a un niño de su edad que era perseguido por un perro. Sorprendido a más no poder bajó rápidamente del árbol.

 

 

— ¡Shiro basta! — Exclamó llegando al lado de ambos a lo cual el perro levantó las orejas atento al oír su nombre volteó mirando al pequeño niño que había osado llamarlo y en menos de un segundo correr a su lado.

 

— ¡Cuidado! — Exclamó el pequeño que había sido atacado con anterioridad.

 

—Shiro deja de lamerme — Hablaba el moreno mientras el gran perro blanco se encontraba arriba de él ya que lo había tirado al piso y  le lamía el rostro.

 

— ¿Lo conoces? — Preguntó el pequeño con temor.

 

—Claro que lo conozco es un perro bastante amable… ¡basta Shiro! — Intentaba quitárselo de encima.

 

—A mí no me lo parece... es una bestia — Dijo mirando a los alrededores buscando algo.

 

— ¿Que le has hecho para que te atacará? — Al fin el pequeño moreno se quitó al animal de encima el cual se puso a su lado.

 

— ¡No hice nada!

 

—Como si fuera a creerte… Vamos Shiro te llevaré a casa — Comenzó a caminar con el animal.

 

— ¡Espera! — Grito a todo pulmón tenía las mejillas rojas — ¿Me puedes ayudar a encontrar mi casa?

 

— ¿Eh?

 

—Acabo de llegar aquí, pero por culpa de él me perdí — Dijo apuntando al perro molesto recordando que llevaba corriendo como dos cuadras.

 

— ¿Si tú no sabes dónde vives cómo esperas que yo lo sepa?

 

-Mmm porque sabes donde él vive — Fue su respuesta como si eso fuese lo más normal de la vida apuntando al perro.

 

— ¿Y? — Daiki seguía sin entender.

 

—Bueno le pise la cola cuando estaba descansando fuera de su ca...sa… — Tras darse cuenta de sus palabras tapó sus labios.

 

—Has dicho que no le has hecho nada… ¡mentiroso! — Lo acusó con el ceño fruncido acariciando al perrito — Pobre Shiro.

 

—Fue sin querer y no soy un mentiroso — Bajo la algo avergonzado — Venía caminando intentando recordar las casas y no lo vi… ¡¡Pero yo no quise hacerlo!!

 

 

Daiki lo miró durante unos segundos ¿A quién le recordaba el color de los ojos del chico? ¿Eran rojos iguales a quién? Daba lo mismo.

 

 

—Está bien pero debes pedirle perdón a Shiro — Sentenció con las manos en su cintura.

 

— ¡Es un perro!

 

— ¿Y? Si no te disculpas no te ayudaré buscas sólo tú casa y punto.

 

—… — El pequeño miraba al perro y luego al moreno no sabiendo qué hacer, hasta que finalmente dio unos pasos hasta posicionarse frente al can y dar una pequeña inclinación de cabeza — Lo siento no quise pisar tu cola.

 

—Mucho mejor, ahora sígueme — Sin nada más que decir comenzó a caminar, el perro se puso a al lado del pequeño moreno mientras que el otro niño lo seguía desde atrás — Y ¿Cómo te llamas?

 

—Kagami Taiga.

 

—Ohh~

 

— ¿Y tú? — Pregunto curioso esta vez colocándose al lado contrario del can.

 

—Aomine Daiki.

 

—Ya veo.

 

 

Comenzaron a caminar mientras el niño que estaba perdido intentaba recordar los lugares, pero era inútil no podía hacerlo, llevaban caminando un buen rato en silencio cuando…

 

 

— ¡Ya recuerdo por aquí! — Exclamó feliz el muchacho — La casa de allá es donde vi al perro.

 

—Esa es la casa de Shiro — Dijo el pequeño moreno viendo el lugar señalado.

 

—Nosotros viviremos a la vuelta — Mostró una hermosa sonrisa, para luego salir corriendo.

 

— ¡Espera!

 

 

Fue inmediatamente tras él otro niño, Shiro al ver su hogar entró para seguir con su siesta la cual interrumpieron anteriormente. Cuando llegó vio que la señora que lo había engañado de forma vil se encontraba regañando al otro niño y fue cuando se dio cuenta de algo ¡Tenían el mismo color de ojos!

 

 

—Vaya pero si es el pequeño Dai-chan con que me has traído a salvo a mi pequeño muchas gracias — Hablo la mujer cuando vio al pequeño morenito llegar a su lado.

 

— ¿Okaa-san lo conoces? — Pregunto mirando extrañado a la mujer.

 

—Sí, algo. Le dije que si llegaba contigo le daría galletas.

 

—Pero es una tramposa porque no me dijo cómo era — Esta vez hizo un mohín se sentía molesto por alguna razón.

 

—Has sido tú quien salió corriendo antes de que…

 

— ¿Ha llegado el pequeño? — Preguntó el hombre pelirrojo saliendo de su hogar y viendo a los tres reunidos.

 

 

Fue entonces cuando se dio cuenta de algo importante, el niño con el que se había encontrado era el vivo reflejo de ambos padres. Sus ojos color rubí como su madre y el cabello era rojizo como el de su padre con una mezcla del cabello negro de la madre.

 

 

—No entiendo — Taiga ladeó la cabeza mirando sin comprender nada.

 

—Lo importante es que ambos están aquí así que ahora adentro a lavar las manos para que comamos galletas.

 

— ¡Si! — Exclamaron los más pequeños felices.

 

 

Aquella tarde fue bastante entretenida para los niños, fue el comienzo para su amistad, la madre de Kagami fue a dejar al pequeño Daiki a su hogar debido a que se hizo bastante tarde y así explicar lo que había sucedido. Los pequeños se despidieron prometiendo volver a juntarse ya que el padre de Kagami les dijo que les enseñaría a jugar basket.

 

 

~*~

 

 

— ¿Tetsu puedes dejar de leer por un momento?  Vamos a jugar — Pedía jalando de la manga a su compañero de clases quien no le hacía caso para nada.

 

—Aomine-kun…

 

—Ya sé… ya sé… quieres saber qué pasa con el personaje de no sé qué — Observó por la ventana como todos los niños jugaban alegremente hasta que una cabellera roja llamó su atención y mejor aún estaba al lado del niño rubio. La verdad es que no pensó mucho y tampoco le importaron las quejas de su amigo, tomó su mano y lo jalo afuera del salón — ¡Mira Tetsu está aquí!

 

 

Corriendo llegaron al lado de los otros chicos, el pequeño rubio no paraba de hablar mientras en el rostro de Kagami se podía ver el aburrimiento reflejado, al ver al peliazul sus ojitos se iluminaron, ahora tenía con quién jugar.

 

 

—Hola Tai-chan — Saludo con una gran sonrisa el morenito.

 

—Hola — Contestó haciendo lo mismo.

 

— ¿Kagamicchi eres amigo de este niño malo? — Pregunto preocupado escondiéndose tras el pelirrojo.

 

— ¿Malo? — Se extrañó, bueno sí quizás un poco maleducado a veces pero no le parecía malo.

 

—Ni tomes en cuenta al llorón — Interrumpió los pensamientos de Kagami — Mira este es Tetsu… mi amigo del que te hablé.

 

—Hola — Dijo el pequeño haciendo una reverencia — ¿Ahora puedo seguir con mi lectura?

 

—Tetsu pareces adulto... ya no seré tu amigo me quedaré con Tai-chan — Se acercó y puso la mano sobre el hombro del nombrado.

 

—Está bien — Dio media vuelta como si no le importara en nada y así volver al salón de clases.

 

— ¡No te preocupes yo seré tu amigo! — Grito el chico rubio mientras corría tras el peliceleste.

 

— ¿Lo dices enserio? — El pequeño pelirrojo pregunto incrédulo.

 

—Se le pasara luego no le gusta que lo moleste cuando lee.

 

—Entonces Kise la tendrá difícil si quiere ser su amigo — Miró hacia la dirección por donde se marchó el dúo — Bueno y… ¿Qué hacemos?

 

 

Observó al moreno con una gran sonrisa la cual fue contagiada al otro niño, ambos estaban destinados a conocerse y ser buenos amigos al parecer incluso en el pre escolar.

 

 

 

~*~

 

 

—Oye Bakagami podríamos hacer algo en vacaciones ¿Qué tal si conseguimos unas chicas? — Preguntó a su amigo quien se encontraba sentado en el suelo leyendo una revista.

 

 

Diez años exactos pasaron desde que se habían conocido, su amistad era incondicional si le preguntaban a uno por el otro siempre sabían dónde se encontraba y también debido a ello tenían ahora sus propios apodos, “Ahomine” y “Bakagami” esto debido a que en algunas cosas no eran muy listos, ambos se caracterizaban en ser buenos sólo en lo que les importaba y el resto daba lo mismo, debido a ello siempre obtenían un reto por parte de sus profesores y amigos. Lo bueno es que ahora se encontraban en vacaciones de verano por lo cual no debían preocuparse por nada.

 

 

—Creo que pasó — Hablo el pelirrojo volteando una hoja a la revista.

 

—Vamos siempre dices que no cuando hablo de chicas — Aomine quien se encontraba tirado en la cama se levantó de golpe — Ahora que lo pienso nunca hemos hablado de ello.

 

— ¿De que no hemos hablado? — Dejó la revista a un lado y miró a su moreno amigo.

 

—De chicas obviamente ¿Cuál es tu tipo?  Las mías son las chica de grandes atributos — Hizo un gesto como si tuviera grandes pechos además sus ojos llegaron a brillar frente a lo dicho.

 

—No me interesa hablar de eso — Dijo el pelirrojo corriendo la vista avergonzado.

 

— ¿No me digas que te da vergüenza? 

 

— ¡Cla- claro que no!

 

— ¿Y porque estas colorado? — Pregunto intentando mirar el rostro de su amigo aunque sus orejas rojas igualmente lo delataban.

 

—Déjame en paz — Se levantó de mala gana dispuesto a marcharse.

 

—Vamos no seas así — Aomine se levantó inmediatamente tomando su mano impidiendo que se marchase — Oye enserio ¿Alguna vez te has masturbado?

 

— ¿Por qué debería responder eso? Ya suéltame quiero irme a casa — Intentaba zafarse sin resultados.

 

— ¿Oye por qué no lo probamos? — Pregunto mientras comenzaba a arrastrar a Taiga hacia la cama.

 

— ¿De qué estás hablando? ¡Suéltame!

 

—Acaso no has escuchado a los chicos hablar. Ya sabes no sería malo curiosear un poquito — Tiro al joven a la cama posesionándose sobre él — Dijeron que era común probar nuevas sensaciones.

 

 

Tras decir aquellas palabras llevo sus labios hacia el cuello de Kagami lamiendo en el proceso lo cual hizo que el muchacho se estremeciera por el contacto, al comienzo hizo todo lo posible por apartarlo, pero a medida de que las caricias se hacían más salvajes el joven pelirrojo fue perdiendo sus energías, permitiendo que Aomine lamiera su cuello y mordiera una de sus orejas a gusto, pero cuando una mano fue directo a su entrepierna le hizo recapacitar casi de inmediato, reuniendo todas sus fuerzas y empujando lejos al muchacho.

 

 

— ¡Eres un idiota! — Exclamo con la respiración agitada.

 

— ¿Acaso no te ha gustado?  — Pregunto con una sonrisa ladina y bajando la vista hasta la entrepierna del pelirrojo — Si dices que no creo que existe algo que te está delatando la mentirita — Ante aquellas palabras Kagami  tomo un cojín tapando su entrepierna — ¿Deberíamos intentar bajarlo?

 

—Deja de hablar idioteces, me iré a casa — Hablo con su ceño fruncido, intentando levantarse pero sus pies no lo acompañaban.

 

—Taiga no nades contra la corriente los dos nos sentiremos bien ¿Qué dices? — Sabia que su amigo jamás había ganado nada contra él y esta no sería la excepción, no sabía porque pero era algo que necesitaba probar.

 

—… — Llevo su vista hacia abajo pensando en las posibilidades — Esta…bien…pero…

 

—Lo se te entiendo, nada de cosas raras solo es un alivio para nuestro cuerpo — Sonrió contento después de haber logrado su cometido.

 

 

Se acercó una vez más a Kagami llevando sus manos hasta el rostro del pelirrojo acariciándolo ¿Siempre había sido tan suave? Y una vez más sus labios se juntaron ahora el beso era más cálido, Kagami jadeo cuando una vez mas la mano de Aomine toco su miembro por sobre la ropa, al parecer leer tantas revistas le había dado bastante experiencia.

Empujo a Kagami hasta dejarlo acostado sobre la cama mientras sus labios permanecían unidos, cuando Aomine sintió que Kagami al fin había bajado la guardia introdujo su lengua afianzando más el beso, Kagami era inexperto a los pocos segundos se le hizo bastante difícil respirar y debido a ello aquella conexión llego a su fin.

 

 

—Debes respirar por la nariz — Sonrió divertido.

 

—No te burles… era mi primer beso — Respondió con el rostro tan rojo como su cabello.

 

—Tendré que tomar la responsabilidad entonces.

 

 

Llevo una mano hasta el pantalón de Kagami desabrochando el botón para después comenzar con su cierre, el pelirrojo no podía dejar de mirar con vergüenza la situación, la verdad es que todo le parecía un sueño, aun no podía caer en cuenta de todo lo que estaba sucediendo en estos momentos. Cuando la mano de Aomine bajo su bóxer dejando a la vista su erguido miembro sabía que no había vuelta atrás, ya que si lo detenía no se lo perdonaría jamás.

Fue asi como el peliazul comenzó a acariciar lentamente su miembro, era una verdadera tortura, pero la estaba disfrutando.

 

 

—No más… creo que… ¡Ah!

 

—Solo hazlo, nada te lo impide Bakagami — Dicho estas palabras tomo con más presión el miembro y comenzó a moverlo con algo más de prisa, bastando solo unos segundos para que el pelirrojo se viniera en su mano manchando parte de la ropa.

 

Aomine casi de inmediato se levantó al sentir aquel líquido viscoso deslizandose sobre su mano mirándolo seriamente, para después observar a su amigo y finalmente desaparecer por la puerta, Kagami no podía entender nada de lo que estaba pasando, hasta que vio al moreno con unos pañuelos en su mano.

 

 

—Debes limpiarte antes de que mamá llegue — Fue lo único que dijo para después sentarse en la cama como si tuviese una batalla interna.

 

 

Kagami obedeció en  completo silencio, la actitud de su amigo también le molestaba sobretodo porque fue él quien comenzó con todo y ahora por lo visto se arrepentía. Después de encontrarse completamente listo tomo sus cosas y se dirigió hacia la puerta.

 

 

—Eres un idiota — Menciono para luego desaparecer del lugar.

 

 

Aomine aún se encontraba sumido en sus pensamientos intentando procesar lo que acababa de hacer, si a él le gustaban las mujeres ¿Por qué razón hizo aquello? Y lo peor es que a pesar de todo ansiaba aún más. Inconscientemente llevo las manos a sus labios intentando explicarse que era lo que faltaba, mientras aun podía sentir la calidez de los labios de Kagami.

 

 

~*~

 

 

Mientras tanto el pelirrojo llegaba a su casa siendo recibido por su madre quien preparaba la cena, a pesar de que ella le dio la bienvenida el chico paso de largo hasta su habitación, al cerrar la puerta se deslizo por ella hasta llegar al suelo. Podía sentir todo su cuerpo caliente y eso no le gustaba, lo que más le molestaba era el hecho de que se había dado cuenta de que hace un tiempo atrás nada estaba bien con él, estaba comenzando a observar más de la cuenta a su amigo y cada vez que aquella chica pelirosa se acercaba a él un dolor en el pecho se hacía presente.

 

 

— ¡Maldición! — Exclamo molesto consigo mismo al ver que el bulto en su entrepierna no hacía caso y seguía erguido ¿Cómo había hecho para llegar a casa en ese estado? Al menos no vivían tan lejos el uno del otro. Cuando logro tranquilizarse decidió darse una buena ducha antes de ir a donde la cena lo esperaba.

 

 

 

~*~

 

 

Kagami se encontraba en su habitación con los audífonos puestos, la verdad es que habían pasado dos largos días desde aquel incidente, ninguno se puso en contacto con el otro de hecho lo que más le molestaba a Kagami era que ni siquiera recibir un mensaje de disculpa por parte del moreno.

 

 

—Estúpido Ahomine  — Murmuro volteando en su cama dándole la espalda a la puerta de su habitación para intentar quedarse dormido y así olvidar todo aunque sea un instante, pero eso no duro mucho puesto que su madre ingreso al lugar tras tocar la puerta un par de veces y no recibir respuesta.

 

— ¿Taiga puedes ir a comprar? — Dijo ella llegando junto a la cama y quitándole los audífonos a lo cual el chico volteo para observarla — El encierro no te hará bien. No sé qué ha pasado entre Daiki y tu pero ya se solucionara ¿No son buenos amigos?

 

—… — El muchacho se levantó observando a su madre — ¿Qué es lo que debo comprar?

 

 

La mujer hizo un movimiento de cabeza quería saber que era lo que le pasaba a su hijo pero no por ello lo obligaría a hablar, así que le entrego el dinero y una lista con el pedido.

Kagami caminaba por las calles distraídamente escuchando su música después de haber comprado todo y dirigiéndose de vuelta a su hogar cuando sintió que era jalado por la mano y lo metían a un angosto callejón. Estaba listo para defenderse cuando se dio cuenta que frente a él se encontraba nada más ni nada menos que la persona que había sido responsable de su mal dormir durante aquellos días.

 

 

—Necesitamos hablar — Fue Aomine el romper el silencio que se había formado en el ambiente.

 

—Eso no es cierto, déjame pasar me esperan en casa — Expreso Kagami la verdad es que estaba bastante nervioso.

 

—No espera yo… necesito hacer algo —Sin siquiera esperar una respuesta empujo al pelirrojo hacia la pared acorralándolo entre sus manos, para después acortar las distancias con un beso, las cosas que se encontraban en las manos de Kagami cayeron al suelo.

 

 

Aunque fue un beso bastante torpe debido a las prisas hizo que en ambos chicos un sentimiento extraño los invadiera, les hubiese gustado permanecer de esa forma por mucho más tiempo, pero la razón hizo acto de aparición.

 

 

— ¿Que estás haciendo? — Pregunto Kagami con miedo reflejado en su rostro.

 

—No lo sé — Fue la respuesta del moreno mientras llevaba una mano hacia su rostro ocultándolo.

 

— ¡No me salgas con esa estupidez! ¿¡Qué pasó con las chicas de grandes atributos!? — Kagami empujó a su amigo lejos molesto por lo que acababa de ocurrir.

 

—Desde aquel día no he podido dejar de pensar en ti… es irracional lo sé y por eso mismo hice esto pensé que solo era algo pasajero pero…

 

— ¿Pero? ¿¡Pero que idiota!? — Tomo de los hombros al peliazul — ¿Te parece divertido burlarte de mí?

 

—Estas equivocado — Respondió levantándose la vista y mirando directo a esos ojos rubí que conocía desde hace mucho — No me preguntes qué es lo que siento porque no tengo idea de que es pero solo puedo decir que me gusta.

 

—Eres un idiota para ti todo siempre ha sido un juego y esto debe ser otro más — Empujo a su amigo lejos para recoger las bolsas que habían caído.

 

—Taiga ¿En serio no me crees? ¿Tan poco me conoces a pesar de que seamos amigos desde tanto tiempo? — La voz se escuchó a suplica.

 

—Ya… ¿Y que se supone que debería hacer ahora después de escuchar esto?

 

— ¿Qué tal si lo intentamos? No estoy hablando de amor pero me gusta estar junto a ti no llevamos bien creo que es perfecto.

 

— ¿Qué estás hablando?

 

—Sí, no te importa ¿Quieres ser mi pareja? — Pregunto mientras tomaba su mano.

 

 

El debate interno que tenía el pelirrojo era impresionante, Daiki le había dicho que no era amor ¿Entonces qué significaba? ¿Amigos con ventaja? Eso definitivamente no le gustaba, pero si con ello podía mantener al margen a esa chica pelirosa lo haría.

 

 

—Acepto — Fue la respuesta final — Pero harás las cosas a mi manera.

 

—Ok — Sonrió satisfecho con el resultado.

 

 

Desde aquel momento una relación clandestina comenzó, ya que nadie debía enterarse de aquello sobre todo su familia. Lo que empezó como leves caricias se fue transformando en sexo con todas sus letras, la primera vez fue en la escuela tras haber vuelto de vacaciones después de la clase de educación física en el almacén donde tuvieron que guardar los elementos utilizados después de haber sido regañados por haber comenzado una pelea por quien era el mejor jugando al futbol. Kagami se enojó bastante debido a que aún quedaban un par de clases más y la única respuesta de Aomine fue que ya no podía aguantar por más tiempo.

 

 

 

~*~

 

 

 

—Esto sí que es extraño ¿Qué hace Aominecchi tan solo? — Pregunto Kise llegando junto a Kuroko a la mesa en donde estaba el moreno comiendo unos panes, ya que el horario del almuerzo había comenzado.

 

—No molestes Kise, no estoy de ánimos — Fue la fría respuesta de Aomine mientras llevaba un trozo de pan a la boca.

 

 

A pesar de los años que habían pasado estos cuatro chicos seguían siendo amigos, pero desde el jardín infantil que Kise jamás se volvió a despegar de Kuroko y para su suerte en todos los años siempre le tocaba la misma clase junto a él, al igual que Aomine y Kagami jamás se separaron, algunos años coincidieron los cuatro pero este no era uno de ellos.

 

 

—Ayer Kagami-kun estaba extraño ¿Le paso algo? — Pregunto Kuroko tomando de su cajita de leche.

 

—No lo sé no me ha dicho nada — Era cierto el joven no menciono nada y eso era lo que tenía más preocupado al moreno —Iré a verlo después de clases.

 

 

Sus amigos no quisieron insistir en nada mas sabían que cuando estaba de mal humor el moreno podían salir perdiendo, cuando termino fue directo a la azotea miro el cielo intentando perderse en él, tomo su celular y envió un mensaje, pero a pesar de que los minutos pasaron nadie contesto, durante el cambio de hora tomo sus cosas escapándose de las clases, ese Bakagami recibiría su castigo por no contestar… Nadie dejaba esperando a Aomine Daiki.

 

Llamo un par de veces pero nadie contesto, por lo cual tomo la perilla y para su sorpresa la puerta estaba abierta, los padres de Kagami estaban trabajando por lo cual la única opción era que el chico se encontrara en casa o que habían sido todos unos despistados. En el piso de abajo no había nadie así que decidió subir a la habitación de Kagami. Cuando abrió la puerta se dio cuenta de que el chico dormía plácidamente, una pequeña sonrisa apareció en sus labios, amaba el rostro de ese chico cuando lo dormía. A paso lento se sentó en la cama a su lado acariciando una mejilla se dio cuenta de que su temperatura era un poco alta ¿Por ello Kuroko dijo que estaba extraño? ¿El chico había agarrado un resfriado?

 

Aomine conocía esa casa como la suya propia por lo cual fue en busca de una compresa fría para bajarle la fiebre a su amigo, después se quedó a su lado velando su sueño mientras intentaba leer una de las revistas que tenía el pelirrojo en su escritorio, pero en vez de observar la revista comenzó a recordar que cuando eran niños pasó algo similar de hecho había estado tan preocupado porque el chico habia colapsado en clases que aquella noche nadie logro sacarlo de esa habitación por lo cual puso un futon al lado de la cama  para cuidar a su amigo.

 

Al cabo de una hora este comenzó abrir sus ojos.

 

 

—¿Como te sientes? — Pregunto llevando una mano a la frente del joven pelirrojo.

 

—¿Que haces aquí?

 

—¿Es así como me recibes después de haberte ayudado? — Aomine hizo un mohín lo cual se le hizo adorable a Kagami sabía que el solo mostraba esas expresiones con él y un par de personas más.

 

—Gracias — Tomo la mano del moreno  entre las suyas y la froto más en su mejilla..

 

—Pareces un gato en busca de cariño — Se burlo Aomine — Ven aquí gatito gatito.

 

 

Kagami lo observó enojado, aunque quizás era debido a la fiebre que aun tenía en su cuerpo que se atrevió a hacer algo que no esperaba que sería capaz, se levantó de su lugar frente a la atenta mirada del peliazul colocándose frente a él.

 

 

—Quiero que mi amo me de muchos mimos — Dijo mientras se sentaba en las piernas del moreno.

 

—Gatito travieso.

 

 

Tras aquellas palabras sus labios se juntaron fundiéndose en un beso lleno de deseo, una mano de Aomine fue directo al muslo de Kagami acariciando por sobre la tela de su pantalón de una manera bastante sugerente llegando casi a la entrepierna, provocando que un gemido escapara de los labios del chico de ojos rubí.

 

 

—Deberias descansar — Hablo Aomine cuando se separaron.

 

—¿Estas seguro que es lo que quieres? Porque creo que tu amigo no opina lo mismo.

 

—Ves lo que provocas — Hablo mientras tomaba a Kagami y lo dejaba una vez más sobre la cama.

 

 

Tomo el borde de su pantalón y con una sola mirada el pelirrojo comprendió levantando levemente su cadera y así permitir que se lo sacara, dejándolo solo con la ropa interior la cual ya se encontraba algo húmeda.

 

 

—Eres un gatito sucio — Bajo un poco llevando sus labios hasta aquella entrepierna que se veía realmente apetitosa, cerro sus labios en aquel bulto provocando que una corriente eléctrica recorriera el cuerpo de Kagami.

 

—Mmm... Dai...

 

—¿Que están haciendo ustedes dos? — Se escuchó una voz femenina a sus espaldas haciendo que ambos jóvenes quedarán paralizados — Estoy preguntando ¿Que es lo que estan haciendo?

 

 

Los chicos se separaron pero no fueron capaces de dar una respuesta, Kagami con la vista baja tomo su pantalón el cual se encontraba a un lado cuando intento ponerse de pie sintio que sus piernas eran como gelatina, Aomine dándose cuenta lo ayudó.

 

 

—Alejate de mi hijo en este momento — La mirada de la madre de Kagami había cambiado completamente por una de odio.

 

—Señora Kagami yo...

 

—No me importan sus excusas, de hecho no quiero escucharlas sólo quiero que te marches — Abrió la puerta y se puso aún lado dándole todo el espacio para que saliera.

 

—Okaa-san yo... —Intento hablar pero las palabras no salían.

 

—¿Que esperas para marcharte? ¿O Acaso planeas decir que hacen esto por amor? — la mujer interrumpió mientras sus manos se apretaron con fuerza formando un puño se notaba que estaba intentando contenerse todo lo posible, sobretodo cuando no recibió respuesta del moreno — Vete antes de que quieras que tu madre se entere.

 

 

Daiki y Taiga se miraron por unos segundos con dolor, habían cometido un error terrible y eso les estaba costando caro en estos momentos, la verdad es que a Aomine le hubiese encantado gritar que era por amor pero aún no estaba seguro de nada sabía que no podía darle aun un nombre a lo que estaban haciendo. Con la vista baja camino rumbo a la puerta no sin antes darle un último vistazo al chico que había dejado sentado en la cama pidiendo perdón  sólo con la mirada.

 

La madre de Kagami espero un momento hasta sentir que la puerta del exterior era cerrada para luego llegar hasta donde se encontraba su hijo y abofeteándolo con fuerza, una marca roja apareció en su mejilla. El chico solo observo el suelo aceptando lo que la mujer hizo, sabía que esto era un dolor bastante grande que estaba soportando al fin de cuentas era su único hijo.

 

 

—Estaba preocupada por tu salud por ello pedí permiso para salir temprano, pero… — Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas — Nunca pensé encontrarme con esto.

 

—Yo…

 

—Está decidido, le diré a tu padre que acepte el cambio de sucursal — A pesar de las lágrimas que en un principio habían peligrado por salir la mujer tomo todo la determinación hablando con voz firme — Tenia mis dudas ya que ustedes eran muy buenos amigos pero después de esto ya no tengo solución… Lo mejor será que estén separados.

 

— ¡Espera, no puedes hacer eso! — Exclamo el joven poniéndose de pie y agarrando el brazo de su madre.

 

—Claro que puedo aun eres un niño a los ojos de todos, con tu padre somos los responsables de tu futuro — Tras esas palabras alejo la mano de su hijo — ¿O enserio esperas que crea que es amor? Ya has visto a ese chico no fue capaz de decir nada.

 

—Pero yo si lo quiero — No había pizca de duda en aquella respuesta, pero eso no sorprendió a la mujer.

 

— ¿Crees que no lo había notado? Aunque jamás pensé que ese muchacho se aprovechara de ti siempre pensé que él era indiferente a tus sentimientos por ello no me preocupe. Jamás pensé que estuviese tan equivocada — la mujer llego hasta la puerta — Esto es solo un juego de niños que debemos terminar desde ahora, si en un futuro cuando seas capaz de valerte por ti mismo eres capaz de repetir esas palabras puede que lo acepte siempre y cuando él te corresponda de la misma forma.

 

 

Miro por última vez a su hijo para luego desaparecer por la puerta dejando al joven con un gran dolor en el pecho, llevo la mano hasta el apretando sus ropas como si solo esa acción permitiera que el dolor aminorara,  pero no fue así ya que las lágrimas que intento contener lo traicionaron comenzando a llorar sin control.

 

Debido a los cambios que debían realizar el chico no fue a clases durante toda la semana, la mujer también había hecho lo suyo en el trabajo propio solicitando la renuncia y así poder cuidar a que su hijo no hiciera nada extraño, lo cual para su sorpresa solo pasaba en su habitación sin hacer nada.

Como eran buenas amigas con la madre de Aomine no fue capaz de contarle toda la situación la única excusa que le dio fue que debían marcharse por cosas de trabajo.

El día de la despedida fue bastante normal los chicos se dieron solo un apretón de manos frente a la atenta mirada de la única persona que sabía la verdad detrás de todo.

 

 

 

~*~

 

 

Tres años después…

 

Al fin era el día después de tanto tiempo, miraba sus ropas por última vez comprobando que todo estuviese en su lugar deseaba lucir perfecto, veía la hora en su celular para después revisar una vez más sus  vestimentas en el reflejo del vidrio de la tienda que se encontraba a su lado.

 

 

— ¿Qué estás haciendo? —Una voz pregunto a su espalda lo cual hizo que volteara inmediatamente viendo a aquel pelirrojo que le había quitado en más de una oportunidad los sueños, sus facciones claramente habían cambiado, se veía mucho más maduro, pero aun así conservaba ese aire inocente que le gustaba.

 

—Taiga — Dijo sorprendido alejándose del vidrio.

 

—Vaya pensé que yo sería más grande pero me equivoque — Hablo molesto.

 

—Pues te diré una cosa. Nadie le gana a Aomine Daiki — Sonrió victorioso sabía que esa era una de las cosas que más odiaba el pelirrojo.

 

—Si vas a alardear mejor será mejor que regrese.

 

—Ya está bien no seguiré molestándote, pero no te vayas — Lo tomo del brazo — ¿Tres años sin vernos y quieres regresar?

 

—Pero igual seguíamos en contacto es como si no nos hubiésemos separado — Dijo Kagami mirando el cielo.

 

—Eso no es cierto, existen cosas que a través de un mensaje no se pueden decir —El peliazul comenzó a caminar seguido por su amigo.

 

— ¿Cómo cuáles?

 

— ¿Sabes lo que es el momento adecuado? — Volteo mirando a su amigo quien se encontraba unos pasos atrás.

 

— ¿Estas intentando decir que no me lo dirás hasta que sea el momento? —Dio dos pasos largos hasta llegar junto al moreno.

 

—Efectivamente ¿Por cierto que te parece ir a comer algo? Yo invito — Ofreció feliz.

 

—Me parece perfecto, por cierto me gustan las hamburguesas de Magi Burger.

 

—Lo sé, vamos a romper un record como en los viejos tiempos — Salió corriendo rumbo al local — ¡El que llegue último paga!

 

— ¡Eres un tramposo dijiste que me invitarías! — El chico comenzó a correr tras el moreno.

 

 

Desde aquel día que los habían separado mantuvieron el contacto solo a través de mensajes, por alguna razón era como si los dos se hubiesen puesto de acuerdo para nunca más volver a hablar acerca de sentimientos, como si todo lo que hicieron se hubiese tratado tan solo de un juego de niños curiosos. La tarde fue realmente divertida para ambos recordando viejos tiempos, Aomine le conto que Kise y Kuroko ahora eran pareja finalmente los esfuerzos del rubio llegaron al peliceleste.

Eran alrededor de las siete de la noche cuando decidieron volver a casa, para el pelirrojo el viaje era largo. Caminaban por el parque en el cual se habían conocido cuando Aomine se detuvo.

 

 

— ¿Qué sucede? — Pregunto Kagami mirando a su alrededor viendo que nadie se encontraba en el lugar.

 

—Creo que es el momento.

 

— ¿Para qué? —No sabía porque pero por alguna razón su corazón comenzó a palpitar.

 

—Por favor perdóname — Fueron las palabras que salieron de la boca de Aomine — Aquel día cuando tu madre nos descubrió no fui capaz de decir nada.

 

—Eso es parte del pasado no tienes porque…

 

—Por favor Taiga escúchame — Suplico acercándose y tomando la mano del pelirrojo — Quizás las cosas no comenzaron de la mejor manera, desde pequeño siempre pensé que estaríamos juntos, cuando mi estupidez nos llevó a hacer aquellas cosas pensé que solo sería un tiempo pero cada vez que estaba a tu lado las ganas de poseerte me comían por dentro, al principio siempre pensé que era curiosidad y deseo, pero cuando me fui de tu casa tras aquella pregunta de tu madre me di cuenta de algo importante… Taiga te amo.

 

—¿Qué estas… — Aomine llevo un dedo a los labios de Kagami silenciándolo.

 

—Cuando me entere que te marcharías me prometí a mí mismo que el día que nos volviéramos a reencontrar y si aún estos sentimientos se mantenían intactos te los haría saber — Levanto la mano del pelirrojo llevándola a sus labios — Si te da asco eres libre de hacer lo que estimes conveniente.

 

—Eres un Ahomine —Kagami se abalanzo sobre el peliazul envolviéndolo en un abrazo asfixiante — También te amo idiota.

 

 

Kagami se separó un poco pero solo para juntar sus labios había extrañado tanto ese sabor, sus lenguas se debatían por tomar el control, pero definitivamente Aomine era el mejor aún.

 

 

—Taiga desde hoy eres mi novio — Comento el moreno besando la mejilla del joven.

 

—No querrás decir “Taiga, ¿Quieres ser mi novio?”

 

—No, porque es un hecho que lo serás — Volvió a besar los labios rosados de su gatito — Ahora el problema será tu madre.

 

—No te preocupes por ella ya sabe que perdió, me dijo que si mantenía mis sentimientos lo pensaría, pero siempre y cuando tú me correspondieras. Además como te conté conseguí una beca y me vendré a los dormitorios de la universidad este año así que no tiene opción— Aclaro el chico feliz.

 

—Ya veo.

 

— ¿Por cierto habrá algún problema si me quedo en tu casa? Quiero ver a tu mamá.

 

—Creo que será la más feliz, por cierto ella sabe que estoy enamorado de un gatito travieso así que si hace preguntas extrañas no me culpes de nada — Unió sus manos para caminar de regreso hasta ese cálido hogar.

 

— ¿¡Como que lo sabe!? —Pregunto alarmado.

 

—Cosa de madres dijo que lo veía venir, pero no me dijo nada — Fue su respuesta — No te preocupes por pequeñeces.

 

 

Esa noche los tres hicieron una pequeña fiesta celebrando que ambos jóvenes se habían vuelto universitarios y además de esa nueva relación que comenzaba a florecer.

Después de un merecido baño Kagami fue hasta la habitación de Aomine, pero se sorprendió cuando no encontró el futon en el que solía dormir cuando era pequeño.

 

 

—Dormiremos en mi cama — Hablo Aomine leyendo el pensamiento de su novio.

 

—Pero…

 

— ¿Cuál es el problema? — Aomine estaba buscando alguna película para que Taiga se entretuviera mientras él iba a tomar su baño —Aquí está el control ve eso mientras vuelvo en un momento.

 

 

Después de haber tomado su baño y al volver a su habitación Aomine vio a su novio sentado en su cama bastante emocionado con la película, llegando a su lado le dio la señal que se levantara así que de mala gana lo hizo poniendo pause al filme. El peliazul se sentó apoyándose en el respaldo dándole la indicación a Kagami de que se acomodara entre sus piernas lo cual hizo algo avergonzado.

En un comienzo todo iba de maravilla hasta que el peliazul no aguanto más y comenzó a besar el cuello de su novio.

 

 

—No detente—Susurro el chico.

 

— ¿Por qué debería hacerlo? Estuve esperando tres años es imposible soportarlo por más tiempo — Aomine mordió el lóbulo provocando un gemido.

 

— ¡Tu madre!

 

—Ella lo sabe no te preocupes por pequeñeces — Coló las manos dentro de la camiseta de su novio hasta llegar a sus tetillas.

 

— ¡Ah!

 

—Conozco todos tus puntos débiles solo déjate llevar.

 

 

Y así fue cada lugar que tocaba provocaba oleadas de placer en el pelirrojo, el premio mayor se lo llevo obviamente cuando una mano se abrió camino a través de sus pantalones tocando su intimidad, comenzando acariciar sus testículos de forma placentera, después fue el turno de su gran miembro hasta llegar a la punta acariciándola con su dedo, no fue mucho el tiempo el que se entretuvo masturbando hasta que sintió el líquido en su mano.

 

 

— ¿No crees que la ropa nos estorba? — Susurro en el oído de un jadeante pelirrojo.

 

 

Sin esperar respuesta se levantó de su lugar, era hora de continuar con movimientos agiles se deshizo de toda la ropa dejando a la vista esos dos cuerpos bien formados, cada uno se deleitaba con la vista. Pero era el turno de continuar no se quedarían detenidos.

Aomine acomodo a su novio en una posición bastante vergonzosa para el gusto Taiga, se encontraba en cuatro dejando a la vista su trasero para que el moreno hiciera todo lo que quisiera.

 

 

—Deja de mirar pervertido y haz tu movimiento — Hablo Kagami molesto por los minutos que había pasado en esa posición.

 

 

Para sorpresa de Kagami su novio comenzó a preparar el orificio que iba a profanar con su lengua, dando pequeñas envestidas con ella, las piernas de Taiga perdieron un poco de fuerza con aquella acción, pero Aomine no se detuvo cuando vio que la saliva estaba haciendo lo suyo fue el turno de sus dedos, ingreso dos los cuales en un comienzo fue una verdadera molestia, comenzó a dilatarlo moviendo con suaves movimientos de penetración y luego abriéndolos como si de tijeras se tratase, cuando el tercer dedo se movió dentro de aquella cavidad sin problemas decidió proseguir, ya que sabía que su miembro no podría aguantar por más tiempo.

 

Hace tanto tiempo que no había sentido esa calidez que le pareció que se encontraba en el mismísimo cielo, las embestidas fueron lentas en un principio para que los dos pudiesen acostumbrarse.

 

 

— ¡Ah! Más… rápido…

 

—Me parece que este gatito travieso quiere su leche — Sonrió  con suficiencia mientras daba una estocada más profunda.

 

—No… ¡Ah!

 

 

Pocos segundos después ambos chicos se vinieron casi al instante, los dos cuerpos cayeron sobre la cama agotados, mientras Aomine aun en el interior de Kagami se encargaba de besar y morder la espalda de su gatito.

Le hubiese encantado seguir pero se dio cuenta que el cansancio en el cuerpo de Kagami comenzaba a hacerse presente, el viaje tuvo que haber sido agotador por lo cual saliendo de su interior fue por algo para limpiarlo, ya tendría otro día para otra ronda de sexo y esta vez no se libraría tan fácil. Después de limpiarlo ambos se acomodaron en la cama para al fin poder descansar de toda la presión del día.

 

Abría sus ojos lentamente cuando sintió que una mano se posaba en su mejilla acariciándola, realmente se sentía bastante bien en ese lugar.

 

 

—Eres un dormilón — Se burló el moreno.

 

— ¿Por qué no me has despertado? — Frunció el ceño.

 

—Es que hace mucho que no tenía una vista tan linda durante la mañana. Por cierto buenos días — Beso la mejilla y después los labios del joven.

 

—Sera mejor que nos levantemos — Intento incorporarse pero un dolor en sus caderas se hizo presente.

 

—Espérame un momento.

 

 

Se levantó poniéndose solo la parte de debajo de su pijama para después salir, Kagami espero por unos veinte minutos cuando ya se estaba cansando vio aparecer al moreno con una bandeja.

 

 

—Es de parte de mamá, me dice que si no puedes levantarte no hay problema que te quedes en cama y después ella te llevara en auto a casa — Comento poniendo todo en la mesa de noche.

 

— ¿Nos ha escuchado? — Estaba realmente avergonzado.

 

—Bueno no es muy difícil de imaginar incluso si no lo hizo — Aclaro pasándole su taza.

 

—Me quiero morir — Tapo su rostro con las manos.

 

—Por cierto dice que puedes quedarte aquí en vez de los dormitorios, que se los dejes a quien más lo necesita desde aquí a ambos nos queda cerca la universidad.

 

— ¿Daiki sabes de lo que estás hablando? — Dijo quitando las manos y mirando asombrado a su pareja.

 

—Si lo sabemos, desde ayer eres mío y esta vez no volverá a perderte eso tenlo por seguro — Se sentó a su lado besando sus labios — Fue mi promesa… Te amo Taiga.

 

—Y yo a ti, creo que deberé agradecer la buena suegra que tengo — Sonrió contento.

 

—Y al buen novio — Le cerró un ojo.

 

—Eres tan humilde — Se burló Taiga con su hermosa sonrisa la cual Daiki no pudo resistir se acercó a su amado besando sus labios.

 

 

Quizás fue duro en un principio pero ahora ambos veían el mundo con otros ojos y aprovecharían completamente esta oportunidad. Debían agradecer que esos sentimientos de amor y cariño se hubiesen mantenido durante todos esos años.

Probablemente el futuro depararía cosas difíciles pero ahora estarían juntos para darse apoyo y afrontarlas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

A todas las personitas que leyeron muchisimas gracias y enserio espero que les haya gustado :3

 

Un gran saludo y nos leemos en otra oportunidad.

 

 


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