Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡¡¡Un alienigena en Londres, salvese quien pueda!!! por I am Panda Kawaii

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Panda Kawaii...presente...

Holi :3

Hermosos y hermosas, ¿cómo están <333?

Lamento mucho la tardanza uwu e estado terriblemente ocupada y apenas me daba tiempo de escribir algo decente...pero ya estoy aquí!!!! ÒwÓ

Aclaro que el nombre Peekay se pronuncia Piqué, para que no haya ninguna confusión :D

Un saludo a angelz y a anónimo por sus lindos reviews...Besos y abrazos para ustedes corazones míos!!!!

Y ahora si...comencemos!!

"La peor decisión es la indecisión"

 


Naruto regresó a la sala con un vaso de agua. -Ten.- se lo entregó a Peekay, quién lo tomó con gusto.

-¿listo?- el castaño asintió a tiempo que le daba un gran sorbo a su agua. -bueno, comencemos.- El blondo tomó asiento detrás de Peekay, quién estaba demasiado tranquilo. Naruto acarició el largo cabello color caramelo lleno de orzuela y resequedad. Era la primera vez que le iba a cortar el pelo a alguien, pero si necesitaba presentar al chico ante su jefe al menos deberían de hacer algo con el cabello (el cual estaba horrible), además ahorita el rubio estaba escaso de dinero.

-te lo recortare al ras de los hombros, ya cuando reciba mi sueldo te llevaré a una peluquería y también pasaremos por algunas tiendas de ropa.- habló el rubio antes de comenzar su trabajo de estilista.

Estuvo cerca de dos horas intentando hacer un corte decente, navajaeando por aquí y otro tanto por allá; largos mechones de cabello semi rizado tapizaban el suelo en donde ambos chicos estaban.

-¿en tu planeta todos llevan el cabello así de largo?- preguntó Naruto sin dejar de recortar el cabello del chico.

-no.- contestó Peekay. -estuve tres años vagando por el mundo, en todo ese tiempo ninguna navaja a tocado mi pelo...hasta ahora.-

-oh...tuviste que pasar cosas terribles.-

Peekay se encogió de hombros. -logré acoplarme a tiempo.-

Estuvieron en silencio durante un buen rato hasta que finalmente el rubio depositó la navaja en la mesa. -listo.- susurró mientras masajeaba sus nudillos. -volteate, quiero verte.-

El castaño se giró sorprendido de sentir su cabeza mucho más ligera, las puntas de su cabello le acariciaban los hombros que se asomaban por el hueco de su playera holgada, haciéndole leves cosquillas. El ojiverde miró a Naruto con las cejas levantadas y los ojos muy abiertos, esperando la opinión de este.

"Te quedó horrible" habló el Kyuubi.

-estas...bien.- Naruto se llevó la mano a la barbilla, en donde sintió una pequeña barba de tres días (N/A: de esas que casi no se ven, tampoco se imaginen a un Santa Claus XD), observando al chico en todos los ángulos posibles. -quedó un poquito disparejo de aquí...-

"¿Un poquito?"

-Pero puedes disimularlo atandote el pelo en una coleta.- el rubio sonrió forzadamente, había echo una barbaridad, pero bueno...

Peekay se levantó de su asiento, sacudiendo todo rastro de cabello de su ropa y fue a verse en el espejo del baño, se veía raro, no estaba mal pero ya se había acostumbrado a su figura desaliñada.

-¿t-te gustó?- preguntó el rubio con algo de vergüenza.

Peekay asintió. Naruto resopló ya más tranquilo. Mientras el castaño seguía observandose en el espejo Naruto corrió a su habitación al escuchar el tono de llamada en su celular.

-Aló.-

-Naruto.- la voz de su jefe resonó en la otra línea. -uno de los reporteros de la tarde esta hospitalizado, ven a sustituirlo.-

-claro, en un segundo estaré ahí.- el blondo colgó la llamada y se lanzó al armario en busca de algo decente (y limpio) para el trabajo.

-¿Naruto?- Peekay asomó su cabeza a la habitación, encontrándola aún más desordenada que la sala.

-iré a sustituir a un compañero del trabajo, regreso en la noche.- Naruto corrió hacia la puerta y antes de salir dijo. -¿quieres que te compre algo?-

-chicles.- fue la corta respuesta del castaño.

Naruto asintió sin mucho entusiasmo y salió de su casa con dirección al set.

Peekay se quedó sólo en el departamento, comenzando a dar vueltas sin saber que hacer. -creo que cocinaré algo...o tal vez vea un poco de T.V.-

 

***

 

Por todos los jutsus...hubiera deseado no haber ido al set nunca jamás, prefería mil veces quebrarse una pierna que hacer esta ridiculez tan...ridícula.

-empezaremos en tres...dos...uno...-

-¿quién dice que los perros no se suicidan?- "...matenme por piedad..." Era lo que pasaba por la mente del rubio.

Todos sus compañeros de trabajo miraban el reportaje con cara de fatiga total, haciendo que el rubio se sintiera estúpido al cargar un perrito blanco y peludo en sus brazos junto a dos personas completamente desconocidas (las cuales le daban un muy mal royo).

-él es Poppie, quién a tratado de suicidarse dos veces, en una tomó una dosis mortal de pastillas para dormir, y en otra, dejó la llave del gas abierto; hoy en día el doctor Patrick nos explicará esta extraña conducta esquizofrénica en...- Naruto detuvo en seco sus palabras, provocando que todos los presentes se mirarán unos a otros con extrañeza.

-Naruto, ¿estas bien?- su compañero de turno habló desde la bocina.

-¡¿Qué mierda es esta Robert?!- gritó el blondo con histeria.

-...el reportaje...- contestó su compañero como sí eso fuera la cosa más normal del mundo.

Naruto camino fuera del set con el perro aún en brazos, ignorando olímpicamente los ruegos de sus compañeros para que regresara a su lugar, tenía que hablar seriamente con su jefe aunque le costara la vida.

Jason era un hombre algo particular, tenía un semblante serio y fácilmente podías hacerlo enojar, pero aún con todo eso él y Naruto habían logrado entablar una muy buena amistad, por esa razón el rubio no temió al entrar al otro set en donde su jefe trabajaba, echo un torbellino de furia.

-¡¡¡JASON!!!- gritó el rubio a todo pulmón.

"¡¡¡Cálmate idiota, te pueden despedir!!!" Le regaño Kurama.

-¡Jason!- Naruto se acercó a su jefe con la furia en los ojos, ignorando las advertencias del nueve colas. -¿Esquizofrenia perruna? ¿Hiperactividad? ¿Depresión? Dime, ¡¿este perro parece tener esas características?!- el rubio casi casi le restregó el perro en la cara a su jefe, quién mantenía su perfil impasible. -¿porqué Jason, porque engañamos a la gente de esta forma? ¿Dónde quedaron los buenos tiempos del noticiero? ¡¿Dime en donde quedaron?!-

-¡¡¡Cálmate!!!- Jason explotó al fin.

Naruto quitó el perrito de la cara de su jefe y lo pegó a su pecho, haciendo un pequeño puchero de forma infantil. Jason suspiró y acarició el puente de su enorme nariz, ¡por dios! Hace ya mucho tiempo que no le gritaba a alguien, ¡pero este estúpido blondo era imposible!

Volvió a suspirar antes de cruzar los brazos, observando a Naruto con seriedad. -¿entonces, que propones?-

Al rubio se le iluminaron los ojos, su plan de "hostigar hasta la muerte" había funcionado.

-hay un chico en mi departamento.- Jason abrió los ojos con asombro. -¡n-no es lo que tu piensas! a-a mi no me van los hombres...al menos déjame terminar la oración...- otro puchero. -¿Recuerdas la plática de hoy? ¿Cuando te conté del chico que buscaba a dios? Pues es él, y me gustaría que lo conocieras.-

Jason lo miró a los ojos antes de darse la vuelta, dándole así la espalda a Naruto.

-¡o-oye!- Naruto trato de acercarse a su jefe, pero este se lo impidió con un simple "no." -¿p-porque?-

-por dos simples palabras Naruto Uzumaki, nada de reigion.- fue la respuesta de Jason.

-esas fueron tres palabras...-

-¡como sea!- su jefe volvió a gritar.

-por favor Jason, te lo pido no como empleado, sino como el amigo que soy, sólo te pido que hables con él, te prometo que no te tomara más de cinco minutos.- Naruto logró rebasar al hombre y plantarse frente a él. -por favor.-

Jason frunció el ceño. Pero que molesto resultaba el rubio, aún no entendía como rayos se habían vuelto amigos. -cinco minutos ¿ok? Lo atenderé la próxima semana, ahora largate a hacer tu trabajo.- fue la respuesta aprobatoria de su jefe antes de que este retomara su camino hacia la comodidad de su oficina con la clara intención de encerrarse ahí y no salir en lo que resta de la tarde.

Naruto retuvo un chillido de excitación ¡al fin! Aceptaron su propuesta. Abrazó al perro con melosidad, dejando que el can le lamiera la mejilla cariñoso. -vamos Poppie, tenemos un reportaje que hacer.-

El pequeño perrito ladró a tiempo que movía la cola, demostrando así su alegría.

 


Su turno había terminado al fin, recibiendo una paga extra por su excelente trabajo, como el perro no tenía dueño Naruto se ofreció a llevarlo a su departamento ya que el can no dejó de seguirlo por todo el set, además, Peekay viviría con él de ahora en adelante, el perro le haría una buena compañía al castaño cuando salga al trabajo.

El chico caminaba feliz con el perro siguiéndole, sintiéndose Kiba por un instante (:v), de camino a su casa se detuvo a comprar chicles y alimento para el perrito, quién no había dejado de mover la cola, feliz por la cercanía de Naruto.

Llegó al edificio en donde vivía, subió las escaleras de caracol con el entusiasmo floreciendo en su mirada, inclusive se detuvo para ayudar a la ancianita sorda que vivía a un lado de su departamento con las bolsas del supermercado que la pobrecita cargaba sola, recibiendo una bolsa de manzanas como recompensa.

Llegó a su departamento, le quitó el seguro a su puerta y entró. -¡¡¡Peekay ya estoy a...!!!- sus palabras se vieron interrumpidas por un delicioso olor proveniente de la cocina. -qui...- guiado por el aroma, el rubio cruzó la pequeña sala, encontrándola reluciente y libre de envases de sopas instantáneas. ¡Wow!¿ Todo eso lo hizo él? -...sorprendente...- susurró.

Asomó su cabeza en la puerta de la cocina, encontrándolo de espaldas a él, muy concentrado en lo que estaba haciendo.

-Peekay...- susurró para no asustarlo por su aparición tan repentina.

El chico se volvió hacia donde el estaba, llevaba un mandil de cocina amarrado en su cintura, el pelo atado en una coleta y la cara manchada de especias, saludo con la espátula para después continuar con su labor. Naruto entró ya más confiado, se acercó al castaño para ver mejor lo que estaba haciendo, parecía estar hirviendo fideos en la olla y en una sartén aparte una especie de crema era cuidadosamente preparada.

-estaba aburrido, así que arregle tus cosas y después me puse a cocinar.- dijo Peekay sin despegar los ojos de la crema.

-¿cómo aprendiste a cocinar?- preguntó el rubio con asombro.

-trabajé como lavaplatos en un restaurante, aprendí a cocinar después de que el chef principal me tomara de las manos.- contestó él.

Naruto estuvo a punto de preguntar, pero se detuvo, es cierto, el chico le había explicado que sus manos eran una especie de memoria USB, y si llegaba a tener contacto con las manos de alguien más, los conocimientos y recuerdos de esa persona se transferían a él.

-oye.- el blondo cambió la conversación. -me han dado un pago extra, ¿qué te parece ir a una peluquería a que te corten el cabello?-

Peekay lo miró por el rabillo del ojo, sonriendo levemente.

-además, traje chicles y un compañero que se que te agradará.- concluyó, viendo con asombro como esos hermosos ojos verdes comenzaban a teñirse de dorado y rojizo. -P-Peekay...tus ojos...-

El chico parpadeó un par de veces antes de bajar de nuevo la mirada hacia el sartén. -cambian de color dependiendo de mi estado de ánimo.- explicó Peekay.

-ahora son dorados y rojos...- susurró Naruto, tratando de enfocar mejor la visión hacia ellos.

-dorados cuando tengo curiosidad, rojos al ver algo que me gusta, y el chicle me gusta.- respondió el chico.

Naruto asintió dándole a entender así que la había escuchado, descubrir cosas nuevas de el castaño era simplemente fascinante. ¿Alguien normal podría cambiar el color de sus ojos tal y como él lo hace? Por supuesto que no. El blondo sonrió, sus dudas hacia él comenzaban a menguar poco a poco.


***


Ambos chicos habían terminado de comer lo que Peekay había cocinado, Naruto estaba más feliz que de costumbre, le habían pagado extra y hacia mucho que no comía algo decente; caminaban juntos por la avenida principal, con destino a la peluquería más cercana, el menor no podía mantener su cabeza quieta, la movía de un lado a otro con los ojos completamente abiertos, absorto a su alrededor, provocándole una leve risita al blondo.

-parece que te diviertes.- Peekay se giró hacia el rubio y asintió con la cabeza repetidas veces, el blondo volvió a reír. -¿no quieres algo de ropa?- preguntó Naruto, se había olvidado por completo que el chico necesitaba unas mudas de ropa limpia...y no tan llamativa.

-no...con el corte de pelo está bien.- fue la respuesta del chico. -puedo conseguir ropa en los "carros danzantes"-

-¿carros danzantes?- el blondo se giró hacia el castaño. -¿que es eso?-

-te los mostraré luego.- con esa respuesta Peekay dio fin a la charla.

Siguieron caminando entre la gente, la calle no estaba muy transitada a causa de la hora, pero en estos lugares los puestos solían cerrar hasta bien entrada la noche.

-la estilista es una amiga mía, te llevaré con ella porque se que me hará un descuento.- Naruto sonrió y Peekay lo miró con curiosidad ¿que era un descuento?

Quiso preguntar, pero un hombre anciano lo interceptó con algo de brusquedad. -¡jovencito!- suplicó el hombre, entrelazando sus manos con las de él. -¡jovencito! M-Mi hija está hospitalizada en un centro médico que está cerca de aquí, p-pero no tengo el presupuesto suficiente para su tratamiento...¿u-usted podría prestarme 70 dólares? Se lo suplicó, ¡piedad!-

Naruto vio la escena con la ceja levantada, ese hombre estaba mintiendo, no había ningún centro médico en los alrededores, pero entonces vio con incredulidad como Peekay metía las manos en su bolsillo y sacaba un manojo de billetes.

-Claro, tome.- el chico le entregó el fajo de billetes sin siquiera contar cuánto era.

El hombre los tomó con un brillo en los ojos. -¡gracias! Muchísimas gracias, s-se los pagaré, lo prometo.- el hombre se dio la vuelta, dispuesto a irse de ahí, pero el chico lo detuvo rápidamente.

-espere.- Peekay volvió a meter la mano en su bolsillo, sacando una moneda y entregándosela al anciano. -tenga, para la propina.-

El hombre tomó la moneda con asombro, con cariño acarició la cabeza castaña de Peekay y sin decir una palabra más se dio la vuelta y camino lento hasta perderse entre la gente.

-¡¡¡ERES UN MENTIROSO!!!- el grito que dio Naruto le descolocó por completo, el chico dio un paso hacia atrás, sorprendido por la reacción tan repentina del blondo. -¡una vil farsa! Y yo de idiota voy y caigo en una mentira tan estúpida, ¿un alienigena? ¡¿Pero que chorrada es esa?!

-¿N-Naruto...estas bien...?- preguntó el castaño con los ojos completamente abiertos.

-¡¿qué si estoy bien?!- el rubio lo tomó del brazo y lo zarandeo un poco. -¡tu eres el que no está bien! Me mentiste, dijiste que podías leer la mente de la gente, ese hombre te engañó, no hay ningún centro médico por aquí cerca. ¡Te robó! Y tu diste ese dinero que bien nos podría haber servido para comer.- el blondo cayó de golpe al ver los ojos del chico teñirse de un naranja brillante.

-¡¡¡Ya se que no hay ningún centro médico por aquí cerca!!!- grito Peekay, frunciendo el ceño con molestia. De un jalón el chico logró soltar su brazo del agarre de un muy sorprendido Naruto. -ese hombre...no tiene una hija. Él y su esposa nunca pudieron tener bebés, hoy celebran el cumpleaños número 87 de la mujer en el restaurante de un hotel cinco estrellas, ese hombre...George, trabajó dos años y medio para pagar la comida de su esposa Lily, pero de la nada a ella se le antojó un helado, eso cuesta un tanto más y no tenía el dinero suficiente para pagar el postre, pero en vez de decirle a su esposa que no el hombre fingió salir a atender una llamada cuando en realidad salió a pedir el dinero para el helado de su esposa...- Peekay miró a Naruto a los ojos, ambos se miraron en silencio, con el ambiente algo cortante, poco a poco el color naranja de sus ojos bajo, dando lugar a un azul oscuro. -ve a verlo por ti mismo si no me crees.- el castaño se dio la vuelta. -dudo mucho que lo hagas, pero por su acaso, el hotel está a dos cuadras de aquí.- y con eso el chico comenzó a caminar, dándole la espalda al blondo.

-...- Naruto estaba algo consternado, Peekay le había gritado, y no sólo eso, sino que también tuvo el descaro de lanzarle una última mentira. Naruto siguió de pie unos segundos más, con la mirada puesta en el camino invisible que el más chico había dejado, ¿todo acababa aquí entre ellos dos? Ni que hubiera sido la gran cosa, aunque se había echo falsas esperanzas, creía que por fin había encontrado la manera de volver junto a Hinata. "Que tonto fui..."

"Demasiado..." La voz del Kyuubi retumbó en su cabeza. "Oye mocoso, ¿por cuánto tiempo más vas a estar aquí parado como el idiota que eres? Ve tras el viejo ese."

"¿C-como?"

"¡Que vayas tras el señor que le pidió dinero al marciano ese! Sólo así te sacarás de dudas."

"Tienes razón. ¡Vamos!"

Naruto se dio la vuelta y comenzó a correr en la dirección que el anciano había tomado. Tenía que ver con sus propios ojos si lo que Peekay le había dicho era verdad. "¿En dónde dijo él que estaba el hotel." Preguntó el blondo al zorro que vivía en su interior.

"A dos cuadras...¡mira!" Naruto se detuvo frente un enorme y lujoso edificio iluminado con luces doradas. "Un hotel a dos cuadras de donde estábamos, y ve quién está a punto de entrar." El rubio enfocó la vista hacia la puerta de cristal, viendo al mismo anciano que había pedido dinero entrar al edificio; Naruto corrió hacia donde el estaba, entrando al hotel y siguiéndolo a una distancia prudente.

Con incredulidad vio como entraban al restaurante del hotel, el hombre se acercó a una mesa en donde una mujer anciana degustaba con todo el entusiasmo del mundo un tazón de helado.

-¿esta todo bien Lily?- preguntó el hombre mientras tomaba asiento junto a ella, la mujer asintió con la felicidad en sus ojos.

Todo lo que estaba alrededor del rubio comenzó a ir más lento en el momento en que el hombre sacaba el manojo de billetes y pagaba el postre de su esposa, entregando la moneda como propina.

"...al parecer el marciano tenía razón con eso de leer la mente..." Habló el rubio, pero no obtuvo respuesta alguna. "¿Mocoso...estas ahí?"

-...Peekay...- fue lo único que salió de los labios del blondo antes de darse la vuelta y corre con todas sus fuerzas, importándole poco si tropezaba con la gente.

Salió del hotel y siguió toda la avenida, girando la cabeza en todas las direcciones posibles, tratando de localizar al chico, sin éxito alguno.

Recorrió todo el centro de la ciudad, llegando a perderse un par de veces, se sentía dolido, frustrado y preocupado, todo ese tiempo el castaño le había dicho la verdad pero él no le creyó, e incluso le maltrato después de ver como le entregaba ese manojo de billetes al anciano del helado.

-Peekay...- en un momento dado el chico detuvo su carrera, todo a su alrededor daba vueltas y más vueltas, la gente pasaba de un lado a otro y el sonido se hacia cada vez más insoportable; cerró los ojos y apretó los puños, llenó sus pulmones de aire y, finalmente, explotó en un grito desgarrador. -¡¡¡DONDE ESTAS!!!-

 

 

*Madrid España - Ese preciso instante-

 

 

La suave brisa de la tarde meneaba con gracia sus largos cabellos negruzcos mientras veía con añoro las estrellas que adornaban el infinito cielo nocturno.

-Hinata, entra que te resfriaras.-

La chica se giró hacia un joven apuesto de cabellos negros profundos e increíbles ojos verdes que la veían desde la puerta del balcón. La chica se crispó al sentir la atenta mirada del azabache sobre ella e inevitablemente comenzó a temblar.

-s-si...ya voy Andreas...- susurró la chica como respuesta, el azabache asintió y volvió a entrar a la casa.

"Naruto-kun...después de aquel trágico día yo e luchado por encontrarte de nuevo...y estas estrellas son testigos de mi palabra. Qué valioso es poder recordar tantas cosas vividas, aunque ya no estemos juntos y cada uno este viviendo un presente diferente, cada que miro la luna esta trae a mi memoria esos momentos tan lindos que vivimos juntos...a pesar del inconveniente que provocó nuestra separación, lo que viví contigo fue un amor y una admiración pura y eso definitivamente no se puede olvidar...pero entonces..." Hinata giró levemente la cabeza, encontrándose con la espalda del pelinegro limpiando la mesa del comedor. "...llegó él...cada día que pasa le conozco más y es inevitable que cada vez que lo veo, mi corazón lata con mucha más fuerza...Naruto-kun...¿cómo decirte cuando te vea que yo...me enamoré de alguien más...?"

 

 

Continuará...

 

 

 

 

Notas finales:


Peekay se perdió y Hinata se enamoró de alguien más muajaja :v (ay pero ke mala soy)

Antes que nada quiero decirles que en el próximo capítulo explicaré el porqué Hinata transformo su amor por Naruto hacia alguien más...tengo preparado una serie de hechos que la harán ver a Andreas (mi oc) con otros ojos...ya lo verán!!!

Y bueno...me voy pero volveré corazones míos :3

•~Acción poética del día: A veces pienso que estoy enamorad@ de ti...pero no, son gases :v~•

Remember...I am Panda Kawaii...Bye!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).