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Máscara de encantos por deep desire

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Notas del capitulo:

Heeey! realmente la mento haber tardado tanto en actualizar, pero espero que les guste :c a aquellas personitas que todavía siguen este fic, sepan que no me he olvidado, es solo que he estado un poco llena de cosas últimamente y con suerte tengo tiempo :c muchas gracias por apoyar la historia! y nos leemos pronto <3 l@s quiero mucho!

Capítulo 10


 


Aomine Daiki


 


 


– ¿Sabías de los planes de Ryota Kise? ¿Fuiste su cómplice? ¿Lo ayudaste? ¿Planearon todo juntos? ¿Prometió ayudarte?


– Ya dije que no –mascullo harto.


Estoy jodidamente molesto por todo este interrogatorio sin fin. Fulmino con la mirada al sujeto frente a mí y éste retrocede un paso asustado, traga saliva y mira al otro guardia que está apostado en la puerta.


– Quiero ir a mi celda de una vez, déjense de fastidiar –me levanto encaminándome a la puerta. El guardia trata de detenerme pero luego me deja pasar. Me escoltan por los pasillos llevándome devuelta a la celda.


Estuve horas en esa maldita habitación diciéndoles siempre lo mismo. “Yo no sé nada”, pero los muy malditos me tuvieron ahí sin dejarme ir, creyendo que cambiaría mi historia, como si hubiera estado involucrado en toda esa mierda que hizo el rubio.


No sé cómo, de entre todos los imbéciles dentro de prisión, precisamente tuvieron que meterme a ese rubio en la jaula. Estoy a punto de irme e ingresan a un sujeto conmigo, luego de años sin compañero… o lo hacen a propósito para tocarme las pelotas o realmente es cosa al azar.


Ya ni sé qué pensar. Ryota… ¿así era su nombre? Nunca se lo pregunté pero según lo que dijo el guardia ése parece ser su nombre… Ryota… ese chico… jamás pensé que detrás de ese rostro bonito y personalidad exasperante se encontrara una mente criminal… pero supongo que mi instinto no me abandonó al suponer que en esa mirada había muchas historias manchadas de sangre.


No sé por qué diablos todos los guardias están tan preocupados por el escape del rubio… ¿quizá era un arma humana? No lo creo… pero algo debió de haber en sus archivos para que estén tan desesperados por descubrir su paradero.


De cualquier forma no es como si me afectara. Ahora que ya no tengo un compañero fastidioso, puedo dormir tranquilo sin tener que pelear por nada ni amargarme la vida discutiendo con niños. No es como si lo extrañara. No lo extraño.


Frunzo el ceño mirando al techo.


– No lo extraño –murmuro con enfado.


Suelto un suspiro y me giro hacia la pared. Mañana seré libre… es todo lo que importa.


***


Recibo los papeles que me entregan y firmo otros más, al salir encuentro una caja con mi nombre. Saco mis pertenencias en silencio y las guardo en mi bolsillo. Sólo un reloj y mi cartera, toda mi vida se reduce a eso. Ni siquiera tengo dinero para el autobús.


Después de un par de minutos de formalidades al fin soy libre. No es por exagerar pero realmente el aire es distinto fuera que dentro de prisión. O tal vez es solo que realmente extrañaba la libertad.


Observo el cielo despejado unos minutos y comienzo a caminar en dirección a la ciudad. Pienso que quizá ya no tengo un lugar a donde ir… mi casa de seguro fue subastada o algo por el estilo. Me quitaron todo, así que realmente no tengo nada. Si trato de conseguir un trabajo será imposible con el historial criminal que tengo. Mi vida está completamente arruinada ahora. De hecho ya no hay nada a lo cual deba temerle. Sólo albergo el odio que se ha ido acumulando en todo este tiempo.


Tenía amigos en la academia de policía, pero estoy seguro de que esos amigos ya no desean verme, si se ven relacionados con un criminal, se pueden ver corruptos. La policía es así, siempre ha sido así… pero era mi sueño. Un sueño que estuvo a punto de realizarse, pero por culpa de una mujer, se fue abajo para nunca más volver a levantarse.


En algún momento de mis divagaciones llego a la ciudad, todo se ve tan tranquilizadoramente igual a cuando desaparecí tras las rejas, que realmente es un consuelo, pero no me detengo mucho tiempo a admirar los alrededores, porque tengo un objetivo en mente.


Apenas encuentro una cabina telefónica me acerco y llamo a un número que no he olvidado a pesar del tiempo.


Después de un par de tonos se escucha su voz del otro lado.


– ¿Diga?


– Satsuki –murmuro lentamente– Todavía estás viva ¿eh?


– D-Daiki… –tartamudea con un tono de voz alterado– ¿Q-Qué…? ¡¿Saliste de prisión?!


– Impresionante ¿no? Lo rápido que pasan los años –digo con una sonrisa divertida. Miro a mi alrededor y frunzo el ceño al ver la cinta amarilla de la policía en algunos lugares.


– Sí… –ríe nerviosamente del otro lado– Oye, debo irme.


– Está bien –respondo relajado– De todos modos te encontraré. Huye todo lo que puedas Satsuki, porque cuando te encuentre… –suelto una risa– De verdad voy a matarte –cuelgo antes de que ella lo haga y me alejo en dirección a los lugares que tienen las cintas amarillas.


Veo varios impactos de bala en las paredes de los edificios… un par de rastros de sangre en el suelo… y mis deducciones sólo tienen una respuesta: Ryota Kise. Es lo único que puede responder a esas interrogantes.


Sonrío de medio lado al imaginarme la escena que debió de haber creado el rubio parlanchín, con lo que le gusta llamar la atención desde luego que debió de haber disfrutado teniéndola ayer…


… Y no sé por qué diablos estoy pensando en él.


¿Acaso estoy loco o algo? Creo que su estupidez era contagiosa porque me la pegó en menos de veinticuatro horas.


– Mierda. Estoy jodido –murmuro pegándome en la frente con una mano.


Suspiro mientras me alejo de ahí. Mantengo mi cabeza ocupada pensando en lo que será de mi vida ahora en adelante… se supone que debo de reinsertarme en la sociedad… ¿Cómo demonios voy a lograr eso si a cualquier lado al que vaya voy a ser catalogado como un criminal? Nadie va a querer contratarme en un trabajo porque de seguro van a pensar que les quiero robar el dinero, o que los voy a matar o quizá qué vayan a pensar.


De momento no tengo ni dónde pasar la noche, eso ya es algo crítico. Mis padres viven en otra ciudad y aquí ya no tengo amigos de los cuales pueda depender, no obstante puedo tratar. Si me contacto con alguno de los chicos de la academia… quizá me puedan ayudar con algún lugar donde hospedarme por el momento… de alguna forma debo encontrar un lugar donde dormir.


Prometo que apenas tenga un lugar para vivir y dinero para planear todo lo que quiero hacer, realmente voy a dedicarme de lleno a organizar mi venganza. Sé que la venganza es malditamente mala, pero nada puede ser más malo que ir a la cárcel y resulta que ya terminé ahí. Así que bienvenido sea.


***


Traté de contactarme con todos aquellos amigos que tuve, pero resultó siendo un fracaso ya que la mayoría ya tenía números telefónicos distintos, así que ese plan realmente no me dio muchas esperanzas. Estuve la mayor parte del día buscando una solución. Revisé en los periódicos algún empleo que pudiera ser de utilidad, pero al momento de aplicar en ellos ni siquiera me dejaron hablar porque al pedir mis documentos de inmediato tenían conocimiento de mi pasado.


No sé cómo es que llegué a este lugar, pero jamás en la vida creí que caería en esto. Prestamistas. Son los peores con los que puedes llegar a cruzarte, y cuando te cruzas con ellos de verdad solo significan problemas, sin embargo en este punto de mi vida, ya nada se puede ver peor.


Me entregan un papel que debo firmar. Lo leo atentamente y finalmente firmo sin reclamar nada. Necesito el dinero para vivir y comenzar de nuevo una vida, de alguna forma lo devolveré luego… si no lo hago mi vida pertenecerá a estas personas. Estaba escrito en las clausulas. Y pensándolo bien, servir a un prestamista no debe ser tan malo… eso creo… realmente no presté atención a esta parte de mi formación en la policía, creo que en esas clases me quedé dormido o estaba demasiado distraído para prestar atención. Ahora me lamento por no haber tomado nota de aquello.


De todos modos todo ya está hecho. Mi alma está vendida por dinero.


– Espero verte pronto –dice el hombre con el diente de oro frente a mí.


– Yo espero no verte nunca –respondo con una sonrisa. Tomo el dinero que me ofrece y me largo de ahí de una vez por todas.


Una vez fuera me dan escalofríos y comienzo a sacudirme la ropa. Ni de coña volveré a ese lugar para estar encerrado en esa casa sirviéndole a ese viejo hijo de puta. Prefiero matar a tener que estar ahí.


De cualquier forma, ahora con el dinero entre mis manos me dirijo en busca de un lugar donde hospedarme. Para el momento en que encuentro algo de mi agrado que genere poco costo, la tarde ya ha caído y estoy completamente agotado, tanto así que apenas firmo el contrato de arrendamiento y me entregan las llaves del lugar, me tiro sobre la cama y caigo dormido de inmediato.


La vida de un criminal inocente es difícil, pero ya verán cómo luce un criminal culpable dentro de poco.

Notas finales:

Próximo capítulo... sin fecha hasta el momento, pero será la próxima semana lo más probable... no olviden comentar! y nos leemos pronto ;) <3


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